"Cuando se hace la historia de un animal, es inútil e imposible tratar de elegir entre el oficio del naturalista y el del compilador: es necesario recoger en una única forma del saber todo lo que ha sido visto y oído, todo lo que ha sido relatado por la naturaleza o por los hombres, por el lenguaje del mundo, de las tradiciones o de los poetas".

Michel Foucault-Las palabras y las cosas


miércoles, 31 de enero de 2024

LA URRACA CRIOLLA (Cyanocorax chrysops) - CHARLATANA Y CURIOSA


Investigación y redacción Alex Mouchard


Urraca criolla (Cyanocorax chrysops)
Foto Alex Mouchard

 

No hay duda de que los córvidos están entre las aves más inteligentes. Incluso, uno de sus representantes, la urraca euroasiática (Pica pica), es capaz de reconocerse frente a un espejo, habilidad que solo detentan un reducido número de animales: humanos, grandes simios, delfines, orcas y elefantes (Strycker, 2022). Muestra de su inteligencia me la proporcionó una urraca criolla en una oportunidad en que me encontraba acampando en el Parque Nacional Calilegua (Jujuy). Con mis amigos, habíamos consumido parcialmente un paquete de papas fritas, quedando algunas en el fondo de la bolsa. Varias urracas se acercaron pero no se animaron a meterse en la bolsa para sacar las papas. De pronto una de ellas pareció comprender la solución del problema. Tomó con el pico el fondo de la bolsa, con lo cual ésta quedó invertida y con unas pocas sacudidas las papas cayeron al piso y las urracas se dieron el banquete.

 

Urraca criolla buscándole la vuelta a la bolsa de papas.
Parque Nacional Calilegua. Foto Alex Mouchard

 


CUERVO AZUL DE OJO DORADO

 

La urraca criolla es una de nuestras aves más bellas por su color, a la vez que resulta simpática por su comportamiento activo y atrevido. Ya a fines del siglo XVIII, Félix de Azara la describió con precisión y relató sus costumbres. Es llamativo el color azul de su dorso que le valió el nombre genérico de Cyanocorax, que en griego significa “cuervo azul”.  El iris es “dorado bellísimo” dice Azara y por eso Vieillot le puso el nombre específico chrysops, es decir “ojo dorado”.

De las tres especies conocidas en Paraguay, ésta que los guaraníes llamaban acahé, “es la más común y conocida, y la que más se acerca a las casas.“ Acahé proviene del tupí acauan, que quiere decir “decidido y pendenciero”.

“Habitan los bosques en familias o a pares, y jamás en bandadas numerosas . . . Corren a saltos y voletean en todos los sentidos las ramas con bastante prontitud y poco sosiego, cantando a menudo, sin manifestarse en la cima de los árboles, ni en los secos o sin hojas. También baxan al suelo a recoger semillas, insectos, y tal vez frutas; y quando encuentran a un Ñacurutú, Esparvero, Yaguareté, etc., se llaman y juntan, y le rodean saltando y alborotando con sus cantares continuos. Son bastantes robustas, forzudas, mal inclinadas, algo crueles, observadoras, no ariscas, confiadas , noveleras, oficiosas, petulantes, tranquilas” (Azara, 1992).

Como se ve Azara no ahorró adjetivos al pájaro.

En el sur del bosque chaqueño, Alexander Wetmore (1926) observó que esta especie “durante el invierno y principios de la primavera, se hallaba en pequeños grupos de cinco o seis (probablemente familias de la temporada anterior) que se encontraban en el monte más espeso, y ocasionalmente en arboledas esparcidas por la pradera abierta”.

En Alpachiri, en el pedemonte tucumano, “estas aves se encontraban en el bosque denso, donde eran difíciles de ver; pero sus características llamadas nasales, parecidas a gruñidos, rápidamente advirtieron de su presencia, y fueron fácilmente atraídas a los claros con sus chillidos; uno fue visto sacudiéndose el polvo al borde de la carretera. Aunque se observaron aves solas, la especie generalmente se encontraba en pequeños grupos de cuatro o cinco … se habían estado alimentando de insectos” (Friedmann, 1927).

