Ürunafáqui óratí folóje
Ürunafáqui óratí folóje
Tonhco rrifolóje,
Urunhco rrifolóje,
Urunhco rrifolóje,
Ürunafáqui óratí folóje
Órachumá óra,michúji.
[El tolomuquito horada,
el tolomuquito horada,
horada en el tamarindo,
horada en el cedro,
horada en el cedro.
El tolomuquito horada,
Nenito, duérmete.]
Canción de cuna indígena guatusa costarricense
(Rec. Amelia Velas)
Jardine, Sir William – 1833 - The naturalist's library.W. H. Lizars; Edinburgh .
Uno de los relatos de animales que más me impresionaba de niño era el del hurón mayor o eira. Se decía que era capaz de cazar animales bastante mayores que él como las corzuelas, a las cuales atacaba saltándole al cuello y mordiéndoles la yugular hasta desangrarlas. Notable performance para un depredador tan pequeño.
Veamos si su historia corrobora estas afirmaciones. En principio se trata de un animal que ha llamado la atención de la gente, como lo revelan sus múltiples nombres comunes que más adelante reseñaremos. El nombre científico se lo aplicó el gran clasificador sueco Carl Linné. Lo incluyó en el género Mustela junto con las nutrias, el turón europeo, el glotón y la marta. Como nombre específico le dio el que aún lleva: barbara. Pero no hay que pensar que ese nombre hace referencia a su ferocidad sino que se lo aplicó ante la necesidad de diferenciarla de las especies similares europeas, ya que en griego barbaros significa 'extranjero'. Linné señalaba que “habita en Brasil” y también hace referencia a un animal descripto por Patrick Browne, un médico irlandés que trabajó en Jamaica hacia 1746. Browne se carteaba con Linné y en sus informes llamó a ese animal: “galera” o “Guinea fox” (= zorro de Guinea) y decía: “Esta criatura es traída a menudo a Jamaica desde las costas de Guinea, de donde es nativa, y frecuenta bastante las cercanías de los poblados de negros. Cava bajo tierra, y vive principalmente del pillaje. Es del tamaño de un conejo o gato pequeño, y de patas anteriores muy fuertes y más cortas que las posteriores”.
Galera
Browne, Patrick – 1756 - The civil and natural history of Jamaica
De paso, ¿no habrá querido decir Linné, barbata, en vez de barbara? Nos surge esta pregunta porque Anselme Desmarest la llama Glotón Taira (Gulo barbatus), aunque señala “hocico alargado, algo puntudo, y provisto de bigotes cuyas barbas son ralas y no muy largas”. Y agrega “este animal se hace una cueva en los bosques (...) se domestica fácilmente. Despide un muy fuerte olor a almizcle”.
El gran anatomista Cuvier ya adoptaba francamente el nombre de tayra (Mustela barbata), y nos dice que el primero que lo mencionó fue Georg Marcgrave con el nombre de çarigueibeiu (en realidad çarigubibeiu). Ëste también le da el nombre brasileño de iiya y dice que tiene “algunos pelos en la barba. Emite un llanto como de cachorrito, suele mezclar un sonido como el del caguy. El que tuve se alimentaba con harina de mandioca humedecida en agua. De otro modo, vive de camarones y peces que pesca, [pero] prefiere robar lo que tiene al alcance del hocico.” Su dibujo, aunque sencillo, ya se acerca más al animal real:
Ya antes de Marcgrave, el jesuita portugués Fernão Cardim encontró en el eirara un ejemplo de moral: “Este animal se parece al gato de Algalia [civeta de la palma asiática, Paradoxurus hermaphroditus]: aunque algunos dicen que no lo es; son de muchos colores, pardos, negros, y blancos: no comen más que miel, y en este oficio son tan terribles que por más pequeña que sea la entrada de las abejas la agrandan a un tamaño tal que pueda entrar, y hallando miel no comen hasta no llamar a los otros, y entrando el mayor dentro, no hace sino sacar, y dar a los otros, cosa de gran admiración y ejemplo de caridad para los hombres, según afirman los indios nativos”
Buffon apostó por la identidad entre la galera de Browne y la comadreja negra de Linneo, y aclaraba que la procedencia de Guinea puede explicarse porque muchos animales de Brasil eran transportados primero a Guinea (África) y de allí a otras partes. Explica que el nombre tayra es el que le dan en Guyana según Barrêre quien comentaba “Este animal se frota contra los árboles y deja una especie de humor untuoso que se siente mucho en la nariz”. También piensa Buffon que el nombre galera es una corrupción de tayra.
