"Cuando se hace la historia de un animal, es inútil e imposible tratar de elegir entre el oficio del naturalista y el del compilador: es necesario recoger en una única forma del saber todo lo que ha sido visto y oído, todo lo que ha sido relatado por la naturaleza o por los hombres, por el lenguaje del mundo, de las tradiciones o de los poetas".

Michel Foucault-Las palabras y las cosas


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viernes, 22 de septiembre de 2023

LA HUALA PERDIDA, UNA HISTORIA DEL MACÁ GRANDE (Podiceps major)

Investigación y redacción Alex Mouchard 




“Ay Petronila Pérez,

huala perdida,

de amor a tus amores

fuiste cautiva.

 

Tus palabras de entonces

oigo en la brisa,

tu corazón de entonces,

cielo y jarilla.

 

Ay, Petronila, el agua

riendo brilla...

¡Tus pasitos de huala

cortejaría!

 

Tus pasitos de huala,

totora fina,

tu memoria, tu olvido...

Huala perdida.”

 

Canción de la huala perdida. Para Petronila Pérez, en Puelén – Edgar Morisoli (1994).

 

 

Podiceps major
Dibujo de Henrik Grönvold (Knatchbull-Hugessen & Chubb, 1917)


 

Una fría mañana de invierno de me encontraba observando aves en una laguna de Buenos Aires. Avisté flotando sobre el agua una curiosa formación de siete grandes pompones blancos, como si se tratara de siete fragatas con las velas hinchadas por el viento. Durante un largo rato, mientras los observaba, estuve tratando de resolver mentalmente a qué ave pertenecían los curiosos pompones algodonosos. De pronto, uno de ellos tomó la forma de un macá grande o huala (Podiceps major) y enseguida los siete estaban nadando en forma normal. Nunca pude averiguar a qué se debía este comportamiento, ¿era un despliegue de cortejo, estaban simplemente durmiendo o trataban de combatir la baja temperatura matinal?

 

Dejando estas dudas para más adelante nos trasladamos a otra época y otro escenario.

 

LA HUALA PERDIDA

 

Don Luis de la Cruz Goyeneche 

Pintura al óleo sobre tela por José Gil de Castro y Morales (Mulato Gil). Museo Histórico Nacional de Chile. https://es.wikipedia.org/wiki/Luis_de_la_Cruz#/media/Archivo:Luis_de_la_Cruz_y_Goyeneche.jpg

 





 

En Concepción (Chile) en abril de 1806 iniciaba un viaje trascendental Luis de la Cruz y Goyeneche, oriundo de esa ciudad, en cuya bahía suelen nadar las hualas, protagonistas de nuestra nota. Habiendo participado en la guerra de la independencia con Bernardo O´Higgins y José de San Martín, De la Cruz en ese momento cumplía las funciones de Alcalde Provincial de su ciudad natal. El objetivo del viaje era establecer una ruta comercial entre Chile y Buenos Aires, para evitar la vía marítima donde eran frecuentes los ataques de las naves inglesas y españolas. Para ello era necesario explorar los pasos cordilleranos, medir las distancias y buscar buenos pastos y aguadas. Contaba con la participación de indígenas pehuenches aliados, actuando como baqueanos y lenguaraces  para establecer relaciones pacíficas con los aborígenes que ocupaban el amplio territorio del Mamil Mapu («país del monte», en mapudungun), es decir la región de los caldenes y  algarrobos.

 

  Mapa del viaje de Luis de la Cruz, de Concepción a Buenos Aires en 1806 

por Carlos Wood.

Memoria Chilena, Biblioteca Nacional de Chile.

https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Mapa_del_viaje_de_Luis_de_la_Cruz,_de_Concepci%C3%B3n_a_Buenos_Aires_en_1806.jpg



 

El cruce de la Cordillera lo efectuaron por el Paso de Pichachén o Antuco a 2000 msnm, luego cruzaron el norte de Neuquén hasta el rio Colorado e ingresando a la actual provincia de La Pampa por zona de arenales y salitrales llegaron al estero de Puelec (actual localidad de Puelén). Este era un sitio de tránsito de las rastrilladas indígenas para llevar el producto de sus malones y comerciarlo con los pehuenches del norte neuquino.

 

Allí De la Cruz encontró a tres caciques provenientes de Cura Malal (Buenos Aires) arreando ganado lentamente hacia Neuquén.  En los toldos de uno de ellos llamado Mariñan, observó a una india que por sus rasgos le pareció de origen español, aunque ella decía  “china, china puerca soy”. Pero más tarde, entrando en confianza,  le comentó que era oriunda de Pergamino y que era la mujer del tal Mariñán. Al oscurecer se produjo un trueque con las indias, intercambiando plumas de avestruz por agujas, bizcochos y adornos, y habiendo entrado en confianza, se produjo el siguiente diálogo con la mujer (De la Cruz, 1835):

 

“--¿Cómo te llamas?

