“Miró Martín desde su rama
y se sumergió Pescador,
bajó Martín Pescador
y pescó Martín Pescador,
bajó Martín, Pájaro Pobre,
y subió rico Pescador
con su carga de plata viva
y algunas gotas de agua azul
porque el pescador Martín
sólo se nutre de arco iris,
de la luz que ondula en el agua:
y luego se sienta y consume
pescaderías palpitantes”.
Arte de Pájaros –
Pablo Neruda (1973)
Le Martin-Pêcheur, Vincent Van Gogh.
Óleo, 1886. Museo Van Gogh, Amsterdam,
Netherlands.
https://www.vangoghgallery.com/es/catalogo/pinturas/249/El-mart%C3%ADn-pescador.html
Vinculado a un
antiguo juego infantil, aquel de “Martín Pescador ¿me dejará pasar? … pasará,
pasará, pero el último quedará”, esta ave es un personaje frecuente de los cuentos
para niños. Pero también ha quedado plasmada desde épocas remotas en muchas
expresiones culturales de todo el mundo.
Una fábula criolla recuerda
la de “El zorro y el cuervo”, de Esopo, donde la vanidad perjudica a su
protagonista. En este caso se desarrolla entre un martín pescador que sabía
hablar y al parecer silbaba muy lindo, aunque sabemos que estas aves no silban.
Un salmón que lo escuchaba comenzó a alabarlo, y le propuso enseñarle a nadar,
si a cambio el ave le enseñaba a silbar. Pero antes de meterse al agua dejó el
silbido sobre una piedra para que no se le moje y se zambulló. El pez
rápidamente se apropió del silbido y huyó, aunque no pudo disfrutarlo porque se
le arruinó con el agua. El martín pescador quedó muy triste, mirando siempre al
agua a ver si vuelve a aparecer el salmón (Vidal de Battini, 1984).
Pintura egipcia de martín pescador.
Ahet Aton (Egipto) alrededor del s. XIV AC.
http://firij.georgetown.domains/indian-ocean/story-of-a-giraffe-tracing-punt/
El escritor Hugo
Villanueva Rada, de El Beni boliviano, narra una hermosa leyenda que transcurre
en el pueblo tacana. Una pareja de jóvenes, muy enamorados, deciden casarse,
para lo cual la aldea entera comienza los preparativos. En medio de ellos, la
novia, que había ido a bañarse al río, se zambulle pero desparece bajo las
aguas. Al regresar de pescar, su novio se entera del accidente y, desesperado,
se lanza una y otra vez al río para rescatar a su amada. Pero todo es en vano,
la muchacha no aparece. Finalmente, ciego de ira y culpando a su dios Diusu, el
joven lanza una flecha al cielo. Se escucha, entonces, un trueno impresionante y la flecha cae de
vuelta junto con un rayo e impacta al muchacho. Sin embargo, éste no muere sino
que lentamente se va transformando en un ave de brillantes colores que desde
entonces va volando a lo largo del río y se zambulle cada tanto en busca de un
pez.
De una manera
similar, en la leyenda la leyenda guaraní del jarundá, se produce también una
transformación a la manera de las Metamorfosis de Ovidio, en este caso como
castigo al hijo desobediente. Según lo relata Jorge Montesino (1999) se trata
de un niño amante de ir a pescar con sus amigos. Cierto día acompaña a su madre
al pueblo, pero en cierto momento se aleja y se va al río. Imprudente, el chico
cae al agua y es arrastrado por la corriente hacia un remanso donde mora Yporá
el espíritu de los ríos y las lagunas. Sin embargo, logra asirse a un tronco y
permanecer a flote. En tanto su madre sale a buscarlo y creyendo que había sido
arrastrado, se zambulle en las aguas pero no puede escapar del fatídico
remolino. Yporá castiga al chico desobediente condenándolo a seguir el curso de los ríos, a pescar toda
su vida y a emitir, en vez de canto, un áspero grito”.
“Posado
en la rama del sarandí, el martín pescador se balanceaba, mientras el ojo enfocaba
su mojarra en la claridad del agua. Desde ahí, raudo y certero, zambullía.
Luego subía como un pirata, con un cuchillo de plata atravesado en su pico.