Veamos ahora lo que nos dice el gran naturalista Félix de Azara sobre su Hurón Mayor: “uno que compré vivo; y habiéndoseme escapado, le mataron para cogerlo. Noté que olía a almizcle incómodamente (...) y lo atribuí a que hacia horas que le habían muerto.” Con respecto al nombre dice “a mi Hurón llaman muchos Eyrá, que viene a ser lo mismo [que Tayra]”.
Ihering señalaba lo siguiente para el irará en Brasil: “Gusta también de la miel de abeja, lo que el vale el nombre común de papa-mel, igual significado tiene la palabra guaraní irara, es decir ira: miel; uara: que come. Frecuentemente se encuentran árboles con marcas de las uñas y dientes del irará en busca de miel. “
Irara
Ihering, H. von, -1910- Os mammiferos do Brazil meridional
Johann Rengger fue un naturalista suizo que vivió en Paraguay y por lo visto se informó bien sobre el eira: “He obtenido dos especies de animales que habitan en Paraguay, y ambos pertenecen al género Gulo, el de el glotón, y que tienen una forma baja y ancha, al mismo tiempo, los indígenas del pueblo guaraní le dan el nombre de yaguapé, es decir, perro bajo.”
“En el idioma de los españoles, se conocen comúnmente como hurón o comadreja."
“(...) Se lo encuentra, en parte, en las áreas que están cubiertas de hierbas altas y en los bosques densos; allí utiliza una cueva abandonada de Tatu (Dasypus), aquí un tronco de árbol hueco para albergarse.”
“Es principalmente animal nocturno, lo que es mencionado por Azara, el escritor viajero. Cuando amanece continúa cazando y perdura en sus recorridas, especialmente en cubierto, hasta alrededor del mediodía. Lo he visto en mis viajes por el norte de Paraguay, a las once de la mañana, por las faldas boscosas, mientras se dirigía en busca de cuises. Mientras que al gran calor del día, corre de vuelta a su escondrijo, y no lo deja hasta la noche, cuando entonces caza hasta bien entrada la noche.”
“Su dieta se compone de todos los pequeños mamíferos indefensos a los que pueda echar mano, como muy pequeños ciervos y venados de campo, agutíes, conejos, ratones y cuises. Además [caza] ynambúes (Crypturus o Tinamus) y los jóvenes ñandúes que andan por el campo, además sube a los árboles del bosque y atrapa a los pichones de aves. Es sediento de sangre y si está en su poder, mata siempre más animales de los que requiere para saciarse. Así le disparé a una hembra, que acababa de matar a un Alector [posiblemente algún crácido] con dos crías en su nido.”
“Vive en parejas. La hembra da a luz en primavera dos o tres crías, que, según informan los cazadores, vienen ciegos al mundo, y hasta que aprenden a cazar por sí mismos, son alimentados con cuises y aves, como lo demuestran los huesos encontrados por mí huesos en sus madrigueras.”
“Este glotón es criado a veces en las casas, en Paraguay, cuando se lo puede atrapar de muy joven. Se le alimenta con leche y carne. No tolera la alimentación con vegetales. Si se le muestra su presa, salta rápidamente sobre ella y la agarra al mismo tiempo con las patas delanteras y las garras de los pies, apartándose de su cuidador tan lejos como sea posible. Entonces se acuesta sobre su vientre y sostiene la presa con dos patas y la come sin arrancar fragmentos de ella, sino que, como los gatos, mastica de costado con los molares.”
