Introducción y asilvestramiento del ciervo colorado (Cervus elaphus) en el territorio argentino
Dibujo de Wilhelm Kuhnert en Lydekker, Richard - Animal portraiture -
Russell E. Train Africana Collection
http://www.biodiversitylibrary.org/
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Los ciervos
siempre han sido un atractivo para el hombre debido a la belleza y elegancia de
sus formas y cornamentas, y pronto se convirtieron en una de las piezas
preferidas para la práctica de la caza mayor. Por ello, desde tiempos lejanos,
se intentó trasladar ciertas especies
consideradas emblemáticas desde sus lugares de origen a otras tierras apartadas
para proveerlas de esas especies. En tal sentido el territorio argentino fue
receptor generoso de varios cérvidos foráneos con distintos resultados en
la adaptación y subsistencia de los planteles.
Esta aventura
constituye una interesante historia de complicados traqueteos trayendo
ejemplares al puerto de Buenos Aires, desde Europa generalmente, para luego ser
conducidos a distintos campos y pronto nuevos traslados a estancias de otras
provincias y así sucesivamente. Actualmente encontramos, para nuestra sorpresa,
varias especies en distintas provincias de la Argentina que viven en
estado silvestre y, obviamente, también en cotos cerrados.
Nos
referiremos en estas líneas al ciervo colorado (Cervus elaphus), considerado el cérvido por antonomasia y el más
buscado por los cazadores de todo el mundo a causa de su espectacular
cornamenta, la misma que, sumada a la hermosa tonalidad alazán de su pelaje, le
otorga una belleza singular.
Dibujo de Jacques E. De Seve en Leclerc, Comte de Buffon, HISTOIRE NATURELLE, GÉNÉRALE ET PARTICULIÈRE. Tome Sixième.Paris, 1749. |
El primer
paso exitoso en la introducción de ejemplares ocurrió con un plantel traído al país
por el estanciero Pedro Olegario Luro
entre los años 1904 y 1906, provenientes
en parte del condal de Schönborn en los Cárpatos y otro tanto de la región montañosa de Marau de
Corintia (Kärnten), Austria, interviniendo en la exportación la firma especializada
Julios Mohr. Los ejemplares que procedían de los Montes Cárpatos venían señalados en las
orejas indicando su noble origen (Chebez y Rodríguez, 2013, En prensa).
Luro los
instala en su estancia San Huberto (hoy Parque Luro), provincia de La Pampa, y
pese al alambrado perimetral de cierta consistencia lograron hacer una abertura
y se dispersaron en un ambiente que les fue apto para su pronto desarrollo.
Por otra
parte, hay información que entre los años 1902 y 1911, al señor Aarón Anchorena, estanciero descendiente directo de Tomas Manuel de Anchorena, destacada figura patricia de la Independencia Argentina,
introdujo ejemplares en la isla Victoria, dentro del Parque Nacional Nahuel
Huapi, lugar en el que se adaptó perfectamente, siendo entre todos los cérvidos llevados a la isla, el que mejor
prosperó.
Entre 1917 y
1922 otro estanciero, Roberto Hohman, trasladó ejemplares desde La Pampa -Estancia San Huberto-
hacia Neuquén –estancia Collun-Có-, donde se expandieron notablemente hacia el
sur ocupando sectores de los Andes Patagónicos de las provincias de Río Negro y
Chubut. Se mencionan otras importaciones de menor magnitud en 1916 y entre los años 1941 y 1943.
También se
llevaron ejemplares a la provincia de Tucumán en el año 1973, a instancias del Club
de Caza Yastay, con resultado menos favorable que en la región sur, aunque
actualmente se hace referencia a avistajes de ejemplares en las Sierras del
Aconquija y adyacencias.
Como si lo comentado hasta el momento fuera poco, a la Isla de los Estados,
Tierra del Fuego, también fueron llevados ciervos colorados en 1973, y en 1988
se los continuaba observando (Fabbro, 1989) por lo que hay algunas manadas
adaptadas en aquella apartada isla. Se corre el riesgo que ocupen la isla
grande de Tierra del Fuego porque se los ve en la parte chilena de la misma.
