"Cuando se hace la historia de un animal, es inútil e imposible tratar de elegir entre el oficio del naturalista y el del compilador: es necesario recoger en una única forma del saber todo lo que ha sido visto y oído, todo lo que ha sido relatado por la naturaleza o por los hombres, por el lenguaje del mundo, de las tradiciones o de los poetas".

Michel Foucault-Las palabras y las cosas


sábado, 15 de marzo de 2014

EL COLORADO QUE LLEGÓ DEL NORTE - CIERVO COLORADO (Cervus elaphus)

Introducción y asilvestramiento del ciervo colorado (Cervus elaphus) en el territorio argentino


Dibujo de Wilhelm Kuhnert en Lydekker, Richard - Animal portraiture - 
Russell E. Train Africana Collection 
http://www.biodiversitylibrary.org/

Los ciervos siempre han sido un atractivo para el hombre debido a la belleza y elegancia de sus formas y cornamentas, y pronto se convirtieron en una de las piezas preferidas para la práctica de la caza mayor. Por ello, desde tiempos lejanos, se intentó trasladar  ciertas especies consideradas emblemáticas desde sus lugares de origen a otras tierras apartadas para proveerlas de esas especies. En tal sentido el territorio argentino fue receptor generoso  de varios  cérvidos foráneos con distintos resultados en la adaptación y subsistencia de los planteles.


Esta aventura constituye una interesante historia de complicados traqueteos trayendo ejemplares al puerto de Buenos Aires, desde Europa generalmente, para luego ser conducidos a distintos campos y pronto nuevos traslados a estancias de otras provincias y así sucesivamente. Actualmente encontramos, para nuestra sorpresa, varias especies en distintas provincias de la Argentina que viven en estado silvestre y, obviamente, también en cotos cerrados.


Nos referiremos en estas líneas al ciervo colorado (Cervus elaphus), considerado el cérvido por antonomasia y el más buscado por los cazadores de todo el mundo a causa de su espectacular cornamenta, la misma que, sumada a la hermosa tonalidad alazán de su pelaje, le otorga una belleza singular.


 

Dibujo de Jacques E. De Seve en Leclerc, Comte de Buffon,
HISTOIRE NATURELLE, GÉNÉRALE ET PARTICULIÈRE. Tome Sixième.Paris, 1749.

El primer paso exitoso en la introducción de ejemplares ocurrió con un plantel traído al país por el estanciero  Pedro Olegario Luro entre los años 1904 y 1906, provenientes  en parte del condal de Schönborn en los Cárpatos y  otro tanto de la región montañosa de Marau de Corintia (Kärnten), Austria, interviniendo en la exportación la firma especializada Julios Mohr. Los ejemplares que procedían de los  Montes Cárpatos venían señalados en las orejas indicando su noble origen (Chebez y Rodríguez, 2013,  En prensa).

Luro los instala en su estancia San Huberto (hoy Parque Luro), provincia de La Pampa, y pese al alambrado perimetral de cierta consistencia lograron hacer una abertura y se dispersaron en un ambiente que les fue apto para su pronto desarrollo.


Por otra parte, hay información que entre los años 1902 y 1911, al señor Aarón  Anchorena, estanciero descendiente directo de Tomas Manuel de Anchorena, destacada figura patricia de la Independencia Argentina, introdujo ejemplares en la isla Victoria, dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi, lugar en el que se adaptó perfectamente, siendo entre todos los  cérvidos llevados a la isla, el que mejor prosperó.


Entre 1917 y 1922 otro estanciero, Roberto Hohman, trasladó ejemplares desde La Pampa -Estancia San Huberto- hacia Neuquén –estancia Collun-Có-, donde se expandieron notablemente hacia el sur ocupando sectores de los Andes Patagónicos de las provincias de Río Negro y Chubut. Se mencionan otras importaciones de menor magnitud en  1916 y entre los años 1941 y 1943.


También se llevaron ejemplares a la provincia de Tucumán en el año 1973, a instancias del Club de Caza Yastay, con resultado menos favorable que en la región sur, aunque actualmente se hace referencia a avistajes de ejemplares en las Sierras del Aconquija  y adyacencias.


Como si lo comentado hasta el momento fuera poco, a la Isla de  los Estados, Tierra del Fuego, también fueron llevados ciervos colorados en 1973, y en 1988 se los continuaba observando (Fabbro, 1989) por lo que hay algunas manadas adaptadas en aquella apartada isla. Se corre el riesgo que ocupen la isla grande de Tierra del Fuego porque se los ve en la parte chilena de la misma.


