"Cuando se hace la historia de un animal, es inútil e imposible tratar de elegir entre el oficio del naturalista y el del compilador: es necesario recoger en una única forma del saber todo lo que ha sido visto y oído, todo lo que ha sido relatado por la naturaleza o por los hombres, por el lenguaje del mundo, de las tradiciones o de los poetas".

Michel Foucault-Las palabras y las cosas


jueves, 24 de enero de 2019

LA GAVIOTA EN LAS CULTURAS





      
    
    
     Gaviotas trazan signos de acero sobre la inmensidad.
    
     Mañana gris – Alfonsina Storni




Kelp Gull por  Hans J. Geuze

http://www.oogvoornatuur.com/pages/ne/nieuws/verschenen-publicaties/dutch-bird-painters/hans-j.-geuze.php




Siendo un ave de las costas marinas la gaviota cocinera no parece haber generado una mitología muy importante entre los pueblos originarios, salvo como es lógico en los canoeros fueguinos, como los yagan, los kawésqar y sus antecesores. Para los yagan las gaviotas eran un ítem importante en su alimentación. Las cazaban con arco y flecha, hondas y trampas de lazo. Además colectaban huevos y pichones, y éstos eran criados como aves domésticas. Con sus huesos fabricaban utensilios y cuentas para collares, y con su piel ornamentos.

También tenían importancia mítica: el hombre sol-menor, Lem, era el padre de varias aves, entre las que se encontraba la gaviota. En un relato de este pueblo, la gaviota Quihuagu era una viuda que vivía con su bella hija. Quetela, el traro o carancho, se enamoró de la madre y de la hija y se las llevó a vivir con él. Pero los hermanos Huashénim, dos cormoranes negros, cortejaban a la joven que no les correspondía por lo cual intentaron forzarla y finalmente la mataron. Más tarde se reunieron los numerosos parientes de las gaviotas, mientras de lejos los observaban los hermanos asesinos. Las gaviotas les tiraron piedras con sus hondas pero no pudieron alcanzarlos. Entonces llamaron al hábil cazador Omorra, quien para practicar lanzó varias piedras, abriendo así el canal de Beagle y sus varias ramas. Finalmente, con más puntería,  arrojó tres grandes piedras a los hermanos, matándolos y quedando transformados en dos rocas llamadas "Los dos ancianos", en el barranco de Lashahuaya, sobre la isla Hoste.


En el mundo mítico de los kawésqar la qolák o gaviota, era parte de los seres gigantes, monstruosos, que en los fiordos devoraron a toda la población humana. Los sobrevivientes encontraron al Hijo del Canelo, que sería después el héroe que mataría a todos los monstruos. En sus bailes repetían el movimiento de las gaviotas y utilizaban tocados hechos con sus plumas para representarlas. Fijaban dos alas de gaviotas sobre un casco hecho con la piel del ave. A la piel le sacaban las plumas dejando sólo el plumón y con ellas hacían adornos funerarios


Para los selknam de Tierra del Fuego P’ota, una viuda con dos hermosos hijos, era la antepasada de todas las gaviotas, vivían recluidos en un pequeño sector de la playa y recibían ofrendas de alimentos de los pobladores. Por otro lado con la piel de la gaviota (que ellos llamaban kaprrh) confeccionaban una pequeña pelota para sus juegos llamada cháto. A pesar de que consideraban su carne dura y poco gustosa, en las épocas de hambruna tenían un curioso método para cazarlas: hacían sangrar la nariz sobre la nieve para atraerlas y atraparlas.

 El nombre mapuche de la gaviota es kawkaw o kürkür,  y dio origen a los siguientes topónimos en Chile: Cocauque (de kokaw: gaviota grande, y ken: afirmativo) y Caucahué (de kawkaw: gaviota grande y we: lugar), Cai (= abundancia de gaviotas o kaü), Caucahuapi (= isla donde hay gaviotas).  Y en Argentina: Pukaullu: gaviotas (de kaull: gaviota, y pu: sufijo del plural), es un río que desemboca en el lago Lácar y que daba nombre antiguamente a San Martín de los Andes. Los mapuches utilizaban el cerebro de las gaviotas para tratar los estados de melancolía.

El poblador Savino Choqueña relata el origen de las gaviotas entre los aymara: “El hijo de la anciana Puli y la hija del matrimonio Auquipuli se amaban pese a la oposición de sus padres. Habiendo descuidado las cabras, a causa de su romance, decidieron huir y se fueron cantando y bailando al cerro donde moraba el espíritu tutelar Achachila. Allí los sorprendió una gran tormenta de viento, lluvia y granizo. El dios de la montaña los perdonó, pero transformándolos en gaviotas que habrían de comer pasto y arena, y que anunciarían las lluvias y tempestades, danzando en el aire y cantando kiw, kiw, kiw...”

