EL OSO HORMIGUERO GRANDE (Myrmecophaga tridactyla)
“Yurumí
tu lugar en el mundo
del hombre que mata
la vida sembrada,
es tan frágil y esquivo
que duele.”
Yurumí
– chamamé de Antonio Tarragó Ros
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Brehm,
Alfred Edmund. – 1895 - Life of animals |
Pocos animales despiertan tanto la
curiosidad como el oso hormiguero grande o yurumí. Ello se debe a su extraño
aspecto que proviene de su superespecialización para alimentarse de hormigas.
Si el hombre hubiera desarrollado una máquina cazadora de hormigas, sin duda se
parecería mucho a este animal. De cráneo muy alargado, su boca, reducida a un
tubo por donde transcurre una lengua viscosa, es una trampa mortal para los insectos, su
agudísimo olfato le permite hallar su alimento y sus poderosas garras, capaces
para de abrir cualquier termitero u hormiguero por más dura que sea su pared.
Animal ya raro, pese a tener una amplia zona de distribución, afortunadamente
vuelve a aparecer en algunas regiones de donde había sido eliminado, pero por otro lado lo vemos sucumbir en las carreteras bajo las ruedas de
los vehículos. Exterminador de uno de
los grandes enemigos del hombre, debería merecer toda nuestra protección y por
eso nos proponemos develar su historia con los hombres.
Desde los primeros relatos de los
naturalistas se ve que lo confundían con su pariente el oso melero
(Myrmecophaga tetradactyla) y aún con el pequeñísimo serafín del platanar
(Cyclopes didactilus). Una de las
primeras referencias es la de Georg Marcgrave (1648) que anota el nombre
indígena brasilero de “tamanduá-guaçú”,
y el que le daban los holandeses de Brasil, “groote miereneter” (= “gran
comedor de hormigas”). Erróneamente creyó que era el mismo animal que los
congolenses denominaban “umbulu” (*) , pero lo dibujó con bastante precisión y
describió su anatomía y algunos rasgos
de su conducta: “Cuando come las hormigas, la extiende [la lengua] y la pone en
el hormiguero hasta que está llena de hormigas, que traga . . . Clava sus uñas
en los hormigueros de que se alimenta, a
pesar de que se adapta a alimentarse de
carne, aunque cortada en partes pequeñísimas”.
Dice que es un “animal poco activo, y lento al correr de manera que los
hombres pueden atraparlo en el campo con
las manos” , y refiere que el monje francés Claude d'Abbeville, que misionó
entre los indios tupinamba en la isla de Maranhao, fue el que registró el
nombre de “tamandoua” y “le atribuyó el tamaño de un caballo, no sé si de buena
fe”, cuando en realidad como dice Marcgrave tiene el tamaño de un “perro de
carnicero”.
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| TAMANDUA-GUAÇU
Marcgrave, George & Willem Piso - 1648- Historia Naturalis Brasiliae. Lugdun
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Las próximas noticias las aportó el
viajero inglés William Dampier quien encontró al hormiguero grande en las islas Sambaloes,
sobre las costas de Panamá: “Esta criatura se alimenta de hormigas; por lo
tanto siempre se la encuentra cerca de los hormigueros y caminos de hormigas.
Toma su comida así: pone su nariz bien contra la tierra, cerca del camino por
donde van las hormigas (de las que hay muchas en este país), y entonces pone su
lengua a través del camino; las hormigas van y vienen continuamente por su
camino y cuando llegan a la lengua se detienen y en dos o tres minutos la misma
esta toda cubierta de hormigas; lo cual al ser percibido por él, mete la lengua
adentro y se las come; y luego la saca de nuevo para atrapar más. Huele muy
fuerte a hormigas, y sabe mucho más fuerte aún, porque los he comido.”