Sin duda es un “pájaro extremadamente ruidoso y curioso, que se acerca a unos pocos metros de cualquiera que pase por el bosque” (Grant, 1911).

“Cuando estaban al alcance de la vista, ante cualquier chirrido, se acercaban volando con las alas extendidas y la cresta completamente erguida para posarse en alguna rama despejada y mirarme sin apariencia de miedo. Emitían una serie de llamadas parecidas a las de un arrendajo [Cyanocitta cristata], y en una ocasión uno de repente se sacudió hacia arriba y hacia abajo en su percha, elevándose hasta alcanzar toda la longitud de sus patas y luego cayendo hacia atrás, mientras gritaba kuk kuk kuk kuk en voz alta” (Wetmore, 1926).

Tadeusz Chrostowski comentaba desde Paraná (Brasil) “Estos pájaros siempre estaban observando mi actividad desde las ramas de los árboles cercanos. Muchas veces, sentado en mi tienda, escuché sus voces callarse y, poco después, por la rendija de la puerta, aparecía cautelosamente una cabeza azul con cejas doradas armada con un pico poderoso” (Straube, 2016).

“Es un ave sumamente vivaz, una ardilla alada , siempre inquieta y bulliciosa . Su plumaje azulado metálico es además muy bello” (Baldrich, 1890).


 


Pica chrysops (The crested jay).
(
Cuvier, 1834)



 


 

Aka'para apytépe jepe jahecha’va

 

Este dicho guraní se aplica a una cosa nunca vista, una persona totalmente
desconocida. Literalmente significa “cosa o persona que ni entre los Aka'
se suele ver”. Es una locución muy empleada, que tiene su origen en la curiosidad insaciable de los Aka' que, en bandadas, rodean a todo animal u objeto extraño que encuentran.

 

(Cadogan, 1998)

 

 

 

 

 

 

 

“CANTA DE VARIOS MODOS”

 

“Saluda nuestro paso, con sus arpegios o tresillos ligados, cual si nos invitara a tomar parte en el himno de la selva, la inquieta Urraca”  (Holmberg, 1887).

John Graham Kerr (1950), en el río Pilcomayo, se vio muchas veces “rodeado por una pandilla de estos pájaros, algunos acercándose a 1-2 m, todos mirándonos con curiosidad a la vez que profiriendo un coro de gritos de todos los tonos imaginables, desde un grito estridente a un silbido de flauta pasando por una grave y profunda voz ronca”.

En el sur de Brasil y en Paraguay “forma bandadas de 10 a 20 individuos, que llevan una existencia muy irregular, volando siempre de un lado a otro, lanzando ocasionalmente su canto, que consiste en una serie de silbidos prolongados. Además, tienen un chirrido suave, perceptible sólo de cerca, que suena a una conversación frívola y me recuerda al monólogo que hace el arrendajo europeo (Garrulus glandarius) cuando está de buen humor y piensa que no hay nadie mirándolo” (Goeldi, 1894).

“Canta de varios modos, siempre fuerte, triste, y no desagradable ni gratamente, echando cada vez el cuerpo adelante y elevando la popa para baxarla despacio”  (Azara, 1992). Aunque Hermann Burmeister (1856) opina que “el canto del pájaro es fuerte y desagradable”.

“Su canto consiste en varias notas metálicas, fuertes y discordantes, que le sirven para expresar distintas emociones. Para llamar a sus compañeras emplean un tiú- tiú- tiú fuerte y prolongado; cuando se sorprenden, lanzan un trick-kic-huic corto y seco. Estas voces las acompañan con movimientos: estiran el cuerpo, alzan y bajan la cola según el ritmo de las notas” (Coluccio, 2005).

