"Cuando se hace la historia de un animal, es inútil e imposible tratar de elegir entre el oficio del naturalista y el del compilador: es necesario recoger en una única forma del saber todo lo que ha sido visto y oído, todo lo que ha sido relatado por la naturaleza o por los hombres, por el lenguaje del mundo, de las tradiciones o de los poetas".

Michel Foucault-Las palabras y las cosas


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domingo, 1 de agosto de 2021

ENCUENTROS CON EL PERICO LIGERO O PEREZOSO

 

Los perezosos (Suborden Folivora) se encuentran entre los mamíferos más extraños del mundo. Sus seis especies se hallan solamente en la región Neotropical de América, por lo cual llamaron especialmente la atención de los europeos, y son numerosos los relatos de viajeros y naturalistas de ese origen que los mencionan, como hemos visto en nuestra nota EL AI-AI O PEREZOSO Bradypus tridactylus, INVENTOR DE LA MÚSICA.

 

Perezoso de tres dedos Bradypus tridactylus Linnaeus, 1758.
Dibujo de
Johann Eberhard Ihle (Schreber, 1774)





Fray Juan de Santa Gertrudis llegó al Virreinato de Nueva Granada (actual Colombia) en 1756. Remontó el valle del río Magdalena hasta el Putumayo a cuyas orillas fundó la misión de Agustinillo, donde como misionero franciscano se dedicó a catequizar a los indios encabellados. En el pueblito de Morales, en el actual departamento de Cauca, tuvo su encuentro con el perezoso:


Aí, perezoso bayo o de tres dedos Arctopithecus castaneiceps Gray, 1871 

Bradypus variegatus Schinz, 1825. 

Dibujo de Joseph Smit (Gray, 1871)



 

“Vi dentro del monte una fiera un poco más grande que un mono. Todo su cuerpo es de mono, sólo que tiene su rabo de cabra y en las manos y pies no tiene dedos, sino 3 uñas corvas de color amarillo, corvas que parecen de boxo, del largo de un dedo. Luego que yo vi las uñas, y creo que fue lo primero que le vi, me dio un grande susto. Me quedé yerto sin saber qué hacerme, temeroso que no me embistiese, porque por las uñas conocí que no era mono. Yo hice señas con las manos a los Padres para que viniesen; pero al mismo tiempo, poniéndome el dedo en la boca les hacía seña que viniesen calladitos sin hacer ruido, temeroso que con el ruido la fiera podía reparar conmigo y despedazarme. Habría unos 100 pasos de distancia. Más ellos con mis señas empezaron a gritar diciéndome:  «¿Qué hay, qué hay?» Yo repetía una y otra seña a prisa, lleno de miedo. Hasta que uno de los bogadores se vino para mí. Yo le hacía mil señas que apretase el paso, y que no hiciese ruido. Ya que llegó, con el dedo le apunté a la fiera. Miró y dijo: «No, que es un perico ligero. No tenga Padre miedo, que no hacen daño a nadie.»”


Familia de perezosos bayos Arctopithecus griseus Gray, 1871
=
Bradypus variegatus Schinz, 1825.
Dibujo de Joseph Smit (Gray, 1871)


 


“Él tomó mi bordón, y lo hizo encaramar en él, y lo sacó del monte y lo llevamos al rancho a que todos lo vieran. Nos dijeron que come cogollitos del monte y que canta de noche. Pues ¿dónde lo pondremos y lo llevaremos? «Padres, dijeron, para salir de este rancho no le alcanza toda la noche.» Y es así verdad. Es el animal más torpe de cuantos crió Dios. Para levantar una mano y adelantar un paso, rezando muy despacio Pater Noster, Ave María y Credo, aún no lo ha dado. Lo llevamos, y donde fuimos arranchar a la noche lo pusimos a que se asiera de una rama de un árbol de cacao; él se agarró con la una mano, y así se quedó colgado, y por la mañana asimismo lo hallamos, que todavía no habla agarrado siquiera con la otra mano, hasta que lo hurgamos, y para encaramarse en la rama se pasó más de media hora. Y lo llaman perico ligero. Por ironía de su torpeza será. Él tiene su fuerza en las uñas, y lo que agarra con ellas con dificultad se lo pueden sacar. Su canto es "gue, gue, gue", formando sol, mi, ut. Allí lo dejamos, porque por la noche oímos cantar muchísimos en el monte. Y su carne se la comen los indios.”

 

Pareja de perezosos de tres dedos Bradypus tridactylus Linnaeus, 1758.
Dibujo de Charles Reuben Ryley (Shaw, 1792-1796)




 

“Los jíbaros hacen trofeos no solamente de las cabezas de sus enemigos humanos sino también de las cabezas de algunos animales; especialmente el indefenso y completamente inofensivo perezoso (Choloepus didactylus) juega quí un extralo papel en sus supersticiones. La mitología de estos indios dice que, antiguamente, el perezoso fue un ser humano, más precisamente un jíbaro; todavía es considerado como un hechicero malo de otra tribu, de quien hay que cuidarse. Cuando los jíbaros encuentran uno de stos animales en la selva, lo matan con lanza de la misma manera como matan a un enemigo humano, cotran la cabeza y hacen de ella un trofeo muuy parecido a una tsantsa humana. Después sigue, oportunamente, una gran fiesta de victoria, precedida por un largo período de ayuno, que es celebrada con las acostumbradas ceremonias peculiares, de caracter mágico-religioso. Debe ser en primer lugar el extraño aspecto humanoide del peresozo, y especialmente el notable parecido entre su cabeza y una tsantsa preparada, lo que ha servido de base para las ideas que los jíbaros tienen reespecto de este animal.”

 

Karsten, Rafael. 1998. Entre los indios de las selvas del Ecuador. Tres años de viajes e investigaciones. Colección Tierra Incógnita Nº 25. Ediciones Abya-Yala. Quito, Ecuador.

 


 


En 1804 Charles Waterton, naturalista y taxidermista inglés, viajó a la actual Guyana para hacerse cargo de las propiedades de su familia. Años después conoció a su futuro suegro Charles Edmonstone, quien vivía en Warrows Point, Mibiri Creek, donde Waterton junto al sobrino  de Edmonstone, Archibald,  exploró la región registrando los animales y árboles de la selva. También enseñó taxidermia a uno de los esclavos de Edmonstone, llamado John, quien años después transmitiría esa técnica al mismísimo Charles Darwin en Edimburgo.  

 

En los alrededores de la cercana localidad de Timehri, Waterton tuvo su encuentro con el perezoso hacia 1820:

 

Perezoso de tres dedos Bradypus tridactylus Linnaeus, 1758.
Dibujo de Thomas Landseer (Cuvier, 1827)
Obsérvese que en esta imagen se ha asimilado al perezoso, en una pose totalmente antinatural, a una tortuga, quizás influido el dibujante por las noticias sobre su lentitud.



