El cardenal amarillo es una hermosa especie de ave sudamericana que se
encuentra en peligro de extinción a causa principalmente de la maldad humana
que lo ha condenado a prisión perpetua por la belleza de su plumaje y de su
canto. Veamos como lo encontró un naturalista inglés en los campos uruguayos.
Bruant Commandeur - macho Temminck.1837.Nouveau Recueil De Planches Coloriées D’ Oiseaux. Paris. F G. Levrault |
Un inglés en Soriano
Una
fría tarde del recién iniciado año 1892,
Philip Lutley Sclater se encontraba trabajando en su gabinete de secretario de
la Sociedad Zoológica de Londres. Estaba preparando la obra sobre las aves de
Argentina, Argentine Ornithology, que
habría de publicar con William Henry Hudson. Mientras revisaba su material
observó con gran preocupación que tenía muy poca información sobre la avifauna
uruguaya. De modo que pidió y consiguió del gobierno británico una beca de 100
libras esterlinas para enviar un naturalista al Uruguay a fin de hacer
observaciones y colectar material para el Museo Británico. Entre varios
postulantes Sclater eligió a Oliver
Vernon Aplin, un conocido naturalista de campo inglés, que había publicado un
libro sobre las aves del condado de Oxford.
Aplin
se embarcó a principios de septiembre de aquel año y tras un largo viaje de más
de un mes llegó a Montevideo. Proveniente de un país que había padecido varios
brotes de coléra, tuvo que realizar una cuarentena de 8 días, a bordo del
buque, anclado frente al puerto de Buenos Aires. Durante esos días Aplin fue
anotando las aves que se posaban en la arboladura del buque, entre las cuales
registró a la amenazada loica pampeana y, curiosamente, también tuvo “tinamú
para la cena”. Finalmente pudo transbordar a un vapor de ruedas, el “San
Martín”, de La Platense Flotilla
Co, y así llegó a Montevideo. Este buque, bastante lujoso, construido en
Glasgow, era el mismo que en 1888 había llevado los restos mortales de Domingo
Faustino Sarmiento desde Asunción a
Buenos Aires.
El San Martín
http://www.histarmar.com.ar/BuquesMercantesArgAnt/Rocca-Inicio%20Cias%20Fluviales.htm
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Sclater
tenía un amigo estanciero en el departamento de Minas con quien había hecho
arreglos para el alojamiento de Aplin, sin embargo por algún motivo esto no
prosperó y el viajero tuvo que recurrir al embajador británico quien lo conectó
con Don Felix Buxareo, quien lo acomodó en una de sus estancias, Santa Elena,
sobre el río Monzón en el departamento de Soriano. Buxareo era senador nacional y a la vez importante productor ganadero e
impulsor del mejoramiento zootécnico en Uruguay, especialmente de la raza
vacuna Hereford y de varias razas de ovinos.
El
naturalista inglés viajó por tren de Montevideo a San José, donde
pernoctó, y al otro día tomó la
diligencia a Santa Elena, a donde llegó casi 12 horas después, tras atravesar
los Cerros de Mahoma, cuchillas de 180 msnm, llamadas así no por el profeta islámico
sino por un nativo llamado Ohma que vivía en el lugar. Aplin fue recibido por el mayordomo de Santa
Elena, T. W. Burgess, quien lo ayudó mucho gracias a su gran conocimiento de
las aves del lugar.
Arroyo Grande
http://mw2.google.com/mw-panoramio/photos/small/20472059.jpg
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La
estancia tenía casi 11.000 ha y estaba ubicada en el ángulo formado por los arroyos Grande y Monzón. El paisaje era suavemente ondulado,
cubierto por pastizal corto con algunos manchones de altos cardos y cortaderas.
Como es frecuente en Uruguay, el campo estaba salpicado de bloques de roca de
tamaño diverso y entre ellos bosquecitos de tala, molle, curupí y sombra de
toro. Entre las lomas observó pequeños cursos de agua y lagunas temporarias
formadas por las lluvias. Algunas de ellas con barrancas escarpadas y otras con
riberas pantanosas rodeadas de pajonales de paja mansa (Paspalum quadrifarium).