–Petronila Pérez, respondió ella.

–¿Eres cautiva?

–Si

-¿Mucho ha?

–De muy chica

–¿Cómo sabes hablar?

–Porque he tratado con otras cautivas, que me enseñaron como hablan allá

–¿Tus padres de donde eran?

–Del camino de posta de Buenos Aires, y los mataron los indios cuando yo fui cautiva con otra hermana mía v dos hermanos uterinos que se apellidan Morales...”

 

Petronila le contó que había estado en las Salinas donde vivían sus dos hermanos cautivos que todos los años venían a visitarla. Luego de la Cruz le preguntó si no había intentado volver con los cristianos y ella respondió:

 

“-No quise irme, porque quiero mucho a mis hijos.

–¿Cuántos tienes?

–Dos, pero no son hijos de este marido, sino de otro que murió.”

 

Al otro día la cautiva vino al campamento y le dijo que  su marido la mandaba a pasear a lo de los cristianos,” consultándolo si saldrían al día siguiente. De la Cruz no le dio seguridad y aprovechó para averiguar de ella datos sobre el recorrido realizado por los indios, sus poblaciones, aguadas y alimentos.  

También le preguntó cuál era su nombre indígena y ella respondió: “Llamigual, esto es «ya se perdió la guala»,” (De la Cruz, 1835)

En el relato del viaje no vuelve a mencionarse a la cautiva, el supuesto intento de volver con los cristianos de la mano De la Cruz parece no haberse concretado y su drama como el de tantas mujeres cautivas de la época terminó desvaneciéndose en las arenas del desierto pampeano, dejando muchos interrogantes, entre ellos el origen de su nombre ¿por qué «la huala perdida»?

Quizás recorrer la historia del ave nos dé alguna pista …

 

LA HUALA SEGÚN LOS NATURALISTAS

Probablemente la huala llegó a manos de los zoólogos europeos como ejemplares capturados en alguno de los grandes viajes de circunnavegación franceses en su paso por las costas del extremo austral de Sudamérica. Buffon, sin embargo, consideró erróneamente que venía de Cayena, en la Guayana Francesa, y destacó lo grácil de su cuello: “Es menos por las dimensiones de su cuerpo que por la longitud de su cuello que este zampullín es el más grande de las aves de este género” (Buffon, 1749-1789). Y de allí vino el nombre Grand Grèbe, es decir Gran zambullidor, latinizado como Colymbus major. Pero como los macás no pertenecen a la familia de los colimbos (Colymbidae), sino a la familia Podicipedidae, emparentada con los flamencos, el macá grande fue pasado al género Podiceps.

 

Grèbe de Cayenne 

Dibujo de François-Nicolas Martinet (Daubenton, 1765-1783)




 

Macá cornudo, lo llamó Félix de Azara, porque “noté yo que con el enojo formaba un copete cornudo o con dos puntas, y que herizaba (sic) un poco las plumas de la cabellera.” Llegó a tener dos de ellos en su casa: “habiéndolos soltado en mi quarto, manifestaron mucha actividad en la cabeza y cuello, porque lo demás estaba como tullido en tierra. Siempre estuvieron echados como ranas con los tarsos vueltos afuera. Les di carne cruda y aunque la tomaban con ansia de hambrientos, al punto la arrojaban como si les causase hastío. Al día siguiente amanecieron muy melancólicos, ya la tarde murieron” (Azara, 1802).  Triste fin para unas aves tan especializadas al medio acuático que difícilmente podrían sobrevivir en una casa.

Claude Gay (1847) aportaba más información desde Chile, incluyendo el nombre Guala o Gualón: “Es bastante común en Ias riberas de la República, donde viene con frecuencia, a causa de no poder volar por la pequeñez de sus alas. Va siempre por parejas, y hace su nido entre los carrizales; poco después que los chicuelos salen del cascaron se suben encima de la madre y se sumergen con ella.”

Es imposible hacer que este zambullidor salga del agua, y cuando se lo descubre en un pequeño estanque se le puede perseguir hasta agotarlo y atraparlo con la mano; sin embargo, ocasionalmente debe realizar largos viajes en vuelo cuando pasa de un lago aislado a otro. Probablemente sus recorridos se realicen de noche.” (Sclater & Hudson, 1889)

Cuando se le sigue en canoa, a menudo se sumerge, pero no permanece bajo el agua por mucho tiempo. Su estómago estaba lleno de plumas de aves y restos de crustáceos.” (Jean Stanislaus Stolzmann en Taczanowski, 1886)

 

