"Cuando se hace la historia de un animal, es inútil e imposible tratar de elegir entre el oficio del naturalista y el del compilador: es necesario recoger en una única forma del saber todo lo que ha sido visto y oído, todo lo que ha sido relatado por la naturaleza o por los hombres, por el lenguaje del mundo, de las tradiciones o de los poetas".

Michel Foucault-Las palabras y las cosas


viernes, 17 de agosto de 2012

EL ZORRO LOBO DE LAS MALVINAS Dusicyon australis



Remember me — Oh ! pass not thou my grave
 Without one thought whose relics there recline:
 The only pang my bosom dare not brave,
 Must be to find forgetfulness in thine.

 [Recuérdame Oh! No pases junto a mi tumba
Sin pensar en aquel cuyos restos allí reposan:
La única pena que mi corazón no podrá soportar
Es encontrar en el tuyo el olvido...]

Lord Byron – El Corsario
Nota: Lord Byron fue el nieto del comodoro John Byron quien nos dejó su relato sobre el zorro lobo.






En el lejano Atlántico Sur, a los 52° de  latitud y a escasos 500 kilómetros de la costa de Sudamérica, econtramos el archipiélago de las islas Malvinas o Falkland.  Se trata de dos grandes islas que ocupan el 70% del archipiélago, una ubicada al este y denominada Soledad -  de 6.306 km2-  y la otra, llamada Gran Malvina,  se sitúa al Oeste y posee una superficie de 4.352 km 2.  Hay una distancia de 350 kilómetros entre el Cabo Belgrano de la Isla Gran Malvina y el Cabo San Juan de la Isla de los Estados, que a su vez dista sólo 24 km de la costa de Tierra del Fuego, datos de interés para lo que acá narramos.

La vida es esas gélidas tierras se manifiesta generosa especialmente en la cantidad de especies de peces e invertebrados marinos, aves y mamíferos marinos. Pero no es tan así con los escasos mamíferos terrestres. Y, para que esta carencia sea mas evidente aún, el destino (o el hombre) se encargaron de extinguir, hace ya más de un siglo, la única especie que fue un cánido, el zorro o perro malvinero (Dusycion australis).

Despertó la curiosidad de muchos biólogos la presencia de esta especie literalmente aislada, y comenzaron las conjeturas sobre cómo había ido a “parar ahí” este animal confinado por la biogeografía.

Dibujo del natural coloreado a mano por J.G. Keulemans
    Mivart, St. - 1890- Dogs, jackals, wolves, and foxes: a monograph of the Canidae.
London. R.H. Porter 

Hipótesis sobre su origen

Se especuló que podría tratarse de alguna de las especies de zorros que habitan el extremo sur de Sudamérica que  hubiera cruzado esos pocos cientos de kilómetros que separan al archipiélago del continente , lo que parece bastante poco probable por tratarse de un bravío y frío océano que separa ambas partes, el Atlántico. Una de las posibilidades más factibles de imaginar sería el traslado por parte del hombre, que de hecho realizó este cruce, pero los yámanas, nombre del pueblo aborigen del sur de Argentina, datan una existencia no mayor a los 12.000 o 14.000 años y se estima que nuestro protagonista zorro malvinero estaría en su tierra desde hace unos 70.000 años; por lo que también fue descartada esta conjetura.

Giacchino y Cardillo (1998) indican: “Según el mastozoólogo inglés Oldfield Thomas, los zorros que poblaban cada una de las dos grandes  islas del archipiélago malvinense correspondían a dos subespecies distintas: Dusicyon australis australis (Kerr, 1792) que habitaba las isla Gran Malvinas, y Dusicyon australis darwinii (Thomas, 1914) que habitaba la isla Soledad. Para otros autores el zorro malvinero habría sido una especie insular del género Dusicyon que incluiría a otras especies similares de Sudamérica. Berta en 1987, sostiene en cambio que el género Dusicyon debe reservarse exclusivamente para esta especie. Los que sostienen esta última postura suelen emplear el género Pseudalopex para las especies cercanas”.



