Alex Mouchard
“Árbol tokori con cuyas hojas nosotros, los
hekura pintamos nuestros cuerpos. Tu, gran tapir blanco, gran tapir plateado
oculto por el crepúsculo. Árbol tokori, tus tiernas hojas caen como
gotas en el agua, tu boca está cerrada con blanco plumón, tu boca con blanco plumón abierta soplando el viento”.
Invocación de los chamanes yanomami al practicar curaciones
tokori: Árbol
donde acuden a rascarse los tapires.
hekura: Espíritus benefactores de la selva.
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(von Schrebe, 1855) |
LOS MITOS DEL TAPIR
El tapir estaba presente en la
cosmología de los tupí-guaraníes pues llamaban a la Vía Láctea, Mboreví Rapé,
es decir "el camino del tapir", porque su forma sinuosa les parecía el sendero
por el que estos animales concurrían a los arroyos y barreros. Para ellos era
el camino que conducía al paraíso o Yvaga donde moraban sus antepasados. Una
parcialidad de esa etnia que vive en la sierra del Urubú Branco (Mato
Grosso) se denominan Tapirapé, es decir “los que siguieron el camino del
tapir”. Por otro lado los chiriguanos (tupí guaraníes de Bolivia) reconocían en
nuestra constelación de Sagitario al morévinayiki o "cerco del tapir", y
afirmaban que allí el moreví-tumpa ("dios tapir")
juntaba gente para trabajar en su chacra “para que no entre gusano”
(Lehmann-Nitsche, 1924).
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Tapires
Litografía de Louis Prang, (Wood, 1885) |
Pero veamos cómo fue creado el mbore según los guaraníes. Ñanderú fue a la selva donde escuchó un
sonido: “¡Cha!”, se acercó y vio un gran gusano. Decidió construirle un chiquero y lo dejó adentro. Después de mucho tiempo Ñanderú volvió y vio que al gusano le habían crecido patas. Volvió a su casa y tras otro lapso regresó y ya
encontró al tapir totalmente formado. Por eso dicen que el mbore es producto
del gusano del higuerón o waa-poy (Ficus luschnathiana) (Bareiro Saguier,
2004).
Los mayas relacionaban al tapir con el
inframundo por ser un animal nocturno, pero también con la potencia sexual y la
fertilidad. Creían que los dioses habían creado a los humanos mezclando harina
de maíz con sangre de serpiente y de tapir, por lo cual estos animales eran
sagrados y estaban vedados su caza y su uso como animales de carga. Algo similar cuentan los wichi cuando la
vieja Wakank puso sangre de tapir en unas ollas y las tapó. Al otro día, al
destaparlas, se habían formado gentes de diversas tribus. Los mayas permitían
el uso ritual del tapir en sacrificios y en la fabricación de algunos objetos
rituales como cucharas de hueso con las que tomaban el polvo de coca. Sin
embargo fue muy poco representado en el arte maya, sólo unas pocas estatuillas
se han encontrado en Guatemala y Belize.
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Cerámica maya representando un tapir
(Spence, 1913) |
Los incas mantenían un culto especial
para el tapir con sacrificios de estos animales, poco comunes para ellos, y
tenían un ídolo especial que los representaba, Guagra Yanu. Al llegar los españoles,
a diferencia de lo ocurrido con otros cultos, no prohibieron el del tapir,
porque estaban interesados en los aspectos curativos del amimal.
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Cerámica en forma de pie de tapir (Ayacucho, Perú)
(Gade, 1999)
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Las primeras mujeres xingú (Brasil)
viajaban en grupo, teniendo relaciones sexuales con distintos animales de la
selva. Al encontrar un tapir le preguntaron por el camino hacia la aldea. El
tapir aceptó guiarlas a cambio de tener sexo con una de ellas, que terminó
muriendo desgarrada debido al gran tamaño del pene del animal. Los qom relatan un
resultado similar del encuentro entre un tapir y una mujer-cigüeña. En la cosmogonía xingú se explica así la
formación de las estrellas: Los niños subían a un árbol de jenipapo a comer los frutos
maduros. Un día se acercó un tapir que les pidió fruta. Ellos le lanzaron los frutos, pero
como comía insaciablemente, empezaron a tirarle
cáscaras vacías por lo cual el tapir se enojó y, cuando los niños
bajaron, los mató y los enterró a pisotones. Después de un tiempo algunos de ellos salieron a
la superficie en forma de mandioca y de seres humanos. Siguieron el rastro
dejado por los excrementos del tapir hasta que lo hallaron dormido. Lo mataron
a golpes, lo asaron y se lo comieron. Entonces subieron al cielo y formaron un
cúmulo de estrellas (Villas Boas, 1993).
