"Cuando se hace la historia de un animal, es inútil e imposible tratar de elegir entre el oficio del naturalista y el del compilador: es necesario recoger en una única forma del saber todo lo que ha sido visto y oído, todo lo que ha sido relatado por la naturaleza o por los hombres, por el lenguaje del mundo, de las tradiciones o de los poetas".

Michel Foucault-Las palabras y las cosas


miércoles, 26 de abril de 2017

EL PELUDO O QUIRQUINCHO GRANDE (Chaetopractus villosus): DEPREDADOR DE CEMENTERIOS



Las mujeres bonitas
Corren peligro,
Como quirquincho bola
Contra el camino.

Copla catamarqueña


Tatou encoubert
Alcide D’Orbigny. Dictionnaire universel d'histoire naturelle: atlas. Vol I.  Paris, L. Houssiaux et cie. 1861


Hace unos días me encontraba recorriendo con unos amigos  la ruta 11 a la altura de Punta Indio (Provincia de Buenos Aires, Argentina) cuando avistamos al borde del camino armadillo: se trataba de un pequeño peludo. Parecía estar calentándose al sol, medio adormecido. Entendiendo que se encontraba expuesto a morir bajo las ruedas de un auto, nos detuvimos y lo capturamos sin dificultad. Metiéndonos campo adentro lo liberamos y entonces se alejó al trotecito entre el pastizal, quizás buscando su cueva.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Al trote como el peludo
monte espinudo suelo cruzar
no importa que sea duro
no tengo apuro para marchar.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Ranchera de Marcelo Marin

El peludo es un extraño mamífero acorazado, con aspecto algo prehistórico, como el de sus gigantescos parientes extinguidos, algunos tan grandes que sus caparazones eran usados como refugio por los antiguos habitantes de la pampa.  Los armadillos (Orden Cingulata) habían sorprendido a los primeros cronistas de la conquista de América, porque no había en el Viejo Mundo un animal similar.

Posiblemente uno de los primeros dibujos de un armadillo, tomado de bocetos de Francisco Hernández de Toledo. 

Atlas de Historia Natural donado por Felipe II a Jaime Honorato Pomar. Vicent García Editores, Barcelona (1990)



 “Los encubertados son animales mucho de ver, y muy extraños á la vista de los cristianos, y muy diferentes de todos los que se han dicho o visto en España ni en otras partes” (Fernández de Oviedo, 1526).

Armadillo
 Fernández de Oviedo G 
 – 1998 (1526) - Bestiario de Indias. México: Fondo de Cultura Económica


Nicolas Monardes (1574), fue uno de los primeros en dibujar este “animal estraño, que está todo encubertado de conchicas, hasta los pies, como un caballo que está encubertado de armas; por do le llaman el Armadillo”.

Por su parte, el bachiller Martín Fernández de Enciso (1519), refería: “En esta tierra ay unos animales pequeños como un lechón de un mes. Estos tienen los pies y las manos como un caballo encubertado, con sus orejuelas, y esta todo cubierto de una concha desde las orejas hasta la cola, que parece un caballo encubertado; son fermosos de mirar, pacen como un caballo”.


Armadillo
 Conradi Gesneri. Hisoriae animalum, Tiguri: Christ. Proschoverum. 1551

Para Bernabé Cobo (1642)  “El Quirquinchu es un animal de extraña y maravillosa hechura, del tamaño de un Puerco de un año y muy parecido á él en el hocico y talle; de cortas piernas y larga cola; en lugar del pellejo tiene todo el cuerpo armado de fuertes conchas a modo de corazas”.


Alegoría de América sobre un armadillo
Marten de Vos y Adriaen CollaertLas alegorías de los continentes,  Amsterdam. 1600


El peludo propiamente dicho recién fue descripto con detalle por Félix de Azara en 1802 quien explicaba así su nombre: “Aunque hay otros con cerdas muy reparables entre las faxas, y aún en los cascarones, el presente los aventaja mucho en eso; y este es el motivo de llamarle peludo por excelencia.”  Agrega que se le da también el nombre de quirquincho peludo en las pampas de Buenos Aires. “Sale de día, y quando oye rumor se refugia a su cueva si no le toman la delantera  …  Observé que acuden mucho a devorar cadáveres de caballos y como no podían romper el cuero, se valen del arbitrio de excavar por debaxo, donde la piel se corrompe y rasga, y por allí se introducen en la cavidad, comiendo la putrefacción”.  


