"Cuando se hace la historia de un animal, es inútil e imposible tratar de elegir entre el oficio del naturalista y el del compilador: es necesario recoger en una única forma del saber todo lo que ha sido visto y oído, todo lo que ha sido relatado por la naturaleza o por los hombres, por el lenguaje del mundo, de las tradiciones o de los poetas".

Michel Foucault-Las palabras y las cosas


lunes, 10 de octubre de 2011

LA GARZA MORA (Ardea cocoi) , MATHURIN Y BUFFON


 
“Yo vide una garza mora
dándole combate a un río
así es como se enamora
tu corazón con el mío”.

Simón Díaz - Tonada de la luna llena


     La garza mora o socó, como muchas otras aves neotropicales, aparece primero en la literatura zoológica en la obra de George Marcgrave. “Socó” es el nombre genérico guraní para las garzas, pero Marcgrave lo utilizó especialmente para su su segunda especie de garza, a la que denominó “Cocoi de los Brasileños”.  Esto es porque la grafía “çocoi” pasaba a ser, en la tipografía de los antiguos impresores,  “cocoi”  ya que carecían entre sus tipos de la cedilla, letra que no existe en latín, idioma en que se imprimían los libros científicos en esa época.

     Marcgrave le atribuyó el tamaño de una cigüeña y la tildó de elegante, especialmente por las las plumas largas y blancas que penden de la parte anterior e inferior del cuello. Describió con minuciosidad sus colores y acota: “su carne es buena y la comí frecuentemente”, con lo cual suponemos que su paladar no era muy exigente ya que como alguna vez señalara William Hudson, siguiendo a Buffon, pocas aves son más flacas y descarnadas que las garzas una vez que se las ha desplumado. Buffon atribuía esto a cierta imperfección de sus órganos que las llevaba a una perpetua lucha contra la miseria y las carencias, y por eso las llama aves indigentes y que dan pena. Sin embargo Piso indica que en la época de lluvias esta especie deposita grasa en su cuerpo y Du Tertre coincide en que su carne es tan buena como la de otras garzas.




Curioso dibujo de Marcgrave que resulta desproporcionado y pueril.  Una mala imagen del ave, según Buffon.

     La historia de la garza mora nos conduce ahora a una confrontación entre zoológos. Mathurin Jacques Brisson, fue un naturalista francés perteneciente a una familia de abogados nobles de Fontenay, localidad al este de París. Su tía era cuñada del célebre naturalista y fisico René Antoine de Reaumur quien poseía importantes colecciones de ciencia natural, especialmente de aves. Reaumur había donado sus colecciones a la Académie de Sciences, y Brisson, que había  comenzado a estudiar ciencias naturales con este pariente célebre,  obtuvo,  gracias a su recomendación, empleo como curador de las colecciones de la Académie.

     Reaumur tenía un proyecto enciclopédico sobre la vida animal similar al de Buffon pero en competencia con él, especialmente porque Reaumur era un ferviente creacionista, para quien toda la enorme variedad de seres vivos era una obra de Dios. Para este trabajo contaba con la ayuda de Brisson quien había desarrollado el estudio de los cetáceos y cuadrúpedos en su Régne animal (1756).  A continuación Brisson se dedicó a las aves pero tras la muerte de Reaumur, al caer de su caballo,  la Académie transfirió las colecciones al Cabinet du Roi, donde quedaron bajo la supervisión de Buffon y Daubenton, con lo cual Brisson ya no tuvo acceso a ellas, y hostigado por esos sabios y sus colegas decidió abandonar las ciencias naturales para dedicarse a la física.  Sin embargo logró llegar a publicar en 1760 la obra Ornithologie  en 6 volumenes, un trabajo monumental donde describe 1500 especies y que fue la obra más completa sobre ornitología antes de la publicacion de Histoire des oiseaux  de Buffon.

