"Cuando se hace la historia de un animal, es inútil e imposible tratar de elegir entre el oficio del naturalista y el del compilador: es necesario recoger en una única forma del saber todo lo que ha sido visto y oído, todo lo que ha sido relatado por la naturaleza o por los hombres, por el lenguaje del mundo, de las tradiciones o de los poetas".

Michel Foucault-Las palabras y las cosas


jueves, 12 de enero de 2017

EL DURMILÍ (Nystalus maculatus): AGORERO DE LLUVIAS Y BUENAS COSECHAS

Estaba dúrmili, dúrmili,
abajo de pírili, périli 
y viene córrili, córrili 
a picar a dúrmili, dúrmili.


Cae périli, périli,
despierta a dúrmili, dúrmili
y mata a córrili, córrili…
¿Qué será…?


Adivinanza Catamarqueña

Tamatia somnolenta.
A selection of the birds of Brazil and Mexico : the drawings 
W. Swainson
London :H.G. Bohn,1841.


         Hace unos meses recorría con amigos un camino cercano a la localidad de Cerro Colorado (Córdoba, Argentina) cuando observamos posada en un poste una curiosa ave. Parecía un raro martín pescador esperando inútilmente la llegada de un pez en ese seco ambiente chaqueño. Llamaba la atención su pasividad, estuvo allí un largo rato hasta que se alejó con repentino vuelo. Tras recurrir a la guía lo identificamos sin duda como el durmilí. A poco de andar vimos otro ejemplar, esta vez posado en un cable. Llevaba en el pico un delgado ofidio o más probablemente una viborita de cristal (lagarto ápodo). Viéndose sorprendido, no atinaba a huir sino que movía la cabeza a uno y otro lado sin soltar la presa. Al mismo tiempo ejecutaba unos extraños movimientos estirándose y agachándose alternativamente. Por su aspecto parecía  también un pequeño kookaburra, esa risueña ave australiana del género Dacelo, de la misma familia o suborden que los martín pescadores.

El primero en dar noticia de esta ave parece haber sido Georg Marcgrave (1648), en Brasil, donde registró el  nombre tupí de tamatia  y realizó un dibujo donde se lo ve bastante cómico. Volvió a describirla también con el nombre de matutui .  Leyendo esta descripción, Mathurin Brisson (1760) lo denominó “Martín pescador manchado del  Brasil”, porque Marcgrave decía: ”Toda la cabeza, parte superior del cuello, dorso, alas y cola constan de plumas pardas manchadas de amarillo pálido”, de allí que Gmelin creara el nombre específico que lleva hoy en día: maculatus (= manchado) y siguiendo a Brisson lo incluyó en el género de los martines pescadores: Alcedo.




Tamatia
-Marcgrave, George & Willem Piso -1648- Historia Naturalis Brasiliae. Lugdun: Franciscus Hackium et Amstelodami apud Lud. Elzevirium



François Le Vaillant (1807) publicó un grabado tomado de un ejemplar del Museo de París y lo denominó Tamatia Tamajac porque lo consideraba intermedio entre el chacurú manchado (Bucco tamatia) y el jacamará (Galbula ruficauda).  



Tamatia Tamajac
Le Vaillant - Histoire naturelle des promerops, et des guêpiers - PAris, 1807-



 William Swainson (ver recuadro) también lo dibujó pero tomando como modelo ejemplares vivos en su ambiente natural, las que pudo ver en su viaje a Brasil. Así describe este autor las características de estas aves:  "Hay algo muy grotesco en el aspecto de todos los puff-birds (= ave pompón); y sus hábitos, en estado natural, no son menos singulares. Frecuentan campos abiertos cultivados, cerca de las casas, siempre perchando sobre las ramas secas de un árbol bajo; donde estarán posados casi inmóviles durante horas, a menos que divisen algún insecto desafortunado que les pase cerca, hacia el cual se lanzan de inmediato, volviendo de nuevo a la misma ramita que dejaron, la cual frecuentan durante meses. En esas ocasiones el desproporcionado tamaño de la cabeza se hace más notable al erizar el ave las plumas pareciendo no muy diferente a un pompón (puff ball); de ahí el nombre general que han recibido de los residentes ingleses en Brasil”.


Tamatia maculata

William Swainson - 1820-1823- 

Zoological illustrations. London: R. & A. Taylor



En 1854 Philip Sclater aplicó el nombre striatipectus (= pecho estriado) a la subespecie del sur (“pecho y lados del vientre estriados de negro”), para distinguirla de la variedad del norte que en vez de estrías tiene puntos negros. Hoy en día algunos ornitólogos la consideran una especie distinta aunque muy próxima.

Jean Cabanis y Ferdinand Heine (1863) lo ubicaron junto con otras cuatro especies de pico lateralmente comprimido en el nuevo género Nystalus, nombre que proviene del griego nystalos que significa “que ama la noche” y, por extensión, “que gusta del sueño”, y así lo confirman los autores  “con su nombre nos referimos a un dormilón”, haciendo caso a su denominación popular. Burmeister que lo observó en Tucumán señalaba que “tiene el conocido hábito perezoso de sus colegas de esta familia y por eso los criollos lo denominan dormilón”.

