"Cuando se hace la historia de un animal, es inútil e imposible tratar de elegir entre el oficio del naturalista y el del compilador: es necesario recoger en una única forma del saber todo lo que ha sido visto y oído, todo lo que ha sido relatado por la naturaleza o por los hombres, por el lenguaje del mundo, de las tradiciones o de los poetas".

Michel Foucault-Las palabras y las cosas


martes, 23 de abril de 2019

EL ASOMBROSO PATO ZAMBULLIDOR CHICO (Oxyura vittata) Y EL SABIO RODULFO PHILIPPI


Investigación y redacción: Alex Mouchard


 

"¿Qué es lo que hace Philippi? Caza moscas, las observa a través de una gruesa lente, y las dibuja en un papel. Así de extraño resulta el modo en que algunos se ganan el pan de cada día". 
Rodulfo Philippi - Carta a Guillermo Frick 7/12/1858


Erismatura ferruginea
Dibujo de David Mitchell en Gray GR -1849- The genera of birds. London :Longman, Brown, Green, and Longmans.


En una remota revista en alemán el Dr. Rudolph Amandus Philippi, en ese entonces director del Museo Nacional de Historia Natural de Chile, escribió en 1860 lo siguiente “No puedo encontrar   en los libros aquí disponibles a ninguno de los dos patos que se prepararon este invierno”. En uno de esos patos “La forma y las proporciones del cuerpo son bastante similares a E.[rismatura] ferruginea Eyton en Gay Vol. I. p. 458, pato que en esta área se llama Pato Tripoca”. En efecto el Pato Zambullidor Chico es una copia en menor tamaño del Pato Zambullidor Grande (Oxyura  [= Erismatura] ferruginea), del que se distingue además por su pico no tan ancho. Esto es así en los machos con plumaje reproductivo, pero el ejemplar descripto por Philippi era un macho juvenil, que es similar a la hembra de la especie.  Por ello Philippi pudo distinguirlo bien de su congénere y le puso el nombre específico vittata (en latín, 'vendada', de vitta: venda, cinta) porque “Una franja de delicado gris blanquecino se extiende horizontalmente desde la mitad de la altura del pico superior, justo debajo del ojo, hacia la nuca, pero no se une con la del lado opuesto”.

Hasta este hallazgo de Philippi, como señalan Steullet y Deautier, “es muy posible que algunas de las citaciones incluidas en la sinonimia de E. ferruginea puedan pertenecer a E. vittata y viceversa”. Porque se confundían ambas especies, especialmente en el campo. Incluso Philippi y su colega Christian L. Landbeck enviaron ejemplares al ornitólogo de la Zoological Society, Philip L. Sclater, quien opinó “parece ser solo el juvenil de esta especie [Erismatura ferruginea]”, opinión que Philippi aceptó como cierta, viniendo de tal eminencia.

Una de esas citas parece ser la de Thomas Bridges, un naturalista inglés que colectó en Chile, quien en 1843, en las lagunas de Quintero (Valparaíso). La escritora y naturalista inglesa María Graham destacaba la belleza de este lugar “de parajes con exuberante vegetación y lagunas en las que habitan diversas especies acuáticas."  Bridges señalaba: “Es un ave muy difícil de obtener, siendo muy asustadiza y zambulléndose cuando uno se aproxima al alcance de un disparo.”  Claude Gay lo encontró en los lagos del centro de Chile “la llaman Pimpillo, nombre que dan a otras varias especies”.

El nombre genérico Erismatura, significa en griego “cola de bastón” (erismatos: bastón, y oura: cola) refiriéndose a la rigidez de la cola cuando el ave la lleva erguida, lo que le ha valido a este grupo el nombre inglés de stiff-tailed ducks, o sea “patos de cola rígida”. Más tarde fue incluido en el género Oxyura nombre que Charles Bonaparte creó para el  Pato Tepalcate (Oxyura jamaicensis) de Norteamérica, y que significa “cola aguda” (oxys: aguda, y oura: cola).

Philippi no aclaró en qué localidad fue obtenido su ejemplar (supuestamente dentro de Chile), tampoco hace referencia al comportamiento del ave ni a la característica tan notable a la que hacemos referencia en un recuadro aparte.

