"Cuando se hace la historia de un animal, es inútil e imposible tratar de elegir entre el oficio del naturalista y el del compilador: es necesario recoger en una única forma del saber todo lo que ha sido visto y oído, todo lo que ha sido relatado por la naturaleza o por los hombres, por el lenguaje del mundo, de las tradiciones o de los poetas".

Michel Foucault-Las palabras y las cosas


jueves, 5 de septiembre de 2013

EL LORO MAITACA (Pionus maximiliani) Y EL PRINCIPE DE WIED

Alex Mouchard



Era u'maitaca
Que ao ouvir a voz
Me sempre gritava
Quando chegava entre nós
Como sei
Quem espalhou
 Essa coisa de dor
Que entre nós se passou
          Eu não sei como foi 
                    Assim tão veloz
         Que já descobriram 
          Todo o segredo entre nós
(Era un maitaca/ que al oir la voz/siempre me gritaba/cuando venía con nosotros./ Cómo saber/quien difundió/esa cosa dolorosa/que entre nosotros pasó./ No sé cómo fue/así tan rápido/que descubrieron/todo nuestro  secreto.)

Maitaca Canción de "Sinho" José Barbosa da Silva



Psittacus maitaca -
(Spix,1824)





EL PRÍNCIPE

    Nuestras historias se entremezclan a menudo con las de la nobleza europea y ello tiene una explicación muy sencilla. Sólo en el seno de esas familias aristocráticas se daban las condiciones para que algunos de sus miembros, libres de angustias económicas, se pudieran dedicar a los viajes y al estudio de la naturaleza, al menos durante los períodos de paz entre las numerosas guerras que aquejaron a Europa.

    El principado de Wied-Neuwied se encuentra en la apacible región renana de Alemania, un lugar caracterizado por la gran tolerancia religiosa. Allí, en el majestuoso palacio de la ciudad de Neuwied, nació hacia fines del siglo XVIII, el futuro príncipe Alexander Philipp Maximilian. Como suele ocurrir en estos casos, su temprana predisposición por  la naturaleza se despertó gracias a su madre, la condesa Louise Wilhelmine, y más tarde, por sus lecturas autodidactas.  En la Universidad de Goettingen, una institución de formación humanística integral, recibió la influencia del profesor Johann Friedrich Blumenbanch, especializado en antropología física, quien estimulaba a sus discípulos a realizar viajes para obtener materiales para sus estudios antropológicos.  



Principe Maximiliano de Wied-Neuwied –
 Grabado por Heinrich Meyer - Roentgen Museum, Neuwied.



    Tras una etapa como militar en el 3º Regimiento de Húsares, durante las guerras napoleónicas,  tuvo la oportunidad de conocer en Paris a Alexander von Humboldt y Aimé Bonpland, a raíz de lo cual se interesó en viajar a Brasil, país que ellos no habían podido visitar y que entonces, tras el establecimiento allí de la corona portuguesa, había favorecido mucho el desarrollo  de las artes y las ciencias. Maximilian reclutó entonces dos compañeros para su aventura: el cazador y taxidermista David Dreikoppel y el jardinero preparador Christian Simonis.

    En mayo de 1815 partieron hacia Río de Janeiro donde se incorporaron a la expedición de los naturalistas Georg Wilhelm Freyreiss y Friedrich Sellow. El primero, era un zoólogo y ornitólogo muy capaz, adscripto al Departamento de Minería de Brasil; el segundo, por su parte, era botánico, zoólogo y artista. Ambos habían sido financiados por el gobierno brasileño para explorar el norte del país y Maximilian, que viajaba a su propio costo, decidió unírseles con el seudónimo de barón von Braunsberg, pero sus compañeros preferían llamarlo "Prince Max".  Desde Rio se dirigieron hacia el norte por la costa, región poco estudiada, “donde la tierra y los aborígenes aún no habían sido ‘asaltados’ por la civilización europea”.



Cazadores portugueses con armas y presas. Ca. 1815. Autor desconocido.
(Wied-Neuwied, 1820)


    Enseguida realizaron las primeras colectas de especímenes con la ayuda de Francisco, un esclavo perteneciente a Freyreiss, quien se transformó en el principal cazador de la expedición.  Dice Wied: “Cuanto más avanzamos más soberbias e imponentes se mostraban las selvas”. Pasaron por Cabo Frio y Sao Salvador dos Campos, donde a orillas del rio Paraíba lograron cazar un yacaré, comprobando que era mucho menor que sus parientes, los cocodrilos del viejo mundo. Llegaron al rio Doce y ahí encontraron a los indios aimorés, llamados botocudos por los portugueses, pueblo muy aguerrido y resistente a la dominación europea. En esa zona vieron antas o tapires, las dos especies de pecaríes: el de collar o “caitetú” y el labiado, así como el yaguareté u onça pintada y su variedad melánica.