Con esta descripción, Anselm Desmarest lo incorporó a la ciencia en 1804 con el nombre Loricatus villosus, del latín loricatus = acorazado y villosus  = peludo.

En 1871 Leopold Fitzinger creó el género Chaetophractus para separar al peludo y al pichi (Zaedyus pichiy), del resto de los armadillos. Este nombre genérico proviene del griego khaite = cabellos largos y flotantes, crin; y phraxo, phrasso = interceptar, esconder, proteger, y por extensión,  caparazón.  Durante un tiempo se le dio también el nombre genérico Dasypus ( = pies peludos) que hoy conservan las mulitas y que era el nombre griego antiguo de la liebre o el conejo.









Tatous
  Natural history, general and particular. Buffon, Georges & Smellie, William. 1785.

Refiere Azara que los tatúes (su nombre genérico guaraní) excavan con gran facilidad sus galerías en la tierra y que difícilmente se las puede extraer de ellas donde se anclan mediante sus placas y si se les tira de la cola “primero se quiebra o arranca ésta” antes que el animal salga.  Ni siquiera la crueldad de clavarle un cuchillo por detrás, lo hace aflojar.  Y emitió  este mal presagio: “Ningún tatú existirá más tiempo que el que se tarde en poblar estos países, porque carecen de toda otra defensa que sus madrigueras”.

Pero Hudson (1892), describiendo las numerosas y variadas técnicas de que se vale el peludo para conseguir alimento sentencia: “Sin duda el peludo habrá de sobrevivir a otros armadillos    ...  durante todas las estaciones y aun cuando otros animales estén hambrientos, el peludo está siempre gordo y vigoroso”. Sería por eso que era “sumamente apreciado por su carne, por cuyo motivo se le caza, valiéndose para ellos de perros de buen olfato, durante las altas horas de la noche, en que el peludo abandona su cueva para ir en busca de las carroñas de que se alimenta. Sin embargo, no huye de la luz, por el contrario, gusta de calentarse al sol, durmiendo junto a la puerta de su cueva, en cuya situación se lo suele sorprender. Este animalito se domestica con gran facilidad, sigue a su amo, y cobra cariño al lugar donde se ha criado, lo cual ciertamente no es compatible con el dictado de estúpido que algunos naturalistas aplican a los Dasipódidos, como a todos los seres de hábitos pacíficos, como si la inteligencia fuese el exclusivo patrimonio de los crueles”. (Enrique Lynch Arribálzaga, 1878).

A la cacería nocturna de peludos, que se efectuaba por lo general las noches con luz de luna,  se le decía en el campo peludiar o peludear y se realizaba con perros peluderos, “que se paran poniéndoseles delante del camino de la cueva” (Azara, 1802) evitando que se entierren, hasta que el cazador los ultimaba con un golpe dado en la cabeza con el talero o la argolla del lazo.


En mi casa hay un perro
Barcino tuerto
Cuando mueve la cola
Peludo cierto




PELUDEANDO

“La noche era espléndida: una de esas noches de verano en que las estrellas brillan muy lejos y como a través de un velo, mientras que la luna reina majestuosa en el cielo límpido y despejado  …  Silenciosos y de a uno en fondo cruzábamos el cardal por una senda tortuosa y estrecha … Los perros marchaban adelante también en silencio … De repente sentimos un ladrido a la derecha, persistente y continuado: corrimos.  Uno de los perros había dado … con un gran peludo –evidentemente goloso- que, entretenido en remover la tierra y extraer los pequeños tubérculos [del  macachín Oxalis macachín] blancos y dulces como el azúcar, no había sentido nuestra llegada y se deleitaba saboreando su manjar favorito con verdadera fruición … El perro, que le había cortado la retirada, trataba de inmovilizarlo sirviéndose del hocico como de una palanca a fin de acostarle sobre el lomo, conociéndolo inhábil para darse vuelta: el peludo por su parte forcejeaba para impedirlo … Llegamos nosotros y la mano del capataz logró bien pronto lo que el perro tentara en vano  … Cruzando sus patas delanteras sobre el cuello, corto y recio, … traducía el sentimiento de su impotencia en murmullos guturales … El filo del cuchillo puso fin a la escena”.
Más adelante encuentran una cueva de peludo y el capataz “se echó en el suelo y aplicó el oído en diversos rumbos y como a una vara de la boca   …  Acerqué el oído y, efectivamente, sentí  como dos mazos, que golpeaban la tierra con regularidad y con presteza. Tomó la pala uno de los cazadores y allí donde el ruido se oía, comenzó a cavar; pronto dio con la cueva, poniendo al descubierto el peludo.”