Parece que el nombre de ursus
formicarius (= oso hormiguero) fue usado por primera vez por Gerolamo Cardano
en el siglo XVI, aunque no hay seguridad de que lo aplicara a esta misma
especie, muy poco conocida entonces en Europa. El padre Joseph Gumilla jesuita español que exploró la cuenca del río
Orinoco, a principios del s. XVIII nos dejó este relato: “Críase también en
aquellos territorios el oso hormiguero, que es el mejor bocado, especialmente
para los Indios Morcotes: es del tamaño de un perro de agua grande, peludo, y
su cola tan grande, y de cerdas tan largas, que alargando la extremidad de ella
hasta encima de su cabeza, cubre y defiende todo el cuerpo del Sol, y de los
aguaceros: sus pies y manos rematan cada una en tres uñas curvas, y tan
tenaces, que si el tigre, al dar el salto sobre él, se descuida, y le da algún
corto tiempo para recivirle entre sus brazos; es tan apretado el abrazo que le
da, y fixa en su cuerpo tan tenazmente las uñas, que allí perecen ambos. Yo
hallé sobre el peñón del Orinoco, llamado Marimaróta, aferrados un oso mediano
con una águila, ambos muertos y secos al rigor del Sol. En otra ocasión, yendo
con bastante comitiva, dimos con uno de estos osos: ocho ó diez perros, que
iban con nosotros, le acometieron con brío; pero el oso no se apuró: sentóse y
abiertos ambos brazos en forma de cruz, hizo cara á todos, sin que nadie se
atreviese à tocarle un pelo de su cuerpo . . . ¿Pues qué come, me dirán, ó de que se mantiene? Digo, que se va
de hormiguero en hormiguero, y por la puerta por donde salen y entran las
hormigas, introduce la lengua, tan larga como la trompa, en que la tenia
recogida: las hormigas se enojan, y muerden fuertemente aquella lengua, todas
quantas hallan blanco en que cebarse; y quando ya el oso siente la lengua
llena, la retira para dentro, y luego la vuelve á sacar limpia, y prosigue su pesquería
de hormigas, hasta saciar su hambre; y ésta es la causa porque se llama oso
hormiguero: y causa admiración quanto engordan estos animales con un
mantenimiento tan débil al parecer.”
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Tamandua guaçu brasiliensis es el ejemplar de abajo. El dibujo parece representar mejor al oso melero.
Albertus Seba -1734- Locupletissimi Rerum Naturalium Thesaurus – 4 vol.
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Albertus Seba, un zoólogo de gabinete,
se enredó con esa confusión que señalábamos al principio. Describió al Tamandua
Myrmecophaga Americana como “un animal que parece bastante común en las
Antillas. Hasta el momento ninguno de ellos ha sido traído de Oriente, ni
siquiera se ha oído hablar de ellos. Y estarían aún por descubrirse. . . Con
estas [uñas] rasga la tierra de los nidos de hormigas buscando engañarlas. Las
hormigas, según los textos, tanto las más pequeñas como las más grandes, sirven
a estos animales de alimento.” También lo describe bajo el nombre de Tamandua guaçu
brasiliensis o ursa furmicaria, indicando
que tiene solo tres dedos en los miembros anteriores, a diferencia de
los autores anteriores que contaban 4 dedos.
Esto llevó a Linné a darle el nombre que quedó para la nomenclatura
científica: Myrmecophaga tridactyla, es decir “comedor de hormigas de tres
dedos”, pues “vive de hormigas, insectos, cuyos nidos rompe con las garras”. Buffon señaló este error de Seba y Linné, originado quizás en que tres de los
cuatro dedos visibles tienen garras muy notables.
En 1766 agregaba Linné que “se cubre de
las moscas con su amplia cola y trepa a los árboles”, lo cual no resultó
cierto. Describió además otra especie: Myrmecophaga jubata, ( jubata = “con
crines”, en referencia a las que presenta en el lomo). Dice que tiene 4 dedos,
y “pasa el resto del día con la cabeza entre los brazos”. En realidad ambas
especies eran la misma, pero las referencias no comprobables de los viajeros
llevaban a estas confusiones a los zoólogos de museo al no haber aun suficiente
material de estudio.