“Emite diversos sonidos, imita a otras aves y cuando vuela en bandadas produce un ruido ensordecedor” (Lonnberg, 1903). Parecen ser, en efecto muy buenas imitadoras: "Una de estas aves mansas me engañó varias veces haciéndome creer que había dentro de casa un venadito, con tanta propiedad remedaba el balido de éste" (Sánchez Labrador, 1968).

“Cuando grita en el monte al igual que el hornero, anuncia que va pasando una persona por ese lugar. Tiene otro grito que anuncia lo mismo pero no es una persona la que va pasando sino un animal, o un bicho grande” (Höhne, s/f).

 




La Pie Acahé (Pica chrysops) - Dibujo de Paul Louis Oudart.
(
Vieillot, 1834)




 

 

Como frunciendo el aire

turbas nido tras nido,

más curioso que osado

y voraz más que pícaro.

 

Centinela espontáneo,

cuadrillero imprevisto,

por un instante azoran

la penumbra tus gritos.

 

Comprobatorio inútil

de crótalo y colmillos,

distrae antes que avisa

tu plagueo aturdido.

 

Y así tu obtuso moño,

tu antiguo ladronicio,

justifican y empujan

sólo este romancillo.

 

 

Cantilena del aka'ê hovy

Carlos Villagra Marsal

 



 

 

Urraca común – Dibujo de Dámaso Larrañaga.
(Duarte et al.,2016 )

 

“COMEN DE TODO”

 

 Según Azara, “en quanto al alimento parece que comen de todo”. Pero prefieren las uvas a las naranjas y el sebo a la carne, y extrañamente les gusta más el carbón que otros manjares.  “Atisban a las Gallinas que van a poner en la inmediación de las casas campestres para comer sus huevos, que son su manjar favorito, y los agujerean y beben con primor y sin desperdicio … y si algún pequeño pollo se separa de la madre se arroja sobre él y le come los sesos, agujereándole el cráneo”  (Azara, 1992).

El naturalista Santiago Venturi afirma que “Es un peligroso destructor de huevos y pichones: cruza con cuidado los árboles desde el tronco hasta la punta para buscar nidos ajenos” (Hartert & Venturi, 1909). Coincide con él otro naturalista de origen italiano que actuó en Tucumán, Luis Dinelli: “Esta ave es parasitaria de tal manera, que produce un verdadero exterminio en las aves que persigue. En tiempo de postura se alimenta casi exclusivamente de huevos de toda ave a su alcance y para dar una idea de su capacidad destructora, ellas no temen los lugares habitados y sigilosamente la bandada se avecina a las casas de campo para substraer los huevos de los nidos de gallina, a tal punto de tenerlas que envenenar, utilizando huevos partidos. De este modo casi toda la bandada sucumbe”.

“Hay que observar este córvido y ver la manera prolija que emplea para hallar o descubrir los nidos, sea en suelo, en matorrales, enredaderas, bromelias, frondas, huecos, ramas y toda parte que pueda tener escondido algún nido; ni las pavas, ni las perdices pueden defenderse de una bandada tan agresiva y batalladora. Van en grupo hasta de veinte. Y si los bosques no son totalmente despoblados de su avifauna es que esta especie tiene también quien la diezme.” (Dinelli, 1937)


 

Pie Acahé (Pica chrysops)
(Descourtilz, 1834)



 


EN TIEMPO DE AMOR

 

Según vio Azara (1992) en dos ejemplares en cautiverio, “en tiempo de amor se rascaban, besaban y cubrían” y el macho entraba en un cuarto de la casa y después de comer maíz “tomaba dos o tres granos en el pico, y los sacaba para regalar a su compañera”.

Tanta solicitud habrá hecho pensar a la gente que podrían actuar como talismán.  “Sus sesos en polvo, ofrecidos en un mate, en un caramelo o disueltos también en agua de colonia, constituyen un vehículo maravilloso, según el pueblo, para conquistar el corazón más reacio” (Moya, 1958).

