"Cuando se hace la historia de un animal, es inútil e imposible tratar de elegir entre el oficio del naturalista y el del compilador: es necesario recoger en una única forma del saber todo lo que ha sido visto y oído, todo lo que ha sido relatado por la naturaleza o por los hombres, por el lenguaje del mundo, de las tradiciones o de los poetas".

Michel Foucault-Las palabras y las cosas


domingo, 23 de marzo de 2014

LA VIDA TRISTE Y SOLITARIA DEL TAMANDUA - OSO HORMIGUERO

EL OSO HORMIGUERO GRANDE (Myrmecophaga tridactyla)



 “Yurumí tu lugar en el mundo
del hombre que mata
la vida sembrada,
es tan frágil y esquivo
que duele.”

Yurumí – chamamé de Antonio Tarragó Ros

Brehm,  Alfred Edmund. – 1895 - Life of animals



Pocos animales despiertan tanto la curiosidad como el oso hormiguero grande o yurumí. Ello se debe a su extraño aspecto que proviene de su superespecialización para alimentarse de hormigas. Si el hombre hubiera desarrollado una máquina cazadora de hormigas, sin duda se parecería mucho a este animal. De cráneo muy alargado, su boca, reducida a un tubo por donde transcurre una lengua viscosa,  es una trampa mortal para los insectos, su agudísimo olfato le permite hallar su alimento y sus poderosas garras, capaces para de abrir cualquier termitero u hormiguero por más dura que sea su pared. Animal ya raro, pese a tener una amplia zona de distribución, afortunadamente vuelve a aparecer en algunas regiones de donde había sido eliminado,  pero por otro lado lo vemos  sucumbir en las carreteras bajo las ruedas de los vehículos.  Exterminador de uno de los grandes enemigos del hombre, debería merecer toda nuestra protección y por eso nos proponemos develar su historia con los hombres.


Desde los primeros relatos de los naturalistas se ve que lo confundían con su pariente el oso melero (Myrmecophaga tetradactyla) y aún con el pequeñísimo serafín del platanar (Cyclopes didactilus).  Una de las primeras referencias es la de Georg Marcgrave (1648) que anota el nombre indígena brasilero de “tamanduá-guaçú”,  y el que le daban los holandeses de Brasil, “groote miereneter” (= “gran comedor de hormigas”). Erróneamente creyó que era el mismo animal que los congolenses denominaban “umbulu” (*) , pero lo dibujó con bastante precisión y describió  su anatomía y algunos rasgos de su conducta: “Cuando come las hormigas, la extiende [la lengua] y la pone en el hormiguero hasta que está llena de hormigas, que traga . . . Clava sus uñas en los hormigueros de que se alimenta,  a pesar de que se adapta  a alimentarse de carne, aunque cortada en partes pequeñísimas”.  Dice que es un “animal poco activo, y lento al correr de manera que los hombres pueden atraparlo  en el campo con las manos” , y refiere que el monje francés Claude d'Abbeville, que misionó entre los indios tupinamba en la isla de Maranhao, fue el que registró el nombre de “tamandoua” y “le atribuyó el tamaño de un caballo, no sé si de buena fe”, cuando en realidad como dice Marcgrave tiene el tamaño de un “perro de carnicero”.


                                                                                                                                                                  TAMANDUA-GUAÇU
Marcgrave, George & Willem Piso - 1648- Historia Naturalis Brasiliae. Lugdun




Las próximas noticias las aportó el viajero inglés William Dampier quien encontró al  hormiguero grande en las islas Sambaloes, sobre las costas de Panamá: “Esta criatura se alimenta de hormigas; por lo tanto siempre se la encuentra cerca de los hormigueros y caminos de hormigas. Toma su comida así: pone su nariz bien contra la tierra, cerca del camino por donde van las hormigas (de las que hay muchas en este país), y entonces pone su lengua a través del camino; las hormigas van y vienen continuamente por su camino y cuando llegan a la lengua se detienen y en dos o tres minutos la misma esta toda cubierta de hormigas; lo cual al ser percibido por él, mete la lengua adentro y se las come; y luego la saca de nuevo para atrapar más. Huele muy fuerte a hormigas, y sabe mucho más fuerte aún, porque los he comido.”