Un viaje al país de los matreros, Fray Mocho, 1897.






Agarré un peludo, Marcelina — grita; —agarré un peludo grandote. Estaba comiendo en una usamenta e cordero, j Cha, que corría !
Y muestra, orgulloso de la hazaña y levantándolo a la altura de la cabeza, un peludo flaco y viejo.

Los Caranchos De La Florida, Benito Lynch, Buenos Aires, 1916.




Six-banded Armadillo
The animals of the world : Brehm's Life of  Animals/ Chicago :A.N. Marquis & Co.,1895


El peludo “caza toda clase de insectos y, debido a su agudo olfato, descubre gusanos y larvas varios centímetros bajo la superficie   …  fuerza su afilado hocico y aguda cabeza hacia adentro, hasta la profundidad requerida “ (Hudson, 1892), dejando una excavación cónica, que, cuando el suelo es apto, se multiplica por cientos. “Es también un enemigo de los animales que anidan entre los pastos, pues es afecto a los huevos y pollitos recién nacidos. Cuando no puede hallar su presa se alimenta de carroña   …  regresando noche tras noche a la osamenta de un caballo o una vaca … si no halla alimento animal, subsiste con una dieta vegetal” (Hudson, 1892) .

También puede cazar ratones y víboras a las que aplasta con su caparazón mientras “hace oscilar su cuerpo hacia atrás y adelante   ...  como lacerando a su víctima con las aristas filosas y profundas de su caparazón” (Hudson, 1892). Una vez muerta se la engulle empezando por la cola.

Peludo luchando con un ofidio
Dibujo de J. Smit.
Hudson WH – 1922-  The naturalist in La Plata. 6ª ed. New York: E.P. Dutton & Co.


Bernabé Cobo le atribuye una inesperada habilidad para cazar venados de forma muy singular: “Es tan cauteloso y astuto, que en tiempo de algunos aguaceros, antes de  entrar la fuerza de las aguas, se echa de espalda, haciendo en su vientre un hoyo, mediante sus conchas, en que recoge el agua que puede caber, y aguarda desta suerte á que los Venados sedientos vengan á beber á aquel charquito, porque respecto de ser la tierra donde esto acaece caliente y falta de agua, al punto se consume la de las lluvias, ecepto en la fuerza déllas; y al tiempo que el incauto Venado mete la boca en el agua, le agarra con las uñas y dientes de manera, que aunque por desasirse da mil brincos, no lo suelta hasta que, rendido el Venado y sin aliento, cae en tierra, y entonces el Quirquinchu lo desangra y mata; por lo cual, los suelen llamar Mata Venados”.

“Pero es creíble que tenga otro modo de alimentarse; porque en los meses de seca, en que no puede recoger agua del cielo, esta industria es inútil, y solo buena para perecer de hambre” (Guevara, 1752)


Quirquincho “panza arriba”, en una posición similar al que describe Cobo cuando cazan venados. Artesanía qom de Derqui, Pilar, Bs. As..


Respecto a la costumbre que menciona nuestro título, Eduardo Holmberg, relata que “en el Rosario de la Frontera [Provincia de Salta], en casa del Sr. Enrique Pisoni, negociante del punto, me comunicó dicho señor algunos datos relativos á esa región, y entre otras cosas, me dijo que los Quirquinchos abundaban en el cementerio, donde escarbaban la tierra para comer los cadáveres”.  Por eso algunos aborígenes, como los abipones,  evitaban comerlos.

En la costa de Chubut, George Claraz vio “dos peludos devorar un cadáver humano cerca de la costa del mar [era de un marinero ahogado]. En todas partes se los ve cerca de caballos y vacas muertos”.

En el cementerio de Sahagún, Colombia, Robert Cunningham Graham observó que “los animales silvestres hacen pequeñas sendas entre las tumbas, y de vez en cuando una armadillo tiene su casa en una de ellas.

