"Cuando se hace la historia de un animal, es inútil e imposible tratar de elegir entre el oficio del naturalista y el del compilador: es necesario recoger en una única forma del saber todo lo que ha sido visto y oído, todo lo que ha sido relatado por la naturaleza o por los hombres, por el lenguaje del mundo, de las tradiciones o de los poetas".

Michel Foucault-Las palabras y las cosas


miércoles, 20 de julio de 2011

JEANNE BARET - EL MISTERIOSO AYUDANTE DE COMMERSON


    On ne nait pas femme: on le devient.
                             [No se nace mujer: se hace]

Simone de Beauvoir - 'Le deuxieme sexe' (1949) vol. 2, pt. 1, ch. 1


      Buscando el comienzo de esta historia, al fin una historia de amor que se relaciona un poco con nuestras islas Malvinas,  tenemos que  remontarnos a la Edad Media. Hacia la segunda mitad del siglo VI un joven religioso bretón oriundo de Raux, Francia, llamado Maló o Maclovio se encontraba paseando por la playa y se recostó a descansar. Como no regresara a su monasterio, fue buscado infructuosamente por sus cofrades, pero recién lo hallaron al día siguiente, dormido sobre las algas que flotaban sobre el mar, notando con sorpresa que pese a ello su ropa permanecía seca. Dice la leyenda que más tarde, en ese lugar se se formó un islote que fue bautizado con el nombre de Saint Maló, ya que el monje, había llegado a ser  el primer obispo de Aletè (Aletum) y había sido canonizado como Saint Maló. Años después, los habitantes de Aletè, hostigados por los piratas, se trasladaron a dicho islote, donde podían defenderse mejor y llevaron consigo las reliquias de su santo patrono. Este puerto y ciudad que aún existe en el departamento Ille et Vilaine, está ubicado sobre la ría del río Rance, y se vincula con tierra mediante un delgado istmo.

                Los habitantes de Saint Maló o malouines se destacaron por su espíritu marinero y aventurero, fueron activos  corsarios y participaron de los viajes de descubrimiento al Nuevo Mundo,  organizados por la Compañía Francesa de Indias. Cincuenta y tres colonos malouines viajaron en 1763 con el capitán Louis Antoine de Bougainville y fundaron el puerto de Saint Louis (actual Puerto Soledad) en las islas llamadas desde entonces por ese motivo Malouinas o Malvinas.

                Más tarde por motivos diplomáticos y para evitar enemistarse con España el rey Louis XV ordenó a Bougainville desmantelar la colonia que ya contaba con 150 habitantes y  vender las islas a los españoles en 603.000 libras. Para cumplir con esta orden  Bougainville recibió del rey el  permiso para realizar un viaje alrededor del mundo, haciéndose cargo de los gastos la Compañía de Saint-Malo. Una parte del grupo partiò de Brest el 15 de diciembre de 1766 a bordo de la fragata Boudeuse, y otra parte, en la urca (buque de carga) L'Étoile, partió de Rochefort el 1º de febrero de 1767, reuniéndose ambos buques en Río de Janeiro.

                La expedición contaba con un equipo de científicos:  el astrónomo Véron, el naturalista y botánico Philibert Commerson y un artista, que  a falta de fotografías en esa época, era el encargado de documentar el andar de la expedición.  Commerson (o Commerçon), había estudiado en la famosa facultad de medicina  de Montpellier. Tenía un carácter muy apasionado, de manera que solía discutir con sus profesores y especialmente con los jardineros a los que les sacaba plantas para sus herbarios,  por lo cual le prohibieron el ingreso al jardin botánico de la facultad. Sin embargo Philibert no se resignó sino que por el contrario solía escalar los muros del jardín por la noche, a riesgo de ser expulsado si era descubierto.  Uno de sus profesores, Antoine Gouan lo presentó a Linneo, quien le pidió clasificar los peces del Mediterráneo que se encontraban en el museo de Estocolmo y su trabajo allí fue tan bueno que le valió las felicitaciones de la reina de Suecia y sirvió de base para la obra Histoire des Poissons (Historia de los Peces) de Bernard  de Lacépède.

                En 1756 Commerson volvió a su ciudad natal, Châtillon-sur-Chalaronne, donde  creó su propio jardin botánico, siendo responsable de la introducción de las hortensias (Hydrangea) en Francia.  Mientras tanto realizaba viajes cada vez más arriesgados para herborizar, generalmente solo, casi sin dinero ni provisiones. A menudo regresaba de sus salidas enfermo, herido, golpeado por las frecuentes caídas, y extenuado por lo duro de las marchas. Una vez, en Dauphiné, fue mordido en la pierna por un perro que en un primer momento se pensó que estaba rabioso, debiendo guardar cama durante tres meses.

                En 1760 Commerson se casó con la hija del notario real, pero dos años después su esposa lamentablemente falleció de parto y como veremos esta desgracia tuvo importancia decisiva en la historia que estamos contando. En efecto, tras la muerte de su esposa, se trasladó a Paris donde fue muy bien recibido por los botánicos de la ciudad que apreciaron mucho sus conocimientos.  El abate Lachapelle lo presentó al duque de Praslin, el ministro de marina, quien estaba organizando la expedición a los mares australes junto con Bougainville. Commerson preparó y presentó al ministro un proyecto de investigación de ciencias naturales para ese viaje. Pero a causa de una pleuresía, tuvo que partir en el segundo barco, L’Etoile.

