“Porque el corazón del caburé con ser tan chiquito está lleno de
brujerías y de ciencia”
Don Segundo Sombra – Ricardo Güiraldes
La atracción del caburé sobre las otras aves que, como hemos
visto es más que nada un fenómeno pasivo, hizo suponer a la gente de campo que
incluso con una sola de sus plumas podría atraer cosas valiosas como la buena
fortuna en el juego, en la guerra, en los negocios . . . o en el amor.
Ambrosetti cuenta que en cuestiones de amor no hay nada más
efectivo que el payé (o amuleto) hecho con una mezcla de plumas y sesos de
caburé con bermellón. Este talismán era muy usado en las provincias de Misiones
y Corrientes, donde un indio Chunupí, le quiso vender uno de estos payé
diciéndole que era bueno para conquistar “chinas”.
Los payé eran elaborados por los chamanes a pedido personal de
los interesados. Se hacían metiendo en una bolsita llamada guayaca, dos plumas
de caburé, una piedrita imán y una pizca de contrayerba, taropé o caápia (Flaveria trinervia). La guayaca se lleva
colgada del cuello, tratando de que quede bajo el brazo izquierdo y sin abrirla
jamás.
No hay acuerdo sobre cuáles son las mejores plumas para el payé,
se dice que son las de abajo del ala izquierda, o bien la séptima remera de
dicha ala o bien las plumas del álula. Si el payé es para asuntos amorosos,
bastará con colocar dos plumones, pero si se hace para obtener dinero,
convendrá poner dos plumas más grandes. De todos modos se aconseja no matar nunca
un caburé para sacarle las plumas sino que las más efectivas son las que se le
desprenden solas.
Yo campié al animalito
Con todo arte y tesón,
Hasta que llegó la ocasión
Que lo encontré dormidito.
Me le acerqué despacito
Y una pluma le arranqué.
Conservar el corazón de un caburé en un frasco con agua bendita
otorga grandes poderes: ver a través de las paredes, las ropas y los naipes
tapados, y escuchar a grandes distancias las voces de la gente. El que escribe
con pluma de caburé obtendrá los favores del o la destinatari@ de la carta.
Quien logre mantener un caburé vivo en su rancho gozara de mucha suerte en su
vida. Esto no parece difícil ya que según Giai: “Se adapta muy bien a la
cautividad, aunque es un tanto apático e indolente y deja de reconocer a sus
dueños, abandonando la casa si se lo pone en libertad.”
Algunas tradiciones atribuyen igual poder a las pestañas del
ave, como se muestra en el chamamé “Caburé Payé” de Porfirio
Zappa y Pedro De Ciervi:
. . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Afirman los entendidos
y mi experiencia se suma,
que si el ave una pluma
con un bendito al revés,
para conseguir amores
tiene fuerza consabida,
las pestañas bendecidas
tienen doble validez.
. . . . . . . . . . . . .
. . . . . .
Según Bertoni el poderoso padjé o payé consiste en “una mosca (mberú) parásita
que habita bajo el plumaje de esta ave, viviendo á su expensa. La famosa mosca
(que la he visto en él y en otras muchas aves), es de aspecto algo así como una
garrapata con alas, larga 8 mm., muy aplastada y de color pardo claro,
sumamente rápida y ágil para ocultarse bajo el plumaje; en fin científicamente
no tiene nada de mosca.”
El hombre que posea esta mosca como payé “puede ser dueño
absoluto de la voluntad de todas las niñas que quiera, y hasta ellas mismas lo buscan
y siguen como los pajarillos hacían con el Kavuré-í.”
Pero conseguir ese talismán resulta sumamente dificultoso: “En primer lugar hay
que cojer al Kauvré-í vivo, el día viernes, no otro día; luego hay que quitarle
la mosca antes que pueda moverse; lo que es bastante difícil, porque además de
moverse, ensangrentaría las manos, pues su ferocidad es extraordinaria (...)
Hecho esto, se da libertad al ex-dueño del padjé, el cual según dicen, se
vuelve estúpido y cobarde después de quitarle la mosca y los pajarillos ya no
le hacen caso.”