Más tarde, en 2009,  con los  análisis genéticos del equipo dirigido por Graham J. Slater, investigador de la Universidad de California, se esclarece bastante la incógnita.  Publicaron sus conclusiones en la revista Current Biology , indicando que el familiar vivo más cercano del zorro lobo de Malvinas es una especie sudamericana, aunque ambos se separaron en América del Norte. Se referían al aguará-guazú o lobo de crin (Chrysocyon brachyurus) que habita desde el centro de Brasil hasta el norte o casi centro de Argentina. Obtuvieron muestras de ADN de cinco ejemplares de museo - probablemente los únicos existentes-,   analizaron las variaciones comparándolo con el ADN de la especie actualmene viviente. Pudieron así construir un árbol filogenético y establecer el momento en que se separaron ambas especies.


Slater dijo que el estudio reveló que el aguará guazú y el zorro-lobo de Malvinas compartieron un ancestro norteamericano hace algo más 6 millones de años atrás y se habrían separado hace unos 3 millones de años cuando se formaba el Istmo de Panamá, lo que en paleozoogeografía se llamó el gran intercambio biótico americano. No obstante esta postura carece de un aval muy necesario cual sería el hallazgo de fósiles en Norteamérica similares al lobo malvinero. También sostuvo, al descartarse la posibilidad de ser trasladado por el hombre, que los lobos deben haber flotado sobre vegetación o témpanos de hielo para arribar desde el continente a las islas. O sea que habría llegado a las islas Malvinas antes del final de la última edad de hielo, fecha en la que todavía los humanos no habían colonizado América del Sur.



Orden: Carnivora

Suborden: Caniformia

Familia: Canidae

Género: + Dusicyon

Especie: Dusicyon australis (Kerr, 1792)

Localidad tipo: América del Sur, Islas Malvinas (o Falkland)

Sinónimos:

- Dusicyon antarticus (Bechstein, 1799)
- Canis antarticus (Beschstein, 1799)

Subespecies:

- Dusicyon australis australis (Kerr, 1792)
- Dusicyon australis darwin (Thomas, 1914)

Nombres comunes: zorro malvinero, zorro-lobo malvinero, zorro o lobo malvinense, lobo malvinero, zorro isleño, warra, guará, zorro-lobo de las Malvinas, zorro Antártico (español);, Falkland Islands dog,  Falkland Islands Wolf, Falkland Islands fox or Antarctic wolf (inglés); loup des Malouines, renard des Malouines (francés); lobo-das-ilhas  (portugués).



Allen, G.M. 1942. Extinct and Vanishing Mammals of the Western Hemisphere. 


Cómo era el zorro de las Malvinas

Descripciones hubo varias dado que distintos viajeros lo observaron y  expresaron datos inherentes a sus características físicas, además de los que nos muestran las pieles de los ejemplares  (sólo 4) que se encuentran en los museos más un ejemplar taxidermizado. Nos parece oportuno transcribir la clara descipción del zorro malvinense que realiza Chebez (2008) en su obra “Los que se van”: “Zorro robusto de aspecto semejante al zorro colorado o culpeo (Dusicyon culpaeus) de la Patagonia, con unos 90 cm de largo de cabeza y cuerpo y 30 cm de cola. El pelaje era sumamente tupido y tenía una tonalidad pardo-amarillenta con la punta de los pelos negros  especialmente en el dorso. Las orejas eran internamente grisáceas y externamente bayas y la cola, parda en la base, pasaba luego a negruzca para rematar en una punta blanca, característica que sólo compartía con el aguará guazú (Chrysocyon brachyurus) entre los cánidos sudamericanos”. Otra descripción bastante coincidente con la anterior, la proporcionan Lydekker, Johnston y Ainsworth Davis (1910), diciendo: “El lobo antártico, Canis antarcticus, era bastante más pequeño que los ejemplos más grandes de coyote americano; tenía las patas más cortas y una abultada cola. El tono general de su pelaje era amarillento en la base, con las puntas negras; su garganta, barbilla y márgenes internos de las orejas eran de un tono blanquecino”.

