Investigación y redacción Alex Mouchard
Urraca
criolla (Cyanocorax chrysops) Foto Alex Mouchard |
No hay
duda de que los córvidos están entre las aves más inteligentes. Incluso, uno de
sus representantes, la urraca euroasiática (Pica
pica), es capaz de reconocerse frente a un espejo, habilidad que solo
detentan un reducido número de animales: humanos, grandes simios, delfines,
orcas y elefantes (Strycker, 2022). Muestra de su inteligencia me la
proporcionó una urraca criolla en una oportunidad en que me encontraba
acampando en el Parque Nacional Calilegua (Jujuy). Con mis amigos, habíamos
consumido parcialmente un paquete de papas fritas, quedando algunas en el fondo
de la bolsa. Varias urracas se acercaron pero no se animaron a meterse en la
bolsa para sacar las papas. De pronto una de ellas pareció comprender la
solución del problema. Tomó con el pico el fondo de la bolsa, con lo cual ésta
quedó invertida y con unas pocas sacudidas las papas cayeron al piso y las
urracas se dieron el banquete.
Urraca criolla buscándole la vuelta a la bolsa de papas. Parque Nacional Calilegua. Foto Alex Mouchard |
CUERVO
AZUL DE OJO DORADO
La
urraca criolla es una de nuestras aves más bellas por su color, a la vez que resulta
simpática por su comportamiento activo y atrevido. Ya a fines del siglo XVIII,
Félix de Azara la describió con precisión y relató sus costumbres. Es llamativo
el color azul de su dorso que le valió el nombre genérico de Cyanocorax, que en
griego significa “cuervo azul”. El iris
es “dorado bellísimo” dice Azara y por eso Vieillot le puso el nombre
específico chrysops, es decir “ojo dorado”.
De
las tres especies conocidas en Paraguay, ésta que los guaraníes llamaban acahé,
“es la más común y conocida, y la que más se acerca a las casas.“ Acahé proviene del tupí acauan, que quiere decir “decidido y
pendenciero”.
“Habitan
los bosques en familias o a pares, y jamás en bandadas numerosas . . . Corren a
saltos y voletean en todos los sentidos las ramas con bastante prontitud y poco
sosiego, cantando a menudo, sin manifestarse en la cima de los árboles, ni en
los secos o sin hojas. También baxan al suelo a recoger semillas, insectos, y
tal vez frutas; y quando encuentran a un Ñacurutú, Esparvero, Yaguareté, etc., se llaman y juntan, y le rodean saltando y alborotando con sus cantares
continuos. Son bastantes robustas, forzudas, mal inclinadas, algo crueles,
observadoras, no ariscas, confiadas , noveleras, oficiosas, petulantes,
tranquilas” (Azara, 1992).
Como
se ve Azara no ahorró adjetivos al pájaro.
En
el sur del bosque chaqueño, Alexander Wetmore (1926) observó que esta especie
“durante el invierno y principios de la primavera, se hallaba en pequeños
grupos de cinco o seis (probablemente familias de la temporada anterior) que se
encontraban en el monte más espeso, y ocasionalmente en arboledas esparcidas
por la pradera abierta”.
En
Alpachiri, en el pedemonte tucumano, “estas aves se encontraban en el bosque
denso, donde eran difíciles de ver; pero sus características llamadas nasales,
parecidas a gruñidos, rápidamente advirtieron de su presencia, y fueron
fácilmente atraídas a los claros con sus chillidos; uno fue visto sacudiéndose
el polvo al borde de la carretera. Aunque se observaron aves solas, la especie
generalmente se encontraba en pequeños grupos de cuatro o cinco … se habían
estado alimentando de insectos” (Friedmann, 1927).
Sin
duda es un “pájaro extremadamente ruidoso y curioso, que se acerca a unos pocos
metros de cualquiera que pase por el bosque” (Grant, 1911).
