"Cuando se hace la historia de un animal, es inútil e imposible tratar de elegir entre el oficio del naturalista y el del compilador: es necesario recoger en una única forma del saber todo lo que ha sido visto y oído, todo lo que ha sido relatado por la naturaleza o por los hombres, por el lenguaje del mundo, de las tradiciones o de los poetas".

Michel Foucault-Las palabras y las cosas


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miércoles, 9 de diciembre de 2020

EL LOBO GARGANTILLA (Pteronura brasiliensis): LA NUTRIA GIGANTE QUE CADA DÍA SE OCULTA MÁS

 

Agradecemos a nuestro amigo y colaborador Gabriel Omar Rodríguez por la presente nota.

 

Pagó muy caro tener una muy bonita piel. Las incesantes expediciones y rastreos no parecen permitirnos mantener la ilusión de que su esbelta silueta se asome en un remanso del río. Tal vez por la insistencia de los esperanzados algún día podamos decir “ahí está “,  en los pagos correntinos.

 


Lutra brasiliensis (Nutria brasileña) (Blumenbach, 1810).





¿Quién es?

Hay  un mamífero carnívoro acuático, de  tamaño grande que puede medir 1,85 metros incluyendo su cola, la cual registra una longitud que oscila entre 55  y 75 cm. Llega a pesar 35 kg, aunque su peso estándar suele ser menor  lo mismo que el tamaño. Frecuenta todos los grandes ríos sudamericanos desde Venezuela y Guayanas hasta el norte de la Argentina y también, históricamente,  del Uruguay. Pertenece a la familia de los mustélidos y lleva por nombre común nutria gigante- entre muchos otros- y su denominación científica es Pteronura brasiliensis. Fue descripta por primera vez por   Gmelin  en 1788 quien le asigna el nombre  del género por la característica de su cola al decir,  proveniente del griego, pteron: ala, y oura: cola (podríamos decir “cola alada”)  y el epíteto o nombre específico brasiliensis por haber sido descubierta en Brasil (Mouchard,  2019). Más precisamente el primer ejemplar fue hallado en “ríos de América Meridional”  y  Cabrera en 1958 da mayor precisión acotando que se encontró en el “río San Francisco, en la orilla correspondiente al estado de Alagoas” del ya mencionado país (Barquez, et al., 2006). Sólo se encontraría en Argentina en la provincia de Misiones, y dos subespecies fueron descriptas, P. b. brasiliensis  y P. b.  paranensis  y únicamente esta última es la que habitó la Argentina (Cabrera, 1958), aunque Carter y Rosas (1997) dudan de la validez de P. b. paranensis  ya que los holotipos (ejemplar único que se utilizó para describir la especie) de ambas especies son muy similares. Ante las dudas en el presente texto utilizaremos la especie brasiliensis.

Como sucede con todos los animales silvestres al menos, reciben distintos nombres comunes de acuerdo a la región donde habitan y, si la extensión de  su distribución es muy grande, como ocurre con la nutria gigante, habrá gran diversidad de nombres, muchos de los cuales provienen de las culturas aborígenes de cada zona. Así, es como a la especie tratada la denominan también ariraí (en lengua guaraní o tupí), enelquiagae (en mocoví); lobo corbata, lobo gargantilla y perro de agua (son apodos españoles); ariranha o ariraña (en Brasil); lontra (en Bolivia); lobo grande de río (en Uruguay); Giant Otter (inglés) y varios otros nombres cuya mención haría muy extensa y monótona la lista.

 

¿Cómo es?

Se puede decir que posee las características anatómicas básicas de todas las nutrias, pero la distinguen particularidades muy destacables: en primer lugar su gran tamaño, sólo comparable entre los mustélidos con el glotón (Gulo gulo) y la nutria marina (Enhydra lutris) ambos del Hemisferio Norte (Parera, 2002), aunque algunos autores mencionan a Pteronura brasiliensis  como la mayor nutria  existente. Otra distinción es su larga cola que se presenta plana aproximadamente en la mitad posterior  y el rinario (espacio entre los orificios nasales) que está cubierto de pelos (no ocurre en Lontra, el otro género de nutrias acuáticas sudamericanas). Para adaptarse al medio acuático con ese gran tamaño le resulta imprescindible un cuerpo ahusado que oponga la menor resistencia posible al agua y, al mismo tiempo, un sistema de propulsión capaz de proporcionar la energía necesaria para iniciar el movimiento, lo que consigue con sus potentes extremidades que, además de dedos con significativas garras, poseen  una membrana interdigital, la cola aplanada horizontalmente se convierte en un remo estabilizador muy útil y puede ocluir sus orificios nasales y los conductos auditivos.

 

El color entre marrón y gris, es uniforme y brillante, resaltado cuando su piel está mojada y puede parecer en este caso muy oscuro, casi negro. El hocico es más claro que la parte superior de la cabeza y la característica más peculiar es la presencia de manchas irregulares, de color blanquecino o crema, en la zona de la garganta y del cuello. Estas manchas varían de forma y tamaño, lo que permite diferenciar a cada ejemplar. A veces estas máculas pueden observarse también en el abdomen.

La nutria gigante posee una capa externa de pelo que, a pesar de las constantes inmersiones, permite que la piel del animal se mantenga seca. Los ojos son grandes y  están ubicados en la parte alta de la cabeza, lo que las ayuda a mantener la mayor parte del cuerpo sumergido y respirar y ver sin dificultad;  al sumergirse permanece unos 6 minutos bajo el agua y si intuyera algún peligro se sumerge y puede salir a flote a una distancia considerable estimada en hasta 200 metros.  Las orejas son muy pequeñas y los ojos desorbitados son característicos. En conjunto todas las partes le confieren a la cabeza un aspecto ovalado o redondeado (Rodríguez de la Fuente, 1983).

Veamos una parte de la descripción que hace el naturalista don Félix de Azara en su obra Apuntamientos para la Historia Natural de los Cuadrúpedos del Paraguay y Río de la Plata (1805), en su capítulo dedicado a las nutrias del Nuevo Mundo: “son animales verdaderamente anfibios, que no huelen a marisco y que caminan con torpeza, casi arrastrando el vientre y el hocico. Habitan los esteros, ríos y arroyos. Ladran a manera de perros roncos, amenazando con ira como si quisieran morder, aunque jamás perjudican a los viajeros y nadadores”.

 

¿Que hace?

 

Los troncos de árboles caídos son las guaridas más habituales, además de cuevas o lugares protegidos siempre a orillas de los cauces o espejos de agua. Dice Massoia (1976): “En el sur de Misiones penetra a veces en las arroceras. Pteronura, el “gran lobo corbata”, fue observado por mí en ríos de Misiones, donde vivía en cuevas entre las raíces de los árboles ribereños, cuyas bocas tienen un diámetro de cincuenta centímetros, aproximadamente, y están excavadas  al  ras del agua, es decir, en la base de las barrancas”. “Los lugares elegidos por éste (Pteronura) para nadar son casi increíbles, como por ejemplo los “rápidos” del Río Urugua-í. Allí vio el autor un ejemplar adulto atrapar buceando enormes peces, y luego nadando con el vientre hacia arriba (haciendo “la plancha”) y contra la corriente, comerlos con toda tranquilidad. Aclaro que mantenía la cabeza y manos fuera del agua, y se mantenía a flote mediante movimientos combinados de los pies y la gran cola”. A continuación el relator aclara que el haberlo observado comer en el agua no contradice para nada  lo expresado por Cabrera y Yepes (1940) en el sentido que estos autores dicen que come fuera del agua, porque también se da esa situación, afirma Massoia.