En
este ambiente tan fragmentado Aplin se sorprendió mucho “con la variedad,
vistosa coloración y mansedumbre de las aves” y entre ellas menciona torcazas,
carpinteros, cabecitas negras, cardenales, calandrias, renegridos,
pirinchos, golondrinas, tijeretas,
benteveos, chingolos, gorriones, leñateros y horneros. Es curiosa su opinión
sobre estos últimos: “a menudo deseaba que los horneros, con sus notas
discordantes que taladraban los oídos,
estuvieran al otro lado del mundo, para que yo, temprano en las mañanas
(…), pudiera escuchar más fácilmente los silbidos aflautados del cardenal, los
breves y dulces acordes del chingolo, el canto zorzalino de la calandria, y el
rico gorjeo de la ratona (…) Algunos, creo, aman a este pájaro. Para el ornitólogo
de campo que quiere obtener algún conocimiento sobre las notas y cantos de
otros pájaros, pronto se hace detestable y detestado. Es muy común y, donde
quiera que se vean otros pájaros en los árboles, es casi seguro ver al hornero. No es para nada tímido, y rara vez deja de
acosar a una persona, llegando a corta distancia hasta posarse a unos pocos
centímetros de la cabeza del infortunado naturalista, haciendo todo lo posible
para impedirle escuchar a otros pájaros.”
Recorrido realizado por Aplin Aplin, OV -1894- On the Birds of Uruguay – Ibis 22. |
Acompañado por Juan La Dieu [¿Jean de
Dieu?] visitó también la estancia Santa Florencia, en la ribera norte del río
Negro, a la altura de la desembocadura del arroyo Grande. El monte era muy
extendido allí y con una densidad tal que hacía casi imposible entrar en él,
salvo por los senderos hechos por el ganado. Los árboles eran muy
desarrollados, especialmente el viraró y el blanquillo, y además menciona
mataojos, talas, quebrachos, molles, sauces, coronillos, guayabos, ñandubayes y
ñangapiríes. Fuera del monte vio
diversas mirtáceas, aromos (espinillos), ñapindayes o uña de gato, cina-cinas
y, en sitios inundables el seibo.
En los casi ocho meses que permaneció en
Uruguay, Aplin registró 139 especies de aves. Antes de regresar a Inglaterra
permaneció unos pocos días en Montevideo consultando las colecciones del Museo
de Historia Natural, dirigido por el profesor José Arechavaleta y Balpardo, y
donde tuvo la colaboración del ayudante de zoologia, Juan H. Figueira. Arechavaleta era un naturalista y farmacéutico
vasco autodidacta , recién nombrado a cargo de la dirección del Museo, donde
permaneció hasta su muerte, siendo uno de los primeros introductores de las
ideas evolucionistas de Darwin en la región.
El encuentro
El 25 de mayo de 1893, poco antes de
partir, Aplin observó por única vez en
estado silvestre a una pareja de llamativos pájaros. Se encontraba cabalgando
por el borde del bosque marginal, en la confluencia del arroyo Grande con el
arroyo de los Cerros de Ojosmín, afortunadamente sin armas, cuando los vio posados
en un tala: “Son aves vivaces, elegantes y a veces se las ve en jaulas”. Las
clasificó como “Yellow Cardinal”, Gubernatrix
cristatella.
Feria de Tristán Narvaja hacia 1920
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Su comentario indica que al menos en esa
zona de Uruguay ya no era un ave muy común a fines del s. XIX. Tal es así, que hacia 1960 había un solo
ejemplar en el Museo de Montevideo, capturado en el departamento Rio Negro, y
Cuello y Gerzenstein lo consideraban poco abundante. Al respecto Gore y Gepp
señalaban que sin estar aún amenazada, era una de las especies particularmente afectadas por la caza en
trampa. “El cardenal amarillo, Gubernatrix cristata, es en la
actualidad un pájaro raro; un espléndido cantor, es particularmente favorito de
los avicultores. Los machos en especial alcanzaban altos precios cuando eran
vendidos en la feria dominical de la calle Tristán Narvaja en Montevideo”.