Años después, Alexander Wetmore (1921) también lo vió en Tucumán, en Tapia, y refiere lo siguiente: “Los Buccos fueron hallados descansando en perchas bajas en los árboles, a menudo en lugares bastante arbustivos, en regiones cortadas por barrancas abruptas. Durante el tiempo claro que sigue a las tormentas ocasionalmente aparecen en perchas más expuestas o bien descansan al sol en cables de teléfono y telégrafo. Se posan con la cabeza hundida, el pico horizontal o apuntando ligeramente hacia arriba y la cola elevada, esta última por su forma delgada parece estar clavada en el cuerpo. Las aves son pasivas y permiten una aproximación cercana, aunque a veces se vuelven hacia el intruso con un aire semi amenazante que es ridículo. Al asustarse vuelan una corta distancia con un aleteo grave traqueteante producido por sus alas pequeñas y redondeadas. Eran completamente silenciosos. Localmente se la conoce como durmi-durmi o durmili-durmili”. Wetmore llama la atención sobre su gigantesco cráneo en contraste con un cerebro pequeño, algo que ya señalaba Marcgrave: “La cabeza es mayor que lo que requiere  la proporción del cuerpo”. ¿Será este escaso cerebro la causa de su poca reactividad?

Durmilí en Cerro Colorado (Córdoba)
Foto Alex Mouchard



LOS NOMBRES DEL DURMILI

En Argentina recibe estos nombres: durmilí (Jujuy), durmili-durmili (Tucumán), dormilón (Tucumán, Córdoba), durmi-durmi (Santiago del Estero), carpintero (La Rioja), pájaro bobo y pájaro zonzo (Salta y Jujuy), tonto (Catamarca).

En Brasil  le dicen bico-de-latão (= pico de bronce) por el color del pico; dorminhôco (= dormilón), dormião;  rapazinho-dos-velhos (= chico de los viejos); fura-barreira (= perfora terraplenes); macuru, apara-bala, joão-bobo, chilu-chilu, paulo-pires, fevereiro, cava-chão (= cava tierra); y la subespecie stratipectus, rapazinho-do-chaco y chororão.




 
Bucco striatipectus
Litografía de J.G.Keulemans
A monograph of the jacamars and puff-birds, or families Galbulidæ and Bucconidæ. Sclater, Ph L. 
London, R.H. Porter [1882]



El DORMILON

En las culturas populares la imagen del durmilí, la que le ha dado nombre, es la de un “pájaro” dormilón, perezoso o medio tonto. Aclaremos que estrictamente no es un pájaro, pues no pertenece al orden paseriformes, sino al de los galbuliformes.  Así en la adivinanza que abre esta nota, aparece durmiendo bajo un peral, cuando le cae una fruta encima y  le  advierte de la llegada de una serpiente a la que mata, revelando otra característica del ave: puede alimentarse de ofidios, aunque pequeños.

Lily Chávez en sus recuerdos del norte cordobés nos cuenta  sobre “los Durmilí, que intentaban pasar desapercibidos, entre las ramas de los árboles, por su plumaje mimético y su quietud pero les era imposible por su canto trisilábico y melancólico”.

En la canción “Pássaro fura barreira” de Zé Marcolino se narran otras características interesantes del durmilí. Parece que cuando canta a pleno sol de mediodía anuncia el invierno, estación de tormentas e inundaciones, pero también de la imprescindible agua para los sembrados. Y la altura a la que excava el nido indica el nivel máximo de la creciente. “Tanta ciencia num pequeno passarinho”, tanta ciencia en un pequeño pajarito, como dice la canción muchas veces le salva la vida porque los cazadores lo respetan por sus anuncios.


Goeldi E A -1900-1906-
Álbum de Aves Amazônicas-
Museu Goeldi de História Natural e Etnografia- Belem


En efecto, para los pueblos del nordeste brasileño, en regiones de clima semiárido con lluvias irregulares, la posibilidad de contar con un pronóstico sobre las mismas es fundamental para prepararse para la siembra y la limpieza de los reservorios de piedra para almacenar el agua caída. De allí que consideren al fura-barreiro como un ave profeta, indicadora de lluvias. Y por eso prestan atención a su "canto grosso".  Además, si excava el nido a baja altura significa que el año será seco; por el contrario, si lo hace bien alto el año, será lluvioso.  Los pobladores aseguran que excava del lado contrario de dónde vienen las lluvias, a menos que están sea de poca importancia en esa temporada.

En cambio entre los qom del Chaco recibe el nombre de toqo:’qo:q, nombre que recuerda su canto,  y dicen que tiene feo olor, pero sobre todo lo consideran de mal agüero porque es el mensajero utilizado por los chamanes para avisar que hay un enfermo o que alguien va a enfermar.

Alex Mouchard




WILLIAM SWAINSON: EL GRAN ILUSTRADOR

  
                 
William Swainson
Fotografía de 1880 por Wrigglesworth & Binns de un dibujo de 1829, de autor desconocido. http://natlib.govt.nz/records/22830072




Naciendo el siglo XIX un muchachito, algo tartamudo,  recorría los jardines y campos del sur de Londres, en el distrito de Newington, buscando insectos y otros animalitos para coleccionar.  William Swainson, tal era su nombre, tenía un padre comerciante y funcionario de las Aduanas Reales, que era  coleccionista de insectos y caracoles y había inculcado en su pequeño hijo el amor por la naturaleza y sus seres vivos. Su primo, el botánico Isaac Swainson, también le despertó interés por esa ciencia.

A los 18 años Swainson pasó a desempeñarse en el servicio civil del ejército inglés en Sicilia durante 8 años, durante los cuales realizó numerosas colecciones de historia natural así como dibujos de dichos ejemplares. Ya decidida su vocación quiso realizar un viaje a regiones poco exploradas donde pudiera obtener especímenes novedosos. Así fue que en 1816, tras descartar Africa, se propuso viajar a Brasil. Pese a la recomendación favorable de Sir Joseph Banks, el gobierno inglés desisitió de financiar su viaje por lo cual debió hacerse cargo él mismo de los gastos. Eligió sumarse al botánico y explorador Henry Koster en su segundo viaje a Brasil.  