En la zona de Ajó (provincia de Buenos Aires), Claude Grant señalaba que no era muy común observarlo y que “frecuenta el agua abierta rodeada de juncos. Al asustarse se zambulle a la manera de un macá, y nunca lo he observado volar. Cuando nada, la cola es mantenida erguida y el cuerpo muy bajo en el agua, que casi cubre sus hombros”.  Ernest Gibson (1920), en la misma zona, opinaba que “no es tanto raro como elusivo (…) Frecuentemente  me he encontrado con una pareja de estos patos, ya sea cuando ruidosamente me abría camino a caballo a través de los juncos, o bien desplazándome tranquilamente en canoa por un canal abierto y entrando en una laguna abierta en medio de los más recónditos y solitarios bañados. Atentos, sombríos, silenciosos y  asustadizos, observan unos segundos, luego parecen asentarse en el agua de una forma casi imperceptible, y finalmente se desvanecen bajo la superficie y se refugian entre los juncos. Su zambullida ante el fogonazo de un arma es generalmente exitosa; y, en una palabra, su comportamiento es extremadamente evasivo”.

“Esta ave es muy propensa a zambullirse, y desaparece bajo el agua inmediatamente que ve al cazador,  recién reapareciendo en la superficie a cierta distancia. Debido a lo corto de sus alas, su poder de vuelo es muy limitado, de modo que adopta la salida de zambullirse para escapar a sus enemigos” (Burmeister, 1872).

Auguste Menegaux agregaba estas observaciones hechas por Emilio Wagner en el Chaco: “Este palmípedo se denomina en el país Hierro Pala porque su pico recuerda, al decir de los paisanos, un hierro de pala (…) Estos patos se encuentran en pequeños grupos de 12 a 20 individuos, en los campos de maíz que los paisanos inundan tras la cosecha, o en lagunas con algo de vegetación. Se reconocen desde lejos porque llevan la cola bien parada, erguida y fuera del agua. Nadan aplastándose lo más posible contra la superficie del agua, cosa que por su forma generalmente plana se les hace más fácil. Se sumergen al menor peligro con maravillosa rapidez y no vuelan a menos que se vean acosados muy de cerca. Su vuelo es bien veloz, cosa que a primera vista no haría creer la pequeñez de sus alas. Aman las lagunas solitarias y profundas donde nada viene a perturbarlos y donde pueden zambullir con facilidad al menor peligro. Su carne es tierna, aunque particularmente grasosa”.

Alexander Wetmore los observó en General Roca (Río Negro) haciendo este despliegue: “uno salía nadando para mover la cabeza con vigor hacia arriba y abajo dos o tres veces”.

Roberto Dabbene comentaba que “no se junta con las otras especies de patos. Se deja acercar fácilmente, pero al verse descubierto se zambulle rápidamente. Se alimenta especialmente de pequeños crustáceos, moluscos e insectos”.

En Chubut, Henry Durnford, lo vio en lagunas adyacentes a los ríos Sengelen y Sengel y observó un extraño comportamiento: “Cuando se enoja por la presencia de un intruso en su territorio, infla el plumaje del pecho al máximo; y bajando dentro de él su pico con considerable fuerza, produce un curioso ruido a tambor, que he oído a una distancia de 45 metros. Al mismo tiempo se levanta y extiende la cola, y, nadando en círculos para mostrarse terrorífico, aparece como una ridícula figura desafiante”.  Quizás por eso le llaman también Pato Toro. Y en Mendoza le dicen Pato Bola, quizás por su aspecto rechoncho.


EL TAMAÑO SÍ IMPORTA

A pesar de que en las aves no existe un órgano homólogo al pene de los mamíferos, en algunos grupos como los patos existe una estructura copulatoria derivada de la pared de la cloaca que posee surcos que ayudan a conducir el esperma a la cloaca de la hembra. Especialmente, los patos zambullidores y buceadores, poseen un pene bien desarrollado quizás debido a su conducta de copular en el agua. Pero el pato zambullidor chico posee un pene de 22 cm de longitud,  ¡la mitad del largo de su cuerpo! El mismo está revestido de espinas rígidas en su base y con aspecto de pincel hacia el extremo.  Los investigadores creen que dicha estructura ha evolucionado debido a que hay una gran competencia entre los machos por acceder a las hembras. Esta hipótesis se ve abonada por el gran tamaño relativo de los testículos, los elaborados despliegues grupales de los machos y su sistema de apareamiento promiscuo. Se especula que la base espinosa del órgano se fijaría a la cloaca de la hembra mientras el extremo pincelado haría una limpieza de su interior, arrastrando el semen de los machos competidores, para luego depositar el propio.

