"Cuando se hace la historia de un animal, es inútil e imposible tratar de elegir entre el oficio del naturalista y el del compilador: es necesario recoger en una única forma del saber todo lo que ha sido visto y oído, todo lo que ha sido relatado por la naturaleza o por los hombres, por el lenguaje del mundo, de las tradiciones o de los poetas".

Michel Foucault-Las palabras y las cosas


domingo, 4 de septiembre de 2011

LA CHUÑA (Cariama cristata) Y MARCGRAVE



“Merodeó en los jardines
altanera y lenta en su plumaje
de seda gris, alzando
sobre la ondulación del cuello
el orgullo de su cabeza, el pico dorado
entregado a la instantánea caza
de insectos aéreos”.

Joaquín O. Giannuzzi -  “La Chuña”

     En 1638 Georg Marcgraf, viajó de Alemania a Brasil. Había sido convocado por el conde de Nassau-Siegen para llevar a cabo una exploración zoológica, botánica y astronómica de ese país. Marcgraf (su apellido también fue escrito como Marcgrave, Marggraf, Markgraf, y aún latinizado como Marcgravius), tenía entonces 28 años y había estudiado botánica, astronomía, matemáticas, y medicina en su país y en Suiza, asistiendo a 19 universidades diferentes.

     Cuando recibió esta invitación se encontraba en Leiden, Holanda. Hacía poco tiempo que los holandeses se habían establecido en Pernambuco para explotar la caña de azúcar. El gobernador de la colonia era Johann Mauritz, el ya mencionado conde de Nassau-Siegen, un noble de origen germánico, sobrino de Guillermo I. Este Guillermo, Principe de Orange, fue el héroe liberador de Holanda del yugo español, y era apodado El Silencioso, debido a su estratégico silencio ante los planes de los reyes de Francia y de España para exterminar a los protestantes. Gracias a este parentesco Johann Mauritz fue designado para llevar adelante dicha colonia, para lo cual mostró una gran habilidad e inteligencia, extendiendo el dominio holandés desde Ceará a Sergipe. Gran amante de la naturaleza y deseoso de establecer allí un zoológico, Johann Mauritz, contrató a un médico de Amsterdam, William Piso, y a Marcgraf, junto a los artistas Frans Post  y Albert Eckhout.

     Los exploradores levantaron una carta de las costas brasileñnas y también se internaron en el país para estudiar su fauna y flora así como sus poblaciones indígenas. Marcgraf se interesó igualmente por los peces y describió una centena de especies, todas nuevas para la ciencia. En total hizo tres viajes a Brasil durante los que compiló una cantidad de notas, dibujos y acuarelas. Lamentablemente murió muy joven en Angola, en 1643, y sus dibujos fueron retenidos por Johann Mauritz para regalar a sus amigos. Sólo entregó algunas copias y xilografías a Piso para su publicación. El resto de las notas de Marcgraf y su colección de pieles fueron vendidas a Federico Guillermo I, el Gran Elector de Brandenburgo, quien lamentablemente perdió la mayor parte de ese material.Sin embargo, el geógrafo Johannes de Laet, logró recuperar las notas de Marcgraf sobre aves y las publicó con 55 figuras en la Historia Naturalis Brasiliae. En esta obra, en 8 volúmenes, editada en 1648, de Laet combinó la  Medicina Brasiliensi  de Piso y la  Historiae rerum naturalium Brasiliae de Marcgraf.  En 1658, muerto de Laet, Piso publicó una segunda edición, omitiendo el nombre de Marcgraf y reescribiendo la parte dedicada a la historia natural, pero de forma descuidada e inexacta. Esto provocó un escándalo. Linné criticó severamente la edición y el hermano de Marcgraf acusó a Piso de afectar la reputación de Georg, al referirse a él como “mi sirviente” acusándolo de alcoholismo y malversaaciones financieras.

     Como lo señaló Cuvier, las descripciones de Marcgraf eran muy precisas, sin embargo los dibujos publicados, que hoy consideraríamos naif, eran tan esquemáticos que el reconocimiento de las especies resultaba difícil. Pero en 1766 fueron halladas muchas de sus acuarelas originales en color, que revisaron los zoólogos Hinrich Lichtenstein y Johann Illiger quienes lograron identificar 133 especies de aves, reivindicando la calidad de su obra. En 1938 otra cantidad de originales aparecieron en la Biblioteca Nacional de Prusia, y Adolph Schneider logró estudiarlos pero, al terminar la segunda guerra mundial, volvieron a desaparecer. Algunos de sus dibujos, realizados sobre pergamino, fueron utilizados por el pintor flamenco Jan van Kessel para sus famosas naturalezas muertas.



Marcgrave, George & Willem Piso. 1648. Historia Naturalis Brasiliae


     Entre las aves descriptas por  Marcgraf  se encuentra la Cariama brasiliensibus,  tomando el nombre que le daban los portugueses, por deformación del nombre original tupí: 'sariama', que sería de origen onomatopéyico: "aludiendo a su canto, que es agrio parecido al del pavo joven, y tan fuerte que se escucha a una milla”, según Azara, quien lo denomina ‘sariá’. Storni, autor de interpretaciones rebuscadas, explica el término como 'ça': ojos, alerta; 'ri' : estar, y 'a' : siempre, en referencia a lo arisco del ave. El padre Sanchez Labrador registró el nombre guaraní de ‘haria’ y ‘hania’, seguramente otra fonética de saria, y el mbaya ‘rayinigo’. Tambien menciona los nombres que le dan en el río Uruguay: ‘zaracare’ y ‘ania’. “Su voz al parecer repite estas voces ‘haria, haria’, y se oye de muy lejos”.
Marcgrave escribió ‘çariama’ para traducir al oído europeo la fonética de ‘sariama’, pero al parecer algunos editores tuvieron problemas con la tipografía e imprimieron ‘cariama’ usando la ce en vez de la cedilla y asi la tomó Brisson al crear el género. Este autor describió al ave señalando que “tiene el tamaño de las mayores garzas. Su grito es como el del pavo hembra y se escucha de lejos”. También indica que su carne es muy apreciada, lo cual es corroborado por Azara quien dice que por su carne delicada los españoles la llamaban “faisán”. Howarth Boyle, que visitó el sur de Tucumán en 1914, señaló que “su carne es muy estimada por los nativos, que tras hervirla cuidadosamente, la preparan como un guiso y la sirven con papas, arroz, pasas de uva y una cantidad de condimentos que la hacen un plato muy palatable y que es una alterntaiva bienvenida a la dieta habitual de cabritos”.

     Afortunadamente no todo el trabajo de Marcgraf quedó en el olvido  ya que muchos de los nombres propuestos por él fueron tomados entre otros autores  por Linné y Gmelin  y así permanecieron en la nomenclatura científica. Al crear la especie, Linné le dio el epiteto de cristata, es decir ‘crestada’, debido a su cresta, que describe minuciosamente Azara: “De la nariz hasta cerca del lagrimal hay una hilera de plumas divergentes en abanico, largas 2 pulgadas, tiesas, de barbas sueltas y cortas, que casi tocan a las de la hilera que nace del otro respiradero; y todas forman un copete constante, abanzadisimo y extravagante, que sombrea el pico”.