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Le Tamanoir |
Grabado de Johann Schreber (Die Saugthiere) que copió las láminas de la obra de Buffon (Histoire Naturelle, Générale et Particuliére. Paris, 1749.) y las coloreó. Las láminas de Buffon son grabados monocromos de Jacques De Sève. Este dibujo mereció la siguiente crítica de Azara: “Por lo que hace a la estampa, es bien mala . . . como sacada de un despojo". |
Buffon, que habitualmente se nutre de
varios autores en sus descripciones, nos dice que “corren lentamente y con mas
torpeza que un puerco: atraviesan a nado ríos caudalosos, y entonces no es
difícil matarlos á palos. En los bosques se les mata á fusilazos, y no son muy
comunes, aunque los perros rehúsan darles caza. . . Se defiende y aun con
ventaja, de los animales más feroces, como son el Jaguar y el Cuguar [puma],
etc., despedazándolos con sus garras, en cuyos músculos y tendones tiene gran fuerza,
y mata muchos Perros, los cuales por esta razón no quieren acometerle. La gente
plebeya de Cayena come la carne de este animal, no obstante ser negra,
desabrida y magra.”
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Tamanduá en lucha con un yaguareté.
Grabado de autor desconocido. http://www.allposters.com/ |
Aquí surgen otros dos temas de polémica:
las peleas con el yaguareté y las calidades culinarias de la carne del yurumí.
Por mi parte recuerdo haber visto de chico una película en 8 mm y blanco y
negro, si mal no recuerdo de los Estudios Disney, donde se ve un yaguareté
intentando capturar sin éxito a un oso hormiguero que logra disuadirlo.
El jesuita Martin Dobrizhoffer realizó interesantes observaciones efectuadas
durante su estadía entre los indios abipones del Chaco argentino: él no come
indistintamente todas las hormigas junto
con sus huevos sino sólo las que los guaraníes llaman Cupís . . . por eso se las llama “del oso
hormiguero” . . . en carencia de éstas, se satisface con gusanitos, insectos
voladores, miel y carne desmenuzada. . . Los indios comen de su carne pero no
con gran placer. El tiene en lo demás fuerzas gigantescas. Atacado por el
tigre, lo recibe bien sea sentado, o bien, echado de espaldas con los brazos
abiertos y lo ahoga.” Nos dice también que de jóvenes se amansan pero casi
nadie los tiene porque comen mayormente hormigas “que hay que juntar
trabajosamente” y que los indios “cazan anualmente innúmeros de ellos”.
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YURUMI Brehm,
Alfred Edmund. – 1895 - Life of animals. Volume 1, Mammalia |
Florian Paucke, otro jesuita que misionó entre los mocovíes, dice que
“Los osos hormigueros (que tienen muy diferente aspecto que los osos en
nuestros países del Norte) vagan no raros por los bosques en este valle. . . Él camina y busca los grandes montículos
de hormigas removidos en alto, mete la lengua puntiaguda (la que él puede sacar
por más de una media vara para afuera de la dentadura) profundamente para
dentro de las aberturas o agujeros por donde entran y salen las hormigas.
Pronto se cuelgan las hormigas en todo derredor de la larga lengua redonda.
Cuando el animal nota que las hormigas ya están pegadas, retira su lengua y las
traga. Él hace esto hasta tanto él nota estar satisfecho.“ Los mocovíes como también lo hacían sus
parientes, los abipones, usaban las fuertes cerdas caudales del oso a manera de
peines, para lo cual arrancaban mechones de ellas y los unían a manera de
cepillos.
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Dibujo de Florian Paucke - Hacia allá y para acá |
Por propia experiencia indica que “su carne necesita ser asada o
hervida durante toda una noche”, porque cuando los indios le trajeron uno: “Me
alegré y creí poder tenerlo pronto asado. —No —dijeron mis indios — hoy no lo
comerás, hasta la madrugada tendrás que aguantar. Un mal consuelo para mi
estómago hambriento; tener que esperar aún por once o doce horas la comida.