“Cuando
estaban al alcance de la vista, ante cualquier chirrido, se acercaban volando
con las alas extendidas y la cresta completamente erguida para posarse en
alguna rama despejada y mirarme sin apariencia de miedo. Emitían una serie de
llamadas parecidas a las de un arrendajo [Cyanocitta
cristata], y en una ocasión uno de repente se sacudió hacia arriba y hacia
abajo en su percha, elevándose hasta alcanzar toda la longitud de sus patas y
luego cayendo hacia atrás, mientras gritaba kuk kuk kuk kuk en voz alta”
(Wetmore, 1926).
Tadeusz
Chrostowski comentaba desde Paraná (Brasil) “Estos pájaros siempre estaban
observando mi actividad desde las ramas de los árboles cercanos. Muchas veces,
sentado en mi tienda, escuché sus voces callarse y, poco después, por la
rendija de la puerta, aparecía cautelosamente una cabeza azul con cejas
doradas armada con un pico poderoso” (Straube, 2016).
“Es
un ave sumamente vivaz, una ardilla alada , siempre inquieta y bulliciosa . Su
plumaje azulado metálico es además muy bello” (Baldrich, 1890).
Pica chrysops (The crested jay). ( |
Aka'ẽ para apytépe jepe jahecha’ỹva Este dicho guraní
se aplica a una cosa nunca vista, una persona totalmente (Cadogan,
1998) |
“CANTA
DE VARIOS MODOS”
“Saluda
nuestro paso, con sus arpegios o tresillos ligados, cual si nos invitara a
tomar parte en el himno de la selva, la inquieta Urraca” (Holmberg, 1887).
John
Graham Kerr (1950), en el río Pilcomayo, se vio muchas veces “rodeado por una
pandilla de estos pájaros, algunos acercándose a 1-2 m, todos mirándonos con
curiosidad a la vez que profiriendo un coro de gritos de todos los tonos
imaginables, desde un grito estridente a un silbido de flauta pasando por una
grave y profunda voz ronca”.
En
el sur de Brasil y en Paraguay “forma bandadas de 10 a 20 individuos, que
llevan una existencia muy irregular, volando siempre de un lado a otro,
lanzando ocasionalmente su canto, que consiste en una serie de silbidos
prolongados. Además, tienen un chirrido suave, perceptible sólo de cerca, que
suena a una conversación frívola y me recuerda al monólogo que hace el
arrendajo europeo (Garrulus glandarius) cuando está de buen humor y piensa que
no hay nadie mirándolo” (Goeldi, 1894).
“Canta
de varios modos, siempre fuerte, triste, y no desagradable ni gratamente,
echando cada vez el cuerpo adelante y elevando la popa para baxarla
despacio” (Azara, 1992). Aunque Hermann Burmeister
(1856) opina que “el canto del pájaro es fuerte y desagradable”.
“Su
canto consiste en varias notas metálicas, fuertes y discordantes, que le sirven
para expresar distintas emociones. Para llamar a sus compañeras emplean un
tiú- tiú- tiú fuerte y prolongado; cuando se sorprenden, lanzan un trick-kic-huic corto y seco. Estas voces las acompañan con movimientos:
estiran el cuerpo, alzan y bajan la cola según el ritmo de las notas” (Coluccio,
2005).
“Emite
diversos sonidos, imita a otras aves y cuando vuela en bandadas produce un
ruido ensordecedor” (Lonnberg, 1903). Parecen ser, en efecto muy buenas
imitadoras: "Una de estas aves mansas me engañó varias veces haciéndome
creer que había dentro de casa un venadito, con tanta propiedad remedaba el
balido de éste" (Sánchez Labrador, 1968).
“Cuando
grita en el monte al igual que el hornero, anuncia que va pasando una persona
por ese lugar. Tiene otro grito que anuncia lo mismo pero no es una persona la
que va pasando sino un animal, o un bicho grande” (Höhne, s/f).