Puesto de venta de pájaros en la feria de Tristán Narvaja
http://fotosdemontevideo.com/wp-content/uploads/2012/06/feria-tristan-narvaja2.jpg
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La historia
Bruant huppé
Dibujo de Paul-Louis Oudart grabado por Godefroy
Engelmann
Vieillot, LP. 1834 . La Galérie des Oiseaux - Paris
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Un siglo antes de la presencia de Aplin en
el río de la Plata, el naturalista aragonés Félix de Azara describía al que
llamó, usando su nombre santafesino, Crestudo Amarillo. Encontró sólo tres
parejas a la altura del paralelo 29, probablemente en cercanías de Goya
(Corrientes), lo que comprueba que hacia fines del s XVIII tampoco era muy
abundante.
Bruant Commandeur - hembra -Temminck.1837.Nouveau Recueil De Planches Coloriées D’ Oiseaux. Paris. F G. Levrault |
Algunos años después Coenraad Jacob
Temminck obtuvo unos ejemplares vivos llevados de Buenos Aires a Paris por Rose
Marie Pinon, esposa del explorador Louis Claude de Saulces de Freycinet, quien
capitaneó un viaje de circunnavegación a bordo de la nave Uranie entre 1817 y 1820. Digamos de paso que en el buque había un pasajero
clandestino, que resultó ser la misma Rose, vestida como un hombre, que volvió
a sus vestidos de mujer cuando pasaron por Gibraltar, y pasó el resto del viaje
entreteniendo a la tripulación con sus recitales de guitarra. Al parecer este
travestismo era un recurso común en la época, como se puede ver con el caso
del polizón en el viaje de Philibert
Commerson (ver nuestra entrada Jeanne Baret - El Misterioso Ayudante
de Commerson http://historiaszoologicas.blogspot.com.ar/2011/07/el-misterioso-ayudante-de-commerson.html). Los ejemplares de
Madame Freycinet fueron dibujados por la mano magistral de Jean-Gabriel Prêtre
como podemos ver en las reproducciones adjuntas
y descriptos por Temminck quien los denominó Bruant Commandeur, que
podríamos traducir como Escribano Comandante, Emberiza gubernatrix. De aquí surgió el nombre genérico que más
tarde le aplicó René Primevère Lesson y que hace referencia al vistoso
plumaje que recuerda un uniforme
militar.
Crested Bunting Swainson W -1821- Zoological Illustrations, Or Original Figures and Descriptions |
William Swainson dibujó otro cardenal
amarillo que fue traído vivo de un puerto de Brasil y que le fue obsequiado por
un tal Mr. Brookes. Lo llamo Emberiza
cristata, sacándole el diminutivo que en verdad no merecía y anotó en
inglés Crested Bunting. Bunting es el
nombre que se le da a las aves del género Passerina
(azulines - familia Cardinalidae).
Commanding Bunting Grabado de Edward Griffith tomado de la obra de Temminck.Cuvier, G -1827-1835- The animal kingdom. London: G.B. Whittaker |
Charles Darwin obtuvo un ejemplar en las
barrancas del Paraná, cerca de Santa Fe, pero no agrega más detalles.
Burmeister (1861) por su parte dice: “No
es raro en Paraná; más frecuente en Córdoba donde lo he visto con frecuencia”. Hacia 1879 Walter B. Barrows anduvo
observando aves en Concepción del Uruguay (Entre Rios) donde el cardenal
amarillo era un ave de jaula bien conocida. “Se dice que se reúne en bandadas
que llegan a varios centenares, pero nunca he visto más de tres juntos”. Luego
agrega que a su parecer no se justifica llamarlo “cardenal” pues, a diferencia de los dignatarios
eclesiásticos, no tiene nada de rojo en su plumaje, aunque reconoce que ya se
había establecido esa denominación como “nombre de la cosa”. Doering (1881) lo
encontró en verano entre los valles de los ríos Negro y Colorado, “con su canto
agradable y sus alegres movimientos”.