De flecha el vuelo a ras del río, llegaba hasta su cueva. En la barranca
había hecho a pata y pico, sacando la tierra mientras retrocedía hacia la puerta,
dejando limpio un túnel como de dos pies y medio de profundidad” José
María Díaz (1971) |
Pareja de martín pescadores grandes. Dibujo de Marian Colonna
(Santos, 1938)
En el Mato Grosso,
los umutinas contaban que Katama, el martín pescador, utilizaba con habilidad unas flechas muy
efectivas para pescar. Un día Sol, transformado en pez, se las roba. Luna quiere hacer lo mismo
pero Katama lo mata a flechazos y se lleva a Luna-pez a su casa para darle de
comer a sus hijos. Sol, preocupado, porque Luna no volvía, va a la casa de
Katama y encuentra los huesos y mediante ellos hace resucitar a Luna (Da Cruz,
2012).
Para los qoms de
Formosa el martín pescador grande o
'haikinaga'naq es un importante anunciador de la temporada de pesca
abundante, durante las crecientes de verano. Ejecuta esta acción volando por
delante de la canoa, como un indicador,
para señalar el lugar donde están los cardúmenes. Esta acción de volar ante el
avance del viajero, como vimos en la nota anterior, fue señalada por varios naturalistas
(Arenas & Porini, 2009). En una leyenda de esta etnia el martín pescador
Saknaganak quiso canjear peces por miel al Chochonlate’e, el pájaro carpintero.
Éste se negó porque no gustaba del pescado, entonces Saknaganak, enfurecido, lo atacó junto con
otras aves y lo mataron, apoderándose así de la miel (Palermo, 1983).
Alvarsson (2012) identifica el personaje mítico Taapyatsà’,
de los weenhayeks (wichis de Tarija, Bolivia), con el martín pescador ya que se
trata de un ave que tras el incendio destructor de la tierra provocado por la
risa del hornero, toma semillas con su pico y las lleva a su túnel en la
barranca del río. En el proceso pierde sus alas pero resiste allí adentro hasta
que pasa el fuego y luego siembra las semillas proporcionando alimento a la
humanidad después de la catástrofe.
Kitekite. Artesanía patagónica.
Manos del Sur.
https://www.facebook.com/Manos_del_sur-320217908534882/photos/pcb.461627287727276/461627117727293/
Que
bello plumaje tiene kekereke challwafe
Lleva
vestido plumaje de tan variados colores
Se
ve igual a un jardín montañoso
Es
tan precioso comparado al arcoíris
Dan
ganas de verlo, quererlo, acariciarlo
Se
ve revestida igual que una doncella.
Kekereke
Kekereke Kekereke Kekereke witwit
De
zambullida pilla fácilmente al pez
Primero
fiestas de entretenidos movimientos
Danza
pajaril al más puro estilo pescador
Onomatopeya
canto-silbido que provoca y contagia
La
danza en el aire con movimientos provocantes
el
pez se vuelve loco con ansias de ver y distraerse.
Kekereke
Kekereke Kekereke Kekereke witwit
Este
llamado insistente hace que el pez aparezca a flor de agua
Relámpago
visión hace eco que el contacto se acerca
Ave
martín pescador se maravilla y usa su arte
Más
que nunca afila su pico de pescador
Al
simple revuelo picoteó su sabrosa presa
Mientras
el fachoso pez se maravilla del espectáculo
Kekereke
Kekereke Kekereke Kekereke witwit
En esas curiosas
coincidencias que ofrece la cultura, los yaganes relacionan al martín pescador
grande o chéketej con la garza bruja o huajatanu, de la misma manera que los
pueblos de Europa que aplicaban el nombre martinet tanto al martín pescador como
a la garza bruja. En el mundo yagán, estos dos personajes eran amantes y se
ayudaban en la pesca, hasta que el esposo de huajatanu los sorprendió y les
clavó un arpón, a partir de lo cual se transformaron en las respectivas aves
(Rozzi, 2003).
“Cuando paseaba entre los robles
oyó El matraqueo del martín pescador” Ralph Waldo Emerson |
En la profusa
mitología de los yekuanas del Alto Orinoco, el martín pescador grande es una de
las formas que adopta su héroe Iureke. La historia se desarrolla así: Wannadi,
el dios creador, va a buscar un huevo mítico para poblar el mundo de humanos.
