"Cuando se hace la historia de un animal, es inútil e imposible tratar de elegir entre el oficio del naturalista y el del compilador: es necesario recoger en una única forma del saber todo lo que ha sido visto y oído, todo lo que ha sido relatado por la naturaleza o por los hombres, por el lenguaje del mundo, de las tradiciones o de los poetas".

Michel Foucault-Las palabras y las cosas


jueves, 28 de diciembre de 2017

EL HOATZIN (Opisthocomus hoazin): LA INCLASIFICABLE AVE HEDIONDA

Serían las seis de la tarde, pasó la garza morena
cantando el alcaraván dieron su luz las espermas
se escuchaba en la cañada algarabía de chenchenas
y en el estero lejano se alzaban garzas paletas

“Leyenda del ánima de Santa Helena”
Héctor Paul Vanegas


Chenchena en Challua Cocha, Sani Lodge, Sucumbíos, Ecuador. Foto Alex Mouchard.


     Recientemente tuve la suerte de visitar la Amazonia Ecuatoriana, más precisamente Sani Lodge, un maravilloso sitio a orillas de uno de las “madre viejas” o cauces abandonados del río Napo, denominado Challua Cocha. Esta laguna, plena de vida, se encuentra rodeada por unos extraños bosques casi puros de yautia madera (Montrichardia arborescens),  una arácea de grandes hojas. Sobre estas plantas, comiendo sus frutos, es comun ver a una extraña ave mezcla de gallinácea, rapaz y  ave prehistórica con el aspecto de un enorme pirincho (Guira guira). Se trata del hoatzin o chenchena.

¿Qué habrán pensado los primeros naturalistas ante esta ave inclasificable?

En principio, su historia nace de una cadena de errores. Francisco Hernández de Toledo, un médico español del siglo XVI, quen realizó una de las primeras expediciones científicas a América, describió un ave “casi del tamaño de una gallina” que “gusta de las serpientes. Tiene una voz poderosa que parece un aullido o un gemido. Se la oye en otoño y es considerada de mal agüero por los nativos. Sus huesos calman el dolor de cualquier parte mutilada del cuerpo humano. Además el humo de sus plumas, restablece la mente de los que sufren alguna enfermedad, que se hiciera demasiado persistente. Ingerir las cenizas de sus plumas ayuda a curar admirablemente a los afectados por el Mal Francés [sífilis]. Vive en regiones cálidas, como  Yauhtepec, y se sabe que reside en las partes mayormente cubiertas de árboles junto a los ríos, donde la hemos visto y procurabamos capturarla para dibujarla.” Hernández, que trabajó en México y Centroamérica, le aplicó al ave un nombre local: “hoatzin, o ave que emite una voz semejante a este nombre”, que procede del náhuatl huactzin, apelativo onomatopéyico aplicado por los naturales al Pájaro vaquero o Macaguá (Herpetotheres cachinnans, ver nuestra entrada dedicada a esta especie).

Daubenton, Edme-Louis. 1765-1783? Planches enluminées d'histoire naturelle. Paris?


En años siguientes, los zoólogos europeos repitieron textualmente las observaciones de Hernández, creyendo que se trataba de un tipo de faisán, y no de una rapaz. Brisson, por ejemplo, le dio un nombre en latín: Crax fuscus mexicanus, suponiendo erróneamente que era una crácido o muitú proveniente de México. Buffon y su colaborador Genau de Montbelliard terminaron de redondear la confusión atribuyendo la descripción de Hernández a un ave que Daubenton, en sus famosas “Planches enluminées”, había representado con el  nombre de Faison huppé de Cayenne o Faisán crestado de Cayena, y que indudablemente es un hoatzin como lo conocemos actualmente, y que no vive en Mexico, por lo cual no podía tratarse del ave de Hernández. Jean-Baptiste-Christophe Fusée-Aublet, un botánico francés que vivió en Guayana hacia 1762-1764 informó a Buffon que este animal “se domesticaba, que se ven a veces domésticos en casa de los indios, y que los franceses les llaman ‘paons’ [pavos]; alimentan a sus crías con hormigas, gusanos y otros insectos”. Como veremos esta última afirmación es también errónea.

En 1776 Philipp Ludwig Statius Müller le dio el primer nombre de valor científico. Lo llamó Phasianus hoazin, inmortalizando para la ciencia el nombre mexicano usado por Hernández, pero adoptando la grafía afrancesada de Buffon. Además, como indica el nombre genérico, se lo seguía considerando una especie de faisán (otro error más), hasta que Johann Centurius von Hoffmannsegg lo separó en un género aparte que denominó Opisthocomus, del griego opìsthe, atrás, kome, cabellera, en referencia a su copete; y, en alemán, Schopfhuhn, o sea “Gallina crestada”. Este noble y naturalista alemán financiaba algunos colectores en Sudamérica como Francisco Gomes y Friedrich Sieber que le enviaban ejemplares desde Bahía y de Pará, respectivamente,  los que contribuyeron a que su colección fuera de las más ricas de Europa y seguramente dentro de los envíos habría ejemplares de hoatzin.

Hoazin huppé
Dibujo de Edouard Traviés, en Cuvier, G. 1828. Le règne animal distribué d'après son organisation. Vol 4. 2ª ed. 


A fines del del siglo XVIII empiezan a llegar a Europa más noticias sobre estas aves. El naturalista francés Charles Nicolas Sigisbert Sonnini de Manoncourt  tras su viaje a Guyana lo hizo conocer en Europa, distinguiéndolo del impreciso hoatzin de Hernández. Señalaba que el copete “puede levantarlo, pero no erguirlo en forma de penacho, cuando está asustado”. Lo designó con el nombre de Sassa que le daban los naturales de la Guayana Francesa y que “representa su grito, que pronuncia con voz fuerte y ronca. Se lo encuentra al borde de las aguas y en lugares inundados, y esta preferencia se debe al tipo de alimentación. Come frutas y hojas de un gran arum [arácea], llamada en ese país moucou-moucou (arum arborescens, Linn.), y que cubre grandes extensiones en las sabanas inundadas. Por donde quiera que estas plantas crecen en abundancia, es seguro encontrar a las sassas, a veces en parejas, a veces en pequeños grupos de seis u ocho. Se posan, por lo general, sobre la misma rama, uno al costado del otro y muy apretados. Son poco desconfiados, y se dejan acercar fácilmente, sin duda porque rara vez se los caza, en principio debido a lo alejado y a la naturaleza de los lugares que habitan, y además por el poco interés que se tiene en buscarlos; el fuerte olor a castoreum [secreción de las glándulas anales del castor] que exhalan no permite comerlas. Su carne no es sin embargo del todo inútil; los pescadores la cortan en trozos, y se sirven de ella como carnada para capturar grandes peces”. Louis Vieillot, confundido por las descripciones de Buffon había creado para el hoatzin la familia Ophiophages (comedora de serpientes) cometiendo según él “un grave error”, pero viendo que Sonnini había precisado correctamente que el ave era herbívora, rectificó el nombre de la familia a Dysodes (mal olor), debido a esa característica de la carne.

