"El jilguero chico amigo,
Loica con su pecho rojo,
Tordos y zorzales cantan,
wedwed, carpintero y chucau
no faltan;
Todos están contentos:
Pues ha pasado el mal invierno"
Primavera - Fray Félix José de Augusta (1910)
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Etourneau
des Terres Magellaniques Dibujo de François Martinet (Daubenton, 1765-1783) |
EL
PÁJARO SOLDADO
Caminaba por las calles del maravilloso pueblo “El Chaltén” en Santa Cruz (Argentina),
regresando de una visita a la mítica montaña, cuando un canto, mezcla de
silbidos y ásperos chisporroteos, atrajo mi atención. Sobre un cerco de madera,
alborotada por el viento, cantaba una loica.
Unos doscientos cincuenta años antes de este episodio partían de
la isla de Saint-Malo (Francia) los buques “Aigle” y “Sphinx”,
comandados por el capitán Louis Antoine de Bougainville, con destino a las
islas Malvinas, donde habrían de establecer una colonia francesa. Como capellán
y naturalista participaba Antoine-Joseph Pernety, un monje benedictino que
publicó un relato de ese viaje en 1769. En las islas encontró a la loica y,
aunque no conocía su nombre, la describió y la dibujó : «Matamos, en los
campos, una especie de estornino, que tiene la parte superior del cuello, la
espalda y las alas, marcadas y manchadas con los mismos colores aproximadamente
que los de Francia, su pico también está hecho de la misma forma; pero tiene lo
inferior del cuello y vientre de un rojo muy bello, que adquiere un poco el
color del fuego; este rojo está salpicado de algunos puntos negros. Solo podía
imitarlo adecuadamente usando minio claro o plomo quemado».
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Sansonette
des Iles Malouines Estornino de las islas Malvinas (Pernety, 1769) |
Sin embargo, por razones de política internacional, cuatro años
después, el rey Louis XV ordenó a Bougainville desmantelar la colonia y
entregar las islas a los españoles. En esa ocasión el naturalista fue Philibert
Commerson quien iba acompañado de un misterioso ayudante (ver nuestra nota
http://historiaszoologicas.blogspot.com/2011/07/el-misterioso-ayudante-de-commerson.html). En marzo de 1767 llegaron a las Malvinas
donde además de cumplir con la orden real, los naturalistas aprovecharon para
recorrer el lugar y colectar especímenes. Entre las aves que allí había,
Bougainville (1772) señaló lo siguiente: “El otoño se llevó dos especies de
estorninos o zorzales; una tercera no nos dejó: se la llamó “pájaro rojo”; su
vientre está cubierto de plumas del más hermoso color de fuego, especialmente
en invierno podríamos hacer ricas colecciones para guarniciones”. Destacada por
su belleza y sus cualidades gastronómicas, así fue considerada por los
europeos. Sin duda Commerson preparó ejemplares para llevar al Jardin Royal des
Plantes Médicinales de París dirigido entonces por el famoso Georges-Louis
Leclerc, el conde de Buffon, quien describió a la loica (1786) dándole el
nombre de “Étourneau des terres Magellaniques” (estornino de las tierras
magallánicas) y además “Blancheraie” (raya blanca) “debido a una larga franja
blanca que, naciendo en cada lado surge cerca de la comisura de las dos partes
del pico, parece pasar por debajo del ojo, luego reaparece más allá para
descender a lo largo del cuello”. A pesar de que Buffon sospechaba que no era
exactamente un estornino (Sturnus) y
que por su pico se acercaba más a los trupiales (familia Icteridae, a la que en
efecto pertenece), Linneo lo incorporó a la nomenclatura científica como Sturnus militaris, asociando su
brillante pecho rojo con un uniforme militar.
Hudson (1974), sin embargo, opinaba que ese nombre “conviene más
a la especie pampeana”, es decir a su pariente Leistes defilippii, porque “ningún nombre más feliz que el de militaris podría haber sido inventado
para él … y aunque fue dado al ave sólo por su pecho rojo … en este caso
describe, en forma accidental, un hábito peculiar de esta ave”. En efecto, cuando llegaba la época de los
fríos, la loica pampeana realizaba migraciones hacia el norte reuniéndose en
bandadas de hasta mil individuos que se movían por el suelo en forma
coordinada y “la precisión de sus
movimientos y sus pechos escarlatas todos vueltos a un mismo lado, sugiere la
idea de un disciplinado ejército en marcha”. Lamentablemente esta notable
visión sólo pertenece al pasado, estando hoy la loica pampeana en peligro de
extinción debido mayormente a la modificación antrópica de su hábitat.
