Alex Mouchard
“Merodeó en los jardines
altanera y lenta en su plumaje
de seda gris, alzando
sobre la ondulación del cuello
el orgullo de su cabeza, el pico dorado
entregado a la instantánea caza
de insectos aéreos”.Joaquín O. Giannuzzi - “La Chuña”
En 1638 Georg Marcgraf, viajó de Alemania a Brasil. Había sido convocado por el conde de Nassau-Siegen para llevar a cabo una exploración zoológica, botánica y astronómica de ese país. Marcgraf (su apellido también fue escrito como Marcgrave, Marggraf, Markgraf, y aún latinizado como Marcgravius), tenía entonces 28 años y había estudiado botánica, astronomía, matemáticas, y medicina en su país y en Suiza, asistiendo a 19 universidades diferentes.
Cuando recibió esta invitación se encontraba en Leiden, Holanda. Hacía poco tiempo que los holandeses se habían establecido en Pernambuco para explotar la caña de azúcar. El gobernador de la colonia era Johann Mauritz, el ya mencionado conde de Nassau-Siegen, un noble de origen germánico, sobrino de Guillermo I. Este Guillermo, Principe de Orange, fue el héroe liberador de Holanda del yugo español, y era apodado El Silencioso, debido a su estratégico silencio ante los planes de los reyes de Francia y de España para exterminar a los protestantes. Gracias a este parentesco Johann Mauritz fue designado para llevar adelante dicha colonia, para lo cual mostró una gran habilidad e inteligencia, extendiendo el dominio holandés desde Ceará a Sergipe. Gran amante de la naturaleza y deseoso de establecer allí un zoológico, Johann Mauritz, contrató a un médico de Amsterdam, William Piso, y a Marcgraf, junto a los artistas Frans Post y Albert Eckhout.
Los exploradores levantaron una carta de las costas brasileñas y también se internaron en el país para estudiar su fauna y flora así como sus poblaciones indígenas. Marcgraf se interesó igualmente por los peces y describió una centena de especies, todas nuevas para la ciencia. En total hizo tres viajes a Brasil durante los que compiló una cantidad de notas, dibujos y acuarelas. Lamentablemente murió muy joven en Angola, en 1643, y sus dibujos fueron retenidos por Johann Mauritz para regalar a sus amigos. Sólo entregó algunas copias y xilografías a Piso para su publicación. El resto de las notas de Marcgraf y su colección de pieles fueron vendidas a Federico Guillermo I, el Gran Elector de Brandenburgo, quien lamentablemente perdió la mayor parte de ese material. Sin embargo, el geógrafo Johannes de Laet, logró recuperar las notas de Marcgraf sobre aves y las publicó con 55 figuras en la "Historia Naturalis Brasiliae". En esta obra, en 8 volúmenes, editada en 1648, de Laet combinó la "Medicina Brasiliensis" de Piso y la "Historiae rerum naturalium Brasiliae" de Marcgraf. En 1658, muerto de Laet, Piso publicó una segunda edición, omitiendo el nombre de Marcgraf y reescribiendo la parte dedicada a la historia natural, pero de forma descuidada e inexacta. Esto provocó un escándalo. Linné criticó severamente la edición y el hermano de Marcgraf acusó a Piso de afectar la reputación de Georg, al referirse a él como “mi sirviente” acusándolo de alcoholismo y malversaciones financieras.
Como lo señaló Cuvier, las descripciones de Marcgraf eran muy precisas, sin embargo los dibujos publicados, que hoy consideraríamos naif, eran tan esquemáticos que el reconocimiento de las especies resultaba difícil. Pero en 1766 fueron halladas muchas de sus acuarelas originales en color, que revisaron los zoólogos Hinrich Lichtenstein y Johann Illiger quienes lograron identificar 133 especies de aves, reivindicando la calidad de su obra. En 1938 otra cantidad de originales aparecieron en la Biblioteca Nacional de Prusia, y Adolph Schneider logró estudiarlos pero, al terminar la segunda guerra mundial, volvieron a desaparecer. Algunos de sus dibujos, realizados sobre pergamino, fueron utilizados por el pintor flamenco Jan van Kessel para sus famosas naturalezas muertas.
Marcgrave, George & Willem Piso. 1648. Historia Naturalis Brasiliae
Entre las aves descriptas por Marcgraf se encuentra la Cariama brasiliensibus, tomando el nombre que le daban los portugueses, por deformación del nombre original tupí: 'sariama', que sería de origen onomatopéyico: "aludiendo a su canto, que es agrio parecido al del pavo joven, y tan fuerte que se escucha a una milla”, según Azara, quien lo denomina ‘sariá’. Storni, autor de interpretaciones rebuscadas, explica el término como 'ça': ojos, alerta; 'ri' : estar, y 'a' : siempre, en referencia a lo arisco del ave. El padre Sanchez Labrador registró el nombre guaraní de ‘haria’ y ‘hania’, seguramente otra fonética de saria, y el mbaya ‘rayinigo’. Tambien menciona los nombres que le dan en el río Uruguay: ‘zaracare’ y ‘ania’. “Su voz al parecer repite estas voces ‘haria, haria’, y se oye de muy lejos”.
