"Cuando se hace la historia de un animal, es inútil e imposible tratar de elegir entre el oficio del naturalista y el del compilador: es necesario recoger en una única forma del saber todo lo que ha sido visto y oído, todo lo que ha sido relatado por la naturaleza o por los hombres, por el lenguaje del mundo, de las tradiciones o de los poetas".

Michel Foucault-Las palabras y las cosas


domingo, 1 de abril de 2012

LAS AGITADAS NOCHES DEL SEÑOR RAFINESQUE O COMO CAZAR MURCIELAGOS CON UN VIOLIN

           
Whatever took a form, must change or mend; Whatever once
began, must have an end

 [Todo lo que tiene una forma, debe cambiar o mejorar; todo lo que alguna vez comenzó, debe tener un fin]

 Constantine Rafinesque – The world or instability (1836) [El mundo o la inestabilidad]
           



Uno de los más curiosos y excéntricos personajes que brindaron las ciencias naturales del siglo XIX fue Constantine Samuel Rafinesque-Schmaltz.

EL EPISODIO AUDUBON

En 1818, al comenzar su segunda estadía norteamericana, Constantine Rafinesque pasó tres semanas como huésped en la casa del naturalista John James Audubon y de su esposa Lucy, en Henderson, Kentucky.  En sus Diarios, éste relata el encuentro: “¡Qué tipo de aspecto tan extraño!  me dije mientras, caminando junto al río, observé un hombre bajando de un bote, con lo que me pareció que era un ramo de tréboles secos a su espalda. ¡Como lo miraban los marineros! Seguro que era bien original”.

El hombre vestía un amplio y largo saco amarillo de algodón que le colgaba como una bolsa, afeado por su desgaste y las manchas del jugo de las plantas. Usaba un chaleco de la misma tela, con enormes bolsillos,  y pantalones ajustados, abotonados hasta los tobillos. Tenía la barba larga y el cabello oscuro y lacio, hasta los hombros. Su frente era ancha y prominente.

El pasajero le dijo que estaba buscando al señor Audubon y al presentarse éste, le entregó una carta de recomendación que decía: “Mi querido Audubon – Te envío un ‘extraño pez’, que habrás de ver que nunca fue descripto y espero que tú lo hagas en tu próxima carta”. Por las dudas Audubon no reveló el nombre del firmante, pero le pregunto al viajero dónde estaba el extraño pez. “Supongo que yo soy ese pez” contestó sonriendo Rafinesque. Al parecer el visitante que venía con su ropa bastante arruinada y las medias con agujeros, no aceptó ropa limpia y a regañadientes se lavó para el almuerzo.
     
     
Audubon relata entonces el curioso episodio con murciélagos ocurrido durante esta estadía. Veamos:

"Era verano y el calor era tan intenso que las ventanas estaban abiertas... Cuando se hizo tarde, le mostré la habitación que había destinado para su estadía, intentando que estuviera confortable, y dejándolo con mucho material de escritura. . . .  Todos nos habíamos retirado a descansar.  Creía que, salvo yo, todos dormían profundamente, cuando de golpe escuché fuertes ruidos en la habitación del  naturalista. Me levanté, y llegué al lugar de inmediato, abrí la puerta, y para mi sorpresa, vi a mi huésped corriendo desnudo por toda la pieza, sosteniendo por  el mástil mi violín favorito, cuyo cuerpo había sido destrozado a golpes contra la pared en el intento de cazar unos murciélagos que habían entrado por la ventana, probablemente atraídos por los insectos que volaban alrededor de las velas. Me quedé parado, pero el continuó dando vueltas saltando y corriendo, hasta que terminó exhausto, entonces me pidió que le consiguiera uno de los animales, ya que estaba convencido de que pertenecían a una nueva especie. Aunque yo creía que no,  tomé el arco de mi destruido Cremona, y le di un golpe certero a cada uno de los murciélagos mientras volaban, obteniendo pronto los especímenes necesarios. La lucha terminó, le deseé de nuevo buenas noches, pero no pude dejar de observar el estado de la habitación. Había plantas, que él había ordenado en grupos, pero que ahora estaban desparramadas por todos lados. 'No se preocupe señor Audubon,' dijo el excéntrico naturalista, 'no se preocupe, enseguida arreglaré todo. Tengo los murciélagos, y con eso me basta’. "