 

Son animales muy sociales y su actividad es diurna formando grupos con los que comparten sus actividades. Estas incluyen el aseo, el descanso, el juego y la caza, lo que implica un variado repertorio de sonidos para comunicarse,  que contienen 9 tipos de vocalizaciones que incluyen un característico sonido corto y grave que es emitido por casi todas las nutrias y los ecos que se mencionan como “ladridos” por su semejanza con el característico sonido de los perros. Generalmente las agrupaciones están integradas por una pareja con los hijos de más de una generación, y son las hembras (de tamaño levemente menor al de los machos) las que dirigen estas manadas en la que raramente surgen peleas o rivalidades. El grupo natal se disgrega cuando los ejemplares jóvenes alcanzan la madurez sexual. Machos y hembras se separan paulatinamente de las unidades familiares. Este período de la vida de la nutria las convierte en nómadas y pueden recorrer más de 100 km en busca de un lugar de asentamiento en el que puedan formar sus propias familias. La nutria, en este contexto, se torna insegura, ya que no cuenta con el respaldo del grupo. No obstante no cesa en su intención de encontrar una pareja y reproducirse. Las nutrias gigantes tienen territorios establecidos que recorren de manera constante y en los asentamientos suelen verse zonas peladas (sin vegetación) donde descansan. Sus espacios están delimitados por excremento y secreciones glandulares y es oportuno señalar que sus movimientos fuera del agua son algo torpes y suelen arrastrar el abdomen al desplazarse (Massoia et al., 2012). Los territorios de cada grupo son bien definidos y admiten que se aproxime un ejemplar solitario que  busca pareja o lugar de residencia.

En general son animales juguetones por excelencia, les encanta retozar, y lo mismo organizan interminables persecuciones en el agua y se deslizan horas en los toboganes formados de manera natural en las orillas embarradas. La necesidad de diversión no se restringe a la época juvenil, sino que dura toda la vida y se pone de manifiesto en las más variadas ocasiones. Así por ejemplo es común que la nutria gigante, después de capturar un pez, paso un rato lanzándolo al aire para recogerlo enseguida adoptando extrañas posturas mientras emite su ronco gruñido como si fuera de satisfacción. Luego lo acerca a la orilla y continúa el juego o lo ingiere.

Se constató que puede capturar sus presas en condiciones de total turbidez e incluso con escasa luz, gracias a la almohadilla facial llena de vibrisas sensitivas que le permiten orientarse casi sin luz.

Llama la atención la confianza que muestra nuestro mustélido con el hombre, al que se aproxima arriesgadamente  incursionando en sus embarcaciones e incluso, hay relatos que indican que se sube a las embarcaciones que merodea. En tal sentido el naturalista Andrés Giai, en las primeras décadas del siglo XX, relataba con sus agudas observaciones de primera mano: La curiosidad, sobre todo en el gargantilla, es en ellos un imperativo poderoso. Suelen llegar hasta muy cerca de las canoas para investigar de qué se trata, pero al primer disparo zambullen todos y se alejan en prolongados buceos que alcanzan a cubrir distancias de doscientos o más metros…”


01- Carigueibeiu es el nombre con que describió el naturalista Georg Marcgrave a la nutria gigante, aunque es posible que se haya confundido con el hurón mayor (Eira barbara) (Marcgrave & Piso, 1648)




 

En referencia a la alimentación el ciclo vital de Pteronura brasiliensis  es dependiente de las migraciones estacionales de sus presas más consumidas que son los peces. También puede ingerir pequeños mamíferos, tortugas acuáticas, caimanes jóvenes y aves acuáticas que son consumidos generalmente en el agua ayudándose con sus extremidades anteriores y con los potentes caninos  destroza su presa. Algunas veces, especialmente cuando la presa tiene tamaño grande, la lleva a tierra y la ingiere fuera del agua. También se  observó que  en ocasiones forma grupos para pescar.

Las especies de peces que más consume en Perú, donde se realizó un detallado estudio  Chebez (2008), son: Mesonauta sp., Hoplias malabaricus, Stanoperca jurupari, el Cyphocharax spirulopsis, Hydrolicus sp., Triportheus sp, Schizodon fasciatus, Chichilidae sp., Steindachneria sp., Curinata sp., Potamorhina altamazonica, y alguna otra.

 

 

 

          Volvemos a los interesantes relatos y agudas observaciones  de don Andrés Giai, quien durante varios años, y hace ya mucho tiempo, observó con gran deleite los secretos de la selva misionera que comentó en su libro de recuerdos editado en 1950.  Sobre la alimentación de la nutria gigante nos dice: “Pescan en conjunto, batiendo el arroyo, si así se puede decir, de orilla a orilla. Actúan como una pandilla de merodeadores, que si bien se ayudan entre ellos para cometer fechorías, disputan luego encarnizadamente el botín conseguido. Cuando uno caza o pesca una presa importante, todos los demás lo persiguen para quitársela y se arman a veces unas tremendas grescas. Cierta tarde observamos a un macho que salía del agua arrastrando una gran tortuga que tenía agarrada por la cabeza. Sus compinches, al verlo nadaron hasta donde estaba y comenzó una persecución por el monte. Quitándose la presa unos a otros hasta despedazarla y quedar cada uno con algún trozo.”

 

 

 

La nutria gigante habita cuerpos de agua dulce de zonas tropicales y en menor medida subtropicales. Deambulan en lagos naturales o  formados por represas, ríos de variado cauce arroyos, esteros, lagunas y zonas inundadas. Estas últimas tienen como mejor representación los significativos desbordes que ocurren en afluentes del Amazonas u otros cauces en el Pantanal brasileño y también en zonas selváticas. Las crecientes en época de lluvias  pueden alcanzar unos 10 metros de altura y expandirse hasta 20 kilómetros a cada lado del cauce o más aún, y estas aguas que cubren las partes bajas son frecuentadas por Pteronura brasiliensis  debido a que son lugares de gran biodiversidad.

Sobre la reproducción comenzamos diciendo que Parera (1994) comenta que observaciones en Surinam brindaron la información que, al menos en esa latitud, las nutrias dan a luz en la época seca. Esto les permite utilizar las cuevas de las barrancas de los humedales casi secos como madriguera para las crías, sin correr el riesgo de que el agua las cubra. Es interesante saber que las parejas son monógamas y  que la cópula se realiza en posición ventro-ventral y el acoplamiento dura unos 10 minutos. La gestación dura entre 60 y 70 días y suelen nacer dos o tres  crías. Los recién nacidos son atendidos por ambos padres  y cerca del mes de edad ya comienzan los juegos que los van preparando para la caza y permanecen con el grupo familiar hasta el año de vida (Massoia, et al., op. cit.). Aunque parezca extraño las crías no saben nadar y la madre se encarga de enseñarles y a partir de ese momento salen de la madriguera constantemente y realizan juegos. A partir de ese momento la madre nada a espaldas para permitir que las crías se suban a su vientre cuando lo deseen.