     Uno de los problemas con la chuña es su ubicación zoólogica. Azara dice que aunuqe se parece a las aves acuáticas, vive en la orilla de los bosques en sitios elevados y secos.  Las primeras clasificaciones como las de Willughby y Ray, la suponen pariente de la grulla baleárica (Balearica regulorum), a la que realmente se parece muy poco a no ser por sus patas largas.

     Según Sclater las chuñas son colocadas por algunos cerca de las grullas (Grallatores) y por otros con el serpentario (Sagittarius serpentarius) una extraña ave africana, única especie de de la familia sagittariidae  en el orden accipitriformes, por lo cual muchos autores,como Buffon y el príncipe de Wied,  la ubicaron entre las rapaces. Burmeister, que estudió su anatomía con mucho detalle, la ubicaba cerca de las cigüeñas, y Thomas Huxley, con las grullas, pero dudando si no debían integrar un nuevo orden lo que finalmente sucedió, ubicándose actualmente en la familia Cariamidae, del orden Cariamiformes.



Newton,  A. – A Dictionary of Birds. Black. London.


     Sclater señala que “La cariama vive sobre el suelo entre los altos pastos de los campos, donde el viajero frecuentemente oye su fuerte grito mientras cabalga pos el camino”; y sobre su dieta dice que además de insectos y orugas “también come bayas y frutas carnosas y, se dice, ofidios y otros reptiles”.  Azara afirma que no come granos y nunca bebe y que “los crian en casas con pedacitos de carne”.

     Se trata de un ave muy adaptable al cautiverio y apreciada en Brasil por ser gran destructora de ofidios, además de eficaz guardiana, lanzando fuertes gritos de alarma ante los intrusos. Enrique Lynch Arribalzaga asegura que “es tan vigilante como los gansos del Capitolio, no deja de advertir toda novedad con su aguda música cancanera”.

     Dice Sclater que a menudo es llevada viva a Europa donde se ven ejemplares en los jardines de la Zoological Society de Londres. Parece que allí se aparearon y anidaron pero no lograron criar pichones, aunque hay referencias de que hacia 1911-1912 sí lograron hacerlo.  En el frontispicio del primer volumen de la obra “Argentine Ornithology” de Sclater y Hudson, aparece una chuña ilustrada a partir de alguno de estos ejemplares en cautiverio.   George Chalmers, superintendente de la famosa mina de oro de la St John del Rey Mining Co. Ltd, de Morro Velho, Brazil fue uno de los que remitia dichas aves a la Zoolological Society y se refirió a sus costumbres: “Es muy necesario decirle que se alimentan mayormente con ofidios a los que matan rápidamente y a los que combaten continuamente. A estas aves se las encuentra generalmente siguiendo un incendio de campos, engullendo langostas parcialmente quemadas y otros insectos. Tienen un grito muy notable, o mejor dicho un coro; cuando hay 4-5 juntas son muy melódicas y se las pude oir a gran distancia. Si se golpea un plato o platito con un tenedor o cuchara generalmente tiene el efecto de inicar el coro. Estan protegidas por ley en este país debido a su propensión a matar ofidios. Para el deportista a menudo son una molestia, ya que destruyen muchas aves jóvenes. Es raro, pero tratándose esencialmente de aves terrestres, a menudo a la noche se posan en ramas, aunque no siempre.  Tienen una gran aficion por utensilios de mesa o cualquier cosa con brillo y destellos”.
Sclater, PL & Hudson, WH - Argentine Ornithology

Sanchez Labrador relata que mantenia una chuña en la huerta de la Reducción de Apóstoles y allí la vio peleando con un gran lagarto (lagarto overo?). El lagarto se erguía pero la chuña, usando el ala como escudo, lo picoteaba por debajo de la misma, a la vez que saltaba dejándolo burlado. Finalmente el lagarto fue vencido. La chuña tomándolo con el pico le dio unas cuantas sacudidas contra el suelo, acabo de matarlo y se lo comió. Este autor afirma que cuando la chuña come víboras venenosas, el veneno pierde toda su fuerza y a la vez realza el sabor de su carne. Curioso efecto condimenticio de la ponzoña.
Sin embargo para el Padre Guevara no es un bicho de tan buen genio: “Es fácil de domesticar y paga el hospoedaje con que le reciben con la dulce melodía de su canto. En medio de tan buenas cualidades, cuando se irita, encrespa las plumas y se lanza a los ojos del muchacho, perro y animal que lo provoca”.

     El naturalista y colector Luis Dinelli tuvo chuñas domesticadas y refiere que debia mantener a buen recaudo los pájaros y huevos que preparaba para sus colecciones ya que “al menor descuido me alzaban la preparación y de un solo trago la pasaban a su buche sin pensar en pelarlas”. También asegura que en su casa nunca consiguió que mataran ninguna vibora ni aunque fuera pequeña.

     La chuña es muy veloz en sus desplazamientos terrestres de manera que siendo generalmente escuchada su fuerte voz, es poco vista ya que se desliza velozmente entre los arbustos. Burmeister comenta que “aunque oía a diario los gritos de la chuña, en especial a primeras horas de la mañana, nunca lograba verla”. Por su parte Azara señaló que “corre mas que un caballo a media rienda. Huye de muy lejos y no vuela sino en el último extremo, limitándose a subir algun árbol”.

     Augustin François de Saint Hilaire, botánico francés que viajo por Brasil y coleccionó aves allí entre 1816  y 1822,  cuenta que “se la caza a caballo, que su vuelo es bajo y corto, de modo que entonces fatigado por una persecusión prolongada, se deja agarrar vivo”.  También el príncipe Maximiliano de Wied describió como un paisano montado en un excelente caballo le mostró la forma de cazar las chuñas, perisguiendo una por colinas y valles, cortándole la huida a los arbustos hasta que se dejo capturar viva.

     Al atrapar una presa la chuña suele golpearla contra el piso o una rama para matarla antes de tragarla, por eso en Bolivia le dan el nombre de ‘socori’ o ‘azotadora’. Howarth Boyle relata que “muestran gran afición por los caballos y el ganado, sin duda, por los insectos que ellos levantan”. Observó  una chuña que al no poder tragar ni desgarrar un pájaro que le fue dado como alimento, lo tomó con el pico, caminó unos pasos y estirandose lo mas que podía, arrojó la carne contra el suelo con considerable fuerza; repitiéndolo hasta lograr consumirla toda.


Goeldi, Emilio Augusto-Aves do Brasil.

