LA TORCAZA (Zenaida auriculata)
“Yo la tenía en mi casa
Tan bonita que se crió
Pobrecita mi torcaza
¡El gavilán se la llevó!”
Zenaida auriculata Foto A. Mouchard |
Esta historia trata de príncipes y de palomas. Príncipes muy próximos al poder imperial de Francia, y palomas pequeñas, torcazas, que desde la llegada de los europeos a América han entrado en conflicto con ellos por sus cultivos donde encontraban una inesperada fuente de alimentos.
Actualmente la torcaza es vilipendiada no sólo por el agricultor
sino también por los habitantes de los barrios elegantes de Buenos Aires, que
la consideran una plaga sanitaria aún peor que las ratas. Digamos en verdad que
el aumento poblacional de esta especie deriva del exceso en la oferta de
alimento debida a la extensión que han alcanzado los monocultivos en nuestras llanuras.
Pero pocos saben que la torcaza lleva el nombre de una princesa
de la más alta alcurnia europea: Zenaida. Nombre de reminiscencias mitológicas
clásicas. Zenaida, la hija de Zeus, el dios supremo del Olimpo.
¿ Como adquirió la sencilla torcaza ese nombre tan principesco?
UN
CUENTO DE PRÍNCIPES
En 1825 el príncipe y ornitólogo Charles Bonaparte describió una
paloma pequeña que había sido capturada algunos años antes en los cayos de Florida, Estados
Unidos, por el naturalista Titian Peale, durante una expedición enviada por la Academy of Natural Sciences a Florida y Georgia. Sin aclarar los motivos del homenaje,
Bonaparte le puso a la especie el nombre de su esposa, Zenaïde, por lo tanto
quedó como Columba Zenaida
(actualmente es Zenaida aurita, la
Zenaida Dove o Paloma Sanjuanera, una
torcaza caribeña). Más tarde lo cambió por Zenaida amabilis,
elevando el nombre a nivel de género.
Tortolita Cordillerana
Des Murs, en Gay, Historia Física y Política de Chile, Zoología
I, p. 381. 1847.
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Por otro lado, nuestra torcaza sudamericana fue descripta por el ornitólogo y abogado francés Marc Athanase Parfait Oeillet Des Murs con el nombre de Peristera auriculata, y luego el mismo Bonaparte la incluyó también en su género Zenaida. El nombre especifico auriculata (= con orejas ) hace referencia, según la descripción de Des Murs, a “siete u ocho plumitas escamadas del mismo color forman una especie de pincel en el orificio auditivo”.
Pero ¿quién era este Bonaparte? Y ¿qué relación tenía con la
familia imperial?
Charles Lucien Jules Laurent Bonaparte era hijo de un hermano
menor de Napoleón llamado Lucien, quien
se había casado sin el permiso del emperador, por cual fue desplazado con su
familia a Roma, donde Charles se educó. Allí mostró una temprana afición por
las aves y guiándose por las obras y consejos del zoólogo Coenraad Jacob
Temminck llegó a descubrir una nueva especie: el carricerín real (Acrocephalus melanopogon).
Cuando Charles tenía 7 años, sus padres intentaron huir con su
familia a América, pero fueron sorprendidos por una tormenta en el Mediterráneo
y se refugiaron en Cerdeña, donde los ingleses los capturaron y los llevaron a
Londres. Permanecieron bajo arresto domiciliario durante cuatro años, hasta la
caída de Napoleón. Entonces, Charles
pudo volver a Italia donde recibió el
título heredado de su padre, príncipe de Canino y Musignano, correspondiente a
dos posesiones del Lazio italiano.
Otro hermano de Napoleón, José Bonaparte, rey de Nápoles y de
España, no tenía hijos varones, y a fin de retener la corona de España en su
rama familiar, promovió el casamiento de su hija primogénita Zénaïde
Laetitia Julie Charlotte con su primo Charles a quien nunca había visto
antes.
Zénaïde (a la izquierda) con su madre, julia Clary y su hermana Charlotte.