En cuanto a su comportamiento se sabe que eran animales muy mansos, muy proclives a acercarse a los poblamientos humanos, habitaban asiduamente los grandes pajonales de pasto tussock (Poa flabellata) y su territorio habitual fueron las zonas costeras donde obtenía alimento consistente en carroña, se lo habría visto ingiriendo algunas cría de lobo marino y también un viajero cuenta que lo observó arrojarse al agua para llegar hasta una isla donde había colonias de aves marinas. Los alimentos más comunes habrían sido las avutardas, peces, crías de pingüino, las ovejas y el conejo introducido ya en ese entonces. No se los veía en el interior de las dos grandes islas sino mucho más en las costas y vivían en cuevas o madrigueras que construía entre los pastizales de cierta altura.

Darwin, C. R. ed. 1838. The zoology of the voyage of H.M.S. Beagle. Mammalia.

Algo de historia

Según dicen Cabrera y Yepes (1962) “las primeras noticias acerca de éstos cánidos de las Malvinas se deben a Richard Simson, autor del relato del viaje que a las islas hizo en 1689 el barco inglés Welfare. En dicho relato, cuyo manuscrito se conserva en el Museo Británico, se habla de “zorros dos veces tan grandes como en Inglaterra”, y el cronista dice acerca de ellos: “ Agarramos uno joven vivo, que tuvimos a bordo, varios meses, pero en el primer combate que sostuvimos, al disparar los cañones, se asustó y se arrojó por la borda. Era de una familia muy antigua y astuta. En cuanto a su antigüedad, desde el momento que no puede volar, ni nadar tanta distancia, o ha habido dos creaciones distintas, o América y estas islas han sido formadas del mismo continente, que es lo más probable”.

“Cuando Bougainville visitó las Malvinas con ánimo de colonizarlas, en 1764, también encontró estos cánidos, que su gente bautizó con el nombre de zorros-lobos, o lobos-zorros. Al año siguiente estuvo ahí el inglés Byron, y de su relato parece deducirse que dichos animales constituían entonces una verdadera plaga, a menos que aquél no sea una de aquellas exageraciones en que con tanta facilidad incurrían los viajeros de la época.”

Luego Byron relata un suceso que contradice la muy comentada mansedumbre de este animal. Cuenta que habiendo enviado a su contramaestre a inspeccionar un área, al regresar narró que se había topado con cuatro zorros malvineros que se lanzaron con ferocidad al agua y se dirigieron hacia los botes pretendiendo atacar a sus tripulantes y debieron llevar el bote de inmediato adonde había más profundidad.

 Sin lugar a dudas el testimonio de Darwin, al visitar las islas el 1 de marzo de 1833 y otra vez el 16 de marzo de 1834, sea tal vez por la agudeza de sus observaciones y la experiencia que ya tenía como naturalista, el más valioso. En su libro “Diario del viaje de un naturalista alredededor del mundo” nos narra: “El único cuadrúpedo originario de la isla es un zorro grande parecido al lobo (Canis antarticus), que es común a las dos islas Falkland, la oriental y la occidental. No dudo que es una especie peculiar y confinada a este archipiélago, porque muchos cazadores de focas, gauchos e indios que han visitado estas islas sostienen unánimes que no se halla semejante animal en ninguna parte de Sudamérica. Molina, fundándose en la semejanza de hábitos, creyó que este zorro era el mismo animal que su Culpeo; pero los he visto a ambos y son enteramente distintos. Estos zorros alobados son bien conocidos por las noticias que de su domesticidad y afición a husmear todo que da Byron; los marinos que los vieron  por vez primera tomaron  por  muestras de ferocidad las cualidades anteriores. Hasta la fecha sus costumbres siguen siendo las mismas. Se le ha visto entrar en una tienda y sacar la carne que había debajo de la cabeza de un marinero dormido. Los gauchos, además, los han matado frecuentemente, por la noche, alargándoles un pedazo de carne con una mano y empuñando en la otra el cuchillo para clavárselo. No creo que haya otro ejemplo en ninguna parte del mundo de que una pequeña masa de tierra, distante de un continente, posea un cuadrúpedo aborigen tan grande y peculiar de la misma”.