En la laguna de Aculeo, cerca de Santiago de Chile, en enero de 1896, Fernand Lataste (1923) pudo ver “aquí y allá,  pequeños objetos blancos que sobresalían de la superficie del agua. Los barqueros se acercaron a ellos, los agarraron y me los pasaron. . .  me dijeron entonces que eran huevos de Guala (Podiceps leucopterus), zampullín abundante en el lago . . .  El nido, si podemos darle ese nombre, estaba formado por un gran montón irregular de algas filamentosas, sueltas hacia la periferia, pero cada vez más apretadas hacia el centro y la parte superior del montón no superaba, o superaba apenas la superficie del agua. Es en esta cumbre, muy ligeramente hundida por su peso, donde reposaba el huevo, con su parte inferior bañada en el líquido, el resto de su superficie calentada durante todo el día por el sol ardiente que nunca se oculta en esa estación … Supongo que los padres vigilan sus huevos, sin perderlos de vista, e incluso se aseguran de darles la vuelta de vez en cuando.

Ernest Gibson (1920) agregaba que en los bajos de Ajó el macá “coloca su nido en lo más espeso de los juncales del bañado. El nido, hecho de plantas acuáticas, se eleva apenas sobre el nivel del agua; y dos veces vi, al acercarme, al ave incubante echando apresuradamente algunas hierbas sobre los huevos antes de abandonarlos. La puesta es de tres.

Una curiosidad es la forma en que el huala puede jugar con sus presas como lo haría un gato con un ratón:  Este zambullidor estaba nadando y divirtiéndose en un estanque profundo y estrecho, y no mostró alarma ante mi presencia, aunque me senté en el borde a veinticinco metros de él. Lo vi sumergirse y salir con un pez pequeño de unos 7 cm de largo en el pico; Después de permanecer un rato inmóvil, arrojó al pez a una distancia considerable con un repentino movimiento de su pico, y luego, en el instante en que el pez tocó el agua, se sumergió nuevamente. Luego emergió con el mismo pez, pero sólo para arrojarlo y sumergirse como antes; y de esta manera lo soltó y lo recapturó como quince veces, y luego, cansado de jugar, lo soltó y lo dejó escapar.” (Sclater & Hudson, 1889)

Otros autores han encontrado en su estómago peces como pejerreyes (Odontesthes regia), plumas y piel de aves acuáticas (gallaretas), crustáceos y otros invertebrados

Según Hudson era muy “común a lo largo del río de la Plata, pero debido a su gran tamaño y a la gran belleza de su blanquísimo plumón es muy buscado y se está volviendo raro.” (Sclater & Hudson, 1889). Walter Barrows (1883) confirma esto último: “En muchos lugares son muy cazados por su piel que es un buen artículo comercial en Buenos Aires.” Desconozco qué artículos se elaborarían con tan raro producto, sin embargo por analogía podría haber tenido un uso similar a la de la piel de cisne en Europa, que servía para forrar prendas y calzados de lujo, y fabricar aplicadores de maquillaje en polvo, justamente llamados «cisnes».

 

 

 

“Ya se oía el ruido del trueno, producido por la caída de los hielos del Tronador: después, nada turba el silencio de estas soledades, sino el canto melancólico de los hualas de plumaje sombrío.” (Cox, 2012)

 

Huala
 Dibujo de Claudina Abella de López (Gollan, 1949)


 

 

 

Darwin (1838) se vio impresionado por su prolongado y triste grito, allá en los canales fueguinos: A menudo emite un grito muy melancólico, que conviene al clima sombrío de aquellas costas desoladas.” Sonido que efectivamente parece corresponder a la soledad y sobriedad de esos paisajes castigados por el viento y el agua. Imaginamos que esa voz de la huala, perdida en la inmensidad de algún lago patagónico, tal vez pueda explicar a qué aludía el nombre indígena de Petronila Pérez.


Podiceps major macho (Hatcher, 1903)


En la zona del río Mayer (Santa Cruz) John Bell Hatcher tuvo un emotivo encuentro con una huala, el que desafortunadamente terminó mal para el ave, aunque ello no invalida su relato:

“Un día particularmente brillante y alegre de finales de febrero, mientras cabalgaba por el bosque a una distancia de unas cinco millas al oeste de nuestro campamento, encontré un pequeño lago casi circular de aproximadamente una milla y media de diámetro. Cuando salí del bosque y me senté en mi caballo junto a la orilla rocosa, donde pensé detenerme por un momento y admirar la hermosa escena que tenía ante mí, llegó flotando a través del agua desde el otro lado del lago un sonido grave y lastimero: que reconocí al instante como el del zampullín, Aechmophorus major.

“En este lugar resguardado no había suficiente brisa para causar la más mínima ondulación en la superficie del lago, que por un instante escudriñé cuidadosamente, esperando ver el ave no voladora que sabía debía estar presente, aunque la localidad era remota. de su hábitat normal.