     Respecto de su conducta reproductiva digamos que Wied fue testigo de las luchas entre machos en la epoca de cría (febrero), persiguiéndose al amanecer entre la bruma, con el pico abierto. Con respecto a las hembras, su papel en el cortejo no sería tan pasivo, si tomamos el relato de Azara según el cual una chuña hembra cautiva  incitaba a un gallo doméstico agachandose ante él para que la cubriera, pero sin lograrlo. Hubiera sido interesante ver el producto de semejante cruzamiento, aunque  debido a las diferencias genéticas entre ambos  el resultado se hallaría más bien dentro de la ciencia ficción.


Alex Mouchard



REFERENCIAS

Marcgrav,  Georg-1648- Historiæ rervm natvarlivm Brasiliæ.

Willughby Francis-1678-Sistem of Ornithology - Ornithologiae libri tres.

Ray John- 1713-Synopsis Methodica Avium et Piscium .

Linnæus, C. -1766-Systema naturæ per regna tria naturæ.

Azara, F. de-1802- Apuntamientos para la Historia Natural de los Páxaros del Paraguay y del Río de la Plata. Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología. España. 1992.

Sclater, PL & Hudson, WH –1888- Argentine Ornithology.

Sanchez Labrador, Jose –(1767)- Peces y aves del Paraguay Natural Ilustrado.  Fabril Editora, Bs As, 1968.

Guevara, P.-1836- Historia del Paraguay, Río de la Plata y Tucumán.




sábado, 30 de julio de 2011

ANHINGA - EL DEMONIO DE LA SELVA

In the forests of the night;
    What immortal hand or eye,
    Could frame thy fearful symmetry?

En las selvas de la noche
¿qué ojo o mano inmortal
podría delinear tu atemorizante simetría?

William Blake 'Songs of Experience' (1794)


Brisson creó el género Anhinga y lo hizo en base a la descripción de Marcgrave de su Anhinga brasiliensibus Tupinambis, y no dió datos sobre sus costumbres sino sólo sobre su coloración, medidas o alguna referencia anatómica.
Marcgrave describe el ave minuciosamente y agrega “Muy hábil en atrapar peces: porque, como una serpiente, primero contrae el cuello antes de lanzar el pico contra los peces, y los agarra con sus uñas. Comí su carne, pero no es mucho mejor que la carne de la gaviota (1)”. Pero como bien dice Félix de Azara, se equivoca en decir que agarra los peces con sus uñas. Marcgrave además incluye una estilizada figura del ave.



                        Marcgrave, G.- 1648- (...) 
historiæ rervm natvarlivm Brasiliæ.




La descripción de este autor señala el posible origen de otros de sus nombres: el guaraní mbiguá-mboí , acriollado como biguá víbora, y el inglés  snakebird, o sea, ave serpiente.

Según Bartram “Antiguamente la anhinga era considerada por los viajeros como un animal anómalo, un monstruo que compartía las características de la víbora y del pato. . . En ocasiones cuando nos aproximamos a ellos, se dejan caer al agua como muertos, y por un minuto o dos no se los ve; entonces, de pronto, a una gran distancia, su cabeza y cuello largos y delgados aparecen, como una serpiente elevándose erguida sobre el agua. . . No dudo que si esta ave hubiera habitado el Tíber en tiempos de Ovidio, le habría dado argumento para alguna bella y entretenida metamorfosis”.  ¿ Será uno de los orígenes del mito náhuatl de la serpiente emplumada: Quetzalcóatl ?

Como vimos, Marcgrave la denominó Anhinga Brasiliensibus Tupinambis, o sea “Anhinga de los brasileños tupinambis”. Se refería a los tupinambá (nombre  que significa "el más antiguo" o "el primero"), nación indígena del Brasil integrada por un grupo de tribus que formaban la Confederación de los Tamoios, cuyo objetivo era luchar contra los portugueses. Habitaban el sureste de Brasil, sobre el litoral marino entre el Cabo de São Tomé (Río de Janeiro) y la isla de São Sebastião (São Paulo), y especialmente en las inmediaciones de la bahía de Guanabara. El nombre de esta tribu también fue utilizado por Daudin en 1802 para crear el género al que pertenece nuestro conocido lagarto overo, Tupinambis merianae (ahora Salvator merianae, ver nuestra entrada sobre el tema). La lengua tupinambá llamada por los portugueses língua geral ("idioma común" ) dio origen a muchos términos en la nomenclatura de la flora y la fauna amazónicas, como tapioca, jaguar, mandioca, tucán, tapir y otros. Al parecer la palabra tupinambá anhangá o anhgá significaría espíritu o demonio selvático. Quizás el aspecto hierático del ave y su conducta huidiza, desapareciendo en instantes de la vista del observador,  indujo a los nativos a creer que era alguna clase de espíritu.

No sólo a los nativos atemorizaba esta ave. Alexander Wilson dice al respecto: “En aquellos países donde abundan los animales peligrosos, podemos de inmediato concebir  que el aspecto de esta ave, extendiendo su delgado cuello a través del follaje, habría de asustar al viajero desconfiado, cuya imaginación creaba seres peligrosos a cada paso, acechando en la espesura”.


Buffon, por su parte, aclara que anhinga “es el nombre brasileño tapinambú de esta ave; los franceses de Guyana la llaman plongeon [zambullidor]”. Al tratar sobre esta especie, la aprovecha para hacer una disquisicion sobre las formas que nos ofrece la Naturaleza y que en su enorme variedad incluye algunas que no entran dentro de nuestro canon de belleza. Asi la anhinga según Barrère  “nos ofrece la imagen de un reptil injertado en el cuerpo de un ave . . . recordando la figura y aún el movimiento de una culebra, ya sea por la forma en que extiende bruscamente su cuello lanzándose desde los árboles, sea por la forma en que lo repliega y lo lanza bajo el agua para ensartar los peces”. Este plegamiento llamó tanto la atención de Moehring, que cambió el nombre génerico Anhinga por el más clásico Ptynx, que significa “que se pliega”.

Linné (1766) se limitó a copiar de Marcgrave pero incluyendo a la especie en el género Plotus, un término que en latin clásico se refiere a “pies chatos y grandes”, y que se usaba como sobrenombre para humanos con esa característica, tal como el célebre comediante Titus Maccius Plautus o Plauto. Como señaló en su diagnóstico la anhinga tiene los “pies palmados, todos los dedos conectados [por una membrana]”.

Por su parte Mauduit indicó que “aunque palmipeda, se para sobre los árboles, hace en ellos su nido, y desde sus ramas se arroja contra los peces de que se alimenta. . . Nada, se sumerge y obra con libertad en medio de las aguas lo mismo que en el aire, pero rara vez se para en tierra: es de un natural silvestre y timido: huye de lejos, y procura esconderse de la vista sumergiéndose en el agua”.


Esta conducta de arrojarse sobre los peces desde su percha es negada por Audubon,  que explica que el anhinga nunca se zambulle desde una eminencia para procurarse la presa, aunque por su costumbre de dejarse caer en silencio desde su percha al agua, para después nadar y zambullirse como el cormorán, ha llevado a algunos autores a creerlo así.