Entre 1835-1839 el naturalista alemán Robert Hermann Schomburgk realizó un viaje a la Guayana Británica donde pudo observar al hoatzin, que parece haberlo cautivado: “En un lugar de tanto esfuerzo y sudor, mi atención fue atraída por unos gritos y graznidos roncos y conspicuos, que sonaban desde la ribera boscosa. Cuando me acerqué cautelosamente al lugar, vi una gran bandada de grandes aves frente a mí; eran Schopfhuhner [Gallinas crestadas] (Opisthocomus cristatus Illiger), Stinkbirds [Aves hediondas] de los colonos. Aunque el nombre alemán referido a las largas plumas de la cabeza es lo suficientemente significativo, el que le dan los colonos enfatiza más correctamente una de las características más destacadas de estas aves, ya que sin verlas uno advierte su presencia ya desde bastante lejos, aunque no de la manera más agradable. El olor es tan feo que incluso los indios, independientemente de la abundancia de su carne, no comerían al ave bajo ningún precio. El rebaño sin duda era de cientos, algunos de los cuales tomaban sol, otros corrían entre los arbustos, otros volaron al suelo; parecía ser la temporada de apareamiento (…)  Conocí a esta ave, tan hermosa y orgullosa en su apariencia, solo una vez durante mi viaje de cuatro años, y en grandes cantidades en la orilla boscosa del Takutu, donde encontré varios cientos reunidos (…) que anunciaban su presencia a la distancia con fuertes gritos. Solían tomar el sol en los arbustos y en los árboles más bajos, en parte huían, persiguiéndose el uno al otro, de rama en rama, mientras que otros corrían por el suelo. El hecho de que a menudo estén en esta actividad lo demuestran las puntas desgastadas de las hermosas plumas de la larga cola en los adultos. Viven de frutas y bayas. Sin la necesidad de ver o escuchar al ave, ella señala su presencia por el desagradable olor. No pude averiguar nada sobre el tema de su reproduccion. Los Waraos le llaman Nah, los Macuxis, Zezira”.

Huevos de Opisthocomus cristatus.
Cabanis, J. 1870.  Journal für Ornithologie. 


Jean Louis Cabanis, que estudió las aves del viaje de Schomburgk, lo ubicó en la familia Musophagidae, que hoy incluye sólo especies africanas, aunque Swainson en 1837 le había creado una familia propia, Opisthocomidae. Hoy en día, pese a las avanzadas técnicas de biología molecular, su ubicación es incierta. Se lo consideró emparentado a los cucos o a las palomas, y más recientemente próximo a las Gruiformes y Charadriformes.

El geólogo canadiense Charles Barrington Brown hacia 1870, también lo encontró en Guyana: “Oimos un curioso sonido, un poco como una respiración pesada, proveniente de algunos árboles de la orilla del río, que descubrimos era producido por un ave que se denomina alegremente ‘faisán hediondo’. Es la Cecelia [Cecilia] crestada (Opisthocoums cristatus), que vive en los árboles que bordean la ribera de los ríos. Su vuelo es corto y pesado; parece ser muy torpe, cayéndose hacia adelante y aparentemente perdiendo el equilibrio cuando se posa, permaneciendo un rato con las alas extendidas. Acercando la cabeza de un ejemplar que cacé, a unas pocas pulgadas de mi nariz, inhalé el vaho de su perfume, que para mí se parece a una mezcla de mal almizcle con amoníaco”.


Joven Hoatzin
Ogilvie-Grant, W. R.1895-1897. A hand-book to the game-birds,  London :W.H. Allen & Co.


Es conocido el hecho de que los pichones del hoatzin nacen con garras en su miembros anteriores lo que les permite trepar a los árboles, si es que por algún peligro deben lanzarse al agua, de allí que Edward Brigham lo consideraba un “ave cuadrúpeda” durante esa etapa de la vida.  Como hizo notar el ornitólogo James Edmund Harting,  Marcgrave que exploró el nordeste brasileño en el siglo XVI, parece no haber descripto el ave adulta, pero dibujó un pichón con dichas características al que describió como “pollo gallináceo monstruoso”. Los ornitólogos victorianos lo consideraban un ave reptiliana, un eslabón perdido entre los reptiles y las aves, que venía como anillo al dedo para las novedosas teorías evolucionistas. El zoólogo William Kitchen Parker se entusiasmaba: “Porque el ave ha sido durante mucho tiempo para mí un Reptil transformado y, uno podría decir, glorificado, la casi imago de un reptil, que toma el lugar de una pupa activa, haciendo el pez, en la presente economía de la naturaleza, el papel de una larva”. Con igual énfasis evolucionista, el naturalista brasileño Emílio Augusto Goeldi opinaba que “es uno de los documentos filogenéticos mas interesantes, una nueva e inesperada piedra de toque para la verdad de la evolución y la transformación, por lo tanto tanbién, un justo obstáculo y perplejidad para aquellos que juzgan que la sociedad humana lucraría con la creencia en una eterna y perpetua fijeza de las especies”.

Pollo gallináceo monstruoso
Marcgrave, G.1648. Historia Naturalis Brasiliae. Lugdun. Batavorum:Franciscus Hackium et Amstelodami: Lud. Elzevirium.


Brigham decía que “el hoactzin es un ave muy peleadora (…) eleva su cresta de plumas ralas y trabajosamente aletea mientyras trata de mantener el equilibrio en su inestable percha. Lanza su cuello en contorsiones, como si se estuviera ahogando, y de una manera cómica y extraña amenaza a su congénere, que tiene la misma dificultad para mantenerse en su percha y que le responde desde la movediza hoja de una aninga vecina (el ruido de su aleteo se acompaña de siseos, gruñidos, rugidos y chillidos) (…) tal es la semejanza de sus gritos en estas ocasiones con algunos propios del jaguar, que al ser despertado por ellos he ido a buscar mi rifle”. Mientras para algunos la voz de la cigana se parece a la tos de un fumador, para el naturalista francés François Louis Nompar de Castelnau “los Ceganos hacen escuchar por todas partes sus suspiros melancólicos”

Jóvenes Hoactzines
Dibujo de Baldwin.
Knowlton, FH et al. 1909 . Birds of the world..New York, Holt. 




William Lutley Sclater, hijo del ornitólogo Philip Lutley Sclater, estuvo en Demerara (Guyana) en 1887 y observó que el hoatzin era muy abundante en el arroyo Canjé, de ahí que se lo conociera como Faisán del Canjé: “Como es bien conocido la planta arácea de la que se alimenta el Faisán del Canjé (Caladium esculentum) da a su carne un olor fuerte y desagradable, de allí el dicho en la colonia, ‘oler tan mal como un Faisán del Canjé’ ”.  Los Sclater enviaron a John Quelch, superintendente del Museo Georgetown de Demerara, a buscar los nidos del hoatzin, y éste a pesar de que las aves eran allí numerosas, no dejó de quejarse por los inconvenientes. “Hay generalmente mucha dificultad en acercarse a ellas, y también a los nidos. Los hacen en una clase de arbustos o arbolitos muy espinosos, apoyantes y extendidos que crecen en los pantanos junto al agua en una masa densa, y en los cuales es muy tedioso y difícil penetrar. Los nidos cuelgan sobre el agua, de modo que desde tierra es imposible llegar a ellos. Desde el agua, también, es un proceso muy trabajoso. Uno tiene que vadear, a menudo hasta los muslos, a través de un espeso lodo, durante la marea baja, y abrirse camino a traves del matorral espinoso; y entonces tirando de la rama para alcanzar el nido (porque no se puede trepar) hay alguna posibilidad de obtener huevos. A menudo, sin embargo, durante este procedimiento los huevos se caen; porque el nido es totalmente chato y abierto, consistente solo de unos pocos palitos laxamente reunidos”. Finalmente en una segunda expedición pudo conseguir los pichones del Hanna o Anna, como lo denominaban allí, verificando la existencia del “ave cuadrúpeda”. Quelch pudo comprobar que “pronto después de eclosionar los huevos, los pichones empiezan a arrastrarse mediante sus alas y patas, usando constantemente las bien desarrolladas garras del pulgar y el índice para sostenerse y enganchasrse en los objetos circundantes (…) Un hecho curioso observado con un pichón que al asustarse cayó al rio fue la capacidad de nadar rápidamente y sumergirse cuando es perseguido. (…) La prolongada inmersión que un pichón tolera así, instintiva y voluntariamente, o que un adulto soporta al intentar escapar, me parece muy destacable”. Aunque no pudo presenciar el momento en que alimentaban los pichones, mediante el estudio del contenido de los buches, determinó que las crías eran alimentadas con hojas tiernas trituradas. En cuanto a los adultos, sólo encontró hojas y frutos del Bundoorie (Drepanocarpus lunatus), la Courida o Mangle blanco (Avicennia nitida), o el Mucco-mucco (Montrichardia arborescens).