“En la época de la incubación, la bandada se disuelve en parejas. El nido está ubicado en árboles altos y espinosos, formado simplemente por palos fuertes, tan ralo que en ocasiones se caen los huevos a través de él. La nidada consta de seis a siete huevos grandes” (Goeldi, 1894).

“Sabe esconder muy bien su nido, porque nunca he podido encontrar uno, pero por el número de crías podemos concluir que la nidada debe ser de 6 a 8 huevos” (Hartert & Venturi, 1909),

 


La Pie acahé. Dibujo de Madame C. Pillot
(Cuvier, 1832)



URRACAS Y HUMANOS

 

Las relaciones de la urraca criolla con los humanos suelen ser complicadas no sólo porque es frecuentemente cazada como ave de jaula, sino porque “es una de las aves más descaradas y la mayor plaga para el agricultor; a veces sigue al nativo paraguayo y desentierra los granos de maíz tan pronto como son plantados“ (Chubb, 1910).

El explorador Thomas Bigg-Withers tuvo oportunidad de ver en Ipiranga (Paraná, Brasil) un ejemplar cautivo y observar su conducta. “Se alimentaba principalmente de granos duros de maíz, y la forma en que los comía era la siguiente: tomaba un grano del piso de la jaula, volaba hacia arriba y lo colocaba con cuidado en la percha entre sus dos patas, y lo mantenía en esta posición, agarrándolo contra la percha con un dedo de cada pie, dejando un pequeño espacio en el medio con el grano expuesto, sobre el cual operar. Una vez realizada satisfactoriamente esta hazaña preliminar, se erguía perfectamente y se detenía un momento para mirar a su alrededor, como diciendo: «¡Señores! Ahora voy a empezar». Luego, echando la cabeza hacia atrás y poniendo perfectamente rígido todo el cuerpo y el cuello, lanzaba una sucesión de golpes rápidos y vigorosos, dirigidos con su pico de punta gruesa, sobre el grano aprisionado. Tan rápidamente caían los golpes, que el ojo apenas podía seguir el movimiento del cuerpo del pájaro. El espacio que le quedaba para operar su pico era de apenas 3 mm; pero, sin embargo, cada golpe daba exactamente en el blanco; de lo contrario, el poderoso pico en forma de martillo pronto hubiera roto en pedazos los finos dedos del pie. Generalmente, media docena de estos rápidos golpes eran suficientes para partir el grano, y una parte caía al piso de la jaula. Esto siempre parecía desconcertar al pájaro, que se detenía y giraba caprichosamente la cabeza, como si considerara lo que debía hacer a continuación. En ese momento parecía que había tomado una decisión y tomaba la mitad restante del grano, que aún era demasiado grande para tragarlo cómodamente, y lo colocaba con cuidado en el extremo de la percha. Hecho esto, volaba hacia abajo y recogía el trozo caído, y sobre éste recomenzaba el trabajo de martillo y yunque. Generalmente, esto perturbaba la primera parte en su equilibrio sobre el extremo de la percha y se caía. Entonces entrabamos en la etapa lúdica del proceso”.

“La perplejidad y angustia del pájaro se manifestaban en sus frecuentes pausas para reflexionar y en vanos y repetidos intentos de mantener ambas piezas en la percha al mismo tiempo; ya que, efectivamente, al primer golpe que le daba a una, caía la otra, y una vez percibido esto por el rápido ojo del operador, éste saltaba para recogerlo de nuevo. Las carcajadas que saludaban cada nuevo desconcierto eran a menudo tomadas seriamente por el pobre pájaro desconcertado; y nos miraba enojado por un momento, como diciendo: «¿Me quieres decir de qué te ríes? ¿No puedes ocuparte de tus propios asuntos? », acción que, por supuesto, provocaba nuevas carcajadas; y luego, una vez más, volvía a su tarea desesperada. Siempre era una satisfacción verlo por fin dejar una parte a su suerte, aunque evidentemente lo hacía con el corazón apesadumbrado, y operaba sobre la otra hasta devorarla todo.” (Bigg-Wither, 1878)