El que fuera Jefe de la Sección Mastozoología del Museo Argentino de Ciencias Naturales, doctor Jorge Crespo, escribía en sus relatos: “…nosotros encontramos cuevas de lobo gargantilla, hallando en cada caso a tres pequeños dormitando apaciblemente en la cámara abrigada, donde,  por admirable instinto de sus constructores no llega ni un poquito de humedad. Hasta las dos semanas de edad los cachorros permanecen con los ojos cerrados…”

Por último, en relación a las crías debemos decir que la presencia de predadores altera su temperamento tranquilo y mientras las hembras vigilan a sus vástagos, los machos se ocupan de enfrentar a los visitantes que significan una amenaza.

Las huellas son grandes, con almohadillas bien marcadas y cinco dedos redondeados unidos por membranas, con uñas que por lo general no se marcan (De Angelo, et al. 2008).

 

 

          La mitología referida a la nutria gigante es abundante en Sudamérica, y en muchos lugares este animal está envuelto en un halo de leyenda. Por ejemplo para el pueblo Achuar, ubicado en la frontera entre Ecuador y Perú, la nutria gigante es una especie de deidad que vive bajo el agua. Por su parte los Bororós, en Brasil, consideran que las nutrias son seres humanos que saborearon hojas de tabaco de manera incorrecta y fueron condenados por los dioses a una indigestión eterna. Los Kichwa, originarios del Perú amazónico, creían en la existencia de un mundo acuático, sometido por la reina madre, Yaku Runa, a quien las nutrias gigantes servían de timoneles. Otros relatos prehispánicos aluden que la nutria intercambió su lugar natural con el yaguareté quien, antes de deambular por los bosques, vivía tranquilamente bajo el manto de las aguas; y así podríamos mencionar otros casos similares de pueblos nativos de la Amazonia y sus adyacencias.

 

 

¿Dónde está y donde estuvo?

 

La especie que tratamos, hasta cerca de la mitad del siglo XX  se encontraba en gran cantidad de cursos de la Amazonia que se expanden también por los estados de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam y Venezuela. También habitó en la Argentina, Uruguay y Guayana Francesa cuyas formaciones selváticas no se vinculan con la Amazonia.

 

 

          En una entrevista para Mongabay Latam, la bióloga danesa Jessica Groenendijk especializada en el estudio de la nutria gigante en la región de la Amazonia, decía en febrero de 2012: “Las nutrias siempre me han parecido sumamente atractivas. Después de obtener el grado de Maestría en Manejo de Recursos Acuáticos por el Colegio del Rey, en Londres, fui reclutada como líder de proyecto para el Programa de Conservación de la Nutria Gigante de Río de la Sociedad Zoológica de Fráncfort. Fui muy afortunada. Nuestro primer encuentro con una familia de nutrias gigantes fue una experiencia maravillosa y me enganché por completo. Esto fue el inicio de lo que creo y espero sea un compromiso vitalicio con la nutria gigante». Agrega: “Los grupos son muy unidos: las nutrias cazan, marcan sus territorios, se asolean y duermen juntas y los lazos constantemente se refuerzan mediante el juego y el acicalamiento mutuo”, y agrega “una familia de nutrias gigantes se asemeja bastante a una familia humana, por lo que observarlas durante muchos años pareciera como ver una telenovela. Existe drama, luchas de poder, unidad ante la amenaza que representa un caimán, cuidado y alimentación compartida de las crías y, finalmente, la descendencia partiendo del hogar. Si el destino es benévolo, una pareja reproductora puede permanecer junta hasta por 10 años». (https://es.mongabay.com/2012/02/la-conservacion-de-la-nutria-de-rio-mas-grande-del-mundo/).

 

 

 

 

Ampliando lo expresado en el párrafo precedente decimos que se expandía desde el oriente de los Andes en todos los países de América del Sur  donde hubiera hábitat adecuado para  la especie y también en Panamá (Parera, 2002). La excepción fue Chile, y  el extremo sur de esa distribución era el norte de Argentina y del Uruguay. La abundancia en cada lugar fue diferente dado que las condiciones de vida no son iguales en todos los sitios y actualmente sus poblaciones son discontinuas y fragmentadas debido a las extinciones locales. Efectivamente, la caza fenomenal  que se realizó en todos los países donde habitó, junto con la destrucción de su hábitat fueron causas más que suficientes para convertir a la especie tratada en un animal con estado crítico de sus poblaciones. Dice Chebez (2008): “su apreciada piel se abonaba 50 dólares por unidad…”.“Al llegar cada piel a Europa o a Norteamérica se abonaba 250 dólares; sólo de la Amazonia peruana entre 1946 y 1973 se exportaron 23.980 pieles”.

Dice el jusuita Florián Paucke: “Los españoles labran muy bien estos cueros, hacen chalecos y pantalones que asemejan el terciopelo más fino. Las pieles tienen un efecto excelente contra el dolor de cintura y ciática si sólo se llevan como cinturón, alrededor del vientre”. No obstante dicen Bosso y Parera (1998), en una campaña de encuestas a lugareños de Corrientes, que todos los reporteados -eximidos de toda responsabilidad-  coincidieron que recordaban la presencia este mamífero acuático en épocas pasadas,  pero no  les atraía en absoluto el cuero de la nutria gigante dado que no tenía valor comercial, no había demanda.  

Actualmente las poblaciones más significativas están en la región brasileña conocida como Pantanal (sur del país) que también se extiende por parte de Paraguay, en sectores de la Amazonia tanto en Brasil como en el este de los países que poseen esa formación selvática en sus territorios y habría poblaciones más numerosas en Guayana Francesa, Surinam y Guyana. También, últimamente, se menciona el hallazgo una población en Venezuela (Caño Brea) (Chebez, op. cit.).

Recorriendo cada país mencionamos los lugares puntuales donde se conoce  la existencia de poblaciones: en Colombia está presente  en los  Parques Nacionales Tuparro, Río Apaya y la Reserva Macarena; en Venezuela se la consideraba casi extintas pero apareció un núcleo significativo en Caño La Brea (Sucre); en Surinam no se conoce bien su estatus, pero hasta 1978 era común y tendría aún poblaciones; en Guyana es frecuente según datos de 1998, con una población aceptable en Meseta Potaro; en Ecuador está muy amenazada, hoy sólo está presente en río Pastaza, Aguarico y Napo; en Perú fue exterminada en casi todo el territorio a excepción del río Madre de Dios y en el Parque Nacional Manu; en Bolivia con muy pocos individuos en los Parques Nacionales Noel Kempff Mercado, en el Iténez, la Reserva Ríos Blanco y Negro y se ven ejemplares en los cauces Iténez y Guaporé; en el Paraguay se desconoce si supervive, no se realizan censos y en Uruguay y Argentina está extinta.  Pero no debemos olvidar que en los lugares donde aún se observan poblaciones éstas son significativamente menores que en tiempos pasados y pueden considerarse grupos  relictuales.