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Vasija en forma de tapir (Tainos)
http://www.latinamericanstudies.org/taino/animal-effigy-vessels.htm |
En los relatos yanomami (Venezuela) el
tapir es muerto por un personaje que lleva el cadáver a la aldea. Al repartir
la comida le ofrece a su hermano menor, Feifeiyomi, el páncreas. Éste,
disgustado, arroja el páncreas al cielo donde se transforma en
Trueno, el amo de los more (frutos). A su vez,
Feifeiyomi se transforma en pájaro y yerno de Trueno. Ambos
viven en el refugio de las almas.
Entre los tukanos (Vaupés, Colombia)
no deben comer carne de tapir los niños,
las mujeres preñadas ni los lactantes. Igualmente para el padre
de un recién nacido es tabú comer carne de tapir pues su hijo contraería
enfermedades de la piel. El motivo es que lo consideran un viejo (bege) de la
selva, quizás relacionado a los antiguos habitantes arawak que encontraron al
llegar al Vaupés y a los que llamaron behkára, el pueblo-tapir. Para otros
pueblos, comer su carne puede tener un valor ritual. Los cashibo (Amazonia
peruana) crían un tapir que está destinado a ser consumido en una gran
celebración donde se reúnen varios grupos. La familia que lo crió entona
cánticos y lamentos como si se tratara de una persona muerta, aunque el
sacrificio en sí no tiene para ellos ningún valor religioso (Descola, 2013).
En algunas ceremonias tribales el tapir
participaba de diferentes maneras. Por ejemplo, los chiriguano-chané
practicaban una danza ritual representando la lucha entre el yaguareté y el
tapir donde los danzantes usaban máscaras con la figura de esos animales. La
danza terminaba generalmente con la victoria del felino. El explorador William Bates (1873) asistió a la fiesta de San Juan, en Ega (Amazonas): “Un tipo ingenioso dispuso
una vieja pieza de tela dándole la forma de un tapir, se colocó bajo la misma,
e iba por ahí en cuatro patas. Construyó una nariz elástica semejando la del tapir, y delante de las casas de los
principales pobladores, hizo una imitación del animal pastando, tan buena, que
muchas risas lo festejaron dondequiera que fuera”.
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Máscara de wärime
http://despiertabretusojos.blogspot.com.ar/2012/10/la-ceremonia-piaroa-del-warime.html |
Por su parte, los piaroa del Orinoco
realizan la celebración del wärime que conmemora la creación del Mundo.
Sus personajes son Ojwoda’e, el tapir-anaconda, la madre ancestral; Buoka, el
venado, su hijo, el que bebió el jugo del conocimiento del árbol sagrado Kareru
y que de su ojo derecho creó a su hermano: Wajari Ojwo, el tapir, creador de
los hombres, cuya voz es el trueno. Para este pueblo el danto o tapir es el
“Padre de los frutos de la selva”, y por ser además Wajari, su creador, le
dedican muchos cantos sagrados o meñé. Wajari cometió incesto con su hermana Tchejeru, engendrando a los pecaríes, y por ese motivo
se retiró avergonzado al cielo donde reaparece en cada amanecer.
Canto
del danto de los Piaroa
“Wajari bebió jugo de dada, alucinógeno
que predice el devenir, y
vio su propio futuro en la imagen del
danto. Pero primero vio el recinto
sagrado de todos los animales, como el
báquiro, el mono y otros
animales, en fin, todos los animales que
él creó. Luego visitó también los
lugares donde conseguía los accesorios
para sus ceremonias. Y también
vio dónde habría de encontrar la muerte.
Y en la muerte se percibió
como un danto o tapir. Wajari vio que el
espíritu del danto no permanece
mucho tiempo en la tierra. A él le pasará
lo mismo que a los monos.
Los blancos lo matarán y se comerán su
carne. Y vio que el grupo
inakwedya, seres antiguos que eran parte
de los piaroa, o parte de
su sangre, se lo comerían. También vio a
un hombre que lo mataba con
arco y flecha. Vio que también el tigre
se lo comía. Y vio también a un
hombre que lo mataba con escopeta y a
otro que lo mataba con lanza”.
