"Cuando se hace la historia de un animal, es inútil e imposible tratar de elegir entre el oficio del naturalista y el del compilador: es necesario recoger en una única forma del saber todo lo que ha sido visto y oído, todo lo que ha sido relatado por la naturaleza o por los hombres, por el lenguaje del mundo, de las tradiciones o de los poetas".

Michel Foucault-Las palabras y las cosas


jueves, 1 de marzo de 2018

EL TAPIR (Tapirus terrestris) Y LAS CULTURAS ORIGINARIAS


      
      


Árbol tokori con cuyas hojas nosotros, los hekura pintamos nuestros cuerpos. Tu, gran tapir blanco, gran tapir plateado oculto por el crepúsculo. Árbol tokori, tus tiernas hojas caen como gotas en el agua, tu boca está cerrada con blanco plumón, tu boca con blanco plumón abierta soplando el viento.
       Invocación de los chamanes yanomami al practicar curaciones     
       Tokori: Árbol donde acuden a rascarse los tapires.
            Hekura: Espíritus benefactores de la selva.


von Schrebe, JCD - 1855 - Die Säugthiere in Abbildungen nach der Natur. Erlangen

      
      
                          LOS MITOS DEL TAPIR
      
       El tapir estaba presente en la cosmología de los tupí-guaraníes pues llamaban a la Vía Láctea, “Mboreví Rapé”, es decir el camino del tapir, porque su forma sinuosa les parecía el sendero por el que estos animales concurrían a los arroyos y barreros. Para ellos era el camino que conducía al paraíso o Yvaga donde moraban sus antepasados. Una parcialidad de esa etnia que vive en la sierra del Urubu Branco (Mato Grosso) se denominan Tapirapé, es decir “los que siguieron el camino del tapir”. Por otro lado los chiriguanos (tupí guaraníes de Bolivia) reconocían en nuestra constelación de Sagitario al “morévinayiki” o cerco del tapir, y afirman que allí el moreví-tumpa (Dios Tapir)  junta gente para trabajar en su chacra “para que no entre gusano” (Lehmann-Nitsche, 1924).


Tapires
Litografía de Louis Prang, en Animate creation. Wood, J. G. New York,S. Hess[c1885]

      
       Pero veamos cómo fue creado el mbore según los guaraníes. Ñanderú fue a la selva donde escuchó un sonido “¡Cha!”, se acercó y vio un gran gusano. Decidió construirle un chiquero y lo dejó adentro. Después de mucho tiempo Ñanderú volvió y vio que al gusano le habían crecido patas. Volvió a su casa y tras otro lapso regresó y ya encontró al tapir totalmente formado. Por eso dicen que el Mbore es producto del gusano del higuerón o waa-poy (Ficus luschnathiana) (Bareiro Saguier, 2004).
      
       Los mayas relacionaban al tapir con el inframundo por ser un animal nocturno, pero también con la potencia sexual y la fertilidad. Creían que los dioses habían creado a los humanos mezclando harina de maíz con sangre de serpiente y de tapir, por lo cual estos animales eran sagrados y estaban vedados su caza y su uso como animales de carga.  Algo similar cuentan los wichi cuando la vieja Wakank puso sangre de tapir en unas ollas y las tapó. Al otro día, al destaparlas, se habían formado gentes de diversas tribus. Los mayas permitían el uso ritual del tapir en sacrificios y en la fabricación de algunos objetos rituales como cucharas de hueso con las que tomaban el polvo de coca. Sin embargo fue muy poco representado en el arte maya, sólo unas pocas estatuillas se han encontrado en Guatemala y Belize.


Cerámica maya representando un tapir
Spence, Lewis –1913- The Myths of Mexico and Peru. New York, T. Y. Crowell Company.

      
       Los incas mantenían un culto especial para el tapir con sacrificios de estos animales, poco comunes para ellos, y tenían un ídolo especial que los representaba, Guagra Yanu. Al llegar los españoles, a diferencia de lo ocurrido con otros cultos, no prohibieron el del tapir, porque estaban interesados en los aspectos curativos del amimal.


Cerámica en forma de pie de tapir (Ayacucho, Perú)
Gade, Daniel W –1999- Nature and Culture in the Andes. Univ of Wisconsin Press.

      
       Las primeras mujeres xingú (Brasil) viajaban en grupo, teniendo relaciones sexuales con distintos animales de la selva. Al encontrar un tapir le preguntaron por el camino hacia la aldea. El tapir aceptó guiarlas a cambio de tener sexo con una de ellas, que terminó muriendo desgarrada debido al gran tamaño del pene del animal. Los qom relatan un resultado similar del encuentro entre un tapir y una mujer- cigüeña. En la cosmogonía xingú se explica así la formación de las estrellas: Los niños subían a un árbol de jenipapo a comer los frutos maduros. Un día se acercó un tapir que les pidió fruta. Ellos le lanzaron los frutos, pero como comía insaciablemente, empezaron a tirarle cáscaras vacías por lo cual el tapir se enojó y, cuando los niños bajaron, los mató y los enterró a pisotones. Después de un tiempo algunos de ellos salieron a la superficie en forma de mandioca y de seres humanos. Siguieron el rastro dejado por los excrementos del tapir hasta que lo hallaron dormido. Lo mataron a golpes, lo asaron y se lo comieron. Entonces subieron al cielo y formaron un cúmulo de estrellas (Villas Boas, 1993).


Vasija en forma de tapir (Tainos)
http://www.latinamericanstudies.org/taino/animal-effigy-vessels.htm

      
       En los relatos yanomami (Venezuela) el tapir es muerto por un personaje que lleva el cadáver a la aldea. Al repartir la comida le ofrece a su hermano menor, Feifeiyomi, el páncreas. Éste, disgustado, arroja el páncreas al cielo donde se transforma en Trueno, el amo de los more (frutos). A su vez,  Feifeiyomi se transforma en pájaro y a la vez en yerno de Trueno. Ambos viven en el refugio de las almas.
      
       Entre los tukanos (Vaupés, Colombia) no  deben comer carne de tapir los niños, las mujeres preñadas y lactantes, igualmente para el padre de un recién nacido es tabú comer carne de tapir pues su hijo contraería enfermedades de la piel. El motivo es que lo consideran un viejo (bege) de la selva, quizás relacionado a los antiguos habitantes arawak que encontraron al llegar al Vaupés y a los que llamaron behkára, el pueblo-tapir. Para otros pueblos, comer su carne puede tener un valor ritual. Los cashibo (Amazonia peruana) crían un tapir que está destinado a ser consumido en una gran celebración donde se reúnen varios grupos. La familia que lo crió entona cánticos y lamentos como si se tratara de una persona muerta, aunque el sacrificio en sí no tiene para ellos ningún valor religioso (Descola, 2013).
      
       En algunas ceremonias tribales el tapir participaba de diferentes maneras. Por ejemplo, los chiriguano-chané practicaban una danza ritual representando la lucha entre el yaguareté y el tapir donde los danzantes usaban máscaras con la figura de esos animales. La danza terminaba generalmente con la victoria del felino. El explorador William Bates asistió a la fiesta de San Juan, en Ega (Amazonas): “Un tipo ingenioso dispuso una vieja pieza de tela dándole la forma de un tapir, se colocó bajo la misma, e iba por ahí en cuatro patas. Construyó una nariz elástica semejando la del  tapir, y delante de las casas de los principales pobladores, hizo una imitación del animal pastando, tan buena, que muchas risas lo festejaron dondequiera que fuera”.




Máscara de wärime
http://despiertabretusojos.blogspot.com.ar/2012/10/la-ceremonia-piaroa-del-warime.html

      
       Por su parte, los Piaroa del Orinoco realizan la celebración del wärime que conmemora la creación del Mundo. Sus personajes son Ojwoda’e, el tapir-anaconda, la madre ancestral; Buoka, el venado, su hijo, el que bebió el jugo del conocimiento del árbol sagrado Kareru y que de su ojo derecho creó a su hermano: Wajari Ojwo, el tapir, creador de los hombres, cuya voz es el trueno. Para este pueblo el danto o tapir es el “Padre de los frutos de la selva”, y por ser además Wajari, su creador, le dedican muchos cantos sagrados o meñé. Wajari cometió incesto con su hermana Tchejeru,  engendrando a los pecaríes, y por ese motivo se retiró avergonzado al cielo donde reaparece en cada amanecer.
      