Tuve paciencia y debí distraerme el hambre mediante el sueño. Lo mismo ocurrió
a mis indios, pues ellos pusieron el asado al fuego y esperaron hasta la mañana
aunque comenzaron a probar en varias veces pero no fue posible comer un solo
bocado. A la mañana temprano mis indios ya cortaron sus asados; yo quise probar
lo mismo pero aún no pude morder ni un solo bocado ni siquiera cortar sin
trabajo un pedazo del asado. Yo no pude hacer otra cosa que recortar la carne
en pedacitos los más menudos como si estuviera picada y comerla de este modo.
“Para su cofrade Sánchez Labrador, en cambio,
su carne “no es inferior a la de gordas terneras”. Como dice el refrán
“sobre gustos no hay nada escrito” y quizás todo dependa del hambre del
escritor.
Mello Pereira rescata un episodio de 1776, en que un oso hormiguero llegó a la corte española
proveniente de Buenos Aires. El encargado del correo, Manuel Basavilbaso, se lo
envió de regalo al rey Carlos III y “habiéndole visto S. M. em su mismo cuarto
y viendo lo manso que es, há mandado se lleve a ese Sitio [del Retiro] para que
le ponga em algún quarto, ó outro parage conveniente, y se le trate en comida y
em todo lo demás”. El viajero irlandés John Talbot Dillon, pudo verlo ya
embalsamado: “llamado por los españoles Oso Palmera . . .éste come carne,
cuando se la corta en trozos pequeños, hasta una cantidad de cuatro o cinco
libras.” Por esto de comer carne, incluso pensaron que se trataba de otra
especie diferente del oso hormiguero que solo comía hormigas. Siendo la dieta
inadecuada, el oso sólo sobrevivió hasta el 31 de enero de 1777: "Esta
mañana, se encontró muerto, en la Leonera de este Sítio, el oso ormíguero, que
enbiáron al Rey". Entonces se lo llevaron a Juan Bautista
Bru, al Real Gabinete, el cual lo empajó quedando expuesto al público. El rey
mandó hacerle una pintura que aún se conserva en el Museo de Historia Natural
de Madrid y que fue reproducida por Dillon en su libro. Es una imagen mucho más
exacta que las que se conocían hasta entonces y durante muchos años fue
reproducida como modelo de esta especie.
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El Osa Palmera de Buenos Ayres
Dillon, John Talbot, Sir -1782 - Travels through
Spain, with a view to illustrate the natural history and physical geography of
that Kingdon . . . London. R.
Baldwin.
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Veamos ahora al gran naturalista Félix
de Azara quien aportó mucha información valiosa sobre este animal que conoció
de primera mano. Dice que habita cerca de los esteros “porque allí abundan las
hormigas. También entra en los bosques sin trepar a los árboles, y es escaso”. Con respecto a sus virtudes medicinales dice
que “usan con buen efecto su gordura para curar las mataduras a los
caballos . . . Su carne pasa por buena
comida”. Y afirma que las hembras padecen una menstruación mensual “que parece
que les incomoda mucho.” Critica a Buffon, “que no ha visto a la bestia, sino a
su despojo”, especialmente porque cree en la vulgaridad de que se defiende del
yaguareté con los pies “quando son incapaces de tal cosa. Por fin le hace duro
para morir; y será así, si no le dan en la cabeza.”
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Cuvier, Georges – 1817-
Le règne animal distribué d'après son organisation. Paris.
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El famoso anatomista y zoólogo Frédéric
Cuvier, en varias de sus obras hizo referencia al oso hormiguero advirtiendo que los naturalistas no se ponían
de acuerdo sobre el número de especies que hay, pero él de acuerdo al material
estudiado ve que hay una especie pequeña de cola prensil y otra grande de cola
no prensil, además de que difieren en el numero de dedos. Los considera de
“marcha muy lenta y con facultades de inteligencia muy limitadas . . . La
principal alimentación del hormiguero, como lo hemos dicho, son las hormigas;
pero todos los insectos le convienen, y se asegura que se lo puede alimentar en
cautiverio con miga de pan, pedacitos de carne o de harina disuelta en agua, y
es así que se los ha traído a Europa.”