(Boglár, 2015)
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Familia de tapires (Craig, 1880) |
Alfred Russel Wallace (1889) escuchó de unos
indígenas de Nossa Senhora da Guía (São Gabriel da Cachoeira,
Amazonas, Brasil) un curioso relato sobre el
tapir, que otros le aseguraron que era falso: "Dicen que el tapir tiene el
capricho peculiar de dejar sus excrementos sólo en el agua, y que nunca los
encuentran a éstos a no ser en riachuelos y corrientes, aunque el animal es tan
grande y abundante que no podía dejar de ser visto en la selva. Si no puede
encontrar agua, el animal hace una cesta con hojas y lo lleva hasta la
corriente más cercana, en donde lo deposita. El relato de los indios dice que
un tapir se encuentra con otro en el bosque llevando una cesta en la boca. «
¿Qué llevas en la cesta?»,
pregunta uno. «Fruta», respondió el otro. «Dame
alguna»", dijo el primero. «No
quiero», contestó el otro; entonces el primer tapir tiró la cesta de la boca del otro, se abrió ésta, y al ver el contenido ambos se dieron
a la vez la vuelta, avergonzados de sí mismos, echaron a correr en direcciones
opuestas y nunca volvieron a pisar ese lugar en toda su vida”.
Los jabuti amazónicos tienen un relato
en que un tapir tiene relaciones con una mujer de la aldea previo sacarse el
cuero y dejarlo colgado de una rama. Muerto el galán por el marido despechado,
queda su cuero allí colgado. Un joven de la tribu lo encuentra, se lo pone
encima y se va a vivir al pueblo de los tapires donde encuentra a la mujer del
tapir muerto, la que le propone acostarse con ella. Así lo hace, pero por el
pequeño tamaño de su pene comparado con el del tapir,
desilusiona totalmente a la hembra (Mindlin, 2005). En muchos otros relatos (por ejemplo de los
mundurucu, kayapo y otros) aparece el tapir como seductor de mujeres, que
generalmente tienen el perfil de ser excesivamente eróticas, y buscan satisfacción
en este animal tan bien dotado. Se trata de mujeres que cocinan, pero descuidan a
sus maridos y a sus bebés que muchas veces se transforman en aves y huyen
volando. El tapir suele ser capturado y
dado de comer a las mujeres y niños, pero a la adúltera le reservan el pene,
que tiene gusto muy amargo. En algunos casos la mujer se transforma en pez,
pero una vez pescada por los hombres vuelve a su forma humana (Lévi-Strauss,
1969). Otras veces el tapir resulta
burlado, como en un cuento wichi donde quiere robarle la mujer a la chuña.
Se le lanza encima, pero el ave lo espera firme y, a pesar de la fortaleza del
tapir, le da tal golpe de garrote en la cabeza que le levanta un chichón que aún hoy podemos ver en su testuz.
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(Gray, 1873) |
Los tukano también atribuyen al tapir un
gran apetito sexual y capacidad fecundante, proveniente de su gusto por comer
ciertos frutos afrodisíacos como el umarí (Paraqueiba paranensis). Como una
invocación a ese poder, en el rito de iniciación femenino, las púberes son
encerradas en una choza cubierta por
cueros de tapir. Una de las etnias tukano, los desana, tienen un relato
donde su primer integrante sube al cielo para encontrarse con el tapir, llamado
Trueno por su voz, y hace un trato con él.
El arreglo consiste en entregarle a su hermana a cambio de una de las
mujeres del Tapir-Trueno, pese al disgusto que éste tiene hacia los extraños.
Tal vez este relato reproduce un hecho
histórico pues al llegar los tukano al Vaupés desplazaron a los arawak, sus antiguos
habitantes y les robaron mujeres. En otros cuentos los tukano le roban al tapir
su poderosa voz que queda reducida a un silbido y mientras el tapir los persigue
ellos aprovechan a llevarse sus mujeres. Sin embargo, con el correr del tiempo
los tukano fueron adquiriendo los mitos y costumbres de los arawak y terminaron
por considerar al tapir como un viejo ancestro, un suegro. Por ello evitan
cazarlo y si lo hacen tratan de obtener antes el permiso del “Dueño
de los animales” a través de un shamán. En la época en que madura el umarí, el tapir se
acerca a esos lugares y la caza queda permitida, quizás por tratarse de la
estación seca cuando la comida no abunda y los niños
se mueren desnutridos. Una vez obtenida la pieza le cortan la lengua para que no los delate
ante sus parientes que podrían vengarse del cazador. La carne generalmente es
ahumada para curarla y quitarle su esencia peligrosa.