“Dirijamos ahora nuestra atención al perezoso, cuyos sitios nativos han sido hasta ahora tan poco conocidos, y probablemente poco investigados. Quienes han escrito sobre este singular animal, han señalado que se encuentra en un estado perpetuo de dolor, que es proverbialmente lento en sus movimientos, que está prisionero en el espacio, y que tan pronto como ha consumido todas las hojas del árbol sobre el que había subido, se enrolla en forma de bola y luego cae al suelo. Este no es el caso.”

 

Perezoso de dos dedos Bradypus didactylus Linnaeus, 1758
=
Choloepus didactylus (Linnaeus, 1758).
Dibujo de
Jacques de Sève (Schreber, 1774).



“Si los naturalistas que han escrito la historia del perezoso hubieran ido a la selva para examinar sus lugares predilectos y su ecología, no habrían sacado las conclusiones anteriores; habrían aprendido que, aunque todos los demás cuadrúpedos pueden describirse mientras descansan en el suelo, el perezoso es una excepción a esta regla, y que su historia debe escribirse mientras está en el árbol. Este singular animal está destinado por la naturaleza a nacer, vivir y morir en los árboles; y para hacerle justicia, los naturalistas deben examinarlo en este su elemento principal. Es un animal escaso y solitario, y como es un buen alimento, nunca se le deja escapar. Habita en bosques remotos y sombríos, donde moran las serpientes  y donde las hormigas y escorpiones que pican cruelmente, y los pantanos, e innumerables arbustos y matorrales espinosos, obstruyen el avance del hombre civilizado. Si sacaras tus propias conclusiones de las descripciones que se han dado del perezoso, probablemente sospecharías que ningún naturalista ha ido realmente a la selva con la firme determinación de encontrarlo y examinar sus lugares predilectos, y ver si la naturaleza cometió algún error en la formación de esta criatura extraordinaria, que nos parece tan desolada y miserable, tan mal armada y tan totalmente incapaz de disfrutar de las bendiciones que tan generosamente se han dado al resto de la naturaleza animal, porque, como se ha dicho anteriormente, no tiene plantas en los pies, y evidentemente se siente incómodo cuando intenta moverse en el suelo, y es entonces cuando te mira a la cara con un semblante que dice: «Ten piedad de mí, porque estoy sufriendo y lamentándome».”


Perezoso de tres dedos Bradypus gularis Rüppell, 1842
=
Bradypus tridactylus Linnaeus, 1758.
Dibujo en
Rüppell, 1845.


 

“Ocurre mayormente que los indios y los negros son las personas que atrapan al perezoso y se lo llevan al hombre blanco: de ahí que se pueda conjeturar que los relatos erróneos que hemos tenido hasta ahora del perezoso, no se han escrito con la menor intención de engañar al lector, o darle una historia exagerada, sino que estos errores han surgido naturalmente al examinar al perezoso en aquellos lugares donde la naturaleza nunca quiso que fuera exhibido. Sin embargo, ahora estamos en su propio dominio. El hombre frecuenta poco estos frondosos y nobles bosques, que se extienden por todos lados. Este, entonces, es el lugar apropiado para ir en busca del perezoso. Primero lo veremos de cerca. Al obtener un conocimiento de su anatomía, podremos dar cuenta de sus movimientos en lo sucesivo, cuando lo veamos en su lugar apropiado. Sus patas delanteras, o, más correctamente hablando, sus brazos, son aparentemente demasiado largos, mientras que sus patas traseras son muy cortas, y parece como si pudieran doblarse en espiral como un sacacorchos. Tanto las patas delanteras como las traseras, por su forma y por la manera en que están unidas al cuerpo, están bastante incapacitadas para funcionar en dirección perpendicular, o para sostenerlo en la tierra, como son sostenidos los cuerpos de otros cuadrúpedos por sus patas. Por lo tanto, cuando se lo coloca en el suelo, su vientre se apoya en él. Y aunque, suponiendo que se apoyara sobre sus patas como otros animales, sin embargo su andar sería penoso, porque no tiene plantas en los pies, y sus garras son muy afiladas, largas y curvas; de modo que, si su cuerpo estuviera sostenido por sus pies, lo sería por sus extremos, tal como lo haría tu cuerpo, si te pusieras en cuatro patas y trataras de apoyarte sólo en las puntas de los dedos de los pies y de las manos -  una posición difícil.  Si el piso fuera de vidrio o de una superficie pulida, el perezoso quedaría realmente inmóvil,  pero como el suelo es generalmente áspero, con pequeñas protuberancias, como piedras, raíces de hierba, etc., ello le conviene al perezoso,  porque mueve sus patas delanteras en todas direcciones, para encontrar algo de donde agarrarse y, cuando lo ha logrado, se empuja hacia adelante y así puede seguir avanzando, aunque de una manera tan lenta y torpe, que le da el nombre de Perezoso. De hecho, sus miradas y sus gestos delatan evidentemente su incómoda situación; y como de vez en cuando se le escapa un suspiro, tenemos derecho a deducir que en realidad está sufriendo.”


Hembra con  cría de perezoso de tres dedos Bradypus tridactylus Linnaeus, 1758
(Wied, 1822-1831)


 

“Hace algunos años tuve un perezoso en mi habitación durante varios meses. A menudo lo sacaba de la casa y lo colocaba en el suelo para tener la oportunidad de observar sus movimientos. Si el terreno era accidentado, se empujaba hacia adelante, por medio de sus patas delanteras, a un ritmo bastante bueno, e invariablemente de inmediato dirigía su curso hacia el árbol más cercano. Pero si lo ponía en una parte lisa y transitada del camino, parecía estar en problemas y angustiado; su sitio favorito era el respaldo de una silla,  y después de poner todas sus patas alineadas sobre la parte superior de la misma, se quedaba colgado allí durante horas y, a menudo, con un grito bajo y gutural, parecía indicarme que le prestara atención.”