                Estando la expedición reunida, como vimos,  en Brasil fue asesinado el capellán de la nave y aporovechando ese suceso, el virrey portugués, temeroso de la escuadra francesa anclada en el puerto de Rio de Janeiro,  estuvo a punto de encarcelar a Bougainville, por lo que tuvieron que partir apresuradamente.  En dicha ciudad, Commerson descubrió la planta que bautizó en honor del capitán, Bouganvillea, nuestra conocida “santa rita”, cuya flor envió como obsequio a la primera esposa de Napoleón, Josefina. Finalmente llegaron a Buenos Aires donde tuvieron que detenerse en Barragán para reparar a L'Etoile. Commerson estuvo coleccionando aves allí entre el 10 de septiembre y el 31 de octubre de 1767.  La expedición pasó luego al Pacífico, llegó a Tahiti, atravesando el océano Indico exploraron las islas Mauricio y  Madagascar, donde Commerson permaneció , falleciendo en Mauricio el 13 de marzo de 1773. El resto de los viajeros había regresado a Francia en 1769.

Commerson hizo durante el viaje numerosas observaciones, dibujos y colecciones, especialmente botánicas, que no pudo terminar de ordenar debido a su muerte, perdiéndose parte de sus trabajos. Para asistirlo durante el viaje, Commerson había contratado en Brest como valet a un joven llamado Baret. La tripulación se burlaba de este muchacho por su voz afeminada, su falta de barba, y porque no quería bañarse a la vista de los demás ni se desvestía delante de otros, usando siempre ropas muy amplias. 

Cuando llegaron a Tahití en abril de 1768, estando reunida la tripulación en el salón mayor del buque, un nativo llamado Aotourou, empezó agritar “¡ayene !” , es decir “muchacha”. Todo el mundo miró hacia donde estaba el armero Labarre, que era afeminado, pero Aotourou señaló sin dudar al ayudante de Commerson, que turbado abandonó el lugar. Al día siguiente, el botánico y su ayudante  desembarcaron para herborizar. Un grupo de nativos se les acercó acosando a Baret y uno de ellos al grito de “¡ayene!”, la tomó en sus brazos, intentando llevársela. Entonces tuvo que intervenir el oficial, Bournand, quien  a punta de espada logra liberar a la muchacha. Commerson, para calmar a los indígenas, les dio regalos y les dijo que la “ayene” era su esposa. Al parecer ellos habían percibido mediante su agudo olfato que Baret era una mujer.

Según relata Bougainville “Con lágrimas en sus ojos Baret confesó que era una muchacha, que había engañado a su patrón (Commerson) vistiendo ropas de hombre, que era una huérfana de Burgundy, que un juicio la había reducido a la pobreza, y que al enterarse de un viaje alrededor del mundo  había despertado su curiosidad. Consideré que su caso era único y admiré su coraje e inteligencia. Tomé medidas para que nada desagradable le sucediera. Pedí que la Corte Real perdonara su transgresión de las normas. No era ni fea ni linda y apenas tenía 25 años.” Al quedar descubierta  su verdadera condición fue trasladada a la Boudeuse.

Jeanne Baret o Baré, que tal era su verdadero nombre, había mentido delante del capitán para proteger a Commerson ya que, tras enviudar, éste la había contratado para cuidar de su hijo de dos años por lo cual obviamente conocía su verdadero sexo.  Al parecer eran amantes, y sus familiares y vecinos desaprobaban esa relación, ya que nunca se casaron, por eso cuando Jeanne quedó encinta, en 1764, ambos se mudaron a París para escapar de las habladurías. El hijo de ambos, Jean-Pierre, falleció al poco tiempo, y quizás eso decidió a Jeanne a embarcarse con Philibert, disfrazada de muchacho y con el nombre de Jean Baret de Bonnefoy. Seducido por la inteligencia y la buena disposición de la muchacha, Philibert, le enseñó botánica y la transformó en una hábil preparadora de herbarios.  






Una ordenanza real, del 15 de abril de 1689 prohibía a las mujeres embarcarse en los navíos de la Marina Real. De modo que para evitar ser descubierta durante el viaje y ser castigada, Jeanne, como vimos, permanecía siempre vestida, con el pecho fajado. Para mostrar su “virilidad”  acompañaba a Commerson en sus herborizaciones, acarreando durante penosas marchas, las provisiones, las armas y las carpetas del herbario, con un coraje y una fuerza que le valían el sobrenombre de “bestia de carga”.

Vivès, el cirujano mayor de a bordo, celoso de Commerson, escribió en su diario: “El cuidado particular que daba a su amo no parecía propio de un hombre. Después del primer mes, la tranquilidad que disfrutaban fue interrumpida por un rumor, que corrió entre la tripulación, de que, según decían, había a bordo una chica disfrazada. Sin dudar, se puso la mirada sobre nuestro hombrecito. Todo indicaba en él una mujer: talla pequeña, baja y gruesa, caderas anchas y pecho saliente, cabeza pequeña y redondeada, cara teñida de cierto rubor, voz suave y clara, hábil destreza y delicadeza ... era el retrato de una muchacha bastante fea y contrahecha”.