LA MUERTE DEL TAPIR
De
súbito um tremor correu todo o arvoredo:
E
o que há pouco era calma, agora é movimento,
Treme,
agita-se, acorda, e se lastima... O vento
Fala:
'Tapir! Tapir! é finda a tua raça!"
E
em tudo a mesma voz misteriosa passa;
As
árvores e o chão despertam, repetindo:
'Tapir!
Tapir! Tapir! O teu poder é findo!"
Panóplias - A Morte de Tapir - Olavo
Bilac
[De repente un temblor corrió por toda la
arboleda:
y lo que hace poco era calma, ahora está
en movimiento,
tiembla, se agita, se despierta, y se
lastima ... El viento
habla: “¡Tapir!
¡Tapir! ¡Es
el fin de tu raza!”
Y por todo pasa la misma voz misteriosa;
los árboles y el suelo despiertan,
repitiendo:
“¡Tapir! ¡Tapir!
¡Tapir! ¡Tu
poder ha terminado!” ]
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Con respecto a la alimentación de estos
animales, los kaingángues de Misiones cuentan lo siguiente: “Aprovechando la
ceniza y el carbón, Kadjurukré hizo los tigres, diciéndoles «vayan
a comer gente y caza» y los tigres se fueron rugiendo. Como ya
no tenía más carbón para pintar, hizo los tapires, que pintó con ceniza,
diciéndoles «vayan a a comer caza»,
pero como no habían salido con los oídos perfectos, no
entendieron bien, y preguntaron de nuevo qué tenían que hacer; Kadjurukré, que ya estaba
haciendo otra clase de animal, les gritó con mal modo: «vayan
coman hojas y ramas de árboles»; esta vez oyeron bien y se fueron y he aquí por qué las antas solo comen hojas, ramitas de árboles y frutas” (Ambrosetti, 1895).
Pero los wichi dicen
que fue Tókjuaj, su héroe, quien
viéndolo muy flaco le dio pasto, que el tapir no quiso comer, y finalmente
logró que se alimentara de "ramas y tunas y toda rama espinuda". Este mismo pueblo explica así algunas
características del tapir o iyela. Al principio tenía piel muy fina, pero de
tanto transitar entre las tunas y clavarse las espinas se le fue poniendo
gruesa. Tókjuaj quiso flecharlo pero las flechas no le entraban por lo cual le
encajó una piedra en la boca y por eso ahora tiene la nariz y la boca grande
(Terán, 1998). Tókjuaj también enseñó a los wichis a perseguir al tapir con perros y
ultimarlo con lanzas. En una ocasión había tallado en madera un caballo, dándole vida para poder canjearlo por maíz. Otros quisieron imitarlo pero con tan
poca habilidad que les salió un tapir,
un burro y la mula.
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Tapires acechados por un yaguarete
Wood, JG.Trespassers. London,Seeley,Jackson and Halliday,1875. |
Los aguaruna, del Amazonas peruano,
atribuyen el silbido del tapir a los siguientes hechos: Antiguamente el pájaro
kúnkupi no sabía cantar, sólo silbaba, recibiendo la burla de las demás aves.
Un día encontró a una sacahavaca (tapir) que tenía muy buena voz, y le pidió
que le enseñara
a cantar. Sin embargo, por más que lo intentaba no lograba aprender.
Finalmente le pidió al tapir cambiar el buen canto de éste por su silbido. El tapir aceptó y desde
ese día el kúnkupi empezó a cantar muy bien y la sachavaca sólo sabe silbar.
MARIA
LIONZA, DIOSA DE LA NATURALEZA VENEZOLANA
María Lionza, es el personaje central
de un culto que se practica en Venezuela, y el tapir aparece como su
cabalgadura, ya que era un animal sagrado para muchas etnias indígenas. Esta religión sincretista apareció a fines
del siglo XIX y parece reunir ritos de los indígenas caquetío y jirajara,
del África Occidental y del catolicismo, y
reverencia a María Lionza o Yara como diosa de la naturaleza, del amor, de la
paz, de la fortuna. Una de sus esculturas, obra del escultor Alejandro Colina se encuentra en Caracas, en la
Autopista del Este.