Parece que el nombre de ursus formicarius (= oso hormiguero) fue usado por primera vez por Gerolamo Cardano en el siglo XVI, aunque no hay seguridad de que lo aplicara a esta misma especie, muy poco conocida entonces en Europa. El padre Joseph Gumilla  jesuita español que exploró la cuenca del río Orinoco, a principios del s. XVIII nos dejó este relato: “Críase también en aquellos territorios el oso hormiguero, que es el mejor bocado, especialmente para los Indios Morcotes: es del tamaño de un perro de agua grande, peludo, y su cola tan grande, y de cerdas tan largas, que alargando la extremidad de ella hasta encima de su cabeza, cubre y defiende todo el cuerpo del Sol, y de los aguaceros: sus pies y manos rematan cada una en tres uñas curvas, y tan tenaces, que si el tigre, al dar el salto sobre él, se descuida, y le da algún corto tiempo para recivirle entre sus brazos; es tan apretado el abrazo que le da, y fixa en su cuerpo tan tenazmente las uñas, que allí perecen ambos. Yo hallé sobre el peñón del Orinoco, llamado Marimaróta, aferrados un oso mediano con una águila, ambos muertos y secos al rigor del Sol. En otra ocasión, yendo con bastante comitiva, dimos con uno de estos osos: ocho ó diez perros, que iban con nosotros, le acometieron con brío; pero el oso no se apuró: sentóse y abiertos ambos brazos en forma de cruz, hizo cara á todos, sin que nadie se atreviese à tocarle un pelo de su cuerpo . . . ¿Pues qué come, me  dirán, ó de que se mantiene? Digo, que se va de hormiguero en hormiguero, y por la puerta por donde salen y entran las hormigas, introduce la lengua, tan larga como la trompa, en que la tenia recogida: las hormigas se enojan, y muerden fuertemente aquella lengua, todas quantas hallan blanco en que cebarse; y quando ya el oso siente la lengua llena, la retira para dentro, y luego la vuelve á sacar limpia, y prosigue su pesquería de hormigas, hasta saciar su hambre; y ésta es la causa porque se llama oso hormiguero: y causa admiración quanto engordan estos animales con un mantenimiento tan débil al parecer.”


Tamandua guaçu brasiliensis es el ejemplar de abajo. El dibujo parece representar mejor al oso melero. 
Albertus Seba -1734- Locupletissimi Rerum Naturalium Thesaurus – 4 vol.



Albertus Seba, un zoólogo de gabinete, se enredó con esa confusión que señalábamos al principio. Describió al Tamandua Myrmecophaga Americana como “un animal que parece bastante común en las Antillas. Hasta el momento ninguno de ellos ha sido traído de Oriente, ni siquiera se ha oído hablar de ellos. Y estarían aún por descubrirse. . . Con estas [uñas] rasga la tierra de los nidos de hormigas buscando engañarlas. Las hormigas, según los textos, tanto las más pequeñas como las más grandes, sirven a estos animales de alimento.” También lo describe bajo el nombre de Tamandua guaçu brasiliensis o ursa furmicaria, indicando  que tiene solo tres dedos en los miembros anteriores, a diferencia de los autores anteriores que contaban 4 dedos.  Esto llevó a Linné a darle el nombre que quedó para la nomenclatura científica: Myrmecophaga tridactyla, es decir “comedor de hormigas de tres dedos”, pues “vive de hormigas, insectos, cuyos nidos rompe con las garras”.  Buffon señaló este error de Seba y Linné, originado quizás en que tres de los cuatro dedos visibles tienen garras muy notables.


En 1766 agregaba Linné que “se cubre de las moscas con su amplia cola y trepa a los árboles”, lo cual no resultó cierto. Describió además otra especie: Myrmecophaga jubata, ( jubata = “con crines”, en referencia a las que presenta en el lomo). Dice que tiene 4 dedos, y “pasa el resto del día con la cabeza entre los brazos”. En realidad ambas especies eran la misma, pero las referencias no comprobables de los viajeros llevaban a estas confusiones a los zoólogos de museo al no haber aun suficiente material de estudio.