Cabeza de cardenal amarillo Catalogue of the Birds in the British Museum. British Museum (Natural History). Vol 12 (1888) |
Hudson (1888) señalaba: “El Cardenal
Amarillo, es un pájaro agraciado y alegre, con una fuerte voz melódica, y una
de nuestras aves de jaula favoritas. Visita Buenos Aires en pequeñas bandadas
en primavera, pero es un pájaro raro entre nosotros. Hay poca variedad en su
canto, que se compone de cuatro cinco notas melosas, de gran potencia, con un
tono semejante al mirlo europeo”. Frenzel lo señalaba en Córdoba en 1891:
“Conocido como "cardenal amarillo", a menudo en jaulas, es celebrada
su bien melodiosa voz”. En diciembre de 1920 en Victorica, La Pampa, Alexander
Wetmore vio que “este elegante cardinal era bastante común (…) los machos
cantaban, desde sus perchas entre las hojas de la cima de los árboles, una
fuerte canción silbada, de tono animado, y algo semejante a la del cardenal
[común] ( …) Mantenían la cresta erguida
y tenían un aspecto elegante y fogoso.”
Cardenal amarillo, cardenal de Virginia y cardenal común
Blakston, WA, Swaysland W , and AF
Wiener – 1884 - The book of Canaries and Cage Birds.
Cassell, Petter, Galpin & Co. London.
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El cardenal amarillo en la cultura
El cardenal amarillo, habitante de los
mismos territorios que los nativos gününa-këna, comechingones y charrúas, ha
dejado poco material para los mitos y leyendas, quizás debido esto a su escasez
pese a que difícilmente les haya pasado
inadvertido. Los guaraníes lo llamaban güirá-tirí , de guirá: ave, y tirica: miedoso,
tímido, aunque no parece serlo a juzgar por la opinión de los criadores que
dicen que es muy agresivo hacia pájaros de coloración similar.
Por el contrario, el cardenal amarillo ha
inspirado notablemente a la pluma de los poetas contemporáneos, quizás por su
bello plumaje, su voz llamativa, su rareza y el triste destino carcelario.
Veamos algunos ejemplos:
Luis Horacio Martinez lo retrata con
precisión en estos hermosos versos de su obra “De alas y trinos”:
El
Cardenal Amarillo
Tiene
un primo famoso y conocido
habitante
también de nuestro pago,
aquél,
el del copete colorado,
emblema
federal del cielo mío.
El
también es cantor y de los buenos,
entre
talas, quebrachos y espinillos
enhebra
refucilos amarillos
y
a la tarde le entrega un canto pleno.
Un
negro en su copete se ha prendido
y
ha ensuciado apenitas su garganta,
es
la dulzura misma cuando canta.
Cardenal
amarillo, el perseguido,
el
celeste entrerriano lleva un ruego,
lo
quiere libre... nunca prisionero.
Otros poetas se refieren a su notable
canto. Así José María Fernández en sus versos “A orillas del Gualeguay” nos
cuenta: “Tengo un rancho en Entre Ríos a orillas del Gualeguay, con sombra de
Ñandubay, y un coro de aves canoras, (…) un cardenal amarillo, me canta en la
tardecita, con una voz suavecita, que es un deleite escuchar”.
En una página de Facebook denominada
“Poemas al vuelo” encontramos estos versos anónimos:
¡Oh!
cardenal amarillo
música
sobre el espinillar/
gorjeo
y plumaje de oro
sinfonía
en el monte paiubrero/
.
. . . . . . . . . . . . . . . . .
¡Oh!
cardenal amarillo
trémulo
trino amarillo/
bálsamo
para mi alma.