Es curioso que un rasgo tan notable no haya sido notado por Philippi ni por los ornitólogos posteriores, siendo descubierto recién 140 años después de la descripción original.


 
Philippi, hacia 1840
              (Kabat, 2017)

PHILIPPI

¿Pero quién era este sabio alemán, descubridor del esquivo y asombroso pato?

Rudolf Amandus (Rodulfo Amando) Philippi Krumwiede nació en 1808 en Charlottenburg, actualmente un barrio de Berlín. Cuando tenía 9 años de edad fue enviado con su hermano Bernard a vivir a la casa de un tío en Brandenburgo para evitarles el escándalo provocado por su padre, quien tuvo un hijo con una sirvienta. Este suceso implicó su posterior internación en el instituto de Johann Pestalozzi en Yverdon-les-Bains (Suiza). Allí se estimulaba la experiencia directa de los alumnos más que la memorización, por ello Rodulfo comenzó a interesarse por la naturaleza, realizando varias excursiones a las montañas del Jura, y se entrenó en la confección de herbarios y dibujos de plantas y animales a la acuarela.   Siguió sus estudios en el Königliche Gymnasium zum Grauen Kloster, de Brandenburgo, e ingresó más tarde a la Fiedrich-Wilhelms-Universität de Berlín, doctorándose en medicina con un trabajo sobre los ortópteros de la región. Allí tuvo como profesor de geografía física nada menos que a Alexander von Humboldt. Paralelamente perfeccionó su capacidad para el dibujo en la Academia Real.

Debido a la enfermedad respiratoria que lo aquejaba, viajó a Italia, aprovechando para hacer estudios geológicos y zoológicos (moluscos y braquiópodos), especialmente durante un viaje a Sicilia acompañando a Friedrich Hoffman y a Escher von der Lind. Regresó a Alemania, donde trabajó como profesor de geografía e historia natural en la Höhere Gewerb-Schule, de Cassel. En 1836 se casó con su prima Fredericka Luisa Karolina Krumwiede, y con ella emprendió un segundo viaje a Italia. Según confesó: “Mi salario era muy modesto, pero habiéndome casado con una prima que tenía una pequeña fortuna, podía vivir y consagrar mi tiempo libre al estudio de los moluscos”.  Philippi obtuvo una medalla real de oro por su trabajo sobre los moluscos de Sicilia. También cofundó y dirigió la Sociedad de Historia Natural en Cassel, la que hoy lleva su nombre. Partidario de la revolución liberal de marzo de 1848, cuando ésta fue reprimida por el gobierno se vio obligado a exiliarse como tantos otros, entre ellos el músico Richard Wagner y el zoólogo Hermann Burmeister.

Su hermano Bernhard, explorador y naturalista, había realizado viajes a Chile y Perú como investigador del Museo de Berlín. En 1841 se radicó en Chile donde fomentaba la colonización alemana  como agente del gobierno chileno.  Entonces convenció a Rodulfo para que emigrara también a Chile. Éste así lo hizo y en 1851 se radicó en Valdivia,  contratado como profesor por el Liceo Alemán. Al año siguiente Bernhard, designado gobernador de Magallanes, fue asesinado cerca de Punta Arenas, como venganza por una matanza previa de indígenas realizada por un militar chileno amotinado.

Rodulfo tuvo que hacerse cargo de la hacienda San Juan de Bellavista, que habían comprado junto con su hermano en La Unión, a orillas del río Bueno.  La misma estaba en estado deplorable.  Pensó volver a Alemania, pero la Universidad de Chile lo designó en 1853 profesor de botánica y zoología, y también se le confió la dirección del Museo Nacional de Historia Natural, en Santiago.  Al mejorar algo su situación, pudo traer a su familia, compuesta por Fredericka y cuatro niños,  junto con sus libros y colecciones, que desgraciadamente se quemaron en 1863 en el incendio de su hacienda. Debido a la penuria económica la familia se estableció en la estancia San Juan, permaneciendo Rodulfo en Santiago y visitándolos durante las vacaciones anuales.