El príncipe Maximilian de Wied explicó las dificultades que tenía para obtener ejemplares para las colecciones:  “Quien quiera dispararle debe andar con gran cautela. Para ello el cazador se recuesta en la parte delantera de la canoa, que se deja resbalar mansamente río abajo. Se dispara de improviso contra el ave posada en una rama apenas comienza a abrir las alas: si no muere en el acto se tira al agua, bucea profundamente, a veces por debajo de la canoa, apenas mostrando su pico fino y delgado, verticalmente. Entonces, es preciso pegarle otro tiro. De esta manera desperdiciamos mucha pólvora y mucho plomo antes de cazar al diestro zambullidor”.  La encontró en todos los ríos que atraviesan las grandes selvas y también en las lagunas saladas costeras donde se posa en árboles o roquedales al acecho de los peces, retirándose a la selva para ocultarse. Al asustarse se tira como una piedra al agua, o se lanza en vuelo rápido y suave con el cuello extendido y lanzando un sonido gutural corto y áspero. A veces lo vio nadando en los ríos.




 Dibujo de Ernesto Lohse, en Goeldi, E. 1900-1906. Album de Aves Amazonicas.


Goeldi registra el nombre brasileño de bigua tinga, es decir "biguá blanco", por las plumas blancas del dorso y alas. Estas plumas blancas le dan un toque de distinción y eran usadas como signo de realeza entre los khasias de Bangladesh, que se valían de las plumas de la similar especie asiática, Anhinga melanogaster. Por esas plumas, como salpicaduras de pintura blanca, Azara lo bautizó “el chorreado”.  En la costa norte de Brasil le dicen myuá, y carará en el Amazonas, en la zona del río Xingú, según Edwards. Kiawik es el nombre en idioma pemón de la zona caribe de Venezuela y Guayana, y pato aguja el que le dan en Centroamérica. Audubon registra otros nombres curiosos que le daban en Norteamérica: los criollos de Louisiana, le llamaban bec à lancette (pico de lanceta); en el delta del Mississippi es water crow (cuervo de agua), water turkey  (pavo de agua) y en el sur de Florida, recibía el nombre de grecian Lady, es decir, dama griega, sin que sepamos el origen de tan curioso nombre.  ¿Habrá sido por su elegancia?




Dibujo de Tickell en la Biblioteca de la Zoological Society. 
En Newton, A. 1893-1896. A dictionary of Birds.London.


Azara cuenta también un curioso episodio surgido del impulso del ave por esconderse. Navegando por el río Paraguay a la altura de Ñeembucú “un páxaro de esta especie, que estaba en lo alto de un árbol, se dexó caer volando, y metiéndose dentro, se escondió entre la carga. Diez días después llegó el barco a la Asunción, y salió el páxaro vivo de entre los fardos.”

La asociación del anhinga con los ofidios aparece también en la poesía, como en el poema El biguá,  de Pablo Miquet:

“Sobre un poste, ritual, revive un mito:
La serpiente emplumada.
Hasta su agreste voz parece un grito
De deidad desterrada.”




                Vieillot, L. P. 1834. La Galerie des Oiseaux. Paris




(1) - Agradezco al lector Pedro por la traducción de esta oración.

Alex Mouchard




-Audubon, John James – 1840 – The Birds of America. 7 vol. New York

-Azara, F. de -1802- Apuntamientos para la Historia Natural de los Páxaros del Paraguay y del Río de la Plata. Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología. España. 1992.

-Barrère, Pierre -1745-  Ornithologiae Specimen Novum, sive Series Avium in Ruscinone, Pyrenaeis Montibus, atque in Galliâ Aequinoctiali Observatarum, in Classes, genera & species, novâ methodo, digesta

-Bartram 1791 Travels through North and South Carolina, Georgia, East and West Florida, the Cherokee Country

-Brisson, Mathurin Jacques-1760-1763- Ornithologie

-Buffon, G.L.L. conde de -1770 - 1785-  Histoire naturelle des oiseaux.

-Daubenton, Mauduit y otros. 1788. Encyclopedia Metodica-Historia Natural de los Animales.Madrid

-Edwards, W.H. 1861. A Voyage  Up The River Amazon, Including A Residence At Para. London.

-Goeldi, E. 1894. Aves do Brasil. Rio de Janeiro.

-Linné Caroli. -1766-Systema Naturae per Regna Tria Naturae, secundum Classes, Ordines, Genera, Species cum characteribus, differentiis, synonymis, locis. 12ª ed.

-Marcgrave, G.- 1648- (...) historiæ rervm natvarlivm Brasiliæ.

-Moehring, P. H. G. 1752. Avium Genera. Bremen.

-Wied-Neuwied ,Alexander Philipp Maximilian von -1825-1833- Beiträge zur Naturgeschichte von Brasilien.

-Wilson, A. 1871 . American Ornithology. 3 volúmenes. Philadelphia.




miércoles, 20 de julio de 2011

JEANNE BARET - EL MISTERIOSO AYUDANTE DE COMMERSON


    On ne nait pas femme: on le devient.
                             [No se nace mujer: se hace]

Simone de Beauvoir - 'Le deuxieme sexe' (1949) vol. 2, pt. 1, ch. 1


      Buscando el comienzo de esta historia, al fin una historia de amor que se relaciona un poco con nuestras islas Malvinas,  tenemos que  remontarnos a la Edad Media. Hacia la segunda mitad del siglo VI un joven religioso bretón oriundo de Raux, Francia, llamado Maló o Maclovio se encontraba paseando por la playa y se recostó a descansar. Como no regresara a su monasterio, fue buscado infructuosamente por sus cofrades, pero recién lo hallaron al día siguiente, dormido sobre las algas que flotaban sobre el mar, notando con sorpresa que pese a ello su ropa permanecía seca. Dice la leyenda que más tarde, en ese lugar se se formó un islote que fue bautizado con el nombre de Saint Maló, ya que el monje, había llegado a ser  el primer obispo de Aletè (Aletum) y había sido canonizado como Saint Maló. Años después, los habitantes de Aletè, hostigados por los piratas, se trasladaron a dicho islote, donde podían defenderse mejor y llevaron consigo las reliquias de su santo patrono. Este puerto y ciudad que aún existe en el departamento Ille et Vilaine, está ubicado sobre la ría del río Rance, y se vincula con tierra mediante un delgado istmo.

                Los habitantes de Saint Maló o malouines se destacaron por su espíritu marinero y aventurero, fueron activos  corsarios y participaron de los viajes de descubrimiento al Nuevo Mundo,  organizados por la Compañía Francesa de Indias. Cincuenta y tres colonos malouines viajaron en 1763 con el capitán Louis Antoine de Bougainville y fundaron el puerto de Saint Louis (actual Puerto Soledad) en las islas llamadas desde entonces por ese motivo Malouinas o Malvinas.