Pero el huevo es robado por Huiio (la serpiente arcoíris, la madre de las aguas,
la anaconda), hermana de Nuna (la luna),
la que quería comerse a los futuros pobladores. La lucha por recuperar el huevo,
que Huiio mantenía en el fondo de las aguas, hace que se rompa y que los
humanos sin nacer quedaran convertidos en peces, salvo los gemelos Iureke y
Shikiemona que logran llegar a la costa. Pero más tarde, a fin de robarle
anzuelos al hombre blanco, se transforman en peces. El hombre pesca a Shikiemona,
y lo saca del agua. Entonces Iureke, tomando la forma de un martín pescador, lanza
sus excrementos sobre el hermano. Cuando el hombre lo lava en el río, Shikiemona se recupera y huye
nadando (Civrieux, 1970). Es interesante este relato porque, como vimos en la
nota anterior, hay observaciones en Brasil que afirman que esta ave atrae a los
peces defecando en el agua.
Estatuilla de piedra tallada representando un
martín pescador. Costa Rica. (Thiel, 2016)
Entre los nivaklé
del Chaco Boreal, el martín pescador o tsjot'a, representa un espíritu tutelar
del hombre. Y entre los qom era el compañero del piogonak o chamán y un
instrumento de sus acciones. Las muchachas al oírlo se tapaban el pecho
temiendo que les pudiera deformar los senos (Palermo, 1983a).
“El
martín pescador, única ave acuática habitadora de aquellas riberas, rozaba
por rareza los remansos con sus alas, o se hundía en ellos para sacar en el
pico algún pececillo plateado.” María – Jorge Isaacs |
Los indígenas makahs
de la costa noroeste de Norteamérica tienen una leyenda donde sus héroes
creadores y transformadores, los Hohoeapbess (los dos hombres que cambiaron las
cosas) transforman a un hombre pescador que robó un collar de caracoles en un martín
pescador, ave que sigue pescando y conservando su collar. En la mayor parte de
los pueblos de la región es visto como un mensajero de buena suerte. Los haidas
de Alaska atan sus plumas a los anzuelos para lograr buena pesca.
En las llanuras
centrales de Estados Unidos, los siouans vinculan a esta ave con la fertilidad.
Y entre los mbyá-guaraníes a menudo es bien vista porque ayuda a los hombres.
En una ocasión esconde a un joven en su canasta de pescados para que no lo encuentre
un yacaré vengativo, y cuando éste se acerca, el ave remonta el vuelo llevando
su canasta y salvando al muchacho (Palermo, 1983a). Los ojibwas del lago
Superior lo tienen como animal totémico, y lo llaman Ogiishkimanisii. Su héroe
creacional, Wenebojo, sale en busca de su hermano lobo perdido. Encuentra un
martín pescador en su pose habitual, mirando el agua, quien, a cambio de que le
pinte las plumas, le avisa que los espíritus acuáticos, los manidos, han
asesinado a su hermano y le dice además dónde encontrarlos. En recompensa, Wenebojo
le quiere colocar un collar de cuentas, pero
el ave escapa y por eso le quedó apenas un semicollar. Pero como el martín
pescador le informa que está esperando que las tripas del hermano floten para
comérselas, Wenebojo, trata de atraparlo, y en intento le alborota las plumas de
la cabeza, haciéndole una cresta y lo
condena de ahora en más a esperar su comida posado en una rama todo el día.
Además toma una garra del martín pescador para hacer una flecha mágica con la
cual poder matar a los manidos (Barnouw,
1955; Ritzenthaler & Ritzenthaler, 1983).
“Y oyó al martín pescador Quien escapó de su dios con la
cresta estrujada Y la blanca medalla colgada en su
pecho” Bayard
Taylor |
En otras etnias, el
martín pescador se destaca por sus habilidades de pescador que pocos pueden
equiparar. Así en un relato de los achomawis del norte de California el martín
pescador es un chamán convocado por el
Sol cuando su hija es raptada por el águila pescadora. Después de que otros
personajes fracasan en la búsqueda, el ave observa cuidadosamente el agua,
incluso echando humo de su pipa para ver mejor. Logra ubicar un lugar donde el
agua barrosa revela que se ha removido el fondo, hurga allí con una vara y
engancha el cesto donde estaba prisionera la hija del Sol. También el martín pescador aparece como un
chamán en un cuento de los apaches jicarillas de Nuevo México. Es un cuento
sobre el zorro, que a diferencia de lo que ocurre con los relatos criollos, es
un personaje torpe y poco astuto. El martín pescador, o Kêt-la'-i-le-ti lo
invita a comer y para ello, lanzándose
sobre el río congelado, rompe la capa de hielo y obtiene unos peces. Para retribuirle
la invitación, el zorro intenta hacer lo mismo pero se estrella contra el hielo
y muere. El ave lo resucita, nuevamente le da de comer pescado y le explica que
esa pesca sólo la puede hacer él por ser un poderoso chamán.