Latham. 1788. Gen. Syn 2 (2) pl LXIV


Quelch menciona otros nombres que le daban en Guyana: Canjé, Faisán hediondo y Pavo del Gobernador Batenberg, no sabemos si aludiendo a algún olor corporal de Abraham Jacob van Imbijze van Batenburg, gobernador durante dos períodos de Surinam. Un médico residente en Guyana, Charles Grove Young, daba en 1888 alguna pista sobre el famoso olor: “Recibe el nombre de ‘hediondo’ debido a un olor peculiar, como de bosta fresca de vaca, que proviene del buche, del estómago o de ambos, porque cuando la piel es preservada no tiene ningún olor, y el cuerpo, cuando se han quitado las vísceras, es de olor bastante agradable. Pese a la posibilidad de quitarle el olor al eviscerarlo, nunca se lo usa como alimento; por lo tanto pasa su tiempo en paz y plenitud (…) Hay grandes probabilidades que estas aves rumien”. Se refería a que en su enorme buche pueden efectuar la digestión de la celulosa de las hojas de la misma forma que los rumiantes mediante la ayuda de una flora bacteriana similar.  Agregaba Young que el hoatzin anida sobre una especie de arbusto (Dreponocarpus lunatus). “Cualquier día del año se los puede ver posados lado a lado como los love-birds [Agapornis] en las ramas de este arbusto o en los árboles bajos de atrás (…) Nunca dejan la orilla del río, y su alimento son las hojas y semillas de este arbusto y de una planta que crece en el agua, una especie gigante de aro  (Arum maculatum), llamada en casa “Caballeros y Damas”, y en este país Mucca mucca (Caladium arborescens)”.  Finalmente pudo ver las garras de los pichones que “consisten en uñas en el pulgar y en la punta del ala que actúan en forma prensil para agarrarse de las ramas”.

Hoatzin
Evans, A. H. 1900. Birds.(New York: The Macmillan Company)


Pero el hoatzin no sólo se encuentra en las Guayanas. En 1885-1886 el botánico estadounidense Henry Hurd Rusby recorrió el Beni Inferior (Bolivia) y obtuvo una pobre impresión del ave: “Es muy estúpido, y se puede matar una cierta cantidad antes que los demás intenten escapar. Su nombre nativo de ‘Loco’, o ‘Pájaro loco’ está bien justificado”.

Cigana
Goeldi, EA. 1900-1906. Álbum de Aves Amazonicas. Alves & Cie. Rio De Janeiro


En Brasil, William Bates, el explorador del Amazonas, los encontró en Vista Alegre, registrando su nombre local de ‘cigana’ y comunicando que se alimenta de frutos silvestres especialmente la agria guava o guayaba (Psidium guajava): “la carne tiene un agradable olor de almizcle combinado con cuero húmedo – un olor que los brasileños llaman catinga”. De ahí el nombre de ‘catingueiro’ que menciona Goeldi: “Cada habitante de la Amazonia conoce el pájaro bonito más imbécil, que andando generalmente en bandadas, constituye un adorno de las riberas de nuestros ríos. A causa de la alimentación, que consiste de hojas (especialmente de la Aninga [Montrichardia arborescens]), la carne de las ciganas no es comestible teniendo un aroma desagradable.” Por su parte, Eurico Santos recopiló otros nombres brasileños: Eigana, Aturiá (que es también el nombre brasileño de la planta de la cual se alimenta: Drepanocarpus lunatus), y Yacú-cigana. Pero el más usado, Cigana (gitana), se debe a que su “indumentaria resulta vistosa, como son, generalmente, los trajes de llamativos de las gitanas”. Agrega que su alimentación además del aturiá incluye al batata-rana (Vigna lutea).

Cabeza de adulto y detalle del ala del pichón de Hoatzin.
Chubb, Ch. et al. 1916-1921.   The birds of British Guiana. London :Bernard Quaritch.


En Venezuela, George Kruck Cherrie, un ingeniero mecánico estadounidense devenido en naturalista de campo y taxonomista, realizó viajes por el río  Orinoco. Allí, en Caicara, conoció a la Chenchena o Guacharaca de Agua y comprobó que aunque el ave no es cazada ni por humanos ni por predadores y rara vez se la molesta, es sin embargo muy desconfiada. “Las aves que incuban siempre dejaban el nido cuando nos poníamos a su vista, o aún antes. Los padres nunca permanecían cerca de los nidos y por sus acciones manifestaban poco interés en lo que estaba pasando”.

Hoatzin
Dibujoo de Robert Kretschmer. Brehm, AE. 1878 Merveilles de la nature. Bailliere et fils, Paris



Una de las observaciones más completas sobre la vida de las chenchenas es la del naturalista y explorador William Beebe y su esposa Mary Blair que recorrieron en 1908-1909 el rio Guarapiche (Venezuela) y el Abary (Guyana). Observaron que cuando adulta el ave no olvida totalmente sus hábitos infantiles porque, aunque “los dedos quedan ocultos muy por debajo de las grandes plumas de vuelo del ala, aún estas mismas plumas son a menudo utilizadas, a manera de dedos, para apartar las espesas enredaderas, de este modo perforando y empujando las aves se abren camino”. Además muestran una gran fidelidad a los árboles donde se posan y por eso las considera “verdaderos perezosos emplumados”. Esta actividad hace que su plumaje aparezca siempre “en una condición muy gastada y arruinada, especialmente las plumas del ala, donde las ramas y hojas frotaron y arrancaron las barbas”. Para Beebe las dificultades del ave para moverse a través del enmarañado entorno, especialmente al posarse y trepar son una muestra de “la inadaptabilidad de sus grandes pies al pequeño tamaño de las ramitas y ramas entre las que viven. Aunque parezca inexplicable, el Hoatzin – que en muchos aspectos no ha cambiado durante largos períodos – sin embargo está lejos de estar perfectamente adaptado a su ambiente actual”. En el buche de uno de los ejemplares que estudiaron encontraron restos del pequeño pez de cuatro ojos (Anableps anableps), lo cual parece puramente accidental. Finalmente, los Beebe no coinciden con lo señalado por muchos autores sobre el mal olor del ave: “uno nota un muy leve olor almizclado, no del todo desagradable, y en verdad sólo perceptible cuando uno le dirige su atención. Nuestros ejemplares eran ciertamente de los más inofensivos al respecto, y la carne de uno que cocinamos y comimos, aunque dura, era tan limpia y apetitosa como la de un paujil”. De todas maneras acotan que el olor parece provenir de la piel ya que se mantiene aún en las conservadas durante varios años en los museos.

Opisthocomus hoatzin 
Goldfuss, Georg August. 1824 -1842. Naturalist Atlas. Duesseldorf: Arnz.