Bradypus variegatus ephippiger Philippi, 1870.
Litografía de
Carl Friedrich Schmidt  (Philippi, 1870)


 

“El perezoso, en su estado salvaje, pasa toda su vida en los árboles y nunca los abandona sino por la fuerza o por accidente. La Providencia omnipresente ha ordenado al hombre que pise la superficie de la tierra, al águila que se remonte a la extensión de los cielos y al mono y a la ardilla que habiten en los árboles: aun así, estos pueden cambiar su ubicación sin sufrir muchos inconvenientes; pero el perezoso está condenado a pasar toda su vida en los árboles  y, lo que es más extraordinario, no sobre las ramas, como la ardilla y el mono, sino debajo de ellas. Se mueve suspendido de la rama, descansa  y duerme suspendido de ella. Para que pueda hacerlo, necesita tener una conformación muy diferente a la de cualquier otro cuadrúpedo conocido. Por lo tanto, su conformación aparentemente ridícula se explica de inmediato; y en vez de que el perezoso lleve una vida penosa, que implique una existencia melancólica y miserable en su progenie, es justo suponer que simplemente disfruta de la vida tanto como cualquier otro animal, y que su forma extraordinaria y hábitos singulares no son más que otras tantas evidencias que nos llevan a admirar las maravillosas obras de la Omnipotencia.”



Perezoso de tres dedos Bradypus tridactylus Linnaeus, 1758.  (Cuvier, 1827)


 

“Debe tenerse en cuenta que el perezoso no cuelga hacia abajo como el vampiro. Cuando duerme, se sostiene de una rama paralela a la tierra. Primero agarra la rama con un brazo y luego con el otro; y después de eso, sube ambas patas, una a una, a la misma rama; de modo que las cuatro estén en línea y parece perfectamente en reposo en esta posición. Ahora, si tuviera una cola, no sabría qué hacer con ella en esta posición: si la levantara entre sus patas, interferiría con ellas; y si la dejara colgando, se convertiría en juguete de los vientos. Por tanto, la falta de cola es un beneficio para él; es apenas un remedo de cola, que apenas excede pulgada y media de largo. Observé que cuando estaba trepando, nunca usaba sus brazos a la vez, sino primero uno y luego el otro, y así sucesivamente alternativamente. Hay una singularidad en su pelaje, diferente al de todos los demás animales y, creo, hasta ahora inadvertida para los naturalistas; su cabello es grueso y áspero en la extremidad, y gradualmente se estrecha hasta la raíz, donde se vuelve fino como una telaraña. Su pelaje tiene tan el tono del musgo que crece en las ramas de los árboles, que es muy difícil distinguirlo cuando está en reposo.”


Perezoso de tres dedos Bradypus tridactylus Linnaeus, 1758.
Dibujo de Frederick Polydore Nodder (Shaw, 1789-1813)


 

“El macho del perezoso de tres dedos tiene una franja longitudinal de pelo negro muy fino en la espalda, algo más por debajo de los omóplatos; a cada lado de esta barra negra hay un área de pelo amarillo, igualmente fino; tiene la apariencia de estar presionado contra el cuerpo, y se ve exactamente como si hubiera sido chamuscado. Si examinamos la anatomía de sus patas delanteras, inmediatamente percibiremos por su textura firme y musculosa, cuán capaces son de soportar el peso colgante de su cuerpo, tanto en escalada como en reposo; y, en lugar de considerarlos como con una forma defectuosa, como ha hecho un célebre naturalista, los consideraremos extraordinariamente bien calculados para realizar sus extraordinarias funciones. Como el perezoso habita en los bosques de los trópicos, donde los árboles contactan entre sí en la mayor profusión, no le parece que haya ninguna razón por la que deba limitarse a un solo árbol para alimentarse y despojarlo por completo de sus hojas. Durante los muchos años que he recorrido los bosques, nunca he visto un árbol en tal estado de desnudez; de hecho, me arriesgaría a conjeturar que, para cuando el animal hubiera terminado con las últimas hojas viejas, habría una nueva cosecha en la parte del árbol que había despojado primero, lista para que comenzara nuevamente; tan rápido es el proceso de la vegetación en estos países. Hay un dicho entre los indios, que cuando sopla el viento, el perezoso comienza a viajar. En tiempo tranquilo permanece tranquilo, probablemente no le guste agarrarse a la frágil extremidad de las ramas, no sea que se rompan con él al pasar de un árbol a otro; pero tan pronto como se levanta el viento, las ramas de los árboles vecinos se entrelazan, y entonces el perezoso se apodera de ellas y prosigue su viaje con seguridad. Rara vez hay un día entero de calma en estos bosques. El viento alisio generalmente se establece alrededor de las diez de la mañana, y por lo tanto, el perezoso puede ponerse en marcha después del desayuno y avanzar bastante antes de la cena. Viaja a buen ritmo regular y, si lo hubieras visto pasar de árbol en árbol, como lo he hecho yo, nunca pensarías en llamarlo perezoso.”



“Por lo tanto, parecería que las diferentes historias que tenemos sobre este cuadrúpedo son erróneas por dos razones: primero, porque sus escritores, disuadidos por las dificultades y las molestias locales, no le han prestado suficiente atención en sus lugares nativos; y en segundo lugar, porque lo han descrito en una situación para la cual nunca fue preparado por la Naturaleza para destacarse; me refiero a andar por el suelo. El perezoso está tan perdido para seguir viaje sobre un piso liso y nivelado, como lo estaría un hombre que tuviera que caminar una milla en zancos sobre un camino de colchones de pluma.”

 


Perezoso de dos dedos Bradypus didactylus Linnaeus, 1758
=
Choloepus didactylus (Linnaeus, 1758)
Dibujo de Charles Reuben Ryley (Shaw, 1792-1796)



 

“Un día, mientras cruzábamos el Esequibo, vi un gran perezoso de dos dedos en el suelo sobre la ribera; nadie sabía cómo había llegado allí; el indio dijo que nunca antes había sorprendido a un perezoso en una situación así; difícilmente habría venido a beber, porque tanto río arriba como abajo del lugar, las ramas de los árboles tocaban el agua, y le proporcionaban un acceso fácil y seguro a ella. Sea como fuere, aunque los árboles no estaban a más de veinte metros de él, no pudo atravesar la arena con la velocidad suficiente para escapar antes de que desembarcáramos. En cuanto llegamos a él, se echó de espaldas y se defendió con gallardía con las patas delanteras. «Ven, pobre muchacho», le dije, «si te has metido hoy en un brete, no sufrirás por ello; no me aprovecharé de ti en la desgracia; el bosque es lo suficientemente grande para que tanto tú como yo pasemos por él; sube por tu camino y disfruta de estas tierras salvajes sin fin; es más que probable que nunca vuelvas a tener otra entrevista con un hombre. Que te vaya bien». Al decir esto, tomé un palo largo que estaba allí, lo sostuve para que se enganchara y luego lo llevé a una mora alta y majestuosa. Ascendió con maravillosa rapidez, y en aproximadamente un minuto estaba casi en la cima del árbol. Entonces se fue en dirección lateral y se agarró a la rama de un árbol vecino; luego continuó hacia el corazón del bosque. Me quedé mirando, detenido en el asombro por su singular modo de avanzar. Lo seguí con la mirada hasta que las ramas intermedias se cerraron sobre nosotros; y luego perdí de vista para siempre al perezoso de dos dedos. Iba a añadir que nunca vi a nadie pisarle los talones a un perezoso de tal forma, pero la expresión no sirve, porque el perezoso no tiene talones.”