Los cherokees
explican cómo el martín pescador consigió su pico. Una gran serpiente negra se
introdujo en el nido de un pájaro carpintero y devoró sus crías. El carpintero
recurrió a los yunwi tsunsdi, los duendes benefactores, quienes llamaron al
martín pescador. Éste, que no poseía el pico que tiene actualmente, utilizó un
pez delgado y fuerte, llamado tugälû'nä, a manera de lanza para clavarlo en la
cabeza de la serpiente y matarla. Los duendes viendo que el ave necesitaba un
arma la dotaron de su impresionante pico (Randolph, 2013). A diferencia de cómo
obtuvo su collar entre los ojibwas, en el mundo mapuche el collar verde de la
hembra y el blanco del macho surgen de una disputa matrimonial por unas cintas
de colores (Palermo,1983a).
Martín pescador. Mosaico en el interior de la casa VIII.2.16, Pompeya, ca. 100 AC. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Pompeii_-_House_VIII,_2,_16_-_MAN_120177.jpg |
En Europa el martín
pescador protagoniza una serie de leyendas desde el Alcyon de la antigüedad
griega (ver recuadro) hasta ciertas creencias medievales. Se afirmaba que en
sus orígenes era un ave grisácea que, al ser liberada del Arca para informar a
Noé sobre la inundación, subió tan cerca del sol, que el pecho se le tostó y el
dorso tomó los colores del cielo. Para los arawaks era justamente al revés, su
cuerpo se volvió grisáceo porque en una pelea con el trompetero (Psophia) se
revolcaron sobre las cenizas (Ingersoll, 1923).
“Fue el arco iris quien te dio a
luz Y te dejó sus hermosos tonos; Y, como el nombre de su madre era
Lágrimas, Así corren en mi sangre para elegir por hogar las lagunas solitarias, y
estar En compañía de árboles que lloran…” The
Kingfisher - William Henry Davies |
Se decía que en
Europa que su cuerpo seco tenía la virtud de repeler los rayos y las polillas
de la ropa. Suspendido del techo mediante un cordel, con las alas abiertas, su
pico señalaba siempre el lugar de dónde soplaba el viento, a manera de una
veleta.
¿Pero cómo está el viento? ¿Hacia qué rincón apunta el pico de
mi alcyon? The
Jew of Malta - Christopher Marlowe, 1589 |
Entre otras
supercherías se afirmaba que olía a almizcle y que, una vez muerto y desecado,
sus plumas seguían mudando todos los años como en el animal vivo (Salerne, 1767)
Retacón, pura cabeza, con esa facha parece tras de feo, medio zonzo ; más de zonzo nada tiene. Tiene el pico agudo y recio, blanca gola y blanco vientre, el pecho marrón rojizo, lomo verdoso luciente. Ríos y arroyos recorre y entre árboles se detiene. Cuando de anidar se trata la barranca lo guarece, donde hace a su modo un túnel sin ningún inconveniente. El oficio de la pesca lo alimenta y lo divierte. Aunque es de los que se mojan la vez que pescando quieren, tiene viveza y recursos : sale con la suya siempre. Sujeta el vuelo en un punto sobre la lenta corriente, mientras hunde la mirada descubridora de peces. De pronto como flechazo en el agua se sumerge -Fijo el ojo, listo el pico- y, como el tino no pierde, con un blanco pececito al instante reaparece. Con lo lindo de sus días de tanto en tanto se yergue y en su canto de matraca toda su alegría enciende. Pájaros
de nuestra tierra - Marcelino Román
(1944) |
USOS
Y ABUSOS
“Como las plumas de
estas aves, tan diversas en sus especies, son bellas y vistosas, las aprecian
los indios mbayas y payaguas, para sus galas y adornos. Entre años conservan
secas toda su hermosura, sin perder el esplendor, que hace brillar sus colores
… Para el uso dicho, únicamente cazan los mbayas a los martinetes pescadores.