LOS NOMBRES DE LA CHENCHENA

Hoatzin: Es un nombre de origen mexicano, impropio para esta ave que no vive en México, pero por razones históricas se impuso especialmente en el habla inglesa, también como Hoactzin.

Guyana: Canje Pheasant, Sasa, Zezira (macuxi); Hanna, Anna, Nah (warao), Stinkbird (ave hedionda), stinking pheasant (faisán hediondo), Governor Batenberg’s Turkey (Pavo del Gobernador Batenberg), Crested Cecilia.

Guayana Francesa: Sassa (créole), Hoazin huppé

Surinam: Stinkvogel

Colombia: Pava Hedionda, Chenchena, Hua tu ri yaj (yucuna-matapi)

Venezuela: Guacharaca de Agua, Chenchena

Ecuador: Chenchena

Brasil: Cigana, Jacú-cigano, yacú-cigana, eigana, Catingueiro, aturiá.

Perú: Shansho.

Bolivia: Serere, Pava Serere, Serere curichero (el curichi es una laguna con vegetación), Serere de agua (Serere es el Pirincho Guira guira, al cual se parece); Loco, Pájaro loco (Beni Inferior).



Viñeta de la obra de Goeldi.



LA CHENCHENA EN LA CULTURA

Pese a ser un ave tan conspicua y notable en muchos aspectos, el hoatzin, no parece haber dejado mucha impronta en los mitos de los pueblos originarios. Quizás se deba a que merecía poca atención por el olor de la carne que la hacía inapta para la caza, aunque sus huevos eventualmente eran consumidos por los indígenas del Amazonas. Su carne se usa además como carnada para pescar. Sus plumas sirven para confeccionar adornos y para la medicina popular.  Los indígenas creíanb que era ave de mal agüero y así se la considera en Venezuela porque cuando canta trae la desgracia.

Como hemos visto la chenchena no es un plato apetecido, sin embargo Temis Perea Pedroza nos trae la receta de este curioso caldo: “La chenchena es una pavita ribereña de color pajizo y olorosa a pescado seco. Se cocina en una primera agua que se cambia. En seguida se pone nuevamente a hervir con mucha cebolla, ajo y onoto. Es un plato destinado como el pichón de torcaza, para enfermos y débiles”.  

El “ave cuadrúpeda” ha sido registrada por algunos mitos brasileños. Parece ser que los primeros seres humanos al ver a los pichones de cigana aferrándose con sus manos a las ramas creyeron que eran la cruza de un ave con un mono.


En la canción popular llanera la chenchena aparece caracterizando al ambiente, como en la cita que encabeza este trabajo, y también como una damita coqueta como en esta bonita canción de Casanare (Colombia), cuyos protagonistas son el gabán (Jabiru mycteria), el zamuro (Coragyps atratus), la chenchena y el garrapatero (Crotophaga ani).

La boda de la chechena y el garrapatero

Ayyy! El gabán de Casanare es un gabán muy fiestero
Había un baile en Puerta Azul y el fue el que llegó primero
Vestido de liqui liqui con un pelo’e  guama negro
Se trataba de una fiesta de despedida ‘e soltero
Se casaba una chenchena y un pobre garrapatero
Los novios se divertian tomando licor del bueno
La boda se barajó no por falta de dinero
El culpable fue un zamuro que se les metio po’el medio
Y desbarató el matrimonio por motivo de los celos
Y el pobre chiriguarito ahí mismo levantó el vuelo
Con rumbo hacia Primavera llevaba guayabo negro

Ayyy! Mira donde fue a buscarlo para brindarle un consuelo
Una carta e’la chenchena que regresara ligero
Comedido como un señor le daba muchos consejos:
“Como creyera que cambie por ese viejo tan negro
Ademas de su color es un poco visolejo”
“Esta bien mi gabancito yo le acepto su consejo
Pero es que ella es muy coqueta y todo lo vuelve fuego”
El gaban de Casanare es un gaban consejero
Por él quedaron felices   chenchena   y garrapatero

Hoazin huppé
Gervais, FP. 1844. Atlas de Zoologie. Paris.


            Y en una onda más poética Ana Enriqueta Terán la incluye en este soneto:


Una chenchena en el Suapure río
sombría y recamada desde el vuelo
hasta el tazón de oscuro terciopelo
que devuelve la imagen del vacío.
Amontonado verde en elk bajío;
tronco vivo que aviva mir ecelo:
caimán de niebla hueca tras un velo
de indiferencia y abisal hastío.
Todo se mueve, pasa, queda afuera
de la estación, dela ño, del momento;
todo se aparta sin dañar la hora,
del alto, enamorado pensamiento.
Todo se restituye de manera
que el río pasa sin tocar el viento.


Coat of arms de la República Cooperativa de Guyana diseñado por  Alvin Bowman, Stanley Greaves y L.R. Borrows.

Sello postal de Guyana




La  República Cooperativa de Guyana ha elegido al hoatzin o Canje Pheasant como su ave nacional y además figura en el escudo del país por tratarse de un especie rara pero común allí, representando la riqueza faunística de Guyana.


 Alex Mouchard



Pareja de hoatzines y su nido.
Ogilvie-Grant, WR. 1905. Guide to the gallery of birds in the Department of Zoology of the British Museum (Natural History). London: Taylor and Francis. 



REFERENCIAS

Bates, H.W. – 1873-The Naturalist on the River Amazons.
Beebe, C. William. 1909. Ecology of the Hoatzin. Zoologica. Scientific Contributions of the New York Zoological Society.
Brigham, E. 1885. Ibis, pg118.
Brisson, Mathurin Jacques- 1760-1763- Ornithologie.
Brown, Charles Barrington. 1876. Canoe and Camp Life in British Guiana. E. Stanford.
Buffon, G.L.L. conde de.  1770 - 1785 . Histoire naturelle des oiseaux.
Cabanis, J. L. 1870. Journal für Ornithologie, pg 318.
Cherrie, George Kruck. 1916.   A contribution to the ornithology of the Orinoco region. Brooklyn, N.Y.: Pub. for the Brooklyn Museum.
Chubb, Charles et al. 1916-1921.   The birds of British Guiana. London :Bernard Quaritch.
Daubenton, Edme-Louis. 1765-1783? Planches enluminées d'histoire naturelle. Paris?
Goeldi, Emil August. 1894.   As aves do Brasil. Rio de Janeiro: Alves & C.
Goeldi, Emil August. 1895. Boletim Museum Goeldi, 1:167.
Harting, J. E. 1886. Ibis, pg 98.
Hernández, Francisco. 1651. Rerum Medicarum Novae Hispaniae Thesaurus. V. Mascardi. Roma.
http://www.biodiversitylibrary.org
https://www.youtube.com/watch?v=S2e9zvb3-44
Illiger, Johann Karl Wilhelm et al. 1811. Prodromus systematis mammalium et avium. R. Friedländer & Sohn, Berolini: Sumptibus C. Salfeld. 
Marcgrave, George.1648. Historia Naturalis Brasiliae. Lugdun. Batavorum, apud Franciscus Hackium et Amstelodami apud Lud. Elzevirium.
Parker, W. K. 1891. Transactions of the Zoological Society of London. 13:43.
Perea Pedroza, Temistocles.1993. De la tradición y el mito a la literatura llanera. Suministros Educativos.
Quelch, J. 1890. Ibis, p.327.
Santos, Eurico. 1938. Da Ema ao Beija-Flor. F. BRIGUIET & CIA.Rio de Janeiro.
Schomburgk, Richard et al.   1847-48. Reisen in Britisch-Guiana in den Jahren 1840-1844 : nebst einer Fauna und Flora Guiana's nach Vorlagen von Johannes Müller, Ehrenberg, Erichson, Klotzsch, Troschel, Cabanis und Andern. Leipzig :J. J. Weber.
Sclater, W. L. 1887. Ibis, p. 319.
Statius Müller, Philipp Ludwig. 1776. Des Ritters Carl von Linné Königlich Schwedischen Leibarztes c. c. vollstaendiges Natursystem Supplements- und Register-Band über alle sechs Theile oder Classen des Thierreichs.
Terán, Ana Enriqueta. 2013. Sonetos de todos mis tiempos. Fundación Casa Nacional de las Letras Andrés Bello.
Vieillot, L. 1819. Nouveau dictionnaire d'histoire naturelle.  XXX.