                Más tarde por motivos diplomáticos y para evitar enemistarse con España el rey Louis XV ordenó a Bougainville desmantelar la colonia que ya contaba con 150 habitantes y  vender las islas a los españoles en 603.000 libras. Para cumplir con esta orden  Bougainville recibió del rey el  permiso para realizar un viaje alrededor del mundo, haciéndose cargo de los gastos la Compañía de Saint-Malo. Una parte del grupo partiò de Brest el 15 de diciembre de 1766 a bordo de la fragata Boudeuse, y otra parte, en la urca (buque de carga) L'Étoile, partió de Rochefort el 1º de febrero de 1767, reuniéndose ambos buques en Río de Janeiro.

                La expedición contaba con un equipo de científicos:  el astrónomo Véron, el naturalista y botánico Philibert Commerson y un artista, que  a falta de fotografías en esa época, era el encargado de documentar el andar de la expedición.  Commerson (o Commerçon), había estudiado en la famosa facultad de medicina  de Montpellier. Tenía un carácter muy apasionado, de manera que solía discutir con sus profesores y especialmente con los jardineros a los que les sacaba plantas para sus herbarios,  por lo cual le prohibieron el ingreso al jardin botánico de la facultad. Sin embargo Philibert no se resignó sino que por el contrario solía escalar los muros del jardín por la noche, a riesgo de ser expulsado si era descubierto.  Uno de sus profesores, Antoine Gouan lo presentó a Linneo, quien le pidió clasificar los peces del Mediterráneo que se encontraban en el museo de Estocolmo y su trabajo allí fue tan bueno que le valió las felicitaciones de la reina de Suecia y sirvió de base para la obra Histoire des Poissons (Historia de los Peces) de Bernard  de Lacépède.

                En 1756 Commerson volvió a su ciudad natal, Châtillon-sur-Chalaronne, donde  creó su propio jardin botánico, siendo responsable de la introducción de las hortensias (Hydrangea) en Francia.  Mientras tanto realizaba viajes cada vez más arriesgados para herborizar, generalmente solo, casi sin dinero ni provisiones. A menudo regresaba de sus salidas enfermo, herido, golpeado por las frecuentes caídas, y extenuado por lo duro de las marchas. Una vez, en Dauphiné, fue mordido en la pierna por un perro que en un primer momento se pensó que estaba rabioso, debiendo guardar cama durante tres meses.

                En 1760 Commerson se casó con la hija del notario real, pero dos años después su esposa lamentablemente falleció de parto y como veremos esta desgracia tuvo importancia decisiva en la historia que estamos contando. En efecto, tras la muerte de su esposa, se trasladó a Paris donde fue muy bien recibido por los botánicos de la ciudad que apreciaron mucho sus conocimientos.  El abate Lachapelle lo presentó al duque de Praslin, el ministro de marina, quien estaba organizando la expedición a los mares australes junto con Bougainville. Commerson preparó y presentó al ministro un proyecto de investigación de ciencias naturales para ese viaje. Pero a causa de una pleuresía, tuvo que partir en el segundo barco, L’Etoile.

                Estando la expedición reunida, como vimos,  en Brasil fue asesinado el capellán de la nave y aporovechando ese suceso, el virrey portugués, temeroso de la escuadra francesa anclada en el puerto de Rio de Janeiro,  estuvo a punto de encarcelar a Bougainville, por lo que tuvieron que partir apresuradamente.  En dicha ciudad, Commerson descubrió la planta que bautizó en honor del capitán, Bouganvillea, nuestra conocida “santa rita”, cuya flor envió como obsequio a la primera esposa de Napoleón, Josefina. Finalmente llegaron a Buenos Aires donde tuvieron que detenerse en Barragán para reparar a L'Etoile. Commerson estuvo coleccionando aves allí entre el 10 de septiembre y el 31 de octubre de 1767.  La expedición pasó luego al Pacífico, llegó a Tahiti, atravesando el océano Indico exploraron las islas Mauricio y  Madagascar, donde Commerson permaneció , falleciendo en Mauricio el 13 de marzo de 1773. El resto de los viajeros había regresado a Francia en 1769.

Commerson hizo durante el viaje numerosas observaciones, dibujos y colecciones, especialmente botánicas, que no pudo terminar de ordenar debido a su muerte, perdiéndose parte de sus trabajos. Para asistirlo durante el viaje, Commerson había contratado en Brest como valet a un joven llamado Baret. La tripulación se burlaba de este muchacho por su voz afeminada, su falta de barba, y porque no quería bañarse a la vista de los demás ni se desvestía delante de otros, usando siempre ropas muy amplias. 

Cuando llegaron a Tahití en abril de 1768, estando reunida la tripulación en el salón mayor del buque, un nativo llamado Aotourou, empezó agritar “¡ayene !” , es decir “muchacha”. Todo el mundo miró hacia donde estaba el armero Labarre, que era afeminado, pero Aotourou señaló sin dudar al ayudante de Commerson, que turbado abandonó el lugar. Al día siguiente, el botánico y su ayudante  desembarcaron para herborizar. Un grupo de nativos se les acercó acosando a Baret y uno de ellos al grito de “¡ayene!”, la tomó en sus brazos, intentando llevársela. Entonces tuvo que intervenir el oficial, Bournand, quien  a punta de espada logra liberar a la muchacha. Commerson, para calmar a los indígenas, les dio regalos y les dijo que la “ayene” era su esposa. Al parecer ellos habían percibido mediante su agudo olfato que Baret era una mujer.

Según relata Bougainville “Con lágrimas en sus ojos Baret confesó que era una muchacha, que había engañado a su patrón (Commerson) vistiendo ropas de hombre, que era una huérfana de Burgundy, que un juicio la había reducido a la pobreza, y que al enterarse de un viaje alrededor del mundo  había despertado su curiosidad. Consideré que su caso era único y admiré su coraje e inteligencia. Tomé medidas para que nada desagradable le sucediera. Pedí que la Corte Real perdonara su transgresión de las normas. No era ni fea ni linda y apenas tenía 25 años.” Al quedar descubierta  su verdadera condición fue trasladada a la Boudeuse.

Jeanne Baret o Baré, que tal era su verdadero nombre, había mentido delante del capitán para proteger a Commerson ya que, tras enviudar, éste la había contratado para cuidar de su hijo de dos años por lo cual obviamente conocía su verdadero sexo.  Al parecer eran amantes, y sus familiares y vecinos desaprobaban esa relación, ya que nunca se casaron, por eso cuando Jeanne quedó encinta, en 1764, ambos se mudaron a París para escapar de las habladurías. El hijo de ambos, Jean-Pierre, falleció al poco tiempo, y quizás eso decidió a Jeanne a embarcarse con Philibert, disfrazada de muchacho y con el nombre de Jean Baret de Bonnefoy. Seducido por la inteligencia y la buena disposición de la muchacha, Philibert, le enseñó botánica y la transformó en una hábil preparadora de herbarios.  