En 1866, el Instituto Nacional lo nombró profesor de historia natural, para lo cual publicó el texto "Elementos de Historia Natural", el cual fue muy criticado por los conservadores chilenos a pesar de que no mostraba una parcialidad manifiesta por la teoría de la evolución. En 1866 finalmente pudo llevar a su familia a Santiago, al barrio de Yungai, pero su esposa, afectada de disentería, falleció ese mismo año. Rodulfo y Karoline tuvieron diez hijos, de los que siete fallecieron siendo niños o jóvenes. Su segundo hijo, Carlos Eduardo, falleció en la guerra franco-alemana de 1870, y sólo dos hijos le sobrevivieron: Elisa y Federico. Afectado por estas pérdidas y por una enfermedad hemorroidal, Philippi, se jubiló de la docencia cuatro años después.

Familia Philippi
http://fundacionphilippi.cl/ra-philippi


Al frente del Museo, con una labor titánica, similar a la que realizó Burmeister en Buenos Aires, convirtió al modesto establecimiento que le confiaron en una gran institución científica que dirigió hasta su jubilación en 1897, siendo sucedido por  su hijo Federico. Durante su dirección logró el traslado del Museo  a su actual sede en el Palacio de la Exposición, en la Quinta Normal de Agricultura (1876), predio donde le fue construida una modesta vivienda.  Asimismo pudo concretar la creación de un jardín botánico y la edición de los Anales del Museo (1891).  Ya afectado de cierto deterioro mental y visual, contrajo una neumonía y falleció a los 96 años.

Philippi publicó más de 400 trabajos científicos, participó de unas cincuenta sociedades científicas de todo el mundo y mantuvo correspondencia con científicos destacados como Darwin, Humboldt y Florentino Ameghino. Describió 1.017 especies de plantas, 650 de animales (entre ellas 22 de aves) y 3 de hongos.  Rodulfo era enjuto de carnes, de rostro pálido, y aspecto débil y enfermizo. Su carácter era dulce, jovial y apacible, aunque según su hermano era “un frío racionalista, sin fantasía”.

Rodulfo Philippi
(Barros Arana, 1904)


LOS VIAJES

Gran lector desde su infancia de libros de viajes y aventuras, Philippi desmentía la imagen del naturalista de gabinete.  Con una pequeña mochila recorría a pie grandes distancias, herborizando y haciendo observaciones sobre la naturaleza.

A poco de llegar, en 1852, organizó una expedición al volcán Osorno al que pudo ascender hasta el nivel de las nieves perpetuas. En 1864 tuvo la oportunidad de realizar un viaje de estudio a la isla Más  a Tierra, del archipiélago Juan Fernández donde permaneció 4 días herborizando con el jardinero Antonio Ahrends, aunque perdieron parte de las colecciones debido a las lluvias. Allí descubrió la planta Lactoris fernandeziana, única especie de la familia Lactoridaceae, endémica de dicha isla encontrándose en peligro de extinción.

Otros viajes realizados por este sabio entre  1860 y 1888  fueron a Catemu, en el Valle del Aconcagua, a la Quebrada de San Ramón, al Volcán Chillán, a Cauquenes. Remontó el río Cipreses hasta su ventisquero, visitó la Provincia de Coquimbo, las localidades de Matanzas, Cáhuil, Arauco, Cautín, Tres Piedras, Tomé, Salto del Laja e Isla Quiriquina,  Curauma, Renaico, Algarrobo y Alfalfal en el Cajón del Maipo. También  hizo un reconocimiento de la Araucanía en 1887, de la Cordillera de Nahuelbuta, y de la Península de Arauco. A través de estos viajes el conocimiento que obtuvo de la biodiversidad chilena fue muy importante y mereció el reconocimiento expreso de Darwin.

Pero sin duda el viaje de mayor importancia de los que hizo fue el realizado en el verano de 1853-54 al desierto de Atacama, comendado por el gobierno con la intención de descubrir nuevos yacimientos de salitre y cobre. En el informe del viaje pide disculpas por la demora de seis años para editar el mismo, debido a que “me han faltado todos los recursos con que un naturalista puede contar en Europa”, especialmente los libros necesarios para identificar los ejemplares obtenidos.