Young, Ch. G. 1888. Notes from the Leyden Museum. 10:169.

miércoles, 26 de abril de 2017

EL PELUDO O QUIRQUINCHO GRANDE (Chaetopractus villosus): DEPREDADOR DE CEMENTERIOS



Las mujeres bonitas
Corren peligro,
Como quirquincho bola
Contra el camino.

Copla catamarqueña


Tatou encoubert
Alcide D’Orbigny. Dictionnaire universel d'histoire naturelle: atlas. Vol I.  Paris, L. Houssiaux et cie. 1861


Hace unos días me encontraba recorriendo con unos amigos  la ruta 11 a la altura de Punta Indio (Provincia de Buenos Aires, Argentina) cuando avistamos al borde del camino armadillo: se trataba de un pequeño peludo. Parecía estar calentándose al sol, medio adormecido. Entendiendo que se encontraba expuesto a morir bajo las ruedas de un auto, nos detuvimos y lo capturamos sin dificultad. Metiéndonos campo adentro lo liberamos y entonces se alejó al trotecito entre el pastizal, quizás buscando su cueva.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Al trote como el peludo
monte espinudo suelo cruzar
no importa que sea duro
no tengo apuro para marchar.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Ranchera de Marcelo Marin

El peludo es un extraño mamífero acorazado, con aspecto algo prehistórico, como el de sus gigantescos parientes extinguidos, algunos tan grandes que sus caparazones eran usados como refugio por los antiguos habitantes de la pampa.  Los armadillos (Orden Cingulata) habían sorprendido a los primeros cronistas de la conquista de América, porque no había en el Viejo Mundo un animal similar.

Posiblemente uno de los primeros dibujos de un armadillo, tomado de bocetos de Francisco Hernández de Toledo. 

Atlas de Historia Natural donado por Felipe II a Jaime Honorato Pomar. Vicent García Editores, Barcelona (1990)



 “Los encubertados son animales mucho de ver, y muy extraños á la vista de los cristianos, y muy diferentes de todos los que se han dicho o visto en España ni en otras partes” (Fernández de Oviedo, 1526).

Armadillo
 Fernández de Oviedo G 
 – 1998 (1526) - Bestiario de Indias. México: Fondo de Cultura Económica


Nicolas Monardes (1574), fue uno de los primeros en dibujar este “animal estraño, que está todo encubertado de conchicas, hasta los pies, como un caballo que está encubertado de armas; por do le llaman el Armadillo”.

Por su parte, el bachiller Martín Fernández de Enciso (1519), refería: “En esta tierra ay unos animales pequeños como un lechón de un mes. Estos tienen los pies y las manos como un caballo encubertado, con sus orejuelas, y esta todo cubierto de una concha desde las orejas hasta la cola, que parece un caballo encubertado; son fermosos de mirar, pacen como un caballo”.


Armadillo
 Conradi Gesneri. Hisoriae animalum, Tiguri: Christ. Proschoverum. 1551

Para Bernabé Cobo (1642)  “El Quirquinchu es un animal de extraña y maravillosa hechura, del tamaño de un Puerco de un año y muy parecido á él en el hocico y talle; de cortas piernas y larga cola; en lugar del pellejo tiene todo el cuerpo armado de fuertes conchas a modo de corazas”.


Alegoría de América sobre un armadillo
Marten de Vos y Adriaen CollaertLas alegorías de los continentes,  Amsterdam. 1600


El peludo propiamente dicho recién fue descripto con detalle por Félix de Azara en 1802 quien explicaba así su nombre: “Aunque hay otros con cerdas muy reparables entre las faxas, y aún en los cascarones, el presente los aventaja mucho en eso; y este es el motivo de llamarle peludo por excelencia.”  Agrega que se le da también el nombre de quirquincho peludo en las pampas de Buenos Aires. “Sale de día, y quando oye rumor se refugia a su cueva si no le toman la delantera  …  Observé que acuden mucho a devorar cadáveres de caballos y como no podían romper el cuero, se valen del arbitrio de excavar por debaxo, donde la piel se corrompe y rasga, y por allí se introducen en la cavidad, comiendo la putrefacción”.  


Con esta descripción, Anselm Desmarest lo incorporó a la ciencia en 1804 con el nombre Loricatus villosus, del latín loricatus = acorazado y villosus  = peludo.

En 1871 Leopold Fitzinger creó el género Chaetophractus para separar al peludo y al pichi (Zaedyus pichiy), del resto de los armadillos. Este nombre genérico proviene del griego khaite = cabellos largos y flotantes, crin; y phraxo, phrasso = interceptar, esconder, proteger, y por extensión,  caparazón.  Durante un tiempo se le dio también el nombre genérico Dasypus ( = pies peludos) que hoy conservan las mulitas y que era el nombre griego antiguo de la liebre o el conejo.









Tatous
  Natural history, general and particular. Buffon, Georges & Smellie, William. 1785.

Refiere Azara que los tatúes (su nombre genérico guaraní) excavan con gran facilidad sus galerías en la tierra y que difícilmente se las puede extraer de ellas donde se anclan mediante sus placas y si se les tira de la cola “primero se quiebra o arranca ésta” antes que el animal salga.  Ni siquiera la crueldad de clavarle un cuchillo por detrás, lo hace aflojar.  Y emitió  este mal presagio: “Ningún tatú existirá más tiempo que el que se tarde en poblar estos países, porque carecen de toda otra defensa que sus madrigueras”.

Pero Hudson (1892), describiendo las numerosas y variadas técnicas de que se vale el peludo para conseguir alimento sentencia: “Sin duda el peludo habrá de sobrevivir a otros armadillos    ...  durante todas las estaciones y aun cuando otros animales estén hambrientos, el peludo está siempre gordo y vigoroso”. Sería por eso que era “sumamente apreciado por su carne, por cuyo motivo se le caza, valiéndose para ellos de perros de buen olfato, durante las altas horas de la noche, en que el peludo abandona su cueva para ir en busca de las carroñas de que se alimenta. Sin embargo, no huye de la luz, por el contrario, gusta de calentarse al sol, durmiendo junto a la puerta de su cueva, en cuya situación se lo suele sorprender. Este animalito se domestica con gran facilidad, sigue a su amo, y cobra cariño al lugar donde se ha criado, lo cual ciertamente no es compatible con el dictado de estúpido que algunos naturalistas aplican a los Dasipódidos, como a todos los seres de hábitos pacíficos, como si la inteligencia fuese el exclusivo patrimonio de los crueles”. (Enrique Lynch Arribálzaga, 1878).

A la cacería nocturna de peludos, que se efectuaba por lo general las noches con luz de luna,  se le decía en el campo peludiar o peludear y se realizaba con perros peluderos, “que se paran poniéndoseles delante del camino de la cueva” (Azara, 1802) evitando que se entierren, hasta que el cazador los ultimaba con un golpe dado en la cabeza con el talero o la argolla del lazo.