 
Le Tamanoir
Grabado de Johann Schreber (Die Saugthiere) que copió las láminas de la obra de Buffon (Histoire Naturelle, Générale et Particuliére. Paris, 1749.) y las coloreó. Las láminas de Buffon son grabados monocromos de Jacques De Sève. Este dibujo mereció la siguiente crítica de Azara: “Por lo que hace a la estampa, es bien mala . . . como sacada de un despojo".


Buffon, que habitualmente se nutre de varios autores en sus descripciones, nos dice que “corren lentamente y con mas torpeza que un puerco: atraviesan a nado ríos caudalosos, y entonces no es difícil matarlos á palos. En los bosques se les mata á fusilazos, y no son muy comunes, aunque los perros rehúsan darles caza. . . Se defiende y aun con ventaja, de los animales más feroces, como son el Jaguar y el Cuguar [puma], etc., despedazándolos con sus garras, en cuyos músculos y tendones tiene gran fuerza, y mata muchos Perros, los cuales por esta razón no quieren acometerle. La gente plebeya de Cayena come la carne de este animal, no obstante ser negra, desabrida y magra.”


Tamanduá en lucha con un yaguareté.
Grabado de autor desconocido.
http://www.allposters.com/


Aquí surgen otros dos temas de polémica: las peleas con el yaguareté y las calidades culinarias de la carne del yurumí. Por mi parte recuerdo haber visto de chico una película en 8 mm y blanco y negro, si mal no recuerdo de los Estudios Disney, donde se ve un yaguareté intentando capturar sin éxito a un oso hormiguero que logra disuadirlo.

El jesuita Martin Dobrizhoffer  realizó interesantes observaciones efectuadas durante su estadía entre los indios abipones del Chaco argentino: él no come indistintamente todas las hormigas  junto con sus huevos sino sólo las que los guaraníes llaman Cupís  . . . por eso se las llama “del oso hormiguero” . . . en carencia de éstas, se satisface con gusanitos, insectos voladores, miel y carne desmenuzada. . . Los indios comen de su carne pero no con gran placer. El tiene en lo demás fuerzas gigantescas. Atacado por el tigre, lo recibe bien sea sentado, o bien, echado de espaldas con los brazos abiertos y lo ahoga.” Nos dice también que de jóvenes se amansan pero casi nadie los tiene porque comen mayormente hormigas “que hay que juntar trabajosamente” y que los indios “cazan anualmente innúmeros de ellos”.


YURUMI
Brehm,  Alfred Edmund. – 1895 - Life of animals. Volume 1,  Mammalia


Florian Paucke, otro jesuita que misionó entre los mocovíes, dice que “Los osos hormigueros (que tienen muy diferente aspecto que los osos en nuestros países del Norte) vagan no raros por los bosques en este valle.  . . Él camina y busca los grandes montículos de hormigas removidos en alto, mete la lengua puntiaguda (la que él puede sacar por más de una media vara para afuera de la dentadura) profundamente para dentro de las aberturas o agujeros por donde entran y salen las hormigas. Pronto se cuelgan las hormigas en todo derredor de la larga lengua redonda. Cuando el animal nota que las hormigas ya están pegadas, retira su lengua y las traga. Él hace esto hasta tanto él nota estar satisfecho.“  Los mocovíes como también lo hacían sus parientes, los abipones, usaban las fuertes cerdas caudales del oso a manera de peines, para lo cual arrancaban mechones de ellas y los unían a manera de cepillos.

