Investigación y redacción Alex Mouchard
Brilla un claro claror esmeralda
en la jungla irredenta y bravía:
ya Isabel de Godin nos ha dado
el poema de su epifanía.
Jorge Moncayo D. - Himno de la Ciudad de Riobamba
Varios personajes se cruzan en nuestra historia de hoy. El primero de ellos es Claude Marie Jules Bourcier, un político francés que hacia 1849 se desempeñaba como cónsul general francés en Quito, Ecuador. Bourcier era aficionado a la ornitología y especialmente a los picaflores. Al regresar a Francia llevó su colección de pieles de 54 especies de aves entre las que se encontraban 11 picaflores nuevos para la ciencia. Bourcier publicó una breve descripción de esos picaflores y entre ellos uno al que llamó Eriocnemis godini. A pesar de que señala que fueron recolectados por el autor en Ecuador, parecer ser que compró la mayoría de sus especímenes a colectores indígenas quienes le informaban sobre los sitios de captura.
Este picaflor, al que se lo denomina calzadito turquesa o zamarrito gorjiturquesa, es una verdadera joya viviente y una de las aves más raras de Sudamérica. En efecto, según refería Bourcier, habitaba los arroyos del valle de Guayllabamba, al sur del pueblo de Perucho. Dicho valle está ubicado al norte de Quito, a una altura de 2100-2300 msnm, y se caracteriza por un clima cálido y seco, con vegetación xerofítica, desarrollada como un bosque seco de altura dominado principalmente por algarrobos del género Acacia.
El macho de este pequeño picaflor posee plumaje verde metalizado con la garganta de color azul violáceo y unos “pantaloncitos” de plumón blanco que adornan sus patas, de allí sus nombres populares de colibrí pantalón, calzoncitos y calzadito.
La especie es conocida por sólo seis especímenes de museo obtenidos en el siglo XIX en el norte de Ecuador y quizás en el sur de Colombia. El valle de Guayllabamba está hoy densamente poblado y el hábitat original ha sido destruido en gran parte, por lo cual, pese a avistamientos más recientes (1976), se considera que el ave, calificada "en peligro crítico", o bien ya está extinguida (sería la primer especie endémica del Ecuador en desaparecer), o bien sobrevive en poblaciones muy pequeñas (quizás menos de 50 individuos en total). Algunos autores restan validez a la especie a la que consideran una forma del pomponero reluciente (Eriocnemis vestita).
Volvamos a nuestra historia. Bourcier prestó su ejemplar tipo al famoso ornitólogo y dibujante británico John Gould para que lo describiera y lo incluyera en su monografía de los picaflores. Gould se ocupó de agradecer con efusión la generosidad del francés que lo había ayudado en numerosas oportunidades a dilucidar la sistemática de esta familia de aves, facilitándole material de su colección de picaflores, una de las mejores de Europa.
Gould, “el hombre de los pájaros”, fue considerado uno de los más eximios dibujantes de ciencias naturales de Inglaterra (pero ver nuestra entrada
Gould poseía una colección de 320 especies de picaflores y curiosamente recién pudo ver una de estas aves viva a los 53 años de edad durante un viaje a Estados Unidos. Su trabajo se vio enriquecido por la colaboración de su esposa, Elizabeth Coxen, una dotada pintora. Lamentablemente ella falleció de parto y Gould tuvo que publicar su obra “A Monograph of the Trochilidae or Humming Birds” con la ayuda de otro artista, Henry Constantine Richter.
Eriocnemis godini |
(Gould, 1849–61)
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En la obra mencionada Gould presentaba una bella lámina donde se ven dos machos (la hembra era desconocida hasta entonces) de Eriocnemis godini sobre una inflorescencia de la bromeliácea Vriesea psittacina, llamada comúnmente “pluma de indio”. Sin embargo esta composición es pura imaginación de Gould ya que esa planta es de bosques húmedos y hasta el día de hoy desconocemos de qué se alimenta esta especie de picaflor.
Pero ¿quién era ese Godin a quien Bourcier dedicó el picaflor? Por una parte tenemos a Louis Godin, un astrónomo francés que integró en 1735 la expedición enviada por la Académie des Sciences de Francia para medir la longitud de un grado de meridiano a la latitud del ecuador, y que estaba dirigida por el sabio Charles Marie de La Condamine, quien luego se separó para realizar un famoso viaje por el Amazonas. El objetivo de tales mediciones era determinar con precisión la verdadera forma de la Tierra. Integró también la expedición, el primo de Louis, el naturalista Jean Godin des Odonais, y si bien Bourcier no hace ninguna aclaración creo que es a este último a quien dedicó su picaflor, ya que fue el que más actuó en el Ecuador, país donde como vimos también trabajó Bourcier.