Pie Acahé. (Corvus pileatus). Dibujo de Nicholas Huet
(Temminck,  1838)


 

 

 

URRACAS EN EL CIELO

 

En la constelación de Sagitario se ubica un grupo de estrellas denominado por los mbya-guaraníes, aka’ê kora, el corral de las urracas. Las urracas fueron creadas junto con las demás aves cuando el Padre, Ñande Ru, tras crear al pájaro que imitaba a todos los demás (¿la calandria?) comprendió que no era bueno que hubiera una sola ave. Así surgió la biodiversidad (Cebolla Badie, 2000).

 

 

 

 


Urraca Jay. Dibujo de Gustav Mützel
(
Lydekker, 1893-1896
)


 


 

CHARLATANA Y LADRONA

 

Algunos testigos poco creíbles le informaron a Azara que esta ave “aprende a hablar, y que oculta las alhajas”, características que se atribuyen generalmente a la urraca euroasiática, y aunque el naturalista aragonés encontró varias diferencias entre estas dos especies “basta para justificar el nombre de Urracas, el que se parezcan a las de España en muchas de las cosas referidas” (Azara, 1992).

La idea de que las urracas euroasiáticas o picazas (Pica pica) roban objetos sobre todo brillantes, como las joyas, existe desde mucho tiempo atrás, aunque la evidencia científica no avala esta creencia (Shephard et al., 2015). Ya Miguel de Cervantes en sus  “Novelas ejemplares de honestísimo entretenimiento” (1613) la comparaba con otros animales dañinos: "Ellos son su hucha, su polilla, sus picazas y su comadreja, todo lo llegan, todo lo esconden y todo se lo tragan". El ejemplo más famoso es el que muestra Gioachino Rossini en su ópera  La gazza ladra (La urraca ladrona, 1817). 

Y al parecer tampoco escapa nuestra urraca a esa fama según relata este compuesto paraguayo (una variante del que figura en el recuadro "La balada de los pájaros"):

 

Se reunieron todos los pájaros
para ir a bailar;
Aka'
, según su costumbre,
se puso a hurgar.
Por eso se enfadó Anó:
“Pues tu nos haces pasar vergüenza;
apenas hemos llegado,
y ya hay quejas contra ti”.

 

(Cadogan, 1998)

 

 

Urraca criolla (Cyanocorax chrysops) 
Dibujo en San Sebastián de la Selva (Misiones)





 

 

 

LA LEYENDA DEL FUEGO

 

Los caingangues o coroados eran un pueblo indígena que habitaba los estados de Paraná y Rio Grande do Sul (Brasil) y la sierra central de Misiones (Argentina), donde los estudió Juan Bautista Ambrosetti. Estos indígenas no poseían el fuego y comían la carne cruda. Fyieto, un hombre de esa etnia, decidió ir a obtenerlo de Min-aràn, un indígena de origen desconocido que vivía en la selva con su mujer e hija. Fyieto, transformándose en xakxó, o urraca, se acercó flotando por el río a donde se bañaban la esposa y la hija de Min-aràn. Al ver al pájaro todo mojado, las mujeres lo llevaron a la casa y lo pusieron sobre  unos troncos junto al fogón, para secarlo. Entonces, la urraca tomó con el pico un leño encendido y Min-aràn, al  advertir que  le estaba robando el fuego, trató de atraparla. La urraca se escondió en una grieta entre las piedras y Min-aràn metió ahí su lanza para ensartarla. Pero la astuta urraca se golpeó a sí misma la nariz para obtener unas gotas de sangre, con la que manchó la punta de la lanza. Así Min-aràn, al ver el arma ensangrentada, pensó que había matado a la ladrona y se retiró. Entonces la urraca subió a una palmera,. arrancó una hoja seca y encendiéndola con el tizón, la arrastró por el campo, el cual tomó fuego. Min-aràn trató de apagarlo y, al no conseguirlo, murió de tristeza. El campo estuvo quemándose varios días y los caingangues aprovecharon para tomar el fuego y así pudieron asar su comida.