Una ordenanza real, del 15 de abril de 1689 prohibía a las mujeres embarcarse en los navíos de la Marina Real. De modo que para evitar ser descubierta durante el viaje y ser castigada, Jeanne, como vimos, permanecía siempre vestida, con el pecho fajado. Para mostrar su “virilidad”  acompañaba a Commerson en sus herborizaciones, acarreando durante penosas marchas, las provisiones, las armas y las carpetas del herbario, con un coraje y una fuerza que le valían el sobrenombre de “bestia de carga”.

Vivès, el cirujano mayor de a bordo, celoso de Commerson, escribió en su diario: “El cuidado particular que daba a su amo no parecía propio de un hombre. Después del primer mes, la tranquilidad que disfrutaban fue interrumpida por un rumor, que corrió entre la tripulación, de que, según decían, había a bordo una chica disfrazada. Sin dudar, se puso la mirada sobre nuestro hombrecito. Todo indicaba en él una mujer: talla pequeña, baja y gruesa, caderas anchas y pecho saliente, cabeza pequeña y redondeada, cara teñida de cierto rubor, voz suave y clara, hábil destreza y delicadeza ... era el retrato de una muchacha bastante fea y contrahecha”.

El capitán no prestó atención estos rumores, pero cuando los mismos se generalizaron, mandó a Jeanne a servir con el personal auxiliar, dentro del castillo de la nave, bajo la amenaza de ser engrillada. Ante el acoso de sus camaradas  ella afirmaba no ser mujer sino un eunuco, y por las dudas llevaba siempre un par de pistolas para defenderse. Sin embargo, Commerson, quizás para escapar de las críticas,  afirmaba no conocer de antemano el verdadero sexo de su ayudante, y la describió como  “Una valiente joven que, adoptando la vestimenta y el carácter de un hombre, tuvo la curiosidad y la audacia de viajar por todo el mundo por tierra y mar acompañándonos sin que supiéramos nada”.

Lo cierto es que ambos desembarcaron en la colonia francesa de Mauricio, evitando una sanción judicial en Francia. Allí Commerson le dedicó un arbusto de la familia del paraíso, Baretia bonnafidia, al parecer por tener caracteres sexuales ambiguos.  Posteriormente dicha denominación cambió por Turraea heterophylla.  Tras la muerte de  Commerson, a quien asisitió fielmente hasta sus últimos momentos, Jeanne sobrevivió abriendo un cabaret y billar en Port-Louis, la capital de la isla Mauricio. Un día fue condenada a pagar una multa porque sirvió alcohol un domingo y sus clientes llegaron ebrios a misa. El 17 de mayo de 1774 se casó con el oficial francés  Jean Duberna o Dubernat  y, gracias a este matrimonio, obtuvo el permiso para volver a Francia con su esposo.

Poco antes de partir de viaje Commerson había redactado su testamento, en el que legaba sus colecciones botánicas al  Gabinete de Estampas del Rey y 600 libras a “su gobernanta Jeanne Baret, de Bonnefoi”. Cumpliendo con esa voluntad Jeanne entregó las colecciones formadas por unos 5000 ejemplares al Jardin du Roi. Recibió su parte de la herencia y se radicaron en Sainte-Aulaye, cerca de Périgueux, viviendo en la  tranquilidad del campo borgoñés.  En 1785, al enviudar, Madame Dubernat, recibió una pensión real de 200 libras, presumiblemente por mediación de Bougainville, en reconocimiento a su tarea como botánica durante la expedición. Jeanne falleció el 5 de agosto de 1807, dejando todos sus bienes a Archambaud, el hijo legítimo de Commerson.

Jeanne Baret fue la primer mujer en circunnavegar el globo, por ello
 su caso fue tomado como arquetipo por el movimiento feminista.  Su historia fue novelada por Fanny Deschamps en el libro “La Bougainvillée” (Albin Michel, Paris, 1982).  En 2008, la municipalidad de Sainte-Aulaye la homenajeó dando su nombre al salón de actos municipal.

Alex Mouchard

REFERENCIAS


-Bougainville, L.A. de -1771 - Description d'un voyage autour du monde par la frégate La Boudeuse et la flûte L'Étoile.
-Cap, P.A.-1860- Philibert Commerson, naturaliste voyageur. Journal de Pharmacie et de Chimie, 3ª ser, vol 38, parte II.
-http://amis.univ-reunion.fr/Conference/presentation/288/
-http://fr.wikipedia.org/wiki/Jeanne_Barret
-http://srd.yahoo.com/goo/philippe+commerson/3/*htt
-http://www.pays-de-bergerac.com/pages/culture-patrimoine/personnages-celebres/jeanne-baret/index.asp
-Jeanne Baré : aventurière et travestie. LUNES; nº 20 (juillet 2002), p. 41-49.
-Jeanne Barret, botaniste, aventurière et navigatrice - Cahiers du Feminisme. Volume 17 nº 67/68 (pri 1994), p. 48-49

viernes, 1 de julio de 2011

LOS ALBATROS (Diomedea exulans), ERRANTES AVES DE DIOMEDES

Wandering Albatross-Diomedea exulans


“El poeta es como el príncipe de las nubes, que cabalga sobre la tempestad y se ríe del arquero. Pero cuando es desterrado a la tierra, en medio del clamor, sus gigantescas alas le impiden caminar”.
Charles Baudelaire - 'Les fleurs du mal' - 'L'Albatross'

         Historia del ave que los fueguinos llamaban “karapou” y los ingleses “ganso de mar”.

Dibujo de George Edwards (1747)






    Fue Plinio el primero en hablarnos de las aves de Diomedes:  No pasemos por alto a las aves Diomedeas. La melena como una cascada, los picos y ojos color de fuego y el resto blanco. Siempre tienen dos líderes: uno guía al grupo, el otro lo congrega. Con el pico excavan cuevas donde ponen, y si les molestan se alarman y las tapan con tierra. Las cuevas tienen dos salidas: por la que mira al oriente salen a comer, por la que mira a occidente regresan. Siempre vacían el vientre y los gases perjudiciales al levantar vuelo. Similares a las gallaretas, se las ve en un solo lugar del mundo: en la isla junto a la costa de Apulia, en que se encuentra el sepulcro y el santuario del noble Diomedes. Al llegar los extranjeros los ensordecen con sus gritos, en tanto adulan a los griegos con admirable discernimiento, reconociéndolos como compatriotas de Diomedes,y a su templo acuden diariamente con los buches llenos y se bañan, goteando las plumas, y  se purifican, de ahí el origen de la fábula que dice que los compañeros de Diomedes fueron transformados en estas aves.

          Para Eliano  eran las pardelas o petreles las que viven y se reproducen en abundancia en la isla Diomedea., y que según la tradición fueron los compañeros que lucharon junto a Diomedes en Troya y que transformados en aves conservaban su amor por los helenos. Diomedes (nombre que significa “aconsejado por los dioses”),  siendo uno de los pretendientes de la bella Helena, participó activamente en dicha guerra junto a Aquiles y Odiseo.  Era tan buen guerrero que hasta hirió en combate a dioses como Afrodita y Ares, por lo cual la diosa enfurecida convirtió a sus amigos en aves que desterradas (“exulans”),  vagando por los mares, vinieron a refugiarse a las islas conocidas por ello como islas Diomedeas, las actuales Tremiti.