Brisson describió a la garza mora bajo el nombre de “L’Héron huppé de Cayenne” o sea “la garza copetona de Cayena” (Guayana Francesa), quizás con material proveneniente de esa región que pudo haber encontrado en la colección de Reaumur. Para esa epoca Jean Barrière se encontraba colectando aves acuáticas en las costas de Guyana y es posible que haya sido quien enviara los especímenes a Francia. De cualquier modo la descripcion de Brisson es meramente técnica y no aporta ningun dato adicional.

     En la 12ª edición del Systema Naturae, Linné, utiliza el nombre de “coco” como designación específica y se limita a repetir a los autores anteriores, pero inmortaliza en la literatura científica al nombre indígena.

Forma de garza mora - J. del Bosc


     Buffon la considera una garza grande y bella. Agrega que además de Brasil y Guyana, se encuentra en las Antillas, basado en Du Tertre, quien la llama “crabier” o sea cangrejera, porque se alimenta de esos crustáceos.

     Azara, que la llamó “Garza Aplomada”, dice que va sola o con otra idéntica, que es muy arisca y escasa en ríos y lagunas muy grandes del Paraguay. Rara vez escuchó su voz al volar y le sonó como un desagradable “gaaá”. Compró dos pichones ya emplumados que fueron sacados de un nido de palitos ubicado sobre un arbol. En el buche les encontró víboras grandes y un pez de 30 cm de largo.

     Burmeister pudo verla en Paraná, Cordoba y Tucumán, en la ribera  de grandes rios y arroyos, asentada a gran altura en ramas y cimas de árboles, pero siempre solitaria. Registró el nombre criollo de “garza grande”.

     Hudson, por su parte, señala que en la parte  sur de Sudamérica no se asocia con otras y tampoco cría en colonias, y lo atribuye a su escasez, suponiendo que en zonas más cálidas, donde es más abundante sería más sociable. Es sedentaria y ambos miembros de la pareja habitan el mismo río o bañado todo el año, aunque pescan cada uno por su lado. Pese a la observación de Azara, Hudson dice que anida entre los juncos y pone 3 huevos azules.

     Se explaya sobre el tema de su flacura. La mayoría de las garzas que obtuvo estaban muy emaciadas y muy parasitadas por lombrices intestinales.  Extrañamente no encontraba en ellas parásitos externos. En una de sus Fábulas Argentinas, El cisne y la garza mora, Godofredo Daireaux, destaca este aspecto mísero del ave: “Sin pedir nada a nadie, una garza mora, gris y flaca, tiesa en una pata, con las plumas erizadas y el pescuezo entre los hombros, miraba indiferente desde la ribera del lago las graciosas evoluciones del cisne”. El cisne “vio a la garza, solitaria, pobre y mal vestida” y se le acercó más que para ayudarla para recibir su admiración. Pero “la garza no contestaba y parecía no oír o no entender estos amables ofrecimientos, por espontáneos que pareciesen. Ella no necesitaba más de lo que tenía; no quería mayor riqueza; vivía como podía sin deber a nadie obligación alguna, ni la quería contraer, sabiendo demasiado que nadie da nada sin condición; y de ahí su silencio desdeñoso.”

     El nombre socó pertenece al idioma tupí y puede derivar de ço:  ir, y co: golpear, o sea “el que va golpeando”, ya que las garzas caminan por el agua lanzando golpes de pico contra sus presas. Socó-í, contiene el diminutivo “í”, y no sabemos porqué lo usó Marcgrave para esta especie que es la mayor de las garzas del continente. Sabemos en cambio, que el término se usa en Brasil para la garcita verde, Butorides virescens, que sí es pequeña dentro de su familia.


Goeldi, Emilio Augusto-1894-Aves do Brasil.