Cuando en 1739 la comisión regresó a Francia, Jean Godin permaneció en Quito como profesor de astronomía y ciencias naturales. Allí se enamoró y se casó con una joven y acaudalada heredera, de sólo 14 años de edad, y entonces pudo dedicarse plenamente al estudio de los idiomas indígenas y de la flora del Ecuador. Así fue que recolectó casi 4,000 especies de plantas y realizó dibujos de 800 especies de animales, pero al mismo tiempo perdió en malos negocios la dote de su esposa.
Isabel Gramesón http://archisam.pagesperso-orange.fr/ |
La joven era Isabel de Gramesón (o Casamayor) y Bruno, nacida en Riobamba, Perú, hija del corregidor de Otavalo. Isabel era muy bonita y muy instruída, hablaba francés, español y quechua y conocía el idioma de nudos o quipus de los incas.
En 1748, cuando Godin supo de la muerte de su padre, decidió regresar a Francia con su familia, pero como Isabel estaba embarazada, viajó él solo a Cayena, en la Guayana Francesa, para hacer los trámites necesarios para la vuelta a su patria. Allí solicitó a la corte portuguesa pasaportes para ir a buscar a su esposa remontando los ríos Amazonas y Napo. Sin embargo las autoridades no le permitieron pasar por territorio portugués y, por tratarse de un ciudadano francés, tampoco los españoles le permitían retornar a Riobamba. Después de varios años y gracias a la intermediación de La Condamine ante el rey de Portugal, éste finalmente dispuso el envío de una galeota con 30 remeros para llevar a Jean con su esposa.
Pero Godin tenía un mal antecedente puesto que había escrito una carta al ministro de relaciones exteriores de Francia, recomendándole que invadiera las colonias portuguesas y españolas del Amazonas para apoderarse de sus riquezas. Por lo tanto supuso que los portugueses podían apresarlo y, simulando estar enfermo, dejó el barco en el fuerte del río Oyapok, en el límite con Brasil, donde permaneció a la espera. Godin encargó a su amigo Tristán D'Oreasaval, para que fuera en busca de Isabel, pero este individuo malgastó en negocios personales el dinero que le había sido dado para esa misión.
Mientras tanto Isabel permanecía sin noticias de su esposo, y tras sufrir la muerte de sus tres hijos a causa de la viruela y la malaria, decidió ir en su busca. Como una curandera indígena le avisó sobre un barco que la esperaba en Tabatinga (Brasil) para llevarla a Guyana, envió a su fiel sirviente, el negro Joaquín, y a un grupo de indígenas a confirmar esos rumores. Lograron regresar a los dos años habiendo encontrado a Tristán D'Oreasaval en Loreto. Entonces, Don Pedro, el padre de Isabel, se dirigió al encuentro del barco a fin de allanar el camino a su hija. Más tarde ésta lo siguió con un grupo de 41 personas integrado por sus dos hermanos, Antonio y Eugenio, un sobrino de 10 años llamado Joaquín, cuatro sirvientes: Joaquín, Rosa, Elvia y Heloísa, 31 indígenas y 3 franceses, entre ellos un médico que se agregó a último momento. Tras un duro viaje atravesando los Andes e ingresando en la cuenca alta del Amazonas por el río Chambo, llegaron a la misión de Canelos sobre el río Bobonaza, pero la población había sido diezmada por una epidemia de viruela. Solo encontraron dos sobrevivientes indígenas quienes aceptaron reparar una canoa de 12 m de largo para continuar navegando unos 700 km hasta la misión de Andoas, sobre el río Pastaza, desde donde podrían llegar fácilmente al buque portugués. Pero la canoa demasiado cargada resultaba ingobernable y el único piloto que consiguieron se ahogó al intentar recuperar del río un sombrero. Los indígenas desertaron y los demás viajeros decidieron que Joaquín y el médico avanzaran con la canoa en busca de ayuda.
El resto quedó a la espera en una choza, pero tras casi un mes sin novedades construyeron una balsa y se lanzaron también a navegar río abajo. La balsa se destruyó al chocar con un tronco y tuvieron que seguir caminando dificultosamente por las orillas, pero en pocos días el hambre, la sed y las infecciones acabaron con el niño Joaquín, con Rosa, Elvia, el resto de los franceses y con los hermanos de Isabel. Heloísa se alejó caminando una noche y nunca más se la volvió a ver. Isabel armándose unas sandalias con los zapatos de sus hermanos, empezó a caminar sola por la jungla, tratando de regresar al río Bobonaza.
Cuando el sirviente Joaquín volvió y vio los cuerpos de los viajeros ya descompuestos, no pudo identificarlos y pensó que Isabel había muerto, por lo cual entregó sus bienes personales al médico, que despachó a Joaquín a Quito y se quedó con las joyas y objetos más valiosos, entregando el resto a Don Pedro.