Jean-Baptiste Wicar - Oleo sobre tela - http://es.museonapoleonico.it/
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Zénaïde, criada en Francia, era una joven seria, idealista, que
tocaba muy bien el arpa y se dedicaba al estudio y la pintura. Hablaba muy bien
el francés, español, italiano, y alemán, y dado que gustaba mucho de la cultura
alemana, traducía poemas de Schiller. Físicamente era rellenita, de facciones
regulares y pelo negro y enrulado.
Según Charles “ Corría el año 1822 cuando mi padre decidió
llevarme a Bélgica donde mi prima Zénaïde…destinada a ser mi mujer, vivía bajo
la custodia de su madre…Muy pronto, gustosamente, comenzó la felicidad de mis
días gracias a la sabia mujer que me hizo padre de una numerosa prole”. Así
como Zenaïde era taciturna y reflexiva, Charles era locuaz y talentoso, y la
virtud y suavidad de ella calmaban su febril actividad mental.
El casamiento se realizó en Bruselas y pasaron su luna de miel
visitando museos en Frankfurt, Munich y Milán.
Se radicaron en Filadelfia, Estados Unidos, donde Charles comenzó a
desarrollar su carrera científica actualizando la American Ornithology, obra del fallecido naturalista Alexander
Wilson, y
trabando amistad con el famoso dibujante de aves, John James Audubon, a la vez que participaba activamente en la American Philosophical Society y la Academy of Natural
Sciences.
Zénaïde (a la drecha) y Charlotte Bonaparte
Jacques-Louis
David – Oleo sobre tela, 1821
http://www.getty.edu/art/gettyguide/artObjectDetails?artobj=923
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Tras cuatro años regresó a Italia donde siguió trabajando en
zoología, promoviendo la realización de numerosos congresos científicos.
También participó en los movimientos políticos nacionalistas en contra de los
intereses austríacos, de lo que resultó un nuevo exilio a Londres y finalmente
a París donde desarrolló una prolífica tarea científica. Allí fue director del
Jardin des Plantes y recibió el reconocimiento de varias instituciones como la
Academia de Upsala, la Academia de Ciencias de Berlín y el Instituto de
Francia.
Charles fue un excelente zoólogo, y especialmente ornitólogo, de
modo que su obra cumbre, Conspectus
generum avium, fue un texto indispensable para los naturalistas de la
segunda mitad del siglo XIX. Intentó listar todas las aves conocidas hasta
entonces, pero sólo pudo publicar el primer volumen, que sin embargo sigue
siendo junto con el de Linneo el mayor
trabajo producido por un único autor sobre nuevas especies y géneros de aves.
Para mostrar sus conocimientos de latín compuso algunos nombres científicos
endemoniadamente difíciles y fue criticado también por crearlos profusamente
sin suficiente fundamento. Sin embargo 141 géneros y 181 especies de aves
descriptas por él aún mantienen su validez.
Revisó la sistemática de los vertebrados que en esa época se
basaba en la obra de Cuvier. Propuso utilizar criterios más amplios, incluyendo
datos fisiológicos, embriológicos y zoogeográficos, tomando en cuenta el
hábitat de las distintas especies. Sus sugerencias sobre la clasificación de los
vertebrados fueron en su mayor parte aceptadas.
Charles Bonaparte
Marbach, C. – 2005
-
Bulletin de la Sabix, 38003A 54 -60.
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Físicamente Caharles era un hombre pequeño, de ojos oscuros, muy
conversador, y un muy agradable compañero, de mucho espíritu, gallardo, fogoso
y ardiente. Con Zenaïde tuvo 12 hijos de los cuales 8 sobrevivieron a la niñez.
Pese a un comienzo feliz como pareja, cuando él fue exiliado de Italia, Zénaïde
decidió separarse y quedarse en Italia con sus hijos y sus padres. Charles era
un jugador compulsivo y en los casinos había derrochado gran parte de la dote
se su mujer, consistente en unos 700.000 francos. Las deudas de juego lo
llevaron incluso a vender sus posesiones de Canino y Musignano, de modo que su
esposa pidió el divorcio para evitar que terminara con el resto de su herencia.
Parece ser que los disgustos que le produjo esta situación debilitaron su salud
y en 1854 falleció de una angina purulenta. A su vez, tres años más tarde
(1857) Charles tuvo una muerte rápida y solitaria, debida quizás a un ataque
cardíaco,
A diferencia de los cuentos infantiles la historia de estos
príncipes no tuvo un final feliz. . .
