Los perezosos (Suborden Folivora) se encuentran
entre los mamíferos más extraños del mundo. Sus seis especies se hallan
solamente en la región Neotropical de América, por lo cual llamaron especialmente la atención de los europeos, y son numerosos los relatos de
viajeros y naturalistas de ese origen que los mencionan, como hemos visto en nuestra nota EL
AI-AI O PEREZOSO Bradypus tridactylus, INVENTOR DE LA MÚSICA.
Perezoso de tres
dedos Bradypus tridactylus Linnaeus,
1758. Dibujo de Johann Eberhard Ihle (Schreber, 1774) |
Fray Juan de Santa Gertrudis llegó al Virreinato
de Nueva Granada (actual Colombia) en 1756. Remontó el valle del río Magdalena
hasta el Putumayo a cuyas orillas fundó la misión de Agustinillo, donde como
misionero franciscano se dedicó a catequizar a los indios encabellados. En el pueblito de Morales, en el actual departamento de Cauca, tuvo su encuentro con el perezoso:
Aí, perezoso bayo o de tres dedos Arctopithecus castaneiceps Gray, 1871
= Bradypus variegatus Schinz, 1825.
Dibujo de Joseph Smit (Gray, 1871)
“Vi dentro del monte una fiera un poco más grande que un mono.
Todo su cuerpo es de mono, sólo que tiene su rabo de cabra y en las manos y
pies no tiene dedos, sino 3 uñas corvas de color amarillo, corvas que parecen
de boxo, del largo de un dedo. Luego que yo vi las uñas, y creo que fue lo
primero que le vi, me dio un grande susto. Me quedé yerto sin saber qué
hacerme, temeroso que no me embistiese, porque por las uñas conocí que no era
mono. Yo hice señas con las manos a los Padres para que viniesen; pero al mismo
tiempo, poniéndome el dedo en la boca les hacía seña que viniesen calladitos
sin hacer ruido, temeroso que con el ruido la fiera podía reparar conmigo y
despedazarme. Habría unos 100 pasos de distancia. Más ellos con mis señas
empezaron a gritar diciéndome: «¿Qué
hay, qué hay?» Yo repetía una y otra seña a prisa, lleno de miedo. Hasta que
uno de los bogadores se vino para mí. Yo le hacía mil señas que apretase el
paso, y que no hiciese ruido. Ya que llegó, con el dedo le apunté a la fiera.
Miró y dijo: «No, que es un perico ligero. No tenga Padre miedo, que no hacen
daño a nadie.»”
Familia de perezosos bayos Arctopithecus griseus Gray, 1871 = Bradypus variegatus Schinz, 1825. Dibujo de Joseph Smit (Gray, 1871) |
“Él tomó mi bordón, y lo hizo encaramar en él, y lo sacó del
monte y lo llevamos al rancho a que todos lo vieran. Nos dijeron que come
cogollitos del monte y que canta de noche. Pues ¿dónde lo pondremos y lo
llevaremos? «Padres, dijeron, para salir de este rancho no le alcanza toda la
noche.» Y es así verdad. Es el animal más torpe de cuantos crió Dios. Para
levantar una mano y adelantar un paso, rezando muy despacio Pater Noster, Ave
María y Credo, aún no lo ha dado. Lo llevamos, y donde fuimos arranchar a la
noche lo pusimos a que se asiera de una rama de un árbol de cacao; él se agarró
con la una mano, y así se quedó colgado, y por la mañana asimismo lo hallamos,
que todavía no habla agarrado siquiera con la otra mano, hasta que lo hurgamos,
y para encaramarse en la rama se pasó más de media hora. Y lo llaman perico
ligero. Por ironía de su torpeza será. Él tiene su fuerza en las uñas, y lo que
agarra con ellas con dificultad se lo pueden sacar. Su canto es "gue, gue,
gue", formando sol, mi, ut. Allí lo dejamos, porque por la noche oímos
cantar muchísimos en el monte. Y su carne se la comen los indios.”