En diciembre de 1816 llegaron a Recife, pero les fue imposible internarse en el país debido al estallido de la revolución segregacionista de Pernambuco. En el mes de junio de 1817, tras despachar sus colecciones a Inglaterra, contrató un guía y tres indios y se dirigió hacia el río San Francisco, viaje durante el cual padecieron la falta de agua hasta llegar a Penedo. La mayoría de las plantas criptógamas, aves e insectos que colectó allí eran especies nuevas para la ciencia.

La gran sequía le impidió seguir por tierra a San Salvador de Bahía por lo que tuvo que  viajar en canoa, bebiendo agua de charcos y tomando caldo de carne al cual previamente debía sacarle los gusanos. En esa ciudad encontró a los naturalistas prusianos Friedrich Sellow, destacado colector de flora brasileña, y George Freyreiss, ornitólogo, ambos integrantes de la expedición del príncipe Maximilian zu Wied-Neuwied. Entonces pudo internarse en el sertão durante ocho meses haciendo “inmensas colecciones de cada rama de las ciencias naturales, particularmente de ornitología”, con aves muy diferentes de las obtenidas por los prusianos en la costa. Es posible que en esa ocasión haya podido colectar y dibujar al fura-barreira.

Más tarde se embarcó a Río de Janeiro a fin de estudiar comparar la biota con lo observado más al norte. Allí encontró naturalistas austríacos, franceses, rusos y toscanos. Entre estos últimos el botánico y director del Museo de Historia Natural de Florencia, Giuseppe Raddi, con el que realizó una expedición a la Serra dos Orgãos, con sus selvas plenas de aves  e insectos interesantes.

También conoció a Grigori Ivanovitch Langsdorff cónsul de Rusia y también naturalista.  Langsdorff poseía la granja "Mandioca" al norte de Río de Janeiro, donde congregaba a distintos naturalistas para ayudarlos en sus viajes y colecciones. Así hospedó entre otros a Johann von Spix, Carl von Martius y Augustin Saint-Hilaire, con quien exploró Minas Gerais.  Swainson se dedicó mayormente a colectar aves en las cercanías de Rio de Janeiro, acompañado a veces por Langsdorff. Tras cuatro meses de tarea regresó en 1818 a Inglaterra cargado, “como una abeja con miel”,  con una impresionante colección de más de 20.000 insectos, 1.200 especies de plantas perfectamente herborizadas, 760 pieles de aves y más de un centenar de dibujos de diferentes especies de peces. 

En Londres, William Leach, jefe del departamento de Zoologia del Museo Británico y amigo de Swainson, lo incitó a utilizar la nueva técnica de litografía para su libro Zoological Illustrations, donde publicó los dibujos realizados en Brasil. La litografía lograba mayor definición la impresión y era más sencilla y más económica que el grabado. Para poder editar en color, Swainson tuvo que colorear a mano las láminas patrón que servían de referencia para los artesanos que hacían la coloración a mano de cada uno de los ejemplares.

A pesar del éxito y la fama que tuvo en el uso de este procedimiento, Swainson empezó a declinar económicamente. Se casó dos veces tuvo ocho hijos y finalmente emigró con su familia a Nueva Zelanda donde intentó un emprendimiento agrícola, alejándose se así de los círculos científicos europeos donde había adquirido cierto renombre más por sus ilustraciones que por sus escritos, especialmente aquellos en que promovía un curioso sistema quinario de clasificación.  En Nueva Zelandia tuvo conflictos con los aborígenes por posesión de tierras, lo que complicó su actividad. También realizó informes sobre especies forestales para el gobierno australiano. Falleció en Nueva Zelanda de un ataque cerebral a los 66 años.













REFERENCIAS


-Arenas P & Porini G – 2009 - Las aves en la vida de los tobas del oeste de Formosa, Argentina – 281 pps. Editorial Tiempo de Historia, 2009

-Cano R – 1938 - Echar adivinanzas en Allpamisqui (tierra dulce): Folklore del Noroeste. Librería del Colegio: Buenos Aires.

-Gill, Th. -1899-1900 William Swainson and his times. The Osprey 4 y 5.

-http://www.biodiversitylibrary.org/

-http://boletinliterariobastaya.blogspot.com.ar/2012/12/basta-ya-boletin-literario-diciembre.html

-Pereira de Araujo HF, Farias Paiva de Lucena R & da Silva Mourão J – 2005 - Prenúncio de Chuvas pelas Aves na Percepção de Moradores de Comunidades rurais no Município de Soledade-PB, Brasil. Interciencia  30 (12)

-Swainson W 1840- Taxidermy : bibliography and biography. London:Longman, Orme, Brown, Green & Longmans.


domingo, 30 de octubre de 2016

LA HISTORIA DEL HALCONCITO GRIS (Spiziapteryx circumcintus) Y ALEXANDER DEAN




UN CONSECUENTE OBSERVADOR DE AVES



Martorelli, G. – 1899 – Nota ornitologica sullo “Spiziapteryx circumcinctus” Kaup. Bolletino dei Musei di Zoologia e Anatomia Comparata della R. Universitá di Genova, 84, pg1.

En octubre de 1993 recibí una carta de Michael Walters, ornitólogo del Museo Británico de Historia Natural, que entre otros asuntos me pedía localizar a “un inglés residente en Argentina” (veremos más adelante que en realidad era argentino), de nombre Alexander Dean, quien en 1980 había donado al Museo una colección de huevos de aves de Paraguay, la cual mi amigo Michael estaba estudiando y por tal motivo necesitaba escribirle. Su último paradero conocido era una casilla de correo en La Falda, Córdoba, pero de allí las cartas eran devueltas por no estar ya activa. La carta de Michael terminaba con una inquietante pregunta: “¿Estará en dificultades?”.