Con menos detalles de las estancias receptoras y los nombres de
los difusores de esta especie de hobby, hoy se los ve también en campos de la
provincia de Buenos Aires, habiéndose iniciado el traslado y la suelta por
primera vez en las sierras las Sierras de la Ventana y Cura Malal. En la actualidad la especie
comentada se encuentra confinada o silvestre en los partidos de: General
Alvear, Tandil, Chascomús, Bolívar, Carlos Pellegrini, Adolfo Alsina, Coronel
Dorrego, Saavedra, Tornquist, Puán, y posiblemente Villarino (Chebez y
Rodríguez, op. cit.).
En San Luis el ciervo colorado fue introducido a mediados del
siglo XX por la familia Cullén y hoy está disperso en varios sectores como
fauna silvestre. A estos ejemplares luego se sumaron los que se dispersaron
desde el núcleo pampeano al extremo sur de San Luis, hasta la zona de Nueva
Galia. También en la
Estancia Don Roberto, en la zona al sur de Batavia, entre
Buena Esperanza y Unión, hay un plantel considerable pero destinados a su explotación comercial.
En Mendoza el ciervo colorado se encuentra en el sector sudoeste provincial, fruto de la expansión hacia el norte del antiguo núcleo neuquino.
Según una versión poco mencionada habría habido un primer intento
fallido, en 1901 con la intervención de don Pedro Olegario Luro, con ejemplares
de ciervos colorados llevados a una isla sobre el río Paraná o el río Uruguay,
donde una crecida importante en 1905 habría puesto fin al plantel.
Y como sabemos que los animales no reconocen las fronteras, el
sur de Chile también posee grandes planteles
entre la IX y la XI regiones, donde causa mucho
daño al bosque nativo.
Pero, a todas estas importaciones, traslados y manipulaciones de
la especie les faltaba el “golpe de
gracia”. La pequeña historia - o
subhistoria podríamos llamarla- comienza en 1927 cuando un incógnito alemán llamado Carl
Adolf Vögel llega a Buenos Aires y se emplea como meritorio en una casa de
exportación. Junto a un amigo recorre vastas zonas de la Argentina y queda
hondamente impresionado por la belleza de la zona de los lagos
cordilleranos de Neuquén.
Más tarde escribiría: “La Europa sobrepoblada se ha vuelto demasiado
angosta. El hombre le quita lugar al animal. Pero descubrí que, a pesar de todo
esto, aún queda lugar para el reino animal en esta tierra bendita cuando vi las
enormes extensiones en la
Argentina , casi inimaginables para el europeo”.
Luego de su primera estadía en la Argentina vuelve por
casi tres décadas a su Europa natal donde adquiere mucha experiencia en el
manejo de fauna junto al biólogo Heinz
Heck, creador y director del Parque Zoológico Hellabrunn, cerca de Munich, que
para entonces fue uno de los zoológicos más destacados del mundo.
Dibujo
de Friedrich Specht en Meyers
Konversations-Lexikon 1897
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Aproximadamente en 1960, Vögel regresa a la Argentina en calidad
de Cónsul General, vende terrenos muy bien cotizados que había comprado en el
barrio de Belgrano y adquiere las estancias neuquinas Lago Hermoso y Meliquina
sumando unas 70.000
hectáreas entre ambas.
Se propuso crear en ellas un parque con todos los avances
zootécnicos que se aplicaban en Europa. Su apasionada voluntad lo llevaron a concretar la
importación de nuevos ejemplares de ciervo colorado de razas especiales- al menos tres entre 1965
y 1973- y además ejemplares de bisontes europeo (Bison bonasus), cabras montesas alpinas (Capra ibex) carneros de arrui a carnero
de berbería (Ammotragus
lervia), gamuzas (Rupicapra rupicapra),
muflones (Ovis orientalis musimon),
ciervos del Padre David (Elaphurus davidianus) y gamos o ciervos
dama (Dama dama) (Vögel, 1969). Crea entonces el renombrado Parque Diana en
1963, sobre la orilla del lago Meliquina, donde con instalaciones óptimas reúne en este
famoso parque toda la fauna mencionada.
Los traslados se realizaron parte en barco y otros ejemplares
llegaron por vía aérea. En su libro titulado “Parque Diana, paraíso para
animales silvestres en la
Argentina ” dice Vögel: “ Este nuevo mundo les ofrece a ellos
y a sus descendientes espacio suficiente, mientras en Europa, su antigua
patria, no tiene más posibilidades de vida. Todos estos animales han sido
elegidos según un cierto plan con mucho empeño y con la utilización de grandes
recursos, procedentes en la mayoría del Parque Hellabrunn de Munich..”. Y en
otro párrafo expresa “Me parece un mandamiento innegable de la protección de la
naturaleza llenar los pocos claros del mundo en animales de caza mayor con razas
contemporáneas”. Evidentemente Vögel no
participaba de la idea del riesgo que implica la introducción de especies exóticas
y su amigo Heinz Heck lo expresa abiertamente en un capítulo del nombrado
libro.