En 1804 Charles Waterton, naturalista y
taxidermista inglés, viajó a la actual Guyana para hacerse cargo de las
propiedades de su familia. Años después conoció a su futuro suegro Charles
Edmonstone, quien vivía en Warrows Point, Mibiri Creek, donde Waterton junto al
sobrino de Edmonstone, Archibald, exploró la región registrando los animales y
árboles de la selva. También enseñó taxidermia a uno de los esclavos de
Edmonstone, llamado John, quien años después transmitiría esa técnica al mismísimo
Charles Darwin en Edimburgo.
En los alrededores de la cercana localidad de Timehri, Waterton tuvo su encuentro con el perezoso hacia 1820:
Perezoso de tres
dedos Bradypus tridactylus Linnaeus,
1758. Dibujo de Thomas Landseer (Cuvier, 1827) Obsérvese que en esta imagen se ha asimilado al perezoso, en una pose totalmente antinatural, a una tortuga, quizás influido el dibujante por las noticias sobre su lentitud. |
“Dirijamos ahora nuestra atención al perezoso, cuyos sitios
nativos han sido hasta ahora tan poco conocidos, y probablemente poco
investigados. Quienes han escrito sobre este singular animal, han señalado que
se encuentra en un estado perpetuo de dolor, que es proverbialmente lento en
sus movimientos, que está prisionero en el espacio, y que tan pronto como ha
consumido todas las hojas del árbol sobre el que había subido, se enrolla en
forma de bola y luego cae al suelo. Este no es el caso.”
Perezoso de dos dedos
Bradypus didactylus Linnaeus, 1758 = Choloepus didactylus (Linnaeus, 1758). Dibujo de Jacques de Sève (Schreber, 1774). |
“Si los naturalistas que han escrito la historia del perezoso
hubieran ido a la selva para examinar sus lugares predilectos y su ecología, no
habrían sacado las conclusiones anteriores; habrían aprendido que, aunque todos
los demás cuadrúpedos pueden describirse mientras descansan en el suelo, el
perezoso es una excepción a esta regla, y que su historia debe escribirse
mientras está en el árbol. Este singular animal está destinado por la
naturaleza a nacer, vivir y morir en los árboles; y para hacerle justicia, los
naturalistas deben examinarlo en este su elemento principal. Es un animal
escaso y solitario, y como es un buen alimento, nunca se le deja escapar. Habita
en bosques remotos y sombríos, donde moran las serpientes y donde las hormigas y escorpiones que pican
cruelmente, y los pantanos, e innumerables arbustos y matorrales espinosos,
obstruyen el avance del hombre civilizado. Si sacaras tus propias conclusiones
de las descripciones que se han dado del perezoso, probablemente sospecharías
que ningún naturalista ha ido realmente a la selva con la firme determinación
de encontrarlo y examinar sus lugares predilectos, y ver si la naturaleza
cometió algún error en la formación de esta criatura extraordinaria, que nos
parece tan desolada y miserable, tan mal armada y tan totalmente incapaz de
disfrutar de las bendiciones que tan generosamente se han dado al resto de la
naturaleza animal, porque, como se ha dicho anteriormente, no tiene plantas en
los pies, y evidentemente se siente incómodo cuando intenta moverse en el
suelo, y es entonces cuando te mira a la cara con un semblante que dice: «Ten
piedad de mí, porque estoy sufriendo y lamentándome».”
Perezoso de tres
dedos Bradypus
gularis Rüppell, 1842 = Bradypus tridactylus Linnaeus, 1758. Dibujo en Rüppell, 1845. |
“Ocurre mayormente que los indios y los negros son las
personas que atrapan al perezoso y se lo llevan al hombre blanco: de ahí que se
pueda conjeturar que los relatos erróneos que hemos tenido hasta ahora del
perezoso, no se han escrito con la menor intención de engañar al lector, o
darle una historia exagerada, sino que estos errores han surgido naturalmente
al examinar al perezoso en aquellos lugares donde la naturaleza nunca quiso que
fuera exhibido. Sin embargo, ahora estamos en su propio dominio. El hombre
frecuenta poco estos frondosos y nobles bosques, que se extienden por todos
lados. Este, entonces, es el lugar apropiado para ir en busca del perezoso.