Pude averiguar que Dean había sido socio vitalicio de la Asociación Ornitológica del Plata/Aves Argentina (AOP/AA), pero ya no se tenía registro de su domicilio. Tampoco figuraba en la guía telefónica de Buenos Aires. Entonces escribí a la Municipalidad de La Falda, Córdoba, de donde me respondieron que Dean había fallecido en 1979 en esa ciudad, donde había residido los últimos años de su vida. Por casualidad en una publicación de AOP/AA encontré el nombre  de su hija Elizabeth Dean de Rivas Molina, quien residía en Buenos Aires. La llamé por teléfono y me contó que tenía una cantidad de papeles de su padre referidos a su actividad como observador de aves y me invitó amablemente a su casa para echarles un vistazo. Allá fui y así pude conocer a Elizabeth y a su madre, la viuda de Alexander, una anciana encantadora llamada Doris, quien se entretenía bordando con maestría un almohadón con figuras de patos.  

Elizabeth me entregó una cantidad de papeles que me ocupé de ordenar, seleccionar y, en algunos casos traducir, ya que estaban en inglés. Recorrer estos documentos fue muy emotivo ya que significaba  seguir el itinerario de una vida a través de sus proyectos y planes que se iban realizando hasta su inevitable final en Córdoba.  Sugerí a Elizabeth que donara este material así preparado a AOP/AA, entidad en la que su padre había llegado a ser socio vitalicio. Aceptada la sugerencia, la donación se concretó con fecha 25 octubre de 1995, siendo aceptada por el entonces presidente de la AOP/AA, Juan Carlos Reboreda.

Entre esos papeles se destacaban una cantidad de cartas que intercambió con ornitólogos destacados de la época como Alexander  Wetmore, R. A. Lucas, B. H. Ryves, P. Barclay Smith, Salvador Magno, William Partridge, Phil Clare, A. W. Johnson, Oliver Austin, Lester Short, Dean Amadon, Ch. Sibley, A. B. Daneel, Tito Narosky, Cristopher  Leahy, Meyer de Schauensee, D. C. Houston y  C. Ch. Olrog, lo cual muestra que era un observador activo y preocupado por temas como el anillado, la fotografía en color, la grabación de cantos, los estudios genéticos  así como la promoción de la Argentina como sitio para observación de aves. Además había una lista comentada de las aves observadas en la  estancia familiar de Arroyo Pescado, Chubut y otra de  aves de la estancia "La  Güenita", de Trebolares, La Pampa. Como funcionario ferroviario, Dean viajó por y vivió en diversos parajes argentinos y siempre aprovechó para observar aves allí donde su trabajo lo llevara. También hallé dos manuscritos: “Las aves silvestres más comunes de las  Sierras de  Córdoba” y "Aves de las Sierras Chicas - Córdoba" que  parecen  ser  borradores de un proyectado libro sobre las  aves  del valle  de  Punilla, donde residió Dean sus últimos años.

Pero su aporte más importante fue el hallazgo y descripción del nido del halconcito gris o  halconcito argentino, una rara especie casi exclusivamente endémica de Argentina, hecho que publicó en la revista Ibis en 1971. El descubrimiento ocurrió cerca de Victorica, provincia de La Pampa en 1944 y nuevamente encontró otro nido en 1947, cerca de Juan de Garay, Río Negro. En ambos casos el nido se hallaba dentro de un nido abandonado del furnárido llamado comúnmente cacholote (Pseudoseisura lophotes).



EL HALCONCITO GRIS SE PRESENTA EN SOCIEDAD



Edward Smith-Stanley, 13º Conde de Derby
Retrato por William Derby 


Existe en Merseyside, cerca de Liverpool, Inglaterra, una majestuosa propiedad, conocida como Knowsley Hall, que es la casa ancestral de la familia Stanley, los condes de Derby. El 13º conde, Edward Smith-Stanley (1775 –1851), fue un apasionado naturalista, que formó allí una importante colección de historia natural  incluyendo animales vivos: unas 1.272 aves y  345 mamíferos, deambulando por el enorme parque de 1.000 ha. Más de 20 agentes desde distintas partes del mundo lo proveían de pieles y ejemplares vivos.  La colección de pieles de aves alcanzó a 11.131 ejemplares rellenos y 7.700 sin rellenar. La mayor parte de esos ejemplares se encuentra actualmente en el Liverpool World Museum.  Derby fue también el protector de varios artistas como Edward Lear, el gran ilustrador de loros y papagayos, homenajeado en el nombre del  guacamayo añil (Anodorhynchus leari),  además de John James Audubon y de John Gould. No menos impresionante era la enorme biblioteca y numerosos especialistas llegaban hasta Knowsley Hall para consultar estos materiales.




La fachada sur de Knowsley Hall en Merseyside, Inglaterra


Escuchemos al zoólogo alemán Johann Jakob Kaup: “Durante mi visita a Londres el año pasado [1850] tuve el honor de recibir una invitación del Conde de Derby, para visitar su colección en  Knowsley Hall (…) De la misma me había hecho ya las mayores expectativas; pero me sorprendió gratamente el verlas sobrepasadas, tan grande es la riqueza de esta notable colección. Contiene más de 14.000 especímenes de aves rellenas, además de pieles, que aún no están contabilizadas. (…) Al placer de trabajar en una colección tan rica debe agregarse el  de disponer de una colosal biblioteca, a la cual no le falta ningún trabajo de importancia. Todo esto, junto con los aviarios con magníficas aves vivas, de todas partes del mundo, debe tener el mayor encanto para el naturalista, y hacen de Knowsley Hall un paraíso perfecto, que una vez visto nunca se olvidará”.