El capitán no prestó atención estos rumores, pero cuando los mismos se generalizaron, mandó a Jeanne a servir con el personal auxiliar, dentro del castillo de la nave, bajo la amenaza de ser engrillada. Ante el acoso de sus camaradas  ella afirmaba no ser mujer sino un eunuco, y por las dudas llevaba siempre un par de pistolas para defenderse. Sin embargo, Commerson, quizás para escapar de las críticas,  afirmaba no conocer de antemano el verdadero sexo de su ayudante, y la describió como  “Una valiente joven que, adoptando la vestimenta y el carácter de un hombre, tuvo la curiosidad y la audacia de viajar por todo el mundo por tierra y mar acompañándonos sin que supiéramos nada”.

Lo cierto es que ambos desembarcaron en la colonia francesa de Mauricio, evitando una sanción judicial en Francia. Allí Commerson le dedicó un arbusto de la familia del paraíso, Baretia bonnafidia, al parecer por tener caracteres sexuales ambiguos.  Posteriormente dicha denominación cambió por Turraea heterophylla.  Tras la muerte de  Commerson, a quien asisitió fielmente hasta sus últimos momentos, Jeanne sobrevivió abriendo un cabaret y billar en Port-Louis, la capital de la isla Mauricio. Un día fue condenada a pagar una multa porque sirvió alcohol un domingo y sus clientes llegaron ebrios a misa. El 17 de mayo de 1774 se casó con el oficial francés  Jean Duberna o Dubernat  y, gracias a este matrimonio, obtuvo el permiso para volver a Francia con su esposo.

Poco antes de partir de viaje Commerson había redactado su testamento, en el que legaba sus colecciones botánicas al  Gabinete de Estampas del Rey y 600 libras a “su gobernanta Jeanne Baret, de Bonnefoi”. Cumpliendo con esa voluntad Jeanne entregó las colecciones formadas por unos 5000 ejemplares al Jardin du Roi. Recibió su parte de la herencia y se radicaron en Sainte-Aulaye, cerca de Périgueux, viviendo en la  tranquilidad del campo borgoñés.  En 1785, al enviudar, Madame Dubernat, recibió una pensión real de 200 libras, presumiblemente por mediación de Bougainville, en reconocimiento a su tarea como botánica durante la expedición. Jeanne falleció el 5 de agosto de 1807, dejando todos sus bienes a Archambaud, el hijo legítimo de Commerson.

Jeanne Baret fue la primer mujer en circunnavegar el globo, por ello
 su caso fue tomado como arquetipo por el movimiento feminista.  Su historia fue novelada por Fanny Deschamps en el libro “La Bougainvillée” (Albin Michel, Paris, 1982).  En 2008, la municipalidad de Sainte-Aulaye la homenajeó dando su nombre al salón de actos municipal.

Alex Mouchard

REFERENCIAS


-Bougainville, L.A. de -1771 - Description d'un voyage autour du monde par la frégate La Boudeuse et la flûte L'Étoile.
-Cap, P.A.-1860- Philibert Commerson, naturaliste voyageur. Journal de Pharmacie et de Chimie, 3ª ser, vol 38, parte II.
-http://amis.univ-reunion.fr/Conference/presentation/288/
-http://fr.wikipedia.org/wiki/Jeanne_Barret
-http://srd.yahoo.com/goo/philippe+commerson/3/*htt
-http://www.pays-de-bergerac.com/pages/culture-patrimoine/personnages-celebres/jeanne-baret/index.asp
-Jeanne Baré : aventurière et travestie. LUNES; nº 20 (juillet 2002), p. 41-49.
-Jeanne Barret, botaniste, aventurière et navigatrice - Cahiers du Feminisme. Volume 17 nº 67/68 (pri 1994), p. 48-49

viernes, 1 de julio de 2011

LOS ALBATROS (Diomedea exulans), ERRANTES AVES DE DIOMEDES

Wandering Albatross-Diomedea exulans


“El poeta es como el príncipe de las nubes, que cabalga sobre la tempestad y se ríe del arquero. Pero cuando es desterrado a la tierra, en medio del clamor, sus gigantescas alas le impiden caminar”.
Charles Baudelaire - 'Les fleurs du mal' - 'L'Albatross'

         Historia del ave que los fueguinos llamaban “karapou” y los ingleses “ganso de mar”.

Dibujo de George Edwards (1747)






    Fue Plinio el primero en hablarnos de las aves de Diomedes:  No pasemos por alto a las aves Diomedeas. La melena como una cascada, los picos y ojos color de fuego y el resto blanco. Siempre tienen dos líderes: uno guía al grupo, el otro lo congrega. Con el pico excavan cuevas donde ponen, y si les molestan se alarman y las tapan con tierra. Las cuevas tienen dos salidas: por la que mira al oriente salen a comer, por la que mira a occidente regresan. Siempre vacían el vientre y los gases perjudiciales al levantar vuelo. Similares a las gallaretas, se las ve en un solo lugar del mundo: en la isla junto a la costa de Apulia, en que se encuentra el sepulcro y el santuario del noble Diomedes. Al llegar los extranjeros los ensordecen con sus gritos, en tanto adulan a los griegos con admirable discernimiento, reconociéndolos como compatriotas de Diomedes,y a su templo acuden diariamente con los buches llenos y se bañan, goteando las plumas, y  se purifican, de ahí el origen de la fábula que dice que los compañeros de Diomedes fueron transformados en estas aves.