Y continúa diciendo proféticamente el gran naturalista: “Su número ha decrecido rápidamente, y han desaparecido ya de la mitad de la isla, situada al este de la lengua de tierra entre la bahía de San Salvador y Berkeley Sound. A los pocos años de estar colonizadas estas islas, el zorro de referencia tendrá que ser clasificado con el Dodo, animal que ha desaparecido de la superficie de la tierra”.

Obsérvese la firmeza de las conclusiones a las que arriba Darwin con sólo dos visitas a las islas, diciendo por un lado sin dudarlo que el zorro malvinero es autóctono del archipiélago; desdiciendo a Molina indicando que no se parece en nada al Culpeo; que sin dudarlo era manso y que la observación de los marineros de Byron era errónea confundiendo su afán de acercarse amistosamente con ferocidad y por último ve clarísimo que se va a extinguir… sorprende realmente.


Ejemplar hembra taxidermizado
http://www.arkive.org/falkland-island-wolf/dusicyon-australis/


Su destino

Como hemos leído precedentemente todos los cronistas que mencionan en sus escritos al lobo malvinero, a excepción de Byron, dan cuenta de la mansedumbre del cánido. Es muy probable que este comportamiento haya contribuido a su extinción.   Lo que sí sabemos en que los poseedores de hacienda ovina realizaron una campaña para cazarlo debido a que aseguraban que atacaba a las ovejas y sus crías.

En 1839 sufrieron una intensa persecución por parte de norteamericanos especializados en su caza, y su piel era vendida a buen precio en Nueva York por la compañía de un tal John J. Astor, según consta en un documento.

También otro relato da cuenta que para cazarlos se prendía fuego a los pastizales para concentrarlos en un lugar determinado y así poder ultimarlos fácilmente. Darwin al respecto expresaba “Los colonos consideraban a este lobo como una amenaza para sus ovejas, al que combatieron con intoxicaciones organizadas y disparos a escala masiva. La ausencia de bosques llevó al éxito rápido de esta campaña de exterminio, que se vio facilitada por la mansedumbre del animal, como es común en las especies que habitan la insularidad, debido a la ausencia de depredadores”


En otro documento consta que las autoridades de las islas, para colaborar con los ganaderos, ofrecían dinero por cada ejemplar muerto. El hecho lamentable es que en el año 1876 fue visto el último ejemplar, en la isla del oeste, del que fuera el único mamífero nativo del archipiélago austral. Se trata de la primera extinción conocida de un cánido en tiempos históricos.

Por lo menos cuatro ejemplares fueron exhibidos en el Zoo de Londres y eran propiedad de la Sociedad Zoológica de Londres, pero nunca se tuvo una pareja para intentar su reproducción en cautiverio; condición a la que no de adaptaba bien. En la Argentina no quedó ningún animal embalsamado ni restos corporales de ninguna índole. En 1989 se encontró otro ejemplar embalsamado en Europa y por gestión del curador del museo de las islas fue trasladado a Malvinas ese mismo año. Actualmente quedan 11 ejemplares disecados, alguna piel, cráneos y mandíbulas en los siguientes museos del mundo: : el British Museum of Natural History, Naturhistoriska Riksmuseet (Stockoholm), el Institute Royal des Sciences Naturelles de Belgique (Bruselas), la Academy of Natural Sciences (Philadelphia), el Rijksmuseum van Naturlijke Historie (Leiden) y el Museum of Royal College of Surgeons (Londres) y con respecto a los restos que encontraban en el Museo de Historia Natural de París al parecer se han extraviado (Giacchino y Cardillo, op.cit.).






MAMIFEROS EXTINGUIDOS

Según la UICN, al menos 76 especies de mamíferos y 7 subespecies de mamíferos se han extinguido desde el año 1500. Sin embargo, la situación real podría ser mucho peor, ya que 836 especies tienen un número insuficiente de parejas para hacer viable su supervivencia. Conforme la información avanza, más mamíferos aparecen en situación de peligro de extinción o están extinguidos ya. También hay que destacar los programas realizados con éxito para salvar de extinción a varias especies, en distintas partes del mundo. En la Argentina ello sucede con el ciervo o venado de las pampas cuyas poblaciones en la provincia de Corrientes, principalmente, se están restableciendo significativamente y con mayor resultado aún se logró quitar la amenaza que pesaba sobre las  exiguas poblaciones de vicuña, hoy considerada fuera de peligro.