      

Canto del danto de los Piaroa
      
“Wajari bebió jugo de dada, alucinógeno que predice el devenir, y
vio su propio futuro en la imagen del danto. Pero primero vio el recinto
sagrado de todos los animales, como el báquiro, el mono y otros
animales, en fin, todos los animales que él creó. Luego visitó también los
lugares donde conseguía los accesorios para sus ceremonias. Y también
vio dónde habría de encontrar la muerte. Y en la muerte se percibió
como un danto o tapir. Wajari vio que el espíritu del danto no permanece
mucho tiempo en la tierra. A él le pasará lo mismo que a los monos.
Los blancos lo matarán y se comerán su carne. Y vio que el grupo
inakwedya, seres antiguos que eran parte de los piaroa, o parte de
su sangre, se lo comerían. También vio a un hombre que lo mataba con
arco y flecha. Vio que también el tigre se lo comía. Y vio también a un
hombre que lo mataba con escopeta y a otro que lo mataba con lanza”.
      
       (Boglár, 2015)


      
      
      
Familia de tapires
Craig, H, ed. Johnson's household book of nature. New York [1880]



         
       Alfred Russel Wallace: escuchó de los indígenas de Nossa Senhora da Guía (São Gabriel da  Cachoeira,  Amazonas, Brasil)  lo siguiente: También me contaron un curioso relato sobre el tapir del que otros me han asegurado es falso. Dicen que el tapir tiene el capricho peculiar de dejar sus excrementos sólo en el agua, y que nunca los encuentran a éstos a no ser en riachuelos y corrientes, aunque el animal es tan grande y abundante que no podía dejar de ser visto en la selva. Si no puede encontrar agua, el animal hace una cesta con hojas y lo lleva hasta la corriente más cercana, en donde lo deposita. El relato de los indios dice que un tapir se encuentra con otro en el bosque llevando una cesta en la boca. « ¿Qué llevas en la cesta?», pregunta uno. «Fruta», respondió el otro. «Dame alguna»", dijo el primero. «No quiero», contestó el otro; entonces el primer tapir tiró la cesta de la boca del otro, se abrió ésta, y al ver el contenido ambos se dieron a la vez la vuelta, avergonzados de sí mismos, echaron a correr en direcciones opuestas y nunca volvieron a pisar ese lugar en toda su vida”.
      
       Los jabuti amazónicos tienen un relato en que un tapir tiene relaciones con una mujer de la aldea previo sacarse el cuero y dejarlo colgado de una rama. Muerto el galán por el marido despechado, queda su cuero allí colgado. Un joven de la tribu lo encuentra, se lo pone encima y se va a vivir al pueblo de los tapires donde encuentra a la mujer del tapir muerto, la que le propone acostarse con ella. Así lo hace, pero por el pequeño tamaño de su pene comparado con el del tapir, desilusiona totalmente a la hembra (Mindlin, 2005).  En muchos otros relatos (por ejemplo de los mundurucu, kayapo y otros) aparece el tapir como seductor de mujeres, que generalmente tienen el perfil de ser excesivamente eróticas, busca satisfacción en este animal tan bien dotado. Se trata de mujeres que cocinan, descuidando a sus maridos y a sus bebés que muchas veces se transforman en ave y huyen volando.  El tapir suele ser capturado y dado de comer a las mujeres y niños, pero a la adúltera le reservan el pene, que tiene gusto muy amargo. En algunos casos la mujer se transforma en pez, pero una vez pescada por los hombres vuelve a su forma humana (Lévi-Strauss, 1969).  Otras veces el tapir resulta burlado, como en un cuento wichi donde quiere robarle la mujer a la chuña. Se le lanza encima, pero el ave lo espera firme y, a pesar de la fortaleza del tapir, le da tal golpe de garrote en la cabeza que le levanta un chichón que aún hoy podemos ver en su testuz.



Gray, JE. On the tapiridae. Porceedings of the Zoological Society. 1873

      
       Los tukano también atribuyen al tapir un gran apetito sexual y capacidad fecundante, proveniente de su gusto por comer ciertos frutos afrodisíacos como el umarí (Paraqueiba paranensis). Como una invocación a ese poder, en el rito de iniciación femenino, las púberes son encerradas en una choza cubierta por  cueros de tapir. Una de las etnias tukano, los desana, tienen un relato donde su primer integrante sube al cielo para encontrarse con el Tapir, llamado Trueno por su voz, y hace un trato con él.  El arreglo consiste en entregarle a su hermana a cambio de una de las mujeres del Tapir-Trueno, pese al disgusto que éste tiene hacia los extraños. Tal vez este relato reproduce un  hecho histórico pues al llegar los tukano al Vaupés desplazaron a los arawak, sus antiguos habitantes y les robaron mujeres. En otros cuentos los tukano le roban al tapir su poderosa voz que queda reducia a un silbido y mientras el tapir los persigue ellos aprovechan a llevarse sus mujeres. Sin embargo, con el correr del tiempo los tukano fueron adquiriendo los mitos y costumbres de los arawak y terminaron por considerar al tapir como un viejo ancestro, un suegro. Por ello evitan cazarlo y si lo hacen tratan de obtener el permiso del “Dueño de los animales a través de un shamán. En la época en que madura el umarí, el tapir se acerca a esos lugares y la caza queda permitida, quizás por tratarse de la estación seca cuando la comida no abunda y los niños se mueren. Una vez obtenida la pieza le cortan la lengua para que no los delate ante sus parientes que podrían vengarse del cazador. La carne generalmente es ahumada para curarla y quitarle su esencia peligrosa.
      
      
      

LA MUERTE DEL TAPIR

De súbito um tremor correu todo o arvoredo:
E o que há pouco era calma, agora é movimento,
Treme, agita-se, acorda, e se lastima... O vento
Fala: 'Tapir! Tapir! é finda a tua raça!"
E em tudo a mesma voz misteriosa passa;
As árvores e o chão despertam, repetindo:
'Tapir! Tapir! Tapir! O teu poder é findo!"

Panóplias - A Morte de Tapir - Olavo Bilac

[De repente un temblor corrió por toda la arboleda:
y lo que hace poco era calma, ahora está en movimiento,
tiembla, se agita, se despierta, y se lastima ... El viento
habla: “¡Tapir! ¡Tapir! ¡Es el fin de tu raza!
Y por todo pasa la misma voz misteriosa;
los árboles y el suelo despiertan, repitiendo:
¡Tapir! ¡Tapir! ¡Tapir! ¡Tu poder ha terminado! ]
      
      


      
      
       
       Con respecto a la alimentación de estos animales, los kaingángues de Misiones cuentan lo siguiente: “Aprovechando la ceniza y el carbón, Kadjurukré hizo los tigres, diciéndoles «vayan a comer gente y caza» y los tigres se fueron rugiendo. Como ya no tenía más carbón para pintar, hizo los tapires, que pintó con ceniza, diciéndoles «vayan a a comer caza», pero como no habían salido con los oidos perfectos, no entendieron bien, y preguntaron de nuevo qué tenían que hacer; Kadjurukré, que ya estaba haciendo otra clase de animal, les gritó con mal modo: «vayan coman hojas y ramas de árboles»; esta vez oyeron bien y se fueron y he aquí por qué las antas solo comen hojas, ramitas de árboles y frutas (Ambrosetti, 1895). Pero los wichi dicen que fue Tókjuaj, su héroe,  quien viéndolo muy flaco le dio pasto, que el tapir no quiso comer, y finalmente logró que se alimentara de "ramas y tunas y toda rama espinuda".
      
       El mismo pueblo explica así algunas características del tapir o iyela. Al principio tenía piel muy fina, pero de tanto transitar entre las tunas y clavarse las espinas se le fue poniendo gruesa. Tókjuaj quiso flecharlo pero las flechas no le entraban por lo cual le encajó una piedra en la boca y por eso ahora tiene la nariz y la boca grande (Terán, 1998). Tókjuaj  también enseñó a los wichis a perseguirlo con perros y ultimarlo con lanzas.  En una ocasión había tallado en madera un caballo dándole vida, para poder canjearlo por maíz. Otros quisieron imitarlo pero con tan poca habilidad que les salió un  tapir, un burro y la mula.


Tapires acechados por un yaguarete
Wood, JG.Trespassers. London,Seeley,Jackson and Halliday,1875.