En mi casa hay un perro
Barcino tuerto
Cuando mueve la cola
Peludo cierto




PELUDEANDO

“La noche era espléndida: una de esas noches de verano en que las estrellas brillan muy lejos y como a través de un velo, mientras que la luna reina majestuosa en el cielo límpido y despejado  …  Silenciosos y de a uno en fondo cruzábamos el cardal por una senda tortuosa y estrecha … Los perros marchaban adelante también en silencio … De repente sentimos un ladrido a la derecha, persistente y continuado: corrimos.  Uno de los perros había dado … con un gran peludo –evidentemente goloso- que, entretenido en remover la tierra y extraer los pequeños tubérculos [del  macachín Oxalis macachín] blancos y dulces como el azúcar, no había sentido nuestra llegada y se deleitaba saboreando su manjar favorito con verdadera fruición … El perro, que le había cortado la retirada, trataba de inmovilizarlo sirviéndose del hocico como de una palanca a fin de acostarle sobre el lomo, conociéndolo inhábil para darse vuelta: el peludo por su parte forcejeaba para impedirlo … Llegamos nosotros y la mano del capataz logró bien pronto lo que el perro tentara en vano  … Cruzando sus patas delanteras sobre el cuello, corto y recio, … traducía el sentimiento de su impotencia en murmullos guturales … El filo del cuchillo puso fin a la escena”.
Más adelante encuentran una cueva de peludo y el capataz “se echó en el suelo y aplicó el oído en diversos rumbos y como a una vara de la boca   …  Acerqué el oído y, efectivamente, sentí  como dos mazos, que golpeaban la tierra con regularidad y con presteza. Tomó la pala uno de los cazadores y allí donde el ruido se oía, comenzó a cavar; pronto dio con la cueva, poniendo al descubierto el peludo.”

Un viaje al país de los matreros, Fray Mocho, 1897.






Agarré un peludo, Marcelina — grita; —agarré un peludo grandote. Estaba comiendo en una usamenta e cordero, j Cha, que corría !
Y muestra, orgulloso de la hazaña y levantándolo a la altura de la cabeza, un peludo flaco y viejo.

Los Caranchos De La Florida, Benito Lynch, Buenos Aires, 1916.




Six-banded Armadillo
The animals of the world : Brehm's Life of  Animals/ Chicago :A.N. Marquis & Co.,1895


El peludo “caza toda clase de insectos y, debido a su agudo olfato, descubre gusanos y larvas varios centímetros bajo la superficie   …  fuerza su afilado hocico y aguda cabeza hacia adentro, hasta la profundidad requerida “ (Hudson, 1892), dejando una excavación cónica, que, cuando el suelo es apto, se multiplica por cientos. “Es también un enemigo de los animales que anidan entre los pastos, pues es afecto a los huevos y pollitos recién nacidos. Cuando no puede hallar su presa se alimenta de carroña   …  regresando noche tras noche a la osamenta de un caballo o una vaca … si no halla alimento animal, subsiste con una dieta vegetal” (Hudson, 1892) .

También puede cazar ratones y víboras a las que aplasta con su caparazón mientras “hace oscilar su cuerpo hacia atrás y adelante   ...  como lacerando a su víctima con las aristas filosas y profundas de su caparazón” (Hudson, 1892). Una vez muerta se la engulle empezando por la cola.

Peludo luchando con un ofidio
Dibujo de J. Smit.
Hudson WH – 1922-  The naturalist in La Plata. 6ª ed. New York: E.P. Dutton & Co.


Bernabé Cobo le atribuye una inesperada habilidad para cazar venados de forma muy singular: “Es tan cauteloso y astuto, que en tiempo de algunos aguaceros, antes de  entrar la fuerza de las aguas, se echa de espalda, haciendo en su vientre un hoyo, mediante sus conchas, en que recoge el agua que puede caber, y aguarda desta suerte á que los Venados sedientos vengan á beber á aquel charquito, porque respecto de ser la tierra donde esto acaece caliente y falta de agua, al punto se consume la de las lluvias, ecepto en la fuerza déllas; y al tiempo que el incauto Venado mete la boca en el agua, le agarra con las uñas y dientes de manera, que aunque por desasirse da mil brincos, no lo suelta hasta que, rendido el Venado y sin aliento, cae en tierra, y entonces el Quirquinchu lo desangra y mata; por lo cual, los suelen llamar Mata Venados”.

“Pero es creíble que tenga otro modo de alimentarse; porque en los meses de seca, en que no puede recoger agua del cielo, esta industria es inútil, y solo buena para perecer de hambre” (Guevara, 1752)


Quirquincho “panza arriba”, en una posición similar al que describe Cobo cuando cazan venados. Artesanía qom de Derqui, Pilar, Bs. As..


Respecto a la costumbre que menciona nuestro título, Eduardo Holmberg, relata que “en el Rosario de la Frontera [Provincia de Salta], en casa del Sr. Enrique Pisoni, negociante del punto, me comunicó dicho señor algunos datos relativos á esa región, y entre otras cosas, me dijo que los Quirquinchos abundaban en el cementerio, donde escarbaban la tierra para comer los cadáveres”.  Por eso algunos aborígenes, como los abipones,  evitaban comerlos.

En la costa de Chubut, George Claraz vio “dos peludos devorar un cadáver humano cerca de la costa del mar [era de un marinero ahogado]. En todas partes se los ve cerca de caballos y vacas muertos”.

En el cementerio de Sahagún, Colombia, Robert Cunningham Graham observó que “los animales silvestres hacen pequeñas sendas entre las tumbas, y de vez en cuando una armadillo tiene su casa en una de ellas.

Azara refiriéndose al Tatú máximo, es decir el tatú carreta, cuenta que en cuando en los yerbatales “muere algún jornalero, que por la distancia sea menester enterrarle allí, forran la sepultura con maderos gruesos y duplicados, porque si no este Tatú los huele, desentierra y devora”.
Los armadillos también buscan los cadáveres porque allí encuentran también buena provisión de gusanos e insectos. De alguna manera, el peludo desmiente lo sentenciado por Plinio el Viejo: "la hiena es el único animal que cava en las tumbas en busca de cadáveres". 


Peludos
Dibujo de Carlos Wiedner

Cabrera A & Yepes J -1960 - Mamíferos Sud-Americanos. Buenos Aires: EDIAR Compañía Argentina de Editores.


“Hace su madriguera el Quirquinchu debajo de tierra, cavando con las uñas, en las cuales tiene tanta fuerza, que cuando se va entrando en su manida, si le echan mano de los pies para sacarlo, se ase con ellas en la tierra tan fuertemente, que da bien que hacer á un hombre hasta que, de cansado, se desase, y así lo sacan á fuerza” (Cobo, 1642) .


Hijo ai pucha quirquincho
Que te has metido en la cueva
Ls cabeza en el aujero
Y la colita pa’juera!


Algunos aseguran que en una sola noche prologa su cueva hasta una legua, pero Guevara lo descree: “Una legua se camina fácilmente, y con dificultad se socava”. Pero si se lo sorprende fuera de la cueva, como comentábamos al principio de esta nota,  se aplasta contra el suelo, dificultando así que los predadores lo agarren, aunque una persona puede agarrarlo fácilmente sin que ofrezca resistencia.

Ahijuna el quirquincho
Pariente de la tortuga
Cuando oye ruidito i’gente
Mete la cola y se arruga




ADIVINANZAS


Rabito de punzón, ponchito pobretón.
Trote y galope, duro el cogote.


Maravilla, maravilla, mba'e motepa:
óga teha ihorkón irundýva.