La Pie Acahé (Pica chrysops) - Dibujo de Paul Louis Oudart. (Vieillot, 1834) |
Como
frunciendo el aire turbas
nido tras nido, más
curioso que osado y
voraz más que pícaro. Centinela espontáneo, cuadrillero
imprevisto, por
un instante azoran la
penumbra tus gritos. Comprobatorio
inútil de
crótalo y colmillos, distrae
antes que avisa tu
plagueo aturdido. Y
así tu obtuso moño, tu
antiguo ladronicio, justifican
y empujan sólo
este romancillo. Cantilena
del aka'ê hovy Carlos
Villagra Marsal |
Urraca
común – Dibujo de Dámaso Larrañaga. (Duarte et al.,2016 ) |
“COMEN
DE TODO”
Según Azara, “en quanto al alimento parece que
comen de todo”. Pero prefieren las uvas a las naranjas y el sebo a la carne, y
extrañamente les gusta más el carbón que otros manjares. “Atisban a las Gallinas que van a poner en la
inmediación de las casas campestres para comer sus huevos, que son su manjar
favorito, y los agujerean y beben con primor y sin desperdicio … y si algún
pequeño pollo se separa de la madre se arroja sobre él y le come los sesos,
agujereándole el cráneo” (Azara, 1992).
El
naturalista Santiago Venturi afirma que “Es un peligroso destructor de huevos y
pichones: cruza con cuidado los árboles desde el tronco hasta la punta para
buscar nidos ajenos” (Hartert & Venturi, 1909). Coincide con él otro
naturalista de origen italiano que actuó en Tucumán, Luis Dinelli: “Esta ave es
parasitaria de tal manera, que produce un verdadero exterminio en las aves que
persigue. En tiempo de postura se alimenta casi exclusivamente de huevos de
toda ave a su alcance y para dar una idea de su capacidad destructora, ellas no
temen los lugares habitados y sigilosamente la bandada se avecina a las casas
de campo para substraer los huevos de los nidos de gallina, a tal punto de
tenerlas que envenenar, utilizando huevos partidos. De este modo casi toda la
bandada sucumbe”.
“Hay
que observar este córvido y ver la manera prolija que emplea para hallar o
descubrir los nidos, sea en suelo, en matorrales, enredaderas, bromelias,
frondas, huecos, ramas y toda parte que pueda tener escondido algún nido; ni
las pavas, ni las perdices pueden defenderse de una bandada tan agresiva y
batalladora. Van en grupo hasta de veinte. Y si los bosques no son totalmente
despoblados de su avifauna es que esta especie tiene también quien la diezme.”
(Dinelli, 1937)
Pie
Acahé (Pica chrysops) (Descourtilz, 1834) |
EN
TIEMPO DE AMOR
Según
vio Azara (1992) en dos ejemplares en cautiverio, “en tiempo de amor se
rascaban, besaban y cubrían” y el macho entraba en un cuarto de la casa y después
de comer maíz “tomaba dos o tres granos en el pico, y los sacaba para regalar a
su compañera”.
Tanta solicitud habrá hecho pensar a la gente que podrían actuar como talismán. “Sus sesos en polvo, ofrecidos en un mate, en un caramelo o disueltos también en agua de colonia, constituyen un vehículo maravilloso, según el pueblo, para conquistar el corazón más reacio” (Moya, 1958).
“En
la época de la incubación, la bandada se disuelve en parejas. El nido está
ubicado en árboles altos y espinosos, formado simplemente por palos fuertes,
tan ralo que en ocasiones se caen los huevos a través de él. La nidada consta
de seis a siete huevos grandes” (Goeldi, 1894).
“Sabe
esconder muy bien su nido, porque nunca he podido encontrar uno, pero por el
número de crías podemos concluir que la nidada debe ser de 6 a 8 huevos”
(Hartert & Venturi, 1909),
La
Pie acahé. Dibujo de Madame C. Pillot (Cuvier, 1832) |
URRACAS
Y HUMANOS
Las
relaciones de la urraca criolla con los humanos suelen ser complicadas no sólo
porque es frecuentemente cazada como ave de jaula, sino porque “es una de las
aves más descaradas y la mayor plaga para el agricultor; a veces sigue al
nativo paraguayo y desentierra los granos de maíz tan pronto como son
plantados“ (Chubb, 1910).