“Durante unos momentos, salvo el grito grave y lastimero que se oía a intervalos desde el lado opuesto, no pude ver en ninguna parte de la superficie del lago la más mínima evidencia de vida. Un poco más tarde, sin embargo, detecté una amplia onda en forma de V en el agua, con un pequeño objeto negro en la punta, que se dirigía directamente hacia mí desde la orilla opuesta. Durante un tiempo permanecí inmóvil y observé al ave solitaria que se nadaba grácilmente en la superficie del agua, con su largo cuello erguido y manteniendo un rumbo perfectamente recto hacia la playa a mis pies, sin dejar de pronunciar a intervalos regulares esas notas singularmente quejumbrosas. lo cual parecía casi como si tuviera la intención de expresar de mi parte conmiseración por él en la solitaria soledad de su entorno.”

 

El ave se acercó demasiado y Hatcher disparó. Al parecer en aquellos tiempos y en esa zona el huala no desconfiaba de los humanos. Richard Crawshay observaba: Son notables por su extrema curiosidad. A menudo los he visto en el agua y ellos han venido a observarme, nadando cerca de la orilla, moviéndose con inquietud y sumergiéndose de vez en cuando. … una pareja que se comportaba de esta manera: vinieron a la orilla para observarme.” (Hatcher, 1903)

 


Huala (Bros, 1929)



 

Al parecer en aquellos lugares el huala no desconfiaba de los humanos, en cambio en la zona de Ajó (Provincia de Buenos Aires), el ave era muy desconfiada quizás porque como lo señalaba Hudson era intensamente cazada. Allí Gibson (1920) encontró una hembra que tenía un pichón al que “lo llevaba sobre su espalda o escondido debajo del ala (habiendo para ello una especie de bolsa natural o hueco, situada debajo de cada ala); cuando el ave padre se zambulló, el joven se separó y permaneció a flote. El grito del adulto se parecía al del pavo real, aunque naturalmente no tan poderoso, mientras que el de los jóvenes era sólo una nota débil … Cuando lo coloqué en el suelo (mientras me mordía salvajemente), se sentó con la cabeza y el cuello erguidos, el cuerpo apoyado en el suelo y los pies extendidos hacia atrás; los que usó para avanzar, impulsándose junto con ellos en una sucesión de saltos como de rana.”

En esa misma región de Ajó, debo citar a Alexander Wetmore (1926) para explicar lo que relaté al comienzo de esta nota: “Tres fueron observados durmiendo mientras flotaban en el agua, con el cuello echado hacia atrás de modo que el pico descansaba sobre el hombro al lado del cuello con la punta hacia adelante. Como esto dejaba a la cabeza redondeada en el medio del lomo, producía un perfil curioso. Desde esta posición las aves se lanzaban a bucear sin pérdida de tiempo al desplazar el pico hacia delante.”

Rodolfo Escalante (1970) coincide diciendo: “Cuando reposa sobre la superficie del agua recuesta su largo cuello sobre el dorso y pliega la cabeza junto a él hacia delante, colocando el pico sobre el hombro y en esa dirección. Tronco, cuello y cabeza adoptan entonces la disposición de una Z de ángulos muy cerrados, en estas condiciones el cuerpo tiene el contorno de una boya achatada, mientras que la cola se levanta y muestra el rojo de sus cobijas inferiores en el lado opuesto al blanco brillante del pecho; una de las patas es recogida bajo un ala mientras que la otra, sumergida, mantiene el cuerpo en un lugar determinado como si éste estuviera anclado al fondo.”

 

La habilidad de buceo de la huala parece haber hecho creer a los mapuches que si el ave es herida se agarra a las plantas sumergidas y no sale más.

 

 

 

ESCENA CON HUALAS

 

"Estuve mucho tiempo solo allí arriba y me divertí mucho observando un par de macás en una pequeña laguna en la Cancha Rayada.

“Son estos grandes aves zambullidoras, más o menos como un somorgujo, de color marrón oscuro.

“El macho tiene una especie de gorro de plumas que levanta. Estaba cuidando el nido en el agua. Él me vio y comenzó a gritarle a la hembra: «¡Cuidado! ¡Peligro! ¡Ven aquí conmigo!». Y ella estaba cómoda y oculta en su nido, pero se levantó para detener sus chillidos y trazó un gran semicírculo, deslizándose por lo bajo y haciendo todo lo posible para hacerme creer que el nido estaba en otra parte.

“Luego él comenzó a regañarla: «Apuesto a que no cubriste el nido. Ustedes, las hembras, no saben lo suficiente como para protegerse de la lluvia. Iré yo y lo arreglaré como es debido» y él volvió derecho al nido como una flecha, y recogió uno o dos palitos y los puso sobre el nido y regresó chapoteando hacia ella, diciéndole: «Ya está, todo está bien ahora. ¡Cómo me cuesta a cuidar las cosas!» Casi podía oírlo diciéndolo.”