Pero bastante antes que Pernety, en 1614, el Maestre de Campo
Alonso González de Nájera ya mencionaba en el “reino” de Chile “diversos
pájaros de varios colores, especialmente unos de tamaño de tordos, a que llaman
comendadores, porque tiene todo el
pecho de color de un muy encendido carmesí, dañoso para los sembrados”. Alonso
de Ovalle (1969, sic) daba a conocer
su nombre local: “Los páxaros, que llaman los Indios lloycas son muy célebres entre ellos, en cuyo canto a tal hora, o
en tal lugar, y ocasión, hallan grandes misterios, ya se pronostican en él la
muerte o propia, o del hijo, o del pariente; ya la enfermedad, u otro mal
successo, de que quedan con temor, y recelo. Llaman los españoles estos páxaros
pechicolorados, porque no ay grana ni escarlata que llegue a la fineza del rojo
de su pecho, las demás plumas del cuerpo y de las alas son pardas”. Y fue el
abate Molina (1782) quien introdujo este nombre común en la ciencia como Sturnus loyca, y además registró su
reproducción y su uso por parte de los pobladores: “Los huevos son de un color
gris variado con marrón, nunca más de tres. Los pone en el primer hoyo que
encuentra en el suelo, donde los deja sin cuidarlos mucho. La Loyca se reproduce bien en jaulas y es
muy apreciada por la dulzura y armonía de su canto. Cuando disfruta de su
libertad, se eleva perpendicularmente en el aire cantando junto con la hembra,
y luego baja de la misma manera. Los indios, que hacen muchas observaciones
supersticiosas sobre el canto de este pájaro, usan las hermosas plumas de su
pecho para embellecer sus diademas”.
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Loica cantando
Trupialis
militaris (Scott & Sharpe, 1915) |
El botánico prusiano Franz Meyen (1834), integrante del viaje de
circunnavegación del “Prinzess Louise”, se topó con la loica en Rancagua
(Chile): “Era muy temprano cuando continuamos nuestro viaje, por lo que el aire
fresco todavía era un poco intenso; pero los miles de pájaros que cantaban al
sol de la mañana animaron las copas de los árboles y arbustos de la manera más
amena. El Icterus militaris se
distingue de todas las demás aves por el hermoso color rojo de su pecho y
vientre, de modo que se lo persigue con ahínco por el hecho de que sus plumas,
que se utilizan para adornar la ropa de las mujeres, se han convertido en
artículos de exportación a Europa; fue encontrado aquí en grandes cantidades”.
Muchos viajeros encontraron loicas en sus recorridos por la
Patagonia argentina y chilena, como Darwin, d’Orbigny, Frederick Beechey,
Titian Peale, James Melville Gilliss y otros. De entre ellos Friedrich Kittlitz
(1858) dejó algo más que una mención: “El magnífico estornino (Sturnus militaris, Linné) que habita en Chile, como en la mayoría de
los países de América del Sur … Está constantemente buscando su comida en el
suelo, su canto se puede escuchar en cualquier momento del día. Este canto
posee muchas variaciones y suena, en general, algo similar al de nuestro
triguero [Miliaria calandra]; se
caracteriza particularmente por el chirrido y por un chillido descendente ... A
estas aves les gusta estar de a dos y, ocasionalmente, quizás haya muchas
juntas, pero no forman bandadas cerradas como otros estorninos”.
En el río Chubut Henry Durnford (1877, 1878) la halló “una de
las aves más comunes del valle, no siendo vista en las lomas”. “De todas las
aves (exceptuando por supuesto las acuáticas y las amantes de los juncales)
ésta es la más segura indicadora de la presencia de agua en las sedientas
planicies de la Patagonia, no encontrándose nunca lejos de ese elemento, y
siendo consecuentemente de gran utilidad para los viajeros”.