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http://www.diosuniversal.com/Leyendas/Maria-Lionza-la-creencia-de-un-pueblo |
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USOS DEL TAPIR
Los indígenas chaqueños
consideraban que la carne del tapir transmitía su fuerza y que por eso era buena para
comer. La consumían asada al fuego o a las brasas, colocadas
en pozos en la tierra que cubrían con ramas. También la secaban al sol
para usarla como charqui. Además el cuero servía para confeccionar correas,
riendas, calzados, látigos y cintos. Uno
de sus nombres guaraníes hace referencia a ello: mborebí, de mború, tiento,
y bí, bueno, conveniente. Los guaraníes comían la carne cocida y molida en el
plato denominado piracuí. Las pezuñas molidas se usaban en infusiones junto con
distintas hierbas para tratar afecciones cardíacas, epilepsias y hemorragias.
Alfred Wallace decía que “su carne
es muy buena, se considera un alimento saludable, y se dice incluso que es un
remedio para las fiebres intermitentes. Es un animal muy tímido, que deambula
principalmente por la noche. Cuando un indio descubre un lugar en el que se
alimenta, construye una plataforma entre los árboles, a unos ocho pies de
altura, y se queda allí desde poco después del anochecer armado con una
escopeta o con el arco y las flechas. Aunque es un animal pesado, el tapir
camina con la ligereza de un gato y sólo se puede oír que se aproxima por el
suave crujido de los arbustos; el más ligero sonido u olor lo alarma, por lo
que el indio se queda quieto como si estuviera muerto durante horas, hasta que
el animal se aproxima lo suficiente como para dispararle, o hasta que al oler a su
enemigo se va en otra dirección”.
No coloquéis nudos corredizos
en los parajes en que dejare mis huellas;
colocad, si,
fijad trampas mondé
en los sitios por donde he de pasar.
Canto guaraní
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Los nambikwara utilizan para cazarlo una
flecha con la punta de bambú en forma de arpón, la cual le produce al animal
una hemorragia, dado que la dosis de veneno que puede llevar la punta de una
flecha común no podría llegar a matar fácilmente al animal (Lévi-Strauss,
1961). Los qom tenían la técnica de prender fuego al monte y luego esperaban a
los tapires que huían, matándolos con
mazas de madera. Los botocudos “buscan rodear a las tropas de animales grandes,
como los pecaris que llaman hurra, y los tapires (hokhmereng). Cuando tienen éxito, se apresuran a perforar los cuerpos
de estos animales con tantas flechas como pueden, ya que estas flechas matan
muy rápido. Se comen hasta la piel del tapir y
dejan solo los huesos más grandes” (Wied, 1821) .
Wied (1821) observó también entre los
indios camacan el uso de instrumentos musicales hechos con uñas
de tapir atadas con cordones al cual llaman herenehedioca y que les servía para
marcar el ritmo, dando un sonido muy fuerte al ser agitados. Los mismos manojos
de uñas junto con dientes, aplicados en los
extremos de un grueso cordón de algodón rojo, servían de distintivo a los jefes. Entre los tupí-kawahib las mujeres usaban pulseras,
tobilleras y cintos hechos con dientes de tapir a manera de cuentas.
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Collar de dientes de tapir - Yanomami
American Museum of Natural History |
Con respecto a los petos de piel de
tapir que confeccionaban, Martín Dobrizhoffer (1784), informaba que:
“esta defensa se parece a una especie de
dalmática, preparada con cuero de alce sin
ablandarse, muy áspero por dentro y cubierto por fuera con piel de tigre.
Abierto en el medio para que pueda pasar la cabeza, se extiende por ambos lados
hasta el codo y la cintura, y es casi impenetrable a las flechas comunes,
aunque no a las lanzas o proyectiles de plomo, pero muchas veces disminuyen y
reprimen también la fuerza de éstas. Comenzaron a usar en el tórax un cinturón
de un palmo de ancho hecho con el mismo cuero de alce”. Aquí alce se refiere al
tapir y Giuseppe Jolis aclaraba la confusion con el gran ciervo del Hemisferio
Norte (Alces alces) , cuyo nombre en alemán es elan, que es el nombre que La
Condamine aplicó por analogía al tapir,
siendo seguido en este error por varios autores. Elan significa
“miserable” y se le daba por sufrir a menudo del mal caduco o epilepsia, para
liberarse del cual se rascaba la oreja con la uña
de su propio pie izquierdo anterior.