 
Brehm's Life of animals. Vol 1, Mammalia. Brehm, A E, Haacke, W, Pechuël-Loesche, E, Schmidtlein, Richard. Chicago :Marquis,1895. http://www.biodiversitylibrary.org/


Con menos detalles de las estancias receptoras y los nombres de los difusores de esta especie de hobby, hoy se los ve también en campos de la provincia de Buenos Aires, habiéndose iniciado el traslado y la suelta por primera vez en las sierras las Sierras de la Ventana y Cura Malal. En la actualidad la especie comentada se encuentra confinada o silvestre en los partidos de: General Alvear, Tandil, Chascomús, Bolívar, Carlos Pellegrini, Adolfo Alsina, Coronel Dorrego, Saavedra, Tornquist, Puán, y posiblemente Villarino (Chebez y Rodríguez, op. cit.).


En San Luis el ciervo colorado fue introducido a mediados del siglo XX por la familia Cullén y hoy está disperso en varios sectores como fauna silvestre. A estos ejemplares luego se sumaron los que se dispersaron desde el núcleo pampeano al extremo sur de San Luis, hasta la zona de Nueva Galia. También en la Estancia Don Roberto, en la zona al sur de Batavia, entre Buena Esperanza y Unión, hay un plantel considerable pero destinados a su  explotación comercial.


En Mendoza el ciervo colorado se encuentra en el sector sudoeste provincial, fruto de la expansión hacia el norte del antiguo núcleo neuquino.


Según una versión poco mencionada habría habido un primer intento fallido, en 1901 con la intervención de don Pedro Olegario Luro, con ejemplares de ciervos colorados llevados a una isla sobre el río Paraná o el río Uruguay, donde una crecida importante en 1905 habría puesto fin al plantel. 


Y como sabemos que los animales no reconocen las fronteras, el sur de Chile también posee grandes planteles entre la IX y la XI regiones, donde causa mucho daño al bosque nativo.


Pero, a todas estas importaciones, traslados y manipulaciones de la especie les faltaba  el “golpe de gracia”.  La pequeña historia - o subhistoria podríamos llamarla- comienza en  1927 cuando un incógnito alemán llamado Carl Adolf Vögel llega a Buenos Aires y se emplea como meritorio en una casa de exportación. Junto a un amigo recorre vastas zonas de la Argentina y queda hondamente  impresionado  por la belleza de la zona de los lagos cordilleranos de Neuquén.


Más tarde escribiría: “La Europa sobrepoblada se ha vuelto demasiado angosta. El hombre le quita lugar al animal. Pero descubrí que, a pesar de todo esto, aún queda lugar para el reino animal en esta tierra bendita cuando vi las enormes extensiones en la Argentina, casi inimaginables para el europeo”.


Luego de su primera estadía en la Argentina vuelve por casi tres décadas a su Europa natal donde adquiere mucha experiencia en el manejo de fauna junto al biólogo  Heinz Heck, creador y director del Parque Zoológico Hellabrunn, cerca de Munich, que para entonces fue uno de los zoológicos más destacados del mundo.


Dibujo de Friedrich Specht en Meyers Konversations-Lexikon 1897


Aproximadamente en 1960, Vögel regresa a la Argentina en calidad de Cónsul General, vende terrenos muy bien cotizados que había comprado en el barrio de Belgrano y adquiere las estancias neuquinas Lago Hermoso y Meliquina sumando unas 70.000 hectáreas entre ambas.


Se propuso crear en ellas un parque con todos los avances zootécnicos que se aplicaban en Europa. Su apasionada  voluntad lo llevaron a concretar la importación de nuevos ejemplares de ciervo colorado  de razas especiales- al menos tres entre 1965 y 1973- y además ejemplares de bisontes europeo (Bison bonasus), cabras montesas alpinas (Capra ibex) carneros de arrui a carnero de berbería (Ammotragus lervia), gamuzas (Rupicapra rupicapra), muflones (Ovis orientalis musimon), ciervos del Padre David  (Elaphurus davidianus) y gamos o ciervos dama (Dama dama) (Vögel, 1969).  Crea entonces el renombrado Parque Diana en 1963, sobre la orilla del lago Meliquina,  donde con instalaciones óptimas reúne en este famoso parque toda la  fauna mencionada.