Pero la loica no sólo brindaba al humano tan interesante dato,
Claude Gay (1847) señalaba que “abunda mucho en Chile, donde la llaman Loica; su canto es agradable, y algunos
habitantes la guardan en jaula; a pesar de que su carne no tiene mal gusto, se
come poco, y prefieren la del zorzal que es mucho más delicada”.
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Sturnus
militaris – (Gay, 1847) |
El ornitólogo alsaciano Christian Ludwig Landbeck (1877) que
trabajó con Rudolph Amandus Philippi en el Museo de Santiago de Chile dejó esta
información sobre la loica: “Sin duda una de las aves más bellas de Chile
... principalmente ama las llanuras más
grandes con extensos campos frutales, ya que el grano en germinación forma su
alimento principal junto con los insectos. Se acerca a las viviendas en otoño
cuando las uvas están maduras y no aparece en jardines y arboledas sino rara
vez, donde pronto cantará con su canto singularmente fuerte y llamativo,
especialmente porque casi siempre se posa en la parte más alta de los árboles.
La canción generalmente chirriante, que usualmente termina con su nombre Loyca,
es muy diferente en distintas zonas, aunque algunos tonos característicos la
hacen reconocible en todas partes. Por ejemplo, en Cartagena, a la orilla del
mar, era muy pegadizo y casi todos los machos cantaban lo mismo, en Algarrobo,
también junto al mar, pero a unas 4 millas de Cartagena, cantaba mucho más
variado y hermoso, similar al tordo [patagónico (Curaeus curaeus)]. Las parejas no parecen separarse incluso en
invierno, porque casi siempre se puede ver a machos y hembras moviéndose
juntos. Su gran nido consiste en briznas de hierba, ramitas, raíces y sus 4 a 5
huevos tienen muchas manchas marrones sobre una base de color rojizo o verdoso.
A menudo se lo mantiene en jaulas, pero no vive tanto en cautiverio como el
tordo”.
Y Eugen von Boeck (1855) coincidía en que “el color rojo
brillante de su pecho”, ese pecho que Neruda calificaba de puro y sanguinario,
“y su forma estilizada lo convierten en una de las aves más hermosas del país.
Lo he visto con frecuencia en mis viajes por el interior, pero siempre en
circunstancias en las que no podía cazarlo; aquí en el país se llama Loica y a veces se lo verá en jaula,
probablemente más por su belleza que por su voz”. Ambrose Lane (1897), un
colector que trabajaba para el Museo Británico en la zona de Concepción
(Chile), confirmó estas observaciones: “Esta ave, conocida en Chile como Loica o Loyca, abunda en todas las provincias centrales y se extiende hacia
el sur hasta Chiloé y el continente adyacente, donde existan localidades
adecuadas … Frecuentan las colinas en el centro de Chile, y en otras
localidades prefieren grandes extensiones abiertas de pastizales o distritos
agrícolas. Parecen ser, en sus hábitos, más terrestres que arbóreas, y debo
decir que se alimentan por completo en el suelo. Son en gran medida
insectívoras, aunque también comen varios granos y, según creo, fruta. Nunca encontré
el nido de este pájaro, pero me dijeron que está construido como regla en los
arbustos dispersos que ocurren con frecuencia en las colinas o llanuras de
Chile … En invierno los pájaros van en bandadas”.
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Sturnella
militaris – (Cassin, 1855-56) |
“La Loica, sin duda
una de las aves más bellas de nuestra tierra, es mui común en los campos;
prefiere los terrenos verdes interrumpidos por matorrales o arbustos; el vuelo,
por lo jeneral, no es bajo ni alto, deja acercarse a uno bastante, abandona un
arbusto para sentarse un poco más distante encima de otro, volando azota el
aire mui seguido con las alas, i cuando se aleja a distancias mayores puede
elevarse también a ciertas alturas; reposa en las puntas más altas de los
arbustos i árboles, o en ramas secas sobresalientes” (Albert, 1898, sic).