Digamos que, para disgusto de Audubon,  Rafinesque había descubierto en su casa una nueva especie de murciélago para la ciencia: el murciélago orejudo de Rafinesque (Plecotus rafinesquii) , una especie escasa, que habita en el sudeste de Estados Unidos. En venganza por haber destrozado su apreciado violín, Audubon le jugó una broma, inspirado tal vez por aquella carta de recomendación. Le mostró dibujos y notas, que él mismo había preprado, sobre un imaginario pez del río Ohio, que denominaba  "Devil Jack Diamond Fish" [pez diamante diablo Jack], y que supuestamente medía entre 1,20 y 3 m de largo con un peso de 200 kg. Se afirmaba que sus escamas eran tan duras que las balas rebotaban en ellas. Rafinesque se tragó el anzuelo y, basándose en la fantasiosa descripción de Audubon y en su propia inclinación a crear nuevas especies, lo publicó en 1820 con su correspondiente nombre científico.

Acostumbrados a estas rarezas, Audubon y su familia finalmente encontraron en Rafinesque una agradable e inteligente compañía. Pero una tarde, cuando lo esperaban con el  té servido, el huésped no apareció: sus herbarios y demás objetos ya no estaban en su habitación. Pasaron toda la noche buscándolo en la vecindad, pensando que se había ahogado en un pantano o que había sido muerto por un oso. Pero no encontraron nada. Hasta que unas semanas más tarde llegó una carta suya agradeciendo las atenciones recibidas.

El otro protagonista de esta historia, el famoso violín de Cremona fue adquirido en  1899 a los herederos de Audubon por la familia Durrett, de Louisville, quienes lo hicieron reparar y ocasionalmente autorizan su exhibición en el Museo de la Audubon Society.


¿QUIEN ERA RAFINESQUE?


Nacido en 1783 en  Estambul (actual Turquía) de padre francés y madre alemana, cuando tenía un año de edad, viajaron  a Marsella, donde el niño pasó sus primeros años. Cuando tenía diez años, falleció su padre de fiebre amarilla durante uno de sus viajes comerciales. Era la tumultuosa época de la Revolución Francesa, y por ello  la familia hubo de exiliarse en la casa de unos parientes en Legorno, en la Toscana italiana.  Constantine no tuvo educación formal, pero su madre le procuró maestros particulares, y por medio de copiosas lecturas devino en un capacitado naturalista. A los 12 años sabía latín, había formado un herbario, un pequeño jardín botánico y ya había leído más de mil libros de la biblioteca pública del lugar. Sobre su sensibilidad hacia la naturaleza, confesaba: “Empecé a cazar, pero el primer pájaro al que disparé era un pobre Parus [herrerillo], cuya muerte me pareció una crueldad, y nunca llegué a transformarme en un cazador insensible”.


Retrato de Rafinesque en el frontispicio de su obra Analyse de la Nature (1815).


A los 18 años se trasladó con su hermano a Filadelfia, Estados Unidos, donde se dedicó al comercio, pero sobre todo a viajar y a coleccionar especímenes botánicos a los que dedicaba largas descripciones y un nombre científico,  ignorando que muchos de ellos ya habían sido clasificados antes. De vuelta en Europa, se radicó en Sicilia donde se dedicó a la venta de plantas medicinales, de brandy, y al estudio de los peces que enviaban los pescadores al mercado de Palermo. Allí Constantine conoció a Josephine Vacarro, mujer católica con la que las leyes le impidieron casarse pues él era protestante. Con ella tuvo dos hijos: Charles Linnaeus, que falleció al año de edad, y Emilia. Entonces decide probar suerte nuevamente en Estados Unidos, pero el barco en el que viajaba naufragó cerca de las costas norteamericanas y así perdió su biblioteca, sus escritos, una importante colección de caracoles de 60.000 ejemplares, y hasta su ropa. Empero, sus infortunios no terminaron allí, pues su mujer, al enterarse del naufragio, vendió la propiedad cuyo cuidado él le había confiado y se fue con con el comediante siciliano Giovanni Pizzarrone.  Encima se negó a enviarle a Emilia a Estados Unidos, ya que la muchacha, que había tenido que emplearse como cantante en el Teatro de Palermo, le ayudaba a mantener el hogar. Tras estos eventos, así opinaba Rafinesque “Sicilia ofrece un suelo fructífero, clima delicioso, excelentes productos, hombres pérfidos y mujeres infieles.”