La mosca se conserva hasta el Jueves Santo y a la noche de ese
día hay que llevarla muy adentro del bosque, tanto que no se escuche el canto
del gallo. Allí se encienden velas y se pasa toda la noche velando la mosca.
“Cuando llega la media noche empieza á oírse los más extraños ruidos
infernales que la imajinación pueda concebir; ya parece que tiembla toda la
tierra, ya se oye en torno de sí atronadores rujidos de fieras; cuando más se
acerca la madrugada, más redoblan los ruidos. Por último se ven acercar, fieras
y animales monstruosos, que dicen son los habitantes del infierno y haciendo
ruidos espantosos, llegan en ademan agresivo. Este es el momento crítico y la
mayor parte huyen espantados, dejándolo todo; pero el que llegase á imponerse
al espanto hasta el alba, hora en que desaparecen todos los habitantes del
infierno, tienen un talismán milagroso.”
Si no se puede lograr la mosca hay que contentarse con algunas
plumas del ave, especialmente las de la fase rojiza o kavwei-puihtá. Esta
superstición debe tener origen en la presencia de moscas parásitas de la
familia Hippoboscida en los caburé, por ejemplo la especie Ornithoica (Ornithoica) vicina que parasita numerosas especies de
aves sudamericanas.
Mberú Ornithoica vicina |
Los qom del Chaco también fabrican con plumas de tonelec
(caburé) un talismán o iyaxaic que les permite la conquista amorosa como
posesión de otra persona. Pero si esta posesión lleva al maltrato, el efecto
del iyaxaic se invierte y el que lo utilizó se vuelve melancólico, triste y
solitario.
EL ARBOL DEL CABURÉ
La caburé-iba, caburehida o cabreúva (Myrocarpus fastigiatus) es un árbol de la familia de las Leguminosas
que se encuentra en Brasil. — El nombre tupí viene de caburé, e yba, árbol,
palo. Del fruto exuda una resina llamada caburé-icica o básamo (bálsamo), que
sirve para tratar heridas frescas, incluso parece que los animales se van a
refregar en este árbol, para curarse las heridas. El aceite esencial se usa
en perfumería y en el tratamiento de los resfríos, aunque se citan reacciones
asmáticas producidas por aspirar el aserrín de su madera.
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LA LEYENDA DEL CABURE
En la mitología guaraní el dios supremo Tupang creó un ave muy
bella y de hermosa voz, como ejemplo
para las demás aves. El caburé,
que tal era su nombre, encantaba a los demás habitantes del bosque con la magia
de su canto. Pero una noche fue sorprendido dormido por el diablo Añang quien le hizo un maleficio. Desde
entonces su voz se degradó a un áspero graznido, su bello plumaje se convirtió
en un pobre y deslucido vestido, y su bondad se transformó en maldad criminal,
y empezó a usar el atractivo de su canto para
procurarse su presa.
En otra versión Caburé era un fiero cacique de las costas del
río Paraná quien pretendía la bella muchacha llamada Panambí (Mariposa). Para
conquistarla hizo un pacto con Añá, pero Tupá al ver el engaño castigó al
cacique transformándolo en una feroz lechucita.
En el centro de la provincia de Misiones, en el valle del
Cuñá-pirú se encuentra el bello Salto Encantado, relacionado con el caburé a
través de la siguiente leyenda. Al parecer había dos tribus enemigas cuyos
respectivos caciques eran Aguará y Jurumí. Aguará tenía una bellísima hija,
Yete-í, que era pretendida como esposa por todos quienes la conocían y muchos
caciques de la región ofrecían sus mejores riquezas por su mano. El hijo
de Jurumí, el feroz enemigo de la tribu, se llamaba Cabure-í y era famoso por
su valentía y destreza en la guerra y en la caza. Un día Cabure-í, se
encontraba de cacería por la selva, cuando escuchó el grito de Yete-í, a quien
estaba por atacar un yaguareté. El joven mató al felino y al punto se
enamoraron, y en la próxima batalla entre las dos tribus, cuando se vieron,
corrieron a abrazarse recibiendo como castigo una lluvia de flechas desde ambos
bandos. En ese momento Tupá envió como maldición poderosos truenos, se abrió la
tierra para abrazar a los enamorados ya muertos, y por allí cayeron las aguas
del arroyo formado por las lágrimas de Yete-í, originando el Salto
Encantado. En la zona viven hoy dos comunidades de la etnia mbyá:
Ñamandú e Y-Ovy.