En Argentina Hudson (Sclater & Hudson, 1888) la consideraba
como “residente, y observada en pequeños grupos de 4 o 5, o en pequeñas
bandadas rara vez superando los 20 o 30 en número. Se alimentan y viven en el
suelo, y sólo ocasionalmente es vista posada en un arbusto bajo. Su vuelo es
poderoso, y vuela bastante, y usualmente emite su canto en vuelo. Canta todo el
año, y se le escucha aún en los días más fríos del invierno; las notas son
pocas y no muy melodiosas, pero son alegres y vigorosas. El nido está hecho de
pasto seco y raicillas unidos a las matas en suelo húmedo, y colocado junto a o
sobre la superficie. Los huevos son cinco, el color de fondo blanco punteado o
manchado con pardo rojizo”. Aunque el nido no es fácil de encontrar “debido a
la costumbre de la hembra de caminar una cierta distancia antes de hacer el
vuelo " (Santiago Venturi, en
Hartert & Venturi, 1909) y como dice Claude Grant (1911): “Solamente
he descubierto el nido cabalgando literalmente sobre él, la hembra elevándose
bajo los pies del caballo”.
“En la costa de Buenos Aires, esta ave vivía entre las dunas de
arena cubiertas parcialmente con vegetación, donde había más o menos refugio de
los vientos. En las secciones áridas del norte de la Patagonia, como en General
Roca, Río Negro, se encontraba en la vecindad del agua, pero no era reacia a
penetrar tierra adentro entre los escasos arbustos que cubrían las laderas de
las áridas colinas de grava. A través de la región de las pampas se la encontró
en medio de grupos de matas de pasto duro
que cubrían las extensas praderas onduladas. Estos pájaros son habitantes del
suelo, donde caminan como los praderos (Sturnella)
en medio de la hierba. Cuando se alarmaban, generalmente mostraban sus espaldas
marcadas de oscuro al observador, y cuando uno se daba vuelta, el destello rojo
brillante en el pecho era una agradable sorpresa en un pájaro aparentemente de
coloración simple. Su vuelo es recto y directo, y se acompaña de un destello
blanco desde abajo del ala. Su nota de llamada era un bajo pimp, mientras que desde el suelo o de una percha baja, algunos
machos cantaban una canción silbada” (Alexander Wetmore, 1926).
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Trupialis
militaris Dibujo de John Gerrard Keulemans – (Crawshay, 1907). |
No varía mucho lo visto en Tierra del Fuego por Crawshay (1907):
“Las colinas y valles cubiertos de matorrales y los bordes del bosque son su
hábitat. El pecho escarlata es visible a doscientos metros de distancia. La
cantidad comúnmente vista es un par, o como máximo cuatro o cinco juntos. Es en
gran medida un estornino por sus formas, también por su canción limitada. Corre
de aquí para allá por el suelo, asintiendo y balanceándose, alimentándose para
vivir. El vuelo es poderoso pero algo pesado. La canción, si se puede llamar
canción, es extraordinariamente trabajosa. Por lo general, la pronuncia desde
la copa de un árbol o arbusto, especialmente hacia el anochecer, y se puede
imitar inflando los pulmones con aire y
expulsándolo a través de los labios apretados como un silbido espirado: W-h-i-i : y-o-o-o. Le toma un poco de
esfuerzo al pájaro emitirlo: se puede ver la garganta expandiéndose a treinta
metros de distancia”.
Loica
Por qué me muestras cada día
tu corazón ensangrentado?
Qué culpa llevas suspendida
qué beso de sangre indeleble,
qué disparo de cazador?
Por qué corres y buscas y ardes
con ese pecho colorado
mirando sin prisa y sin miedo,
mirando al hombre con tus ojos?
Si buscas juez, por qué resbalas,
con ojos fríos y alas secas,
hacia otra señal del camino
donde otra vez tu corazón
brilla en el sol ensangrentado?
Pablo
Neruda (1973)
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LA
LOICA Y LOS HUMANOS
En los relatos de los pueblos originarios y criollos la loica
aparece como un personaje que se trenza en lucha con un contrincante y resulta
herido en el pecho lo cual explica su brillante color sangre en esa parte de su
cuerpo. Así entre los selknam de Tierra del Fuego, la loica era un hombre
robusto llamado Shi’ika que lucha con el pequeñito Cheip. Le aprieta la garganta a su rival para
estrangularlo a la vez que le tironea el pelo, y Cheip, para soltarse, le da
una trompada en la nariz, haciéndolo sangrar y manchándole el pecho. Al final
de la pelea, Cheip se transformó en chingolo, con su garganta lívida por el
apretón y su copete levantado, y Shi’ika, en loica, de brillante pecho rojo
(Bridges, 2012).