“Si se lo lleva con las aves de corral, da un salto al suelo, y les desgarra el cuello cerca de la cabeza. Lo mismo hace con los conejos, ratones y cuises, y si no ha sido domesticado cuidadosamente, incluso con los perros y gatos jóvenes, cuya carne comerá sólo obligado por el hambre.”
“Es muy aficionado a la sangre, y eso se ve por lo general cuando ha matado a un animal, porque la lame antes de disfrutar de la carne. Si se lo molesta mientras come, muerde furiosamente alrededor.”
“Su excremento y orina no son inodoros, como observó Azara; más bien, huelen mal, como en todos los animales de presa. Por otra parte, se ha señalado con razón que este glotón cuando se enoja y lo domina la ira, emite de sí mismo un olor a almizcle que parece resultar de una secreción de las glándulas, que se encuentran en el pliegue de la piel por debajo del ano.”
“En cautiverio, no copula en absoluto y no da ninguna señal de deseo sexual. No se le escucha ningún sonido, excepto un gruñido, cuando una persona o un animal se le acercan mientras come, y unos agudos chillidos cuando muerde alrededor con enojo.”
“Si se lo trata con cuidado, es muy dócil con el hombre que juega con él, obedece a su llamada, y lo sigue por toda la casa, como un gato. Sin embargo, sigue siendo un peligroso enemigo de los otros animales, a los que supera. Los animales domésticos más pequeños, especialmente las aves de corral, no están ni un momento seguras, mientras él esté libre. Sin recordar los castigos recibidos, salta con una especie de furia sobre los mismos y no se cansa de degollar todos los seres vivos que ve a su alrededor.”
“Su vida cambia en prisión si permanece atado o mantenido en jaula, en el sentido de que pasa la noche durmiendo. Pero si se lo deja vagar libremente, lo que sólo ocurre si no hay otros animales domésticos con él en la casa, entonces sigue el mismo orden de vida que en su estado libre. Duerme sólo durante las horas de la medianoche y el mediodía, y a la mañana temprano, y por la noche hasta bien entrada la misma persigue las ratas y ratones, de los que, mejor que cualquier gato, sabe cómo limpiar la casa.”
“Como su cráneo es muy flexible, sabe pasar a través cualquier abertura que se lo suficientemente grande como para meter su cabeza.”
“La carne de este hurón es comida habitualmente por los indios salvajes, cuyo paladar para cualquier tipo de carne es demasiado malo. Su piel se utiliza a veces para la fabricación de pequeñas bolsas, o la cortan en tiras, y la utilizan como ornamento. Cuando se lo caza, se esconde cuando encuentra la oportunidad, en una cueva o en un tronco hueco, o se sube a un árbol. Pero si carece de un refugio tal, los perros lo alcanzan muy pronto, porque no quiere correr rápido, y lo vencen después de una breve pero valiente resistencia.”
“Además de las personas que gustan capturarlo en Paraguay tienen como enemigos a las especies de felinos grandes y las serpientes.”
Maximilian von Wied-Neuwied describe, también de Brasil al hyrara o marta de cabeza pálida, llamado jupiun por los indios botocudos.
“Este pequeño pero poderoso y sanguinario predador vive en todos los bosques brasileños que visité y allí lo conocen los habitantes de haciendas en bosques solitarios, los indios y probablemente los negros, con el nombre de papamel, irara, hyrara o eira, pero esta última denominación corresponde en algunas regiones al Yaguarundi de Azara.”
“El hyrara tiene totalmente el modo de vida de los glotones y la marta. Corre y se desliza por rincones ocultos, en los bosques continuos: árboles huecos, grietas, quizás también en cuevas, de los que los botocudos no querían saber nada. Deambula especialmente por la noche, sube a los árboles, saquea los nidos de pájaros, buscando la miel silvestre en árboles huecos (de ahí la denominación papamel), persiguiendo todas los animales más pequeños, como agutíes, pacas, cuises, ardillas, etc."