Primero lo veremos de cerca. Al obtener un conocimiento de su anatomía,
podremos dar cuenta de sus movimientos en lo sucesivo, cuando lo veamos en su
lugar apropiado. Sus patas delanteras, o, más correctamente hablando, sus
brazos, son aparentemente demasiado largos, mientras que sus patas traseras son
muy cortas, y parece como si pudieran doblarse en espiral como un sacacorchos.
Tanto las patas delanteras como las traseras, por su forma y por la manera en
que están unidas al cuerpo, están bastante incapacitadas para funcionar en
dirección perpendicular, o para sostenerlo en la tierra, como son sostenidos
los cuerpos de otros cuadrúpedos por sus patas. Por lo tanto, cuando se lo
coloca en el suelo, su vientre se apoya en él. Y aunque, suponiendo que se
apoyara sobre sus patas como otros animales, sin embargo su andar sería penoso,
porque no tiene plantas en los pies, y sus garras son muy afiladas, largas y
curvas; de modo que, si su cuerpo estuviera sostenido por sus pies, lo sería
por sus extremos, tal como lo haría tu cuerpo, si te pusieras en cuatro patas y
trataras de apoyarte sólo en las puntas de los dedos de los pies y de las manos
- una posición difícil. Si el piso fuera de vidrio o de una
superficie pulida, el perezoso quedaría realmente inmóvil, pero como el suelo es generalmente áspero,
con pequeñas protuberancias, como piedras, raíces de hierba, etc., ello le
conviene al perezoso, porque mueve sus
patas delanteras en todas direcciones, para encontrar algo de donde agarrarse
y, cuando lo ha logrado, se empuja hacia adelante y así puede seguir avanzando,
aunque de una manera tan lenta y torpe, que le da el nombre de Perezoso. De
hecho, sus miradas y sus gestos delatan evidentemente su incómoda situación; y
como de vez en cuando se le escapa un suspiro, tenemos derecho a deducir que en
realidad está sufriendo.”
Hembra con cría de perezoso de tres dedos Bradypus tridactylus Linnaeus, 1758
(Wied, 1822-1831) |
“Hace algunos años tuve un perezoso en mi habitación durante
varios meses. A menudo lo sacaba de la casa y lo colocaba en el suelo para
tener la oportunidad de observar sus movimientos. Si el terreno era
accidentado, se empujaba hacia adelante, por medio de sus patas delanteras, a
un ritmo bastante bueno, e invariablemente de inmediato dirigía su curso hacia
el árbol más cercano. Pero si lo ponía en una parte lisa y transitada del
camino, parecía estar en problemas y angustiado; su sitio favorito era el
respaldo de una silla, y después de
poner todas sus patas alineadas sobre la parte superior de la misma, se quedaba
colgado allí durante horas y, a menudo, con un grito bajo y gutural, parecía
indicarme que le prestara atención.”
Bradypus variegatus ephippiger Philippi, 1870. Litografía de Carl Friedrich Schmidt (Philippi, 1870) |
“El perezoso, en su estado salvaje, pasa toda su vida en los
árboles y nunca los abandona sino por la fuerza o por accidente. La Providencia
omnipresente ha ordenado al hombre que pise la superficie de la tierra, al
águila que se remonte a la extensión de los cielos y al mono y a la ardilla que
habiten en los árboles: aun así, estos pueden cambiar su ubicación sin sufrir
muchos inconvenientes; pero el perezoso está condenado a pasar toda su vida en
los árboles y, lo que es más
extraordinario, no sobre las ramas, como la ardilla y el mono, sino debajo de
ellas. Se mueve suspendido de la rama, descansa
y duerme suspendido de ella. Para que pueda hacerlo, necesita tener una
conformación muy diferente a la de cualquier otro cuadrúpedo conocido. Por lo
tanto, su conformación aparentemente ridícula se explica de inmediato; y en vez
de que el perezoso lleve una vida penosa, que implique una existencia
melancólica y miserable en su progenie, es justo suponer que simplemente
disfruta de la vida tanto como cualquier otro animal, y que su forma
extraordinaria y hábitos singulares no son más que otras tantas evidencias que
nos llevan a admirar las maravillosas obras de la Omnipotencia.”