Este argumento se repite en versiones criollas donde incluso la
loica pasa de víctima a victimaria y se
aleja con su pecho manchado cantando: “Chío, chío, le corté el cuello con un
cuchillo” (Vidal, 1925). Pero en otros cuentos la loica es perseguida por un
cazador que se hiere con su propia arma y queda ciego. El pájaro se compadece y
le trae agua desde el río y logra avisar a su familia que finalmente lo
rescata. Entretanto la cachaña le hace ver a la loica que se ha manchado de
sangre del hombre y San Pedro, que había observado todo, la premia otorgándole
el color escarlata a su plumaje. (Brunet, 1962). En Cuyo la loica es una
muchacha muy hermosa que se disputan entre el cardenal y el chuschín o
chingolo. Éste mata al cardenal de una cuchillada y la loica al sostener al
moribundo se mancha el pecho y queda cantando “¡Con cuchillo lo han matao!”
(Palermo, 1984).
Un cuento de la comunidad pewenche de Cauñicu (Alto Biobío,
Chile), recopilado por Queupil Almendra
& Vita (2011) relata un episodio durante un juego de palín o chueca
organizado por el cóndor y el jote y donde participan varios pajaritos. En un
momento del partido el chuncho (el caburé grande), incapaz de alcanzar a la
garza, le quiebra con el palo las piernas. La loica lo increpa y el chuncho la
ataca con un cuchillo y la hiere en el pecho, quedando así teñida y cantando:
“¡Con cuchillito fue!”
Para los mapuches la loica tiene entidad casi humana, es
considerada como un auxiliar del machi o chamán, trayendo del bosque trozos de canelo o
foye (Drymis winteri), que coloca en el rehue, el tótem ceremonial, en la
casa del machi (Rozzi, 2010), quizás porque quiere curar su pecho herido. También es un anunciador porque avisa cuando
van a llegar visitas a la casa como lo muestra Lorenzo Aillapan (Aillapan & Rozzi, 2004) en su
poema “Lloyka (La sanadora)”:
Pájaro dramaturgo retador de la gente, de
guata colorada.
Fue a pararse en un árbol nativo y ahora
sólo en las plantaciones.
En lenguaje retador, parece enojado, recoge
noticias:
“con seguridad se presentan los
carabineros”.
Cantando dice: “vendrán visitas y debes
limpiar bien tu casa,
debes lavar tu olla y también lavar tu
cucharón”.
¡Wichin
wichin küpalu piam pu lonko traruuu
wichin
wichin küpalu piam lantuuu kangey trekan lantuuu!
De seguro vendrá una viuda quien tiene un
andar especial
buscando nuevo pretendiente, que el finado
ya no vuelve.
“Esa mujer es una gran bruja /cuidado!”,
dice.
“Es un hombre”, ladra como un zorro culpeo,
gran boca, menea y desvía con gran cola:
“¡Están avisados por los Cuatro Ventosos de
la Tierra!”.
¡Wichin
wang piley ti weda ngürü
wichin
wichin kalku müna weda futra kalkutiii!
No tengan miedo Gran Padre y Gran Madre,
yo tendré remedio a tiempo de sobra y
bueno.
Por eso me llamo "ser de guata
colorada"
y siempre he mejorado a mi gente con pura
hierba.
Por eso mi nombre es "sanador de
tiempo completo".
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . .
Si canta de frente, la loica anuncia desgracias y quizás la
muerte de algún habitante de la casa. Pero si canta dando la espalda llegarán
momentos felices. Y, bajo la influencia del mito de la corneja europea a la que
tanta atención prestaba el Cid Campeador, se dice que si se la ve cruzar hacia la derecha es buena
suerte y lo contrario si vuela a la izquierda (Aguas Deumacán & Clavería
Pizarro, 2009). El padre Augusta (1910) relata al respecto lo siguiente: “En
cierta ocasión que señalábamos a un indígena viejo una bellísima loica, que se
había posado cerca del camino donde estábamos conversando, le dio fastidio el
lindo pajarito y dijo volviéndose hacia él: Weda
kui-af Wekufu (mal espíritu Huecufu). En realidad la loica con el encendido
lacre de su pecho tiene para los indígenas relaciones especiales con el
demonio”.