Entre los wichis el poder de las plumas del polit (caburé)
proviene del héroe mítico Tokjuaj. Este le pidió al caburé que le cazara
algunos pájaros para comer y le dio tres poderes o katchá: uno en el ala
derecha para cazar, otro en la izquierda para enamorar y otro en el cuello para
pescar. Así el polit capturó unos cuantos pájaros atrayéndolos con el canto y
matándolos con su pico, pero cuando se los llevaba a Tokjuaj supo que éste
pensaba sacarle los poderes por temor a ser engañado por el ave. El polit se
escapó y así logró mantener el poder de sus plumas que son usadas por los
wichis para elaborar sus talismanes o katchá.
Ya en la tradición criolla, Vidal de Battini recopiló un cuento
sobre la lechuza y el caburé relatado en Catamarca, San Luis y Santa Fe, cuya
moraleja es: “Para una madre no hay hijo feo.”
La Lechuza, viuda y con un solo hijo, le pide por favor al
Caburé que cuando ande cazando pajaritos no mate a su hijo. El Caburé le
pregunta entonces como habrá de reconocerlo, a lo cual la Lechuza le responde
que es el más bello del bosque. A la otra noche, el Caburé mata y se come al
pichón de la lechuza. Cuando ésta viene a reclamar, el Caburé le contesta:
“¡Pero si tal cual me dijiste elegí al más feo!”. Es un cuento que se remonta a
las fábulas de Esopo y pasando por la
tradición europea medieval, llegó vía España a los criollos argentinos quienes
lo adaptaron al caburé.
PLUMAS ADULTERADAS
A principios del siglo XX el Zoológico de Buenos Aires tenía
varios ejemplares de caburé. Su director de entonces, el pintoresco Clemente
Onelli, recibía pedidos de plumas de todo tipo de visitantes, desde el más
humilde al más encumbrado, para confeccionarse el famoso talismán amatorio.
Como Onelli no creía en esa superstición y
a la vez no quería molestar a sus caburés optó por entregar plumas de
gorriones, de los que había buena cantidad en los jardines del zoo. Ignoramos
si los payé de gorrión eran tan efecvtivos como los de caburé, pero sería
interesante saberlo.
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Strix passerinoides
Dibujo de Nicolas Huet le Jeune y Jean-Gabriel
Prêtre-Temminck,C. J.-1838-Nouveau Recueil de Planches Coloriéesd’ Oiseaux. 5
vol. Paris. F. G. Levrault
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LA MÚSICA DEL CABURÉ
En la música popular el caburé fue asimilado a los poderes de su
talismán y aparece así como un personaje seductor, galán imbatible en
conquistar el amor de las mozas. Veamos como lo muestra el tango “El Caburé”
compuesto en 1911 por Arturo De Bassi sobre una pieza de teatro del mismo
nombre de Roberto Lino Cayol.
“A mi me llaman El Caburé
porque soy
un tipo que me hago temer
donde voy
y a más yo tengo la virtud
de poder amar
la palomita más gentil
que quiera amar.
Por eso me han de ver salir
con afán
en cuanto empieza a anochecer
sin temor
y al extender mis anchas alas
hago galas de un sentido amor.
Cuando mi canción entono
no hay mujer
que pueda retener
el ansia de querer amar
sin que la presa
pueda escapar,
pues con mirarla,
nada más,
la encanto
con sagaz empeño
de aspirar su amor,
como quien busca
en los jardines de la vida
la más perfumada flor.
Todos envidian
las virtudes
de mi fe
y las mujeres
tiemblan de miedo
apenas oyen
conversar
del Caburé.
. . . . . . . . .
Y en la versión de Carlos Waiss (1945):
Me llaman El Caburé
porque soy
el milonguero más mentado
donde voy
con un requiebro y en un corte
bien compadrón
hago aflojar a cualquier mina
su corazón
(...)
Me dicen El Caburé
porque yo
soy carta brava cuando copo
un amor.
Alex Mouchard
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REFERENCIAS
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