     Von Ihering registró otros nombres comunes en Brasil: “baguari” en el norte, “Joao Grande” en Sao Paulo y también “tabuyayá”. Como bien señala, “(m)baguari” es un nombre aplicado a la cigüeña, que quizás por similitud, se le dio a esta garza. Spix lo reflejó en el nombre científico que le otorgó: Ardea maguari .

     Entre 1911 y 1913, el etnólogo alemán Theodor Koch-Grümberg  recorrió, por encargo del Museo Etnológico de Berlín, la zona ubicada entre el Roraima y el Orinoco Medio. En el segundo tomo de su obra Von Rororima zum Orinoco (Berlin. 19816-1917) recopiló los mitos y leyendas de los indios taulipang y arecuná, de la Guayana Venezolana. En uno de ellos aparece Kéyem, una deidad de forma humana que habita en el arco iris y que cuando se cubre con una piel coloreada se transforma en una gran serpiente muy brava, abuela de todas las aves acuáticas. En una ocasión mató con sus flechas invisibles a un muchacho que se bañaba en una cascada y en venganza fue muerta a flechazos por dos aves buceadoras,  una de las cuales los indígenas identifican con la garza mora. Las aves le sacaron a Kéyem su colorida piel y se la colocaron sobre su cuerpo. Este mito posiblemente se refiere a la semejanza del cuello de estas aves con una serpiente y al plumaje de algunas especies de aves que presenta reflejos iridescentes. Aún hoy en día aparece la garza mora en el folklore venezolano, como en la bella tonada que citamos al comienzo.

 Así como en la leyenda las garzas se cubren de la bella piel de serpiente, los humanos siempre vieron en su plumaje un preciado adorno. Así los indios qom de Formosa utilizaban las plumas de esta especie para formar un penacho vertical que ajustaban sobre un cordón de lana colocado a modo de vincha. Curiosamente en la moda occidental de principios del siglo XX, las plumas de garza eran muy valoradas para ornamento femenino y por ello eran objeto de un intenso comercio.

     Fray Mocho en  “Un viaje al pais de los matreros”relata algunos aspectos de la caza de garzas: “¡Cuántas de esas plumas tienen manchas de sangre humana y cuántas han costado la vida de quienes fueron a recogerlas allá en los anegadizos donde abundan las plantas que parecen víboras y las víboras que parecen plantas! (...)  Las garzas que el comercio busca son tres: la mora cuyo cuero se usa para hacer adornos comunes, la blanca grande cuya pluma es de mediana calidad y la blanca chica, que es la apreciada (. . .) La garza mora pocas veces se reúne en bandadas grandes y por lo general vaga por parejas en las orillas de los bañados, buscando las pequeñas víboras y sapos con que se alimenta”.

     No es muy conocido el hecho de que el insólito Domingo Faustino Sarmiento,  se hizo nombrar en una oportunidad  juez de paz en Junín (Bs. Aires) para combatir la cacería de garzas y el comercio de sus plumas. Un auténtico precursor del conservacionismo criollo.

Alex Mouchard



REFERENCIAS

Azara, F. de-1802- Apuntamientos para la Historia Natural de los Páxaros del Paraguay y del Río de la Plata.

Brisson, Mathurin Jacques-1760-1763-  Ornithologie.

Buffon, G.L.L. conde de.  -1770 - 1785- Histoire naturelle des oiseaux.

Burmeister, G. -1861 – Reise durch die La Plata-Staaten.

Linné Caroli. -1766-Systema Naturae per Regna Tria Naturae, secundum Classes, Ordines, Genera, Species cum characteribus, differentiis, synonymis, locis. 12ª ed.

Marcgrave, George & Willem Piso. 1648. Historia Naturalis Brasiliae... in qua non tantum plantae et animalia, sed et indigenarum morbi, ingenia et mores describuntur et iconibus supra quingentas illustrantur.

Sclater, PL & Hudson, WH –1888- Argentine Ornithology.

Ihering, H. von –1898- As aves do estado de S. Paulo. Revista do Museu Paulista, vol. III.







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