“Me gustan tanto como las de Audubon”.
Prideaux John Selby
(carta a William Jardine, 26 abril 1831, refiriéndose a las láminas de “A Century of Birds from the Himalaya Mountains”)
Eremobius
phoenicurus. Lámina de Elizabeth Coxen Gould
Darwin, C. The zoology of the voyage of H.M.S. Beagle.
Part III - Birds, por John Gould. London :Smith, Elder &
Co. 1841.
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DARWIN
El
23 de diciembre de 1833 Charles Darwin a bordo del Beagle llegaba a Puerto
Deseado, sobre la costa patagónica de la actual Provincia de Santa Cruz. “La
misma tarde bajé a tierra” – dice. Comenzó a recorrer los alrededores. Una
llanura plana que presentaba “de trecho en trecho, manchones de hierba parda y
coriácea, y algunos, aunque pocos, arbustillos espinosos”. Entre las pocas aves
además de cóndores, jotes y bandurrias, observó en los valles “varias especies
de insectívoros”. A una de ellas pertenecía un pequeño pájaro, el Patagón, que
logró capturar y agregar a su colección.
“En su comportamiento general, el mismo parecido [a Furnarius y Opetiorhynchus (= Cinclodes)],
junto con algunas diferencias, siempre me impactó. Vive completamente en el suelo, y
generalmente en lugares secos y estériles, recorre los matorrales dispersos, y
a menudo vuela de uno a otro. Cuando se esconde en los arbustos levanta su
cola, imitando en ese aspecto a Pteroptochos
y Rhinomya [= Rhinocrypta]. Su grito es estridente, bastante reiterado, y muy
parecido al de varias especies de Furnarius
y Opetiorhynchus. El estómago de uno
que abrí estaba lleno de coleópteros. Obtuve ejemplares de tres lugares de la
costa de Patagonia; a saber, Puerto Deseado, San Julián y Santa Cruz; pero en
ningún lugar es común” (Darwin, 1841) .
GOULD
En 1836, de regreso de su viaje, Darwin decidió
entregar la mayor parte de su colección ornitológica de unas 468 pieles a la
Zoological Society, de Londres. Los especímenes fueron entregados para su
estudio a John Gould, tal como lo aclaró el mismo Darwin: “Cuando cedí mi
colección de aves a la Zoological Society, el Sr. Gould amablemente se encargó
de darme las descripciones de las especies nuevas y los nombres de aquellas ya
conocidas”.
Gould que había empezado su carrera como jardinero
paisajista era también un hábil taxidermista y había sido designado curador del
museo de la Zoological Society. Su obra más conocida era la de haber
embalsamado la jirafa que el pachá de Egipto, Méhémèt-Ali, había regalado al
rey inglés, Jorge IV, y que había muerto tras dos años en cautiverio. Como
antecedente en ornitología, había editado una colección de aves del Himalaya
estudiada por Nicholas Aylward Vigors e ilustrada por su esposa Elizabeth Coxen Gould, nuestra
protagonista. A ésta siguieron otras obras, especialmente “Birds of Europe” en
5 volúmenes, hasta que llegó a sus manos la colección de Darwin. Si bien Gould
carecía de una educación superior formal, había adquirido a través de su
trabajo en el museo una capacitación profesional en ornitología lo que le
permitiría, a través de la clasificación de los especímenes y su localización
geográfica, contribuir a la idea que estaba gestando Darwin sobre el origen de
las especies.