Marcgrave escribió ‘çariama’ para traducir al oído europeo la fonética de ‘sariama’, pero al parecer algunos editores tuvieron problemas con la tipografía e imprimieron ‘cariama’ usando la C en vez de la Ç, y asi la tomó Brisson al crear el género. Este autor describió al ave señalando que “tiene el tamaño de las mayores garzas. Su grito es como el del pavo hembra y se escucha de lejos”. También indica que su carne es muy apreciada, lo cual es corroborado por Azara quien dice que por su carne delicada los españoles la llamaban “faisán”. Howarth Boyle, que visitó el sur de Tucumán en 1914, señaló que “su carne es muy estimada por los nativos, que tras hervirla cuidadosamente, la preparan como un guiso y la sirven con papas, arroz, pasas de uva y una cantidad de condimentos que la hacen un plato muy palatable y que es una alterntaiva bienvenida a la dieta habitual de cabritos".
Afortunadamente no todo el trabajo de Marcgraf quedó en el olvido ya que muchos de los nombres propuestos por él fueron tomados entre otros autores por Linné y Gmelin y así permanecieron en la nomenclatura científica. Al crear la especie, Linné le dio el epíteto de cristata, es decir ‘crestada’, debido a su cresta, que describe minuciosamente Azara: “De la nariz hasta cerca del lagrimal hay una hilera de plumas divergentes en abanico, largas 2 pulgadas, tiesas, de barbas sueltas y cortas, que casi tocan a las de la hilera que nace del otro respiradero; y todas forman un copete constante, abanzadisimo y extravagante, que sombrea el pico”.
Uno de los problemas con la chuña es su ubicación zoólogica. Azara dice que aunque se parece a las aves acuáticas, vive en la orilla de los bosques en sitios elevados y secos. Las primeras clasificaciones como las de Willughby y Ray, la suponen pariente de la grulla baleárica (Balearica regulorum), a la que realmente se parece muy poco a no ser por sus patas largas.
Según Sclater las chuñas son colocadas por algunos cerca de las grullas (Grallatores) y por otros con el serpentario (Sagittarius serpentarius) una extraña ave africana, única especie de de la familia sagittariidae en el orden accipitriformes, por lo cual muchos autores,como Buffon y el príncipe de Wied, la ubicaron entre las rapaces. Burmeister, que estudió su anatomía con mucho detalle, la clasificó cerca de las cigüeñas, y Thomas Huxley, con las grullas, pero dudando si no debían integrar un nuevo orden lo que finalmente sucedió, ubicándose actualmente en la familia Cariamidae, del orden Cariamiformes.
Newton, A. – A Dictionary of Birds. Black. London.
Sclater señala que “La cariama vive sobre el suelo entre los altos pastos de los campos, donde el viajero frecuentemente oye su fuerte grito mientras cabalga por el camino”; y sobre su dieta dice que además de insectos y orugas “también come bayas y frutas carnosas y, se dice, ofidios y otros reptiles”. Azara afirma que no come granos y nunca bebe y que “los crían en casas con pedacitos de carne”.
Se trata de un ave muy adaptable al cautiverio y apreciada en Brasil por ser gran destructora de ofidios, además de eficaz guardiana, lanzando fuertes gritos de alarma ante los intrusos. Enrique Lynch Arribálzaga asegura que “es tan vigilante como los gansos del Capitolio, no deja de advertir toda novedad con su aguda música cancanera”.
Dice Sclater que a menudo es llevada viva a Europa donde se ven ejemplares en los jardines de la Zoological Society de Londres. Parece que allí se aparearon y anidaron pero no lograron criar pichones, aunque hay referencias de que hacia 1911-1912 sí pudieron hacerlo. En el frontispicio del primer volumen de la obra “Argentine Ornithology” de Sclater y Hudson, aparece una chuña ilustrada a partir de alguno de estos ejemplares en cautiverio. George Chalmers, superintendente de la famosa mina de oro de la St John del Rey Mining Co. Ltd, de Morro Velho, Brazil fue uno de los que remitía dichas aves a la Zoological Society y se refirió a sus costumbres: “Es muy necesario decirle que se alimentan mayormente con ofidios a los que matan rápidamente y a los que combaten continuamente. A estas aves se las encuentra generalmente siguiendo un incendio de campos, engullendo langostas parcialmente quemadas y otros insectos. Tienen un grito muy notable, o mejor dicho un coro; cuando hay 4-5 juntas son muy melódicas y se las pude oir a gran distancia. Si se golpea un plato o platito con un tenedor o cuchara generalmente tiene el efecto de iniciar el coro. Están protegidas por ley en este país debido a su propensión a matar ofidios. Para el deportista a menudo son una molestia, ya que destruyen muchas aves jóvenes. Es raro, pero tratándose esencialmente de aves terrestres, a menudo a la noche se posan en ramas, aunque no siempre. Tienen una gran afición por utensilios de mesa o cualquier cosa con brillo y destellos”.