 
Perezoso de dos dedos Choloepus hoffmanni Peters, 1858.
Dibujo de  
John Gerrard Keulemans (Sclater, 1872)


“Lo que los naturalistas han informado sobre su aferrarse a la vida es perfectamente cierto. Vi el corazón de uno latiendo durante media hora después de que se lo quitaron al animalito. El veneno wourali [curare obtenido de la planta Strychnos toxifera] parece ser lo único que lo mata rápidamente. En una parte anterior de estos relatos de viaje, se verá que una flecha envenenada mató a un perezoso en unos diez minutos.”

 

“Hasta aquí este animal inofensivo e inerme. Ocupa un lugar destacado en el catálogo de animales del Nuevo Mundo. Aunque los naturalistas no han mencionado lo que sigue, no es menos árbol por ese motivo. El perezoso es el único cuadrúpedo conocido, que pasa toda su vida en la rama de un árbol, suspendido de sus patas. Le he prestado una atención poco común en su lugar nativo. El mono y la ardilla agarran una rama con sus patas delanteras, trepan por ella y descansan o corren sobre ella,  pero el perezoso, después de agarrarla, permanece suspendido, y suspendido se mueve colgando de la rama, hasta que puede agarrar otra. Siempre que lo he visto en sus bosques nativos, ya sea en reposo, dormido o en sus viajes, siempre he observado que estaba suspendido de la rama de un árbol. Cuando se considera atentamente su forma y anatomía, resultará evidente que el perezoso no puede estar a gusto en ninguna situación, en la que su cuerpo esté derecho o apoyado sobre sus pies.”


Aí-aí, perico ligero o preguiza. Arctopithecus flaccidus Gray, 1850
=
Bradypus tridactylus Linnaeus, 1758.
Dibujo de Joseph Smit (Gray, 1871)


 


 


Cuvier, Georges. 1827. The animal kingdom arranged in conformity with its organization. Volume 3. London :G.B. Whittaker.

Gray, J. E. . 1871. Notes on the Species of Bradypodidae in the British Museum. Proceedings of the Zoological Society of London.

https://www.biodiversitylibrary.org/

Philippi, R. A. 1870. Ueber ein neues Faulthier. Archiv für Naturgeschichte. Jahrg.36:Bd.1.

Rüppell, Eduard. 1845. Beschreibung mehrerer neuer Säugethiere, in der zoologischen Sammlung der Senckenbergischen naturforschenden Gesellschaft befindlich.  Museum Senckenbergianum: Abhandlungen aus dem Gebiete der beschreibenden Naturgeschichte. Bd.3.

Santa Gertrudis, Fray Juan de. 1956. Maravillas de la Naturaleza. Tomo 1 -  Primera y Segunda Parte. Bogotá.

Sclater, P. L . 1872. The Secretary on Additions to the Menagerie.  December 3, 1872.
Proceedings of the Zoological Society of London.

Schreber, Johann Christian Daniel. (1774) 1855. Die Säugthiere in Abbildungen nach der Natur, mit Beschreibungen. Erlangen :Expedition des Schreber'schen säugthier und des Esper'schen Schmetterlingswerkes.

Shaw, George. 1789-1813. The Naturalist's Miscellany. London :Nodder & Co.

Shaw, George. 1792-1796. Musei Leveriani explicatio, anglica et latina. London: Impensis Jacobi Parkinson.

Waterton, Charles. 1879. Wanderings in South America, the North-West of the United States, and the Antilles, in the years 1812, 1816, 1820, & 1824, with original Instructions for the perfect Preservation of Birds, etc. for Cabinets of Natural History. New Edition. London: Macmillan and Co.

Wied, Maximilian. 1822-1831. Abbildungen zur Naturgeschichte Brasiliens. Weimar :im Verlage des Grossherzogl. Sächs. priv. Landes-Industrie-Comptoirs.

miércoles, 26 de abril de 2017

EL PELUDO O QUIRQUINCHO GRANDE (Chaetopractus villosus): DEPREDADOR DE CEMENTERIOS



Las mujeres bonitas
Corren peligro,
Como quirquincho bola
Contra el camino.

Copla catamarqueña


Tatou encoubert
Alcide D’Orbigny. Dictionnaire universel d'histoire naturelle: atlas. Vol I.  Paris, L. Houssiaux et cie. 1861


Hace unos días me encontraba recorriendo con unos amigos  la ruta 11 a la altura de Punta Indio (Provincia de Buenos Aires, Argentina) cuando avistamos al borde del camino armadillo: se trataba de un pequeño peludo. Parecía estar calentándose al sol, medio adormecido. Entendiendo que se encontraba expuesto a morir bajo las ruedas de un auto, nos detuvimos y lo capturamos sin dificultad. Metiéndonos campo adentro lo liberamos y entonces se alejó al trotecito entre el pastizal, quizás buscando su cueva.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Al trote como el peludo
monte espinudo suelo cruzar
no importa que sea duro
no tengo apuro para marchar.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Ranchera de Marcelo Marin

El peludo es un extraño mamífero acorazado, con aspecto algo prehistórico, como el de sus gigantescos parientes extinguidos, algunos tan grandes que sus caparazones eran usados como refugio por los antiguos habitantes de la pampa.  Los armadillos (Orden Cingulata) habían sorprendido a los primeros cronistas de la conquista de América, porque no había en el Viejo Mundo un animal similar.

Posiblemente uno de los primeros dibujos de un armadillo, tomado de bocetos de Francisco Hernández de Toledo. 

Atlas de Historia Natural donado por Felipe II a Jaime Honorato Pomar. Vicent García Editores, Barcelona (1990)



 “Los encubertados son animales mucho de ver, y muy extraños á la vista de los cristianos, y muy diferentes de todos los que se han dicho o visto en España ni en otras partes” (Fernández de Oviedo, 1526).

Armadillo
 Fernández de Oviedo G 
 – 1998 (1526) - Bestiario de Indias. México: Fondo de Cultura Económica


Nicolas Monardes (1574), fue uno de los primeros en dibujar este “animal estraño, que está todo encubertado de conchicas, hasta los pies, como un caballo que está encubertado de armas; por do le llaman el Armadillo”.

Por su parte, el bachiller Martín Fernández de Enciso (1519), refería: “En esta tierra ay unos animales pequeños como un lechón de un mes. Estos tienen los pies y las manos como un caballo encubertado, con sus orejuelas, y esta todo cubierto de una concha desde las orejas hasta la cola, que parece un caballo encubertado; son fermosos de mirar, pacen como un caballo”.