          Para Eliano  eran las pardelas o petreles las que viven y se reproducen en abundancia en la isla Diomedea., y que según la tradición fueron los compañeros que lucharon junto a Diomedes en Troya y que transformados en aves conservaban su amor por los helenos. Diomedes (nombre que significa “aconsejado por los dioses”),  siendo uno de los pretendientes de la bella Helena, participó activamente en dicha guerra junto a Aquiles y Odiseo.  Era tan buen guerrero que hasta hirió en combate a dioses como Afrodita y Ares, por lo cual la diosa enfurecida convirtió a sus amigos en aves que desterradas (“exulans”),  vagando por los mares, vinieron a refugiarse a las islas conocidas por ello como islas Diomedeas, las actuales Tremiti.


          Quizás este épico relato dio lugar a que Linneo bautizara a los albatros con el nombre genérico de Diomedea. Se basaba en la descripción de  Edwards del  “Albatross”,  ave que solo conocía por dos ejemplares embalsamados que le fueron facilitados por George Holmes,  el cuidador de las colecciones de la Torre de Londres, y por el cirujano Benjamin Cowell. Edwards menciona que estas aves provenìan del cabo de Buena Esperanza donde parecían vivir en cantidades considerables y que no se conocía que habitaran en ninguna otra parte del mundo.
          Pero Linneo se basó ademas en Albin (History of Birds, III, p 76) quien confundió al albatros con el ave fragata, y por ello el sueco cometió el error de afirmar que los albatros viven en la zona pelágica intertropical, que ascienden muy alto en el aire y que “se alimentan del  Triglis volador y  acosan a muerte a la Coryphaena”.  El Triglis es probablemente un pez del género Trigla llamado en francés muge o  rouget, y en español mújol o rubio, mientras que la Coryphaena, sería el dorado o pez-delfín del mismo género. La realidad es que los albatros prefieren los mares del sur, vuelan más bien a baja altura sobre las olas aprovechando el rizar de los vientos sobre las mismas y no capturan peces voladores.  Bien señala Edwards que los relatos de los viajeros son en su mayor parte generales y sòlo pueden obtenerse de ellos ideas imperfectas sobre las cosas de la naturaleza.
Dibujo de J.  del Bosc



          Buffon, con más información disponible,  acotó la distribución del albatros a los mares australes y señaló que  viajeros como  los holandeses Jacob Le Maire y  Willem Schouten le daban el nombre de “carnero del Cabo” a causa de su color blanco y gran corpulencia que empareja la de un carnero. Nos dice que su fortaleza y el arma de su pico harían pensar que se trata de un ave guerrera, pero que no hay reportes de que ataque a otras aves y más bien parece estar a la defensiva de las gaviotas (¿skuas?)  que siempre agresivas y voraces la molestan y hostigan.



          Para Gould, en cambio, “por su gran fuerza y carácter feroz, produce terror en toda ave que le rodea. En realidad es tan sanguinaria, que se dice que llega a atacar y destrozar los jos de un hombre  que se esté ahogando,  un logro que, por lo que pude ver, imagino que puede intentar facilmente, si un ser humano fuera tan desafortunado de quedar en tal situacion y no pudiera defenderse”.

          El capitán James Cook (Second Voyage, tome I, page 150) en su segundo viaje se divertía viendo varias gaviotas grandes y grisáceas persiguiendo a un albatros que pese a sus grandes alas fue alcanzado. Las gaviotas intentaban atacarlo por el vientre por donde parece tener menos defensa, de modo que el albatros solo pudo escapar lanzandose al agua y alejandolas con su formidable pico. Los marineros de Cook “pescaban”  los albatros que rodeaban el barco en los alrededores del Cabo de Buena Esperanza, valiéndose de anzuelos encarnados con un trozo de cuero de carnero.

          Contrariamente a lo señalado por Buffon hay sospechas de que el albatros pudiera alimentarse de otras aves y aún de congéneres, pues Forster (el zoólogo del viaje de Cook)   ocasionalmente halló plumas y huesos de ellas en su estómago.  Pero no parece ni siquiera atacar los grandes peces y según Forster no vive más que de pequeños animales marinos como “peces blandos” (es decir, moluscos) y sobre todo de zoófitos gelatinosos (medusas) que flotan en grandes cantidades en los mares australes. Sir Joseph Banks, que acompañó a Cook en su primer viaje, observó que un albatros al que le habían disparado vomitó una gran cantidad de medusas de las llamadas “carabela portuguesa” que al parecer ingieren habitualmente pese a sus tentáculos urticantes. Tambien vió que consumían los desoves de los peces arrastrados por las corrientes.

          Según el mismo Banks,  los albatros son buenos para comer: se los desolla,  se dejan una noche en agua salada  y luego se hierven, sirviéndolos con  salsa picante. Asi preparado es un manjar comparable al cerdo.

Dibujo de François Nicolas Martinet (Daubenton, 1765-1783). 