          Quizás este épico relato dio lugar a que Linneo bautizara a los albatros con el nombre genérico de Diomedea. Se basaba en la descripción de  Edwards del  “Albatross”,  ave que solo conocía por dos ejemplares embalsamados que le fueron facilitados por George Holmes,  el cuidador de las colecciones de la Torre de Londres, y por el cirujano Benjamin Cowell. Edwards menciona que estas aves provenìan del cabo de Buena Esperanza donde parecían vivir en cantidades considerables y que no se conocía que habitaran en ninguna otra parte del mundo.
          Pero Linneo se basó ademas en Albin (History of Birds, III, p 76) quien confundió al albatros con el ave fragata, y por ello el sueco cometió el error de afirmar que los albatros viven en la zona pelágica intertropical, que ascienden muy alto en el aire y que “se alimentan del  Triglis volador y  acosan a muerte a la Coryphaena”.  El Triglis es probablemente un pez del género Trigla llamado en francés muge o  rouget, y en español mújol o rubio, mientras que la Coryphaena, sería el dorado o pez-delfín del mismo género. La realidad es que los albatros prefieren los mares del sur, vuelan más bien a baja altura sobre las olas aprovechando el rizar de los vientos sobre las mismas y no capturan peces voladores.  Bien señala Edwards que los relatos de los viajeros son en su mayor parte generales y sòlo pueden obtenerse de ellos ideas imperfectas sobre las cosas de la naturaleza.
Dibujo de J.  del Bosc



          Buffon, con más información disponible,  acotó la distribución del albatros a los mares australes y señaló que  viajeros como  los holandeses Jacob Le Maire y  Willem Schouten le daban el nombre de “carnero del Cabo” a causa de su color blanco y gran corpulencia que empareja la de un carnero. Nos dice que su fortaleza y el arma de su pico harían pensar que se trata de un ave guerrera, pero que no hay reportes de que ataque a otras aves y más bien parece estar a la defensiva de las gaviotas (¿skuas?)  que siempre agresivas y voraces la molestan y hostigan.



          Para Gould, en cambio, “por su gran fuerza y carácter feroz, produce terror en toda ave que le rodea. En realidad es tan sanguinaria, que se dice que llega a atacar y destrozar los jos de un hombre  que se esté ahogando,  un logro que, por lo que pude ver, imagino que puede intentar facilmente, si un ser humano fuera tan desafortunado de quedar en tal situacion y no pudiera defenderse”.

          El capitán James Cook (Second Voyage, tome I, page 150) en su segundo viaje se divertía viendo varias gaviotas grandes y grisáceas persiguiendo a un albatros que pese a sus grandes alas fue alcanzado. Las gaviotas intentaban atacarlo por el vientre por donde parece tener menos defensa, de modo que el albatros solo pudo escapar lanzandose al agua y alejandolas con su formidable pico. Los marineros de Cook “pescaban”  los albatros que rodeaban el barco en los alrededores del Cabo de Buena Esperanza, valiéndose de anzuelos encarnados con un trozo de cuero de carnero.

          Contrariamente a lo señalado por Buffon hay sospechas de que el albatros pudiera alimentarse de otras aves y aún de congéneres, pues Forster (el zoólogo del viaje de Cook)   ocasionalmente halló plumas y huesos de ellas en su estómago.  Pero no parece ni siquiera atacar los grandes peces y según Forster no vive más que de pequeños animales marinos como “peces blandos” (es decir, moluscos) y sobre todo de zoófitos gelatinosos (medusas) que flotan en grandes cantidades en los mares australes. Sir Joseph Banks, que acompañó a Cook en su primer viaje, observó que un albatros al que le habían disparado vomitó una gran cantidad de medusas de las llamadas “carabela portuguesa” que al parecer ingieren habitualmente pese a sus tentáculos urticantes. Tambien vió que consumían los desoves de los peces arrastrados por las corrientes.

          Según el mismo Banks,  los albatros son buenos para comer: se los desolla,  se dejan una noche en agua salada  y luego se hierven, sirviéndolos con  salsa picante. Asi preparado es un manjar comparable al cerdo.

Dibujo de François Nicolas Martinet (Daubenton, 1765-1783). 


          El vizconde de Querhoent, habitual colaborador de Buffon, le aseguró que estas aves no remontan vuelo alto  salvo durante las tormentas cuando son impulsadas por la fuerza del viento,  que los lleva a gran distancia de tierra firme, siendo que descansan y hasta duermen sobre el mar. Incluso, según Le Maire hasta venían a posarse sobre los mástiles de su buque donde se dejaban capturar fácilmente por los marineros. Esto fue observado en el estrecho que él descubriera y que lleva su nombre, siendo quizás una de las primeras menciones en aguas jurisdicciones argentinas de esta ave que Le Maire consideraba “jean-de-genten”, es decir gaviotas,  de tamaño extraordinario.
          La majestuosidad del vuelo del  albatros ha cautivado a los viajeros y naturalistas. Murphy dice que la mayoría de las cosas de la naturaleza de las que se habla con mucha expectativa,  producen un poco de desencanto cuando finalmente se las encuentra. Unas pocas de esas cosas, sin embargo, parecen estar más alla de cualquier anticipación exagerada:   “Muy cercana, bajo el sol de la mañana, volaba el ave tanto tiempo esperada, aun más majestuosa, más suprema en su elemento, que lo que mi imaginacion habia dibujado. “

 

          Una leyenda indicaba que eran capaces de dormir en vuelo con la cabeza oculta bajo un ala mientras que con la otra seguían volando (Abraham de Wicquefort, 1656. Relation du Voyage de Tartarie d’Oléarius, Paris).


Modelos en cartapesta de Tini Depoiné


          
               Gould se explayó sobre sus hazañas aéreas: “ El poder de vuelo del Albatros Errante es mucho mayor que el de cualquier otra ave que haya observado. Aunque en tiempo calmo o moderado a veces descansa sobre el agua, esta casi continuamente en vuelo, y con igual facilidad se desliza sobre la superficie espejada del mar tranquilo como se lanza con la velocidad de un meteroro por delante del más furioso vendaval; y el modo en que pasa por encima de las enfurecidas olas para deslizarse en las depresiones entre ellas, ha atraído centenares de veces mi admiración”.