Sclater, PL & Hudson, WH - Argentine Ornithology
Sánchez Labrador relata que mantenía una chuña en la huerta de la Reducción de Apóstoles y allí la vio peleando con un gran lagarto (lagarto overo?). El lagarto se erguía pero la chuña, usando el ala como escudo, lo picoteaba por debajo de la misma, a la vez que saltaba dejándolo burlado. Finalmente el lagarto fue vencido. La chuña tomándolo con el pico le dio unas cuantas sacudidas contra el suelo, acabo de matarlo y se lo comió. Este autor afirma que cuando la chuña come víboras venenosas, el veneno pierde toda su fuerza y a la vez realza el sabor de su carne. Curioso efecto condimenticio de la ponzoña.
Sin embargo para el Padre Guevara no es un bicho de tan buen genio: “Es fácil de domesticar y paga el hospedaje con que le reciben con la dulce melodía de su canto. En medio de tan buenas cualidades, cuando se irrita, encrespa las plumas y se lanza a los ojos del muchacho, perro y animal que lo provoca”.
El naturalista y colector Luis Dinelli tuvo chuñas domesticadas y refiere que debía mantener a buen recaudo los pájaros y huevos que preparaba para sus colecciones ya que “al menor descuido me alzaban la preparación y de un solo trago la pasaban a su buche sin pensar en pelarlas”. También asegura que en su casa nunca consiguió que mataran ninguna víbora ni aunque fuera pequeña.
La chuña es muy veloz en sus desplazamientos terrestres de manera que siendo generalmente escuchada su fuerte voz, es poco vista ya que se desliza velozmente entre los arbustos. Burmeister comenta que “aunque oía a diario los gritos de la chuña, en especial a primeras horas de la mañana, nunca lograba verla”. Por su parte Azara señaló que “corre mas que un caballo a media rienda. Huye de muy lejos y no vuela sino en el último extremo, limitándose a subir algún árbol”.
Augustin François de Saint Hilaire, botánico francés que viajo por Brasil y coleccionó aves allí entre 1816 y 1822, cuenta que “se la caza a caballo, que su vuelo es bajo y corto, de modo que entonces fatigada por una persecusión prolongada, se deja agarrar viva”. También el príncipe Maximiliano de Wied contó como un paisano montado en un excelente caballo le mostró la forma de cazar las chuñas, persiguiendo una por colinas y valles, cortándole la huida a los arbustos hasta que se dejó capturar viva.
Al atrapar una presa la chuña suele golpearla contra el piso o una rama para matarla antes de tragarla, por eso en Bolivia le dan el nombre de ‘socori’ o ‘azotadora’. Howarth Boyle relata que “muestran gran afición por los caballos y el ganado, sin duda, por los insectos que ellos levantan”. Observó una chuña que al no poder tragar ni desgarrar un pájaro que le fue dado como alimento, lo tomó con el pico, caminó unos pasos y estirándose lo mas que podía, arrojó la carne contra el suelo con considerable fuerza; repitiéndolo hasta lograr consumirla toda.
Goeldi, Emilio Augusto-Aves do Brasil.
Respecto de su conducta reproductiva digamos que Wied fue testigo de las luchas entre machos en la época de cría (febrero), persiguiéndose al amanecer entre la bruma, con el pico abierto. Con respecto a las hembras, su papel en el cortejo no sería tan pasivo, si tomamos el relato de Azara según el cual una chuña hembra cautiva incitaba a un gallo doméstico agachándose ante él para que la cubriera, pero sin lograrlo. Hubiera sido interesante ver el producto de semejante cruzamiento, aunque debido a las diferencias genéticas entre ambos el resultado se hallaría más bien dentro de la ciencia ficción.
REFERENCIAS
Marcgrav, Georg-1648- Historiæ rervm natvarlivm Brasiliæ.
Willughby Francis-1678-Sistem of Ornithology - Ornithologiae libri tres.
Ray John- 1713-Synopsis Methodica Avium et Piscium .
Linnæus, C. -1766-Systema naturæ per regna tria naturæ.
Azara, F. de-1802- Apuntamientos para la Historia Natural de los Páxaros del Paraguay y del Río de la Plata. Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología. España. 1992.
Sclater, PL & Hudson, WH –1888- Argentine Ornithology.
Sánchez Labrador, José –(1767)- Peces y aves del Paraguay Natural Ilustrado. Fabril Editora, Bs As, 1968.
Guevara, P.-1836- Historia del Paraguay, Río de la Plata y Tucumán.
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