 

 (Borba, 1908)

 

 

 

Dice el jesuita José Sánchez Labrador (1968) que las urracas "aprendieran también a hablar si se les cortara el frenillo y se les enseñara". De todas formas, aunque no hablaran, su capacidad vocal ha llevado a usarlas como remedio, suponiendo que transmitiría esa capacidad al paciente. “Un cocimiento de lengua de Aka’ suele recetarse en el ceceo y la mudez; pero debe tenerse la precaución de administrarse en pequeñas cantidades, por el peligro de que la criatura resulte demasiado habladora” (Cadogan, 1998).

 

 

 

A los pájaros cantores
Ninguno imitar pretiende;
De un don que de otro depende
Naides se debe alabar,
Pues la urraca apriende a hablar,
Pero sólo la hembra apriende.

 

José Hernández,  El gaucho Martín Fierro.

 

“Su habilidad para imitar voces es sorprendente ya que no sólo reproduce a la perfección los cantos de varios pájaros sino que también lo hace con los mamíferos incluido el mono caí. Se conoce en Brasil un caso donde una urraca repetía palabras humanas que habría aprendido de un loro cautivo a juzgar por el tono. Otro llamativo hecho que probaría además su inteligencia es el ocurrido en Sao Paulo donde un zorzal colorado o corochiré (Turdus rufiventris) montaba guardia en un árbol silvestre repleto de frutos alejando a cuanta ave se acercaba agresivamente, la urraca para evitar confrontarlo imitó a unos 10 metros a la perfección la voz del Taguató común (Rupornis magnirostris) una rapaz común en el área, que persigue pájaros y otros animales lo que motivó la precipitada huida del zorzal. Así la urraca quedó dueña de la situación y  se dio un banquete” (Chebez, 1994).

 

Para suerte de la urraca “su carne no se estima para la mesa” (Sánchez Labrador, 1968).  Sin embargo, entre los mbyá guaraníes su carne podía ser consumida pero sólo por las ancianas (Cebolla Badie, 2000).  Los qom la cazaban cuando era más abundante, sobre todo en zonas de palmares, y la consumían. Quienes tenían un mejor conocimiento sobre la especie contaban que se consume su carne y sus huevos y que también se la cría como mascota (Arenas y Porini, 2009). De la misma forma los correntinos “buscan crías para criarlas y luego venderlas” (Hartert & Venturi, 1909). 

 


 

Pileated jay (Cyanocorax chrysops). Dibujo de Édouard Paul Mérite
(Delacour, 1923)



 

 

BALADA DE LOS PÁJAROS

Como puede verse en este compuesto paraguayo de trovador popular anónimo, la pendenciera urraca no siempre lleva las de ganar

 

 

Escuchadme los señores

y también las señoritas,

permitidme que os cuente

del Anó y la Piririta.

 

Dicen que se casaron

y que hicieron un banquete;

hermoso fue el baile

y mucha gente acudió.

 

Comenzaron a bailar

las señoras y señoritas,

Aka'e era el guitarrero,

Picamaderos, violinista.

 

Estando en pleno baile

se acercan Alonso y Chochi,

y enseguida pidieron:

"Toquen un chopi"

 

Aka'e le dijo:

"Estoy debiendo una cuadrilla:

cumplida mi promesa

enseguida tocaré lo que pide”.

 

Le dijo Alonsito:

"Harás lo que a mí me guste:

tocarás un chopi,

valga lo que valiere".

 

Se levanta ya Aka'e,

la guitarra en la mano:

"Te he dicho ya, amigo,

que no vamos a tocar chopi".