Y sigue Kaup: “Una de los más interesantes aves en la colección de Lord Derby es un pequeño halcón, perteneciente a la subfamilia Falconinae”.  Lo clasifica dentro del género Harpagus pero separándolo en un nuevo subgénero: “Doy a este subgénero el nombre Spiziapteryx  y a la especie la he denominado Harpagus circumcinctus”.



Falco circumcinctus
Acuarela de Joseph Wolf para el portfolio de John Henry Gurney


Spiziapteryx proviene del griego  spizias: gavilan chico  y pteryx: ala, porque Kaup lo compara coe al gavilán común (Accipiter nisus): “Alas cortas, y en la proporción de los mástiles, muy similar a Nisus o Accipiter”. Por otro lado el nombre de la especie, circumcinctus,  viene del latín circum: alrededor, y cinctus, ceñido, por “una línea blanca sobre el ojo, que rodea toda la cabeza y se conecta con un collar blanco.”

Con respecto a la procedencia del ejemplar señala: “Lord Derby recibió esta ave desde Chile, del señor Bridges”. Thomas Bridges (1807-1865) colectó aves en La Paz, Bolivia, para Lord Derby, así como en Chile y quizás también en el norte de Argentina, donde probablemente consiguió el ejemplar que revisó Kaup. Actualmente no se acepta la localidad tipo “Chile”, ya que no se lo encuentra en ese país, y se la reemplazó por “Argentina”.  Para la época del trabajo de Kaup era éste el único ejemplar existente en Inglaterra.




Johann Jakob Kaup



¿BURMEISTER LO VIO?

          Parece ser que otro sabio alemán Hermann Burmeister describió a este halconcito. Este zoólogo viajó por Brasil, Argentina y Chile y más tarde se radicó en Buenos Aires donde fue durante muchos años director del Museo Público al cual transformó en una institución verdaderamente científica.  Probablemente en el viaje de Rosario a  Mendoza –según dice Burmeister- : “Mi acompañante cazó un ejemplar de esta ave poco común durante el viaje por la pampa cerca de Biga de la Paz (Coricorto)”. Su acompañante era el joven artista alemán  Anton Goering, abuelo del lugarteniente de Hitler. El nombre correcto de la localidad es Villa de la Paz (actualmente La Paz, Mendoza), creada en 1850 sobre los  terrenos de la antigua Villa de San José de Corocorto, llamada así pues dichas tierras pertenecían al cacique Corocorto de la etnia huarpe millcayac. El mismo naturalista lo aclara: “[el 8 de marzo de 1857] llegamos a eso de las 5 a Biga de la Paz, distante a 16 leguas de La Cabra, antes llamada Corocorto”. Burmeister bautizó al halconcito como Falco punctipennis, o sea “halcón con alas punteadas” y el actual nombre inglés “Spot-winged Falconet” es una traducción de ese nombre latino.

Por su parte, William H. Hudson dice haberlo encontrado en los bosques de La Plata, cerca del río, lo que parece extraño dado que es un ave de la región del monte, es decir de bosquecitos xerófilos del interior del país. Pero – aclara - “es raro, y debido a su curioso vuelo violento, con las cortas y obtusas alas batiendo rápida y continuamente, es muy conspicuo en el aire y bien conocido por los nativos que lo llaman “rey de los pájaros”, y mantienen una muy alta opinión de su fuerza y coraje. Nunca lo vi tomar la presa, y no creo que alguna vez intente capturar algo en el aire, siendo sus cortas y obtusas alas y su forma peculiar de vuelo inapropiadas para tal propósito. Probablemente captura pájaros mediante un súbito vuelo cuando lo acosan en su percha; y no conozco ninguna otra rapaz tan persistentemente perseguida y acosada por las aves pequeñas. Una vez observé uno por más de una hora mientras estaba posado en un árbol rodeado por una gran bandada de pirinchos [Guira guira], todos gritando excitados e inclinados hacia él para desalojarlo de su lugar. En tanto se mantenían 1,5 a 1,8 m el halcón permanecía inmóvil, sólo silbando y chasqueando el pico ocasionalmente a modo de advertencia; pero cuando un pirincho se aventuraba un poco más dentro del círculo mágico, la rapaz se abalanzaba rápidamente y empujaba al intruso violentamente hasta la distancia aceptable, volviendo luego a su percha”.


Como hemos visto, el halconcito gris era muy poco conocido en Europa incluso a fines del siglo XIX. En 1881 se conocían apenas tres ejemplares en los museos, entre ellos una hembra de Mendoza (¿la de Burmeister?) y una década después solo cinco. Hacia 1887 el zoólogo alemán Johannes Heinrich Frenzel se encontraba en Córdoba dictando la cátedra de zoología en la Universidad. Había llegado con su  esposa, Sara Cabanis, hija del renombrado ornitólogo Jean Cabanis.  Durante su estadía, Frenzel recorrió la zona reuniendo amplias colecciones, cuyo destino se desconoce aunque probablemente hayan sido enviadas a Alemania. Según escribió, el halconcito gris era “uno de los halcones más frecuentes en Córdoba, especialmente en las estribaciones de las  sierras, donde se le puede ver en los árboles. A causa de las manchas blancas redondas que motean su plumaje se le llama aquí halcón piojoso”.