          El vizconde de Querhoent, habitual colaborador de Buffon, le aseguró que estas aves no remontan vuelo alto  salvo durante las tormentas cuando son impulsadas por la fuerza del viento,  que los lleva a gran distancia de tierra firme, siendo que descansan y hasta duermen sobre el mar. Incluso, según Le Maire hasta venían a posarse sobre los mástiles de su buque donde se dejaban capturar fácilmente por los marineros. Esto fue observado en el estrecho que él descubriera y que lleva su nombre, siendo quizás una de las primeras menciones en aguas jurisdicciones argentinas de esta ave que Le Maire consideraba “jean-de-genten”, es decir gaviotas,  de tamaño extraordinario.
          La majestuosidad del vuelo del  albatros ha cautivado a los viajeros y naturalistas. Murphy dice que la mayoría de las cosas de la naturaleza de las que se habla con mucha expectativa,  producen un poco de desencanto cuando finalmente se las encuentra. Unas pocas de esas cosas, sin embargo, parecen estar más alla de cualquier anticipación exagerada:   “Muy cercana, bajo el sol de la mañana, volaba el ave tanto tiempo esperada, aun más majestuosa, más suprema en su elemento, que lo que mi imaginacion habia dibujado. “

 

          Una leyenda indicaba que eran capaces de dormir en vuelo con la cabeza oculta bajo un ala mientras que con la otra seguían volando (Abraham de Wicquefort, 1656. Relation du Voyage de Tartarie d’Oléarius, Paris).


Modelos en cartapesta de Tini Depoiné


          
               Gould se explayó sobre sus hazañas aéreas: “ El poder de vuelo del Albatros Errante es mucho mayor que el de cualquier otra ave que haya observado. Aunque en tiempo calmo o moderado a veces descansa sobre el agua, esta casi continuamente en vuelo, y con igual facilidad se desliza sobre la superficie espejada del mar tranquilo como se lanza con la velocidad de un meteroro por delante del más furioso vendaval; y el modo en que pasa por encima de las enfurecidas olas para deslizarse en las depresiones entre ellas, ha atraído centenares de veces mi admiración”.

          Con respecto al cortejo de los albatros, Weddell que pudo observarlo en Georgias del Sur en 1825 dijo que tiene algo de gracioso en la manera que se aproximan ceremoniosamenrte uno al otro tocandose los picos y sacudiendo las cabezas de un lado al otro. Todo este proceso le hacía acordara la pantomima del cortejo humano.
          El capitan Fanning  en su viaje de circumnavegación en 1797-99 ,  llegó a las islas Malvinas y describió el nido del albatros como un montículo de piedras, barro, ramas secas, pasto y plumas que de algun modo estas aves logran mantener unido y sobre el cual se sientan con noble actitud, orgullo y grandeza defendiéndolo a costa de su vida.        Agrega que el huevo bien cocido es un buen plato para comer. Pero para Murphy es a la vez un desengaño y una sorpresa: se lo hierve, se abre por su extremo agudo, se sala y se extrae con la cuchara. Es delicioso al principio pero al llegar a la mitad ya se desea que esta ave hubiera puesto huevos más pequeños  y si uno tiene estómago suficientemente  fuerte como para vaciarlo, seguro que no se desea ver nunca más otro de estos huevos. Pero sin embargo el recuerdo de su buen sabor termina haciéndole reincidir.
          En 1594 Sir Richard Hawkins,  navegante y corsario inglés,  se encontraba en medio de una tormenta en las costas de Patagonia cuando “ciertos grandes pollos, tan grandes como cisnes, planeaban sobre nosotros, y calmándose el viento, se posaban sobre el mar y se alimentaban con los deshechos del barco;  al verlos y deseoso de examinarlos, porque parecían más grandes de lo que en realidad eran, pedí que me trajeran un anzuelo y una línea y con un trozo de sardina encarné el anzuelo y a 30 cm del mismo até un trozo de corcho para que no se hundiera demasiado, y lo arroje al mar;  con el andar del buque pronto se alejó, y uno de los pollos, estando hambriento, lo atrapó y se enganchó el maxilar superior. El pico es como el de los halcones pero más encorvado y de ningun modo podía liberarse a menos que se rompiera la linea o que se enderezara el anzuelo. De esta forma atrapamos tantos de ellos que mi gente se entretuvo todo el día. Sus cuerpos eran grandes pero con poca carne y blandos, y de sabor aceptable.”
          Weddell coincide en señalar este  aspecto engañoso del tamaño del albatros: “Estas aves están tan abundantemente cubiertas de plumas que una vez desplumadas no alcanzan ni siquiera la mitad de su tamaño original y nuestra sorpresa por su aparente magnitud inmediatamente se desvanece. Ponen un solo huevo, sobre el suelo, donde hacen una especie de nido escarbando alrededor de él. Al aproximarnos castañeteaban rápidamente el pico, produciendo mucho ruido.  Esto y lanzar el contendio de su estómago, son los únicos medios de defensa y ataque que parecen tener. Estas aves son muy indefensas en tierra ya que la gran longitud de sus alas les impide elevarse en el aire a menos que dispongan de un declive pronunciado”.

