Gaviotas trazan signos de acero sobre la inmensidad.
Mañana gris –
Alfonsina Storni
Kelp Gull por Hans J.
Geuze
http://www.oogvoornatuur.com/pages/ne/nieuws/verschenen-publicaties/dutch-bird-painters/hans-j.-geuze.php
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Siendo un ave de las
costas marinas la gaviota cocinera no parece haber generado una mitología muy
importante entre los pueblos originarios, salvo como es lógico en los canoeros
fueguinos, como los yagan, los kawésqar y sus antecesores. Para los yagan las
gaviotas eran un ítem importante en su alimentación. Las cazaban con arco y
flecha, hondas y trampas de lazo. Además colectaban huevos y pichones, y éstos
eran criados como aves domésticas. Con sus huesos fabricaban utensilios y
cuentas para collares, y con su piel ornamentos.
También tenían
importancia mítica: el hombre sol-menor, Lem, era el padre de varias aves,
entre las que se encontraba la gaviota. En un relato de este pueblo, la gaviota
Quihuagu era una viuda que vivía con su bella hija. Quetela, el traro o
carancho, se enamoró de la madre y de la hija y se las llevó a vivir con él.
Pero los hermanos Huashénim, dos cormoranes negros, cortejaban a la joven que
no les correspondía por lo cual intentaron forzarla y finalmente la mataron.
Más tarde se reunieron los numerosos parientes de las gaviotas, mientras de
lejos los observaban los hermanos asesinos. Las gaviotas les tiraron piedras
con sus hondas pero no pudieron alcanzarlos. Entonces llamaron al hábil cazador
Omorra, quien para practicar lanzó varias piedras, abriendo así el canal de
Beagle y sus varias ramas. Finalmente, con más puntería, arrojó tres grandes piedras a los hermanos,
matándolos y quedando transformados en dos rocas llamadas "Los dos
ancianos", en el barranco de Lashahuaya, sobre la isla Hoste.
En el mundo mítico de los
kawésqar la qolák o gaviota, era
parte de los seres gigantes, monstruosos, que en los fiordos devoraron a toda
la población humana. Los sobrevivientes encontraron al Hijo del Canelo, que
sería después el héroe que mataría a todos los monstruos. En sus bailes
repetían el movimiento de las gaviotas y utilizaban tocados hechos con sus
plumas para representarlas. Fijaban dos alas de gaviotas sobre un casco hecho con la
piel del ave. A la piel le sacaban las plumas dejando sólo el plumón y con
ellas hacían adornos funerarios
Para los selknam de
Tierra del Fuego P’ota, una viuda con dos hermosos hijos, era la antepasada de
todas las gaviotas, vivían recluidos en un pequeño sector de la playa y
recibían ofrendas de alimentos de los pobladores. Por otro lado con la piel de
la gaviota (que ellos llamaban kaprrh)
confeccionaban una pequeña pelota para sus juegos llamada cháto. A pesar de que consideraban su carne dura y poco gustosa, en
las épocas de hambruna tenían un curioso método para cazarlas: hacían sangrar
la nariz sobre la nieve para atraerlas y atraparlas.
El nombre mapuche de la gaviota es kawkaw o
kürkür, y dio origen a los siguientes
topónimos en Chile: Cocauque (de kokaw:
gaviota grande, y ken: afirmativo) y
Caucahué (de kawkaw: gaviota grande y
we: lugar), Cai (= abundancia de gaviotas
o kaü), Caucahuapi (= isla donde hay
gaviotas). Y en Argentina: Pukaullu:
gaviotas (de kaull: gaviota, y pu: sufijo del plural), es un río que
desemboca en el lago Lácar y que daba nombre antiguamente a San Martín de los
Andes. Los mapuches utilizaban el cerebro de las gaviotas para tratar los
estados de melancolía.
El poblador Savino
Choqueña relata el origen de las gaviotas entre los aymara: “El hijo de la
anciana Puli y la hija del matrimonio Auquipuli se amaban pese a la oposición
de sus padres. Habiendo descuidado las cabras, a causa de su romance,
decidieron huir y se fueron cantando y bailando al cerro donde moraba el
espíritu tutelar Achachila. Allí los sorprendió una gran tormenta de viento,
lluvia y granizo. El dios de la montaña los perdonó, pero transformándolos en
gaviotas que habrían de comer pasto y arena, y que anunciarían las lluvias y
tempestades, danzando en el aire y cantando kiw,
kiw, kiw...”