Chañaral de las Ánimas
(Philippi, 1860)


Como compañeros llevó a ingeniero Guillermo Doll y a los cazadores Domingo Morales y Carlos Núñez, uno de los cuales “entendía también la preparación de los cueros de pájaros”.  En el bergantín Janequeo de la armada chilena llegaron a Coquimbo, y luego a Caldera, desde donde tomaron el tren a Copiapó, donde contrataron un baqueano. Primero los expedicionarios se dirigieron al norte a lo largo de la costa para poder recibir agua y víveres del Janequeo. En la “Hacienda de Paposo” comprobaron que el cóndor “hace mucho daño a la cría de ganado, matando a los animales recién nacidos”. Llegaron al Morro Moreno y desde aquí regresaron a Taltal.

Desde este pequeño puerto se internaron, evitando la costa a causa de la guerra peruano-boliviana, alcanzaron San Pedro de Atacama y regresaron a Copiapó. El viaje llevó unos tres meses.  Hay que tener en cuenta que carecía totalmente de mapas confiables con el detalle de caminos y aguadas, necesarios para atravesar el desierto. “Nadie podía decirme cómo se podría cruzar el desierto de oeste a este; dónde hallaría guías, mulas o caballos”.  Sin embargo su sentido común lo ayudó: “Finalmente compré en Valparaíso los víveres y útiles que juzgué necesarios para el viaje, y por una casualidad lo acerté tan bien, que al concluir la expedición en Trespuntas quedaron sólo víveres para dos o tres días, no habiendo faltado algo durante el viaje”. Pero no contaba con las gélidas noches del desierto y por eso, escasos de ropa, tuvieron que soportar la incomodidad del frío.

Avanzando por el desierto con dirección noreste  llegaron a Tilopozo, al sur de la gran salina de Atacama. Allí hizo un importante hallazgo: “A unos trescientos metros del pozo había seis flamencos de una especie nueva, que carece de pulgar, Phoenicopterus andinus Ph., y que vive únicamente en la alta cordillera, siendo pero, según parece, bastante común desde Copiapó hasta el Perú. Garcilaso de la Vega, hijo de uno de los conquistadores del Perú, menciona ya esta ave, y dice que se llama Parrihuana; en el desierto lleva el nombre abreviado de Parrina. Hace sus nidos en las lagunas más elevadas, y sus huevos se venden en diciembre en la plaza de Atacama. Es sin duda el flamenco de pechuga colorada, del cual habla el Señor Bolaert, en su descripción de la provincia de Tarapacá”.  Así descubría para la ciencia a la Parina Grande (Phoenicoparrus andinus).

Phoenicopterus andinus
(Philippi, 1860)


Finalmente llegaron a San Pedro de Atacama a 2400 msnm donde fueron atacados por los insectos. “Conté en mi cama 41 vinchucas entre grandes y chicas”.  En visita a las minas de San Bartolo pasaron por el Camino de las Pintadas donde pudieron apreciar el arte rupestre. De Atacama regresaron a lomo de mula, siguiendo el Camino del Inca, en medio de privaciones debido a la falta de agua, comida y pasto. Sin embargo hicieron un desvío para acercarse al pie del gran volcán Llullaillaco, y retomando el camino, llegaron a Copiapó donde llegan el 25 de febrero.

El relato de viaje de Philippi detalla día a día la actividad de los expedicionarios. Principalmente informa sobre la geología, topografía y botánica tal como lo había solicitado el gobierno , interesado en hallar minas de salitre y cobre. Además hace aportes antropológicos y etnológicos. La fauna, escasa de por sí, es tratada más someramente. En la costa recogió algunos datos interesantes sobre el chungungo, chinchimen o gato de mar (Lutra felina): “Esta nutria vive casi exclusivamente en la mar y en toda la costa de Chile hasta el archipiélago de Chonos. Un hombre formal me contó una linda historia como el Chungungo cazaba el pescado. Me dijo que primero cazaba cangrejos de los que llaman Jaivas en Chile, que los hacía pedazos dejándolos nadar entre los escollos, detrás de los cuales se escondía para agarrar los peces que venían a cebarse de alimento aliciados por este ardid, historia digna de Plinio. Personas dignas de fe me han asegurado que devoraba su presa nadando en el lomo”.