Gould creó para el Patagón un género especial, Eremobius, “el que vive en el desierto”
(del griego eremos: desierto, y bios: vida, sustento). Como nombre
específico le aplicó phoenicurus,
“cola roja” (del griego phoinikos: de
color rojo púrpura, y oura: cola),
describiendo “plumas de la cola pardo castaño en la base”. Pero Gould no pudo terminar su trabajo con
Darwin porque estaba encarando con su esposa un ambicioso proyecto: el estudio de
las aves de Australia. “Debido al apuro ocasionado por su partida a Australia
-una expedición de la cual la ciencia de la
ornitología obtendrá tan gran provecho— se vio obligado a dejar alguna
parte de su manuscrito bastante incompleta, de modo que sin la posibilidad de
comunicarme personalmente con él, me quedaron dudas en algunos puntos
esenciales. El Sr. George Robert Gray, asistente ornitológico del departamento
de Zoología del British Museum, se ha ocupado, de la forma más generosa de
obviar esta dificultad, proporcionándome la información con respecto a algunas
partes de la disposición general, e igualmente en el más complicado tema del
conocimiento de qué especies ya han sido descriptas, y en el uso de los nombres
genéricos adecuados” (Darwin, 1841). De tal forma Gray advirtió que el nombre Eremobius había sido previamente
utilizado para un insecto ortóptero, y lo cambio por Enicornis, “ave extraña” (del griego hénikos: único, extraño, y ornis:
ave). Actualmente se la ubica en el género de las bandurritas, Ochetorhynchus.
Finalmente la obra sobre las aves del viaje del
“Beagle” fue publicada en 1841 con 50 láminas a color de algunas de las aves
descriptas, realizadas por la esposa de Gould, Elizabeth Coxen. “Las
ilustraciones adjuntas, que son 50 en total, fueron tomadas de bocetos hechos
por el propio Sr. Gould, y realizadas en piedra [litográfica] por la Sra.
Gould, con tan admirable éxito, como el que ha logrado en todos sus trabajos”
(Darwin, 1841). Valga este reconocimiento de Darwin en el “Aviso” del libro, ya
que en las láminas no figura el nombre de Elizabeth.
Retrato
de Elizabeth Coxen Gould con una Cocotilla australiana (Nymphicus hollandicus).
Pintada
por un artista desconocido tras su muerte.
Colección
privada de su bisnieto Dr. Adan Edelsten.
http://nla.gov.au/nla.obj-150672913/viewhttps://aunl.org/ |
ELIZABETH
Elizabeth Coxen fue educada como una típica mujer de
la Inglaterra victoriana, incluyendo algún entrenamiento en dibujo, pintura,
música, idiomas y botánica. Una muchacha culta, talentosa y encantadora. Tras
un breve trabajo como institutriz de una niña, durante el cual parece que se
aburría bastante, Elizabeth conoció a John
Gould, a través de su hermano Charles Coxen que también se dedicaba a la
taxidermia y era vecino y amigo de John.
Probablemente habrán paseado por el Jardín Zoológico de la Zoological
Society, en cuya sede Gould alquilaba habitaciones. En enero de 1829 se
casaron, teniendo ambos 24 años.
Elizabeth, aunque muy indispuesta por un embarazo malogrado, empezó a dibujar aves para algunos clientes
de John, lo que representaba un ingreso extra para la pareja.
Gould que tenía un espíritu muy emprendedor se había
dado cuenta de que la litografía era un método de impresión que permitía
obtener láminas de aves con más matices y un aspecto más vital que el grabado
en metal que daba un aspecto de rigidez a las aves dibujadas. Conoció al artista y poeta Edward Lear que dominaba esta técnica. El mismo Gould era
un mediocre dibujante pero tenía capacidad para captar a las aves en la naturaleza,
su actitud, su postura, detalles de coloración y de la vegetación circundante.
Mediante bocetos, esquemas y notas lograba transmitir esa información a sus
dibujantes. Por ello instó a su esposa a
aprender con Lear lo secretos del dibujo de aves sobre piedra litográfica,
además de diseño, composición y el estilo necesario para hacer parecer a las
aves vivas. Gracias a las enseñanzas de
Lear comenzó una carrera como ilustradora de aves que la llevaría a realizar
más de 650 láminas entre las que se encuentran algunos de los mejores
exponentes del arte pictórico ornitológico del siglo XIX.