LOS NOMBRES DE
LA TORCAZA
Sánchez Labrador cuenta
que los guaraníes las llaman apicazú y los mbayás, cotidi, y los españoles,
torcazas porque en Europa a la especie semejante le dieron el nombre Palumbus torquatus, por tener un
collar blanco del que sin embargo carecen las de Paraguay.
Paucke registra el
nombre mocoví: covinig
En Brasil, según Rudolf
von Ihering, es un ave famosa “como se desprende de los muchos nombres que
tiene”: pomba de bando, pomba de arribaçao, pomba-do-meio,
pomba-do-sertão,
arribaça, rabaça, ribaçã, avoante, cardigueira, cardinheira, juriti-carregadeira , guaçuroba-pequena,
paray, pairari, pararé y bairaray,
En Argentina el nombre
habitual es torcaza, pero en Tucumán se la llama sacha paloma, en La Rioja,
apoca, y en Mendoza, tortolita puntana. En Chile, tórtola y cucule.
En
Colombia, torcaza nagüiblanca, coliblanca, pusira, corralera, abuelita y
cutusa. En Venezuela es la paloma sabanera y en Guadalupe,
tourterelle-ortolan (= tortolita hortelana).
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LAS
TORCAZAS SEGÚN LOS NATURALISTAS
A pesar de su abundancia las torcazas aparecen en los escritos
de los antiguos naturalistas con referencias escuetas, especialmente en lo que
se refiere a su comportamiento.
A William Hudson le agradaba su arrullo: “En los días claros y
tibios de agosto, el dulce y triste canto parecido a un sollozo de esta paloma
se oye en todas las arboledas . . . y es
un sonido agradable, suave y susurrante que le hace uno sentir, con
anticipación, el lánguido sentimiento
veraniego en las venas”.
Sánchez Labrador (1767) cuenta que “En todo Paraguay abundan con demasía estas
palomas torcazas. Se mantienen de granos que logran en los campos y de los que
hallan en los sembrados. Comen también frutillas silvestres que producen los
árboles y matas. Son plagas de las viñas…Casi siempre andan en bandadas, y
aunque se ponen a descansar en los árboles bajan frecuentemente a tierra. De su
naturaleza nunca son tan mansas que vengan a anidar en las habitaciones, pero
si a comer entre las palomas domésticas.”
Refiere que en general se las ve bien gordas, pero especialmente en
otoño y que son muy cazadas con trampas de cimbra.
Para Félix de Azara en
cambio “es muy mansejona . . . se posa hacia la quarta parte alta de los
árboles, no en la cumbre, prefiriendo los muy copudos, sin hacer estudio de
esconderse”.
White (1882), la vio en gran cantidad en los viñedos así como en los alfalfares de
Catamarca (Argentina).
Chrysanthus Sternberg (1867) nos cuenta que “Esta pequeña y
elegante paloma se encuentra en los barrios de Buenos Aires, es muy común y
muchas veces se hallan aquí en grandes
bandadas.”
Martín Dobrizhoffer (1763), un sacerdote jesuita que vivió entre
los indios abipones de Santa Fe (Argentina), relata acerca de los usos
terapéuticos de las torcazas “Algunos atan a la herida producida por éstas
[serpientes] una paloma o una gallina despedazada viva, pues creen que ellas
absorben el veneno”.
Por su parte Florian Paucke (1752), que misionó entre los
mocovíes, informaba que las torcazas son “tan abundantes y buscan su comida que
yo en el viaje con mis indios musicales desde Buenos Aires a mi reducción he
tirado durante el cabalgar al medio de ellas y he muerto dos, también tres al
montón. La abundancia de estas palomas silvestres junto con los innumerables
pequeños loritos verdes ha causado en cada año un gran daño al cucurus [maíz].