Dibujo de Florian Paucke - Hacia allá y para acá




Por propia experiencia  indica que “su carne necesita ser asada o hervida durante toda una noche”, porque cuando los indios le trajeron uno: “Me alegré y creí poder tenerlo pronto asado. —No —dijeron mis indios — hoy no lo comerás, hasta la madrugada tendrás que aguantar. Un mal consuelo para mi estómago hambriento; tener que esperar aún por once o doce horas la comida. Tuve paciencia y debí distraerme el hambre mediante el sueño. Lo mismo ocurrió a mis indios, pues ellos pusieron el asado al fuego y esperaron hasta la mañana aunque comenzaron a probar en varias veces pero no fue posible comer un solo bocado. A la mañana temprano mis indios ya cortaron sus asados; yo quise probar lo mismo pero aún no pude morder ni un solo bocado ni siquiera cortar sin trabajo un pedazo del asado. Yo no pude hacer otra cosa que recortar la carne en pedacitos los más menudos como si estuviera picada y comerla de este modo. “Para su cofrade Sánchez Labrador, en cambio,  su carne “no es inferior a la de gordas terneras”. Como dice el refrán “sobre gustos no hay nada escrito” y quizás todo dependa del hambre del escritor.



Mello Pereira rescata un episodio de 1776, en que un oso hormiguero llegó a la corte española proveniente de Buenos Aires. El encargado del correo, Manuel Basavilbaso, se lo envió de regalo al rey Carlos III y “habiéndole visto S. M. em su mismo cuarto y viendo lo manso que es, há mandado se lleve a ese Sitio [del Retiro] para que le ponga em algún quarto, ó outro parage conveniente, y se le trate en comida y em todo lo demás”. El viajero irlandés John Talbot Dillon, pudo verlo ya embalsamado: “llamado por los españoles Oso Palmera . . .éste come carne, cuando se la corta en trozos pequeños, hasta una cantidad de cuatro o cinco libras.” Por esto de comer carne, incluso pensaron que se trataba de otra especie diferente del oso hormiguero que solo comía hormigas. Siendo la dieta inadecuada, el oso sólo sobrevivió hasta el 31 de enero de 1777: "Esta mañana, se encontró muerto, en la Leonera de este Sítio, el oso ormíguero, que enbiáron al Rey". Entonces se lo llevaron a Juan Bautista Bru, al Real Gabinete, el cual lo empajó quedando expuesto al público. El rey mandó hacerle una pintura que aún se conserva en el Museo de Historia Natural de Madrid y que fue reproducida por Dillon en su libro. Es una imagen mucho más exacta que las que se conocían hasta entonces y durante muchos años fue reproducida como modelo de esta especie.
       
El Osa Palmera de Buenos Ayres

Dillon, John Talbot, Sir  -1782 - Travels through Spain, with a view to illustrate the natural history and physical geography of that Kingdon . . .  London. R. Baldwin.

        

Veamos ahora al gran naturalista Félix de Azara quien aportó mucha información valiosa sobre este animal que conoció de primera mano. Dice que habita cerca de los esteros “porque allí abundan las hormigas. También entra en los bosques sin trepar a los árboles, y es escaso”.  Con respecto a sus virtudes medicinales dice que “usan con buen efecto su gordura para curar las mataduras a los caballos  . . . Su carne pasa por buena comida”. Y afirma que las hembras padecen una menstruación mensual “que parece que les incomoda mucho.” Critica a Buffon, “que no ha visto a la bestia, sino a su despojo”, especialmente porque cree en la vulgaridad de que se defiende del yaguareté con los pies “quando son incapaces de tal cosa. Por fin le hace duro para morir; y será así, si no le dan en la cabeza.”


Cuvier, Georges – 1817- Le règne animal distribué d'après son organisation. Paris.