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Loycas
- Mural en la comuna de San Miguel – Santiago de Chile. https://lifestyle.americaeconomia.com/articulos/el-arte-urbano-transforma-uno-de-los-barrios-mas-pobres-de-santiago |
Las relaciones de la loica con los criollos parecen haber sido
complicadas. “Su canto, aunque corto, es tan agradable como su aspecto i ha
sido objeto para mantenerlo en jaula … se alimentan sobre todo de granos,
brotes nuebos, hortaliza tierna i también de insectos i gusanos; en tiempo de
la siembra son mui perjudiciales porque recojen los granos recién sembrados i
arrancan con su pico fuerte las plantitas nuevas cuando se asoman sobre la
tierra; cuando la cosecha se acerca se regocijan con los granos que maduran,
por eso los dueños de los fundos que conocen el daño que causa esta ave, de
adorno del campo, les persiguen estendiendo redes en la tarde, poniendo trampas,
i la hacen cazar para la comida, porque su carne es comestible, aunque no en
todas partes se acostumbra a comerla, el sabor de ella es parecido al zorzal” (Albert,
1898, sic).
“Asegura la gente
campesina que este hermoso pájaro silvestre acostumbra levantarse en vuelo
recto hasta perderse en el azul del cielo, todas las mañanas, a fin de saludar
al sol cantando a veces por encima de las nubes y de las cumbres más elevadas
de la Cordillera. Se le considera la alondra criolla” (Mercado, 1959).
En Los Reartes (Córdoba)
“la tienen como pronosticadora de los temporales de nieve. Cuando éstos están
próximos a presentarse, se agrupan en bandiditas que emitiendo un grito
característico buscan refugio en las rocas, crestones y viviendas humanas” (Castellanos,
1934).
La belleza de la loica y su conexión con las tradiciones de los
pueblos originarios y criollos es el motivo por el cual aparece en múltiples
manifestaciones culturales de la actualidad, como poesías, cuentos, obras de
arte, artesanías, logotipos, arte callejero, tatuajes, diseños, marcas
comerciales, etc. Como muestra reproducimos, por gentileza de su autora, esta
pintura de Carolina Gaete Fischer.
La loika
¿Por qué canta la loika?
Si le han cortado el árbol
donde solía cantar.
Tendrá que buscar uno nuevo,
cantando se va.
¿Por qué canta la loika?
Si le han robado la tierra
donde iba a anidar.
Tendrá que buscar tierras nuevas,
cantando se va.
¿Por qué canta la loika
Si no le dejan migajas
para comer,
porque el fruto de sus bosques
se lo robaron en un amanecer,
la loika canta por no comer.
¿Loika por qué cantas,
sólo por trinar?
- Canto por mi árbol, migajas, tierras,
por lo que fue mío ayer.
- Canto por la pena de perderlo...
Y porque loika... un día,
un día se perderán.
Graciela
Huinao (2009)
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EL
NOMBRE DE LA LOICA
Se cree que la voz loyca
proviene de la palabra mapudungun loi que
significa llaga o herida, refiriéndose al plumaje rojo del ave. Para Aillapan
(Aillapan & Rozzi, 2004) proviene de llako:
sanar, y lawen: remedio.
Mapudungun: Loica, lloica, lloyka, loyka.
Yagan: Wichóa, wicoa.
Selk'nam: Síica.
Otros nombres son: pecho colorado grande (Buenos Aires, Mendoza,
Córdoba), pechorrojo (Mendoza, San Juan), pitirrojo, milico, tordo militar,
fueguero (La Rioja).
A su vez la loica ha dado su nombre a algunas localidades:
-Loyca Arriba, provincia de Melipilla, Región Metropolitana,
Chile.
-Loica Abajo, San Pedro de Melipilla, Región Metropolitana,
Chile.
-Las Loicas, Malargüe, Mendoza, Argentina.
Carrerito - Buenaventura Luna
|
Aguas
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