En Uruguay existen datos históricos para los departamentos de Artigas, Cerro Largo, Rocha y Salto y existieron  menciones para la Laguna Marín (González y Lanfranco, 2010). En la Argentina los registros históricos estuvieron en las provincias de Misiones, Corrientes, Chaco, Entre Ríos, Formosa, Jujuy y Salta (Barquez, et al., 2006). Algunas crónicas del siglo XVIII mencionan su presencia en el tramo medio del río Paraná y el este de Santa Fe (Chebez, 1973).  Estuvo también  en el Río Paraná  a su paso por las provincias de Santa Fe, Corrientes y probablemente Entre Ríos y Chaco y sus afluentes principales en Misiones: el río Iguazú y los arroyos Urugua-í, Aguaray Guazú  y Yabebirí; en el Río Paraguay  y su afluente el riacho Inglés en la provincia de Formosa; en los Ríos San Francisco y Bermejo en Jujuy y Salta (Parera y Parera, 1991; Parera, 1998; Massoia et al., 2006).

 

Der Brasilische Flussotter (La nutria de río brasileña) (Brodtmann, 1830).


 


¿De vuelta al pago?

 

Hace pocos años se comenzó a valorar cabalmente la riqueza natural casi única que posee un amplio sector de la provincia de Corrientes. Se conoce como “Esteros de Iberá” y en ese espacio podemos ver toda clase de humedales: esteros, lagunas, riachos, zonas pantanosas o simplemente inundadas en forma permanente y es considerado el segundo humedal de importancia en el mundo, así al menos se dice en algunos textos sobre el área.

En la provincia de Corrientes existen citas de Pteronura brasiensis  principalmente a lo largo de los ríos Paraná (incluso hasta el año 1993) y Uruguay. También existen registros no confirmados en los departamentos de Ituzaingó y Paso de los Libres. En los Esteros del Iberá, que se conectan con el río Paraná a través del río Corrientes y con el río Uruguay a través del río Miriñay, la cita más conocida de la especie es un cráneo hallado en la Laguna Fernández. Existen también relatos de la presencia de la especie en la zona de Rincón del Diablo, Capitá Miní,  Yahaveré, laguna Itatí Rincón, laguna Misteriosa, arroyo Sánchez y otros lugares.

(http://www.proyectoibera.org/especiesamenazadas_nutria.htm; 2020).

 

La variedad de la fauna del Iberá es sorprendente y apenas superada por las dos formaciones selváticas de la Argentina: la selva Paranaense y la de las Yungas. Y utilizamos la palabra “apenas” porque se iniciaron distintos planes de reintroducción de fauna – los biólogos denominan reasilvestramiento o rewilding a este proceso- que hace algunas décadas aún habitaba esta provincia. Si todos los reasilvestramientos prosperaran la diversidad de fauna, al menos se aproximaría mucho más a la de las referidas selvas.

En distintas etapas de su retorno  están: el oso hormiguero grande (Myrmecophaga tridactila), el venado de las pampas (Ozotoceros bezoarticus), el pecarí de collar (Pecari tajacu), el guacamayo rojo (Ara chloropterus), el aguará guazú (Chrysocyon brachyurus), el tapir (Tapirus terrestris), el yaguareté  (Panthera onca), el muitú (Crax fasciolata) y la nutria gigante (Pteronura brasiliensis) considerada el mayor carnívoro acuático de la región capaz de predar sobre crías de yacaré (Caiman latirostris).  

La ausencia de máximos predadores –terrestres y acuáticos- en el Iberá, como el yaguareté y la nutria gigante, representa un desequilibrio en el ecosistema  al no haber reguladores tope de las presas. Además, es sumamente importante para el gran proyecto Iberá  contar con especies de fauna emblemáticas y que ejerzan un gran atractivo para los futuros turistas que albergará la gran Reserva Provincial y los Parques Nacional y Provincial Iberá, que en total suman 1.300.000 hectáreas.

Ya está “Coco”, el macho que llegó de Dinamarca y se encuentra aún  en cuarentena. Será el compañero  de Alondra, la hembra que llegó hace menos de un año desde Hungría  y  ya pasó el chequeo sanitario y se acerca al Iberá donde será liberada en la isla San Alonso o ya lo habrá sido en estos momentos. La organización ambientalista The Conservation Land Trust (actualmente Fundación Rewilding Argentina) es la que lleva adelante el proyecto de reintroducción de la nutria gigante.


Sobre trabajos consultados

 

 Bárquez RM, M.M. Díaz y R.A. Ojeda (eds). 2006. Mamíferos de Argentina. Sistemática y distribución. Sociedad Argentina para el Estudio de los Mamíferos (SAREM), Tucumán 359 pp.

 Beltrán, S., J. A. Díaz, F. Trujillo & H. Dignum. 1994. Algunos aspectos sobre la ecología y el hábitat de la nutria gigante de río Pteronura brasiliensis en el Caquetá medio colombiano, pp. 51 In: XIMÉNEZ, X. & P. C. SIMOES-LÓPES (eds.) VI Reun. Espec. Mamíferos Acuáticos de América del Sur. FINEP / FBPN / BR PETROBRAS / UNEP, Florianopolis (Brasil) Outubro 24-28. Univ. Fed. Santa Catarina, 142 p.

 Cabrera, A. y  J. Yepes. 1940. Historia Natural Ediar. Mamíferos Sud- Americanos. Vida, costumbres y Descripción. Compañía Argentina de Editores. Buenos Aires.

 Cabrera, A.  1958.  Catálogo de los mamíferos de América del Sur. Revista del Musero Arg. De Cs. Naturales B. Rivadavia e Inst. Nacional de Investigación de las Cs. Naturales, Ciewncias Zoológicas 4: 1-308

 Canevari, M. y O. Vaccaro. 2007. Guía de mamíferos del sur de América del Sur. L.O.L.A. Buenos Aires.

 Canevari, M. y C. Fernández Balboa. 2003.  Cien mamíferos argentinos. Editorial Albatros. Buenos Aires.

 Carter, S. y C.W. Rosas. 1997. Biology and conservation of the Giat Otter, Pteronura brasiliensis.  Mammals  Review, 27: 1-26

 Coimbra-Filho, A.F. 1972. Mamíferos ameaçados de extinçao no Brasil: 13-98. En: Instituto Brasileiro de Desenvolvimento Florestal y Academia Brasileira de Ciencias. Espécies da Fauna Brasilerira em Extinçao. Ed. Academia Brasileira de Ciências, Río de Janeiro. 175 pp.

 Crespo, J.A. 1982. Ecología de la comunidad de mamíferos del Parque Nacional Iguazú, Misiones. Revistadel Museo Argentino de Ciencias Naturales «Bernardino Rivadavia», Ecología, 3: 45-162.

 

Chebez, J. C. 1973. Nuestro Libro Rojo. Lobo gargantilla. Revista Vida Silvestre Año III N° 10. Fundación Vida Silvestre Argentina. Buenos Aires.