 

Relato de  Edward Chace en el lago San Martín (Santa Cruz)  (Barrett & Barrett, 1931)

 

 

 

 

LA HUALA SEGÚN LOS PUEBLOS

Gregorio Álvarez (1960) hizo una excursión a caballo al lago Paimún (Neuquén) , en el «País del Verde Silencio». En ese bello lugar recordó la leyenda de la huala que gime en el Paimún.

Una hermosa joven mapuche llamada Huala solía ir a buscar agua al lago.  Sin que ella lo advirtiera, el Trelque, un sumpall o maligno genio del lago, la acechaba.  Un día, cuando la niña ya era mujer, al acercarse como siempre al lago, una garra surgió y la arrastró hacia lo más profundo. Alertados por sus gritos, sus padres y hermanos llegaron a rescatarla, pero nada pudieron hacer.  A cambio, el monstruo los compensó con una gran cosecha de peces.

En su cueva Trelque mostró a Huala los restos de sus víctimas decapitadas, cuyas cabezas acostumbraba lanzar desde las cumbres como bolas de fuego o cherufes. Impresionada, Huala se desmayó y al despertar vio que Trelque se había transformado en un joven que le declaraba su amor y quería casarse con ella. Pero Huala, llorando, le pidió que al menos le permitiera seguir contemplando su gente, las montañas y los bosques. Trelque consintió siempre que Huala no abandonara el lago y por eso la transformó en un ave de alas y patas muy cortas, que sólo podía nadar y no podía escapar corriendo o volando. Desde entonces, Huala grita su dolor con angustia cada vez que aparece un humano que le recuerda su familia. Por eso  se acerca a la orilla, anhelando volver con los suyos. Esa característica de los macás de tener las patas cortas e insertadas muy atrás en el cuerpo dio origen a su nombre genérico, Podiceps, del latín prodicis: retrasado, y pes, pedis: pie.

 

Otras fuentes ubican la leyenda de la Huala en el lago Budi (Chile), donde la joven habría sido arrastrada por la corriente que lleva al mar. A este hecho se refiere el poema de Lorenzo Aillapan Cayuleo,  «Tachi Wala – Walakawün»:

 

Antiguamente habían numerosas pájaros Huala

ahora están en vías de extinción y andan algunitos

en el río Chol Chol, en ese lugar

hay una comunidad con este nombre

así es Hualacura, de verdad para siempre,

donde existió pololeo del hombre Pájaro mapuche.

 

Al igual que una hembra humana llora desconsoladamente

esta ave llora y llora y canta su canción

al desaparecer la pareja, al morir los polluelos –estar ausente

aquí en el lago Budi, al desembocar

las aguas del lago en el mar a la salida del invierno

se ven arrastrados por la corriente nidos con huevos.

 

Todos los años sucede este fenómeno natural

por eso siempre llora y llora por la desgracia

la hembra Huala está desolada y siente

los polluelos arrebatados por la corriente

hacia la desembocadura del Budi, hacia el Gran Océano

por eso llora la Huala desconsoladamente.

 

 

Es un ave que nunca se ve volar, los ancianos contaban que una vez la huala escuchó el canto triste de otra huala y esperó la noche para volar y no ser vista. Entonces, al ver su plumaje se volvió negro y la huala perdió el rumbo por volar de noche, entonces la pilló el día y el sol dio de lleno en ella y el pecho se le volvió dorado, así contaba la gente de antes. Los ancianos un día, la vieron de nuevo en la laguna ahora con otra huala, decían los mayores, que por eso entonces ellos grabaron la forma de dos pajaritos en los pectorales de plata que hasta hoy día usan las mujeres mapuche, por todas las tierras de Arauco.” (Gumercindo Quirilao Curihuinca, lonko de la comunidad de Pangue, en Aguas Deumacán et al., 2009)

 

Trapelacucha (pectoral) mapuche, plata, siglo XIX

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Entre los mapuches la huala o wala es un ave mágica. Se asegura que quien oye su canto cerca de la casa sufrirá desgracias, o la muerte de un pariente, o alguien de la casa se irá, generalmente la pareja. En otros ocasiones anuncia la abundancia de puyen para prepararse para la pesca.

 

 

NOMBRES DE LA HUALA

Huala, el nombre mapuche del ave, que se supone de origen quechua, quizás de huay: voz de lástima. Pero la raíz hual: algo redondo, da en quechua, hualanpaui, o hualanpacu: plumaje grande redondo como gran bola, y pienso en mi avistaje de las “bolas de algodón” en la laguna bonaerense.

Llancun significa perderse algo, de allí Llanihuala: huala perdida, el nombre de Petronila Pérez.

Pollolo, coiquito (indígenas de la Araucania).