      
       Los aguaruna, del Amazonas peruano, atribuyen el silbido del tapir a los siguientes hechos: Antiguamente el pájaro kúnkupi no sabía cantar, sólo silbaba, recibiendo la burla de las demás aves. Un día encontró a una sacahavaca (tapir) que tenía muy buena voz, y le pidió que le  enseñara a cantar. Sin embargo, por más que lo intentaba no lograba aprender. Finalmente le pidió al tapir cambiar el buen canto de éste por su silbido. El tapir aceptó y desde ese día el kúnkupi empezó a cantar muy bien y la sachavaca sólo sabe silbar.
      
      
MARIA LIONZA, DIOSA DE LA NATURALEZA VENEZOLANA
      
       María Lionza, es el personaje central de un culto que se practica en Venezuela, y el tapir aparece como su cabalgadura, ya que era un animal sagrado para muchas etnias indígenas.  Esta religión sincretista apareció a fines del siglo XIX y parece reunir ritos de los indígenas Caquetío and Jirajara, del África Occidental y del catolicismo, y reverencia a María Lionza o Yara como diosa de la naturaleza, del amor, de la paz, de la fortuna. Una de sus esculturas, obra del escultor Alejandro Colina se encuentra en Caracas, en la Autopista del Este.
      
      
http://www.diosuniversal.com/Leyendas/Maria-Lionza-la-creencia-de-un-pueblo


      
      
                            USOS DEL TAPIR
      
       Los indígenas chaqueños consideraban que la carne del tapir transmitía su fuerza y que por eso era buena para comer. La consumían asada al fuego o a las brasas, colocadas en pozos en la tierra que cubrían con ramas. También la secaban al sol para usarla como charqui. Además el cuero servía para confeccionar correas, riendas, calzados, látigos y cintos.  Uno de sus nombres en su lengua hace referencia a ello: mborebí, de mború, tiento, y bí, bueno, conveniente. Los guaraníes comían la carne cocida y molida en el plato denominado piracuí. Las pezuñas molidas se usaban en infusiones con distintas hierbas para tratar afecciones cardíacas, epilepsias y hemorragias.
      
      
       Afrima Alfred Wallace dice que “su carne es muy buena, se considera un alimento saludable, y se dice incluso que es un remedio para las fiebres intermitentes. Es un animal muy tímido, que deambula principalmente por la noche. Cuando un indio descubre un lugar en el que se alimenta, construye una plataforma entre los árboles, a unos ocho pies de altura, y se queda allí desde poco después del anochecer armado con una escopeta o con el arco y las flechas. Aunque es un animal pesado, el tapir camina con la ligereza de un gato y sólo se puede oír que se aproxima por el suave crujido de los arbustos; el más ligero sonido u olor lo alarma, por lo que el indio se queda quieto como si estuviera muerto durante horas, hasta que el animal se aproxima lo suficiente para dispararle, o hasta que al oler a su enemigo se va en otra dirección”.
      
      

No coloqueis nudos corredizos
en los parajes en que dejare mis huellas;
colocad, si,
fijad trampas mondé
en los sitios por donde he de pasar.

Canto guaraní


            
      
      
       Los nambikwara utilizan para cazarlo una flecha con la punta de bambú en forma de arpón, la cual le produce al animal una hemorragia, dado que la dosis de veneno que puede llevar la punta de una flecha común no podría llegar a matar fácilmente al animal (Lévi-Strauss, 1961). Los qom tenían la técnica de prender fuego al monte y luego esperaban a los tapires que huían,   matándolos con mazas de madera. Los botocudos “buscan rodear a las tropas de animales grandes, como los pecaris que llaman «hurra», y los tapires («hokhmereng»). Cuando tienen éxito, se apresuran a perforar los cuerpos de estos animales con tantas flechas como pueden, ya que estas flechas matan muy rápido, se comen hasta la piel del tapir y dejan solo los huesos más grandes” (Wied, 1821) .
      
      
       Wied (1821) observó también entre los indios camacan el uso de instrumentos musicales hechos con uñas de tapir atadas con cordones al cual llaman herenehedioca y que les servía para marcar el ritmo, dando un sonido muy fuerte al ser agitados. Los mismos manojos de uñas junto con dientes, aplicados en los extremos de un grueso cordón de algodón rojo, servían de distintivo a los jefes. Entre los tupí-kawahib las mujeres usan pulseras, tobilleras y cintos hechos con dientes de tapir a manera de cuentas.


Collar de dientes de tapir - Yanomami
American Museum of Natural History

      
       Con respecto a los petos de piel de tapir que confeccionaban, Martín Dobrizhoffer, señalaba: esta defensa se parece a una especie de dalmática, preparada con cuero de alce sin ablandarse, muy áspero por dentro y cubierto por fuera con piel de tigre. Abierto en el medio para que pueda pasar la cabeza, se extiende por ambos lados hasta el codo y la cintura, y es casi impenetrable a las flechas comunes, aunque no a las lanzas o proyectiles de plomo, pero muchas veces disminuyen y reprimen también la fuerza de éstas. Comenzaron a usar en el tórax un cinturón de un palmo de ancho hecho con el mismo cuero de alce”. Aquí alce se refiere al tapir y Giuseppe Jolis aclara la confusion con el gran ciervo del Hemisferio Norte (Alces alces) , cuyo nombre en alemán es “elan”, que es el nombre que La Condamine aplicó por analogía al tapir,  siendo seguido en el error por varios autores. Elan significa “miserable” y se le daba por sufrir a menudo del mal caduco o epilepsia, para liberarse del cual se rascaba la oreja con la uña de su propio pie izquierdo anterior.
      
       También Florian Paucke cuenta acerca del cuero de tapir: “Una vez un indio me trajo un látigo cortado en cinco correas de semejante cuero labrado a manera india y me dijo: —Ahí te traigo un azote para los niños malcriados de la aldea. Yo admiré el grosor del cuero que jamás había visto. Si bien lo acepté, no lo usé jamás, pues sólo con mostrar y exhibirlo hubiera podido mantener en la mejor disciplina a los niños porque tenía un aspecto muy homicida. Los qom elaboran con el cuero sogas y lazos pero dicen que no es conveniente usarlos para atar caballos porque éstos se hacen pesados como el tapir, perdiendo agilidad y velocidad.



Tapir
       Paucke, Florian –2010 (1748)- Hacia allá y para acá

      
       Entre los ayoreos se usaba un tipo de sandalia llamada paode, hechas de  cuero de tapir, que se sujetaban con cordones de garabatá. En su mitología el Tapir era el principal productor de miel, que entregaba a otro animal, antecesor de los hombres, fabricándola a partir de ventosidades o mediante una receta mágica.


Sandalia de cuero de tapir
Nordenskiöld, Erland –1910- Indianerleben, El Gran Chaco

      
      
       La crueldad de algunos pobladores los llevaba a veces a empezar a desollar al tapir aún vivo, lo que dio origen en el nordeste brasileño a la leyenda del Anta Esfolada. Se cuenta que un cazador obtuvo un anta y al darle el primer corte para desollarla, el animal se levantó de golpe y se internó en la selva donde se transformó en  una especie de bestia demoníaca que por las noches aterrorizaba a los pobladores con sus locas correrías, saltos y ronquidos.  El lugar pasó a a ser conocido como Anta Esfolada (Anta desollada) y tras muchos años de padecimiento, los habitantes llamaron a un sacerdote capuchino para exorcizar a la bestia.  El cura practicó sus rituales y mandó a levantar una cruz de madera de inharé, por lo cual el poblado pasó a llamarse Nova Cruz (Matto Grosso do Norte). Sin embargo el anta siguió haciendo incursiones por las capueras, asustando a los vaqueros (Cascudo, 2012).
      
       Otro uso curioso del tapir lo consigna Wied, para Minas Geraes (Brasil) “los terneros nunca se sacrifican, por lo tanto, para separar el queso, no se usa el cuajo de ternero sino el del joven anta (Tapirus), el de Tatú Carreta (Tatu gigante de Azara), el de ciervo o de cerdos”.


Cría de tapir
Gray, JE. On a young Tapir from Peruvian Amazons. Proceedings of the Zoological Society. 1872

      
      
       EL TAPIR MEDICINAL
      
       Según los guaraníes los bezoares del mborevi curaban el envenenamiento provocado por ofidios, arañas, escorpiones e insectos. Sobre estos bezoares decía el padre José Guevara: “Tiene dos buches, uno vulgar en que recibe el alimento, y otro particular lleno de palitos podridos. En este segundo se halla la piedra bezoar, tan estimada para el mal caduco y otras dolencias que se supone hallen remedio en su virtud.  Esta piedra bezoar (…) no tiene figura regular, ni determinada formación, a las veces se encuentran vacías por dentro, y esto sucede cuando la fábrica se cimienta en materia que es de fácil disolución. Otras veces estriba en algún palito o arena, que sirve de cimiento a la obra (…) Toda la virtud medicinal de los bezoares procede de las yerbas y palitos”.
      