La primer parte de “A Century of Birds from the
Himalaya Mountains” se publicó casi con el nacimiento de su primer hijo. La
obra se vendió por suscripción y tuvo gran éxito, lo que permitió aumentar la
independencia económica de la pareja y encarar otros proyectos. Siguió “Birds
of Europe”, notable por los fondos naturalísticos, en la cual Elizabeth aportó
las láminas de paseriformes y Lear, el resto. Paralelamente se ocupó del
mencionado trabajo con Darwin.
Criticado por ser nada más que un ornitólogo de
gabinete, Gould advirtió qué escaso era el conocimiento sobre las aves de
Australia, a pesar de que hacía ya 50 años que los ingleses estaban instalados
allí. Entonces concibió el proyecto de viajar a la lejana isla para obtener
información para una gran obra sobre sus aves. Su amigo y cuñado Charles, se
había radicado en New South Wales (Australia) con su esposa, ambos interesados
en las ciencias naturales, y le habían enviado centenares de especímenes que
los Gould publicaron en “Synopsis of the
Birds of Australia” (1837-38). Charles y su hermano Joaquin lo estimularon
a realizar el viaje. Pero no fue fácil
convencer a Elizabeth de acompañarlo, porque ya tenían cuatro hijos para criar.
Con gran dolor de Elizabeth, decidieron dejar a los tres menores, Charles
(quien habría de ser geólogo, viajaría por Sudamérica y moriría en
Montevideo), Eliza y Louisa (de sólo
seis meses), al cuidado de la madre de Elizabeth, en Londres. Fue muy
angustiante para ella dejar a sus hijos y a su madre, incluso enfermó y estuvo
a punto de no viajar. Finalmente los esposos se embarcaron junto con su hijo
mayor John Henry (futuro médico y ornitólogo en la India), un sobrino, John
Gilbert (colector y colaborador de Gould), Mary Watson (una doncella para
ayudar a Elizabeth) y un sirviente. Todos sus asuntos en Inglaterra quedaron
bajo el cuidado de su devoto y sacrificado secretario Edwin Prince, quien más
de una vez le reclamaba por recibir de él sólo noticias de aves y muy poco de
los demás asuntos, incluyendo el estado de su esposa.
Los viajeros llegaron a Hobart (Tasmania) en 1838,
donde Elizabeth habría de permanecer en la casa del gobernador John
Franklin, futuro y malogrado explorador del Ártico, y de su esposa Jane.
“Sin embargo, sería una falta en cortesía y
gratitud, si no reconociera especialmente la cálida amistad, y los muchos actos
genuinos de amabilidad que recibí de parte de mis apreciados amigos Sir John y
Lady Franklin, quienes, además de facilitar de todas formas mis asuntos, tanto
públicos como privados, con la mayor generosa hospitalidad me recibieron a mí y
mi familia en su casa, donde la Sra. Gould y mi hijo mayor, que me acompañaban,
permanecieron casi diez meses” (Gould, 1848 )
Durante el viaje en barco y su estadía en tierra,
Elizabeth no dejó de dibujar para reunir
material para la obra, realizando incluso los bocetos y diseños. Además hizo
dibujos a lápiz y acuarela de diversas plantas nativas, muchas de ellas del
jardín botánico de la Sra. Franklin, los que habría de usar para los fondos de
las láminas de aves. “Durante su ausencia estoy dibujando tantas plantas
nativas como puedo, quiero decir ramas de árboles, algunas de las cuales son
muy lindas” (Elizabeth Gould).
Pero además de ello durante su estadía allí llevo
adelante un nuevo embarazo y el nacimiento de su hijo Franklin Tasman “un
muchacho prodigioso”, con la asistencia de su ya amiga Jane. Mientras tanto,
malas noticias llegaban desde Londres, Louisa, la pequeña que había quedado
allí con su abuela, sufría una enfermedad consuntiva y según el médico de la
familia “no se creía posible que sobreviviera”. En cada carta a su madre
Elizabeth se lamentaba por sus lejanos vástagos: “Mi querida y pequeña Louisa
también está justo en una edad crítica, con toda probabilidad sacando los
dientes. No me olvidé del cumpleaños de mi querida. Bendigo sus queridas
caritas. Como adoro recordar sus miradas en lo profundo de mi mente…”.