          En 1824, el artista Augustus Earle se quedó en la isla Tristán da Cunha cuando su buque, el Duke of Gloucester, inexplicablemente zarpó olvidándolo allí. Realizó un díficil ascenso hasta una extensa planicie de lava gris oscura y describió los sombríos teritorios del albatros:  “ Había una quietud mortal en medio de un aire muy frío.  El paisaje era sublime y llenaba la mente de temor. De un lado, en el interminable horizonte, se amontonaban nubes de brillo plateado, contrastando con otras de tono oscuro que nos envolvían con sus vapores, pasando rápidamente,  y permitiéndonos sólo breves atisbos del paisaje; y por otro lado el estéril pico ceniciento, con su venerable testa parcialmente cubierta de nubes, revelaba grandes parches de rojas cenizas, o lava, mezclados con rocas negras, produciendo un efecto extraordinario y deprimente. Parecía como si aún estuviera ardiendo, aumentando la majestuosidad de la escena. Los gigantescos albatros paracen no temer aquí ningún intruso o enemigo, porque sus hijos estaban sobre el suelo totalmente descubiertos, mientras los padres caminaban rigidamente alrededor”.




Hombre matando albatros enTristan D'Acunha (1824). Pintura de Augustus Earle http://www.nla.gov.au/exhibitions/earle/tristan.html

 

          La relación de los albatros con los marineros es motivo de numerosas leyendas. El poeta inglés Coleridge, a instancias de Wordsworth,  compuso las “Rimas del antiguo marinero” donde relata la aparicion de un albatros siguiendo un buque. Cuando un marinero lo mata, es acusado por sus compañeros de haber cometido el sacrilegio de acabar con el ave que hace soplar el viento. De alguna manera los marinos asociaban las excelentes condiciones de vuelo de estas aves con la velocidad de navegación de sus barcos y el compañerismo y afecto por el albatros los llevaba a condenar su matanza como causa de desgracias.


          El nombre “albatros” parece provenir de “alcatraz” o “alcaduz”, designación que los antiguos navegantes portugueses daban a los pelícanos y a las aves marinas de la familia Sulidae.  Esta voz proviene del árabe “al-câdous”, a su vez del griego “kádos”, recipiente o balde, que especialmente designaba los baldes de cuero de las norias usadas para regar, y por ello se aplicaba al pelícano en referencia a la gran bolsa de su pico con la que se pensaba que acarreaba agua para sus pichones.


              Alex Mouchard

REFERENCIAS

-Buffon, G.L.L. conde de - 1770 - 1785- Histoire naturelle des oiseaux.

 

-Dalrymple, W.- 1754-An Historical collection of the several
voyages in the South Pacific Ocean. Dutch Voyages. The Voyage of James Le Mair and William Schoute, 1616.

-Daubenton, Edme-Louis. 1765-1783? Planches enluminées d'histoire naturelle. Paris?

-Earle, A. -1832- A Narrative of a nine Months' Residence in New Zealand, in 1827;  together with a Journal of a Residence in Tristan d'Acunha,  an Island situated between South America and the Cape of Good Hope.

- Edwards, G. 1747. A natural history of birds. Part II. - pp. i-viii [= 1-8], 53-128, pl. 54-105, [105a]. London.

-Eliano - s.II-III-De Natura animalium.

-Fanning, E. -1833- Voyages to the South Seas. N York.

-Forster, G. – 1777-  A Voyage around the World .

-Gould, J.-1865 – Handbook of the Birds of australia. 2 vol.   
London

-Hooker, J. -1896-Journal of the Right Hon. Sir Joseph Banks.  
London

- https://gdz.sub.uni-goettingen.de/id/PPN369850904?tify={%22pages%22:[82],%22view%22:%22info%22}

-https://www.biodiversitylibrary.org/

-Linnæus, C. -1758- Systema naturæ per regna tria naturæ, secundum classes, ordines, genera, species, cum characteribus, differentiis, synonymis, locis. Ed. 10, p.

-Murphy, R. C. - 1936- Oceanic Birds of South America. 2 vol.

-Plinio el Viejo. -77- Naturalis Historia. Tomo X

-Weddell,J, -1825- A Voyage to the south Pole. London


viernes, 17 de junio de 2011

EL PINGÜINO REY (Aptenodytes patagonicus) Y LOS FORSTER

Poderosa es la ley pero mas poderosa es la  necesidad.
                                     Goethe

Pinguine (Aptenodytes pennantii Gray)
(Hesse, Richard & Doflein, Franz. 1910-14. Tierbau und tierleben in ihrem
zusammenhang betrachtet. Vol 1. Leipzig und Berlin : B. G. Teubner)



Corría el año 1771 cuando el famoso capitán James Cook se hallaba en Inglaterra preparando su segundo viaje de circumnavegación, de los cuatro que realizó. Ante la defección de los naturalistas del primer viaje: Joseph Banks y Daniel Solander, enojados porque el  Almirantazgo no quiso acondicionar un buque laboratorio tal como Banks deseaba,  el conde de Sandwich con la aprobación del rey nombró al prusiano John Reinhold Forster para esa tarea. Forster llevaba como ayudante a su hijo Johann Georg, de sólo 17 años, eximio dibujante, que se revelaría después de este viaje como un notable etnólogo.  La remuneración de Forster, fijada por el Parlamento, alcanzaba la exorbitancia de 4000 libras y superaba ampliamente a la del mismo Cook,  quien la calificó de “sueldo muy generoso”.  Forster padre tenia alguna preparación como naturalista y botánico, y ya había hecho un viaje científico con su hijo por las llanuras del Volga llegando a las estepas de Kazajistán, donde realizaron estudios cartográficos y del suelo. Forster  era de carácter hosco  y  quejumbroso y  tuvo una relación difícil con el capitán Cook y su tripulación,  a la que consideraba vulgar y soez.