Cuando llegaron a este continente los españoles y portugueses, identificaron a las gaviotas con las que conocían de Europa, especialmente en el caso de la cocinera con el Gavión (Larus marinus) y utilizaron el mismo nombre de gaviota. Esta palabra deriva del latín gavia, que ya usaba Plinio para designar a estas aves: “Gaviae in petris nidificant” (= Las gaviotas nidifican en las rocas]”. En España también se usó la forma paviota hasta el siglo XVII. Con respecto al término “cocinera” no sabemos cuándo se originó su uso. Probablemente es un uso rioplatense. La primera mención que encontramos es de Eduardo Ladislao Holmberg en 1895. Hasta entonces se la conocía con el nombre que le dio Félix de Azara, Gaviota grande (p. ej. Barrows en 1883).

Algunos refranes y dichos se refieren a ellas. “Apelar a las de gaviota” es, recurrir a las piernas, escapar. Aunque las gaviotas no son aves corredoras. Con respecto a su voracidad, Alfredo Ebelot dice: “En cuanto se anuncia una boleada, acuden todos los haraganes de la región como gaviotas a la carneada”. Los pobladores del sur de Chile creen que cuando las gaviotas graznan mucho, es porque viene una mala pesca. Igualmente los kawésqar cuando veían volar a las gaviotas muy alto sabían que se acercaba el mal tiempo.




Acrobacia aérea de gaviotas. Vuelan tan a ras del agua, que se les humedecerán las patas. A veces rayan las olas con la punta de las alas, tal vez para quitarse la pintura negra con que están manchadas en sus rémiges. Una, muy audaz, se zambulle de improviso. Querrá blanquearse por entero. Sale al momento pero su color no ha cambiado. Es firme. La naturaleza es muy buena tintorera. ¡Ya comprendo! Se trata dé la gaviota cocinera. Ha pescado con pasmosa agilidad alguna pequeña trucha descuidada. Elemento directo para su estómago. Porque aunque  viste como un buen «chef», ya no cocina para nadie. Ni para ella. Tal vez sus antepasados ...
    
     Isla Victoria - Lago Nahuel Huapí
Aves desde mi ventana
Andrés G. Giai (El Hornero Vol. VIII – AOP - 1942)



    

El puente y las gaviotas por Horacio Obaya

https://www.artelista.com/obra/1523125935826926-elpuenteylasgaviotas.html




Para los poetas y escritores la gaviota es una poderosa imagen de la libertad y la pureza con su dominio del aire,  su vuelo amplio y errante, y su color blanco. Acá una breve selección:

Alza una gaviota el vuelo,
Y hacia la estrella remota,
Parece que la gaviota
Fuera hundiéndose en el cielo.

Quién pudiera sobre el mar,
Como la gaviota aquella,
Darse al viento, dulce estrella,
Y hacia ti volar, volar...

     El ave marina – Leopoldo Lugones


    
La gaviota abrió con destreza
con espuma, con estupor,
dos direcciones peregrinas
y así se mantuvo en el cielo
con dos alas, dos claridades,
dos secretarias de la luz
hasta que voló, sin embargo,
hacia el Este y hacia el Oeste,
hacia el Norte y hacia la nieve,
hacia la Luna y hacia el Sol.
    
     Gaviota – Arte de Pájaros – Pablo Neruda
    


Como un pañuelo que flota
en el adiós de los puertos,
sobre los mares desiertos
pasa lenta una gaviota.

Juan Burghi




Nadie sabe por qué oscuro
mecanismo las gaviotas
se condensan como gotas
de tiempo en estado puro.

Yo me reúno con ellas
a la orilla de la mar
y veo el tiempo gotear
todo borrado de huellas.
    
     Gaviotas – Alberto Cortez
    






     Dos poemas del panameño Ricardo Miró Denis: 



Gaviotas



Desgranando canciones o lamentos
las gaviotas se van, ebrias de bruma,
¡ jirones del azul, flores de espuma
deshojadas al aire por los vientos !......

Quizá mañana, cuando el nuevo día
llene de luz la inmensidad del cielo
dejarán el cansancio de su vuelo
sobre las costas de la patria mía.

Después, cuando la llama de la Aurora
arda en Oriente como inmensa pira
proseguirán en su celeste gira
a través de la mar murmuradora.