“Incluso se atreve con los venados, que siguen a menudo hasta cerca de las viviendas humanas. Como no andan demasiado rápido y les sigue durante mucho tiempo el rastro, a menudo los cansan y los cazan. Se lo ha visto, perseguir un ciervo cansado, y cuando este se detiene fatigado, le quita la vida. En los gallineros irrumpe el hyrara como nuestra marta y nuestro hurón, mordiendo las cabezas y chupando la sangre de las aves.”
“De acuerdo a lo manifestado por los cazadores de Brasil, especialmente los botocudos, pare tres a cuatro crías, por lo general ocultas en hueco de las ramas de los árboles.”
“Si encuentra el perro la pista de este depredador, por lo general sube a los árboles pronto, y cuando se llega a tiempo, entonces es fácil dispararle desde abajo entre las ramas; más a menudo se captura la hyrara por las noches oscuras de otoño o en los senderos cuando corre por el bosque, así el Morro d'Arara nos proporcionó este otoño en un par de semanas cuatro de estos animales. “
“Los cazadores brasileños fabrican con su piel gorros para la lluvia y estuches para las armas. Los botocudos lo comen sin embargo, pero no antes de sacarle la piel, y achicharrándolos en el fuego, ya que así limpian todos los animales cazados.”
Después nos aclara Wied que una figura “muy pobre, con el cuello completamente desfigurado", probablemente copiada de ejemplares muy mal taxidermizados, se puede encontrar en el trabajo de Traill publicado en las Memorias de la Sociedad Werneriana de Historia Natural en 1821 y que aquí copiamos:
Vemos ya en estos relatos algunos rasgos de la ferocidad e intrepidez del pequeño carnívoro. Otro suizo, Johann von Tschudi, conoció al eira en el Perú y nos dejó estas observaciones: “Según los indios estos animales viven menos en las densas selvas oscuras que en los bosques secundarios ricos en arbustos, y por lo general en sus bordes. Nuestra propia experiencia confirma esto, porque muy a menudo hemos tenido indicios que indican la presencia de este animal en las plantaciones, que se encuentran en la entrada de los bosques primarios, pero nunca durante nuestra larga permanencia en los mismos. La causa probablemente es que el alimento del Galictis [género del hurón] que consiste principalmente en pichones y huevos de aves, fácilmente puede recogerlo en los arbustos bajos, pero como es difícil subir a los árboles lisos, sería raro que se encuentre allí. Es más un animal nocturno, aunque también a veces persigue su presa de día. “
“En las plantaciones, caza las aves de corral provocando muy gran daño y mata a veces en una sola noche seis a ocho gallinas, a las que succiona la sangre y entonces las deja; sólo come del todo a las aves muy jóvenes. Su grito es un aullido monótono, que puede compararse con el que es peculiar a muchos perros en las noches de luna. (...) El ejemplar que observé estaba activo, mañana y tarde, muy animado; en días húmedos casi siempre se quedó dormido y empezaba a gruñir y morder cuando era perturbado; por lo demás era muy manso y le encantaba jugar. Se alimentó con huevos, pan y carne hervida; contra la papa mostró una decidida aversión.”
Nos hemos extendido en el relato de estos tres autores porque han escrito en lengua alemana y son poco conocidos en español, quizá solamente a través del clásico libro “Mamíferos Sudamericanos” de Cabrera y Yepes donde se los traduce sin citar la fuente. Es a través de estos autores que hemos recibido las noticias de la ferocidad del eira y su ataque a las corzuelas sin que haya realmente relatos de testigos presenciales de semejantes hazañas sino sólo transcripciones de lo referido por los indígenas lo cual no da ninguna seguridad respecto a su veracidad.
Cuvier, Frédéric, 1816-1830 - Dictionnaire des sciences naturelles
A juzgar por la variedad de sus nombres en cada región de América, el eira es un animal popular pese a que no es abundante como suele ocurrir con los predadores. Ha sido, además, un animal domesticado desde hace tiempo para combatir los roedores que asolan las viviendas y graneros, e incluso como mascota. Sin embargo por lo que pude averiguar no ha dado origen a una abundante mitología ni literatura.