Armadillo
 Conradi Gesneri. Hisoriae animalum, Tiguri: Christ. Proschoverum. 1551

Para Bernabé Cobo (1642)  “El Quirquinchu es un animal de extraña y maravillosa hechura, del tamaño de un Puerco de un año y muy parecido á él en el hocico y talle; de cortas piernas y larga cola; en lugar del pellejo tiene todo el cuerpo armado de fuertes conchas a modo de corazas”.


Alegoría de América sobre un armadillo
Marten de Vos y Adriaen CollaertLas alegorías de los continentes,  Amsterdam. 1600


El peludo propiamente dicho recién fue descripto con detalle por Félix de Azara en 1802 quien explicaba así su nombre: “Aunque hay otros con cerdas muy reparables entre las faxas, y aún en los cascarones, el presente los aventaja mucho en eso; y este es el motivo de llamarle peludo por excelencia.”  Agrega que se le da también el nombre de quirquincho peludo en las pampas de Buenos Aires. “Sale de día, y quando oye rumor se refugia a su cueva si no le toman la delantera  …  Observé que acuden mucho a devorar cadáveres de caballos y como no podían romper el cuero, se valen del arbitrio de excavar por debaxo, donde la piel se corrompe y rasga, y por allí se introducen en la cavidad, comiendo la putrefacción”.  


Con esta descripción, Anselm Desmarest lo incorporó a la ciencia en 1804 con el nombre Loricatus villosus, del latín loricatus = acorazado y villosus  = peludo.

En 1871 Leopold Fitzinger creó el género Chaetophractus para separar al peludo y al pichi (Zaedyus pichiy), del resto de los armadillos. Este nombre genérico proviene del griego khaite = cabellos largos y flotantes, crin; y phraxo, phrasso = interceptar, esconder, proteger, y por extensión,  caparazón.  Durante un tiempo se le dio también el nombre genérico Dasypus ( = pies peludos) que hoy conservan las mulitas y que era el nombre griego antiguo de la liebre o el conejo.









Tatous
  Natural history, general and particular. Buffon, Georges & Smellie, William. 1785.

Refiere Azara que los tatúes (su nombre genérico guaraní) excavan con gran facilidad sus galerías en la tierra y que difícilmente se las puede extraer de ellas donde se anclan mediante sus placas y si se les tira de la cola “primero se quiebra o arranca ésta” antes que el animal salga.  Ni siquiera la crueldad de clavarle un cuchillo por detrás, lo hace aflojar.  Y emitió  este mal presagio: “Ningún tatú existirá más tiempo que el que se tarde en poblar estos países, porque carecen de toda otra defensa que sus madrigueras”.

Pero Hudson (1892), describiendo las numerosas y variadas técnicas de que se vale el peludo para conseguir alimento sentencia: “Sin duda el peludo habrá de sobrevivir a otros armadillos    ...  durante todas las estaciones y aun cuando otros animales estén hambrientos, el peludo está siempre gordo y vigoroso”. Sería por eso que era “sumamente apreciado por su carne, por cuyo motivo se le caza, valiéndose para ellos de perros de buen olfato, durante las altas horas de la noche, en que el peludo abandona su cueva para ir en busca de las carroñas de que se alimenta. Sin embargo, no huye de la luz, por el contrario, gusta de calentarse al sol, durmiendo junto a la puerta de su cueva, en cuya situación se lo suele sorprender. Este animalito se domestica con gran facilidad, sigue a su amo, y cobra cariño al lugar donde se ha criado, lo cual ciertamente no es compatible con el dictado de estúpido que algunos naturalistas aplican a los Dasipódidos, como a todos los seres de hábitos pacíficos, como si la inteligencia fuese el exclusivo patrimonio de los crueles”. (Enrique Lynch Arribálzaga, 1878).

A la cacería nocturna de peludos, que se efectuaba por lo general las noches con luz de luna,  se le decía en el campo peludiar o peludear y se realizaba con perros peluderos, “que se paran poniéndoseles delante del camino de la cueva” (Azara, 1802) evitando que se entierren, hasta que el cazador los ultimaba con un golpe dado en la cabeza con el talero o la argolla del lazo.


En mi casa hay un perro
Barcino tuerto
Cuando mueve la cola
Peludo cierto




PELUDEANDO

“La noche era espléndida: una de esas noches de verano en que las estrellas brillan muy lejos y como a través de un velo, mientras que la luna reina majestuosa en el cielo límpido y despejado  …  Silenciosos y de a uno en fondo cruzábamos el cardal por una senda tortuosa y estrecha … Los perros marchaban adelante también en silencio … De repente sentimos un ladrido a la derecha, persistente y continuado: corrimos.  Uno de los perros había dado … con un gran peludo –evidentemente goloso- que, entretenido en remover la tierra y extraer los pequeños tubérculos [del  macachín Oxalis macachín] blancos y dulces como el azúcar, no había sentido nuestra llegada y se deleitaba saboreando su manjar favorito con verdadera fruición … El perro, que le había cortado la retirada, trataba de inmovilizarlo sirviéndose del hocico como de una palanca a fin de acostarle sobre el lomo, conociéndolo inhábil para darse vuelta: el peludo por su parte forcejeaba para impedirlo … Llegamos nosotros y la mano del capataz logró bien pronto lo que el perro tentara en vano  … Cruzando sus patas delanteras sobre el cuello, corto y recio, … traducía el sentimiento de su impotencia en murmullos guturales … El filo del cuchillo puso fin a la escena”.
Más adelante encuentran una cueva de peludo y el capataz “se echó en el suelo y aplicó el oído en diversos rumbos y como a una vara de la boca   …  Acerqué el oído y, efectivamente, sentí  como dos mazos, que golpeaban la tierra con regularidad y con presteza. Tomó la pala uno de los cazadores y allí donde el ruido se oía, comenzó a cavar; pronto dio con la cueva, poniendo al descubierto el peludo.”

Un viaje al país de los matreros, Fray Mocho, 1897.






Agarré un peludo, Marcelina — grita; —agarré un peludo grandote. Estaba comiendo en una usamenta e cordero, j Cha, que corría !
Y muestra, orgulloso de la hazaña y levantándolo a la altura de la cabeza, un peludo flaco y viejo.

Los Caranchos De La Florida, Benito Lynch, Buenos Aires, 1916.