Aptendodytes patachonica 
(Fitzinger, Leopold Joseph. 1864. Bilder-atlas zur Wissenschaftlich-populären Naturgeschichte
der Vögel in ihren sämmtlichen Hauptformen. Wien : K.K. Hof und Staatsdruckerei)



El 13 de julio de 1772, la expedición partió de Plymouth a bordo de los buques HMS Resolution y  HMS  Adventure.  Se dirigieron primero  al Atlántico Sur, alcanzando el cabo de Buena Esperanza.  Alli Forster logró convencer a Cook de embarcar al botánico sueco  Anders Sparrman, discípulo de Linneo, que se hallaba herborizando en Sudáfrica.  El 14 de diciembre, en aguas cercanas a la isla Crozet, avistaron varios témpanos y los primeros pingüinos.  Avanzaron por el Océano Índico, ingresando a las aguas antárticas, donde vuelven a ver pingüinos. Pasando por el sur de Australia, se dirigieron a Nueva Zelanda y en este trayecto aparecieron numerosos pingüinos, especialmente cerca de la isla de Macquaire. Podrían haber sido pinguinos rey, ya que esta especie tiene criaderos en las islas Prince Edward, Crozet, Kerguelen, Heard y Macquarie, sin embargo Forster, al encontrar más tarde a la especie en las islas Georgias del Sur dice que es el mayor de los pingüinos vistos hasta ese momento, lo cual implicaría que los pingüinos avistados anteriormente eran de otras especies.

Seguidamente deambularon por el Pacífico, explorando las islas Polinesias y llegando hasta la latitud de México. En la isla Huaheine, del archipiélago Sociedad, Sparrman sufrió un ataque por parte de dos nativos mientras herborizaba. Lo dejaron semidesnudo y lo golpearon con su propio sable, afortunadamente sin provocarle heridas.


Aptenodytes patagonica. Dibujo de Henrik Grönvold
(Mathews, Gregory M. 1928.  The birds of Norfolk & Lord Howe Islands and the Australasian South Polar quadrant; with additions to "Birds of Australia. London : H.F. & G. Witherby)



A fines de 1774 pasaron por el estrecho de Drake y exploraron las islas vecinas al cabo de Hornos. Ven muchos pingüinos, aunque no criando. No son éstos los territorios del pingüino rey que sólo ocasionalmente pasa el estrecho hacia el oeste llegando a las costas de Chile. Sin embargo no perdieron ocasión de cazarlos a palos y si bien no les resultó grata su carne, la consumieron con gusto a falta de un plato mejor.

En enero de 1775 arribaron a las islas Georgias del Sur donde vieron grandes cantidades de pingüinos rey criando y luego descubrieron las islas que Cook bautizó Tierra de Sandwich en honor al Primer Lord del Almirantazgo, John Montagu, IV conde de Sandwich, promotor de la expedicion e inventor de los emparedados que llevan sus nombre y que consumía mientras jugaba a los naipes. En las Georgias lograron capturar algunos ejemplares para llevarlos a Europa, y al mismo tiempo Georg aprovechó para dibujarlos del natural.

El 29  de julio de 1775 los expedicionarios regresaron a Inglaterra y allí comenzó un nuevo capitulo de esta historia que fue la disputa de Cook con los Forster por la publicación de los diarios del viaje. Forster padre aseguraba tener un convenio verbal con Lord Sandwich para ser el relator exclusivo del viaje reservándose las ganancias de la venta del libro y un cargo vitalicio. Lord Sandwich desmintió tal aserto y convino en que Cook redactaría un volumen con el relato del viaje, bajo la supervisión de Forster, y éste escribiría otro volumen con las observaciones científicas.  Cook cumplió su parte enviando su trabajo a Forster, pero este nunca le presentó la obra completa al Almirantazgo. Entonces Cook dijo: “siento que Lord Sandwich se haya tomado tantas molestias para ayudar a un individuo tan indigno”. Finalmente los Forster basándose en la obra de Cook y con la ayuda de un buen redactor presentaron su trabajo algunas semanas antes de que se publicara el relato oficial de la expedición, pese a que el contrato  prohibía expresamente publicar  informes  por  separado. El relato A Voyage round the World in His Britannic Majesty's Sloop Resolution, Commanded by Capt. James Cook, during the Years, 1772, 3, 4, and 5, publicado en 1777 por Georg Forster tuvo gran influencia sobre Goethe, Johann G. von Herder y Alexander von  Humboldt.  Sin embargo, esta obra no perjudicó a la publicación oficial, preparada por Cook con la colaboracion de John Douglas, que fue bien aceptada por el público, y  le rindió cierto beneficio económico a la esposa del capitán.