 

 Chebez, J.C. 1994. Los que se van: Especies argentinas en peligro. Ed. Albatros, Buenos Aires. 604 pp

 Chebez, J. C. 1996. Fauna misionera. Catálogo Sistemático y Zoogeográfico de los Vertebrados de la Provincia de Misiones, Argentina. L.O.L.A. ediciones. Buenos Aires.

 Chebez, J.C. 2008. Los que se van.  Fauna Argentina Amenazada.  Tomo 3 Mamíferos. Editorial Albatros. Buenos Aires.

 Díaz, G.B. y R.A. Ojeda (eds). 2000. Libro rojo de los mamíferos amenazados de Argentina. Sociedad Argentina para el Estudio de los Mamíferos (SAREM), Mendoza 106 pp.

 Díaz, M. y R. Barquez. 2002. Los mamíferos de Jujuy, Argentina. Editorial L.O.L.A. Buenos Aires

 De Angelo, C., Paviolo, A., Di Blanco, Y.  y  Mario Di Bitetti. 2008. Guía de Huellas de los mamíferos de Misiones y otras áreas del subtrópico de Argentina.  Ediciones Subtrópico. Salta. Argentina.

 Duplaix, N. 1980. Obsevations on the ecology and behavior of the giant river otter Pteronura brasiliensis in Suriname. Rev. Ecol. (Terre et Vie), 34: 495-620.

 Erize, F., Canevari, M, Costa, G.  y M. Rumboll. 1993 (2° edición). Los parques nacionales de la Argentina y otras de sus áreas naturales. Editado por Librería-Editorial El Ateneo. Madrid.

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 Garciarena, M.N. 2009b. Modificación de las curvas de descarga del río Iguazú en el Área Cataratas: 287-296. En: Carpinetti, B.; M. Garciarena y M. Almirón. Parque Nacional Iguazú. Conservación y desarrollo en la Selva Paranaense de Argentina. 1ª edición. Administración de Parques Nacionales, Buenos Aires. 302 pp.

 Giai, A. 1950. Notas de viajes II por el Norte de Misiones. El Hornero,9 (2): 138-164.

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 Izquierdo, A.E., C.D. De Angelo y T.M. Aide. 2008. Thirty years of human demography and land-use change in the Atlantic Forest of Misiones, Argentina: an evaluation of the forest transition model. Ecology and Society 13 (2): 3

 Massoia, E., Chebez, J.C. y Andrés Bosso.  2012. Los mamíferos silvestres de la provincia de Misiones, Argentina. Fundación de Historia Natural Félix de Azara. 510 pág., 24 x 21 cm. Buenos Aires.

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 Parera, Aníbal. 1998. La nutria gigante en la Argentina. Rastros de una extinción reciente. Revista Naturaleza y Conservación, Año 2 Número 4. Asociación Ornitológica del Plata. Buenos Aires.

 Parera, A. y A. Bosso. 1991. Mustélidos acuáticos del río Iguazú superior. Fucema. Inf inéd. 35 pp.

 Parera, A, 2002.  Los mamíferos de la Argentina y la región austral de Sudamérica. Editorial El Ateneo. Buenos Aires

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Imágenes

 

Blumenbach, Johann Friedrich. 1810. Abbildungen naturhistorischer Gegenstände : No. 1-100.

Göttingen :Heinrich Dieterich.

 

Brodtmann, Carl Joseph [1830] Naturhistorische Bilder Gallerie Aus Dem Theirreiche. Landau.

Marcgrave, George & Willem Piso. 1648. Historia Naturalis Brasiliae... in qua non tantum plantae et animalia, sed et indigenarum morbi, ingenia et mores describuntur et iconibus supra quingentas illustrantur. Lugdun. Batavorum, apud Franciscus Hackium et Amstelodami apud Lud. Elzevirium. 

 

 

Gabriel  Omar  Rodríguez

domingo, 2 de noviembre de 2014

EL HURON MAYOR, IRARÁ o EIRA (Eira barbara): TEMIBLE SEÑOR DE LA MIEL






Ürunafáqui óratí folóje
Ürunafáqui óratí folóje
Tonhco rrifolóje,
Urunhco rrifolóje,
Urunhco rrifolóje,
Ürunafáqui óratí folóje
Órachumá óra,michúji.


[El tolomuquito horada,
el tolomuquito horada,
horada en el tamarindo,
horada en el cedro,
horada en el cedro.
El tolomuquito horada,
Nenito, duérmete.]



Canción de cuna indígena guatusa costarricense
(Rec. Amelia Velas)












Jardine, Sir William – 1833 - The naturalist's library.
W. H. Lizars; Edinburgh .



Uno de los relatos de animales que más me impresionaba de niño era el del hurón mayor o eira. Se decía que era capaz de cazar animales bastante mayores que él como las corzuelas, a las cuales atacaba saltándole al cuello y mordiéndoles la yugular hasta desangrarlas. Notable performance para un depredador tan pequeño.


Veamos si su historia corrobora estas afirmaciones. En principio se trata de un animal que ha llamado la atención de la gente, como lo revelan sus múltiples nombres comunes que más adelante reseñaremos. El nombre científico se lo aplicó el gran clasificador sueco Carl Linné. Lo incluyó en el género Mustela junto con las nutrias, el turón europeo, el glotón y la marta. Como nombre específico le dio el que aún lleva: barbara. Pero no hay que pensar que ese nombre hace referencia a su ferocidad sino que se lo aplicó ante la necesidad de diferenciarla de las especies similares europeas, ya que en griego barbaros significa 'extranjero'. Linné señalaba que “habita en Brasil” y también hace referencia a un animal descripto por Patrick Browne, un médico irlandés que trabajó en Jamaica hacia 1746. Browne se carteaba con Linné y en sus informes llamó a ese animal: “galera” o “Guinea fox” (= zorro de Guinea) y decía: “Esta criatura es traída a menudo a Jamaica desde las costas de Guinea, de donde es nativa, y frecuenta bastante las cercanías de los poblados de negros. Cava bajo tierra, y vive principalmente del pillaje. Es del tamaño de un conejo o gato pequeño, y de patas anteriores muy fuertes y más cortas que las posteriores”.


Como el eira no existe en Jamaica es probable que la galera se trate de otro animal y en realidad el dibujo que proporcionaba Browne (posiblemente obra del artista Georg Dionysius Ehret ) se parece más a una zarigüeya o comadreja americana, lo que confirma Browne con su descripción: “rostro alargado, subagudo, barbudo”.






Galera

Browne, Patrick – 1756 - The civil and natural history of Jamaica




De paso, ¿no habrá querido decir Linné, barbata, en vez de barbara? Nos surge esta pregunta porque Anselme Desmarest la llama Glotón Taira (Gulo barbatus), aunque señala “hocico alargado, algo puntudo, y provisto de bigotes cuyas barbas son ralas y no muy largas”. Y agrega “este animal se hace una cueva en los bosques (...) se domestica fácilmente. Despide un muy fuerte olor a almizcle”.