También Florian Paucke (1748) se refirió al
cuero de tapir: “Una vez un indio me trajo un látigo cortado en cinco correas
de semejante cuero labrado a manera india y me dijo: —Ahí te traigo un azote
para los niños malcriados de la aldea. Yo admiré el grosor del cuero que jamás había visto. Si bien lo acepté, no lo usé jamás, pues sólo con mostrar y exhibirlo hubiera podido
mantener en la mejor disciplina a los niños porque tenía un aspecto muy homicida”. Los qom elaboran con el cuero sogas y
lazos pero dicen que no es conveniente usarlos para atar caballos porque éstos se hacen pesados como el tapir,
perdiendo agilidad y velocidad.
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Tapi |
Entre los ayoreos se usaba un tipo de
sandalia llamada paode, hechas de cuero
de tapir, que se sujetaban con cordones de garabatá. En su mitología el Tapir
era el principal productor de miel, que entregaba a otro animal, antecesor de
los hombres, fabricándola a partir de ventosidades o mediante una receta
mágica.
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Sandalia de cuero de tapir
(Nordenskiöld, 1910) |
La crueldad de algunos pobladores los
llevaba a veces a empezar a desollar al tapir aún vivo, lo que dio origen en el
nordeste brasileño a la leyenda del Anta Esfolada. Se cuenta
que un cazador obtuvo un anta y al darle el primer corte para desollarla, el
animal se levantó de golpe y se internó en la selva donde se transformó en
una especie de bestia demoníaca que por las noches aterrorizaba a los
pobladores con sus locas correrías, saltos y ronquidos. El lugar pasó a a ser conocido como Anta
Esfolada ("anta desollada") y tras muchos años de padecimiento, los habitantes llamaron
a un sacerdote capuchino para exorcizar a la bestia. El cura practicó sus rituales y mandó a
levantar una cruz de madera de inharé, por lo cual el poblado pasó a llamarse
Nova Cruz (Matto Grosso do Norte). Sin embargo el anta siguió haciendo
incursiones por las capueras, asustando a los vaqueros (Cascudo, 2012).
Otro uso curioso del tapir lo consigna
Wied, para Minas Geraes (Brasil) “los terneros nunca se sacrifican, por lo
tanto, para separar el queso, no se usa el cuajo de ternero sino el del joven
anta (Tapirus), el de Tatú Carreta (Tatu gigante de Azara), el de ciervo o de
cerdos”.
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Cría de tapir
(Gray, 1872) |
EL TAPIR MEDICINAL
Según los guaraníes los bezoares del
mborevi curaban el envenenamiento provocado por ofidios, arañas,
escorpiones e insectos. Sobre estos bezoares decía el padre José Guevara (1752): “Tiene dos buches,
uno vulgar en que recibe el alimento, y otro particular lleno de palitos
podridos. En este segundo se halla la piedra bezoar, tan estimada para el mal
caduco y otras dolencias que se supone hallen remedio en su virtud. Esta piedra bezoar (…) no tiene figura
regular, ni determinada formación, a las veces se encuentran vacías por dentro,
y esto sucede cuando la fábrica se cimienta en materia que es de fácil
disolución. Otras veces estriba en algún palito o arena, que sirve de cimiento
a la obra (…) Toda la virtud medicinal de los bezoares procede de las yerbas y
palitos”.
Los europeos transfirieron algunas
creencias que tenían sobre el alce al tapir pues pensaban que sufría igualmente
de epilepsia y se libraba de la misma rascándose la oreja con la uña
de su propio pie izquierdo anterior. Vargas Machuca (1599) afirmaba que “la uña de la mano izquierda dizen es buena para
el coraçon”, y Pedro Lozano (1733) agregaba que “otros dizen que de la mano es piptima
admirable para el corazón, lo que reconociendo este bruto que es asaltado
frecuentemente del mal caduco, luego que se siente tocado de él, aplica dicha uña”.