Oiyi, oien u oyien (ona o shelknam).

Gala (yámana o yagán).

Huala Grande (Chile). 

Chalupa, por su costumbre de llevar sus hijuelos sobre la espalda al nadar (Chile).

Zambullidor Grande (Mendoza).

Macá Cornudo, Macá Grande, Macá Grande Copetón,  Macá Cornudo de Azara, Macá Mayor, Macá Copetón, Macá Pingüino, Zampullín Grande, Trompetín. 

Mergulhao Grande (Brasil).

 

         Lugares (topónimos)

Hualaihué: lugar de Hualas. Comuna de la Región de los Lagos, Provincia de Palena, Chile. Futahual: huala grande. Estero en la Región de Los Lagos, Chile.

Hualakura: piedra [en forma de] huala. Aldea en la región de la Araucanía (IX Región), Chile.

El cordón de las Hualas, acompaña el valle del río Puelo por el lado meridional.

En Ecuador existen las localidades de Gualla y Gualaquisa (lumbrera del huala) lo que abonaría la hipótesis de que la palabra es de origen quechua.

 

 

         Apellidos (patronímicos)

Huenchuhual: hombre huala,

Millahual: huala dorada

Colihual: huala parda

Curihual: huala negra

Lefiu: se zambulló la huala

Nahuelhauñ: tigre-huala

Neculhual: huala de nadar veloz

Paillau: huala acostada

Rayíu: huala florida

Tegualda: huala perro

Mañkewala: cóndor huala

Kunchawala

 

 

 

 

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sábado, 24 de noviembre de 2012

VIAJE POR EL RIO RECONQUISTA – BUENOS AIRES - ARGENTINA


El objetivo de este viaje realizado por el autor entre 1975 y 1976 fue hacer un relevamiento ornitológico de las riberas del río Reconquista, remontándolo a pie desde su desembocadura hasta el puente de Cascallares. La idea de transcribirlo aquí es, pese a la brevedad del relato, la dejar plasmada una referencia para comparaciones con la situación actual y futura de esta cuenca.

INFORMACION SOBRE LA ZONA RECORRIDA

La zona del río Reconquista, según un mapa de 1731 - Defensor del Pueblo de la Nación y otros -2007 - Informe especial cuenca del río Reconquista – Primera Parte.

La cuenca del río Reconquista se extiende por 18 partidos del conurbano de Buenos Aires, Argentina, con una superficie de aproximadamente, 167.000 hectáreas. La integran 134 cursos de agua con un total de 606 kilómetros, de los que 82 km corresponden al cauce principal llamado río Reconquista. Se ubica entre las cuencas de los ríos Luján al norte y  Matanza-Riachuelo, al sur.

El río Reconquista nace de la confluencia de los arroyos La Choza y Durazno en el partido de General Rodríguez. Poco después recibe al arroyo La Horqueta y aquí, donde termina la cuenca superior, se construyó la represa Ingeniero Roggero que forma el lago San Francisco en el límite de los partidos de General Rodríguez, Marcos Paz, Moreno y Merlo. Más adelante, en la cuenca media,  le llegan las aguas de  los arroyos Las Catonas y Morón. En la cuenca baja se bifurca en dos cursos: el río Tigre y el Reconquista Chico, a los que se suma  el canal Aliviador o  Namby Guazú (actual Cancha Nacional de Remo), y por esas tres vías desemboca en el río Luján que, a su vez lo hace en el Río de la Plata.

Es un río típico de llanura con escurrimiento lento debido a la baja pendiente, unos 3 cm por km, ya que entre sus nacientes y la desembocadura el desnivel es de sólo unos 27 m.  El caudal varía entre 69.000 y 1.700.000 m3/día,

En 1580 Juan de Garay denominó "Riachuelo de Las Conchas" a este río, en cuyas riberas realizó repartos de tierras. Al parecer el nombre se debe a que en sus orillas se encontraron restos paleontológicos de conchas marinas. En efecto hace 7.000 años atrás se produjo una de las tantas ingresiones marinas a la zona de Buenos Aires avanzando por la cuenca de este río, así como por el Maldonado y el Matanzas.

En 1954 se cambió la denominación por río de la Reconquista, aludiendo al conocido episodio en que terminó la primer invasión inglesa de Buenos Aires en 1806. Las tropas que la concretaron al mando de Santiago de Liniers desembarcaron en el Puerto de las Conchas (actual Tigre) y desde allí marcharon hacia la ciudad.

En 1587, se descubrió un sitio poco profundo donde podía vadearse el río con cierta facilidad, se denominaba “Paso del Rey” porque por él pasaba el “Camino Real” o “de los Correos”, que comunicaba Buenos Aires con el interior del país. Hacia 1630 existían ya tres pasos: el ya mencionado  Paso del Rey (sobre la actual Av. Rivadavia), el Paso Morales (ex Camino Viejo Real a Córdoba y el Pacífico y actual Avenida Gobernador Vergara) y  el Paso de Diego López (ruta 8).