Wetmore, durante su viaje por Argentina en 1920, lo vio cerca de Victorica (Provincia de La Pampa) dentro del bosque abierto: “para evitar los intensos rayos solares, elegían perchas sombreadas en árboles como el caldén, donde el follaje está confinado al extremo de las ramas y no obstaculiza la visión hacia abajo o hacia los lados. (…) Cuando salían a lo abierto eran perseguidos tenazmente por las tijeretas [Tyrannus savana] y otras especies de esa familia." Y ya entonces advertía: “Con la destrucción del bosque para obtener madera, esta ave necesariamente se extinguirá en esta zona por falta de cobertura adecuada”.



VIDA DE ALEXANDER DEAN, UN OBSERVADOR DE AVES

          Alexander “Alec” Dean nació hacia 1901 en Buenos Aires, Argentina, de padres ingleses. Era hijo de William Ernest Dean, ingeniero ferroviario especialista en grandes puentes y su madre era maestra jardinera.  Alec se educó entre los diez y los veintiún años en Inglaterra, en Potton Station, Bedford, donde su familia debió permanecer debido a la Primera Guerra Mundial. A pesar de ello hablaba muy bien el castellano. Allí se inició en la observación de las aves, practicaba remo y jugaba al rugby. En 1922 viajó a las Outer Hebrides y recorrió Inglaterra en bicicleta. A través de un compañero de rugby conoció a su futura esposa, Doris Hannay ap Iwan, descendiente de galeses de Chubut. Al principio vivieron en Mar del Plata donde Alec era cónsul inglés, pero al poco tiempo debido  a su trabajo en el Ferrocarril Oeste y el Ferrocarril Sur se mudaron sucesivamente a Bolívar, Olavarría, Bragado, Esquel y varios destinos más. Tuvieron una hija, la mencionada Joanna Elizabeth “Liza”, y un hijo, Pancho. Al comenzar la Segunda Guerra Mundial la familia estaba en Inglaterra de donde tuvo que volver apresuradamente, cruzando el océano en un buque perseguido por submarinos alemanes y por el famoso acorazado Graf Spee. Bordeando la costa africana y luego remontando la costa patagónica  pudieron escapar del asedio y volver a Buenos Aires.

          Doris era una mujer muy activa: gustaba andar a caballo, remar, jugar al tenis, y también realizar artesanías como bordar tapices  y pintar platos. Su padre, Mihangel ap Iwan, era un protestante estricto y a la vez admirador de Darwin. Su hermano Lwyd, que fuera asesinado en la Patagonia por dos delincuentes norteamericanos de la banda de los célebres Butch Cassidy y Sundance Kid, poseía la mencionada estancia en Arroyo Pescado, sobre el río Tecka, cerca de Esquel, donde Alec hizo numerosas observaciones de aves.

En enero de 1972 se fue a vivir a La Falda, Córdoba, donde Alexander falleció el 6 de abril de 1979. 


Dean observó aves en La Pampa, Mendoza, Chubut y Córdoba. Se interesaba en anillado, fotografía, filmación y grabación de aves. Así como en la difusión de actividades ornitológicas. Mantenía correspondencia con numerosos ornitólogos y era amigo del padre de Mauricio Rumboll, conocido naturalista a quien inició en la observación. Corpulento, no dudaba en trepar incluso a a árboles pequeños para registrar un nido.




EL HALCONCITO EN LAS CULTURAS ORIGINARIAS

Quizás por su rareza el halconcito gris no ha dejado una huella precisa en las culturas de los pueblos originarios o al menos si la hubo no llegó a nosotros. Las etnias que más probablemente lo conocieron son los huarpes, los ranqueles, los comechingones y los qom.

Entre los ranqueles existe el nombre kichikichi, para designar al halcón, pero es difícil saber a qué especie se refiere.

El nombre quechua  del halcón es huaman(go)wamani, que en aymara da la forma maman(i). Estos pueblos conocen tres estrellas que se disponen en línea recta; son Kuntur (cóndor), Suyuntuy (gallinazo) y Huamán. Cuando brillan más fuerte habrá buenas cosechas, si su brillo se ve apagado será un año penoso. El wamani es una divinidad vinculada a los cerros que acompaña a los peregrinos a los santuarios que se encuentran en las cumbres. Obviamente no se trata del halconcito gris que no vive en esas alturas.

Entre los qom aparece el halcón en el contexto de la mítica lucha entre hombres y mujeres. Las mujeres eran demasiado  poderosas para ser vencidas por los hombres. Por ello el jefe de éstos, Chiquii, el carancho, planeó  tenderles una emboscada. Un grupo se escondió en el bosque mientras que el hombre halcón, Wale, voló alto para cortar las cuerdas por las que las mujeres descendían a tierra, con lo cual ellas cayeron junto con las estrellas golpeándose muy duramente. El impacto fue tan grande que se incrustaron en la tierra y los hombres tuvieron que cavar para sacarlas, con la ayuda del tatú y el zorro. Tampoco en este caso parece referirse a nuestro halconcito cuyo vuelo nunca se remonta a tales alturas. 

Alex Mouchard



REFERENCIAS

-Burmeister, G. – 2008 – Viaje por los estados del Plata. Academia Nacional de la Historia. Buenos Aires.

-Colley, AC – 2016 - Animal Skins in Victorian Britain: Zoos, Collections, Portraits, and Maps. 218 pp. Routledge.

-Dean, A – 1971 – Nidificación del halconcito gris (Spiziapteryx circumcicntus) en La Pampa y Río Negro – Hornero 11:124.

-Dean,A.  – 1971 – Notes on Spiziapteryx circumcinctus – Ibis113:101-102.

-Frenzel,J. –1891- Uebersicht über die in der Provinz Cördoba (Argentinien) vorkommenden Vögel - Journal fur Ornithologie 194.

-Gálvez, L -2012- Historias de Inmigración. Penguin Random House Grupo Editorial Argentina.