Azara refiriéndose al Tatú máximo, es decir el tatú carreta, cuenta que en cuando en los yerbatales “muere algún jornalero, que por la distancia sea menester enterrarle allí, forran la sepultura con maderos gruesos y duplicados, porque si no este Tatú los huele, desentierra y devora”.
Los armadillos también buscan los cadáveres porque allí encuentran también buena provisión de gusanos e insectos. De alguna manera, el peludo desmiente lo sentenciado por Plinio el Viejo: "la hiena es el único animal que cava en las tumbas en busca de cadáveres". 


Peludos
Dibujo de Carlos Wiedner

Cabrera A & Yepes J -1960 - Mamíferos Sud-Americanos. Buenos Aires: EDIAR Compañía Argentina de Editores.


“Hace su madriguera el Quirquinchu debajo de tierra, cavando con las uñas, en las cuales tiene tanta fuerza, que cuando se va entrando en su manida, si le echan mano de los pies para sacarlo, se ase con ellas en la tierra tan fuertemente, que da bien que hacer á un hombre hasta que, de cansado, se desase, y así lo sacan á fuerza” (Cobo, 1642) .


Hijo ai pucha quirquincho
Que te has metido en la cueva
Ls cabeza en el aujero
Y la colita pa’juera!


Algunos aseguran que en una sola noche prologa su cueva hasta una legua, pero Guevara lo descree: “Una legua se camina fácilmente, y con dificultad se socava”. Pero si se lo sorprende fuera de la cueva, como comentábamos al principio de esta nota,  se aplasta contra el suelo, dificultando así que los predadores lo agarren, aunque una persona puede agarrarlo fácilmente sin que ofrezca resistencia.

Ahijuna el quirquincho
Pariente de la tortuga
Cuando oye ruidito i’gente
Mete la cola y se arruga




ADIVINANZAS


Rabito de punzón, ponchito pobretón.
Trote y galope, duro el cogote.


Maravilla, maravilla, mba'e motepa:
óga teha ihorkón irundýva.

[Maravilla, maravilla, adivina lo que es:
casa de tejas con cuatro horcones.]





Tatous

Guérin-Méneville FE & Cuvier  G -1829-1844- Iconographie du règne animal de G. Cuvier. Paris; London :J. B. Baillière



USOS

Tanto para los originarios como para los criollos la carne fue siempre un manjar apreciado, comparable a la del lechón o el cabrito.  Señalaba Azara que “los soldados los comían asados, prefiriéndolos a la carne de novillo”.  Sin embargo su carne, aunque apetitosa se considera “pesada”, por lo cual los wichis no se la daban ni a niños ni a adolescentes.

“Se lo abre por el vientre y, condimentados, se lo coloca con todo su caparazón sobre el rescoldo … pero no hay que abusar de esta comida, pues “patea” el estómago” (Abalos, 1972). Fernández de Oviedo aconseja dejarla una noche en sal antes de asarla para contrarrestar su efecto empalagador.

Caramba mi estomaguito
Que lo tengo algo abultao
Por comer cuatro quirquinchos
Y dos zapallos asaos


En épocas tan recientes como 1982, el peludo fue introducido en la
Isla Grande de Tierra del Fuego como fuente de alimento para los trabajadores de los oleoductos. Nueva catástrofe para la isla, el peludo se propagó y ahora está bien establecido.

El caparazón se utiliza para fabricar charangos y matracas, pequeños instrumentos musicales de la zona andina de influencia aymara. Plegada y atada sirve como recipiente para sal (Chaco), y para guardar útiles de costura y pigmentos minerales (tehuelches). Con la cola los mocovíes fabricaban mangos de cuchillos y yesqueros, y usaban el caparazón extendido como plato.

“De la concha de las espaldas guarnecida en oro ó plata, se hacen curiosas tazas en que beber” (Cobo). Con su “larga cola escamosa, unida a una caña, los abipones hacen trompetas militares” (Dobrizhoffer, 1784)


Six banded Armadillo Euphractus sexcinctus
Richard Lydekker. Life and Rocks. London: The Universal Press. 1894


FARMACOPEA POPULAR DE LOS ARMADILLOS

El caparazón y la cola son utilizadas para prácticas medicinales. Se tuestan y se muelen hasta quedar un polvo sutil, el cual es hervido en agua y se da de beber  a las mujeres “primerizas”, para aliviar las molestias del embarazo. 