Perezoso de tres dedos Bradypus tridactylus Linnaeus, 1758. (Cuvier, 1827) |
“Debe tenerse en cuenta que el perezoso no cuelga hacia abajo
como el vampiro. Cuando duerme, se sostiene de una rama paralela a la tierra.
Primero agarra la rama con un brazo y luego con el otro; y después de eso, sube
ambas patas, una a una, a la misma rama; de modo que las cuatro estén en línea
y parece perfectamente en reposo en esta posición. Ahora, si tuviera una cola,
no sabría qué hacer con ella en esta posición: si la levantara entre sus patas,
interferiría con ellas; y si la dejara colgando, se convertiría en juguete de
los vientos. Por tanto, la falta de cola es un beneficio para él; es apenas un
remedo de cola, que apenas excede pulgada y media de largo. Observé que cuando
estaba trepando, nunca usaba sus brazos a la vez, sino primero uno y luego el
otro, y así sucesivamente alternativamente. Hay una singularidad en su pelaje,
diferente al de todos los demás animales y, creo, hasta ahora inadvertida para
los naturalistas; su cabello es grueso y áspero en la extremidad, y
gradualmente se estrecha hasta la raíz, donde se vuelve fino como una telaraña.
Su pelaje tiene tan el tono del musgo que crece en las ramas de los árboles,
que es muy difícil distinguirlo cuando está en reposo.”
Perezoso de tres
dedos Bradypus tridactylus Linnaeus,
1758. Dibujo de Frederick Polydore Nodder (Shaw, 1789-1813) |
“El macho del perezoso de tres dedos tiene una franja
longitudinal de pelo negro muy fino en la espalda, algo más por debajo de los
omóplatos; a cada lado de esta barra negra hay un área de pelo amarillo,
igualmente fino; tiene la apariencia de estar presionado contra el cuerpo, y se
ve exactamente como si hubiera sido chamuscado. Si examinamos la anatomía de
sus patas delanteras, inmediatamente percibiremos por su textura firme y
musculosa, cuán capaces son de soportar el peso colgante de su cuerpo, tanto en
escalada como en reposo; y, en lugar de considerarlos como con una forma
defectuosa, como ha hecho un célebre naturalista, los consideraremos
extraordinariamente bien calculados para realizar sus extraordinarias funciones.
Como el perezoso habita en los bosques de los trópicos, donde los árboles
contactan entre sí en la mayor profusión, no le parece que haya ninguna razón
por la que deba limitarse a un solo árbol para alimentarse y despojarlo por
completo de sus hojas. Durante los muchos años que he recorrido los bosques,
nunca he visto un árbol en tal estado de desnudez; de hecho, me arriesgaría a
conjeturar que, para cuando el animal hubiera terminado con las últimas hojas
viejas, habría una nueva cosecha en la parte del árbol que había despojado
primero, lista para que comenzara nuevamente; tan rápido es el proceso de la
vegetación en estos países. Hay un dicho entre los indios, que cuando sopla el
viento, el perezoso comienza a viajar. En tiempo tranquilo permanece tranquilo,
probablemente no le guste agarrarse a la frágil extremidad de las ramas, no sea
que se rompan con él al pasar de un árbol a otro; pero tan pronto como se
levanta el viento, las ramas de los árboles vecinos se entrelazan, y entonces
el perezoso se apodera de ellas y prosigue su viaje con seguridad. Rara vez hay
un día entero de calma en estos bosques. El viento alisio generalmente se
establece alrededor de las diez de la mañana, y por lo tanto, el perezoso puede
ponerse en marcha después del desayuno y avanzar bastante antes de la cena.
Viaja a buen ritmo regular y, si lo hubieras visto pasar de árbol en árbol,
como lo he hecho yo, nunca pensarías en llamarlo perezoso.”
“Por lo tanto, parecería que las diferentes historias que
tenemos sobre este cuadrúpedo son erróneas por dos razones: primero, porque sus
escritores, disuadidos por las dificultades y las molestias locales, no le han
prestado suficiente atención en sus lugares nativos; y en segundo lugar, porque
lo han descrito en una situación para la cual nunca fue preparado por la
Naturaleza para destacarse; me refiero a andar por el suelo. El perezoso está
tan perdido para seguir viaje sobre un piso liso y nivelado, como lo estaría un
hombre que tuviera que caminar una milla en zancos sobre un camino de colchones
de pluma.”