El explorador Thomas Bigg-Withers tuvo oportunidad de ver en Ipiranga (Paraná, Brasil) un ejemplar cautivo y observar su conducta. “Se alimentaba principalmente de granos duros de maíz, y la forma en que los comía era la siguiente: tomaba un grano del piso de la jaula, volaba hacia arriba y lo colocaba con cuidado en la percha entre sus dos patas, y lo mantenía en esta posición, agarrándolo contra la percha con un dedo de cada pie, dejando un pequeño espacio en el medio con el grano expuesto, sobre el cual operar. Una vez realizada satisfactoriamente esta hazaña preliminar, se erguía perfectamente y se detenía un momento para mirar a su alrededor, como diciendo: «¡Señores! Ahora voy a empezar». Luego, echando la cabeza hacia atrás y poniendo perfectamente rígido todo el cuerpo y el cuello, lanzaba una sucesión de golpes rápidos y vigorosos, dirigidos con su pico de punta gruesa, sobre el grano aprisionado. Tan rápidamente caían los golpes, que el ojo apenas podía seguir el movimiento del cuerpo del pájaro. El espacio que le quedaba para operar su pico era de apenas 3 mm; pero, sin embargo, cada golpe daba exactamente en el blanco; de lo contrario, el poderoso pico en forma de martillo pronto hubiera roto en pedazos los finos dedos del pie. Generalmente, media docena de estos rápidos golpes eran suficientes para partir el grano, y una parte caía al piso de la jaula. Esto siempre parecía desconcertar al pájaro, que se detenía y giraba caprichosamente la cabeza, como si considerara lo que debía hacer a continuación. En ese momento parecía que había tomado una decisión y tomaba la mitad restante del grano, que aún era demasiado grande para tragarlo cómodamente, y lo colocaba con cuidado en el extremo de la percha. Hecho esto, volaba hacia abajo y recogía el trozo caído, y sobre éste recomenzaba el trabajo de martillo y yunque. Generalmente, esto perturbaba la primera parte en su equilibrio sobre el extremo de la percha y se caía. Entonces entrabamos en la etapa lúdica del proceso”.
“La perplejidad y angustia del pájaro se manifestaban en sus frecuentes pausas para reflexionar y en vanos y repetidos intentos de mantener ambas piezas en la percha al mismo tiempo; ya que, efectivamente, al primer golpe que le daba a una, caía la otra, y una vez percibido esto por el rápido ojo del operador, éste saltaba para recogerlo de nuevo. Las carcajadas que saludaban cada nuevo desconcierto eran a menudo tomadas seriamente por el pobre pájaro desconcertado; y nos miraba enojado por un momento, como diciendo: «¿Me quieres decir de qué te ríes? ¿No puedes ocuparte de tus propios asuntos? », acción que, por supuesto, provocaba nuevas carcajadas; y luego, una vez más, volvía a su tarea desesperada. Siempre era una satisfacción verlo por fin dejar una parte a su suerte, aunque evidentemente lo hacía con el corazón apesadumbrado, y operaba sobre la otra hasta devorarla todo.” (Bigg-Wither, 1878)
Pie Acahé.
(Corvus pileatus). Dibujo de Nicholas Huet (Temminck, 1838) |
URRACAS
EN EL CIELO En
la constelación de Sagitario se ubica un grupo de estrellas denominado
por los mbya-guaraníes, aka’ê kora,
el corral de las urracas. Las urracas fueron creadas junto con las demás aves
cuando el Padre, Ñande Ru, tras crear al pájaro que imitaba a todos los demás
(¿la calandria?) comprendió que no era bueno que hubiera una sola ave. Así
surgió la biodiversidad (Cebolla Badie, 2000). |
Urraca Jay. Dibujo de Gustav Mützel (Lydekker, 1893-1896) |
CHARLATANA
Y LADRONA
Algunos
testigos poco creíbles le informaron a Azara que esta ave “aprende a hablar, y
que oculta las alhajas”, características que se atribuyen generalmente a la urraca
euroasiática, y aunque el naturalista aragonés encontró varias diferencias
entre estas dos especies “basta para justificar el nombre de Urracas, el que se
parezcan a las de España en muchas de las cosas referidas” (Azara, 1992).