Una de las leyendas más difundidas es la recopilada por el gran teólogo guaraní León Cadogan, la del Eira Yagua y el Pai. Este relato trata sobre un Pai que fue a la selva a conseguir carne para su suegro enfermo. Encontrando un yaguareté que acababa de cazar un tapir, mató al felino y llevó la carne de ambos animales a la casa del suegro. Al día siguiente vio un Eira Yagua hembra sobre una palmera pindó, la hizo bajar y la mató. Al dormir esa noche soñó con ella y al contarle el sueño a su suegro, éste le aconsejó no volver a la selva. Sin embargo, desobedeciéndolo, al salir nuevamente de cacería encuentró al Eira Yagua y lo atacó con flechas que corta con su cuchillo. Finalmente se trenzaron en lucha cuerpo a cuerpo, el eira lo mordió en el cuello y el Pai le clavó el cuchillo en la panza con lo cual ambos murieron. El suegro los encontró muertos uno sobre otro y entonces fue en busca de los vecinos que los separaron y enterraron. Cabe señalar que el Eira Yagua es un ser mitológico con forma humana, pero cubierto de escamas impenetrables, sólo se lo puede herir en la boca del estómago.
En otro relato Ñande Ru, el héroe civilizador e hijo del creador del mundo, sale a la cabeza de los hombres del pueblo a capturar al Eira Yagua. Pero las flechas no pudieron herirlo y de un garrotazo mató a Ñande Ru, y precipitándose sobre él, le succionó toda la sangre.
En México los indígenas lo consideraban de mal agüero. Al respecto relata Bernardino de Sahagun “Hay un animal que se llama tzoníztac. Críase hazia la mar del sur, en la provincia de Toztlan y Caxeapan, y llámase tzoníztac, porque tiene la cabeça muy blanca, tan solamente. Es del tamaño del tigre, o casi; es baxo de pies, y de gruesso cuerpo; come carne de las bestias silvestres. Cuando quiere caça, regaña como gato, y luego arrebata la caça. Tiene las manos y los pies como tigre; es muy negro todo el cuerpo, y tiene la cola larga. Este animal muy pocas vezes paresce, y si alguno encuentra con él y le ve la cabeça amarilla, es señal que morirá presto; y si alguno le encuentra y le paresce la cabeça blanca, es señal que bivirá mucho en pobreça, aunque mucho trabaje. Este agüero se tenía cerca de este animal; mátanle con saeta.”
Brehm, Alfred Edmund – [1878-1884] - Les mammifères
El antropólogo Claude Lévi-Strauss analiza la presencia del irara en mitos de las Guayanas y de Brasil y coincide con lo que hemos dicho: su presencia en ellos es llamativamente escasa. Según este autor el irara se muestra como un animal incompleto lo que ocasiona su irascibilidad: ávido de miel, busca el agua ya que los indígenas consumían la miel diluida en agua. En la zona amazónica hay un mito que opone el corupira, espíritu caníbal, al irara comedor de miel. Ëste salva a un indígena de las garras del corupira, al igual que la rana cunauaru que rescata a una mujer. El corupira, a partir de entonces ya no comerá ni peces ni tatúes, sino sólo carne humana, mientras que el irara comerá sólo miel.
Lëvi-Strauss que, como Wied, estudió a los botocudos, recogió este relato: Un día los animales estaban reunidos junto al fuego. El irara llega tarde porque había ido a buscar miel. Pide agua y le dicen que no hay, porque el picaflor se la había apropiado toda. Entonces ofrece a la pequeña ave cambiarle el agua por miel. Pero ésta se niega porque quería darse un baño en un manantial entre las rocas. El irara lo sigue y salta tras él dentro del agua, salpicando en todas direcciones y originando los ríos y arroyos. Los botocudos cuentan que en una época los animales eran como seres humanos y eran amigos entre sí, pero el irara los incita a pelearse y cazarse entre sí. Les da el veneno a las serpientes para que lo inoculen, enseña a los mosquitos a succionar sangre. Incapaz de volver las cosas a su origen, el brujo que proveía de comida a los animales, se transforma en pájaro carpintero y su hacha de piedra pasó a ser su pico.