[Maravilla, maravilla, adivina lo que es:
casa de tejas con cuatro horcones.]





Tatous

Guérin-Méneville FE & Cuvier  G -1829-1844- Iconographie du règne animal de G. Cuvier. Paris; London :J. B. Baillière



USOS

Tanto para los originarios como para los criollos la carne fue siempre un manjar apreciado, comparable a la del lechón o el cabrito.  Señalaba Azara que “los soldados los comían asados, prefiriéndolos a la carne de novillo”.  Sin embargo su carne, aunque apetitosa se considera “pesada”, por lo cual los wichis no se la daban ni a niños ni a adolescentes.

“Se lo abre por el vientre y, condimentados, se lo coloca con todo su caparazón sobre el rescoldo … pero no hay que abusar de esta comida, pues “patea” el estómago” (Abalos, 1972). Fernández de Oviedo aconseja dejarla una noche en sal antes de asarla para contrarrestar su efecto empalagador.

Caramba mi estomaguito
Que lo tengo algo abultao
Por comer cuatro quirquinchos
Y dos zapallos asaos


En épocas tan recientes como 1982, el peludo fue introducido en la
Isla Grande de Tierra del Fuego como fuente de alimento para los trabajadores de los oleoductos. Nueva catástrofe para la isla, el peludo se propagó y ahora está bien establecido.

El caparazón se utiliza para fabricar charangos y matracas, pequeños instrumentos musicales de la zona andina de influencia aymara. Plegada y atada sirve como recipiente para sal (Chaco), y para guardar útiles de costura y pigmentos minerales (tehuelches). Con la cola los mocovíes fabricaban mangos de cuchillos y yesqueros, y usaban el caparazón extendido como plato.

“De la concha de las espaldas guarnecida en oro ó plata, se hacen curiosas tazas en que beber” (Cobo). Con su “larga cola escamosa, unida a una caña, los abipones hacen trompetas militares” (Dobrizhoffer, 1784)


Six banded Armadillo Euphractus sexcinctus
Richard Lydekker. Life and Rocks. London: The Universal Press. 1894


FARMACOPEA POPULAR DE LOS ARMADILLOS

El caparazón y la cola son utilizadas para prácticas medicinales. Se tuestan y se muelen hasta quedar un polvo sutil, el cual es hervido en agua y se da de beber  a las mujeres “primerizas”, para aliviar las molestias del embarazo. 


Monardes N - 1574: Primera y segunda y tercera partes de la historia medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales, que sirven en medicina. Sevilla: Alonso Escrivano



"Tiene su virtud sólo en el huesso de la cola, el qual hecho polvos subtiles, y tomando dellos tanto como una cabeza de alfilel gordo, hecho una pelotica; y metiendolo en el oydo, aviendo dolor en él, , lo quita maravillosamente” (Monardes, 1574). En Corrientes (Argentina) para este mismo fin se introducía la punta de la cola en el oído cura el dolor.

El mismo polvo de caparazón mezclado con la grasa del animal, cura las várices; y  “bebido con agua tibia y zumo de limón, valen para despedir la piedra de la vejiga”  (Cobo).  Los abipones usaban el caparazón  que “medio quemado y molido, es muy eficaz para curar el lomo de los caballos con úlceras o peladuras” (Dobrizhoffer). 

La grasa se “aprovecha para los nervios encogidos y para resolver tumores duros” (Cobo). También es buena para  el “mal del aire”, afecciones musculares  y articulares, siempre y cuando se le coloque al enfermo una pulsera de cuero trenzado del mismo animal (araucanos). Los qom la utilizan para el dolor de oído y la sordera.

Para tratar lña parálisis facial se aplica el casquete frontal previamente calentado.

Muchos campesinos, se tratan el asma bebiendo sangre de armadillo recién degollado y para disimular el mal sabor lo pasan con un trago de aguardiente.

La infusión de las uñas disuelta en caldo o mate y suministrada tres viernes seguidos a los maridos salidores los hace dóciles y domésticos. (Corrientes)


Dasypus boliviensis
Notes sur les mammiféres des hauts plateaux de l'Amérique du Sud, par M. Neveu-Lemaire et G. Grandidier. Paris,Imprimerie nationale,1911


MITOLOGÍA DEL TATÚ

Para los tupíes la víbora antigua (ñandurié), el pequeño armadillo (tatú-í) y la perdiz roja (ynambu pytã) son los que originariamente ensuciaron la tierra de su dios creador, Ñamandu. Entonces el dios mandó un diluvio para limpiar la tierra y después encargó a otra divinidad, Pa-pa Miri, que repoblara la tierra. Este para abuela de la nueva tierra creó al tatú ai o tatú colorado.

Tatu- tunpa en la mitología chiriguana es el padre de los gemelos, el sol y la luna,  y se lo representa como un quirquincho grande.  Se cree que los tatúes tienen una muesca en la oreja que es la marca que les hace el “dueño del monte”, una especie de deidad que cuida a los animales silvestres y castiga su caza injustificada.

Entre los pueblos chaqueños (qom, wichis y chorotes) los tatúes participan de la lucha de los hombres contra las mujeres que descendían del cielo para robarles el alimento. Cuando el carancho les cortó la soga por donde bajaban, ellas cayeron al suelo quedando enterradas. El tatú cavó para desenterrarlas pero a una le arrancó un ojo con las uñas y de ella descienden todos los tuertos y ciegos. Otras versiones lo instalan como centinela en un episodio similar, pero las mujeres le agrietan el lomo a garrotazos.

En los mitos wichis es el encargado de sacar de debajo de la tierra parejas de hombres y mujeres que luego poblaron el mundo. También introdujo la agricultura entre ellos, porque un día clavó su cola en la tierra y con el tiempo creció una planta de maíz. Aparece enfrentando al héroe Tokuaj, resistiendo sus golpes con el caparazón, y dándole muerte.

Gracias a su astucia, el tatú pudo vengarse del yaguareté que le había comido los hijos. Quejándose de dolor de estómago le pidió al felino que se lo sacara por succión (una técnica habitual en los chamanes) y, cuando el yaguareté lo  intentaba, el tatú se cerró atrapándole el hocico y asfixiándolo.

Entre los chorotes el zorro lo hace caer desde un árbol y el armadillo se rompe el lomo, que luego el mismo zorro remienda con tientos haciéndole un caparazón.

Los tehuelches creían que el quirquincho era el dueño del fuego, que escatimaba a los demás, y por eso el héroe Elal lo sacó de al lado del fogón y le tajeó el caparazón con el cuchillo, marcándoselo por siempre.

Los mapuches explican que el animal empezó a vivir en cuevas cuando el zorro lo persiguió y el quirquincho, que no podía sacarle ventaja, se detuvo a cavar mientras lo entretenía diciendo que iba a buscar a sus antepasados y a sus perros que vivían bajo tierra.

Six-banded Armadillo
Acuarela de Frans Post (1637-1644). Noord-Hollands Archief, Haarlem



CUENTOS DEL PELUDO

“No debe llamarnos la atención que los gauchos, agudos observadores de la naturaleza como son, hayan hecho de esta especie el protagonista de muchos de sus relatos  …  representándolo como una criatura versátil, excesivamente rica de argumentos y engañando a su gran amigo el zorro” (Hudson).  En efecto, el peludo participa en muchos relatos del ciclo del zorro y con diferentes modalidades se repiten por toda la geografía de la Argentina. Como en el folklore europeo, de donde seguramente derivan estos cuentos, el zorro burlador del tigre o el yaguareté, es a su vez burlado por animales más pequeños y débiles, como el quirquincho o peludo.