      
      
       Los europeos transfirieron algunas creencias que tenían sobre el alce al tapir pues pensaban que sufría igualmente de epilepsia y se libraba de la misma rascándose la oreja con la uña de su propio pie izquierdo anterior. Vargas Machuca afirma que la uña de la mano izquierda dizen es buena para el coraçon, y Pedro Lozano agrega que otros dizen que de la mano es piptima admirable para el corazón, lo que reconociendo este bruto que es asaltado frecuentemenet del mal caduco, luego que se siente tocado de él, aplica dicha uña


Dijujo de Sally Barnard (fragmento)
Call Me Zena: A True Story Into the Unknown. AuthorHouse, 2008

      
       Por ello en lo relatos de los cronistas se da gran valor a los pies, uñas y bezoares del anta, que permitían prevenir y curar una enfermedad tan temida y asociada con el demonio como la epilepsia, llamada afecería, perlesía, mal caduco, gota coral o mal de corazón, pues en aquellas épocas atribuían la epilepsia a una dolencia cardíaca. Los españoles usaban amuletos de uñas de la gran bestia colgados del cuello o sujetos sobre el corazón. Aún hoy esos productos se usan en la medicina popular andina de los kallawaya, en Bolivia, incluyendo además huesos, dientes, trozos de cuero y sangre, para tratar el “sunqo nanay” o “mal de corazón” como llaman a la epilepsia.  Sus poderes se han extendido también hasta dar éxito en el amor o los negocios, como se cree en Ecuador.
      
       También para los guaraníes la  pezuña triturada servía para detener las hemorragias del parto y el mal del corazón; lo mismo que los bezoares o mborebí-itá (“piedra del tapir”).  Los qom utilizan su grasa para aliviar hematomas producto de golpes  fuertes.
      
      
Estatuilla de tapir hecha en madera de  palosangre (Brosimum rubescens),​  (Colombia)
http://tapirgallery.blogspot.com.ar/
      
       LOS DAÑOS DEL TAPIR
      
       Como vimos en la entrada anterior se considera al tapir como un animal inofensivo mientras no se le obstruya el paso o se lo acorrale.
      
      
    
 ¡El anta! exclamó Domingo, parándose, con el machete en la mano - ¡Cuidao, que viene!
       ¿Por qué? protesté ¿Qué puede hacer un manso tapir?
       (…)
       Momentos después se oyó un ruido de ramas que se abrían, acompañado de fuertes resoplidos, y vimos dos puntos luminosos en medio de una enorme mole que se nos venía encima. Nos levantamos como resortes y en dos saltos nos colocamos a los lados. El animal traía sus pequeñas orejas tiesas como las de un caballo atento y tenía los ojos fijos en el fuego. No se detuvo, en línea recta llegó al centro del fogón, y lo que allí sucedió fue más rápido que lo es su descripción. El calor lo enardeció; su pesado cuerpo saltaba con la ligereza de un venado; pisoteabael fuego con rabia ciega; arrojó al aire los elños encendidos en medio de un chisporroteo de luces de Bengala, y apenas iluminado por la mortecina luz rojiza de las brasas desparramadas por el suelo parecía una quimera ejecutrando una danza diabólica”.
      
       Selva Adentro – Germán de Laferrère
      
      


      
      
      
       Wied (1821) relata este suceso ocurrido a un indígena machacali: “Un tapir herido por los salvajes había pasado ante un joven, quien lo irritó más con una flecha, entonces el animal lo persiguió, lo apresó con los dientes y le desgarró todo el costado. La herida comenzaba en el medio del pecho y se extendía alrededor de la escápula hasta la espalda; había sido cosida, y la carne se había unido bien”. Los qom tenían muy en cuenta la fuerza de este animal. En uno de sus relatos un tapir enfrenta a un puma que le había robado una cría. Tras un tiempo lo encuentra en el agua y se le abalanza y termina ahogándolo. Y los indígenas de Misiones creían que transmitía su fuerza a las correas hechas con su cuero (Félix Coluccio).
      
       Por otro lado los portugueses atribuían las inflamaciones de los ojos a comer la carne del tapir.
      
      
      
      
     



“Bastaría que me vieran a la luz del día, bastaría que uno me tirase una piedra o un palo, y verían que soy un pobre, tímido, inofensivo, inerme, debilísimo tapir; y que mi trompa erguida, mis bramidos sordos, aquel disparar hacia mi enemigo atropellándolo todo, no son furor, sino miedo”.
      
       La Gran Bestia – Leonardo Castellani

      
      
      
       También el tapir podía ser muy dañino para los cultivos, como cuenta el padre Guevara: Tanto damnifica a los labradores, que lograrían pingües cosechas si no fuera por estos animales que las persiguen y talan. Como es animal tímido, no se atreven a aparecer delante del chacarero (…) pero acecha con infatigable vigilancia los movimientos del cuidador, y cuando conoce que está ausente, entra confiado en la sementera, se ceba en ella y en poco tiempo acaba con ella”.
      
       
Artesanía en relieve (Belize)
http://tapirgallery.blogspot.com.ar/
      
       LOS NOMBRES DEL TAPIR
      
Abipones (Argentina): Alalek
Achua-Shiwiar (Ecuador): Pamá, pamáu
Botocudos  (Brasil): Höckmereng
Cainguá (Guaraní puro): Tapiich, que  dio origen a tapir, tapira, tapyra, tapihire. Cuando los españoles        introdujeron a los bovinos, los indígenas le aplicaron este mismo nombre, por lo que surgió la variante “tapiiereté”: tapir verdadero (eté: propio) y también “tapiruzú” o  “tapiroissou”: tapir grande.
Camacans (Bahía, Brasil): Heré
Español / Portugués: Danta, anta, ent, ante, anto, anteburro (México), vaca mocha (Venezuela). Pinacho (Salta, Jujuy Argentina). Anta es una voz proveniente del árabe «lamt»: cuero grueso y resistente de antílope. 
Español: La gran bestia. Nombre aplicado anteriormente al alce
Galibi (Guayanas): Maypouri, manipuri
Ingais (Misiones, Argentina): kumbé guí, guí.
Kaingángue (Misiones, Argentina): Odjúr, odjoro.
Kiema: Manpurisch
Maconis (Brasil): Tía
Makushi (caribes - Roraima/Guyana): Waira, huarari
Malalis (Minas Geraes-Brasil): Amayeu
Maschacaris (Brasil): Tschaá
Matse (Perú Amazónico) : Neeishame  
Maya (ki’che): Nimá-tziiz (= gran coatí, al que se parece por su larga nariz), Tzíimin. 
México: Beori
Mbaya: Guaga
Mocovíes (Argentina): Alolyac
Nahuatl (Belize): Tlacaxolotl
Nambicuara (Matto Grosso, Rondonia – Brasil): Alúnsu
Pataxós (Brasil): Amakhy
Qom (Argentina): Shepegaqlo, Ioligac
Quechua (Perú): Huagra, ahuara, sachahuajra (= vaca silvestre). Sachavaca es un nombre mixto quechua/español que significa también vaca silvestre. 
Quechua (Santiago del Estero, Argentina): Pinchácu "que anda en las acequias".
Tukano (Vaupés, Colombia): Vehke.
Tupi-guaraní (Brasil, Paraguay, Argentina): Mborebí (de mború, tiento, y bí, bueno, conveniente, por la calidad de su cuero), boreví, mboreví hovih, mboré.
Uariari: Tamanakisch
Wichi (Chaco / Formosa): Iye’La.
      
      
      
      
      


Para los interesados en la imaginería del tapir recomiendo esta página de Facebook: Fundación preservadora de dibujos de tapir - @fpdddt - https://www.facebook.com/fpdddt/
      
       Junto con otras varias que hay sobre el terma, es una muestra del interés que aún hoy despierta el tapir en nuestras culturas urbanas y que esperemos ayude a salvarlo de la extinción.
       