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Dijujo de Sally Barnard (fragmento)
Call Me Zena: A True Story Into the Unknown. AuthorHouse, 2008
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Por ello en lo relatos de los cronistas
se da gran valor a los pies, uñas y bezoares del anta, que permitían
prevenir y curar una enfermedad tan temida y asociada con el demonio como la
epilepsia, llamada afecería, perlesía, mal caduco, gota coral o mal de corazón,
pues en aquellas épocas atribuían la epilepsia a una dolencia cardíaca. Los
españoles usaban amuletos de “uñas de la gran bestia” colgados del cuello o sujetos sobre el
corazón. Aún hoy esos productos se usan en la medicina
popular andina de los kallawaya, en Bolivia, incluyendo además huesos, dientes, trozos de cuero y
sangre, para tratar el sunqo nanay o “mal de corazón” como llaman a la
epilepsia. Sus poderes se han extendido
también hasta dar éxito en el amor o los negocios, como se cree en Ecuador.
También para los guaraníes la pezuña triturada servía para detener las
hemorragias del parto y el mal del corazón; lo mismo que los bezoares o
mborebí-itá (“piedra del tapir”). Los
qom utilizan su grasa para aliviar hematomas producto de golpes fuertes.
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Estatuilla de tapir hecha en madera de palosangre (Brosimum rubescens), (Colombia)
http://tapirgallery.blogspot.com.ar/ |
LOS DAÑOS
DEL TAPIR
Como vimos en la entrada anterior se
considera al tapir como un animal inofensivo mientras no se le obstruya el paso
o se lo acorrale.
“
¡El anta! –
exclamó Domingo, parándose,
con el machete en la mano - ¡Cuidao, que viene!
¿Por qué?
– protesté
¿Qué
puede hacer un manso tapir?
(…)
Momentos después se oyó un ruido de ramas que se abrían, acompañado
de fuertes resoplidos, y vimos dos puntos luminosos en medio de una enorme
mole que se nos venía encima. Nos levantamos como resortes y en dos saltos
nos colocamos a los lados. El animal traía sus pequeñas
orejas tiesas como las de un caballo atento y tenía
los ojos fijos en el fuego. No se detuvo, en línea
recta llegó al centro del fogón, y lo que allí sucedió fue más rápido que lo
es su descripción. El calor lo enardeció; su pesado cuerpo saltaba con la
ligereza de un venado; pisoteabael fuego con rabia ciega; arrojó al aire los
elños encendidos en medio de un chisporroteo
de luces de Bengala, y apenas iluminado por la mortecina luz rojiza de las
brasas desparramadas por el suelo parecía una quimera ejecutrando una danza
diabólica”.
Selva Adentro – Germán de Laferrère
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Wied (1821) relató este suceso ocurrido a un
indígena machacali: “Un tapir herido por los salvajes había pasado ante un
joven, quien lo irritó más con una flecha, entonces el animal lo persiguió, lo
apresó con los dientes y le desgarró todo el costado. La herida comenzaba en el
medio del pecho y se extendía alrededor de la escápula hasta la espalda; había
sido cosida, y la carne se había unido bien”. Los qom tenían muy en cuenta la
fuerza de este animal. En uno de sus relatos un tapir enfrenta a un puma que le
había robado una cría. Tras un tiempo lo encuentra en el agua y se le abalanza
y termina ahogándolo. Y los indígenas de Misiones creían que transmitía su
fuerza a las correas hechas con su cuero (Félix Coluccio).
Por otro lado los portugueses atribuían
las inflamaciones de los ojos a comer la carne del tapir.
“Bastaría que me vieran a la luz del día,
bastaría que uno me tirase una piedra o un palo, y verían que soy un pobre,
tímido, inofensivo, inerme, debilísimo tapir; y que mi trompa erguida, mis
bramidos sordos, aquel disparar hacia mi enemigo atropellándolo todo, no son
furor, sino miedo”.
La Gran Bestia – Leonardo Castellani
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También el tapir podía ser muy dañino
para los cultivos, como cuenta el padre Guevara (1752): “Tanto damnifica a los labradores, que
lograrían pingües cosechas si no fuera por estos animales
que las persiguen y talan. Como es animal tímido, no se atreven a aparecer delante del
chacarero (…) pero acecha con infatigable vigilancia los movimientos del
cuidador, y cuando conoce que está ausente, entra confiado en la sementera, se
ceba en ella y en poco tiempo acaba con ella”.
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Artesanía en relieve (Belize)
http://tapirgallery.blogspot.com.ar/
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LOS NOMBRES DEL TAPIR
Abipones
(Argentina): alalek.