Uno de los temas más conocidos es el de “los enlazadores”, donde un zorro y un peludo se asocian para conseguir potros o vaquillonas para comer. El peludo enlaza un potro y luego se mete en su cueva que como tiene muchas vueltas le permite anclarse ahí y aguantar el tirón del lazo. Así descogota al potro y disfrutan de su carne durante varios días. Cuando le toca el turno al zorro, como su cueva es recta y no tiene uñas como para clavarse en la tierra, el tirón del potro lo saca de la cueva y es arrastrado muriendo ante las burlas del peludo. Con distintas variantes este cuento se repite desde la zona mapuche hasta el noroeste y el litoral argentino, en algunas de ellas  el zorro es reemplazado por un carancho.


En “los socios”, el zorro y el quirquincho se asocian para trabajar una chacra. Primero el quirquincho proponer repartir la cosecha de modo de quedarse él con lo que crece bajo tierra, y el zorro con lo que está por encima. Como siembran papas gana el quirquincho y el zorro se queja. Entonces invierten el trato pero como sembraron trigo, volvió a ganar el tatú. Finalmente el zorro propone quedarse con lo de arriba y lo de abajo y dejarle lo del medio al quirquincho, pero esta vez siembran  maíz y el quirquincho se lleva los choclos y el zorro sólo penachos y  raíces, con lo cual se deshizo la sociedad.

En el tema “los meleros” se asocian para buscar miel, el zorro encuentra primero un panal pero se come la miel él solo. El peludo se venga enroscándose en la rama de un árbol como si fuera un panal para engañar al zorro, el cual cuando lo tantea con un palo, recibe una carga de heces encima.


Peludo en El Chaltén
                 Foto de Clara Mouchard


En el argumento del “robo del pan”, el peludo se hace el muerto para robar pan u otro alimento a una mujer que pasa por el camino, que lo levanta y lo pone en su cesta de donde come y le pasa pan al zorro. Cuando el zorro quiere imitarlo, resulta apaleado por la mujer o corrido por sus perros.


Hijuay pucha quirquincho
Carita de piedra poma,
Yo le ‘i decir al zorrito
Que ande te vea te coma



Quirquincho
                Obra de Bon Core



En una leyenda quechua se explica el diseño del caparazón. Un quirquincho, buen tejedor, empieza a hacerse un poncho tejiendo con hilo fino, pero como le avisan de una próxima fiesta empieza a tejer más grueso para terminar pronto, luego al enterarse que la fiesta ya había pasado, sigue con el hilado fino. Pero como al ocuparse en tejer descuidó a su familia necesitada, es castigado cuando al ponerse el poncho este se le adhiere al cuerpo formando un caparazón, que ya no podrá sacarse jamás.
En las coplas criollas el quirquincho, animal manso y tranquilo, que al decir de Oviedo “no hace mal”,  actúa muchas veces como juez de paz:

Cuando estaba por morir
Un desdichado pilpinto
Para hacer su testamento
Hizo llamara al quirquincho



COPLAS Y CANCIONES


Si mi pecho fuera loma
y vos fueras y peludiases,
no hallarías más peludo
que el peludo que agarrases.
(Buenos Aires y Córdoba)

En esta copla se hace un juego de palabras con peludo, como sinónimo de borrachera (agarrarse un peludo = emborracharse). Sin embargo este peludo es un eufemismo por pedo, borrachera.



Arriba de aquel quebracho
estaba un peludo colí,
se cayó' el quebracho
y allá va el añamebuí.
(Catamarca).


El Peludo Valentín

Lo vieron cerca de Doblas,
Anduvo por Macachín,
Siempre buscando tesoros
El peludo Valentín.
Tiene cueva de dos pisos
Es pocero y albañil,
Mira La Pampa de abajo,
Vive junto a su raíz.
Él conoce penas indias
Enterradas por allí.
A la hora de los grillos
Prende su viejo candil;
Frente al espejo de charco
se peina para salir.
Cuando la luna de Hidalgo
Se vuelve chispa de sal,
Su sombrita de prehistoria
Cruza la noche y se va;
Gliptodonte de juguete
Se pierde en el pajonal.
Perfume de alfalfa y cardo
Collares de piquillín,
En una puerta del monte,
Ella espera a Valentín.

Letra: Marcelino Catrón
Música: Gerardo "Lalo" Molina.



Le Encoubert


NOMBRES DEL PELUDO

Tatú pecho amarillo, Tatú peludo, Quirquincho grande, Pichi peludo, Basurero, Pirco (Catamarca).
Para los autores franceses es el Tatou velu, y para los de habla inglesa,  Large hairy Armadillo.
Walakato (weenhayek),  taturakapeyu (guaraní), Tatu poju´i (guaraní) pajotague (aaoreo).
Sinit (mocoví), napam (qom), che?no (wichi).

Kofür (mapudungún, pampa). También usan naunau para el piche patagónico y que origina el topónimo naunau-co = aguada del piche, un paraje en el departamento Ñorquín, Neuquén.

En aymara el nombre de los armadillos es kirkichu, que aplican a un animal “como tortuga”  y que dio el español quirquincho. Quizás de kiru = diente y chu = negación. Creían los aborígenes que colgándolo de la puerta de la casa los ladrones devolvían todo lo robado por miedo que su cara se llenara de apostillas pareciéndose al caparazón del animal. Por eso a las personas con granos en la cara le decían kirkichu ajanuni. Es curiosa esta asociación de los armadillos con lesiones de la piel ya que la ciencia médica ha comprobado que estos animales son los únicos además del humano que pueden infectarse naturalmente con el bacilo de la lepra.

“Al armadillo o quirquincho, lo emplean para ejercitar sus venganzas, derramando sobre su escamosa concha azufre molido, combinando con los cabellos, o suciedad pertenecientes al individuo que tratan de hacer daño; cuyo rostro y cuerpo, dicen que, desde ese momento, se cubren de granos y aun de escoriaciones” (Paris Día, 1920).


“Las manos gruesas y cuerudas como cascarón de peludo”.
Don Segundo Sombra, Ricardo Güiraldes





PELUDOS FAMOSOS

Al presidente Hipólito Yrigoyen, que gobernó durante dos períodos la República Argentina, le decían el Peludo, porque gustaba de vivir aislado, en su “cueva”, hablaba poco y tenía una postura algo encorvada, recordando similares características del animal.

Otro famoso, en este caso un lugar, es la loma del peludo, un sitio del que no sabemos bien dónde queda pero evidentemente es lejano y de difícil acceso, tanto que hay que peludiar para llegar. Se decía de las carretas que peludiaban en el barro por los agujeros que formaban en el barrial, como un peludo cavando su cueva.

El peludo de regalo, es otro conocido que aparece en el dicho “cayó como peludo de regalo”. Se aplica al que aparece inesperadamente en una casa, en una reunión, en un momento inoportuno, dando al anfitrión un trabajo inesperado, como cuando nos regalan un peludo y es necesario cebarlo y prepararlo antes de comerlo, gastando tiempo y esfuerzo.


Alex Mouchard

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Smith P -2008- Chaetophractus villosus - FAUNA Paraguay Handbook of the Mammals of Paraguay 11


Vidal de Battini BE - 1980 - Cuentos y leyendas populares de la Argentina. Tomo I. Ediciones Culturales Argentinas: Buenos Aires.

EL VENCEJO DE COLLAR (Streptoprocne zonaris), EL PREDICADOR Y LAS FANTÁSTICAS GOWRIES

    Este huésped del verano, el pequeño vencejo que vive en los templos, testimonia aquí, junto a su amada mansión, que el aliento del cie...