      
      
      
      
      
       Alex Mouchard
      
]

      
       REFERENCIAS
      
       Ambrosetti, JB – 1895 – Los indios kaingángues de San Pedro (Misiones). Buenos Aires: Compañía Sudamericana de Billetes de Banco.
       Anónimo -1993- Los Pueblos Indios en Sus Mitos. Yanomami. 260 p. Editorial Abya Yala. 
       Bareiro Saguier, Rubén – 2004 - Literatura guaraní del Paraguay. Editorial Servilibro: Asunción.
       Bates, HW –1873-The Naturalist on the River Amazons.
       Blixen, Olaf -2013- Mitos antropogónicos de los indios sudamericanos. CIAFIC ediciones: Buenos Aires.
       Boglár, Lajos –2015- Cuentos y mitos de los piaroa. Fundación Editorial El perro y la rana: Caracas.
       Cascudo, Luis da Câmara -2012- Geografia dos Mitos Brasileiros. Global Editora: Sao Paulo.
       Castellani, Leonardo –1976– Camperas. Bichos y Personas. Biblioteca Dictio: Buenos Aires.
       Descola, Philippe –2013- Beyond Nature and Culture. University of Chicago Press.
       Dobrizhoffer M –1822 (1784)– An account of the Abipones, an equestrian people of Paraguay.  London: John Murray.
       Gade, Daniel W –1999- Nature and Culture in the Andes. Univ of Wisconsin Press.
       Guevara J –1836 (1752)- Historia del Paraguay: Rio de la Plata y Tucuman. Imprenta del Estado: Buenos-Aires
       http://pueblosoriginarios.com/
       https://es.wikipedia.org/
       Jolis, Giuseppe –1789– Saggio sulla Storia Naturale della Provincia del Gran Chaco. Faenza: Lodovico Genestri.
       Jordana Laguna, Jose Luis 2010- Cuando los animales hablaban. Pasacalle: Lima.
        La Condamine, CM de -1745- Voyage de la rivière des Amazones.
       Lehmann-Nitsche, R -1924- La Astronomía de los Chiriguanos. Revista del Museo de La Plata 28. Buenos Aires.
       Lévi-Strauss, Claude -1961– Tristes Tropiques. Criterion Books: New York.
        Lévi-Strauss, Claude –1969- Mythologiques, Volumen 1. University of Chicago Press, 387 páginas.
        Lizot, Jacques –1991- Tales of the Yanomami: Daily Life in the Venezuelan Forest. 196 p. Cambridge University Press.
       Lozano, Pedro -1733- Descripcion chorographica del terreno, rios arboles y animales del gran Chaco, Gualamba y de los ritos y costumbres de las naciones barbaras è infieles que le habitan. En Córdoba: en el colegio de la Asumpción, por Joseph Santos Baibàs.
       Medrano, C; Maidana, M y Gómez, C. –2011– Zoología Qom. Conocimientos tobas sobre el mundo animal. Santa Fe: Ediciones Biológica
       Mindlin, Betty y Rita da Costa García, Ana -2005-  Relatos eróticos indígenas. El Aleph Editores: Barcelona.
       Nordenskiöld, Erland 1910- Indianerleben, El Gran Chaco (Sudamerika).
       Paucke, Florian –2010 (1748)- Hacia allá y para acá. - 1a ed. - Santa Fe: Ministerio de Innovación y Cultura de la Provincia de Santa Fe.
       Richard, E. &  Juliá, JP -2005- Elementos de la ecobiologia del Tapir (Tapirus terrestris) para su manejo y conservación en Argentina. En: Richard, E. y F. Fontúrbel. 2005. Aportes al conocimiento del manejo de vida silvestre en Argentina y Bolivia. Materiales de Estudio para carreras de grado y postgrado. Escuela Militar de Ingeniería. La Paz, Bolivia.
       Saunders, Nicholas J. – 2013- Icons of Power: Feline Symbolism in the Americas. Routledge - 312 páginas
        Spence, Lewis –1913- The Myths of Mexico and Peru. New York, T. Y. Crowell Company.
    Terán, Buenaventura –1998- El ciclo de Tokjuaj: y otros mitos de los wichí. Ediciones Del Sol.
       Urton, Gary –1985-  Animal Myths and Metaphors in South America. University of Utah Press, 327 páginas.
       Vargas Machuca, Bernardo de -1599- Milicia y descripción de las Indias. En Madrid: en casa de Pedro Madrigal.
       Villas Boas, O y Villas Boas, C -1993- Los pueblos indios en sus mitos. 17. Xingu.  Abya-Yala: Quito.
       Wallace, Alfred Russel –1889- Travels on the Amazon and Rio Negro Ward, Lock.: London.
       Werness, Hope B. –2004- The Continuum Encyclopedia of Animal Symbolism in Art. A&C Black - 476 páginas
       Wied-Neuwied, Maximilien Prince de –1821– Voyage au Brésil, dans les années 1815, 1816 et 1817, Paris: Arthus Bertrand.



-
  

sábado, 17 de febrero de 2018

HISTORIA DEL TAPIR O ANTA (Tapirus terrestris): LA GRAN BESTIA LATINOAMERICANA

Harmer, S. F. & Shipley, A. E.  1895-1909. The Cambridge natural history. London,Macmillan & co. Ltd
  

“Amaneció en el río y lo crucé desnudo
y chorreando la aurora en todo el monte hendí.
Y era el sabor sombrío que da el cacao crudo
cuando al mascar lo muelen los dientes del tapir”.
El viaje. Carlos Pellicer Cámara

EL TAPIR Y LOS EUROPEOS

   Hace unos años transitaba con unos compañeros de aventuras por una senda de la selva, en el Parque Provincial Uruguaí (Misiones, Argentina). Nos dirigíamos hacia un “barrero”, una depresión donde se acumula barro salado, muy apetecido por los mamíferos silvestres. De pronto aparecieron unos puntos luminosos a la luz de las linternas y enseguida pudimos observar un gran animal que se dirigía hacia nosotros por la misma senda.  Rápidamente nos tuvimos que apartar para no ser atropellados por un tapir, el mayor mamífero terrestre sudamericano.  Este animal, obviamente,  ha llamado poderosamente la atención de las distintas culturas humanas que lo conocieron en su época de esplendor. Hoy, su presencia es cada vez más esquiva, y es un habitante vulnerable de los trópicos y subtrópicos americanos que bien merece que se relate su historia.

Tapir en un barrero de Uruguaí (Misiones)
Foto Alex Mouchard

     
      Uno de los primeros cronistas de Indias, Pedro Mártir de Anghiera en sus Décadas de Orbe Novo (1494-1530) aportó las primeras noticias sobre este animal que desconcertaba a los europeos: “Esta bestia, igual en tamaño a un buey, lleva trompa de elefante, pero no es un elefante; tiene el color de una vaca, pero no es para nada una vaca, uñas de caballo y no es un caballo, también tiene orejas de elefante, menos pendientes y más chicas, sin embargo mayores que las de otros animales”.  Del mismo modo lo calificaba el jesuita Pedro Lozano en el Chaco: “Es animal bien extraño, que siendo de una especie es semejante a muchas, o un monstruo natural compuesto de varias especies”.
     
      El cronista español, Gonzalo Fernandez de Oviedo (1555), relataba: “los pies de este animal son muy buen manjar y muy sabrosos, salvo que es menester que cuezan veinte y cuatro horas; pero pasadas éstas, es manjar para le dar a cualquiera que huelgue de comer una cosa de muy buen sabor y digestión; matan estos beoris con perros, y después que están asidos ha de socorrer el montero con mucha diligencia a alancear este animal antes que se entre en el agua, si por allí cerca la hay, porque después que se entra en el agua, se aprovecha de los perros y los mata a grandes bocados, y acaece llevar una pata con media espalda, que cercena de un bocado a un lebrel, y a otro quitarle un palmo o dos del pellejo, así como si lo desollasen; y yo he visto lo uno y lo otro, lo cual no hacen tan a su salvo fuera del agua. Hasta ahora los cueros de estos animales no los saben adobar, ni se aprovechan de ellos los cristianos, porque no los saben tratar; pero son tan gruesos o más que los del búfalo (…)  Estos animales se lamen muy a menudo las manos, como el oso, por alguna especial gusto que en ello hallan”.
     