Por el paso de Morales fue llevada en 1630 la imagen de la virgen de la Inmaculada Concepción que sería entronizada como virgen de Luján. A partir de 1778 se agregó el de Puente Márquez sobre el Camino de los Gaona, por el cual muy probablemente Charles Darwin haya cruzado el 27 de septiembre de 1933 en su viaje hacia Luján.

En Agosto de 1820 tras un temporal se abrió un pequeño arroyo en la desembocadura formándose el río Tigre, nombre debido a los yaguaretés que llegaban a la zona navegando sobre los camalotes durante las grandes crecientes del Paraná.

El río y su cuenca se hallan muy modificados por la actividad humana ya que en la misma habitaban en 1991, aproximadamente 3 800 000 habitantes, o sea el 10,4 % de la población total del país en esa fecha. La importante actividad industrial que se registra en esa zona que alberga unas 12 000 establecimientos industriales es una de las principales causas de la intensa contaminación que presentan sus aguas, debida especialmente a los efluentes sin tratar de fábricas textiles, frigoríficos, industrias de la construcción, químicos, curtiembres, fibras sintéticas, metalúrgicas, y caucho, entre otros rubros.

Además debido a que un alto porcentaje de su población (62 a 95% según el Censo 2001) carece de servicio de cloacas, más de 3000 camiones atmosféricos desagotan diariamente en forma directa al río sumado a que el 90% de los efluentes cloacales se vuelcan en crudo al río. A esto se suma la actividad de los rellenos sanitarios en su cuenca (en el partido de San Miguel) provenientes de más de 22 municipios con un volumen de aproximadamente 15 mil toneladas diarias de residuos.

Es en consecuencia el segundo río más contaminado de Argentina, después del Riachuelo. Sus aguas tienen elevados índices de metales pesados y de microorganismos patógenos.

“De acuerdo a la mayoría de estos parámetros [oxigeno disuelto, DBO, cloruros, fosfatos, fenoles y compuestos de nitrógeno, metales, agroquímicos y pesticidas] resulta evidente que para los estándares internacionales la calidad del agua es siempre baja-muy baja”.  (DPN)

Cuenca del río Reconquista - http://www.cuencareconquista.com.ar/partidos.htm

DESARROLLO DEL VIAJE

1ª etapa

28 de julio de 1975, entre las 9 y 15 hs.

En esta primera etapa se exploró el río Tigre desde el puente sobre la avenida Rocha (Tigre) hasta el punto en que surge del Reconquista y luego siguiendo por la margen izquierda o norte de éste hasta el puente de la ruta provincial Nº 202.

Podemos considerar 3 sectores:

Sector A – En esta parte hasta el cruce con la ruta provincial nº 24 (ex ruta nacional nº 197) es difícil acercarse a las orillas por la existencia de fincas y clubes deportivos privados. El agua es muy oscura y las orillas muy fangosas, siendo evidente la contaminación  que presenta y que se agrava por el arrojamiento de desperdicios domésticos.

Sector B- Esta sección va desde la ex ruta nacional nº 197 hasta el extremo oeste del Aeródromo de San Fernando donde el curso se acerca a la ruta provincial nª 202.

En la margen izquierda se ve un campo con vacas lecheras y en la margen derecha el predio que corresponde a dicho aeródromo. El agua es de color amarronado presentando menos contaminación evidente. Hay numerosos afluentes: pequeños arroyuelos totalmente contaminados. Uno de ellos, el arroyo Basualdo, que figura en los mapas, tiene un ancho de apenas 3 metros.


El 13 de diciembre de 2010 se publicó en eltigreverde.blogspot.com.ar que vecinos del barrio Baires, Don Torcuato, “continúan alertando respecto a que en el tramo de la calle Madrid, que va desde Félix Frías a Juan Ruiz de Alarcón, a través de un conducto pluvial, se están volcando residuos industriales líquidos, de color marrón oscuro que despide un intenso olor ácido. El ducto en cuestión termina desaguando en el arroyo Basualdo”



Sector C – En este sector el río corre paralelo a la ruta provincial nª 202 (Av. H. Yrigoyen) hasta el punto en que el río cambia el curso hacia el sur y cruza la ruta.

Hay una gran contaminación producto de los efluentes de los frigoríficos de la localidad de Bancalari y de una fábrica de productos químicos. Grandes copos de espuma flotan sobre las aguas.

En esta primera etapa el río no supera los 20 m de ancho, siendo más angosto el en el sector A, probablemente porque como vimos el cauce se divide en tres cursos, uno de los cuales es el río Tigre que recorrimos.