El famoso anatomista y zoólogo Frédéric Cuvier, en varias de sus obras hizo referencia al oso hormiguero  advirtiendo que los naturalistas no se ponían de acuerdo sobre el número de especies que hay, pero él de acuerdo al material estudiado ve que hay una especie pequeña de cola prensil y otra grande de cola no prensil, además de que difieren en el numero de dedos. Los considera de “marcha muy lenta y con facultades de inteligencia muy limitadas . . . La principal alimentación del hormiguero, como lo hemos dicho, son las hormigas; pero todos los insectos le convienen, y se asegura que se lo puede alimentar en cautiverio con miga de pan, pedacitos de carne o de harina disuelta en agua, y es así que se los ha traído a Europa.”
“Este animal vive siempre solo, y no se reúne a su hembra más que en tiempo de los amores . . .  Cuando un hombre lo encuentra lo puede cazar como un animal domestico, sin que este animal monte en cólera; pero, una vez sujeto, su humor se manifiesta por los violentos movimientos de la cola. En fin, se lo puede vencer a golpes de palo con total seguridad y sin que él pueda por ningún medio sustraerse a la muerte.”


Sir Robert Hermann Schomburgk  naturalista y explorador británico, recorrió Guyana en 1835, y recogió otras interesantes observaciones que muestran al tamanduá no tan torpe como se lo creía:  “Corre con un trote peculiar y no es, como se lo ha descripto, lento en sus movimientos y fácil de capturar, porque al perseguirlo mantiene a un caballo a medio galope, y no se cansa fácilmente . . . Los movimientos de su lengua, alternativamente saliendo y entrando, son tan rápidos que ya no sorprende que un animal tan grande pueda saciar su apetito con insectos tan diminutos.”  Pero comprobó que no vive sólo de hormigas ya que encontró un milpies en el estómago de uno de ellos y tuvo a otro en cautiverio alimentándolo con carne picada. Luego describe la valentía con que la madre defiende a su cría lanzando zarpazos con una u otra mano e incluso colocándose de espaldas y golpeando con ambas manos. “Una persona muy creíble me ha asegurado que el Jaguar encuentra difícil dominar al oso hormiguero . . . Pasa frecuentemente que ambos combatientes quedan muertos en el lugar”. Parece que puede abrir la panza del asaltante con la sorprendente fuerza de sus garras aunque nunca lo creyó capaz de oponerse “al más feroz de los animales americanos”.

The Tamandua (Steadman, 1813)



Un poblador al descubrir una madre con su cría la persiguió a caballo “durante media hora”  hasta que logró capturarla con un lazo y, atrapada la cría, se la llevó a Schomburgk. Al principio la cría era muy arisca y se ocultaba en un rincón oscuro, y al acercársele se defendía golpeando con su mano. “Después de unos días, sin embargo, se acostumbró a su situación y una mujer india lo tomó a su cargo para alimentarlo con leche y mandioca y a veces termitas. Pronto mostró gran apego a ella, y la seguía como un perro”. Le gustaba que lo acunaran en brazos y al bajarlo al suelo emitía un gemido suave que si no se le llevaba el apunte se transformaba en un sonido áspero y rechinante. Trepaba con mucha habilidad por las piernas del naturalista por lo que supuso que en caso de necesidad treparía de la misma forma los árboles. Lamentablemente pese a estos cuidados la cría murió.
Finalmente con respecto a su carne dice que “es comida por muchas tribus nativas y también por los negros que consideran la piel como un gran manjar”. Al respecto Brehm, quien fue uno de los primeros autores en llamar la atención sobre la necesidad de proteger a los osos hormigueros debido a la gran destrucción que hacen de hormigas y termitas,  señalaba que “hay campesinos en Paraguay que creen que la piel es un remedio infalible para el lumbago y la ciática y para ello la colocan bajo las sábanas”. A fines del s. XIX ya había varios ejemplares en zoológicos europeos que vivieron varios años cautivos alimentándose de yema de huevo, carne, leche y polenta. Su extraño aspecto aterrorizaba a otros animales, especialmente a los monos, según nos cuenta Brehm. Y es interesante lo que Richard Owen comenta sobre un ejemplar cautivo en el zoo de Londres, el cual mató un conejo con sus garras y “lo despellejó para olfatearlo y recuperar con su larga lengua la sustancia jugosa que escapaba de las heridas que había producido en los tejidos del cuerpo de su víctima”.