King Penguin. Acuarela por Georg Forster
(Plate 79, Forster Collection. Photograph by Natural History Museum, London uploaded Jul 29, 2016. https://fineartamerica.com/featured/king-penguin-natural-history-museum-london.html)



En la obra mencionada Forster describió al pingüino rey como el mayor de los que vieron hasta ese momento del viaje, con 39 pulgadas (99 cm) de largo y 40 libras (18 kg) de peso. Dice que tiene un vientre de enorme tamaño, cubierto de gran cantidad de grasa; una mancha oval amarilla o limón bordeada de negro a cada lado de la cabeza, siendo el resto del cuerpo gris negruzco en el dorso, y blanco en la parte anterior y bajo las alas. Los calificó de estúpidos y de andar torpe, de manera que se podía alcanzarlos a la carrera y matarlos a palos. Una vez a bordo se enteró de que estas aves ya habían sido cazadas por Thomas Pennant en las Malvinas en 1768 y que los ingleses los llamaban “pingüinos amarillos” o “pingüinos rey" (King Penguin).



The Patagonian Pinguin. Dibujo de Sidney Parkinson
(Pennant, Thomas. 1768.  Account of the Different Species of the Birds, called Pinguins. Philosophical transactions of the Royal Society of London 58:91-99)



John Frederick Miller, un  ilustrador inglés que ya había redibujado los dibujos de Sydney Parkinson del primer viaje de James Cook, hizo lo mismo con los dibujos de Georg Forster, entre ellos el del pingüino rey.  Miller, autor de los dibujos y grabados,  los publicó en Londres en 1776 en una rara obra, sin título impreso,  conocida como Icones Animalium et Plantarum. En 1796 Miller publicó Cimelia Physica con figuras de cuadrúpedos raros y curiosos, pájaros y algunas plantas raras con descripciones hechas por George Shaw.  



Aptenodytes patagonica. Dibujo de John Frederick Miller
(Miller, JF. 1796. Cimelia Physica : figures of rare and curious guadrupeds, birds, etc., together with several of the most elegant plants / engraved & coloured, from the subjects themselves by John Frederick Miller ; with descriptions by George Shaw. London : T Bensley. https://www.wikigallery.org/wiki/painting_258111/John-Frederick-Miller/Aptenodytes-Patagonica-illustration-from-Cimelia-Physica-Figures-of-rare-and-curious-quadrupeds-birds)




Shaw fue el primero en dar a este pingüino  el nombre especifico científico de patagonicus, en realidad erróneamente,  ya que no hay datos que afirmen que alguna vez haya habitado en la Patagonia continental, aunque quizás podría haber vivido en la región del estrecho de Magallanes. Seguramente Shaw se basó en el nombre que le había dado Pennant,  sin embargo la descripción de Shaw no coincide con esta especie sino que se refiere mas bien al pingüino emperador (Aptendoytes forsteri).


Aptenodytes patagonicus. Dibujo de Charles Reuben Ryley
(Shaw, George. 1792-1796. Musei Leveriani explicatio, anglica et latina. [London] :Impensis Jacobi Parkinson)



Weddell famoso explorador de los mares antáarticos encontró al pingüino rey también en Georgias en 1823. Vio que era muy gregario y que andaba a lo largo de la costa en grandes bandadas, erecto y con torpe caminar. Y le atribuyó tanto orgullo que en ello no son sobrepasados ni por el pavo, al que son apenas inferiores en la belleza del atuendo. En efecto, durante la muda se apartan uno de otro como con vergüenza  debido al aspecto gastado del plumaje, y cuando recuperan su máximo esplendor se reagrupan y no dejan acercarse a ningün otro que no haya completado la muda. A menudo, informaba Weddell,  se miran la parte frontal y los lados para contemplar la perfección de su brillantez y para quitar cualquier mancha. A principios de enero se aparean y ponen huevos. Como no hacen nido el huevo es incubado entre la cola y las patas donde la hembra tiene como una especie de bolsa para tal propósito. Si la hembra sale a comer,  pasa el huevo desde sus patas a las del macho ayudándose con el pico. La hembra cuida las crías casi  durante 12 meses durante los cuales mudan y completan su plumaje, y les enseña a nadar, según Weddell mediante el siguiente artificio: cuando el joven se niega aavanzar, lo convence para pararse en el borde de una roca y luego lo empuja hasta que acepta ir al mar.

Pierre Sonnerat  naturalista y explorador francés, tambiénán había obtenido este pingüino cerca de Nueva Guinea y el mismo fue clasificado por el zoólogo italo-austríaco Giovanni Antonio Scopoli como Aptenodytes longirostris.

Fitz Roy que pasó por las Malvinas hacia 1832 en su segundo viaje, observó que el actualmente extinguido zorro malvinero (Dusicyon australis), se alimentaba de aves, conejos, ratas, ratones, huevos y focas y, acostumbrado a atacar a pingüinos rey y aún focas, se acercaba sin dudar al hombre.



                                               Alex Mouchard


Pingüino rey


REFERENCIAS
Coues, E. 1872. Material for a monograph of the spheniscidae. Proc. Academy Nat. Sci. Philadelphia. Pg 170
FitzRoy, R. 1839. Narrative of the surveying voyages of His Majesty's Ships Adventure and Beagle between the years 1826 and 1836, describing their examination of the southern shores of South America, and the Beagle's circumnavigation of the globe. Proceedings of the second expedition, 1831-36, under the command of Captain Robert Fitz-Roy, R.N. London: Henry Colburn.
Price, AG. 1985. Los viajes del Capitan Cook (1768-1779). Ed del Serbal
Weddell, J. 1825. A voyage towards the South Pole, performed in the years 1822-1824.London.

https://www.biodiversitylibrary.org/

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