Monardes N - 1574: Primera y segunda y tercera partes de la historia medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales, que sirven en medicina. Sevilla: Alonso Escrivano



"Tiene su virtud sólo en el huesso de la cola, el qual hecho polvos subtiles, y tomando dellos tanto como una cabeza de alfilel gordo, hecho una pelotica; y metiendolo en el oydo, aviendo dolor en él, , lo quita maravillosamente” (Monardes, 1574). En Corrientes (Argentina) para este mismo fin se introducía la punta de la cola en el oído cura el dolor.

El mismo polvo de caparazón mezclado con la grasa del animal, cura las várices; y  “bebido con agua tibia y zumo de limón, valen para despedir la piedra de la vejiga”  (Cobo).  Los abipones usaban el caparazón  que “medio quemado y molido, es muy eficaz para curar el lomo de los caballos con úlceras o peladuras” (Dobrizhoffer). 

La grasa se “aprovecha para los nervios encogidos y para resolver tumores duros” (Cobo). También es buena para  el “mal del aire”, afecciones musculares  y articulares, siempre y cuando se le coloque al enfermo una pulsera de cuero trenzado del mismo animal (araucanos). Los qom la utilizan para el dolor de oído y la sordera.

Para tratar lña parálisis facial se aplica el casquete frontal previamente calentado.

Muchos campesinos, se tratan el asma bebiendo sangre de armadillo recién degollado y para disimular el mal sabor lo pasan con un trago de aguardiente.

La infusión de las uñas disuelta en caldo o mate y suministrada tres viernes seguidos a los maridos salidores los hace dóciles y domésticos. (Corrientes)


Dasypus boliviensis
Notes sur les mammiféres des hauts plateaux de l'Amérique du Sud, par M. Neveu-Lemaire et G. Grandidier. Paris,Imprimerie nationale,1911


MITOLOGÍA DEL TATÚ

Para los tupíes la víbora antigua (ñandurié), el pequeño armadillo (tatú-í) y la perdiz roja (ynambu pytã) son los que originariamente ensuciaron la tierra de su dios creador, Ñamandu. Entonces el dios mandó un diluvio para limpiar la tierra y después encargó a otra divinidad, Pa-pa Miri, que repoblara la tierra. Este para abuela de la nueva tierra creó al tatú ai o tatú colorado.

Tatu- tunpa en la mitología chiriguana es el padre de los gemelos, el sol y la luna,  y se lo representa como un quirquincho grande.  Se cree que los tatúes tienen una muesca en la oreja que es la marca que les hace el “dueño del monte”, una especie de deidad que cuida a los animales silvestres y castiga su caza injustificada.

Entre los pueblos chaqueños (qom, wichis y chorotes) los tatúes participan de la lucha de los hombres contra las mujeres que descendían del cielo para robarles el alimento. Cuando el carancho les cortó la soga por donde bajaban, ellas cayeron al suelo quedando enterradas. El tatú cavó para desenterrarlas pero a una le arrancó un ojo con las uñas y de ella descienden todos los tuertos y ciegos. Otras versiones lo instalan como centinela en un episodio similar, pero las mujeres le agrietan el lomo a garrotazos.

En los mitos wichis es el encargado de sacar de debajo de la tierra parejas de hombres y mujeres que luego poblaron el mundo. También introdujo la agricultura entre ellos, porque un día clavó su cola en la tierra y con el tiempo creció una planta de maíz. Aparece enfrentando al héroe Tokuaj, resistiendo sus golpes con el caparazón, y dándole muerte.

Gracias a su astucia, el tatú pudo vengarse del yaguareté que le había comido los hijos. Quejándose de dolor de estómago le pidió al felino que se lo sacara por succión (una técnica habitual en los chamanes) y, cuando el yaguareté lo  intentaba, el tatú se cerró atrapándole el hocico y asfixiándolo.

Entre los chorotes el zorro lo hace caer desde un árbol y el armadillo se rompe el lomo, que luego el mismo zorro remienda con tientos haciéndole un caparazón.

Los tehuelches creían que el quirquincho era el dueño del fuego, que escatimaba a los demás, y por eso el héroe Elal lo sacó de al lado del fogón y le tajeó el caparazón con el cuchillo, marcándoselo por siempre.