Gabriel Rodríguez
    naturalista

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REFERENCIAS


Berta, A. 1987. Origin, diversification, and zoogeography of the South American Canidae. Fieldiana: Zoology, 39: 455–471

Bertonatti, C. 1993. “El zorro-lobo malvinero. La especie perdida. Revista Vida  Silvestre 31: 18-21. FVSA. Buenos Aires.

Bougainville, L. A. 1921. Viaje alrededor del Mundo. Fragata del Rey “La Boudese” y la fusta  “Estrella”, en 1767,1768 y 1769. Tomo I. Espasa. Madrid.

Byron, J. 1964. Byron's journal of his circumnavigation 1764-1766, edited by Robert E. Gallagher. Cambridge
Cabrera, A y  J. Yepes. 1960. Mamíferos de Sud América. EDIAR . Buenos Aires.

Chebez. J. C. 2008. Los que se van. Fauna Argentina amenazada. Tomo 1. Editorial Albatros. Buenos Aires.

Clutton-Brock, J., Corbet, G.G., and Hills, M. 1976. A review of the family Canidae, with a classification by numerical methods. Bull. Brit. Mus. Nat. Hist. 29: 119–199.



Darwin, Ch. R. 1997. Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo en el navío de S.M., “Beagle”. Ediciones Elefante Blanco. Buenos Aires

Giacchino, A. y M. Cardillo. 1998. Los vertebrados extintos por acción del hombre y el ejemplo en nuestra fauna del zorro lobo malvinero. Algunos vertebrados extintos. Eurekaya.com.

Gorham, S. W. 1985. Collecting zoological specimens and observations on wildlife in the Falkland Islands. The Falkland Islands Journal (1967 /1971): 48-53.

Libermann, J., 1947. La tragedia biológica del zorro malvinero. Pieles y peleterias 18: 217. Buenos Aires

Llaras Samatier, M., 1987. El extinguido zorro malvinero. Revista Patagónica, 7 (33): 35-40. Buenos Aires.

Lydekker, J. y A. Davis, 1910. Harmsworth Historia Natural.

Rapaport, E.H., 1997. Vida en extinción. Ciencia Hoy, 2 (10): 26-35. Buenos Aires

Slater, G. J. et al. 2009. Evolutionary history of the Falklands wolf. Current Biology 19 (20):  937-938.

Wilson, E.  & D. M. Reeder (Eds) 2005. Mammal Species of the World. A Taxonomic and Geographic Reference, 3rd ed. Baltimore: Johns Hopkins University Press, 2 vols. 2142 pp..


Wozencraft, W. C. 2005. "Order Carnivora (pp. 532–628)", in Wilson, E., & D. M. Reeder, (Eds.). Mammal Species of the World: A Taxonomic and Geographic Reference. 3rd ed. Baltimore: Johns Hopkins University Press, 2 vols. 2142 pp..

www.petermaas.nl/extinct/speciesinfo/falklandwolf.htm

www.thewebsiteofeverything.com/animals/mammals/Carnivora/Canidae/Dusicyon/Dusicyon-australis.html


jueves, 9 de agosto de 2012

LA REINA MORA, Cyanoloxia brissonii, ¿UNA REINA AFRICANA?





“Vai, Azulão, Azulão, companheiro, vai!
Vai ver minha ingrata,
Diz que sem ela
O sertão não é mais sertão!
Ai! Võa Azulão,
Vai contar companheiro, vai!”

[¡Ve, Azulón, Azulón, compañero, ve!
Ve a ver a mi ingrata,
dile que sin ella
el sertão ya no es sertão!
¡Ay! Vuela Azulón,
ve a contarle compañero, ve!]
    