Un mito de los kayua del sur del Brasil narra que los animales se desafían a correr una carrera: El irará quiere correr llevando la miel en el lomo. El ñandú le advierte que si corre alimentándose sólo de miel, sin beber agua, morirá de sed. Se corre la carrera y al terminar el perro rompe el recipiente de la miel y la desparrama. El irara se enfurece pero el ñandú le advierte que sólo fue una broma y que es inútil hacerse el malo. Finalmente lo echa y le saca toda la miel.
“La genuina raíz de ipecacuanha (poaija) se encuentra aquí [Guidoval, Minas Geraes, Brasil] en cantidades bastante grandes; pertenece a un arbusto bajo (Cephaelis Ipecacuanha, Rich.) [Carapichea ipecacuanha, (Brot.) L. Andersson] que crece, siempre en grupos, en la mayor parte de la Serra do Mar, desde Río de Janeiro hacia el norte, hasta tan lejos como la capitaníaa de Bahía, en húmedos lugares sombríos del bosque ... Nos aseguraron los salvajes [coroados] que habían aprendido el uso de la ipecacuana del irara, una especie de marta, que acostumbra, dicen, cuando ha bebido demasiada agua impura o salobre de los arroyos y charcos, masticar las hojas y la raíz, y de ese modo provocar el vómito.” Spix & Martius, 1824 |
Germán de Laferrêre recibió esta información de un poblador de Misiones sobre el eirá o irará: “El eirá espera en el carril cuando sabe que el venado tiene que bajar a tomar agua, y le salta a la cara, y le rompe los ojos con las uñas. Ciego, el venado quiere escapar y se da contra los “ palos” [troncos] hasta que se desmaya y cae. Entonces el eirá le come un pedazo de cuarto y se va. Y el venado tiene que morir poco a poco, si no se lo come otro animal o la corrección”. En otras ocasiones el eirá lo persigue haciéndolo correr hasta que el venado cae agotado al suelo, mientras que el eirá que mantiene un trote regular lo alcanza y lo va devorando de a poco.
Alex Mouchard
REFERENCIAS
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Brehm, Alfred Edmund – [1878-1884] - Les mammifères, caractères, moeurs,
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Vol 1. Ed. française revue par Z. Gerbe. J.-B. Baillière et fils (Paris)
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Buffon, G.L.L. conde de -1749-1789- Histoire naturelle, générale et
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Bareiro Saguier, Rubén – 1980 - Literatura guaraní del Paraguay. Páginas: XXV +
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Cardim, Fernão -1925 [1580]- Tratados da Terra e Gente do Brasil. Rio do
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Constenla Umaña, Adolfo – 1996 - Poesía tradicional indígena costarricense -
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Cuvier, Frédéric, 1816-1830 - Dictionnaire des sciences naturelles. T.19: p.
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Desmarest, Anselm Gaëtan. – 1820 - Mammalogie ou description des espèces des
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Husson, A. M. – 1978 - The Mammals of Suriname. Brill Archive.
Ihering, H. von, -1910- Os mammiferos do Brazil meridional.S. Paulo:Typographia
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Linnæus, C. 1758. Systema naturæ per regna tria naturæ, etc.. Tomus I. Editio
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Marcgrave, George & Willem Piso -1648- Historia Naturalis Brasiliae....
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Rengger, Johann R. -1830 - Naturgeschichte der Saugethiere von Paraguay. Basel.
Sahagún, Bernardino de – [1540 y 1585] - Historia General De Las Cosas De La
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Spix, J. B. von & Martius, C. F. P. von. 1824. Travels in Brazil, in
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Tschudi, Johann von – 1844 -Untersuchungen über die Fauna Peruana. St. Gallen.
Wied-Neuwied, Maximilian von -1821 – Reise nach Brasilien in den Jahren 1815
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