. . aparecen, como es cierto, en bosques y campos pero con más frecuencia se
encuentran donde hay un trapiche de vino. Ahí se reúnen en modo de bandadas
para comer las uvas exprimidas o bagazos. En una ocasión cuando ellas comían
semejante simiente de uvas exprimidas en la estancia Jesús María a doce leguas
de Córdoba, aventuré sólo un tiro único al medio de ellas y maté dieciocho de
ellas, por lo cual puede conocerse claramente cuán comunes y abundantes son las
tórtolas.”
Las torcazas llegaban a formar en el pasado enormes bandadas,
inimaginables hoy en día. D’Orbigny relata: “Desde hacía algún tiempo, las
palomas habían llegado en innumerables bandadas a orillas del Río Negro: todas
las mañanas esas bandadas, compuestas, por lo común de muchos millares,
descendían de lo alto del Río Negro hacia la desembocadura, en nubes espesas,
que cubrían de un color azulado todas las llanuras de las orillas, ocultando la
tierra . . . quedé estupefacto del alboroto que hicieron esos millares de
pájaros, al levantar vuelo todos juntos. Era un ruido semejante al del trueno.”
Pero en el nordeste brasileño, en el sertão, es donde se vieron
las mayores concentraciones, cuando las torcazas llegaban en increíbles números,
al comienzo de la época de las lluvias, para anidar. De allí el nombre de “pomba
de arribaçao” (= paloma de llegada) o “arribaça”.
El escritor brasileño Rodolfo Marcos Teófilo pudo conocer
este fenómeno en la zona de Ceará: «Imagínese una área de floresta, teniendo de
extensión algunas decenas de kilómetros, invadida súbitamente por algunos
millones de palomas, que no se sabe de donde vinieron y tenérlas encima al
comienzo del estupendo hecho. La nube obscura comenzó por un punto negro en el
horizonte; cuando ella se detuvo sobre la floresta, hubo un eclipse casi total.
Bajó a tierra y millones de palomas se posaron en el suelo. Para los pobres
habitantes, que padecían un hambre de muchos meses, llegaban las palomas como a
los hebreos el maná del desierto”. A
esto siguió una gran matanza por parte de gatos monteses, zorros, comadrejas y
de pobladores que despachaban cargamentos de palomas saladas y secadas al sol a
varios pueblos de la región.
Secadero de torcazas para su comercializacion
Von Ihering, R. (1935) -Hornero 006 (01) : 037-047.
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Rudolph von Ihering observó en abril de 1934 un suceso similar
en Campina Grande, Estado de Parahyba y registró diversas formas de cacería. Por
ejemplo, la «sangra» es una jaula grande cebada con maíz y que tiene una sola entrada en forma de
embudo, como las redes de pesca. «Tinguija-se» es el jugo venenoso de una
variedad de mandioca que se echa en los bebederos y produce en poco tiempo el
entorpecimiento y muerte. Los «tiros de clavinote» eran uno trabucos cargados con
una gran cantidad de plomo que al disparar matan centenares de palomas.
LAS TORCAZAS Y LA GENTE
En el nordeste brasileño la arribaçã era consumida
tradicionalmente como un bocadillo o “tira-gosto”, una valiosa fuente de proteínas
para una región tan castigada. Sin embargo su caza hoy en día es controlada
debido a que la supervivencia de las poblaciones está seriamente comprometida a
largo plazo en el sertón paraibano. Harían bien en tener en cuenta esto los que
proponen su exterminio sin control.
En Colombia las nagüiblancas, como se las conoce allí, constituían
una plaga porque desenterraban y comían las semillas recién sembradas. Los
campesinos las buscaban de noche, en sus dormideros, en las arboledas del pie de la
montaña, lejos de los campos de labranza. Alumbrándose con antorchas las
cazaban con hondas o caucheras.
Para los criollos argentinos la torcaza puede ser señal de
buenas noticias y su canto indica paz y buenas cosechas. Según el tono de su
canto indica el nacimiento de un varón o de una niña, aunque para los
santiagueños cuando se la oye cerca de las casas puede anunciar la muerte de un
niño. Aparece en los cuentos como un ave tímida y quejosa que resulta engañada
por el zorro y ayudada por el chingolo.