     Manuel Bandeira - Azulão

En el otoño de 1747 un rebelde joven francés, llamado Mathurin Jacques Brisson,  se encontraba a punto de recibir la ordenes sacerdotales. Siguiendo los consejos y deseos familiares había cursado la carrera eclesiástica, pero de improviso, en medio de la ceremonia de su ordenación, abandonó la capilla de San Sulpicio, ante el desconcierto de los sacerdotes y compañeros.

No conocemos la causa de su drástica decisión, pero dos años más tarde, Mathurin, fue a visitar al sabio  René Antoine Ferchault de Réaumur, famoso físico y entomólogo, en su residencia rural de  La Bermondière . Había un cierto parentesco entre ellos porque la cuñada de Réaumur era tía de Mathurin, y siendo que recientemente había fallecido su asistente, el abate Menon, Mathurin le solicitó ocupar dicho puesto. Réaumur aceptó y como recientemente había donado su colección de ciencias naturales a la Academia Real de Ciencias, pidió y obtuvo un cargo de botánico adjunto para Mathurin con una pensión de 600 libras. La mencionada colección constituía uno de los más grandes "gabinetes de curiosidades " de historia natural de la época, sólo superado por el del británico Sir Hans Sloane. Estos gabinetes fueron los precursores de los actuales museos de ciencias naturales. 

En 1760 Brisson sorprendió a la comunidad científica con la publicación de la obra “Ornithologia” donde describía minuciosamente unas 1500 especies de aves. Su gran obra antecedió en 10 años a la famosa “Histoire Naturelle des Oiseaux” de Buffon. Se ganó asi la franca enemistad de éste y de sus colegas, Daubenton, Guéneau de Montbéliard, el abate Bexon y Sonnini de Manoncourt.

Brisson utilizó como fuente para su trabajo la magnífica colección de Réaumur, y al fallecer éste como consecuencia de una caída del caballo, Buffon logró apropiarse de la misma trasladándola al Cabinet du Roi, que él dirigía. Ante este hecho Brisson abandonó la biología para dedicarse a la física.

Entre la enorme cantidad de aves que revisó Brisson se encontraba un hermoso pájaro procedente del Brasil que Madame Salvador le había regalado a Réaumur. El ave en cuestión era nuestra conocida reina mora grande que lleva el nombre científico de Cyanoloxia brissonii en honor del naturalista.

Brisson le otorgó el nombre de “Le Bouvreuil bleu du Brésil”, porque lo comparaba con el bouvreuil o camachuelo europeo (Pyrrhula pyrrhula) que es un pinzón de pico grueso y aspecto robusto, de ahí su nombre inglés de bull finch [= pinzón toro]. El nombre común francés, bouvreuil, que aparece en el siglo XVIII es un diminutivo de bouvier o boverz: boyero, es decir que podríamos traducirla como boyerito.

El nombre latino que eligió Brisson fue Pyrrhula Brasiliensis cœrulea donde indicaba su semejanza con los otros pinzones de pico grueso y su locación de origen: Brasil. ‘Caerulea’ es un adjetivo latino que significaba originalmente ‘azul de cielo' (coelum = cielo), pero después pasó a significar también un color azul oscuro. Decía Brisson: “todo su cuerpo... es de un azul muy oscuro”.

Brisson, M. J. -1760-1763- Ornithologie


Finalmente en 1823 el zoólogo Martin Heinrich Carl Lichtenstein fue quien le dio el nombre de Fringilla Brissonii homenajeando así a aquel joven rebelde que la describiera con tanto detalle.


Diez años antes de la publicación de Brisson, otro naturalista, George Edwards,  había descripto un “Blue Grosbeak” [= picogordo azul] al cual consideraba se debía ubicar en el mismo género que el picogordo europeo (Coccothraustes coccothraustes).