Six-banded Armadillo
The animals of the world : Brehm's Life of  Animals/ Chicago :A.N. Marquis & Co.,1895


El peludo “caza toda clase de insectos y, debido a su agudo olfato, descubre gusanos y larvas varios centímetros bajo la superficie   …  fuerza su afilado hocico y aguda cabeza hacia adentro, hasta la profundidad requerida “ (Hudson, 1892), dejando una excavación cónica, que, cuando el suelo es apto, se multiplica por cientos. “Es también un enemigo de los animales que anidan entre los pastos, pues es afecto a los huevos y pollitos recién nacidos. Cuando no puede hallar su presa se alimenta de carroña   …  regresando noche tras noche a la osamenta de un caballo o una vaca … si no halla alimento animal, subsiste con una dieta vegetal” (Hudson, 1892) .

También puede cazar ratones y víboras a las que aplasta con su caparazón mientras “hace oscilar su cuerpo hacia atrás y adelante   ...  como lacerando a su víctima con las aristas filosas y profundas de su caparazón” (Hudson, 1892). Una vez muerta se la engulle empezando por la cola.

Peludo luchando con un ofidio
Dibujo de J. Smit.
Hudson WH – 1922-  The naturalist in La Plata. 6ª ed. New York: E.P. Dutton & Co.


Bernabé Cobo le atribuye una inesperada habilidad para cazar venados de forma muy singular: “Es tan cauteloso y astuto, que en tiempo de algunos aguaceros, antes de  entrar la fuerza de las aguas, se echa de espalda, haciendo en su vientre un hoyo, mediante sus conchas, en que recoge el agua que puede caber, y aguarda desta suerte á que los Venados sedientos vengan á beber á aquel charquito, porque respecto de ser la tierra donde esto acaece caliente y falta de agua, al punto se consume la de las lluvias, ecepto en la fuerza déllas; y al tiempo que el incauto Venado mete la boca en el agua, le agarra con las uñas y dientes de manera, que aunque por desasirse da mil brincos, no lo suelta hasta que, rendido el Venado y sin aliento, cae en tierra, y entonces el Quirquinchu lo desangra y mata; por lo cual, los suelen llamar Mata Venados”.

“Pero es creíble que tenga otro modo de alimentarse; porque en los meses de seca, en que no puede recoger agua del cielo, esta industria es inútil, y solo buena para perecer de hambre” (Guevara, 1752)


Quirquincho “panza arriba”, en una posición similar al que describe Cobo cuando cazan venados. Artesanía qom de Derqui, Pilar, Bs. As..


Respecto a la costumbre que menciona nuestro título, Eduardo Holmberg, relata que “en el Rosario de la Frontera [Provincia de Salta], en casa del Sr. Enrique Pisoni, negociante del punto, me comunicó dicho señor algunos datos relativos á esa región, y entre otras cosas, me dijo que los Quirquinchos abundaban en el cementerio, donde escarbaban la tierra para comer los cadáveres”.  Por eso algunos aborígenes, como los abipones,  evitaban comerlos.

En la costa de Chubut, George Claraz vio “dos peludos devorar un cadáver humano cerca de la costa del mar [era de un marinero ahogado]. En todas partes se los ve cerca de caballos y vacas muertos”.

En el cementerio de Sahagún, Colombia, Robert Cunningham Graham observó que “los animales silvestres hacen pequeñas sendas entre las tumbas, y de vez en cuando una armadillo tiene su casa en una de ellas.

Azara refiriéndose al Tatú máximo, es decir el tatú carreta, cuenta que en cuando en los yerbatales “muere algún jornalero, que por la distancia sea menester enterrarle allí, forran la sepultura con maderos gruesos y duplicados, porque si no este Tatú los huele, desentierra y devora”.
Los armadillos también buscan los cadáveres porque allí encuentran también buena provisión de gusanos e insectos. De alguna manera, el peludo desmiente lo sentenciado por Plinio el Viejo: "la hiena es el único animal que cava en las tumbas en busca de cadáveres". 


Peludos
Dibujo de Carlos Wiedner

Cabrera A & Yepes J -1960 - Mamíferos Sud-Americanos. Buenos Aires: EDIAR Compañía Argentina de Editores.


“Hace su madriguera el Quirquinchu debajo de tierra, cavando con las uñas, en las cuales tiene tanta fuerza, que cuando se va entrando en su manida, si le echan mano de los pies para sacarlo, se ase con ellas en la tierra tan fuertemente, que da bien que hacer á un hombre hasta que, de cansado, se desase, y así lo sacan á fuerza” (Cobo, 1642) .


Hijo ai pucha quirquincho
Que te has metido en la cueva
Ls cabeza en el aujero
Y la colita pa’juera!


Algunos aseguran que en una sola noche prologa su cueva hasta una legua, pero Guevara lo descree: “Una legua se camina fácilmente, y con dificultad se socava”. Pero si se lo sorprende fuera de la cueva, como comentábamos al principio de esta nota,  se aplasta contra el suelo, dificultando así que los predadores lo agarren, aunque una persona puede agarrarlo fácilmente sin que ofrezca resistencia.

Ahijuna el quirquincho
Pariente de la tortuga
Cuando oye ruidito i’gente
Mete la cola y se arruga




ADIVINANZAS


Rabito de punzón, ponchito pobretón.
Trote y galope, duro el cogote.


Maravilla, maravilla, mba'e motepa:
óga teha ihorkón irundýva.

[Maravilla, maravilla, adivina lo que es:
casa de tejas con cuatro horcones.]





Tatous

Guérin-Méneville FE & Cuvier  G -1829-1844- Iconographie du règne animal de G. Cuvier. Paris; London :J. B. Baillière



USOS

Tanto para los originarios como para los criollos la carne fue siempre un manjar apreciado, comparable a la del lechón o el cabrito.  Señalaba Azara que “los soldados los comían asados, prefiriéndolos a la carne de novillo”.  Sin embargo su carne, aunque apetitosa se considera “pesada”, por lo cual los wichis no se la daban ni a niños ni a adolescentes.

“Se lo abre por el vientre y, condimentados, se lo coloca con todo su caparazón sobre el rescoldo … pero no hay que abusar de esta comida, pues “patea” el estómago” (Abalos, 1972). Fernández de Oviedo aconseja dejarla una noche en sal antes de asarla para contrarrestar su efecto empalagador.

Caramba mi estomaguito
Que lo tengo algo abultao
Por comer cuatro quirquinchos
Y dos zapallos asaos


En épocas tan recientes como 1982, el peludo fue introducido en la
Isla Grande de Tierra del Fuego como fuente de alimento para los trabajadores de los oleoductos. Nueva catástrofe para la isla, el peludo se propagó y ahora está bien establecido.