          Con respecto al cortejo de los albatros, Weddell que pudo observarlo en Georgias del Sur en 1825 dijo que tiene algo de gracioso en la manera que se aproximan ceremoniosamenrte uno al otro tocandose los picos y sacudiendo las cabezas de un lado al otro. Todo este proceso le hacía acordara la pantomima del cortejo humano.
          El capitan Fanning  en su viaje de circumnavegación en 1797-99 ,  llegó a las islas Malvinas y describió el nido del albatros como un montículo de piedras, barro, ramas secas, pasto y plumas que de algun modo estas aves logran mantener unido y sobre el cual se sientan con noble actitud, orgullo y grandeza defendiéndolo a costa de su vida.        Agrega que el huevo bien cocido es un buen plato para comer. Pero para Murphy es a la vez un desengaño y una sorpresa: se lo hierve, se abre por su extremo agudo, se sala y se extrae con la cuchara. Es delicioso al principio pero al llegar a la mitad ya se desea que esta ave hubiera puesto huevos más pequeños  y si uno tiene estómago suficientemente  fuerte como para vaciarlo, seguro que no se desea ver nunca más otro de estos huevos. Pero sin embargo el recuerdo de su buen sabor termina haciéndole reincidir.
          En 1594 Sir Richard Hawkins,  navegante y corsario inglés,  se encontraba en medio de una tormenta en las costas de Patagonia cuando “ciertos grandes pollos, tan grandes como cisnes, planeaban sobre nosotros, y calmándose el viento, se posaban sobre el mar y se alimentaban con los deshechos del barco;  al verlos y deseoso de examinarlos, porque parecían más grandes de lo que en realidad eran, pedí que me trajeran un anzuelo y una línea y con un trozo de sardina encarné el anzuelo y a 30 cm del mismo até un trozo de corcho para que no se hundiera demasiado, y lo arroje al mar;  con el andar del buque pronto se alejó, y uno de los pollos, estando hambriento, lo atrapó y se enganchó el maxilar superior. El pico es como el de los halcones pero más encorvado y de ningun modo podía liberarse a menos que se rompiera la linea o que se enderezara el anzuelo. De esta forma atrapamos tantos de ellos que mi gente se entretuvo todo el día. Sus cuerpos eran grandes pero con poca carne y blandos, y de sabor aceptable.”
          Weddell coincide en señalar este  aspecto engañoso del tamaño del albatros: “Estas aves están tan abundantemente cubiertas de plumas que una vez desplumadas no alcanzan ni siquiera la mitad de su tamaño original y nuestra sorpresa por su aparente magnitud inmediatamente se desvanece. Ponen un solo huevo, sobre el suelo, donde hacen una especie de nido escarbando alrededor de él. Al aproximarnos castañeteaban rápidamente el pico, produciendo mucho ruido.  Esto y lanzar el contendio de su estómago, son los únicos medios de defensa y ataque que parecen tener. Estas aves son muy indefensas en tierra ya que la gran longitud de sus alas les impide elevarse en el aire a menos que dispongan de un declive pronunciado”.

          En 1824, el artista Augustus Earle se quedó en la isla Tristán da Cunha cuando su buque, el Duke of Gloucester, inexplicablemente zarpó olvidándolo allí. Realizó un díficil ascenso hasta una extensa planicie de lava gris oscura y describió los sombríos teritorios del albatros:  “ Había una quietud mortal en medio de un aire muy frío.  El paisaje era sublime y llenaba la mente de temor. De un lado, en el interminable horizonte, se amontonaban nubes de brillo plateado, contrastando con otras de tono oscuro que nos envolvían con sus vapores, pasando rápidamente,  y permitiéndonos sólo breves atisbos del paisaje; y por otro lado el estéril pico ceniciento, con su venerable testa parcialmente cubierta de nubes, revelaba grandes parches de rojas cenizas, o lava, mezclados con rocas negras, produciendo un efecto extraordinario y deprimente. Parecía como si aún estuviera ardiendo, aumentando la majestuosidad de la escena. Los gigantescos albatros paracen no temer aquí ningún intruso o enemigo, porque sus hijos estaban sobre el suelo totalmente descubiertos, mientras los padres caminaban rigidamente alrededor”.




Hombre matando albatros enTristan D'Acunha (1824). Pintura de Augustus Earle http://www.nla.gov.au/exhibitions/earle/tristan.html

 

          La relación de los albatros con los marineros es motivo de numerosas leyendas. El poeta inglés Coleridge, a instancias de Wordsworth,  compuso las “Rimas del antiguo marinero” donde relata la aparicion de un albatros siguiendo un buque. Cuando un marinero lo mata, es acusado por sus compañeros de haber cometido el sacrilegio de acabar con el ave que hace soplar el viento. De alguna manera los marinos asociaban las excelentes condiciones de vuelo de estas aves con la velocidad de navegación de sus barcos y el compañerismo y afecto por el albatros los llevaba a condenar su matanza como causa de desgracias.


          El nombre “albatros” parece provenir de “alcatraz” o “alcaduz”, designación que los antiguos navegantes portugueses daban a los pelícanos y a las aves marinas de la familia Sulidae.  Esta voz proviene del árabe “al-câdous”, a su vez del griego “kádos”, recipiente o balde, que especialmente designaba los baldes de cuero de las norias usadas para regar, y por ello se aplicaba al pelícano en referencia a la gran bolsa de su pico con la que se pensaba que acarreaba agua para sus pichones.


              Alex Mouchard

REFERENCIAS

-Buffon, G.L.L. conde de - 1770 - 1785- Histoire naturelle des oiseaux.

 

-Dalrymple, W.- 1754-An Historical collection of the several
voyages in the South Pacific Ocean. Dutch Voyages. The Voyage of James Le Mair and William Schoute, 1616.

-Daubenton, Edme-Louis. 1765-1783? Planches enluminées d'histoire naturelle. Paris?

-Earle, A. -1832- A Narrative of a nine Months' Residence in New Zealand, in 1827;  together with a Journal of a Residence in Tristan d'Acunha,  an Island situated between South America and the Cape of Good Hope.

- Edwards, G. 1747. A natural history of birds. Part II. - pp. i-viii [= 1-8], 53-128, pl. 54-105, [105a]. London.

-Eliano - s.II-III-De Natura animalium.

-Fanning, E. -1833- Voyages to the South Seas. N York.

-Forster, G. – 1777-  A Voyage around the World .

-Gould, J.-1865 – Handbook of the Birds of australia. 2 vol.   
London

-Hooker, J. -1896-Journal of the Right Hon. Sir Joseph Banks.  
London

- https://gdz.sub.uni-goettingen.de/id/PPN369850904?tify={%22pages%22:[82],%22view%22:%22info%22}

-https://www.biodiversitylibrary.org/

-Linnæus, C. -1758- Systema naturæ per regna tria naturæ, secundum classes, ordines, genera, species, cum characteribus, differentiis, synonymis, locis. Ed. 10, p.

-Murphy, R. C. - 1936- Oceanic Birds of South America. 2 vol.

-Plinio el Viejo. -77- Naturalis Historia. Tomo X

-Weddell,J, -1825- A Voyage to the south Pole. London


EL VENCEJO DE COLLAR (Streptoprocne zonaris), EL PREDICADOR Y LAS FANTÁSTICAS GOWRIES

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