 En América siguió dedicándose a la botánica y al estudio de los peces, colectando abundante material en diversos viajes de exploración, que le valieron el apelativo del “Daniel Boone de la ciencia norteamericana ". Llegó a Lexington, Kentucky, donde se lo nombra profesor de botánica en la Universidad de Transilvania. Era el típico “profesor distraído”, de extraña vestimenta, desaliñado, excéntrico y víctima de las bromas del alumnado que lo apodaba “Rafy”. Solía faltar más a clase que sus alumnos y sus teóricas abarcaban temas que generalmente los estudiantes no estaban en condiciones de comprender. Peor aún,  Rafinesque, que se publicitaba para dar clases privadas de idiomas a las damas, tuvo una relación sospechosa con la mujer del Dr. Holley, rector de la Universidad. Al parecer la señora Holley había tomado a su cuidado como si fuera un niño a este desaliñado  hombrecito, lo cual despertó los celos de su marido, por lo cual terminó desparramando sus efectos personales y echándolo de la cátedra. Rafinesque se despidió dirigiéndole estas palabras: "Maldito seas tú y tu escuela con estas maldiciones que te hecho encima!”, lo que se cumplió al año siguiente, cuando el rector murió de fiebre amarilla, y años después, cuando se quemó totalmente el edificio del rectorado.  

La tradición de los estudiantes señala que la maldición se renueva cada siete años. En 1924, al enterarse de que su humilde tumba en Filadelfia iba a quedar bajo un parque deportivo, algunos  ex-alumnos de la secta llamada  Hemlock Society, desenterraron sus restos, los hicieron cremar y entregaron la urna con sus cenizas  a la Universidad para depositarla allí.  En 1969, cuando se volvió a incendiar el rectorado de la Universidad, todas las dependencias quedaron destruidas por el fuego salvo el recinto bajo las escaleras, donde se conserva su urna con una lápida que lleva este epitafio, “Honor to whom honor is overdue" [Honor a quien se le debe honor], tomado de su autobiografía   “A Life of Travels”  [Una vida de viajes]. Aún hoy en día  hasta la parilla de la Universidad lleva su nombre (!) y los estudiantes celebran la semana de Rafinesque, justo antes de Halloween, organizando un sorteo cuyo afortunado ganador debe pasar la noche junto a la tumba del naturalista.


Nuevamente en Filadelfia y sin trabajo, su inventiva le permitió vivir dando conferencias públicas, comercializando sus especímenes y libros, especialmente su obra Medical flora, que fue un texto fundamental para la medicina de su época y cuya primera edición hoy cotiza a 5000 USD el ejemplar, algo que su autor nunca hubiera soñado. Además desarrolló un medicamento para la tuberculosis que llamó Pulmel, propuso la construcción del canal de Panamá, ideó sistemas para cultivar perlas y para construir barcos y casas a prueba de fuego; desarrollo también un proyecto de banco de préstamos para obreros.

En sus publicaciones designó miles de nuevas especies -se calcula que fueron unas 6.700- de las que actualmente sólo se aceptan apenas poco más de un centenar. Esa tendencia a crear especies nuevas en forma compulsiva, confusa e indiscriminada le valió la crítica y finalmente la indiferencia de la comunidad científica, especialmente de parte de Cuvier, Joseph Hooker y Asa Gray. Por ese mismo  motivo cayó víctima de una pesada broma del naturalista  John James Audubon, como veremos más adelante.

Las revistas científicas se negaban a publicar sus trabajos por lo que se vio obligado a crear sus propias publicaciones: Annals of Nature y AtlanticJournal and Friend of Knowledge. Se cuentan más de 400 trabajos de su autoría, entre artículos, libros, panfletos y ensayos, no solo de historia natural, sino también de muchas otras disciplinas como filosofía, poesía,  etnografía, arqueología, meteorología y lingüística. En 1836 publicó un documento llamado Walam Olum,  que aseguraba haber traducido de un escrito grabado sobre corteza de abedul por los primeros indios delaware. Pero, a fines del siglo XX, se demostró que era sólo una farsa que probablemente había escrito para ganar prestigio y algo de dinero.  