Más preocupación se agregaba a la sufriente Eliza
(como la llamaba Gould) por las
correrías de su marido, no exentas de peligro, ya que tres de sus colaboradores
(incluyendo a Gilbert) habrían de morir a manos de los aborígenes en distintos
episodios. Además de Tasmania, Gould realizó viajes de colección desde Hunter
Valley, en Nueva Gales del Sur, donde su cuñado Charles poseía la finca
Yarrundi. Recorrió el vecino Liverpool Range, Namoi y, en Adelaida, Mount
Lofty, Murray Scrubs, y la isla Kangaroo. Finalmente fue en busca de Elizabeth
y viajaron ambos a Yarrundi donde permanecieron algunos meses, acompañándola
ella en algunas excursiones como a la isla Mosquito (Queensland).
En 1840 regresaron a Inglaterra. Allí Elizabeth,
mientras cursaba su octavo embarazo, trabajaba intensamente en los dibujos de
“The Birds of Australia”. Sin embargo no pudo terminar esta tarea pues, tras
dar a luz a su hija Sarah, falleció de fiebre puerperal en agosto de 1841. Una vida breve sometida al esfuerzo de numerosos
embarazos y a un intenso trabajo de producción de dibujos para las obras de su
marido. Preocupado por la salud de Elizabeth, Lear comentaba que con su cuarto
hijo en tres años ella “sufrió un trabajo de parto prematuro, de una forma tan
peligrosa como para no dar esperanzas sobre su vida; sigue aun estando
internada, hasta antes de ayer, y aunque por supuesto con vida, todavía está en
peligro inminente”.
Gould quedó muy consternado por la pérdida de su
compañera y colaboradora, teniendo además que enfrentar la crianza de sus
hijos. Sin embargo, hombre emprendedor, reorganizó su equipo con nuevos
dibujantes y colaboradores como Henry Constantine Richter, Joseph Wolf y
William Hart.
Henicornis
phoenicura
Chenu, JC. Encyclopédie
d'histoire naturelle. Oiseaux 3. Paris :Maresq [1851-1860].
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OBRA Y RECONOCIMIENTO
Apasionado por sus proyectos Gould se concentraba
tanto en su trabajo, que parecía indiferente ante la situación que travesaban
sus seres más queridos y al esfuerzo a que se veía sometida su esposa. Fue
criticado por el deficiente o nulo crédito que dio a Elizabeth. Edward Lear que
lo consideraba, más allá de cierta bonhomía, como un hombre “áspero y
violento”, opinaba que “debía todo a su excelente esposa, y a mí mismo, sin
esta ayuda en los dibujos no hubiera hecho nada”. Pero, Elizabeth calló sobre este punto y en
sus cartas nunca mostró disconformidad con su esposo.
Durante su breve vida Elizabeth realizó:
-las 80
láminas de “Century of Birds from the Himalaya Mountains” (1830-32). Aparece acreditada en las mismas
con una nota que dice “Dibujado del natural y en piedra por E. Gould” pero sin
su firma. Vigors, que ayudó con la taxonomía de la colección dedicó una nueva especie, el bello Suimanga, Cynniris [=Aethopyga] gouldiae, “a
la Sra. Gould, que ejecutó las láminas de estas aves himalayas”.
-380 láminas de The Birds of
Europe (1832-36), obra en la cual mediante el estudio de ejemplares
taxidermizados y vivos logró dotar a sus figuras de una mayor plasticidad. Los
créditos expresan “Dibujado del natural y en piedra por J. & E. Gould”,
dado que John reclamaba por el diseño de las láminas, aunque se han encontrado una
cantidad de bocetos realizados también por su esposa. Esta obra requirió
cinco años para su preparación durante los cuales Elizabeth llevó adelante
cinco embarazos, dos de ellos malogrados. En el prefacio Gould decía “Quizás se
me permita agregar, que no sólo la mayor cantidad por mucho de las láminas de
este trabajo [el resto eran obra de Lear], sino todas las de «Century of
Birds», de la «Monograph of the Trogons» y por lo menos tres cuartos de las de
«Monograph of the Toucans» han sido dibujadas y litografiadas por la Sra. Gould, a partir de bocetos y diseños
hechos por mí y tomados del natural” (Gould, 1848).