Los mapuches explican que el animal empezó a vivir en cuevas cuando el zorro lo persiguió y el quirquincho, que no podía sacarle ventaja, se detuvo a cavar mientras lo entretenía diciendo que iba a buscar a sus antepasados y a sus perros que vivían bajo tierra.

Six-banded Armadillo
Acuarela de Frans Post (1637-1644). Noord-Hollands Archief, Haarlem



CUENTOS DEL PELUDO

“No debe llamarnos la atención que los gauchos, agudos observadores de la naturaleza como son, hayan hecho de esta especie el protagonista de muchos de sus relatos  …  representándolo como una criatura versátil, excesivamente rica de argumentos y engañando a su gran amigo el zorro” (Hudson).  En efecto, el peludo participa en muchos relatos del ciclo del zorro y con diferentes modalidades se repiten por toda la geografía de la Argentina. Como en el folklore europeo, de donde seguramente derivan estos cuentos, el zorro burlador del tigre o el yaguareté, es a su vez burlado por animales más pequeños y débiles, como el quirquincho o peludo.

Uno de los temas más conocidos es el de “los enlazadores”, donde un zorro y un peludo se asocian para conseguir potros o vaquillonas para comer. El peludo enlaza un potro y luego se mete en su cueva que como tiene muchas vueltas le permite anclarse ahí y aguantar el tirón del lazo. Así descogota al potro y disfrutan de su carne durante varios días. Cuando le toca el turno al zorro, como su cueva es recta y no tiene uñas como para clavarse en la tierra, el tirón del potro lo saca de la cueva y es arrastrado muriendo ante las burlas del peludo. Con distintas variantes este cuento se repite desde la zona mapuche hasta el noroeste y el litoral argentino, en algunas de ellas  el zorro es reemplazado por un carancho.


En “los socios”, el zorro y el quirquincho se asocian para trabajar una chacra. Primero el quirquincho proponer repartir la cosecha de modo de quedarse él con lo que crece bajo tierra, y el zorro con lo que está por encima. Como siembran papas gana el quirquincho y el zorro se queja. Entonces invierten el trato pero como sembraron trigo, volvió a ganar el tatú. Finalmente el zorro propone quedarse con lo de arriba y lo de abajo y dejarle lo del medio al quirquincho, pero esta vez siembran  maíz y el quirquincho se lleva los choclos y el zorro sólo penachos y  raíces, con lo cual se deshizo la sociedad.

En el tema “los meleros” se asocian para buscar miel, el zorro encuentra primero un panal pero se come la miel él solo. El peludo se venga enroscándose en la rama de un árbol como si fuera un panal para engañar al zorro, el cual cuando lo tantea con un palo, recibe una carga de heces encima.


Peludo en El Chaltén
                 Foto de Clara Mouchard


En el argumento del “robo del pan”, el peludo se hace el muerto para robar pan u otro alimento a una mujer que pasa por el camino, que lo levanta y lo pone en su cesta de donde come y le pasa pan al zorro. Cuando el zorro quiere imitarlo, resulta apaleado por la mujer o corrido por sus perros.


Hijuay pucha quirquincho
Carita de piedra poma,
Yo le ‘i decir al zorrito
Que ande te vea te coma



Quirquincho
                Obra de Bon Core



En una leyenda quechua se explica el diseño del caparazón. Un quirquincho, buen tejedor, empieza a hacerse un poncho tejiendo con hilo fino, pero como le avisan de una próxima fiesta empieza a tejer más grueso para terminar pronto, luego al enterarse que la fiesta ya había pasado, sigue con el hilado fino. Pero como al ocuparse en tejer descuidó a su familia necesitada, es castigado cuando al ponerse el poncho este se le adhiere al cuerpo formando un caparazón, que ya no podrá sacarse jamás.
En las coplas criollas el quirquincho, animal manso y tranquilo, que al decir de Oviedo “no hace mal”,  actúa muchas veces como juez de paz:

Cuando estaba por morir
Un desdichado pilpinto
Para hacer su testamento
Hizo llamara al quirquincho



COPLAS Y CANCIONES


Si mi pecho fuera loma
y vos fueras y peludiases,
no hallarías más peludo
que el peludo que agarrases.
(Buenos Aires y Córdoba)

En esta copla se hace un juego de palabras con peludo, como sinónimo de borrachera (agarrarse un peludo = emborracharse). Sin embargo este peludo es un eufemismo por pedo, borrachera.