Dibujo comparativo de la Parina Grande y el Flamenco Austral
(Philippi, 1860)


Con respecto a las aves confiesa que las pieles no estaban muy bien preparadas y fueron dejadas de lado para hacer otras tareas más urgentes, y “cuando las pedí para examinarlas una buena parte de ellas no se halló”.  Registró 33 especies y, con todo, logró incorporar dos especies nuevas para la ciencia: la Parina grande Phoenicoparrus andinus (Philippi Sr, RA, 1854) y la Remolinera castaña Cinclodes atacamensis  (Philippi Sr, RA, 1857).


Cinclodes atacamensis(Philippi, 1860)





EL PROFESOR ENGAÑADO

En 1909 Friedrich Heinrich Eunom Philippi Krumwiede, hijo de Rodulfo y en ese momento director del Museo Nacional de Historia Natural de Chile, describió una nueva especie de colilarga al que denominó Sylviorthorhynchus fasciolatus, dándole dicho nombre específico debido a la presencia de 12 o mas listas negras en la lámina externa de las primarias. Fasciolatus en latín significa “con pequeñas bandas”. Y aclaraba: “He vacilado si debía tomar esta ave por una variedad o individuo joven del S. Desmursi o por una especie nueva, pero la comparación con lo seis ejemplares del museo, entre los cuales hay uno joven, y que tiene un color general distinto y que no muestran nada de estas listas negras, me ha convencido que aqui se trata de una especie, que hasta hora había quedado desconocida a la ciencia”.

Hasta ese momento la única especie de colilargo conocida era Sylviorthorhynchus desmursi, descripto por Marc Athanase Parfait Œillet Des Murs en la obra de Claude Gay (1847) con este comentario seguramente aportado por Gay: “Esta avecilla, muy notable por la longitud y forma de las plumas de la cola, se encuentra en los bosques húmedos de la provincia de Valdivia y particularmente en las cercanias del Corral, etc. Es muy rara, y los habitantes la llaman Larguicola”.

Sylviorthorhynchus desmursi
      Dibujo de Alphonse Prévost
Gay C. Historia fisica y politica de Chile. Atlas  Tomo 2. Paris, 1854

El ejemplar descripto por Philippi integraba “una pequeña colección de aves, que el señor B. Hermann me mandó de Victoria (…) El ejemplar, que el señor Hemann tuvo la liberalidad de ceder al museo, era de Valdivia, según le habían dicho cuando lo compró; está bien conservado a excepción de la cola, que sólo muestra dos de las rectrices angostas tan características para este género, lo que creo originado por la persona que sacó el cuero y que no procedió con el cuidado necesario”.

Gigoux y Looser (1930) decían al respecto: “Este ejemplar, que nos llamó la atención por sus caracteristicas, lo encontramos bastante dudoso desde las primeras observaciones. Pero, aumentando las sospechas sobre su identidad y sometido a nuevo examen, resultó ser una superchería con la que fue sorprendido el Sr. F. Philippi. Pues no es más que un  chercán, Cistotorus platensis Lath., sin cola, al que se le ha pegado con goma, para reemplazar ésta, las dos plumas menores de la cola de un colilarga del sur, Sylviorthorhynchus desmursii Gay. Este engaño se comprueba por sí mismo, y no comprendemos como el Sr. F. Philippi pudo dejarse sorprender”.

Más allá del error de Philippi sólo se puede especular sobre el motivo del fraude. Podría haber ocurrido que el colector haya armado el ejemplar para poder vendérselo a Hermann.  Y como no sabemos quién era B. Hermann tampoco sabemos si éste tenía algún motivo para engañar a Philippi, induciéndolo a describir una nueva especie para la ciencia que no era tal. Philippi falleció al año siguiente de esta publicación de modo que probablemente nunca se enteró del error cometido.


Referencias:

Gay C – 1847- Historia fisica y política de Chile – Tomo primero - Zoologla. Paris y Chile.
Gigoux EE y Looser g -1930- Los tipos de aves conservados en el Museo Nacional de Historia Natural de Santiago. Boletín del Museo Nacional de Chile 13.
Pilippi F -1909- Dos aves nuevas de Chile. Boletín del Museo Nacional de Chile 1(3).














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