Sin embargo muchos de sus trabajos de historia natural eran de buen nivel, especialmente sus estudios sobre los peces y moluscos del río Ohio. Incluso desarrolló una versión pre-darwiniana de la teoría de la evolución y un sistema propio de clasificación de las especies, con el que pretendía completar la obra de su admirado Linneo. El mismo Darwin lo cita en el prefacio de su 3ª edición de El Origen de las Especies: “Rafinesque, en su New Flora of North America, publicada en 1836, escribió (p. 6) lo que sigue:- 'Todas las especies pueden haber sido variedades alguna vez, y muchas variedades gradualmente se van transformando en especies asumiendo caracteres constantes y peculiares'. “

Retrato al oleo sobre una tabla de nogal negro por Matthew Harris Jouett (1787-1827)


En sus últimos años, habiendo gastado sus ahorros en publicaciones y el mantenimiento de sus colecciones, Rafinesque vivió muy pobremente, desdeñando toda  compañía. Murió en 1840 de cáncer de estómago, en el desván donde vivía. El propietario de la casa, para resarcirse de los alquileres adeudados, encerró su cuerpo bajo llave para venderlo a la facultad de medicina. Afortunadamente, sus conocidos lograron sustraer el cadáver, el cual tuvo que ser bajado por la ventana del segundo piso mediante una soga. Fue enterrado en el cementerio Ronaldson de Filadelfia con una lápida de madera con las iniciales “C.S.R.”. Lo extraño es que en esa época debido a la falta de espacio se solía enterrar un cuerpo sobre otro. En la tumba de Rafinesque parece ser que había enterradas ya dos personas, y sobre su ataúd,  se inhumaron tres personas más. De manera que aquellos alumnos de la Universidad que recuperaron sus restos, ignorando esto finalmente se llevaron por error los despojos de otra persona, una tal Mary Passimore,  que ocupa actualmente la tumba del sabio en la Universidad de Transilvania. Hoy en día el cementerio Ronaldson es un campo deportivo, y en definitiva no se sabe si sus restos aún permanecen allí bajo tierra o fueron removidos con otros y llevados al cercano cementerio de Forest Hills.

Los libros y parte de sus numerosos manuscritos se vendieron en subasta pública y fueron adquiridos por el United States National Museum; parte de los herbarios fueron adquiridos por Elias Durand para la Academy of Natural Sciences de Filadelfia.; el resto, almacenado en un establo, fue afectado por el moho, los ratones y la humedad, y finalmente se destruyó. La pérdida  de sus colecciones es una verdadera tragedia, ya que, al no disponer de los tipos de las especies que creó Rafinesque, es muy difícil, sino imposible, determinar a qué animales o plantas se refería en sus descripciones. Durand en sus últimos años tuvo una disputa con la Academia y termino vendiendo las colecciones al Jardin des Plants de Paris, donde hoy pueden verse algunos de los especímenes de Rafinesque, aunque sin rotular.

En su testamento, que es un poco la síntesis de su vida, Rafinesque escribió: “Entrego mi alma inmortal al Creador y guardián del Universo, el Supremo Rector de Millones de mundos que se mueven por el espacio, para que la envíe a cualquier a de esos mundos que considere apropiado, de acuerdo a sus sabias leyes”.


Miniatura al esmalte atribuida a William Birch (1755-1834) conservada en la Universidad de Transilvania. http://www.lewis-clark.org






REFERENCIAS

Audubon, J. J. -1940- America. Ed. Donald Culross Peattie. Houghton Mifflin Company.

Call., R. E. -1895- The Life and Writings of Rafinesque - Filson Club Publications No. 10 - Louisville, Kentucky - John P. Morton And Co.

Endersby, J. -2009- ‘The vagaries of a Ra?nesque’: imagining and classifying American nature.  Studies in History and Philosophy of Biological and Biomedical Sciences 40: 168–178.

Gillispie, C.C. (Ed) -1975-  Dictionary of Scientific Biography, Vol. XI, pp 262.  Charles Schribner's Sons.

Jenkins, J. -2010- Sweet music: Did Audubon once play violin on display at museum? - http://www.courierpress.com/news/2010/jul/08/sweet-music/?partner=RSS

Spruling, R. G.  A Short Biographical Sketch of Rafinesque- http://www.innominatesociety.com/Articles/Biographical%20Sketch%20of%20Rafinesque.htm.

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