Arriba de aquel quebracho
estaba un peludo colí,
se cayó' el quebracho
y allá va el añamebuí.
(Catamarca).


El Peludo Valentín

Lo vieron cerca de Doblas,
Anduvo por Macachín,
Siempre buscando tesoros
El peludo Valentín.
Tiene cueva de dos pisos
Es pocero y albañil,
Mira La Pampa de abajo,
Vive junto a su raíz.
Él conoce penas indias
Enterradas por allí.
A la hora de los grillos
Prende su viejo candil;
Frente al espejo de charco
se peina para salir.
Cuando la luna de Hidalgo
Se vuelve chispa de sal,
Su sombrita de prehistoria
Cruza la noche y se va;
Gliptodonte de juguete
Se pierde en el pajonal.
Perfume de alfalfa y cardo
Collares de piquillín,
En una puerta del monte,
Ella espera a Valentín.

Letra: Marcelino Catrón
Música: Gerardo "Lalo" Molina.



Le Encoubert


NOMBRES DEL PELUDO

Tatú pecho amarillo, Tatú peludo, Quirquincho grande, Pichi peludo, Basurero, Pirco (Catamarca).
Para los autores franceses es el Tatou velu, y para los de habla inglesa,  Large hairy Armadillo.
Walakato (weenhayek),  taturakapeyu (guaraní), Tatu poju´i (guaraní) pajotague (aaoreo).
Sinit (mocoví), napam (qom), che?no (wichi).

Kofür (mapudungún, pampa). También usan naunau para el piche patagónico y que origina el topónimo naunau-co = aguada del piche, un paraje en el departamento Ñorquín, Neuquén.

En aymara el nombre de los armadillos es kirkichu, que aplican a un animal “como tortuga”  y que dio el español quirquincho. Quizás de kiru = diente y chu = negación. Creían los aborígenes que colgándolo de la puerta de la casa los ladrones devolvían todo lo robado por miedo que su cara se llenara de apostillas pareciéndose al caparazón del animal. Por eso a las personas con granos en la cara le decían kirkichu ajanuni. Es curiosa esta asociación de los armadillos con lesiones de la piel ya que la ciencia médica ha comprobado que estos animales son los únicos además del humano que pueden infectarse naturalmente con el bacilo de la lepra.

“Al armadillo o quirquincho, lo emplean para ejercitar sus venganzas, derramando sobre su escamosa concha azufre molido, combinando con los cabellos, o suciedad pertenecientes al individuo que tratan de hacer daño; cuyo rostro y cuerpo, dicen que, desde ese momento, se cubren de granos y aun de escoriaciones” (Paris Día, 1920).


“Las manos gruesas y cuerudas como cascarón de peludo”.
Don Segundo Sombra, Ricardo Güiraldes





PELUDOS FAMOSOS

Al presidente Hipólito Yrigoyen, que gobernó durante dos períodos la República Argentina, le decían el Peludo, porque gustaba de vivir aislado, en su “cueva”, hablaba poco y tenía una postura algo encorvada, recordando similares características del animal.

Otro famoso, en este caso un lugar, es la loma del peludo, un sitio del que no sabemos bien dónde queda pero evidentemente es lejano y de difícil acceso, tanto que hay que peludiar para llegar. Se decía de las carretas que peludiaban en el barro por los agujeros que formaban en el barrial, como un peludo cavando su cueva.

El peludo de regalo, es otro conocido que aparece en el dicho “cayó como peludo de regalo”. Se aplica al que aparece inesperadamente en una casa, en una reunión, en un momento inoportuno, dando al anfitrión un trabajo inesperado, como cuando nos regalan un peludo y es necesario cebarlo y prepararlo antes de comerlo, gastando tiempo y esfuerzo.


Alex Mouchard

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REFERENCIAS

Abalos JW –1972-  Animales, leyendas y coplas. 2ª ed. Buenos Aires: Editorial Losada.
Atlas de Historia Natural donado por Felipe II a Jaime Honorato Pomar – 1990- Vicent García Editores: Barcelona 

Azara F de – 1802 – Apuntamientos para la historia natural de los Quadrúpedos del Paraguay  y río de la Plata. Tomo II. Madrid: Imprenta de la Viuda de Ibarra.

Bareiro Saguier R -2004-  Literatura guaraní del Paraguay. Asuncion: Servilibro.