Para los mbayás-guaraníes es un mensajero de los dioses cuya
morada celestial frecuenta. Para los chorotes es una enviada del cielo que
trajo el maíz a la Tierra. Los wichis aseguran que la torcaza tenía antes un
pico largo como el de la garza y que al intentar pescar se lo quebró,
dedicándose desde entonces a comer semillas en los campos. Sin duda un curioso
relato evolutivo. Los qom la consideraban un auxiliar que ayudaba en el trato con
brujas y otra gente malvada.
ANTOLOGIA
DE LA TORCAZA
Numerosos poetas se han sentido inspirados por las formas
delicadas y el plañidero arrullo de las
torcazas, veamos algunos ejemplos:
Torcaza, torcaza, paloma torcaz
tan corto tu sueño de miga y nidal
Alberto Cortés
&&&
La torcaza volaba
y tú la contemplabas.
…….
No le importaba a la torcaza su belleza,
pues vanidad no abriga;
volaba y nada más y el mar y el mundo
razón de ser tenían
y existían.
Juan Domingo Argüelles
&&&
Eres una palomita pequeña
y muchos te llaman Torcaza
andas por el campo vuela que vuela
y no sé, cómo no te cansas.
Alejandro J. Díaz Valero
&&&
Corre torcaza a mi lado,
llévame donde él voló,
bien sabes que he sido yo
la mujer que más lo ha amado.
Casilda García Roldán
Há muito tempo não se via
Água correr no ribeirão
A juriti e a rolinha
O canto de um canção
A sabiá voando baixo
Arribaçã pousar no sertão
Alex Zuza
&&&
En mi infancia las patas rojas
de las torcazas adoré:
los pies de cuero colorado
y aquellos dedos escarlata.
¿De qué mundo de pluma y sueño
de qué inaccesible vestuario
se desgranó la cetrería
hasta mi pobre condición?
Hacia mi pobre condición
de cazador sin escopeta
perdido en la lluvia y las hojas
del bosque bajaban volando
las innumerables torcazas;
comiendo las negras semillas,
el pan secreto de la selva,
las bayas del áspero estío,
comiendo los granos del cielo,
las direcciones del barranco,
el amanecer cereal,
las golosinas de la aurora.
Pablo Neruda
&&&
Una torcaza se asoma a mi ventana.
La miro.
Ella también.
El muro de vidrio es infranqueable.
Una ventaja tiene la paloma.
Está del lado de afuera y con sus alas
intactas.
Juan José Mestre
La torcaza aparece muy frecuentemente en la poesía popular representando a la mujer querida que abandona a su pareja:
“Linda tortolita
que yo la crié
se junto con otra
se voló y se fue”.
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REFERENCIAS
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los Páxaros del Paraguay y del Río de la Plata. Comisión Interministerial de
Ciencia y Tecnología. 1992.
Beaumont, E. de – 1866 – Notice sur les Travaux Scientifiques de
S. A. le Prince Charles-Lucien Bonparte. Paris
Dobrizhoffer, M. – 1968 – Historia de los Abipones - Universidad Nacional del Nordeste
- Resistencia (Chaco).
Gay, C. – 1854 - Historia física y política de Chile. Paris
Hudson, W. H. – (1920) - Aves del Plata – Libros de
Hispanoamerica.
Marbach, C. – 2005
- Charles Lucien Bonaparte, Audubon et Saint
John Perse. Bulletin de la Sabix, 38003A54 -60.
Palermo, M. a. (ed.) -1984-
La paloma torcaza – Fauna Argentina 44 – CEAL.
Paucke, F. – 2010 - Hacia allá y para acá. - 1a ed. - Santa Fe:
Ministerio de Innovación y Cultura de la Provincia de Santa Fe.
Rey y Cabieses, A. M. -2008 – Descendencia de José Bonaparte,
Rey de España y de las Indias I - Anales de la Real Academia Matritense de
Heráldica y Genealogía XI - Madrid
-Sanchez Labrador, Jose –(1767)- Peces y aves del Paraguay
Natural Ilustrado. Fabril Editora, Bs
As, 1968
Von Ihering, R. (1935) La paloma, Zenaida auriculata, en el
nordeste del Brasil. Hornero 006 (01) : 037-047.
White, E. W. – 1882
– Notes on Birds collected in the Argentine Republic – Proc. Zol. Soc. London.
P. 591.
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