Busto de Isabel Godin en Cajamarca www.pinkgingerfilms.com |
Isabel pasó nueve días caminando y, ya a punto de enloquecer de hambre y desesperación, encontró a cuatro indígenas con cuya ayuda pudo llegar finalmente a Andoas. Isabel recompensó a los nativos con una cadena de oro, pero el superior del convento los despojó de ese regalo, cambiándoselo por prendas de algodón. Esto indignó de tal manera a Isabel que la decidió a partir ni bien se hubo repuesto y con la ayuda de los nativos llegó a Lagunas, sobre el río Marañón, y desde aquí a Tabatinga donde logró abordar el barco. Así tras recorrer casi 5000 km pudo llegar al Oyapok donde el 22 de julio de 1770 se reunió con su esposo, después de más de 20 años de separación. Tras soportar un pleito judicial con Tristán que reclamaba el pago de sueldos, pese a haber sido tan ineficiente y desleal en su misión, los esposos regresaron a Francia junto con Don Pedro, y allí residieron en la propiedad de Odin en Saint-Amand de Montrond (Berry). Godin publicó el resultado de sus observaciones e Isabel llevó una vida tranquila aunque melancólica, rodeada de aquellos tristes recuerdos de los que casi nunca hablaba.
Busto de Isabel de Godin en Saint Amand Montrond. Reproducida con autorizacion de http://www.vanderkrogt.net/statues/ |
Las desventuras de Isabel fueron narradas por los misioneros de Andoas y por su esposo en una carta a La Condamine publicada en 1775.
Con total justicia, el príncipe y ornitólogo Charles Bonaparte, consagró la especie Chamaepelia godinae, sinónimo de Columbina talpacoti, la torcacita colorada, "a la memoria de Isabel Godin des Odonais, para quien no existe homenaje suficiente, ya que sola y abandonada, viajó por el continente americano a través de su mayor anchura, sostenida por la grandeza de su alma y su vocación de martirio en aras del deber”. También se la recuerda en esculturas existentes en Riobamba, Cajabamba y en Saint-Amand de Montrond, este último realizado por el escultor ecuatoriano de Riobamba, Fabian Latorre. La historia de Isabel dio también origen a varias novelas y relatos que se mencionan en las Referencias.
REFERENCIAS
Bassières L. -1936- Madame Godin des Odonais : miraculeux voyage d'une héroïne française dans les forêts vierges du Nouveau Monde au XVIIIème siècle. Imprimerie Cournouaillaise, Quimper.
Blancpain, M. -1971 - Le Plus long amour, Ed. Grasset, Paris.
Bonaparte, Ch. – 1855- Comptes rendus hebdomadaires des séances de l'Académie des scien 40 (1):22.
Bourcier, J. – 1851 - Comptes rendus hebdomadaires des séances de l'Académie des sciences. 32:186.
Charcellet, J. -1985- Histoire fantastique de Jean et Isabelle Godin des Odonais. Saint-Amand-Montrond.
Denis, F. – 1854 - Aventures de Madame Godin des Odonais, Magasin Pittoresque, Paris, 1854.
Godin des Odonais, J – 1827- “Account of the Adventures of Madame Godin Des Odonais in Passing Down the River of the Amazons in the year 1770.”- Edinburgh.
Gould, J. - 1849–61- A Monograph of the Trochilidae or Humming Birds.
Grandmaison y Bruno, F. – s.f. - Un drame inconnu : aventures de Madame Godin des Odonais, née Isabelle de Grandmaison y Bruno.
Ortiz Arellano, C.-2000- Una Historia de Amor - Isabel Gramesón (Godin). 147 pgs.
Roudil, P. –s.f.- La première femme qui traversa l'Amazonie : Isabelle Godin des Odonais, s.d.
Smith, A. -2003 - La señora perdida del Amazonas: La historia de Isabela Godin y su viaje épico. Carroll y Graf.
Smith, A. – 2003- The Lost Lady of The Amazon - The Story of Isabela Godin & her epic Journey
Wakefield, C. – 1999 - Searching for Isabel Godin - 220 pgs - Creative Arts Book Company
Whitaker, R. -2004- The mapmaker’s wife: a true tale of love, murder, and survival in the Amazon. Array New York: Basic Books.
Whitaker, R. -2004- La mujer del cartógrafo: Un cuento verdadero del amor, del asesinato y de la supervivencia en el Amazonas. 368 pp. Edit. Océano.
Excelente nota y por sobre todo muy interesante, como todas las que leí en el blog.
ResponderBorrarSorprendente la historia de Godin y su esposa.
Saludos
Es posible ubicar al escultor Fabian Latorre?
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