El gran anatomista Cuvier ya adoptaba francamente el nombre de tayra (Mustela barbata), y nos dice que el primero que lo mencionó fue Georg Marcgrave con el nombre de çarigueibeiu (en realidad çarigubibeiu). Ëste también le da el nombre brasileño de iiya y dice que tiene “algunos pelos en la barba. Emite un llanto como de cachorrito, suele mezclar un sonido como el del caguy. El que tuve se alimentaba con harina de mandioca humedecida en agua. De otro modo, vive de camarones y peces que pesca, [pero] prefiere robar lo que tiene al alcance del hocico.” Su dibujo, aunque sencillo, ya se acerca más al animal real:






Ya antes de Marcgrave, el jesuita portugués Fernão Cardim encontró en el eirara un ejemplo de moral: “Este animal se parece al gato de Algalia [civeta de la palma asiática, Paradoxurus hermaphroditus]: aunque algunos dicen que no lo es; son de muchos colores, pardos, negros, y blancos: no comen más que miel, y en este oficio son tan terribles que por más pequeña que sea la entrada de las abejas la agrandan a un tamaño tal que pueda entrar, y hallando miel no comen hasta no llamar a los otros, y entrando el mayor dentro, no hace sino sacar, y dar a los otros, cosa de gran admiración y ejemplo de caridad para los hombres, según afirman los indios nativos”


Buffon apostó por la identidad entre la galera de Browne y la comadreja negra de Linneo, y aclaraba que la procedencia de Guinea puede explicarse porque muchos animales de Brasil eran transportados primero a Guinea (África) y de allí a otras partes. Explica que el nombre tayra es el que le dan en Guyana según Barrêre quien comentaba “Este animal se frota contra los árboles y deja una especie de humor untuoso que se siente mucho en la nariz”. También piensa Buffon que el nombre galera es una corrupción de tayra.



Veamos ahora lo que nos dice el gran naturalista Félix de Azara sobre su Hurón Mayor: “uno que compré vivo; y habiéndoseme escapado, le mataron para cogerlo. Noté que olía a almizcle incómodamente (...) y lo atribuí a que hacia horas que le habían muerto.” Con respecto al nombre dice “a mi Hurón llaman muchos Eyrá, que viene a ser lo mismo [que Tayra]”.



Ihering señalaba lo siguiente para el irará en Brasil: “Gusta también de la miel de abeja, lo que el vale el nombre común de papa-mel, igual significado tiene la palabra guaraní irara, es decir ira: miel; uara: que come. Frecuentemente se encuentran árboles con marcas de las uñas y dientes del irará en busca de miel. “








Irara

Ihering, H. von, -1910- Os mammiferos do Brazil meridional




Johann Rengger fue un naturalista suizo que vivió en Paraguay y por lo visto se informó bien sobre el eira: “He obtenido dos especies de animales que habitan en Paraguay, y ambos pertenecen al género Gulo, el de el glotón, y que tienen una forma baja y ancha, al mismo tiempo, los indígenas del pueblo guaraní le dan el nombre de yaguapé, es decir, perro bajo.”


“En el idioma de los españoles, se conocen comúnmente como hurón o comadreja."


“(...) Se lo encuentra, en parte, en las áreas que están cubiertas de hierbas altas y en los bosques densos; allí utiliza una cueva abandonada de Tatu (Dasypus), aquí un tronco de árbol hueco para albergarse.”



“Es principalmente animal nocturno, lo que es mencionado por Azara, el escritor viajero. Cuando amanece continúa cazando y perdura en sus recorridas, especialmente en cubierto, hasta alrededor del mediodía. Lo he visto en mis viajes por el norte de Paraguay, a las once de la mañana, por las faldas boscosas, mientras se dirigía en busca de cuises. Mientras que al gran calor del día, corre de vuelta a su escondrijo, y no lo deja hasta la noche, cuando entonces caza hasta bien entrada la noche.”



“Su dieta se compone de todos los pequeños mamíferos indefensos a los que pueda echar mano, como muy pequeños ciervos y venados de campo, agutíes, conejos, ratones y cuises. Además [caza] ynambúes (Crypturus o Tinamus) y los jóvenes ñandúes que andan por el campo, además sube a los árboles del bosque y atrapa a los pichones de aves. Es sediento de sangre y si está en su poder, mata siempre más animales de los que requiere para saciarse. Así le disparé a una hembra, que acababa de matar a un Alector [posiblemente algún crácido] con dos crías en su nido.”



“Vive en parejas. La hembra da a luz en primavera dos o tres crías, que, según informan los cazadores, vienen ciegos al mundo, y hasta que aprenden a cazar por sí mismos, son alimentados con cuises y aves, como lo demuestran los huesos encontrados por mí huesos en sus madrigueras.”



“Este glotón es criado a veces en las casas, en Paraguay, cuando se lo puede atrapar de muy joven. Se le alimenta con leche y carne. No tolera la alimentación con vegetales. Si se le muestra su presa, salta rápidamente sobre ella y la agarra al mismo tiempo con las patas delanteras y las garras de los pies, apartándose de su cuidador tan lejos como sea posible. Entonces se acuesta sobre su vientre y sostiene la presa con dos patas y la come sin arrancar fragmentos de ella, sino que, como los gatos, mastica de costado con los molares.”




“Si se lo lleva con las aves de corral, da un salto al suelo, y les desgarra el cuello cerca de la cabeza. Lo mismo hace con los conejos, ratones y cuises, y si no ha sido domesticado cuidadosamente, incluso con los perros y gatos jóvenes, cuya carne comerá sólo obligado por el hambre.”



“Es muy aficionado a la sangre, y eso se ve por lo general cuando ha matado a un animal, porque la lame antes de disfrutar de la carne. Si se lo molesta mientras come, muerde furiosamente alrededor.”



“Su excremento y orina no son inodoros, como observó Azara; más bien, huelen mal, como en todos los animales de presa. Por otra parte, se ha señalado con razón que este glotón cuando se enoja y lo domina la ira, emite de sí mismo un olor a almizcle que parece resultar de una secreción de las glándulas, que se encuentran en el pliegue de la piel por debajo del ano.”



“En cautiverio, no copula en absoluto y no da ninguna señal de deseo sexual. No se le escucha ningún sonido, excepto un gruñido, cuando una persona o un animal se le acercan mientras come, y unos agudos chillidos cuando muerde alrededor con enojo.”



“Si se lo trata con cuidado, es muy dócil con el hombre que juega con él, obedece a su llamada, y lo sigue por toda la casa, como un gato. Sin embargo, sigue siendo un peligroso enemigo de los otros animales, a los que supera. Los animales domésticos más pequeños, especialmente las aves de corral, no están ni un momento seguras, mientras él esté libre. Sin recordar los castigos recibidos, salta con una especie de furia sobre los mismos y no se cansa de degollar todos los seres vivos que ve a su alrededor.”



“Su vida cambia en prisión si permanece atado o mantenido en jaula, en el sentido de que pasa la noche durmiendo. Pero si se lo deja vagar libremente, lo que sólo ocurre si no hay otros animales domésticos con él en la casa, entonces sigue el mismo orden de vida que en su estado libre. Duerme sólo durante las horas de la medianoche y el mediodía, y a la mañana temprano, y por la noche hasta bien entrada la misma persigue las ratas y ratones, de los que, mejor que cualquier gato, sabe cómo limpiar la casa.”