Cuando llegaron a este
continente los españoles y portugueses, identificaron a las gaviotas con las
que conocían de Europa, especialmente en el caso de la cocinera con el Gavión (Larus marinus) y utilizaron el mismo
nombre de gaviota. Esta palabra deriva del latín gavia, que ya usaba Plinio para designar a estas aves: “Gaviae in petris nidificant” (= Las
gaviotas nidifican en las rocas]”. En España también se usó la forma paviota
hasta el siglo XVII. Con respecto al término “cocinera” no sabemos cuándo se
originó su uso. Probablemente es un uso rioplatense. La primera mención que
encontramos es de Eduardo Ladislao Holmberg en 1895. Hasta entonces se la
conocía con el nombre que le dio Félix de Azara, Gaviota grande (p. ej. Barrows
en 1883).
Algunos refranes y dichos
se refieren a ellas. “Apelar a las de gaviota” es, recurrir a las piernas,
escapar. Aunque las gaviotas no son aves corredoras. Con respecto a su
voracidad, Alfredo Ebelot dice: “En cuanto se anuncia una boleada, acuden todos
los haraganes de la región como gaviotas a la carneada”. Los pobladores del sur
de Chile creen que cuando las gaviotas graznan mucho, es porque viene una mala
pesca. Igualmente los kawésqar cuando veían volar a las gaviotas muy alto
sabían que se acercaba el mal tiempo.
Acrobacia aérea de
gaviotas. Vuelan tan a ras del agua, que se les humedecerán las patas. A
veces rayan las olas con la punta de las alas, tal vez para quitarse la
pintura negra con que están manchadas en sus rémiges. Una, muy audaz, se
zambulle de improviso. Querrá blanquearse por entero. Sale al momento pero su
color no ha cambiado. Es firme. La naturaleza es muy buena tintorera. ¡Ya
comprendo! Se trata dé la gaviota cocinera. Ha pescado con pasmosa agilidad
alguna pequeña trucha descuidada. Elemento directo para su estómago. Porque
aunque viste como un buen «chef», ya
no cocina para nadie. Ni para ella. Tal vez sus antepasados ...
Isla Victoria - Lago Nahuel Huapí
Aves desde mi ventana
Andrés G. Giai (El
Hornero Vol. VIII – AOP - 1942)
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El puente y las gaviotas por Horacio Obaya
https://www.artelista.com/obra/1523125935826926-elpuenteylasgaviotas.html
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Para los poetas y
escritores la gaviota es una poderosa imagen de la libertad y la pureza con su
dominio del aire, su vuelo amplio y
errante, y su color blanco. Acá una breve selección:
Alza
una gaviota el vuelo,
Y
hacia la estrella remota,
Parece
que la gaviota
Fuera
hundiéndose en el cielo.
Quién
pudiera sobre el mar,
Como
la gaviota aquella,
Darse
al viento, dulce estrella,
Y
hacia ti volar, volar...
El ave marina –
Leopoldo Lugones
La
gaviota abrió con destreza
con
espuma, con estupor,
dos
direcciones peregrinas
y así
se mantuvo en el cielo
con
dos alas, dos claridades,
dos
secretarias de la luz
hasta
que voló, sin embargo,
hacia
el Este y hacia el Oeste,
hacia
el Norte y hacia la nieve,
hacia
la Luna y hacia el Sol.
Gaviota – Arte de
Pájaros – Pablo Neruda
Como un pañuelo que flota
en el adiós de los puertos,
sobre los mares desiertos
pasa lenta una gaviota.
Juan Burghi
Nadie
sabe por qué oscuro
mecanismo
las gaviotas
se
condensan como gotas
de
tiempo en estado puro.
Yo me
reúno con ellas
a la
orilla de la mar
y veo el
tiempo gotear
todo
borrado de huellas.
Gaviotas – Alberto
Cortez
Dos poemas del
panameño Ricardo Miró Denis:
Gaviotas
Desgranando
canciones o lamentos
las
gaviotas se van, ebrias de bruma,
¡
jirones del azul, flores de espuma
deshojadas
al aire por los vientos !......
Quizá
mañana, cuando el nuevo día
llene
de luz la inmensidad del cielo
dejarán
el cansancio de su vuelo
sobre
las costas de la patria mía.
Después,
cuando la llama de la Aurora
arda
en Oriente como inmensa pira
proseguirán
en su celeste gira
a
través de la mar murmuradora.