Señalaba que “esta ave fue traída junto con varias otras vivas de Lisboa, por un tal Paul Martyn, un caballero que había estado en las colonias portuguesas. Mientras estuvo en Londres se alojó en la casa de Mr. Goodchild, un ferretero de Cannon Street, donde me obsequió con la vista de sus curiosas aves, de las que hice unos bocetos. Y fue tan gentil como para escribir unas notas sobre ellas para informarme mejor de su naturaleza. Sobre ésta [especie] escribió lo siguiente. “Los portugueses lo llaman Azulam [compárese este nombre con el actual brasileño de “azulão”]; esta ave solo se consigue en la costa de Angola, en África, una colonia perteneciente a los portugueses; es muy estimada por su mansedumbre y color”. Edwards no encontró nada sobre este pájaro en la bibliografía disponible por lo cual consideró que no estaba descripto. Nos da una bella lámina pero allí la reina mora se posa en una exótico cerezo, aunque aclara el autor que lo puso debido al contraste de color y que lo acompaña con una mariposa inglesa.


Edwards, G. –1751- A natural history of birds. London


Como bien señaló Hellmayr, en esa época había un tráfico regular entre las colonias portuguesas de Brasil y las de la costa occidental de África, y es probable que algunas aves capturadas como mascotas pasaran por los puertos africanos en su viaje a Europa, de modo que su origen resultaba confuso. Además no se pudo referir la descripción de Edwards a ninguna especie africana.

De la misma manera el charlatán Oryzoborus angolensis fue anotado por Linneo  basándose en “The Black Gros-Beak” de Edwards  creyéndolo originario de Angola, a pesar de ser totalmente americano.

Forbes registró el nombre brasileño de “azulin” y señala que en Pernambuco vive en el arbustal y se lo ve solo o en parejas. Ihering anotó el nombre tupí de “gurundi azul”, lo cual es una redundancia pues ‘gurundi’ ya significa pájaro azul o negro (viene de ‘guirá’: pájaro, y ‘undi’: negrito, negruzco, azulado).

Azara lo conoció en Paraguay y lo llamó “pico grueso azulejo: “es escaso, no feo”, sino que es “azul bellísimo”. Al pico le vio un perfil “carneruno” quizás por su convexidad que recuerda a la cara de un carnero. Parece que no va en bandadas sino con su amada por los matorrales y según su asistente, el cura Noseda, canta muy bien. A diferencia de lo que anotó para otras especies, no pone ninguna referencia de Buffon, y en verdad éste dice poco ya que a su “Gros-bec bleu d’Amérique” (= picogordo azul de América) ni siquiera le da un nombre especial porque no está seguro que sea especie diferente al europeo al que se parece en aspecto y talla y solo difiere en color del plumaje por lo que para él podría tratarse de una variedad debida al clima.

Wied que lo encontró a menudo en los arbustales del interior de Bahía (Brasil) confirma lo dicho por Noseda: para él es uno de los mejores cantores de la familia de los granívoros ( o fringílidos).

Y Russ, el primero que logró que criara en cautiverio, señaló a propósito de su canto que es “monótono, pero dulce y armonioso... su voz, aunque a veces se eleva, nunca es demasiado fuerte”.


Alex Mouchard

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REFERENCIAS


-Azara, F. de –1802- Apuntamientos para la Historia Natural de los Páxaros del Paraguay y del Río de la Plata. Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología (1992).

-Brisson, M. J. -1760-1763- Ornithologie.

-Buffon, G.L.L. conde de -1770-1785- Histoire naturelle des oiseaux.

-Edwards, G. –1750- A natural history of birds. Vol 3. London

-Hellmayr, C. -1908- Novitates Zoologicae  XV, 32.

-Ihering, H. von –1898- As aves do estado de S. Paulo. Revista do     Museu Paulista, vol. III.

-Lichtenstein, M. H. –1823– Verz. Doubl. Berliner Mus.

-Russ, K. –1899-  Die fremdländischen Stubenvögel

-Wied-Neuwied ,Alexander Philipp Maximilian von -1825-1833- Beiträge zur Naturgeschichte von Brasilien.


EL VENCEJO DE COLLAR (Streptoprocne zonaris), EL PREDICADOR Y LAS FANTÁSTICAS GOWRIES

    Este huésped del verano, el pequeño vencejo que vive en los templos, testimonia aquí, junto a su amada mansión, que el aliento del cie...