Por lo demás no estiman su carne, ni la comen, como tampoco los payaguas,
guaraníes y españoles aunque comen otros pájaros del agua … y otros que tienen
poca carne y olisquean a podredumbre de pescado, como en realidad sucede a los
martinetes pescadores, los cuales se corrompen presto y apestan”. (Sánchez
Labrador, 1968). Los nombres nativos que recopiló este autor son guirapira
mboaha (guaraní) y echogocomedi (mbaya).
Igualmente los
chinos, desde principios de nuestra era, apreciaban mucho las plumas de los
martín pescadores, a los que solían atrapar, arrancarles las brillantes plumas
del dorso y liberarlos. Con esas plumas
se hacían suntuosos objetos como capas, cortinas, mantas y adornos, generalmente
ofrecidos como apreciados regalos a los reyes (Kroll, 1984). Esta persecución
originaba sin embargo también actitudes proteccionistas especialmente porque el
ave era un símbolo de libertad, como expresa el poeta Ts’ai Yung (s. II DC):
“En un libro del patio está el granado,
Sus verdes hojas generando flores bermellón
Los alcyones vienen a veces en grupos:
Las alas abiertas, componiendo su forma y aspecto,
Mirándolos por detrás, traen tintes azules a la
vida;
Alzándose y sacudiéndose, florecen en un vívido
azul.
Escapando por suerte de las trampas de los
pajareros,
Tienen un refugio cercano en el patio señorial,
Sus dóciles corazones confiados en la nobleza del
señor,
Macho y hembra tienen aquí asegurados cien años
de vida”
Según Arenas y
Porini (2009) no está claro si los qom de Formosa consumen su carne y huevos,
incluso algunos les informaron que no conocían los huevos ni el nido, lo que
puede deberse a que anidan en barrancas, a veces lejos del lugar donde pescan.
Agrega Sánchez Labrador que los antiguos creían que la carne del martinete
pescador era incorruptible pero que Jacques-Christophe Valmont de Bomare
demostró “que se corrompían y los destruían las polillas”. Quizás por eso figura en la Biblia como SHLAKH,
un ave que no se debe comer (Lamberti, 2017).
Javatí Guasú. Sello de correo de Paraguay
(2009).
Con respecto a sus
propiedades medicinales “aunque el Alcedo es abundante en aceite y sal volátil, tiene muy poco uso como
medicamento. Su corazón seco y encerrado en una bolsa, suelen colgarlo del cuello de los bebés como amuleto contra el
ataque epiléptico. Pero rara vez responden a los efectos de tal tratamiento” (Geoffroy,
1750). ¿Poco eficaz?, tal vez, aunque Hudson trató de encontrar otra clase de
medicina en esta ave. “Una de las primeras aves que salí a buscar, quizás la
más medicinal de todas las aves para ver, fue el martín pescador; pero no
estaba en ninguna parte de la orilla del río, aunque los lugares adecuados eran
lo suficientemente abundantes, y miríadas de pequeños peces se veían en las
aguas poco profundas, vistos en reposo bajo de la superficie, como líneas de
tenue punta, que se alejaban y se
dispersaban, como un vuelo de flechas, al acercarse cualquier persona” (Hudson,
1920).
“Más
allá, al vadear la picada que señala una cruz descolorida, un martín-pescador
vuela asustado; de pronto se detiene y se hunde en la corriente para
reaparecer con las alas tornasoladas de azulado acero, chispeando de menudas gotas
y una mojarrita en el pico que huye a
ocultar en los espesos carrizales donde el enlutado carau gime solitario la
eterna tristeza de su vida . . .” Martiniano
Leguizamón (1896) |
LOS
DIAS DEL ALCYON
Ovidio (1922)
contaba la siguiente historia: Reinaban en la Traquinia (Grecia) el rey Ceyx y
su esposa (H)Alcyon. Acometido por funestos presagios Ceyx se dirigió a
consultar el oráculo de Apolo en Claros, ante la inquietud de Alcyon que temía
por su suerte. El viaje terminó en tragedia debido a una tempestad, pues el
barco naufragó y el mar se tragó a gran parte de la tripulación incluyendo a Ceyx.