 

Alonsito le dijo:

"Te mostraré si soy hombre".

Le pegó un balazo a Aka'e

y ya terminó el baile.

 

Ya viene la autoridad

para descubrir el ruido;

Alonsito desafiante

con revólver y cuchillo.

 

El sargento Garza Blanca

con su oficial Tuyuyú

habían ya llegado

y seguía el bochinche.

 

Ya ordena el sargento:

"Sujétate, Alonsito;

con tu compañero Chochi

entregadme vuestras armas.

 

Alonsito le repuso: .

"Mis armas no las entrego

y además, a ese sinvergüenza

de violinista lo voy a matar".

 

Comenzó de nuevo la camorra;

hubo muchos lesionados;

al sargento lo apuñalaron;

al oficial le rompieron la cabeza,

 

acudieron más autoridades:

el Señor Jefe, el Señor Juez;

el Señor Jefe Carancho,

el Señor Juez Becasina.

 

Ya ordena el Señor Juez:

"¿Quién es el dueño de casa?:

Métanlo en el calabozo

y asegúrenlo bien en el cepo.

 

¡Qué ocurrencia la vuestra

realizar baile sin permiso!

¡El dueño de casa tiene la culpa!"

¡Resultó inocente Alonsito!

 

Alonso: el hornero; Piririta: el pirincho; Acaé: la urraca azul; Chochi: el crespín;  Chopi: el tordo y también una antigua danza paraguaya.

 

 (López Austin, 1965)

 

 

 

NOMBRES PARA UN AVE SINGULAR

 

Urraca, urraca azul, urraca paraguaya, urraca tucumana en Argentina.

Cucarra, en Jujuy (Argentina).

Najyekw, en wichi.

Chochoc, kochoc, wo'hem, kom'kom la't#e, kom'kom, na'chiedodo la'te#, en qom.

Acaé, acahé, aka-é, aka’ê parã (acauan = pendenciero, parã = adornado), en guaraní.

Emaidi, en mbyá.

Xakxó, en caingangue.

Gralha do matto, gralha branca, en Brasil.

 

 

 

 

Arenas, Pastor y Porini, G.  2009. Las aves en la vida de los tobas del oeste de la provincia de Formosa (Argentina). 1a ed. Asunción: Tiempo de Historia.

Azara, F. de. [1802] 1992. Apuntamientos para la Historia Natural de los Páxaros del Paraguay y del Río de la Plata. Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología. España.

Baldrich, J. Amadeo. 1890. Las comarcas vírgenes. El Chaco Central Norte. Casa Editora Jacobo Peuser, Buenos Aires.

Bigg-Wither, Thomas P. 1878. Pioneering in South Brazil. 2 vols. London: John Murray.

Borba, Telêmaco. 1908. Actualidade Indígena (Paraná, Brazil). Curitiba: Impressora Paranaense.

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Cebolla Badie, Marilyn. 2000. El conocimiento mbya-guaraní de las aves. Nomenclatura y clasificación. Suplemento Antropológico. 35(2). Centro de Estudios Antropológicos. Universidad Católica.

Chebez, Juan Carlos. 1994. Cosas del Monte III: la Urraca Común. https://www.losquesevan.com/cosas-del-monte-iii-la-urraca-comun.224c

Chubb, Charles. 1910. On the birds of Paraguay The Ibis, 9ª serie, nº 4.

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Delacour, Jean. 1923. The Drongos, Starlings, Grackles, and Troupials. The Avicultural magazine 29; ser.4:v.1.

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Temminck Coenraad Jacob. 1838. Nouveau recueil de planches coloriées d'oiseaux : pour servir de suite et de complément aux planches enluminées de Buffon. Tome II. Strasbourgh, Chez Legras Imbert et Comp.

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Wetmore, A – 1926 – Observations on the Birds of Argentina, Paraguay, Uruguay,  and Chile –Bulletin 133 – Smithsonian Institution – Washington.


 

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