Brehm,  Alfred Edmund. – 1895 - Life of animals



En 1870 Ernest Menault escribió un libro llamado L’intelligence des animaux (La inteligencia de los animales) y allí dice que el oso hormiguero “a menudo es descripto como ‘estúpido’” (ver el comentario anterior de Cuvier),  especialmente porque no puede correr rápido, pero eso es tan poco razonable como decir que “los hombres son tontos porque no pueden volar”. Antes bien “debemos admitir que el oso hormiguero usa sus herramientas especiales bien, es decir con inteligencia” para procurarse su sustento.  Para algunos zoólogos como Pierre Boitard, “su vida es solitaria y triste . . .[pero] tan dormilón como es, el tamanduá no deja de estar lleno de coraje, y se defiende con obstinación cuando lo atacan. ”


Henry Walter Bates, explorador del Amazonas, se encontró cierta vez sin provisiones frescas y los nativos le cazaron un tamanduá para comer. La carne fue hecha en estofado y “resultó muy buena, con un sabor un poco similar al ganso”. Sin embargo los nativos de ese lugar   (Caripi, cerca de Belem). “no probaron bocado, diciendo que no era adecuado para comer”. En una de estas cacerías uno de los osos hirió gravemente a Atrevido, el perro favorito de los cazadores.

En nuestra próxima entrada veremos algunos aspectos culturales  relacionados con estos interesantes animales.

Alex Mouchard

Nota (*) – Como el oso hormiguero no existe en Africa, “umbulu” podría ser el cerdo hormiguero – Orycteropus afer-, animal ecológicamente equivalente. Pero también era frecuente que los animales enviados por los naturalistas desde América hicieran escala en puertos africanos y allí podrían haber sido conocidos y designados con nombres locales.


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REFERENCIAS


-Azara, F. de -1802 - Apuntamientos para la historia natural de los quadrúpedos del Paragüay y Río de la Plata - Imprenta de la Viuda de Ibarra, Madrid.

-Bates, Henry Walter – 1864- The Naturalist on the River Amazons.

-Brehm,  Alfred Edmund. – 1895 - Life of animals. Volume 1,  Mammalia.

-Buffon -1749 - Histoire Naturelle, Générale et Particuliére, avec la Description du Cabinet du Roi. Tome Dixième. Imprimerie Royale.  Paris.

-Dampier, William - 1937[1691]- A New Voyage Round the World - Adam & Charles Black – London.

-Cuvier, Georges – 1817- Le règne animal distribué d'après son organisation : pour servir de base a l'histoire naturelle des animaux et d'introduction a l'anatomie comparée . A Paris :Chez Déterville.

-Dobrizhoffer, Martin – 1967 [1784] - Historia de los Abipones. Universidad Nacional del Nordeste. Resistencia (Chaco).

-Gumilla, Joseph – 1791 - Historia natural, civil y geografica de las naciones situadas en las riveras del rio Orinoco.

-Linnæus, C. 1758. Systema naturæ per regna tria naturæ . . . Holmiæ. (Salvius).

-Marcgrave, George & Willem Piso - 1648- Historia Naturalis Brasiliae...  Lugdun.
-Mello Pereira, Magnus Roberto de – 2013 - "Las cosas singulares de piedras, animales, plantas": la formación y el funcionamiento de la red imperial española de remesas centíficas en el Virreinato del Río de la Plata -  An. mus. paul. vol.21 no.1 São Paulo. 

-Paucke, Florian – 2010 [c. 1767] - Hacia allá y para acá. - 1a ed. - Ministerio de Innovación y Cultura de la Provincia de Santa Fe.

-Sanchez Labrador, Jose – 1936- El Paraguay Cathólico. Viay y Zona Editores, 251 páginas.

-Seba, Albertus – 1734 - Locupletissimi Rerum Naturalium Thesaurus – 4 vol.

-Schomburgk, R. H. -1840 – Remarks on the Greater Ant-bear (Myrmecophaga jubata) - Annals of natural history 4:202. 

-Stedman, J. G. 1813. Narrative of a five years expedition against the Revolted Negroes of Surinam, in Guiana, on the wild coast of South America from the year 1772 to 1777. Vol II. London: J. Johnson.


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