-la mayor parte de las 36 láminas de “A
monograph of the Trogonidae, or family of trogons” (1834-36). En las láminas
dice “Dibujado del natural y en piedra por J. & E. Gould”.
-24 láminas de “Monograph of the
Ramphastidae” (1834), que en la edición alemana se adjudican a I.[ohannes
?] Gould.
-50 láminas de la obra de Darwin “Voyage of
HMS Beagle” (1838), sin firma pero con el reconocimiento de Darwin
que ya hemos visto.
-20 láminas para “Icones Avium” (1838), con la
leyenda “Dibujado del natural y en piedra por J. & E. Gould”.
-120
láminas for “Synopsis of the Birds of Australia and the Adjacent
Islands” (1837-38), sin firma, más 18 láminas no publicadas.
-84 láminas de las más de 600 láminas de Birds
of Australia (1840-1848). Aquí Elizabeth alcanzó el mejor nivel de su
carrera. Además de sus magníficos dibujos, verdaderas obras de arte,
produjo muchos bocetos con diseños originales. Sus dibujos inconclusos
sirvieron de base para que Henry Constantine Richter completara la parte
gráfica de esta producción que se publicó en siete volúmenes. Los créditos
señalan “J. & E. Gould del et lith”, es decir “Dibujado y litografiado por
J[ohn] y E[lizabeth] Gould”. En el prefacio Gould escribió: “Al concluir mi
«Birds of Europe», tuve el agradable deber de establecer que casi la totalidad
de las láminas habían sido litografiadas por mi amable esposa. Tendría la felicidad de hacer una afirmación
similar con respecto al trabajo previo; pero ¡ay! No es el caso, habiéndole
agradado al Sapientísimo Hacedor de Sucesos llevársela del mundo sublunar en el
corto lapso de un año tras nuestro regreso de Australia, habiendo hecho durante su estadía en ese país
una enorme cantidad de dibujos, tanto ornitológicos como botánicos, por medio
de su inimitable mano y lápiz”.
Gould le dedicó una especie a la que lamentablemente
se la asocia con él y no con Elizabeth,
es el bello Diamante de Gould (Amadina [=Chloebia] gouldiae). En
la dedicatoria, con palabras que expresan con mayor énfasis su amor, su dolor y
tal vez su admiración, decía: “Es por lo tanto que, con sentimientos de
naturaleza nada común, me he animado a dedicar este nuevo y adorable pajarito a
la memoria de aquella, que además de ser una esposa tan afectiva, durante una
cantidad de años trabajó tan duro y tan celosamente me asistió con su lápiz en mis
diversos trabajos, y quien, tras haber circunvalado la Tierra conmigo y
enfrentado muchos peligros con un coraje sólo igualado por sus virtudes,
mientras alegremente se ocupaba de ilustrar la presente obra, fue llamada por
la divina voluntad de su Creador desde éste a otro mundo más brillante y mejor;
y estoy seguro que al dedicar esta ave a la memoria de la Sra. Gould, tendré la
completa aprobación de todos aquellos que la conocieron personalmente, así como
de aquellos que sólo la conocieron como artista a través de sus delicados
trabajos”.
Pero obsérvese que, a pesar de estos
reconocimientos, el nombre de Elizabeth no es pronunciado, su presencia queda
oculta en medio de la complicada retórica victoriana con el apelativo “Sra.
Gould”. Su marido, evidente autor intelectual de las obras, se resistía a darle
un lugar en la autoría de esos trabajos, que más allá de su valor científico se
vendían a un alto precio especialmente por la gran belleza de sus láminas, muy
apreciadas por los bibliófilos. Aún hoy en día el valor de estos libros es tan
alto que en las subastas muchas veces son desmembrados para vender las láminas
por separado, considerando que hay pocos candidatos para la compra de la obra
completa y que se obtendrá un mejor resultado final al subastar las láminas
sueltas.