          Cabrera A & Yepes J -1960 - Mamíferos Sud-Americanos. Buenos Aires: EDIAR Compañía Argentina de Editores

Cadogan L – 1948- Guahi Rataypy. Editorial Guarania:  Asunción del Paraguay,

Claraz G – 2008 – Viaje al río Chubut. Buenos Aires: Continente.

Cobo B – 1891 (1642) - Historia del Nuevo Mundo. Tomo II. Sevilla: E. Rasco

Colombres A – 2001- Seres mitológicos argentinos. Buenos Aires: Emecé.

Coluccio F – 2005 – Diccionario Folklórico de la flora y la fauna de América. Buenos Aires: Ediciones del Sol.

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Desmarest A G – 1820 - Mammalogie ou description des espèces des Mammifères. Paris :Veuve Agasse.

Dobrizhoffer M – 1822 (1784) – An account of the Abipones, an equestrian people of Paraguay. Vol I. London: John Murray.

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Fernández de Enciso M – 1530 – Suma de geographia que trata de todas las partidas y provincias del mundo : en especial de las Indias … Sevilla :Juan Cromberger

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lunes, 27 de marzo de 2017

OPINIONES I

RAMÓN LISTA, personaje contradictorio, asesino de aborígenes onas, amigo de Roca, gobernador de Santa Cruz viviendo en concubinato con una tehuelche en una toldería a 200 km de la sede de su gobierno, provocando el suicidio de su esposa en Buenos Aires, asesinado a su vez por sus baqueanos en Salta y también opinando así de la selva misionera en 1883:



Ramón Lista –1883-  El territorio de las Misiones – Buenos Aires: La Universidad.

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ROBERT CUNNIGHAME GRAHAM recorrió a principios del siglo XX la región del Sinú en Colombia, y cerca de Sahagún presenció el incendio de la selva:


“Durante las grandes sequías, el pueblo quemaba los bosques para abrir nuevas tierras de pastoreo, y mientras cabalgamos, en el horizonte vimos todo el bosque virgen en llamas, una vista miserable, y comparable a la acción de un hombre que acecha a otro, lo mata y arroja su dinero en un pozo. En un país ganadero puede ser necesario limpiar terreno para nuevas pasturas, pero quemar árboles de cientos de años de edad es un pecado contra la naturaleza y debe ser castigado por la ley. Una ligera brisa sopló las cenizas del bosque ardiente hacia nosotros. Cayeron sobre nuestros cabellos y se adhirieron al pelaje de los caballos. Nos hacían pensar en desgarrarnos la ropa, al pensar en la destrucción de tanta belleza de una manera tan despreocupada. El trabajo es escaso y la naturaleza más exuberante de lo que se puede imaginar en el norte, y puede ser que las cenizas fertilicen el suelo, pero me alegraba de tener por lo menos las cenizas en nuestras cabezas; parecía que alguien lloraba. En el feroz sol del mediodía, antes de detenernos bajo una ceiba, el sendero corría por una franja de bosque virgen que estaba en llamas. El camino era estrecho y a veces pasaba cerca de grandes árboles ardiendo, quemándose en su pira funeraria"
.

"Las lianas secas estaban todas en llamas, el calor era intenso, las cenizas sofocantes. De vez en cuando, en el bosque, un gran árbol se derrumbaba, y una espesa nube de humo subía al cielo. Los caballos resoplaban, saltando sobre un tronco carbonizado, y alejándose luego de uno de los árboles altos y encendidos, aterrorizados. Sobre nuestras cabezas el sol brillaba como el bronce y se unía al calor que se elevaba de la madera. Todo estaba tan silencioso como una tumba, salvo por el tranquilo murmullo del fuego, porque todos los pájaros y los animales habían huido, y así cabalgamos, sofocados y tosiendo, serpenteando por un verdadero purgatorio de la naturaleza, hecho por el hombre, que en su locura, ha fabricado para la naturaleza y para sí mismo tantos infiernos”.



Cunninghame Graham RB - 1920 - Cartagena and the Banks of the Sinu. London: William Heinemann

EL YAGUARETÉ O TIGRE DE AMÉRICA SEGÚN JOSEPH JOLIS

Traducción Alex Mouchard del texto extraído de  Jolis, Giuseppe.  Saggio sulla storia naturale della provincia del Gran Chaco e sulle pratic...