La
idea de que las urracas euroasiáticas o picazas (Pica pica) roban objetos sobre
todo brillantes, como las joyas, existe desde mucho tiempo atrás, aunque la
evidencia científica no avala esta creencia (Shephard et al., 2015). Ya Miguel
de Cervantes en sus “Novelas ejemplares
de honestísimo entretenimiento” (1613) la comparaba con otros animales dañinos:
"Ellos son su hucha, su polilla, sus picazas y su comadreja, todo lo
llegan, todo lo esconden y todo se lo tragan". El ejemplo más famoso es el
que muestra Gioachino Rossini en su ópera
La gazza ladra (La urraca ladrona, 1817).
Y
al parecer tampoco escapa nuestra urraca a esa fama según relata este compuesto
paraguayo (una variante del que figura en el recuadro "La balada de los
pájaros"):
Se
reunieron todos los pájaros
para ir a bailar;
Aka'ẽ,
según su costumbre,
se puso a hurgar.
Por eso se enfadó Anó:
“Pues tu nos haces pasar vergüenza;
apenas hemos llegado,
y ya hay quejas contra ti”.
(Cadogan,
1998)
Urraca
criolla (Cyanocorax chrysops) Dibujo en San Sebastián de la Selva (Misiones) |
LA
LEYENDA DEL FUEGO Los caingangues o coroados eran un
pueblo indígena que habitaba los estados de Paraná y Rio Grande do Sul
(Brasil) y la sierra central de Misiones (Argentina), donde los estudió Juan
Bautista Ambrosetti. Estos indígenas no poseían el fuego y comían la carne
cruda. Fyieto, un hombre de esa etnia, decidió ir a obtenerlo de
Min-aràn, un indígena de origen desconocido que vivía en la selva con su
mujer e hija. Fyieto, transformándose en xakxó, o urraca, se acercó flotando
por el río a donde se bañaban la esposa y la hija de Min-aràn. Al ver al
pájaro todo mojado, las mujeres lo llevaron a la casa y lo pusieron sobre unos troncos junto al fogón, para secarlo. Entonces, la urraca tomó con el pico un
leño encendido y Min-aràn, al advertir que le estaba robando el fuego, trató de
atraparla. La urraca se escondió en una grieta entre las piedras y Min-aràn
metió ahí su lanza para ensartarla. Pero la astuta urraca se golpeó a sí misma la
nariz para obtener unas gotas de sangre, con la que manchó la punta de la
lanza. Así Min-aràn, al ver el arma ensangrentada, pensó que había matado a
la ladrona y se retiró. Entonces la urraca subió a una palmera,. arrancó una
hoja seca y encendiéndola con el tizón, la arrastró por el campo, el cual
tomó fuego. Min-aràn trató de apagarlo y, al no conseguirlo, murió de
tristeza. El campo estuvo quemándose varios días y los caingangues
aprovecharon para tomar el fuego y así pudieron asar su comida. |
Dice
el jesuita José Sánchez Labrador (1968) que las urracas "aprendieran también a
hablar si se les cortara el frenillo y se les enseñara". De todas formas,
aunque no hablaran, su capacidad vocal ha llevado a usarlas como remedio,
suponiendo que transmitiría esa capacidad al paciente. “Un cocimiento de
lengua de Aka’ẽ
suele recetarse en el ceceo y la mudez; pero debe tenerse la precaución de administrarse
en pequeñas cantidades, por el peligro de que la criatura resulte demasiado
habladora” (Cadogan, 1998).
A
los pájaros cantores
Ninguno imitar pretiende;
De un don que de otro depende
Naides se debe alabar,
Pues la urraca apriende a hablar,
Pero sólo la hembra apriende.
José
Hernández, El gaucho Martín Fierro.
“Su
habilidad para imitar voces es sorprendente ya que no sólo reproduce a la
perfección los cantos de varios pájaros sino que también lo hace con los
mamíferos incluido el mono caí. Se conoce en Brasil un caso donde una urraca
repetía palabras humanas que habría aprendido de un loro cautivo a juzgar por
el tono. Otro llamativo hecho que probaría además su inteligencia es el
ocurrido en Sao Paulo donde un zorzal colorado o corochiré (Turdus rufiventris) montaba guardia en un
árbol silvestre repleto de frutos alejando a cuanta ave se acercaba
agresivamente, la urraca para evitar confrontarlo imitó a unos 10 metros a la
perfección la voz del Taguató común (Rupornis
magnirostris) una rapaz común en el área, que persigue pájaros y otros
animales lo que motivó la precipitada huida del zorzal. Así la urraca quedó
dueña de la situación y se dio un banquete” (Chebez, 1994).