¿ A dónde van ?... ¿ por qué ajan el armiño
de sus alas ?.. . Qué anhelo las fustiga,
si no han de hallar, después de su fatiga
ni Patria, ni recuerdos, ni cariños

Tal vez ignoran en su gira loca
que si se suelta en ira el oleaje,
puede clavar la flor de su plumaje
como adorno en la cresta de una roca.

Pero ¿qué importa?... Y van con sus canciones
como un himno de amor sobre el Océano
desdeñando, en su orgullo soberano
de gaviotas, países y naciones.......

¡ Quién pudiera, con cantos o lamentos,
embriagarse de cielos y de bruma,
jirones del azul, flores de espuma
deshojadas al aire por los vientos !.......

Así mañana, cuando el nuevo día
llenara con su luz el ancho cielo,
dejaría el cansancio de mi vuelo
sobre las costas de la Patria mía.









La última gaviota


Como una franja temblorosa, rota
del manto de la tarde, en raudo vuelo
se esfuma la bandada por el cielo
buscando, acaso, una ribera ignota.

Detrás, muy lejos, sigue una gaviota
que con creciente y pertinaz anhelo
va de la soledad rasgando el velo
por alcanzar la banda ya remota.

De la tarde surgió la casta estrella,
y halló siempre volando a la olvidada,
de la rauda patrulla tras la huella.

Historia de mi vida compendiada,
porque yo soy, cual la gaviota aquella,
ave dejada atrás por la bandada.





Sello postal - República de Uruguay



Juan Bosch fue encarcelado en 1934 por conspirar contra la dictadura de Rafael Trujillo, en la República Dominicana. En esa situación, alejado de su novia, escribió esta poesía, “Anhelos”,  que luego musicalizó su compañero de prisión Julio Gautreux:


Junto a la reja de mi blanca celda
el mar despeina su melena azul.
Veo como se alza la gaviota
y vuela como afanosa de volverse luz,
como afanosa, como afanosa, de volverse luz.

Indecible anhelo de tener las alas,
del ave grácil que se eleva así.
Desentumirlas, levantar el vuelo,
cruzar los aires y llegar a ti,
cruzar los aires y llegar a ti.



Otra canción, con letra del argentino Julio Huasi y música del chileno Eduardo Carrasco, que la incluyó en el repertorio de su grupo Quilapayún:


La Gaviota

Con tu puñal desatado
Abriendo la inmensidad
Te pareces demasiado,'
Gaviota, a la libertad.

Quiero seguirte en el vuelo,
Gaviota, si me dejas;
Ya nos robaron el cielo
Será muy duro volar.

El gringo roba hasta el aire
Roba la tierra y el mar
Y una garúa de sangre
Nos moja sin acabar;
Hay que matar esa nube
Con una gran tempestad
Para romper la costumbre
Gaviota, de lagrimear.

En las orillas de América
Eres la dueña del mar
Yo soy esclavo en mi tierra
Mi continente sin pan,
La sangre sigue cayendo,
Gaviota, sobre los dos,
El yankee ríe por dentro,
Gaviota, parémoslo.

Con tu armamento de espumas
Con mi puñal vengador
Con su balazo la luna
Con el gatillo del sol
Hay que matar esa historia
Con un disparo final
Para que lluevan auroras
Sobre mi tierra y tu mar.






Chapman, Anne – s/f- Fin de un Mundo. Los selknam de Tierra del fuego. Taller Experimental Cuerpos Pintados.

Ebelot, Alfredo – 1915- La Pampa. Buenos-Aires: Joseph Escary Editor.

Emperaire, Joseph -2002- Los Nómades del Mar. Ediciones Lom: Chile.


González Fulle, Beatriz –(2016)- Propuesta Pedagógica a partir de la exposición “Los espíritus de la Patagonia Austral”. Editores: Diego Álamos Mekis y Pablo Mendoza Topaz (Ediciones del Desierto).

Keller Rueff, Carlos -1972-  Mitos y Leyendas de Chile. Santiago de Chile :Editorial Jerónimo de Vivar Cooperativa de Ediciones Ltda.

Lothrop, Samuel Kirkland – 1928- The Indians of Tierra del Fuego. New York :Museum of the American Indian, Heye Foundation.

Quispe Chambi, Edgar – 2004- Traducción de Cuentos y Tradiciones Orales en Aimara. Puno (Perú) :Instituto del Bien Común.  Academia Peruana de la Lengua Aymara - APLA.   



ALEX MOUCHARD

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