Al enterarse de la muerte de su esposo durante un sueño, Alcyon, desesperada
subió a un promontorio del puerto, desde donde pudo avistar el cadáver de su
marido en el mar. Entonces desplegó alas que le aparecieron de repente, y voló,
deslizándose suavemente sobre las olas, mientras que con su pico largo y
delgado, chasqueaba fuertes gemidos. Llegando al cuerpo, mientras lo abrazaba con
sus alas, le daba fríos besos con el duro pico. Los dioses, ante esta muestra de profundo amor
conyugal los transformaron en aves, que pronto se acoplaron y fueron padres. Desde
entonces, cada invierno, durante catorce días de total calma, Alcyon (literalmente
“la que concibe en el mar”) se posa en su nido flotante que navega sobre un mar
feliz y tranquilo, porque Eolo, el padre de Alcyon, encadena los vientos. Los
navegantes, especialmente en los mares de Sicilia, aprovechan esos días para
navegar seguros y tienen al ave por mensajera de paz cuando revolotea sobre sus
naves.
“¿Eres el ave de los antiguos Que haces tu nido sobre la cuna del
abismo, Y con tu encanto, cuando el viento
y las olas se rebelan, Los pones a dormir?” William Howe Cuyler Hosmer
|
Para la época de
Shakespeare parece que los días del Alcyon se habían trasladado a noviembre,
más precisamente al día 11, dedicado a San Martín de Tours. En Henry VI dice el
poeta: “Saint Martin's summer, halcyon days”, porque en Inglaterra "St.
Martin's Summer" (verano de San Martín) se aplicaba a algunos días cálidos
en pleno otoño, algo así como nuestro “veranito de San Juan” (Harting, 1871).
Según Montaigne (1997) “Sus hembras no reconocen más macho que el suyo propio,
lo asisten toda la vida sin abandonarlo jamás; si llega a estar débil y
cascado, lo cargan sobre sus hombros llevándolos a todas partes y sirviéndolo
hasta la muerte”. Aparece entonces, como en el mito griego, el tema del amor
conyugal y las lamentaciones por el marido enfermo o fallecido (Gresseth,
1964). Algunos autores antiguos aplicaban el nombre Ceryle a los machos de las alciones, nombre que ha sido también
tomado por los zoólogos para otros géneros de estas aves, p.ej. Ceryle, Megaceryle (“el gran Ceryle”,
para el martín pescador grande).
El mar se calma cuando el alcyon hace su nido.
Manuscrito de Jacob van Maerlant, ca. 1350. Koninklijke Bibliotheek, Hague,
Netherlands. http://bestiary.ca/beasts/beastgallery240.htm#
Los antiguos
naturalistas, como Aristóteles, afirmaban que el martín pescador criaba en
invierno, haciendo su nido siete días antes del solsticio de invierno y poniendo
los huevos y criando sus pichones durante siete días después del mismo. El nido
era rojo y tenía forma de calabaza alargada con una entrada pequeña para que no
se metiera el agua del mar. Estaba construido en la costa, aunque Dionisio,
siguiendo la antigua leyenda, aseguraba que lo hacían flotando sobre el mar
(Arnott, 2007), y que estaba construido con huesos o escamas de peces. Para
D’Arcy Thompson (1895) el mito de Alcyon consta de dos partes: la
transformación y el anidar en el mar, y esta segunda parte estaría relacionada
con algún fenómeno astronómico, probablemente con la constelación de las
Pléyades, cuya principal estrella se llama Alcyone. Mientras que para Gresseth
(1964) se trata de un mito del renacimiento del sol tras haber alcanzado su
posición más austral en el cielo.
“Dios
calma y adormece a los vientos durante catorce días en invierno; y a este
interludio templado los humanos lo llaman la Estación Sagrada, cuando los
abismos acunan a la madre Alcyon y a su cría”. Simonides
(citado por Aristóteles) |
Alex
Mouchard
Agradecimiento: A Maru Castro por haberme llamado
la atención sobre esta ave tan especial.
zAillapán
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Rada, Hugo. 1989. Cuentos de Riberalta. Editorial Don Bosco. 186 pgs.
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