    Tras remontar el río hasta Mucuri, Wied, cautivado por la variedad de la flora y la fauna, decide permanecer en el morro da Arara, en la propiedad del canciller Antonio de Araujo y Azevedo, Conde da Barca, “protector de las ciencias”, quien resultó de  gran ayuda proporcionándole recomendaciones y pasaportes para las autoridades del interior.


ENCUENTRO CON EL LORO MAITACA

    Hacia  enero de 1816,  pasan por Vila Viçosa. En esa población encuentra más indios botocudos, esclavos del oidor de la villa, que le producen una fuerte impresión: “La visión de estos Botocudos nos hizo temblar de horror, nunca se vieron antes seres humanos tan desagradables, extraños y tan poco favorecidos.  Su jefe mostraba un gran trozo de madera incrustado en el labio inferior y en el lóbulo de las orejas, el labio se veía muy estirado hacia delante y las orejas colgaban hasta sus hombros como grandes alas, su cuerpo pardo cubierto de suciedad”.


Psittacus flavirostris, con P. senilis (= Pionus senilis), el chucuyo de Centro América.
(Spix, 1824)


    En viaje hacia Caravelas: “La canoa se deslizaba suavemente por el río Peruípe que se contornea hacia el este, desembocando con el Caravelas en un largo brazo del mar. . . Hacia el anochecer la jornada se hizo muy agradable; navegamos de un arroyo a otro, porque entre Viçosa y Caravelas hay una cantidad de islas cubiertas con el árbol de Mangue [Mangle rojo, mangue-vermelho o  sapateiro (Rhizophora mangle)] que forman un completo laberinto. En estos bosques se oían los gritos de los loros, eran de la especie de los Curica, el Psittacus ochrocephalus de Lineo, o el amazonicus de Latham, [ambos nombres pasaron a sinonimia de Amazona ochrocephala, el papagaio-campeiro]”.


En canoa por el río Doce. Dibujo de Wied. 
Biblioteca Brasiliana da Robert Bosch GmbH. Kapa Editorial, 2001.



    Vila Viçosa ["Villa Exuberante"] se denomina actualmente Nova Viçosa y constituye una localidad turística de playas muy concurridas. Aún contiene algunos relictos bastante conservados de mata atlántica y se encuentra muy próxima al archipiélago de Abrolhos, visitado en 1832 por Charles Darwin en su famoso viaje, y que es hoy una reserva ecológica marina.

    Durante ese recorrido cazaron a orillas del río Peruípe  al primer ejemplar conocido para la ciencia de loro maitaca.  Wied anotó en la etiqueta del ejemplar el nombre tentavivo de Psittacus cyanurus [loro de cola azul oscuro]. El ejemplar subsistió a un episodio posterior del viaje en el cual, cerca de Bahía, Maximilian fue encarcelado durante tres días al creérselo un agitador ingles a favor de la revolución de Pernambuco en contra de las autoridades coloniales portuguesas. Mientras estaba en  prisión sufrió el robo de gran parte de la colección de insectos y plantas y la pérdida de otros especímenes, deteriorados por las lluvias. Finalmente el gobernador de Bahía, Conde dos Arcos, intervino para liberarlo.

    Wied, como se lo conoce en el ámbito zoológico, una vez llegado a Europa, remitió el ejemplar del loro desconocido al ornitólogo Heinrich Kuhl, del Museo de Leyden. Éste advirtió que el nombre científico propuesto por Wied ya había sido usado por Shaw para otra especie (Eos bornea, el lori rojo), así que creó un nuevo nombre para él, Psittacus maximiliani, homenajeando a su descubridor.

    Cuatro años después Johann Baptist Spix encontró a la misma especie en las selvas del Piauí y lo describió con el nombre de Psittacus flavirostris (= loro pico amarillo), aclarando que “Algunos lo llaman Maitaca”. También lo obtuvo en las selvas próximas a Rio de Janeiro, cerca del presidio de Sao Joao, y, creyéndolo otra especie, lo denominó Psittacus maitaca, basándose en su nombre común. También recibía el nombre onomatopéyico de cuiúcuiú.