Achua-Shiwiar
(Ecuador): pamá, pamáu.
Botocudos (Brasil): höckmereng.
Cainguá
(Guaraní puro): tapiich, que dio origen
a tapir, tapira, tapyra, tapihire. Cuando los españoles
introdujeron a los bovinos, los
indígenas le aplicaron este mismo nombre, por lo que surgió la variante
“tapiiereté”: tapir verdadero (eté: propio) y también “tapiruzú” o “tapiroissou”: tapir grande.
Camacans
(Bahía, Brasil): heré.
Español
/ Portugués: danta, anta, ent,
ante, anto, anteburro (México), vaca mocha (Venezuela). Pinacho
(Salta, Jujuy – Argentina). Anta es una voz proveniente
del árabe «l’amt»: cuero grueso y resistente de antílope.
Español:
La gran bestia. Nombre aplicado anteriormente al alce.
Galibi
(Guayanas): maypouri, manipuri.
Ingais
(Misiones, Argentina): kumbé guí, guí.
Kaingángue
(Misiones, Argentina): odjúr, odjoro.
Kiema: manpurisch.
Maconis
(Brasil): tía.
Makushi
(caribes - Roraima/Guyana): waira, huarari.
Malalis
(Minas Geraes-Brasil): amayeu.
Maschacaris
(Brasil): tschaá.
Matse
(Perú Amazónico) : neeishame.
Maya
(ki’che): nimá-tziiz ("gran coatí", al que se parece por su larga nariz), tzíimin.
México:
Beori.
Mbaya: Guaga.
Mocovíes
(Argentina): alolyac.
Nahuatl
(Belize): tlacaxolotl.
Nambicuara
(Matto Grosso, Rondonia – Brasil): alúnsu.
Pataxós
(Brasil): amakhy.
Qom
(Argentina): shepegaqlo, ioligac.
Quechua
(Perú): huagra, ahuara, sachahuajra ("vaca silvestre"). Sachavaca es un nombre
mixto quechua/español que significa también “vaca silvestre”.
Quechua
(Santiago del Estero, Argentina): pinchácu ("que anda en las acequias").
Tukano
(Vaupés, Colombia): vehke.
Tupi-guaraní
(Brasil, Paraguay, Argentina): mborebí (de mború, tiento, y bí, bueno,
conveniente, por la calidad de su cuero), boreví, mboreví hovih, mboré.
Uariari: tamanakisch.
Wichi
(Chaco / Formosa): iye’La.
Para
los interesados en la imaginería del tapir recomiendo esta página de
Facebook: Fundación preservadora de dibujos de tapir - @fpdddt -
https://www.facebook.com/fpdddt/
Junto con otras varias que hay sobre
el terma, es una muestra del interés que aún hoy despierta el tapir en
nuestras culturas urbanas y que esperemos ayude a salvarlo de la extinción.
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REFERENCIAS
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kaingángues de San Pedro (Misiones). Buenos Aires: Compañía Sudamericana de
Billetes de Banco.
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Editorial El perro y la rana: Caracas.
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Wood, JG. 1885.Animate creation. New
York,S. Hess.
Corrida de anta (Chamamé)
ResponderBorrarYo se que cuando arremetes,
aplastando las tacuaras,
te vas jugando la vida,
que ninguno te regala.
Que aprovechás la pendiente,
para llegar hasta el agua
y hundirte en algún remanso,
despistando a la perrada.
Yo se que sabes que el hombre,
desde siempre te acorrala,
que sino es en el sobrado,
en el arroyo te aguarda.
Que te delata la huella,
que en el barro ayer dejaras
¡Ay , si tuvieras dos manos,
ay, si pudieras borrarlas!.
Pero ante aquella jauría,
es tu instinto el que te salva,
tu olfato de mboreví,
oculto en la trompa larga.
Que tienes la oreja atenta,
para saber cuando ladran,
y alejarte del barrero,
donde ayer te refrescabas.
¿Por qué será que no saben
disfrutar de tu confianza?,
y que tan solo ven carne,
y no respetan tu estampa.
Ojalá puedan sus hijos,
hacerle dejar las armas
y que se vuelvan tan buenos,
como tu mansa mirada.
Por suerte ya estoy tranquilo,
¡Pudiste llegar al agua!......
Juan Carlos Chebez