Los traslados se realizaron parte en barco y otros ejemplares llegaron por vía aérea. En su libro titulado “Parque Diana, paraíso para animales silvestres en la Argentina” dice Vögel: “ Este nuevo mundo les ofrece a ellos y a sus descendientes espacio suficiente, mientras en Europa, su antigua patria, no tiene más posibilidades de vida. Todos estos animales han sido elegidos según un cierto plan con mucho empeño y con la utilización de grandes recursos, procedentes en la mayoría del Parque Hellabrunn de Munich..”. Y en otro párrafo expresa “Me parece un mandamiento innegable de la protección de la naturaleza llenar los pocos claros del mundo en animales de caza mayor con razas contemporáneas”.  Evidentemente Vögel no participaba de la idea del riesgo que implica la introducción de especies exóticas y su amigo Heinz Heck lo expresa abiertamente en un capítulo del nombrado libro.


Los ejemplares de ciervos que se desarrollaron en este ambiente alcanzaron valores como trofeos similares a los se obtienen en su tierra de origen, y esto provocó que cazadores de distintos países vengan a años tras año a cazar en temporada a los cotos de los Parques Nacionales Lanín y los Alerces, principalmente.


The American Cyclopaedia - George Ripley And Charles A. Dana. NY 1857-1866




Las únicas especies que prosperaron son los cérvidos, a saber: Axis axis, Dama dama, Cervus elaphus y Elaphurus davidianus con planteles muchísimo menores que las otras especies. Roberto Gazzari (1978) dice respecto a Cervus elaphus:  “hoy Parque Diana cuenta con un lote de machos importados y varios hijos nacidos allí, que constituyen según opinión de algunos expertos europeos visitantes, el mejor conjunto del mundo en un solo cercado” (coto). En otro párrafo de su trabajo “Fauna y caza en Neuquén” afirma que “el alemán Warner Rehage cazó en Parque Diana un ciervo de 253,21 puntos internacionales, que llevado a Europa y homologado, resultó ser el segundo trofeo del mundo después del cazado en Hungría en 1972 de 255 puntos, que fue record mundial“. Esto muestra que la misión que se había propuesto Carl Vögel  tuvo más énfasis en la mejora de los ejemplares de ciervo colorado y que ese cometido lo logró.


Los animales llegados desde Europa debieron amoldarse al nuevo ritmo estacional y respecto a los ciervos colorados comenta Vögel que “el ciervo colorado logró adaptarse a este cambio asombrosamente rápido. Así por ejemplo un ciervo colorado traído a Parque Diana en septiembre, es decir primavera patagónica, bramaba medio año después, en marzo, es decir en otoño patagónico, con toda fuerza como si hubiera nacido en Argentina y no en Baviera”.


Sería injusto no decir que Vögel menciona en sus relatos que preparaba espacios para especies nativas como el huemul,  el pudú y el guanaco, pero fuera de esta referencia no se dice otra cosa en cuanto a los logros en su recría, aunque si hay fotografías de esos animales en corrales especiales. Debemos saber además  que la introducción de especies tiene una larga historia, y es un  fenómeno complejo y heterogéneo que perjudica a las especies de flora y fauna nativas, extenso tema que escapa al tenor de este relato.


Muchos otros animales fueron traídos de distintas partes del mundo al territorio argentino.  Seguramente algunas otras historias de estas mudanzas podrán ser motivo de nuevas crónicas a la luz de lo narrado en nuestro libro “La fauna gringa” (en prensa), en coautoría con el fallecido Juan Carlos Chebez.



Gabriel  Omar  Rodríguez
marzo de 2014



Bibliografía consultada


Chebez, J. C.  y G. O. Rodríguez. 2014. La fauna gringa. Especies animales introducidas en la Argentina. V. Manzini y Fundación Félix de  Azara. En prensa.

Gazzari, R. 1978. Fauna y caza en Neuquén. Siringa Libros. Buenos Aires


Vögel, C. A.  1969. Parque Diana. Paraíso para animales silvestres en la Argentina. Editorial Transilvana,  Buenos Aires.

3 comentarios:

  1. Si interesa:

    Flueck WT, JM Smith-Flueck. 1993. On the introduced red deer (Cervus elaphus L., 1758) in Argentina: Distribution and tendencies. Zeitsch. Jagdwiss. 39(3):153-160.

    Flueck WT, JM Smith-Flueck, CM Naumann. 2003. The current distribution of red deer (Cervus elaphus) in southern Latin America. Europ. J. Wildl. Res. 49(2): 112-119.

    Flueck WT 2010. Exotic deer in southern Latin America: what do we know about impacts on native deer and on ecosystems? Biological Invasions 12:1909-1922.

    Flueck WT, JM Smith-Flueck. 2012. A review of introduced cervids in Chile. Animal Production Science 52(8):681–684.

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  2. Hola Deerlab, gracias por tu aporte. Saludos

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  3. Muy interesante. Gracias por el relato. Saludos

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