El caparazón se utiliza para fabricar charangos y matracas, pequeños instrumentos musicales de la zona andina de influencia aymara. Plegada y atada sirve como recipiente para sal (Chaco), y para guardar útiles de costura y pigmentos minerales (tehuelches). Con la cola los mocovíes fabricaban mangos de cuchillos y yesqueros, y usaban el caparazón extendido como plato.

“De la concha de las espaldas guarnecida en oro ó plata, se hacen curiosas tazas en que beber” (Cobo). Con su “larga cola escamosa, unida a una caña, los abipones hacen trompetas militares” (Dobrizhoffer, 1784)


Six banded Armadillo Euphractus sexcinctus
Richard Lydekker. Life and Rocks. London: The Universal Press. 1894


FARMACOPEA POPULAR DE LOS ARMADILLOS

El caparazón y la cola son utilizadas para prácticas medicinales. Se tuestan y se muelen hasta quedar un polvo sutil, el cual es hervido en agua y se da de beber  a las mujeres “primerizas”, para aliviar las molestias del embarazo. 


Monardes N - 1574: Primera y segunda y tercera partes de la historia medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales, que sirven en medicina. Sevilla: Alonso Escrivano



"Tiene su virtud sólo en el huesso de la cola, el qual hecho polvos subtiles, y tomando dellos tanto como una cabeza de alfilel gordo, hecho una pelotica; y metiendolo en el oydo, aviendo dolor en él, , lo quita maravillosamente” (Monardes, 1574). En Corrientes (Argentina) para este mismo fin se introducía la punta de la cola en el oído cura el dolor.

El mismo polvo de caparazón mezclado con la grasa del animal, cura las várices; y  “bebido con agua tibia y zumo de limón, valen para despedir la piedra de la vejiga”  (Cobo).  Los abipones usaban el caparazón  que “medio quemado y molido, es muy eficaz para curar el lomo de los caballos con úlceras o peladuras” (Dobrizhoffer). 

La grasa se “aprovecha para los nervios encogidos y para resolver tumores duros” (Cobo). También es buena para  el “mal del aire”, afecciones musculares  y articulares, siempre y cuando se le coloque al enfermo una pulsera de cuero trenzado del mismo animal (araucanos). Los qom la utilizan para el dolor de oído y la sordera.

Para tratar lña parálisis facial se aplica el casquete frontal previamente calentado.

Muchos campesinos, se tratan el asma bebiendo sangre de armadillo recién degollado y para disimular el mal sabor lo pasan con un trago de aguardiente.

La infusión de las uñas disuelta en caldo o mate y suministrada tres viernes seguidos a los maridos salidores los hace dóciles y domésticos. (Corrientes)


Dasypus boliviensis
Notes sur les mammiféres des hauts plateaux de l'Amérique du Sud, par M. Neveu-Lemaire et G. Grandidier. Paris,Imprimerie nationale,1911


MITOLOGÍA DEL TATÚ

Para los tupíes la víbora antigua (ñandurié), el pequeño armadillo (tatú-í) y la perdiz roja (ynambu pytã) son los que originariamente ensuciaron la tierra de su dios creador, Ñamandu. Entonces el dios mandó un diluvio para limpiar la tierra y después encargó a otra divinidad, Pa-pa Miri, que repoblara la tierra. Este para abuela de la nueva tierra creó al tatú ai o tatú colorado.

Tatu- tunpa en la mitología chiriguana es el padre de los gemelos, el sol y la luna,  y se lo representa como un quirquincho grande.  Se cree que los tatúes tienen una muesca en la oreja que es la marca que les hace el “dueño del monte”, una especie de deidad que cuida a los animales silvestres y castiga su caza injustificada.

Entre los pueblos chaqueños (qom, wichis y chorotes) los tatúes participan de la lucha de los hombres contra las mujeres que descendían del cielo para robarles el alimento. Cuando el carancho les cortó la soga por donde bajaban, ellas cayeron al suelo quedando enterradas. El tatú cavó para desenterrarlas pero a una le arrancó un ojo con las uñas y de ella descienden todos los tuertos y ciegos. Otras versiones lo instalan como centinela en un episodio similar, pero las mujeres le agrietan el lomo a garrotazos.

En los mitos wichis es el encargado de sacar de debajo de la tierra parejas de hombres y mujeres que luego poblaron el mundo. También introdujo la agricultura entre ellos, porque un día clavó su cola en la tierra y con el tiempo creció una planta de maíz. Aparece enfrentando al héroe Tokuaj, resistiendo sus golpes con el caparazón, y dándole muerte.

Gracias a su astucia, el tatú pudo vengarse del yaguareté que le había comido los hijos. Quejándose de dolor de estómago le pidió al felino que se lo sacara por succión (una técnica habitual en los chamanes) y, cuando el yaguareté lo  intentaba, el tatú se cerró atrapándole el hocico y asfixiándolo.

Entre los chorotes el zorro lo hace caer desde un árbol y el armadillo se rompe el lomo, que luego el mismo zorro remienda con tientos haciéndole un caparazón.

Los tehuelches creían que el quirquincho era el dueño del fuego, que escatimaba a los demás, y por eso el héroe Elal lo sacó de al lado del fogón y le tajeó el caparazón con el cuchillo, marcándoselo por siempre.

Los mapuches explican que el animal empezó a vivir en cuevas cuando el zorro lo persiguió y el quirquincho, que no podía sacarle ventaja, se detuvo a cavar mientras lo entretenía diciendo que iba a buscar a sus antepasados y a sus perros que vivían bajo tierra.

Six-banded Armadillo
Acuarela de Frans Post (1637-1644). Noord-Hollands Archief, Haarlem



CUENTOS DEL PELUDO

“No debe llamarnos la atención que los gauchos, agudos observadores de la naturaleza como son, hayan hecho de esta especie el protagonista de muchos de sus relatos  …  representándolo como una criatura versátil, excesivamente rica de argumentos y engañando a su gran amigo el zorro” (Hudson).  En efecto, el peludo participa en muchos relatos del ciclo del zorro y con diferentes modalidades se repiten por toda la geografía de la Argentina. Como en el folklore europeo, de donde seguramente derivan estos cuentos, el zorro burlador del tigre o el yaguareté, es a su vez burlado por animales más pequeños y débiles, como el quirquincho o peludo.

Uno de los temas más conocidos es el de “los enlazadores”, donde un zorro y un peludo se asocian para conseguir potros o vaquillonas para comer. El peludo enlaza un potro y luego se mete en su cueva que como tiene muchas vueltas le permite anclarse ahí y aguantar el tirón del lazo. Así descogota al potro y disfrutan de su carne durante varios días. Cuando le toca el turno al zorro, como su cueva es recta y no tiene uñas como para clavarse en la tierra, el tirón del potro lo saca de la cueva y es arrastrado muriendo ante las burlas del peludo. Con distintas variantes este cuento se repite desde la zona mapuche hasta el noroeste y el litoral argentino, en algunas de ellas  el zorro es reemplazado por un carancho.