Y en una chamarrita que cantan los Hermanos
Cuestas, y que Juan Carlos Chébez atribuye a la autoría de Linares Cardozo, se
relata el duelo vocal entre un cuclillo y un cardenal amarillo, al que las aves
nombran “por mayoría cantor de clase y estilo (…) un cardenal ardoroso y bien
vestido. Ya se armó la tremolina tantito lo hallo al cuclillo, le bastó una
sola copla de una antigua chamarrita la voz, la tristeza, el canto trocó en
agua bendita.” Y el derrotado cuclillo
“metió su violín en bolsa y se perdió volando al río”.
Raúl "Taba" Grandoli le dice este gran folklorista que fue Linares
Cardozo: “Te extraña el sauce llorón, / los montes, los espinillos, / te llora
el zorzal islero /y el cardenal amarillo.”
Cardenal amarillo. Lámina del álbum de colección Die Farbenpracht der Vogelwelt, editado hacia 1935 por la fábrica de cigarrillos Aurelia, de Dresden, Alemania. |
Otras coplas atribuidas a Silvano Echeverría,
de Tandil, se refieren al triste destino de los cardenales enjaulados:
“Soy
cardenal amarillo
de
pluma fina y dorada,
soy
el ave destinada
a
morir en un presidio.
Sufro
males y martirios
por
mi libertad clamando
y
a más mis horas logrando
por
ver si puedo salir...
Mas
pienso que he de morir
entre
rejas encerrado.”
Finalmente Miguel A Calderón dedica a esta especie en
extinción estos versos:
“No
me ames en la jaula
quiéreme
con libertad
ya
no me cortes las alas
yo
canto por no llorar”
Alex Mouchard
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REFERENCIAS
-Aplin, OV -1894- On the Birds of Uruguay – Ibis 22.
-Azara, F de
-1992 [1802]- Apuntamientos para la Historia Natural de los Páxaros del
Paraguay y del Río de la Plata. Comisión Interministerial de Ciencia y
Tecnología. Madrid.
-Barrows, WB
–1883- Birds of the Lower Uruguay – Bulletin of the Nuttall Ornithological Club
8 – Cambridge.
-Doering,
A, Berg, C y Holmberg, EL –1881- Zoología.
En Informe Oficial de la Comisión Científica Agregada al Estado Mayor
General de la Expedición al Rio Negro (Patagonia) realizada en los meses de
abril, mayo y junio de 1879, bajo las órdenes del general D. Julio A. Roca.
Buenos Aires: Imprenta de Ostwald y Martínez.
-Burmeister, G –
2008 [1861] – Viaje por los Estados del Plata. 1ª ed. 2 vol. Buenos Aires.
-Chebez, JC –
2008 – Los que se van. Tomo 2. Buenos Aires, Albatros.
-Cuello, J y E
Gerzenstein – 1962 - Las aves del Uruguay. Com. Zool.
Museo de Hist. Nat. Montevideo 6 (93).
-Darwin, CR ed. -1838- The zoology of the voyage of
H.M.S. Beagle. Birds by John Gould. London: Smith Elder and Co.
-Gore MEJ y ARM
Gepp –1978- Las aves del Uruguay. Mosca Hnos. Montevideo.
-http://gauchoguacho.blogspot.com.ar/2014/01/prisonero-un-cardenal.html
-http://martinezluishoracio.blogspot.com.ar/2009_10_01_archive.html
-http://www.biodiversitylibrary.org/
-https://es-es.facebook.com/PoemasEnVuelo/posts/783942738296346
-https://poematrix.com/autores/miguel-calderon/poemas/el-cardenal
-Sclater, PL & Hudson, WH -1888- Argentine
Ornithology. 2 vols. London: R. H. Pouter.
-Swainson W -1821- Zoological Illustrations, Or
Original Figures and Descriptions of ..., 3 Volumen.
-Temminck, GJ –
1837 - Nouveau Recueil De Planches
Coloriées D’ Oiseaux. Paris. F G. Levrault.
-Wetmore, A –1926-
Observations on the Birds of Argentina, Paraguay, Uruguay, and Chile. Bulletin
133. Smithsonian Institution. Washington
Hermoso, que lastima lo que hace el hombre las aves. gracias por compartir.
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