Para
suerte de la urraca “su carne no se estima para la mesa” (Sánchez Labrador,
1968). Sin embargo, entre los mbyá
guaraníes su carne podía ser consumida pero sólo por las ancianas (Cebolla
Badie, 2000). Los qom la cazaban cuando
era más abundante, sobre todo en zonas de palmares, y la consumían. Quienes tenían
un mejor conocimiento sobre la especie contaban que se consume su carne y sus
huevos y que también se la cría como mascota (Arenas y Porini, 2009). De la
misma forma los correntinos “buscan crías para criarlas y luego venderlas”
(Hartert & Venturi, 1909).
Pileated
jay (Cyanocorax chrysops). Dibujo de Édouard Paul Mérite (Delacour, 1923) |
BALADA DE
LOS PÁJAROS Como puede
verse en este compuesto paraguayo de trovador popular anónimo, la pendenciera
urraca no siempre lleva las de ganar Escuchadme los señores y también las señoritas, permitidme que os cuente del Anó y la Piririta. Dicen que se casaron y que hicieron un banquete; hermoso fue el baile y mucha gente acudió. Comenzaron a bailar las señoras y señoritas, Aka'e era el guitarrero, Picamaderos, violinista. Estando en pleno baile se acercan Alonso y Chochi, y enseguida pidieron: "Toquen un chopi" Aka'e le dijo: "Estoy debiendo una
cuadrilla: cumplida mi promesa enseguida tocaré lo que
pide”. Le dijo Alonsito: "Harás lo que a mí me
guste: tocarás un chopi, valga lo que valiere". Se levanta ya Aka'e, la guitarra en la mano: "Te he dicho ya, amigo, que no vamos a tocar
chopi". Alonsito le dijo: "Te mostraré si soy
hombre". Le pegó un balazo a Aka'e y ya terminó el baile. Ya viene la autoridad para descubrir el ruido; Alonsito desafiante con revólver y cuchillo. El sargento Garza Blanca con su oficial Tuyuyú habían ya llegado y seguía el bochinche. Ya ordena el sargento: "Sujétate, Alonsito; con tu compañero Chochi entregadme vuestras armas. Alonsito le repuso: . "Mis armas no las
entrego y además, a ese sinvergüenza de violinista lo voy a
matar". Comenzó de nuevo la camorra; hubo muchos lesionados; al sargento lo apuñalaron; al oficial le rompieron la
cabeza, acudieron más autoridades: el Señor Jefe, el Señor
Juez; el Señor Jefe Carancho, el Señor Juez Becasina. Ya ordena el Señor Juez: "¿Quién es el dueño de
casa?: Métanlo en el calabozo y asegúrenlo bien en el
cepo. ¡Qué ocurrencia la vuestra realizar baile sin permiso! ¡El dueño de casa tiene la
culpa!" ¡Resultó inocente Alonsito! Alonso: el
hornero; Piririta: el pirincho; Acaé: la urraca azul; Chochi: el
crespín; Chopi: el tordo y también una
antigua danza paraguaya. (López Austin, 1965) |
NOMBRES
PARA UN AVE SINGULAR
Urraca,
urraca azul, urraca paraguaya, urraca tucumana en Argentina.
Cucarra,
en Jujuy (Argentina).
Najyekw,
en wichi.
Chochoc,
kochoc, wo'hem, kom'kom la't#e, kom'kom, na'chiedodo la'te#, en qom.
Acaé,
acahé, aka-é, aka’ê parã (acauan = pendenciero, parã = adornado), en guaraní.
Emaidi,
en mbyá.
Xakxó,
en caingangue.
Gralha
do matto, gralha branca, en Brasil.
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