ALEX
MOUCHARD
LOS NOMBRES DEL PATAGON
Los pájaros pequeños no suelen recibir nombres
específicos de parte de las distintas culturas que conviven con ellos. Especialmente
si su plumaje, comportamiento y demás características no son destacados, como
ocurre con estos furnáridos. En estos casos los nombres son "librescos", es decir dados por ornitólogos debido a la necesidad de ponerle un nombre en el idioma local.
El nombre de Patagón se refiere indudablemente a la zona
geográfica donde habita, siendo prácticamente endémico de la Patagonia.
También se le ha dado el nombre de Turco (Zotta,1938) o
Turca. Este parece ser una confusión con un ave chilena el Pteroptochos megapodius del que ya
Darwin informaba: “es llamado por los Chilenos «El Turco». Sobre el mismo,
Claudio Gay señala: “Su nombre proviene de la palabra turco, que pronuncia
bastante distintamente y muchas veces de seguido”. Si bien pertenece a otra
familia (Rhinocryptidae) se asemejan
ambos en la forma de levantar la cola y correr velozmente por el suelo, aunque habitan ambientes diferentes.
El nombre Bandurrita Turca (Zapata, 1967) asocia el
nombre anterior al de Bandurrita que
se da a varios furnáridos de los géneros Upucerthia y Ochetorhynchus,
probablemente por el pico curvo de algunas de ellas que recuerda al de las
bandurrias (Género Theristicus), si bien el Patagón tiene el pico recto como bien señalaba Rodulfo Philippi (An. Mus. Nac. Chile, 15, 1902): “No comprendo como
el Señor Desmurs quiere confundirla [a Ochetorhynchus ruficauda] con
el Eremobia phoenicurus de Gould, que tiene el pico mui derecho".
Finalmente como nombre patrón se ha elegido Bandurrita
Patagónica (Navas, 1995) y también ha recibido el de Bandurrita de Cola Negra
debido al extremo negro de las timoneras.
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-Ashley,
Melissa -2016- Biographical Sketch of Elizabeth Gould. https://melissaashley.com.au/2016/06/15/biographical-sketch-of-elizabeth-gould/
-Ashley,
Melissa -2013- Leaves of a diary: Searching for Elizabeth Gould in the archives
of the Mitchell Library. Text 17(2).
http://www.textjournal.com.au/oct13/ashley.htm
-Darwin,
Charles –1983– Viaje de un naturalista alrededor del mundo. 2 vols. Madrid
:Akal.
-Darwin, Charles –1841- The zoology of the voyage of
H.M.S. Beagle ... during the years 1832-1836. Part III. Birds, por John
Gould. London :Smith, Elder & Co.
-https://es.wikipedia.org/
-https://www.biodiversitylibrary.org/
-Gay,
Claudio –1847- Historia Física y Política de Chile. Zoología. Tomo Primero.
Paris.
-Gould,
John –1837- The Birds of Europe. London.
-Gould,
John –[1840]-48- The birds of Australia. London.
-Lemmer,
Leone & Stephens, Matthew – 2018 - Elizabeth Gould (1804-1841).
https://australianmuseum.net.au/learn/collections/archives/john-gould/elizabeth-gould-1804-1841/
-Navas,
J et al. –1995- Lista patrón de los nombres comunes de las aves argentinas.
Asociación Ornitológica del Plata.
-Newman,
Alexandra K. – 2018- Elizabeth Gould: An Accomplished Woman.
https://blog.library.si.edu/blog/2018/03/29/elizabeth-gould-an-accomplished-woman/
-Tree, Isabella –1992 – The ruling Passion of John
Gould. New York
:Grove Weidenfeld.
-Zapata,
ARP –1967– Aves de Puerto Deseado. Hornero 10: 374. Asociación Ornitológica del
Plata.
-Zotta,
AR -1938-Lista sistemática de las aves argentinas. Hornero 7:107. Asociación
Ornitológica del Plata.
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