A lo largo de este tramo se observan en las márgenes bosquecitos de tala y en las orillas juncos y totoras, a continuación de estos hay formaciones de cardos de Castilla, algún cardo asnal aislado y cicutales para luego continuar con pastizal. En éste se pueden ver algunas lagunitas más o menos temporarias.

De la fauna de vertebrados sólo ví aves, aunque escasas. Las aves se hallaron principalmente en los pastizales del valle del río: teros, algunos chimangos, muchos benteveos, sobre todo en la vecindad de dichas lagunitas y golondrinas de ceja blanca. Ëstas y los benteveos se observaban también en las  riberas. En el ecotono entre el pastizal y los bosquecitos marginales se vieron calandrias, y en dichos bosquecitos ratonas. En los juncos junqueros. Era notoria la ausencia de aves acuáticas, salvo alguno que otro carao.En los bordes de los pastizales donde hay grandes eucaliptos vimos horneros y palomas domésticas.



2ª etapa
26 de octubre de 1975, entre las 8 y 11.30 hs.

Debido al mal tiempo imperante sólo se pudo recorrer un corto trecho de la margen derecha del río entre la avenida Gorriti  a lo largo de los terrenos del ex IFONA  y del INTA Castelar.

Aquí el río es más angosto (unos 10 m) y corre más rápido. La contaminación parece ser menor, si bien el agua tiene un acentuado olor fenólico. Hay signos de vida acuática: peces y algas.

Junto al río hay un bosque ribereño muy frondoso donde hay árboles exóticos (moreras) que alberga muchos paseriformes, aunque no encontramos nidos. Las márgenes tienen bastantes juncos y algunas totoras.

Luego aparecen algunos árboles aislados entre matas de cardos e hinojos. Aquí encontramos ratonas y nuevamente donde hay eucaliptos implantados, horneros y palomas.

La ribera izquierda es más alta presentando barrancas y muy poca vegetación.
Más allá de la zona de hierbas hay una pradera artificial de alfalfa, trébol y gramíneas de unos 40-90 cm de alto donde observamos una pareja de halcones blancos “halconeando”.

La avifauna es abundante pero con pocas especies, sobre todo las más adaptables a la perturbación antrópica: benteveos, calandrias, chingolos, ratonas y tordos renegridos. Junto al camino asfaltado (Juana Gorriti) hay viviendas y abundan los gorriones.


3ª etapa  – 17 de enero de 1976.
Sector entre Paso del Rey y Puente Cascallares.

Esta parte se caracteriza por que el río atraviesa zonas bastante pobladas.  Una primera sección hasta la altura del frigorífico Mariano Moreno tiene un curso bastante recto con las orillas derecha despejada y la izquierda, por donde transitamos nosotros, cubierta por bosquecitos donde predominan los álamos blancos. En este sector el agua presenta bastante contaminación debido a los efluentes del frigorífico y de la localidad de Paso del Rey. Las aves están representadas por benteveos, horneros y ratonas.

La segunda sección del frigoríifico al puente Cascallares es muy sinuosa, mostrándose como típico río pampeano, con barrancas escalonadas y sin árboles. La ribera izquierda es la más alta y linda con potreros y zonas periurbanas con montes de eucaliptos y coníferas. Aquí abundan los horneros y palomas. El agua es más limpia y abundan los pequeños peces llamados madrecitas. Aquí nos sorpendió la presencia de la garza mora ya que es un área frecuentada por bañistas y cazadores de pájaros con rifles de aire comprimido.


ESPECIES:

Benteveo común – Pitangus sulphuratus
Calandria grande – Mimus saturninus
Chimango – Milvago chimango
Chingolo – Zonotrichia capensis
Garza Mora – Ardea cocoi
Golondrina ceja blanca – Tachycyneta leucorrhoa
Gorrión – Passer domesticus
Hornero – Furnarius rufus
Junquero – Phloeocryptes melanops
Madrecita -  Cnesterodon sp.
Milano blanco – Elanus leucurus
Paloma doméstica – Columba livia
Ratona común – Troglodytes aedon
Tero  común  - Vanellus chilensis
Tordo renegrido – Molothrus bonariensis

  
REFERENCIAS

Apestegía, S. Buenos Aires, los paisajes perdidos bajo la ciudad. Una visión desde la Paleontología. En Athor, J. (ed.) – 2012 – Buenos Aires, la historia de su paisaje natural. Fundación de Historia Natural Félix de Azara – Bs. Aires.

Defensor del Pueblo de la Nación y otros -2007 - Informe especial cuenca del rio Reconquista – Primera Parte.

http://www.cai.org.ar/ - 5-4-2008 - Informe del Ing. Osvaldo Buscaya -

http://es.wikipedia.org/wiki/R%C3%ADo_Reconquista

www.cuencareconquista.com.ar


Alex Mouchard

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