Los ejemplares de ciervos que se desarrollaron en este ambiente
alcanzaron valores como trofeos similares a los se obtienen en su tierra de
origen, y esto provocó que cazadores de distintos países vengan a años tras año
a cazar en temporada a los cotos de los Parques Nacionales Lanín y los Alerces,
principalmente.
The American Cyclopaedia - George Ripley And Charles A. Dana. NY 1857-1866 |
Las únicas especies que prosperaron son los cérvidos, a saber: Axis axis, Dama dama, Cervus elaphus y Elaphurus davidianus con planteles
muchísimo menores que las otras especies. Roberto Gazzari (1978) dice respecto
a Cervus elaphus: “hoy Parque Diana cuenta con un lote de
machos importados y varios hijos nacidos allí, que constituyen según opinión de
algunos expertos europeos visitantes, el mejor conjunto del mundo en un solo
cercado” (coto). En otro párrafo de su trabajo “Fauna y caza en Neuquén” afirma
que “el alemán Warner Rehage cazó en Parque Diana un ciervo de 253,21 puntos
internacionales, que llevado a Europa y homologado, resultó ser el segundo
trofeo del mundo después del cazado en Hungría en 1972 de 255 puntos, que fue
record mundial“. Esto muestra que la misión que se había propuesto Carl
Vögel tuvo más énfasis en la mejora de
los ejemplares de ciervo colorado y que ese cometido lo logró.
Los animales llegados desde Europa
debieron amoldarse al nuevo ritmo estacional y respecto a los ciervos colorados
comenta Vögel que “el ciervo colorado logró adaptarse a este cambio
asombrosamente rápido. Así por ejemplo un ciervo colorado traído a Parque Diana
en septiembre, es decir primavera patagónica, bramaba medio año después, en
marzo, es decir en otoño patagónico, con toda fuerza como si hubiera nacido en
Argentina y no en Baviera”.
Sería injusto no decir que Vögel menciona
en sus relatos que preparaba espacios para especies nativas como el
huemul, el pudú y el guanaco, pero fuera
de esta referencia no se dice otra cosa en cuanto a los logros en su recría,
aunque si hay fotografías de esos animales en corrales especiales. Debemos saber además que
la introducción de especies tiene una larga historia, y es un fenómeno complejo y heterogéneo que perjudica a las especies de
flora y fauna nativas, extenso tema que escapa al tenor de este relato.
Muchos otros animales fueron traídos de distintas partes del
mundo al territorio argentino.
Seguramente algunas otras historias de estas mudanzas podrán ser motivo
de nuevas crónicas a la luz de lo narrado en nuestro libro “La fauna gringa”
(en prensa), en coautoría con el fallecido Juan Carlos Chebez.
Gabriel Omar Rodríguez
marzo de 2014
Bibliografía
consultada
Chebez,
J. C. y G. O. Rodríguez. 2014. La fauna
gringa. Especies animales introducidas en la Argentina. V. Manzini y
Fundación Félix de Azara. En prensa.
Gazzari,
R. 1978. Fauna y caza en Neuquén. Siringa Libros. Buenos Aires
Vögel,
C. A. 1969. Parque Diana. Paraíso para
animales silvestres en la Argentina.
Editorial Transilvana,
Buenos Aires.
Si interesa:
ResponderBorrarFlueck WT, JM Smith-Flueck. 1993. On the introduced red deer (Cervus elaphus L., 1758) in Argentina: Distribution and tendencies. Zeitsch. Jagdwiss. 39(3):153-160.
Flueck WT, JM Smith-Flueck, CM Naumann. 2003. The current distribution of red deer (Cervus elaphus) in southern Latin America. Europ. J. Wildl. Res. 49(2): 112-119.
Flueck WT 2010. Exotic deer in southern Latin America: what do we know about impacts on native deer and on ecosystems? Biological Invasions 12:1909-1922.
Flueck WT, JM Smith-Flueck. 2012. A review of introduced cervids in Chile. Animal Production Science 52(8):681–684.
Hola Deerlab, gracias por tu aporte. Saludos
ResponderBorrarMuy interesante. Gracias por el relato. Saludos
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