-http://biodivlib.wikispaces.com/

-https://es.wikipedia.org/

-Kaup, J. J. -1851-  Descriptions of some New Birds in the Museum of the Earl of Derby. Proceedings of the Zoological Society of London. Pt 19. Pg 39.

- Sclater, PL y Hudson, WH -1888- Argentine Ornithology. 2 vols. London: R. H. Pouter.


-Wetmore, A –1926- Observations on the Birds of Argentina, Paraguay, Uruguay,  and Chile –Bulletin 133 – Smithsonian Institution – Washington.



domingo, 25 de septiembre de 2016

EL CHUCAO (Scelorchilus rubecula): OSCURA FLECHA DE LA SELVA

“¡Oh!”  Dijo el chucao llamándome
Cuando yo buscaba remedios;
De repente no recordé más nada
Por eso he quedado triste
Por no saber si viviré
Por eso, pues, estoy afligida.

Painemal Wietra – Canción mágica mapuche

A orillas del lago Menéndez, en el bellísimo Parque Nacional Los Alerces (Chubut, Argentina), se encuentra el pequeño Puerto Chucao. No es necesario preguntar por el motivo del nombre, ya que,  a poco llegar, un simpático pajarito, de llamativo pecho rojizo, se acerca caminando  hasta nuestros pies mientras nos mira con curiosidad ladeando la cabeza.  Es el chucao, antiguo habitante de estos milenarios bosques.

La historia de esta curiosa avecita, se mezcla con la de un marino, naturalista y artista, descendiente de la nobleza prusiana, Friedrich Heinrich von Kittlitz,  con quien concretó una fatal (para el ave) cita en tierra chilena, pero que la hizo conocida para el resto del mundo.

El chucao según Kittlitz
Kittlitz, F. H. von -1830-1831- Ueber einige Vogel von Chili.  Mémoires présentés à l'Académie impériale des Sciences de St. Petersbourg par divers Savans et dans ses assemblées. 1


BREVE ENCUENTRO

En 1826 von Kittlitz  se había sumado como naturalista a la expedición rusa del buque Senjawin, dirigida por el capitán Fyodor Petrovich Litke.  Su principal tarea era la de coleccionar aves para el Museo de la Academia de las Ciencias de Rusia.

Aunque el principal destino del viaje era explorar la zona del mar de Bering y la península de Kamchatka, en su trayecto el buque hizo una breve escala en la bahía de Concepción, Chile.

Así relata el propio Litke la llegada a las tierras del chucao, el 15 marzo de 1827.

“Pronto aparecieron ante nosotros las dos colinas del cabo  Bío Bío, conocidas como ‘Los pezones’,  cuya forma,  suficientemente bien descripta por su nombre, sirve como punto de referencia a la entrada de la bahía de Concepción”. 

Al día siguiente,  “Los señores naturalistas, deseosos de abandonar el barco después de una larga e infructuosa, para ellos, navegación no perdieron tiempo para descender a tierra, donde pasaron la noche”.

“Los naturalistas recorrieron todo el lugar y regresaron contentos por la naturaleza del país, y con tan ricas colecciones, que era imposible colocar todo en el bote, y tuvieron que abandonar una parte en tierra durante la noche”.

Por su parte Kittlitz relata: “Nuestra estancia en la bahía de Concepción fue demasiado corta como para poder dar una idea, aunque fuera imperfecta, de la rica fauna de éstos parajes; uno se asombra al ver la  cantidad y variedad de aves marinas que abundan en todos lados; hay probablemente varias grandes especies de petreles, que cubren las rocas a la entrada de la bahía; estas rocas aparecen generalmente todas blancas con sus excrementos”.

“Más lejos, en la misma bahía, destacamos dos especies de Carbo [cormoranes, Phalacrocorax], y, yo creo, una nueva especie de Lestris  [Catharacta skua] y un gran número de gaviotas; Pero sobre todo una gran cantidad de Rhynchops nigra [rayadores]; una muy  gran especie de foca se mostró aquí y allá, pero nunca fuera del agua, excepto cuando se zambullían; entonces distinguíamos la larga prolongación de su labio superior en forma de trompa, lo que nos hizo pensar que podría ser la  Phoca proboscidea de Péron [el elefante marino, Mirounga leonina]”.

“El 16 y 17 de marzo visitamos el pueblo de Tomé; el país, cubierto de arbustos, estaba animado por un gran número de aves; fue en la costa misma, donde conté cinco especies de gaviotas; entre las cuatro especies que obtuve, citaré (al menos por lo que tengo razones para creer) a Larus franklinii (Richards) [Leucophaeus pipixcan] que hasta ahora solo se había visto en América del Norte”.

Chucao en Puerto Chucao
                Foto de Alex Mouchard


“Cerca de las casas vimos el gorrión de Chile, Fringilla diuca (Molina) [Diuca diuca] y bonitos estorninos de pecho rojo, Sturnus militaris (Linn.) [Sturnella loyca], que, de todas las aves de este país, es la que más destaca a la vista; finalmente el bonito colibrí,  Trochilus sephanioïdes (Lesson) [el picaflor rubí, Sephanoides sephaniodes], con un bello color dorado por encima de la cabeza, el cual se encuentra en grandes cantidades; y es la única especie del género que pude ver aquí. Se dice que la Psittacara  patagonica (Lesson) [el loro barranquero, Cyanoliseus patagonus] es aquí muy común en estado silvestre; no puedo  asegurar haberla encontrado así, pero la vimos en jaula en casi todas las casas; este loro anda siempre en el suelo, a la manera de Pezoporus formosus [el perico terrestre oriental de Australia, Pezoporus wallicus ] ; mantuvimos a bordo durante un tiempo a dos aves de esta especie, y entonces pudimos asegurarnos de las diferencias en su forma de vida, con respecto a la de otros loros”.