¿ A
dónde van ?... ¿ por qué ajan el armiño
de
sus alas ?.. . Qué anhelo las fustiga,
si
no han de hallar, después de su fatiga
ni
Patria, ni recuerdos, ni cariños
Tal
vez ignoran en su gira loca
que
si se suelta en ira el oleaje,
puede
clavar la flor de su plumaje
como
adorno en la cresta de una roca.
Pero
¿qué importa?... Y van con sus canciones
como
un himno de amor sobre el Océano
desdeñando,
en su orgullo soberano
de
gaviotas, países y naciones.......
¡ Quién
pudiera, con cantos o lamentos,
embriagarse
de cielos y de bruma,
jirones
del azul, flores de espuma
deshojadas
al aire por los vientos !.......
Así
mañana, cuando el nuevo día
llenara
con su luz el ancho cielo,
dejaría
el cansancio de mi vuelo
sobre
las costas de la Patria mía.
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La
última gaviota
Como
una franja temblorosa, rota
del
manto de la tarde, en raudo vuelo
se
esfuma la bandada por el cielo
buscando,
acaso, una ribera ignota.
Detrás,
muy lejos, sigue una gaviota
que
con creciente y pertinaz anhelo
va
de la soledad rasgando el velo
por
alcanzar la banda ya remota.
De
la tarde surgió la casta estrella,
y
halló siempre volando a la olvidada,
de
la rauda patrulla tras la huella.
Historia
de mi vida compendiada,
porque
yo soy, cual la gaviota aquella,
ave
dejada atrás por la bandada.
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Sello postal - República de Uruguay |
Juan Bosch fue
encarcelado en 1934 por conspirar contra la dictadura de Rafael Trujillo, en la
República Dominicana. En esa situación, alejado de su novia, escribió esta
poesía, “Anhelos”, que luego musicalizó
su compañero de prisión Julio Gautreux:
Junto
a la reja de mi blanca celda
el mar
despeina su melena azul.
Veo
como se alza la gaviota
y
vuela como afanosa de volverse luz,
como
afanosa, como afanosa, de volverse luz.
Indecible
anhelo de tener las alas,
del
ave grácil que se eleva así.
Desentumirlas,
levantar el vuelo,
cruzar
los aires y llegar a ti,
cruzar
los aires y llegar a ti.
Otra canción, con letra del
argentino Julio Huasi y música del chileno Eduardo Carrasco, que la incluyó en
el repertorio de su grupo Quilapayún:
La
Gaviota
Con tu
puñal desatado
Abriendo
la inmensidad
Te
pareces demasiado,'
Gaviota,
a la libertad.
Quiero
seguirte en el vuelo,
Gaviota,
si me dejas;
Ya nos
robaron el cielo
Será
muy duro volar.
El
gringo roba hasta el aire
Roba
la tierra y el mar
Y una
garúa de sangre
Nos
moja sin acabar;
Hay
que matar esa nube
Con
una gran tempestad
Para
romper la costumbre
Gaviota,
de lagrimear.
En las
orillas de América
Eres
la dueña del mar
Yo soy
esclavo en mi tierra
Mi
continente sin pan,
La
sangre sigue cayendo,
Gaviota,
sobre los dos,
El
yankee ríe por dentro,
Gaviota,
parémoslo.
Con tu
armamento de espumas
Con mi
puñal vengador
Con su
balazo la luna
Con el
gatillo del sol
Hay
que matar esa historia
Con un
disparo final
Para
que lluevan auroras
Sobre
mi tierra y tu mar.
Chapman,
Anne – s/f- Fin de un Mundo. Los selknam de Tierra del fuego. Taller
Experimental Cuerpos Pintados.
Ebelot,
Alfredo – 1915- La Pampa. Buenos-Aires: Joseph Escary Editor.
Emperaire,
Joseph -2002- Los Nómades del Mar. Ediciones Lom: Chile.
González
Fulle, Beatriz –(2016)- Propuesta Pedagógica a partir de la exposición “Los
espíritus de la Patagonia Austral”. Editores: Diego Álamos Mekis y Pablo
Mendoza Topaz (Ediciones del Desierto).
Keller
Rueff, Carlos -1972- Mitos y Leyendas de
Chile. Santiago de Chile :Editorial Jerónimo de Vivar Cooperativa de Ediciones
Ltda.
Lothrop, Samuel Kirkland – 1928- The Indians of Tierra
del Fuego. New York :Museum of the American Indian, Heye Foundation.
Quispe Chambi, Edgar – 2004- Traducción de Cuentos y
Tradiciones Orales en Aimara. Puno (Perú) :Instituto del Bien Común. Academia Peruana de la Lengua Aymara - APLA.
ALEX
MOUCHARD
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