     
      El médico y naturalista Francisco Hernández (1571) describió a la “Fiera de cara redonda” aclarando que era un animal raro y que vivía hacia la zona de Honduras. Pero parece haber combinado en uno al tapir y a un mono aullador: “La cabeza grande como la de un toro, cara alargada, orejas anchas, dientes terribles,  cara casi humana, de donde le viene el nombre”. En efecto el nombre nahuatl Tlacaxolotl, significa “hombre animal”.  “Le gusta el cacaoatl, el tlaolli quapachtli [maíz leonado] y de oriente y devasta los diversos campos y cultivos, y cuando no los encuentra come las hojas y frutos de los árboles. Su carne es comestible y tiene un sabor como el de los cuadrúpedos o el de las aves, no tiene miedo de los hombres y no sucumbe a las flechas, tan completamente es impenetrable su cuero. Por esta razón se lo captura en una fosa excavada bajo tierra, disimulada por encima cubriéndola con ramas y hojas, similar a la que hacen en la India, para los elefantes”. Bernardino de Sahagún (1540-1585) copia mayormente a Hernández pero agrega una curiosa información: “Cuando estercola, echa los cacaos enteros, casi una carga de ellos cada vez; andan los abitadores de aquella tierra a buscar su estiércol para coger el cacao que echa”.
     
      Poco después, a medidados del siglo XVI, el monje franciscano André de Thevet  llegó a Brasil como capellán de la flota de Nicolas Durand de Villegaignon, en un intento frustrado de conquistar la colonia portuguesa para la corona francesa.  Thevet se interesó por la naturaleza de la región y obtuvo información sobre este animal, incluyendo su nombre. “Se encuentran además allí, gran cantidad de bestias, llamadas Tapihires, buscados y recomendados a causa de su deformidad. También los salvajes [de la etnia paez o caribe] los persiguen, tanto para conseguir su carne que es muy sabrosa y sana, como por su piel, de la cual hacen escudos bien grandes, que usan y llevan a la guerra, debido a que son muy duros y fuertes, ya que con gran dificultad un tiro de ballesta los puede atravesar (…) Esta bestia es del tamaño de un asno , teniendo el cuello más grueso, y la cabeza como la de un toro, los dientes cortantes y agudos, pero no por ello se hace más peligroso al ser cazado, toda su defensa no consiste más que en la huída y a buscar la retirada, en la que corre mucho más rápido que el ciervo (…) tambien los pies hendidos, y córneos, y el pelo rojizo como el de una vaca. Lo que ha hecho que muchos de nosotros, estando allí, llamáramos al Tapihire, vaca salvaje”.
     
      El bucanero inglés William Dampier no pudo ver tapires en sus viajes pero obtuvo información de sus compañeros filibusteros en Honduras y el Darién. La denominaban vaca montesa y así se refería a ella, mezclando algún detalle propio del manatí: “Se encuentra siempre esta vaca en los bosques junto a algún gran río; se alimenta de una especie de hierba o musgo largo y suave, que crece en abundancia sobre la orilla de los ríos; pero ella no pasta jamás en las sabanas, ni en las pasturas donde hay buena hierba, como las otras vacas. Cuando está bien llena se acuesta a dormir junto a la orilla del rio, y al menor ruido se lanza al agua, donde se sumerge hasta el fondo, cualquiera sea la profundidad de agua que haya, y allí camina como si estuviera en tierra seca”.

     
La Vache Montagnarde
Dampier, 1723


      Desde su poderoso cargo de director de la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales, Joannes De Laet recopiló muchos datos sobre la naturaleza de Hispanoamérica. Así señalaba que en Verapaz (Guatemala) se encuentra el mayor de los cuadrúpedos “al que los bárbaros llaman Beori, y los españoles Dantam; animal no muy distinto a un novillo, aunque con patas más cortas (…) probóscide que sobresale péndula un palmo más alla del hueso [de la nariz], la cual, al enojarse, la levanta y abriendo la boca muestra los dientes (…) vive de pastos y hierbas silvestres; los indígenas bárbaros se alimentan de su carne, y recuerdan que el propio animal sabiamente se secciona las venas, porque cuando perciben que hay un mínimo de sangre  acumulada,  como cuando se golpean contra las rocas, se abren las venas de las patas y la sangre fluye”. 
     
     
      Posteriormente, en 1865, las poblaciones de tapires centroamericanas fueron separadas como una especie distinta: Tapirus bairdii, respecto del sudamericano (Tapirus terrestris).
     
      De Laet fue además el editor de la obra de George Marcgrave quien desde Pernambuco aportaba estos datos de un animal que los nativos de Brasil llamaban Tapiierete y los portugueses Anta: “Durante el día duerme mientras yace oculto en los bosques sombríos, durante la noche o temprano en la mañana sale para comer. Puede nadar muy bien. Se alimenta de pastos, caña de azúcar, coles, etc. Su carne se come, pero el sabor es ingrato”.
     
   
Tapiiereté
Marcgrave, 1648


     
      Hacia 1578 Jean de Léry realizó una expedición naval Brasil y describió en primer lugar los animales “buenos para comer”, comenzando por “uno que llaman Tapiroussu, la que tiene el pelo rojizo y bastante largo, y es casi del tamaño de una vaca, aunque no lleva cuernos (…) se podría decir que es mitad vaca y mitad asno”.  Refiere que los salvajes lo matan como a muchos otros, a flechazos, o lo capturan con trampas que le agarran las patas y otros aparatos que construyen con habilidad. Por lo demás estiman mucho a este animal a causa de su piel, ya que cuando lo desuellan, cortando en redondo el cuero del dorso, después que está bien seco, hacen escudos tan grandes como el fondo de un tonel mediano, los que le sirven para detener las flechas de sus enemigos cuando van a la guerra. Y de hecho esta piel así secada y utilizada, es tan dura que no creo que haya flecha por más derechamente que fuera lanzada que pueda atravesarla”.
     
      Léry llevaba dos de estos escudos a Francia como muestra, pero a causa de una hambruna que padecieron en alta mar, y una vez que se comieran los monos, loros y todo otro animal que llevaban, no le hicieron asco a los escudos asados al carbón. Con respecto a la carne de tapir, la considera tan buena como la de vaca y explica que los indios la cocinaban a la bucanera es decir sobre un fogón de palos llamado boucan. El príncipe de Wied observó en Brasil que los indígenas “comen la piel del Anta y todo el animal, dejando solo los huesos más grandes”.
     
      El jesuita Fernando Cardim (1625) indica que los Tapyretê “son las antas, de cuya piel se hacen las adargas; se parecen a las vacas y mucho más a las mulas, el rabo mide un dedo, no tienen cuernos, tienen una trompa de un palmo de largo que encoge y extiende. Nadan y sumergen mucho, mas al sumergir tocan fondo, y andando por él salen por otro lado. Hay gran cantidad de ellas en esta tierra”.



Tapir
Gervais, Paul. 1854-55. Histoire naturelle des mammifères. Paris, L. Curmer.

     
      Bernabé Cobo (1653) lo menciona para Venezuela con el nombre de Ancha: “Es de hechura de venado; susténtase en tierra y habita en el agua (…) Es de comer y tiene gusto de pescado; es muy duro de cocer; no se aparta mucho de las riberas de los ríos”.
     
      El jesuita Joseph Gumilla, explorador del Orinoco, a principios del siglo XVIII, relata cómo los achaguas cazaban a los antes: “Salen los antes del rio a comer paja tierna; los achaguas están sentados entre la misma paja, y saben remedar bien el eco del ante; al tal eco responde la anta (es lo que llamamos la gran bestia) [¿la hembra?] y ambos juntos vienen al reclamo del achagua; este dispara a cada uno su flecha de veneno llamado curare, y ambos caen muertos luego al punto”.  Atribuye a las pezuñas propiedades medicinales: “las uñas afamadas y tan apreciables, que vulgarmente se llaman las uñas de la gran bestia, por haberse experimentado admirables contra la gota coral [epilepsia], tomando de sus polvos, y colgando una de aquellas uñas al cuello de doliente”. Parece ser que estas uñas junto con las piedras bezoares se guardaban en el “ojo del boticario”, es decir con las cosas más preciadas de la botica, y se enviaban como regalo a los reyes, cardenales y nobles. Refiere también Gumilla cómo se libra el tapir del yaguareté, su principal predador en aquellos tiempos: “El tigre se esconde junto al pasto que ve trillado de los antes, salta encima del primero que pasa y le aferra con sus cuatro garras; si el paraje es limpio, perece el ante, pero si hay maleza cerca y arboleda, recae el daño sobre el tigre; porque corre furiosamente el ante, mete la cabeza por lo más escabroso de la selva con tal ímpetu y fuerza, que si el tigre no se ha desprendido antes, perece despedazado entre los palos y los abrojos”.
     