LOS NOMBRES DEL LORO

"Maitaca" o "baitaca" es una palabra que proviene del tupí mba'é = hablar, etaé = mucho, quizás contaminado por el portugués matraca (instrumento musical de origen africano). Por lo tanto significaría “hablador, bullicioso”, lo cual es una característica de este loro que, aunque no habla, es muy ruidoso. En efecto, Félix de Azara lo denominó Síy porque “canta su nombre agriamente, y por él le conocen todos”. Dice que “sus bandadas son poco numerosas, no hace caso de naranjas, y destruye mucho maíz. Nadie le domestica porque no aprende a  hablar y es tan triste y silencioso que no canta en libertad sino al tomar vuelo y alguna vez volando.”  W. Shore-Baily, que intentó su cría en cautiverio, observó igualmente que “son muy tranquilos y apáticos en sus maneras” lo cual atribuyó sin embargo a que sus ejemplares estaban en pobre condición.

Ihering registró el nombre guaraní utilizado en Rio Verde (Goiás): “arabatsai”.

Borelli lo consideraba una especie muy común en el Chaco Boliviano y en la provincia de Salta, donde le dicen "choclero".




Psittacus senilis 
(Brehm,1842-1854, pl.44) 


MAXIMILIAN SIGUE VIAJANDO . . .

    Desde Porto Seguro la expedición de Wied remontó el rio Grande de Belmonte, donde realizó un importante estudio etnográfico de los salvajes bocotudos, ya bastante influidos por la civilización europea debido a la proximidad de los destacamentos militares.  A pesar de la impresión inicial que hemos citado, mas adelante en su relato admite que son mucho mejor conformados y más bellos que otras tribus y si bien inicialmente había afirmado que “se distinguen por la costumbre de comer carne humana y por su espíritu guerrero”, reconoció que el canibalismo no estaba confirmado, y que quizás surgía de una confusión por su costumbre de ingerir carne de monos. Aunque estos indios eran “más formidables que todas las fieras” y eran el “terror de las selvas impenetrables”, criticó las medidas de exterminio tomadas por los portugueses contra ellos, que incluían el lanzamiento de ropas contaminadas con viruela, y que  habían provocado la justificada reacción violenta de estas tribus.

    Un mito interesante que recogió de estos indígenas era la creencia en un espíritu de las selvas llamado “caipora” que raptaba niños y jóvenes, ocultándolos en huecos de arboles  donde los alimentaba y cuidaba (ver las leyendas sobre el ucumari en nuestra entrada “EL OSO ANDINO - UCUMARI (Tremarctos ornatus) y MANUELITA SÁENZ) .

    En la parte final del viaje se internaron en el sertão del estado de Minas Geraes, atravesando la caatinga, matorral espinoso que los dejó en un estado lamentable: ropas desgarradas, ensangrentados y picados por las avispas, mientras contemplaban “con calma filosófica” la lluvia torrencial que les caía encima. Esta era el país de los indios camacás, transformado ya entonces en región ganadera.  El viaje terminó en Bahía, donde a causa de su salud delicada, Wied, decidió regresar a Europa en mayo de 1817.

    Sin embargo no terminaron aquí las aventuras del príncipe ya que entre 1832 y  1834, recorrió el interior de Norteamérica, acompañado  por el artista suizo Karl Bodmer. Desde St. Louis, remontaron el río Missouri hasta Fort McKenzie, Montana, viajando en vapor y  veleros.  Tras pasar un año con las tribus de esas regiones, realizó una gran cantidad de observaciones antropológicas y de pinturas, que constituyen un documento de gran importancia para los etnógrafos.


Principe Maximilian de Wied-Neuwied 
con el botocudo Quack en 1828, por Johann Heinrich Richter
 (Löschner & Kirschtein-Gamber, 2001)


    Aunque Maximilian condenaba la esclavitud, eso no le impidió adquirir dos esclavos  durante su viaje: Quack, un indígena bocotudo semi occidentalizado, y un negro a los cuales llevó a Alemania en su regreso.  El negro falleció al poco tiempo pero  Quack sobrevivió casi diez años en Alemania, aunque tuvo varios episodios de embriaguez alternados con ataques de neumonía. Este indígena le fue de gran utilidad en Brasil  como acompañante, cazador,  intérprete y referencia necesaria de todo lo observado. 