“Este animal vive siempre solo, y no se
reúne a su hembra más que en tiempo de los amores . . . Cuando un hombre lo encuentra lo puede cazar
como un animal domestico, sin que este animal monte en cólera; pero, una vez
sujeto, su humor se manifiesta por los violentos movimientos de la cola. En
fin, se lo puede vencer a golpes de palo con total seguridad y sin que él pueda
por ningún medio sustraerse a la muerte.”
Sir Robert Hermann Schomburgk naturalista y explorador británico, recorrió
Guyana en 1835, y recogió otras interesantes observaciones que muestran al
tamanduá no tan torpe como se lo creía:
“Corre con un trote peculiar y no es, como se lo ha descripto, lento en
sus movimientos y fácil de capturar, porque al perseguirlo mantiene a un
caballo a medio galope, y no se cansa fácilmente . . . Los movimientos de su
lengua, alternativamente saliendo y entrando, son tan rápidos que ya no
sorprende que un animal tan grande pueda saciar su apetito con insectos tan
diminutos.” Pero comprobó que no vive
sólo de hormigas ya que encontró un milpies en el estómago de uno de ellos y
tuvo a otro en cautiverio alimentándolo con carne picada. Luego describe la
valentía con que la madre defiende a su cría lanzando zarpazos con una u otra mano
e incluso colocándose de espaldas y golpeando con ambas manos. “Una persona muy
creíble me ha asegurado que el Jaguar encuentra difícil dominar al oso
hormiguero . . . Pasa frecuentemente que ambos combatientes quedan muertos en
el lugar”. Parece que puede abrir la panza del asaltante con la sorprendente
fuerza de sus garras aunque nunca lo creyó capaz de oponerse “al más feroz de
los animales americanos”.
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The Tamandua (Steadman, 1813) |
Un poblador al descubrir una madre con
su cría la persiguió a caballo “durante media hora” hasta que logró capturarla con un lazo y,
atrapada la cría, se la llevó a Schomburgk. Al principio la cría era muy arisca
y se ocultaba en un rincón oscuro, y al acercársele se defendía golpeando con
su mano. “Después de unos días, sin embargo, se acostumbró a su situación y una
mujer india lo tomó a su cargo para alimentarlo con leche y mandioca y a veces
termitas. Pronto mostró gran apego a ella, y la seguía como un perro”. Le
gustaba que lo acunaran en brazos y al bajarlo al suelo emitía un gemido suave
que si no se le llevaba el apunte se transformaba en un sonido áspero y
rechinante. Trepaba con mucha habilidad por las piernas del naturalista por lo
que supuso que en caso de necesidad treparía de la misma forma los árboles.
Lamentablemente pese a estos cuidados la cría murió.
Finalmente con respecto a su carne dice
que “es comida por muchas tribus nativas y también por los negros que
consideran la piel como un gran manjar”. Al respecto Brehm, quien fue uno de
los primeros autores en llamar la atención sobre la necesidad de proteger a los
osos hormigueros debido a la gran destrucción que hacen de hormigas y
termitas, señalaba que “hay campesinos
en Paraguay que creen que la piel es un remedio infalible para el lumbago y la
ciática y para ello la colocan bajo las sábanas”. A fines del s. XIX ya había
varios ejemplares en zoológicos europeos que vivieron varios años cautivos
alimentándose de yema de huevo, carne, leche y polenta. Su extraño aspecto
aterrorizaba a otros animales, especialmente a los monos, según nos cuenta
Brehm. Y es interesante lo que Richard Owen comenta sobre un ejemplar cautivo
en el zoo de Londres, el cual mató un conejo con sus garras y “lo despellejó
para olfatearlo y recuperar con su larga lengua la sustancia jugosa que
escapaba de las heridas que había producido en los tejidos del cuerpo de su
víctima”.