Perezoso de dos dedos
Bradypus didactylus Linnaeus,
1758 = Choloepus didactylus (Linnaeus, 1758). Dibujo de Charles Reuben Ryley (Shaw, 1792-1796) |
“Un día, mientras cruzábamos el Esequibo, vi un gran perezoso
de dos dedos en el suelo sobre la ribera; nadie sabía cómo había llegado allí;
el indio dijo que nunca antes había sorprendido a un perezoso en una situación
así; difícilmente habría venido a beber, porque tanto río arriba como abajo del
lugar, las ramas de los árboles tocaban el agua, y le proporcionaban un acceso
fácil y seguro a ella. Sea como fuere, aunque los árboles no estaban a más de
veinte metros de él, no pudo atravesar la arena con la velocidad suficiente
para escapar antes de que desembarcáramos. En cuanto llegamos a él, se echó de
espaldas y se defendió con gallardía con las patas delanteras. «Ven, pobre
muchacho», le dije, «si te has metido hoy en un brete, no sufrirás por ello; no
me aprovecharé de ti en la desgracia; el bosque es lo suficientemente grande
para que tanto tú como yo pasemos por él; sube por tu camino y disfruta de
estas tierras salvajes sin fin; es más que probable que nunca vuelvas a tener
otra entrevista con un hombre. Que te vaya bien». Al decir esto, tomé un palo
largo que estaba allí, lo sostuve para que se enganchara y luego lo llevé a una
mora alta y majestuosa. Ascendió con maravillosa rapidez, y en aproximadamente
un minuto estaba casi en la cima del árbol. Entonces se fue en dirección
lateral y se agarró a la rama de un árbol vecino; luego continuó hacia el
corazón del bosque. Me quedé mirando, detenido en el asombro por su singular
modo de avanzar. Lo seguí con la mirada hasta que las ramas intermedias se
cerraron sobre nosotros; y luego perdí de vista para siempre al perezoso de dos
dedos. Iba a añadir que nunca vi a nadie pisarle los talones a un perezoso de
tal forma, pero la expresión no sirve, porque el perezoso no tiene talones.”
Perezoso de dos dedos Choloepus hoffmanni Peters, 1858. Dibujo de John Gerrard Keulemans (Sclater, 1872) |
“Lo que los naturalistas han informado sobre su aferrarse a la
vida es perfectamente cierto. Vi el corazón de uno latiendo durante media hora
después de que se lo quitaron al animalito. El veneno wourali [curare obtenido
de la planta Strychnos toxifera] parece
ser lo único que lo mata rápidamente. En una parte anterior de estos relatos de
viaje, se verá que una flecha envenenada mató a un perezoso en unos diez
minutos.”
“Hasta aquí este animal inofensivo e inerme. Ocupa un lugar
destacado en el catálogo de animales del Nuevo Mundo. Aunque los naturalistas
no han mencionado lo que sigue, no es menos árbol por ese motivo. El perezoso
es el único cuadrúpedo conocido, que pasa toda su vida en la rama de un árbol,
suspendido de sus patas. Le he prestado una atención poco común en su lugar
nativo. El mono y la ardilla agarran una rama con sus patas delanteras, trepan
por ella y descansan o corren sobre ella,
pero el perezoso, después de agarrarla, permanece suspendido, y
suspendido se mueve colgando de la rama, hasta que puede agarrar otra. Siempre
que lo he visto en sus bosques nativos, ya sea en reposo, dormido o en sus
viajes, siempre he observado que estaba suspendido de la rama de un árbol.
Cuando se considera atentamente su forma y anatomía, resultará evidente que el
perezoso no puede estar a gusto en ninguna situación, en la que su cuerpo esté
derecho o apoyado sobre sus pies.”
Aí-aí, perico ligero o
preguiza. Arctopithecus flaccidus Gray, 1850 = Bradypus tridactylus Linnaeus, 1758. Dibujo de Joseph Smit (Gray, 1871) |
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