LA OBRA DE UN PRÍNCIPE

    Maximilian recolectó en sus viajes alrededor de 7.000 plantas, de las cuales unas 650 las vendió o donó al botánico Karl Friedrich Philipp von Martius, otro naturalista viajero en Brasil. La parte del herbario que había reservado para sí fue redescubierta en 1998 en la biblioteca del palacio de Neuwied, en un gabinete de difícil acceso, e incluye 22 paquetes de plantas desecadas.

    Su colección de especímenes zoológicos, especialmente vertebrados terrestres,  es aún hoy muy valorada. La mayor parte, consistente en 4,000 pieles de aves, 600 de mamíferos, y 2,000 peces y reptiles, fue adquirida por el Museo de Historia Natural de New York en 1870. Maximilian se destacó especialmente en ornitología y su obra constituye un precedente a los estudios de Burmeister sobre la fauna brasileña publicados en 1854-1856. A pesar de que no hizo descripciones detalladas sino breves diagnosis, las mismas permiten identificar sin duda a las especies, y tienen además datos ecológicos y geográficos. Pero otros autores tomaron varias de esas descripciones y las publicaron como especies nuevas, arrebatándole así la prioridad en la nomenclatura.

    Maximilian publicó dos importantes obras sobre la naturaleza de Brasil: "Reise nach Brasilien in den Jahren 1815-1817 [Viaje al Brasil en los años 1815-1817] (Frankfurt,1820-22), donde hace importantes observaciones sobre la fauna y flora, y Beiträge zur Naturgeschichte von Brasilien [Contribuciones a la historia natural  de Brasil] (Weimar,1823-31) en 4 volúmenes, dos de los cuales constituyen un muy completo relevamiento de las aves de las regiones que recorrió. 



Principe Maximilian de Wied-Neuwied, en 1832-22
por Virginia Dupalais
Joslyn Art Museum



    Además, durante el viaje realizó una serie de dibujos y acuarelas que los expertos consideran una valiosa representación de los paisajes y habitantes indígenas del Brasil. Las mismas fueron publicadas como grabados en "Abbildungen zur Naturgeschichte Brasiliens"  [Imágenes de la historia natural de Brasil]  (Weimar, 1823), si bien las imágenes de los indígenas fueron alteradas considerablemente para ser aceptadas por el gusto europeo de la época.

    Rescatemos para terminar esta acertada premonición del príncipe, que nos hace reflexionar sobre la conservación de las regiones naturales que visitó: ¡En cincuenta años más el mundo habrá alcanzado un aspecto por completo diferente! Los viajes en ferrocarril y en vapor harán las distancias totalmente insignificantes, los viajes a tierras lejanas serán como simples paseos, y cualquier cosa que imagine la mente humana  también producirá grandes cambios.


Guacamayo capturado por un cazador. Dibujo de Wied. 
(Löschner & Kirschtein-Gamber, 2001)



“De repente, en lo alto, la mañana se echó a reír: una bandada de maitacas pasaba, haciendo sonar campanas, rompiendo vidrios, crepitando de risas. Y otra. Y otra más. Y aún otra, más bajo, con las maitacas verdecitas, parloteando, graznando, incapaces de ordenar  sus voces en la disciplina de un coro. . . Pero entonces, ¿¡cómo podría haber una linda mañana sin maitacas!? ...”

A hora e vez de Augusto Matraga
Guimarães Rosa





REFERENCIAS

Brehm, C.L. 1842-1854, Monographie der Papageien

Rostworowski da Costa,C. -2008– O Principe Maximiliano de Wied-Neuwied e sua Viagem ao Brasil (1815-1817). Disertación de Maestría. Univ. de Sao Paulo.

Duarte, R. H.  -2002- Olhares Estrangeiros. Viajantes no vale do rio Mucuri - Revista Brasileira de História 22 (44), pp. 267-288- 2002.

Löschner, Renate y Kirschtein-Gamber, B. (eds.). 2001. Viagem ao brasil do Principe Maximiliano de Wied Neuwied. Biblioteca Brasiliana da Robert Bosch GmbH. Kapa Editorial.

Moraes, P.L.R.  -2009- The Brazilian Herbarium of Maximilian, Prince of Wied. Neodiversity 4: 16-51.

Spix, J.B.1824,Avium Species Novae,quas in Itinere per Brasiliam annis,1817-20.

Wied-Neuwied, M.A.P. -1820- Reise nach Brasilien in den Jahren 1815 bis 1817. Erster Band. Frankfurt.

Wied-Neuwied, M.A.P. -1820- Travels in Brazil, in the years 1815, 1816, 1817.. Illustrated with plates.  Henry Colburn & Co., London.

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