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Brehm,
Alfred Edmund. – 1895 - Life of animals |
En 1870 Ernest Menault escribió un libro
llamado L’intelligence des animaux (La inteligencia de los animales) y allí
dice que el oso hormiguero “a menudo es descripto como ‘estúpido’” (ver el
comentario anterior de Cuvier),
especialmente porque no puede correr rápido, pero eso es tan poco
razonable como decir que “los hombres son tontos porque no pueden volar”. Antes
bien “debemos admitir que el oso hormiguero usa sus herramientas especiales
bien, es decir con inteligencia” para procurarse su sustento. Para algunos zoólogos como Pierre Boitard,
“su vida es solitaria y triste . . .[pero] tan dormilón como es, el tamanduá no
deja de estar lleno de coraje, y se defiende con obstinación cuando lo atacan.
”
Henry Walter Bates, explorador del
Amazonas, se encontró cierta vez sin provisiones frescas y los nativos le
cazaron un tamanduá para comer. La carne fue hecha en estofado y “resultó muy
buena, con un sabor un poco similar al ganso”. Sin embargo los nativos de ese
lugar (Caripi, cerca de Belem). “no
probaron bocado, diciendo que no era adecuado para comer”. En una de estas
cacerías uno de los osos hirió gravemente a Atrevido, el perro favorito de los
cazadores.
En nuestra próxima entrada veremos
algunos aspectos culturales relacionados
con estos interesantes animales.
Alex Mouchard
Nota (*) – Como el oso hormiguero no existe en Africa, “umbulu”
podría ser el cerdo hormiguero – Orycteropus afer-, animal ecológicamente
equivalente. Pero también era frecuente que los animales enviados por los
naturalistas desde América hicieran escala en puertos africanos y allí podrían haber sido
conocidos y designados con nombres locales.
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REFERENCIAS
-Azara, F. de -1802 - Apuntamientos para la historia natural
de los quadrúpedos del Paragüay y Río de la Plata - Imprenta de la Viuda de
Ibarra, Madrid.
-Bates, Henry Walter – 1864- The Naturalist on the River
Amazons.
-Brehm, Alfred Edmund. – 1895 - Life of animals.
Volume 1, Mammalia.
-Buffon -1749 - Histoire Naturelle, Générale et
Particuliére, avec la Description du Cabinet du Roi. Tome Dixième. Imprimerie
Royale. Paris.
-Dampier, William - 1937[1691]- A New Voyage Round the World
- Adam & Charles Black – London.
-Cuvier, Georges – 1817- Le règne animal distribué d'après
son organisation : pour servir de base a l'histoire naturelle des animaux et
d'introduction a l'anatomie comparée . A Paris :Chez Déterville.
-Dobrizhoffer, Martin – 1967 [1784] - Historia de los
Abipones. Universidad Nacional del Nordeste. Resistencia (Chaco).
-Gumilla, Joseph – 1791 - Historia natural, civil y
geografica de las naciones situadas en las riveras del rio Orinoco.
-Linnæus, C. 1758. Systema naturæ per regna tria naturæ . .
. Holmiæ. (Salvius).
-Marcgrave, George & Willem Piso - 1648- Historia
Naturalis Brasiliae... Lugdun.
-Mello Pereira, Magnus Roberto de – 2013 - "Las cosas singulares de
piedras, animales, plantas": la formación y el funcionamiento de la red imperial
española de remesas centíficas en el Virreinato del Río de la Plata
- An. mus. paul. vol.21 no.1 São Paulo.
-Paucke, Florian – 2010 [c. 1767] - Hacia allá y para acá. -
1a ed. - Ministerio de Innovación y Cultura de la Provincia de Santa Fe.
-Sanchez Labrador, Jose – 1936- El Paraguay Cathólico. Viay
y Zona Editores, 251 páginas.
-Seba, Albertus – 1734 - Locupletissimi Rerum Naturalium
Thesaurus – 4 vol.
-Schomburgk, R. H. -1840 – Remarks on the Greater Ant-bear
(Myrmecophaga jubata) - Annals of natural history 4:202.
-Stedman, J. G. 1813. Narrative of a five years expedition
against the Revolted Negroes of Surinam, in Guiana, on the wild coast of South
America from the year 1772 to 1777. Vol II. London: J. Johnson.
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