En “los socios”, el zorro y el quirquincho se asocian para trabajar una chacra. Primero el quirquincho proponer repartir la cosecha de modo de quedarse él con lo que crece bajo tierra, y el zorro con lo que está por encima. Como siembran papas gana el quirquincho y el zorro se queja. Entonces invierten el trato pero como sembraron trigo, volvió a ganar el tatú. Finalmente el zorro propone quedarse con lo de arriba y lo de abajo y dejarle lo del medio al quirquincho, pero esta vez siembran  maíz y el quirquincho se lleva los choclos y el zorro sólo penachos y  raíces, con lo cual se deshizo la sociedad.

En el tema “los meleros” se asocian para buscar miel, el zorro encuentra primero un panal pero se come la miel él solo. El peludo se venga enroscándose en la rama de un árbol como si fuera un panal para engañar al zorro, el cual cuando lo tantea con un palo, recibe una carga de heces encima.


Peludo en El Chaltén
                 Foto de Clara Mouchard


En el argumento del “robo del pan”, el peludo se hace el muerto para robar pan u otro alimento a una mujer que pasa por el camino, que lo levanta y lo pone en su cesta de donde come y le pasa pan al zorro. Cuando el zorro quiere imitarlo, resulta apaleado por la mujer o corrido por sus perros.


Hijuay pucha quirquincho
Carita de piedra poma,
Yo le ‘i decir al zorrito
Que ande te vea te coma



Quirquincho
                Obra de Bon Core



En una leyenda quechua se explica el diseño del caparazón. Un quirquincho, buen tejedor, empieza a hacerse un poncho tejiendo con hilo fino, pero como le avisan de una próxima fiesta empieza a tejer más grueso para terminar pronto, luego al enterarse que la fiesta ya había pasado, sigue con el hilado fino. Pero como al ocuparse en tejer descuidó a su familia necesitada, es castigado cuando al ponerse el poncho este se le adhiere al cuerpo formando un caparazón, que ya no podrá sacarse jamás.
En las coplas criollas el quirquincho, animal manso y tranquilo, que al decir de Oviedo “no hace mal”,  actúa muchas veces como juez de paz:

Cuando estaba por morir
Un desdichado pilpinto
Para hacer su testamento
Hizo llamara al quirquincho



COPLAS Y CANCIONES


Si mi pecho fuera loma
y vos fueras y peludiases,
no hallarías más peludo
que el peludo que agarrases.
(Buenos Aires y Córdoba)

En esta copla se hace un juego de palabras con peludo, como sinónimo de borrachera (agarrarse un peludo = emborracharse). Sin embargo este peludo es un eufemismo por pedo, borrachera.



Arriba de aquel quebracho
estaba un peludo colí,
se cayó' el quebracho
y allá va el añamebuí.
(Catamarca).


El Peludo Valentín

Lo vieron cerca de Doblas,
Anduvo por Macachín,
Siempre buscando tesoros
El peludo Valentín.
Tiene cueva de dos pisos
Es pocero y albañil,
Mira La Pampa de abajo,
Vive junto a su raíz.
Él conoce penas indias
Enterradas por allí.
A la hora de los grillos
Prende su viejo candil;
Frente al espejo de charco
se peina para salir.
Cuando la luna de Hidalgo
Se vuelve chispa de sal,
Su sombrita de prehistoria
Cruza la noche y se va;
Gliptodonte de juguete
Se pierde en el pajonal.
Perfume de alfalfa y cardo
Collares de piquillín,
En una puerta del monte,
Ella espera a Valentín.

Letra: Marcelino Catrón
Música: Gerardo "Lalo" Molina.



Le Encoubert


NOMBRES DEL PELUDO

Tatú pecho amarillo, Tatú peludo, Quirquincho grande, Pichi peludo, Basurero, Pirco (Catamarca).
Para los autores franceses es el Tatou velu, y para los de habla inglesa,  Large hairy Armadillo.
Walakato (weenhayek),  taturakapeyu (guaraní), Tatu poju´i (guaraní) pajotague (aaoreo).
Sinit (mocoví), napam (qom), che?no (wichi).

Kofür (mapudungún, pampa). También usan naunau para el piche patagónico y que origina el topónimo naunau-co = aguada del piche, un paraje en el departamento Ñorquín, Neuquén.

En aymara el nombre de los armadillos es kirkichu, que aplican a un animal “como tortuga”  y que dio el español quirquincho. Quizás de kiru = diente y chu = negación. Creían los aborígenes que colgándolo de la puerta de la casa los ladrones devolvían todo lo robado por miedo que su cara se llenara de apostillas pareciéndose al caparazón del animal. Por eso a las personas con granos en la cara le decían kirkichu ajanuni. Es curiosa esta asociación de los armadillos con lesiones de la piel ya que la ciencia médica ha comprobado que estos animales son los únicos además del humano que pueden infectarse naturalmente con el bacilo de la lepra.

“Al armadillo o quirquincho, lo emplean para ejercitar sus venganzas, derramando sobre su escamosa concha azufre molido, combinando con los cabellos, o suciedad pertenecientes al individuo que tratan de hacer daño; cuyo rostro y cuerpo, dicen que, desde ese momento, se cubren de granos y aun de escoriaciones” (Paris Día, 1920).


“Las manos gruesas y cuerudas como cascarón de peludo”.
Don Segundo Sombra, Ricardo Güiraldes





PELUDOS FAMOSOS

Al presidente Hipólito Yrigoyen, que gobernó durante dos períodos la República Argentina, le decían el Peludo, porque gustaba de vivir aislado, en su “cueva”, hablaba poco y tenía una postura algo encorvada, recordando similares características del animal.

Otro famoso, en este caso un lugar, es la loma del peludo, un sitio del que no sabemos bien dónde queda pero evidentemente es lejano y de difícil acceso, tanto que hay que peludiar para llegar. Se decía de las carretas que peludiaban en el barro por los agujeros que formaban en el barrial, como un peludo cavando su cueva.

El peludo de regalo, es otro conocido que aparece en el dicho “cayó como peludo de regalo”. Se aplica al que aparece inesperadamente en una casa, en una reunión, en un momento inoportuno, dando al anfitrión un trabajo inesperado, como cuando nos regalan un peludo y es necesario cebarlo y prepararlo antes de comerlo, gastando tiempo y esfuerzo.


Alex Mouchard

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REFERENCIAS

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EL VENCEJO DE COLLAR (Streptoprocne zonaris), EL PREDICADOR Y LAS FANTÁSTICAS GOWRIES

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