      Según este autor el bocado preferido del ante es la hierba llamada gamalote [¿camalote?], su “regalo especial”, y con respecto a su nombre dice: “En fin, ella se llama comúnmente la gran bestia. No sé por qué; tal vez será porque es un animal irregular, que viene a resultar de varias partes de otros animales, sin que el todo se parezca a alguno de ellos”. Como ya había observado Oviedo, el ante parecía defenderse bien cuando lo cazaban con perros: “Pues, ¿qué diré de sus dientes, y de la facilidad y destreza con que despelleja de alto abajo a los perros, cuando se ve rodeado y perseguido por ellos? El ante no deja su puesto por más que lo acometan, y es tal su habilidad, tenacidad de dientes y fuerza con que arroja al perro que acertó a morder, que quedándose con la mayor parte del cuero del perro, lo arroja bien lejos despellejado, y dando terribles aullidos, con lo cual huyen los otros perros, espantados de la desdicha de su compañero”.


     
Dibujo de Jan Velten. Amsterdam, ca.1700


      Aparentemente el primer tapir que se vio en Europa llegó a Amsterdam en 1704, donde se lo anunciaba como una atracción con el nombre de “Caballo marino” o “Equus aquaticus” y estaba expuesto en la posada De Witte Oliphant (El Elefante Blanco) en el Botermarkt (Mercado de la Manteca), que hoy es la plaza Rembrandt de esa ciudad. Se decía en los folletos que era bastante manso como para que el público lo tocara. El ilustrador Jan Velten fue a verlo y realizó varios dibujos interesantes.
     
Dibujo de Jan Velten. Amsterdam, ca.1700

Folleto promocionando la exhibición de un tapir

https://historiek.net/een-waterpaard-op-het-rembrandtplein-in-amsterdam-anno-1700/69256/
   
     
      Hacia mediados del siglo XVIII el conocimiento sobre esta especie se iba completando. El zoólogo Thomas Pennant afirmababa que “es un animal engañoso, con marcha vacilante y perezoso: hace una especie de ruido siseante. Estos animales son de naturaleza muy apacible, y capaces de ser muy amansados. En Guyana a veces son mantenidos y alimentados con otros animales domésticos en granjas (…) Reconocen a su dueño, que le trae la comida: toman todo lo que se les ofrece, y hurgan con su trompa por comida en los bolsillos de la gente. Su postura habitual es sentado sobre su grupa, como un perro”.
     
Le Tapir ou Mapouri
Buffon, 1782


      Dice Buffon, autor de una amplia recopilación sobre el tapir,  “el grito del macho es más agudo, más fuerte y más penetrante que el de la hembra”: es un “animal triste y tenebroso”, apegado a transitar por sus sendas habituales que no abandona por más obstáculo que se le ponga adelante. Así  un viajero le comentó que tuvo la mala suerte de colgar su hamaca atravesando la senda de un tapir: “Cerca de las nueve o diez de la noche, escuchó un gran ruido en el bosque, era un tapir que venía desde un lado, sólo tuvo tiempo de arrojarse de su hamaca y apretarse contra un árbol. El animal no se detuvo, hizo saltar la hamaca sobre las ramas y empujó al hombre contra el árbol; luego, sin apartarse de su senda, pasó por entre medio de unos pocos negros que dormían en el suelo junto a un gran fuego, sin hacerles ningún daño”.
     
Le Tapir
Buffon, 1835


      “Las hembras entran comúnmente en celo en el mes de noviembre o diciembre, cada macho sigue a una hembra, y es el único momento en que vemos dos de estos animales juntos. Cuando dos machos se encuentran detrás de la misma hembra, luchan y se hieren cruelmente. Cuando la hembra está preñada, el macho la abandona y la deja ir sola; la gestacion dura 10 a 11 meses, porque se ven crías en el mes de septiembre. Para parir, la hembra elige siempre un lugar elevado y con suelo  seco”.
     
      
Le Tapir
Buffon, 1769
     

      “Este animal está bien lejos de ser anfibio, como han dicho alghunos naturalistas, vive continuamente en tierra, y constantemente gusta refugiarse en las colinas, y en los lugares más secos. Es cierto que frecuenta los luigares pantanosos, pero es para buscar alimento, y porque ahí encuentra más hojas y hierbas que en los terrenos elevados. Como se ensucia mucho en los lugares pantanosos y ama la limpieza, todas las mañanas y todas las tardes acude a nadar en algún rio o a lavarse en alguna laguna (…) Cuando es perseguido por los perros, corre también hacia algun rio que atraviesa prontamente  para intentar sustraerse a su persecución”.  Pero a pesar de que nada y bucea “no tiene la facultad de permanecer bajo el agua más tiempo que cualquier otro animal terrestre, y así se lo ve a cada momento sacar la trompa afuera para respirar”.
     
      Aclara Buffon que “no come pescado” sino “los retoños y brotes tiernos, y sobre todo los frutos caídos de los árboles (…) Este animal muy solitario es sumamente tranquilo y hasta tímido: no hay casos de que haya buscado defenderse de los hombres; pero no es igual con los perros, de los que se defiende muy bien, sobre todo cuando está herido, y a menudo los mata, ya sea a mordiscos, o bien pisoteándolos”.

The long-nosed Tapir
William Bingley. Animal Biography. Rivington, 1824

     
      El Dr. Bajon, médico del rey en Cayena, en 1774, crió uno desde cachorro, el cual le tomó muho afecto. “Lo distinguía perfectamente entre varias personas; lo seguía como un perro sigue a su dueño, y parecía que le agradaban mucho las caricias que le hacían  y le lamía las manos; además se iba solo a pasear por la selva, a veces bastante lejos, pero no dejaba de volver todas las tardes a la misma hora. Se vio a otro igualmente domesticado pasearse por las calles de Cayena, ir al campo en total libertad y retornar cada noche; sin embargo cuando lo quisieron embarcar para llevarlo a Europa, una vez abordo no se lo pudo retener; rompió las fuertes sogas con las que lo habían atado, se lanzó al agua, ganó la orilla a nado y se metió en un manglar, a distancia bastante grande de la ciudad; se lo creyó perdido, pero esa misma noche volvió a la hora acostumbrada” (Buffon).  Pero este pobre tapir terminó mal porque nuevamente embarcado volvió a soltarse en el barco y se lanzó al mar en medio del viaje a Francia. Los dibujos de la obra de Buffon que incluimos aquí parecerían ser hechos a partir de un ejemplar “que nos enviaron de América, un tapir o maïpouri vivo, [que] soportó bien el mar y habiendo llegado a veinte leguas de Paris, de golpe se enfermó y murió”. Buffon lo envió a disecar: “El Sr. Sève, nuestro dibujante, que ve muy bien, también estuvo allí”.
     
      La clasificación correcta del tapir no resultaba fácil. Algunos autores como Pierre Barrère lo consideraban emparentado con el cerdo (Sus aquaticus multisulcus)  y de Léry, como vimos, creía que era una mezcla de vaca y asno. En 1758 Carl Linné le otorgó finalmente a este “animal dudoso” un nombre científico, Hippopotamus terrestris, creyéndolo emparentado con el gran mamífero africano, pero reconociendo con el nombre específico que pasa más tiempo en tierra que en agua. Sin embargo, como aclaraba Buffon y ya lo sospechaba Dampier, eran bien diferentes porque si bien  “algunos de sus hábitos, que tiene en común con el hipopótamo, han hecho creer a algunos naturalistas que eran del mismo género, difiere tanto por su naturaleza, como está alejado por el clima”.  Finalmente Mathurin Brisson en 1762, lo ubicó en un género propio, Tapirus.

Tapires
Cabrera A & Yepes J -1960 - Mamíferos Sud-Americanos. Buenos Aires: EDIAR.

     
      Félix de Azara conoció al mboreví (como lo denominaban los guaraníes) en Paraguay, aunque no era abundante allí: “Va solo y tal qual vez con la amada; duerme de día en las mayores espesuras, y sale de noche a comer pasto, sandías y calabazas. Cogido joven, se domestica desde el primer día; anda toda la casa casi sin salir, aún después de adulto; cualquiera le rasca y manosea, sin que por esto prefiera ni obedezca a nadie (…) No muerde, y si le incomodan da un silbido delgado no correspondiente al cuerpo (…) Come carne cruda y cocida, todo pasto, y lo que encuentra, sin excluir los trapos de lana, lienzo o seda; de forma que parece más glotón que el Puerco (…) Aseguran que algunos individuos tienen piedra bezoar con la misma virtud de las orientales; y a sus uñas, tomadas en polvo, atribuyen la virtud de curar la alferecía  [epilepsia]”.
     