“Como su cráneo es muy flexible, sabe pasar a través cualquier abertura que se lo suficientemente grande como para meter su cabeza.”



“La carne de este hurón es comida habitualmente por los indios salvajes, cuyo paladar para cualquier tipo de carne es demasiado malo. Su piel se utiliza a veces para la fabricación de pequeñas bolsas, o la cortan en tiras, y la utilizan como ornamento. Cuando se lo caza, se esconde cuando encuentra la oportunidad, en una cueva o en un tronco hueco, o se sube a un árbol. Pero si carece de un refugio tal, los perros lo alcanzan muy pronto, porque no quiere correr rápido, y lo vencen después de una breve pero valiente resistencia.”



“Además de las personas que gustan capturarlo en Paraguay tienen como enemigos a las especies de felinos grandes y las serpientes.”



Maximilian von Wied-Neuwied describe, también de Brasil al hyrara o marta de cabeza pálida, llamado jupiun por los indios botocudos.


“Este pequeño pero poderoso y sanguinario predador vive en todos los bosques brasileños que visité y allí lo conocen los habitantes de haciendas en bosques solitarios, los indios y probablemente los negros, con el nombre de papamel, irara, hyrara o eira, pero esta última denominación corresponde en algunas regiones al Yaguarundi de Azara.”


“El hyrara tiene totalmente el modo de vida de los glotones y la marta. Corre y se desliza por rincones ocultos, en los bosques continuos: árboles huecos, grietas, quizás también en cuevas, de los que los botocudos no querían saber nada. Deambula especialmente por la noche, sube a los árboles, saquea los nidos de pájaros, buscando la miel silvestre en árboles huecos (de ahí la denominación papamel), persiguiendo todas los animales más pequeños, como agutíes, pacas, cuises, ardillas, etc."


“Incluso se atreve con los venados, que siguen a menudo hasta cerca de las viviendas humanas. Como no andan demasiado rápido y les sigue durante mucho tiempo el rastro, a menudo los cansan y los cazan. Se lo ha visto, perseguir un ciervo cansado, y cuando este se detiene fatigado, le quita la vida. En los gallineros irrumpe el hyrara como nuestra marta y nuestro hurón, mordiendo las cabezas y chupando la sangre de las aves.”


“De acuerdo a lo manifestado por los cazadores de Brasil, especialmente los botocudos, pare tres a cuatro crías, por lo general ocultas en hueco de las ramas de los árboles.”


“Si encuentra el perro la pista de este depredador, por lo general sube a los árboles pronto, y cuando se llega a tiempo, entonces es fácil dispararle desde abajo entre las ramas; más a menudo se captura la hyrara por las noches oscuras de otoño o en los senderos cuando corre por el bosque, así el Morro d'Arara nos proporcionó este otoño en un par de semanas cuatro de estos animales. “


“Los cazadores brasileños fabrican con su piel gorros para la lluvia y estuches para las armas. Los botocudos lo comen sin embargo, pero no antes de sacarle la piel, y achicharrándolos en el fuego, ya que así limpian todos los animales cazados.”


Después nos aclara Wied que una figura “muy pobre, con el cuello completamente desfigurado", probablemente copiada de ejemplares muy mal taxidermizados, se puede encontrar en el trabajo de Traill publicado en las Memorias de la Sociedad Werneriana de Historia Natural en 1821 y que aquí copiamos:











Vemos ya en estos relatos algunos rasgos de la ferocidad e intrepidez del pequeño carnívoro. Otro suizo, Johann von Tschudi, conoció al eira en el Perú y nos dejó estas observaciones: “Según los indios estos animales viven menos en las densas selvas oscuras que en los bosques secundarios ricos en arbustos, y por lo general en sus bordes. Nuestra propia experiencia confirma esto, porque muy a menudo hemos tenido indicios que indican la presencia de este animal en las plantaciones, que se encuentran en la entrada de los bosques primarios, pero nunca durante nuestra larga permanencia en los mismos. La causa probablemente es que el alimento del Galictis [género del hurón] que consiste principalmente en pichones y huevos de aves, fácilmente puede recogerlo en los arbustos bajos, pero como es difícil subir a los árboles lisos, sería raro que se encuentre allí. Es más un animal nocturno, aunque también a veces persigue su presa de día. “


“En las plantaciones, caza las aves de corral provocando muy gran daño y mata a veces en una sola noche seis a ocho gallinas, a las que succiona la sangre y entonces las deja; sólo come del todo a las aves muy jóvenes. Su grito es un aullido monótono, que puede compararse con el que es peculiar a muchos perros en las noches de luna. (...) El ejemplar que observé estaba activo, mañana y tarde, muy animado; en días húmedos casi siempre se quedó dormido y empezaba a gruñir y morder cuando era perturbado; por lo demás era muy manso y le encantaba jugar. Se alimentó con huevos, pan y carne hervida; contra la papa mostró una decidida aversión.”



Nos hemos extendido en el relato de estos tres autores porque han escrito en lengua alemana y son poco conocidos en español, quizá solamente a través del clásico libro “Mamíferos Sudamericanos” de Cabrera y Yepes donde se los traduce sin citar la fuente. Es a través de estos autores que hemos recibido las noticias de la ferocidad del eira y su ataque a las corzuelas sin que haya realmente relatos de testigos presenciales de semejantes hazañas sino sólo transcripciones de lo referido por los indígenas lo cual no da ninguna seguridad respecto a su veracidad.




LOS NOMBRES DEL HURON MAYOR


§ Tzotzil, tzoniztac, tzetzal (Chiapas); sanjor (maya lacandon), en México. En Veracruz se le conoce como cabeza de viejo o viejo de monte en referencia a la cabeza blanca o gris. Al respecto dice Azara : “Todo el resto del cuello y la cabeza entera son de un
blanco muy puerco”.


§ Lepasil en Honduras.


§ Bush dog en Belize.


§ Tolomuco, cholomuco, tayra, gato de monte y tejón en Costa Rica.


§ Comadreja grande, gato negro y gato cutarra en Panama.


§ Taira o tayrá, leira, eyra, era, en Colombia.


§ Guacho, guanico en Venezuela.


§ Maikong, hava, en Guyana.


§ Ibirá, ibyará, irara, en Brasil.


§ Jupiun entre los botocudos de Brasil.


§ Tejón, manco, perro de monte, omeyro, en Perú y Ecuador.


§ Eira yaguá en Paraguay.


§ Melero en Bolivia.















Cuvier, Frédéric, 1816-1830 - Dictionnaire des sciences naturelles




EL EIRA EN LA CULTURA POPULAR



A juzgar por la variedad de sus nombres en cada región de América, el eira es un animal popular pese a que no es abundante como suele ocurrir con los predadores. Ha sido, además, un animal domesticado desde hace tiempo para combatir los roedores que asolan las viviendas y graneros, e incluso como mascota. Sin embargo por lo que pude averiguar no ha dado origen a una abundante mitología ni literatura.