      La crin del tapir entusiasmó al famoso etnólogo y explorador alemán Karl von den Steinen: “La melena corta y rígida es de muy buen aspecto, pareciéndose a la de los caballos de los dioses griegos”. Más prosaico, Isidore Geoffroy Saint-Hilaire promovía su domesticación como animal de granja: “El tapir sería útil de dos formas al hombre: su carne especialmente cuando se la mejore con la dieta apropiada, proveerá un alimento completo y a la vez agradable; y como es mucho mayor que el cerdo, el tapir será de gran utilidad como bestia de carga a los habitantes del sur de Europa, y tras un tiempo, a los de los países más fríos”. Pero ello no ocurrió y el tapir sufrió una presión de caza que lo llevó a la situación vulnerable actual.
     
      El viajero alemán Johann Rengger realizó en Paraguay algunas observaciones interesantes sobre este animal: “Es de los mamíferos que he descrito hasta ahora, el primero que, además de su alimento habitual, como ha observado Azara, disfruta de varios tipos de sal, sin duda como digestivo. Se encuentra en todas las zonas bajas de Paraguay, donde la tierra contiene carbonatos, sulfato y nitratos. En tiempo seco, estas sales a veces florecen en capas muy finas en la superficie del suelo; pero cuando caen la lluvia o el rocío, desaparecen de nuevo. El tapir busca de vez en cuando estos lugares, que se llaman en Paraguay barreros, y lame la tierra impregnada de sal (…) Hacia el invierno, los dos sexos se buscan, y luego viven en parejas durante varias semanas. En este momento, uno oye el único sonido que emiten, y que es similar a un silbido prolongado, a menudo repetido (…) Además de los humanos, el jaguar puede ser el único enemigo que un tapir adulto tiene que temer. Los individuos jóvenes, por otro lado, y los lactantes, a menudo son presa del puma y de las grandes serpientes de agua”.

Anta
Brehms Tierleben. Leipzig; Bibliographisches Institut,1890-1893.

     
      Ya a mediados del siglo XX, el naturalista Andrés Giai, aporta algunos datos sobre el tapir en Misiones (Argentina). “Donde no se la persigue el anta es el animal más confiado de los que frecuentan los arroyos. En repetidas oportunidades hemos pasado en canoa a dos o tres metros de su situación., sin que reaccionaran de otra manera más que mirándonos con curiosidad o simplemente ignorándonos (…) En cambio, las que ya conocen los efectos del plomo, son muy avisadas; al aproximárseles, si están en la barranca huyen velozmente y con gran estrépito bosque adentro”. Al decir de Lugones, “como una bala de cañón”. Menciona también Giai que tienen “la extraña costumbre de engullir piedras brillantes, por lo general cuarzo, que encuentran entre los cantos rodados de las playas y correderas; probablemente estos guijarros, como los que ingieren ciertas aves, tienen la misión de contribuir al proceso digestivo”. A pesar de la agilidad que muestra, en el Chaco se lo consideraba lerdo y pesado, y se creía “nunca se echaba porque después no podía levantarse y que por eso dormía de pie apoyando su cuerpo contra un tronco”.

Alex Mouchard

En nuestra próxima entrega veremos algunos aspectos culturales y la relación del tapir con los pueblos originarios.

Ë

REFERENCIAS

Azara, Félix de. 1802. Apuntamientos para la Historia Natural de los Quadrúpedos del Paragüay. 2 tomos. Madrid: en la imprenta de la Viuda de Ibarra.

Barrère, Pierre, 1749. Essai sur l'histoire naturelle de la France Equinoxiale. A Paris, chez la veuve Piget.

Brisson, Mathurin-Jacques, 1762.   Regnum animale in classes IX. distributum, sive, Synopsis methodica. Lugduni Batavorum, apud Theodorum Haak.

Cardim, Fernando. 1925 (1625).  Tratado da Terra e Gente do Brasil. Rio de Janeiro: J. Leite & Cia.
 
Cobo, Bernabé. 1891 (1653).  Historia del Nuevo Mundo.  Tomo II. Sevilla: Imp. De E. Rasco.

Dampier, William & al. 1723. Nouveau voyage autour du monde. A Rouen, chez Jean-Baptiste Machuel, ruë Etoupée.

de Laet, Johannes : &  Dusent, Cornelis Claessen. 1633. Nouus orbis seu Descriptionis Indiae occidentalis libri 18. Authore Ioanne de Laet Antuerp. novis tabulis geographicis et variis animantium, plantarum fructuumque iconibus illustrati. 608 p, Antuerp: apud Elzevirios.

Fernández de Oviedo y Valdés, Gonzalo. 1851 (1555). Historia General y Natural de las Indias. Madrid: Imprenta de la Real Academia de la Historia.

Giai, Andrés G. 1976. Vida de un naturalista en Misiones. Buenos Aires: Editorial Albatros.

Gumilla, Joseph. 1745. El Orinoco ilustrado, y defendido: historia natural, civil, y geographica de este gran rio, y de sus caudalosas vertientes, Volumes 1-2. M. Aguilar.

Hernández, Francisco. 1651. Rerum Medicarum Novae Hispaniae Thesaurus. V. Mascardi. Roma.

http://www.biodiversitylibrary.org/

https://archive.org/

Leclerc, Comte de Buffon. 1769. Histoire Naturelle, Générale et Particulière avec la Description du Cabinet du Roi. Tome Onzième. A Paris, de l’Imprimerie Royale

Leclerc, Comte de Buffon. 1782. Histoire Naturelle Générale et Particulière, Supplément à l'Hiftoire des Animaux quadrupèdes, Tome Sixième. A Paris, de l’Imprimerie Royale

Léry, Jean de. 1578. Histoire d'un Voyage fait en la terre du Bresil, autrement dite Amerique. A La Rochelle, pour Antoine Chuppin.

Lozano, Pedro. 1733. Descripcion chorographica del terreno, rios arboles y animales ... del gran Chaco, Gualamba y de los ritos y costumbres de las ... naciones barbaras è infieles que le habitan. En Córdoba: en el colegio de la Asumpcion, por Joseph Santos Baibàs.


Marcgrave, George.1648. Historia Naturalis Brasiliae. Lugdun. Batavorum, apud Franciscus Hackium et Amstelodami apud Lud. Elzevirium. 

Pennant, Thomas, 1781. History of quadrupeds. 2ª ed. London: printed for B. White.

Rengerr, J. R. 1830. Naturgeschichte der Saugethiere von Paraguay. Basel, in der Schweighauserschen.

Roulin, M. -1835- Mémoire pour servir a l'Histoire du Tapir, et Description d'une Espèce nouvelle appartenant aux hautes Régions de la Cordillère des Andes. Mémoires présentés par divers savans a l'Académie Royale des Sciences, de l 'Institut de France. Paris, Bachelier.

Sahagún, Bernardino de.1829 (1540-1585). Historia general de las cosas de Nueva España. México: Imprenta del ciudadano Alejandro Valdés, calle de Santo Domingo y esquina de Tacuba

Steinen, Karl von den. 1886. Durch Central-Brasilien: Expedition zur Erforschung des Schingú im J. 1884. Brockhaus, Leipzig

Thévet, André. 1575. La cosmographie universelle d'André Thevet, cosmographe du roy: illustrée de diverses figures des choses plus remarquables veues par l'auteur, & incogneuës de noz anciens & modernes. A Paris: chez Guillaume Chandiere.

Vargas Machuca, Bernardo de. 1599. Milicia y descripción de las Indias. En Madrid: en casa de Pedro Madrigal.

Winters, Ria. 2017. Un “caballo de agua” en Rembrandtplein (1700). https://historiek.net/een-waterpaard-op-het-rembrandtplein-in-amsterdam-anno-1700/69256/




 

EL VENCEJO DE COLLAR (Streptoprocne zonaris), EL PREDICADOR Y LAS FANTÁSTICAS GOWRIES

    Este huésped del verano, el pequeño vencejo que vive en los templos, testimonia aquí, junto a su amada mansión, que el aliento del cie...