Una de las leyendas más difundidas es la recopilada por el gran teólogo guaraní León Cadogan, la del Eira Yagua y el Pai. Este relato trata sobre un Pai que fue a la selva a conseguir carne para su suegro enfermo. Encontrando un yaguareté que acababa de cazar un tapir, mató al felino y llevó la carne de ambos animales a la casa del suegro. Al día siguiente vio un Eira Yagua hembra sobre una palmera pindó, la hizo bajar y la mató. Al dormir esa noche soñó con ella y al contarle el sueño a su suegro, éste le aconsejó no volver a la selva. Sin embargo, desobedeciéndolo, al salir nuevamente de cacería encuentró al Eira Yagua y lo atacó con flechas que corta con su cuchillo. Finalmente se trenzaron en lucha cuerpo a cuerpo, el eira lo mordió en el cuello y el Pai le clavó el cuchillo en la panza con lo cual ambos murieron. El suegro los encontró muertos uno sobre otro y entonces fue en busca de los vecinos que los separaron y enterraron. Cabe señalar que el Eira Yagua es un ser mitológico con forma humana, pero cubierto de escamas impenetrables, sólo se lo puede herir en la boca del estómago.



En otro relato Ñande Ru, el héroe civilizador e hijo del creador del mundo, sale a la cabeza de los hombres del pueblo a capturar al Eira Yagua. Pero las flechas no pudieron herirlo y de un garrotazo mató a Ñande Ru, y precipitándose sobre él,  le succionó toda la sangre.


En México los indígenas lo consideraban de mal agüero. Al respecto relata Bernardino de Sahagun “Hay un animal que se llama tzoníztac. Críase hazia la mar del sur, en la provincia de Toztlan y Caxeapan, y llámase tzoníztac, porque tiene la cabeça muy blanca, tan solamente. Es del tamaño del tigre, o casi; es baxo de pies, y de gruesso cuerpo; come carne de las bestias silvestres. Cuando quiere caça, regaña como gato, y luego arrebata la caça. Tiene las manos y los pies como tigre; es muy negro todo el cuerpo, y tiene la cola larga. Este animal muy pocas vezes paresce, y si alguno encuentra con él y le ve la cabeça amarilla, es señal que morirá presto; y si alguno le encuentra y le paresce la cabeça blanca, es señal que bivirá mucho en pobreça, aunque mucho trabaje. Este agüero se tenía cerca de este animal; mátanle con saeta.”










Brehm, Alfred Edmund – [1878-1884] - Les mammifères



El antropólogo Claude Lévi-Strauss analiza la presencia del irara en mitos de las Guayanas y de Brasil y coincide con lo que hemos dicho: su presencia en ellos es llamativamente escasa. Según este autor el irara se muestra como un animal incompleto lo que ocasiona su irascibilidad: ávido de miel, busca el agua ya que los indígenas consumían la miel diluida en agua. En la zona amazónica hay un mito que opone el corupira, espíritu caníbal, al irara comedor de miel. Ëste salva a un indígena de las garras del corupira, al igual que la rana cunauaru que rescata a una mujer. El corupira, a partir de entonces ya no comerá ni peces ni tatúes, sino sólo carne humana, mientras que el irara comerá sólo miel.



Lëvi-Strauss que, como Wied, estudió a los botocudos, recogió este relato: Un día los animales estaban reunidos junto al fuego. El irara llega tarde porque había ido a buscar miel. Pide agua y le dicen que no hay, porque el picaflor se la había apropiado toda. Entonces ofrece a la pequeña ave cambiarle el agua por miel. Pero ésta se niega porque quería darse un baño en un manantial entre las rocas. El irara lo sigue y salta tras él dentro del agua, salpicando en todas direcciones y originando los ríos y arroyos. Los botocudos cuentan que en una época los animales eran como seres humanos y eran amigos entre sí, pero el irara los incita a pelearse y cazarse entre sí. Les da el veneno a las serpientes para que lo inoculen, enseña a los mosquitos a succionar sangre. Incapaz de volver las cosas a su origen, el brujo que proveía de comida a los animales, se transforma en pájaro carpintero y su hacha de piedra pasó a ser su pico.



Un mito de los kayua del sur del Brasil narra que los animales se desafían a correr una carrera: El irará quiere correr llevando la miel en el lomo. El ñandú le advierte que si corre alimentándose sólo de miel, sin beber agua, morirá de sed. Se corre la carrera y al terminar el perro rompe el recipiente de la miel y la desparrama. El irara se enfurece pero el ñandú le advierte que sólo fue una broma y que es inútil hacerse el malo. Finalmente lo echa y le saca toda la miel.


 

“La genuina raíz de ipecacuanha (poaija) se encuentra aquí [Guidoval, Minas Geraes, Brasil] en cantidades bastante grandes; pertenece a un arbusto bajo (Cephaelis Ipecacuanha, Rich.) [Carapichea ipecacuanha, (Brot.) L. Andersson] que crece,  siempre en grupos, en la mayor parte de la Serra do Mar, desde Río de Janeiro hacia el norte, hasta tan lejos como la capitaníaa de Bahía, en húmedos lugares sombríos del bosque ... Nos aseguraron los salvajes [coroados] que habían aprendido el uso de la ipecacuana del irara, una especie de marta, que acostumbra, dicen, cuando ha bebido demasiada agua impura o salobre de los arroyos y charcos,  masticar las hojas y la raíz, y de ese modo provocar el vómito.”

 

Spix & Martius, 1824

 















En cambio en Bolivia oriental se da al irará un papel importante y frecuente en los mitos. Entre los tacana de la Amazonia boliviana aparece el irara enfrentado al zorro (o quizás a la zarigüeya). El irará es considerado ladrón de gallinas o miel y el zorro se le queja porque por su culpa resulta acusado del robo. El zorro le arranca un trozo de piel de un mordisco y por eso se origina la mancha clara del pelaje del irara. También se enfrenta al grillo que gracias a la ayuda de las avispas resulta victorioso contra el ladrón de miel. En otra leyenda el irara es padre de dos hijas y para sustraerlas del encantamiento de ciertos demonios llamados Edutzi, las transforma en guacamayos.



Germán de Laferrêre recibió esta información de un poblador de Misiones sobre el eirá o irará: “El eirá espera en el carril cuando sabe que el venado tiene que bajar a tomar agua, y le salta a la cara, y le rompe los ojos con las uñas. Ciego, el venado quiere escapar y se da contra los “ palos” [troncos] hasta que se desmaya y cae. Entonces el eirá le come un pedazo de cuarto y se va. Y el venado tiene que morir poco a poco, si no se lo come otro animal o la corrección”. En otras ocasiones el eirá lo persigue haciéndolo correr hasta que el venado cae agotado al suelo, mientras que el eirá que mantiene un trote regular lo alcanza y lo va devorando de a poco.



Alex Mouchard



Ë



REFERENCIAS


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Tschudi, Johann von – 1844 -Untersuchungen über die Fauna Peruana. St. Gallen.

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EL VENCEJO DE COLLAR (Streptoprocne zonaris), EL PREDICADOR Y LAS FANTÁSTICAS GOWRIES

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