Casa rural en Valparaíso, Chile.
Dibujo de Kittlitz.


“En el corto espacio de un día y medio que pasamos en tierra, maté y preparé 20 especies de aves; Desde luego, habría obtenido más si hubiera visitado las riberas de algún río o lago; más tarde encontré la mayor parte de estas aves en Valparaíso, excepto, sin embargo, las siguientes que parecen esencialmente pertenecer al sur: la Muscicapa pyrope (nueva especie) m. [el diucón, Xolmis pyrope], el Synnalaxis Tupinieri (Lesson) [el rayadito, Aphrastura spinicauda], que vive en la misma forma en que nuestros paros [Parus],  el Troglodytes paradoxus m. (más tarde, Malacorhynchus  Chilensis, Kittl., Menetr.) [el churrín grande Eugralla paradoxa], el Pteroptochus rubecula m. (nuevo género y especie) [nuestro protagonista, el chucao], Alcedo torquata (Linn.) (var. Chilensis) [el martín pescador grande, Ceryle torquata], Ardea nycticorax (Linn.) [la garza bruja Nycticocrax nycticorax], Larus franklinii (Rich.) [Leucophaeus pipixcan]  y Larus dominicanus (Lichtenstein) [la gaviota cocinera]. De estas 20 especies, sólo había  encontrado dos en Brasil: un Troglodytes y Fringilla matutina (Licht.) (gorrión de México) (Buff) [el chingolo, Zonotrichia capensis] , pájaro que parece muy extendido”.


OTROS VIAJEROS ENCUENTRAN AL CHUCAO

Un ilustre naturalista viajero de aquellas épocas, Charles Darwin, nos dejó valiosa información sobre este pájaro: “En Chiloé, donde es común, es llamado por los habitantes indígenas cheucau. Frecuenta los lugares más tristes y retirados dentro de los bosques húmedos. A veces, aunque el grito del cheucau es oído de cerca, uno pone atención para tratar de verlo pero en vano;  otras veces, si uno se queda inmóvil, el pajarito de pecho rojo se aproxima hasta un pie de distancia, con la mayor confianza. Entonces salta, ocupado, entre la masa enredada de cañas y ramas podridas, con su colita levantada como un gallo. Abrí la molleja de varios ejemplares; era muy muscular, y contenía semillas duras, brotes de plantas, ocasionalmente algunos insectos, y fibras vegetales mezcladas con piedritas. El cheucau produce un miedo supersticioso a los chilotes, debido a sus gritos variados y extraños. Hay tres clases bien diferentes: —uno es llamado chiduco, y es un auspicio de buena suerte; otro, hui-treu, es extremadamente desfavorable; y el tercero, lo he olvidado. Estos nombre se le dan por imitación de sus gritos, y los nativos están para algunas cosas, absolutamente dominados por ellos”.

El chucao según d'Orbigny
Orbigny, Alcide d'  - 1835-1847 - Voyage dans l'Amérique méridionale exécuté pendant les années 1826, 1827, 1828, 1829, 1830, 1831, 1832 et 1833.Pitois-Levrault (Paris)


D’Orbigny, que presenta esta linda lámina, confiesa no haberlo visto vivo, pero  dice que le fue enviado un ejemplar desde Valdivia, donde parece que era común.
Justamente hacia 1889 Harry Berkeley James, en medio de un proyecto de relevamiento de la ornitofauna chilena, envió a Ambrose Lane a Valdivia, donde lo sorprendió la guerra civil de 1891 y tuvo que regresar. Sin embargo logró conocer allí al chucao en la desembocadura del río Calle-calle, sobre el río Bueno y en Puerto Varas, a orillas de la laguna de Llanquihue. En esa época, la región estaba cubierta por una densa selva, la selva valdiviana, que llegaba hasta la costa marina, desarrollándose sobre un terreno montuoso, atravesado por arroyos (quebradas) cegados por un denso sotobosque.

“Estos pájaros” –escribía Lane- “habitan el espeso sotobosque de la selva, y generalmente se encuentran en la vecindad de un arroyo. Desaparecen de la vista y reaparecen, cuando no notan ser observados, pero al percibir a alguien más cerca, o notar cualquier movimiento súbito, son tan veloces para retirarse que parecen desvanecerse en la nada. Sus movimientos solo se comparan al vuelo de una flecha o un misil similar – es decir, cuando se lanzan a través de un claro o se retiran de la vista. De otro modo saltan o corren por un sendero abierto, y se acercan bastante bajo la cobertura de los arbustos”.

“Nunca vi propiamente volar a una de estas aves; confían enteramente en sus patas para tratar de escapar. Su canto es muy fuerte en relación al tamaño del ave; es emitido casi en el mismo volumen que el gluglutear del pavo. El macho emite una nota algo parecido al cacarear del gallo; es lanzada a intervalos mientras hace su camino entre los laberintos del sotobosque, y es respondido por notas similares desde la distancia. También he notado que cuando se desplazan por un arroyo invariablemente, van por el fondo, corriente abajo. Como regla, nunca dejan el suelo, aunque ocasionalmente pueden posar por segundos en una rama, pero nunca lo observé saltando sobre los arbustos como hacen otras especies de la selva. La hembra tiene una nota como la del macho, pero mucho más débil. También producen un grito muy melancólico, que es una especie de llamada cuando están en pareja”.

“Pasé un montón de tiempo en Arauco tratando de conseguir estos pájaros, y casi me rindo desesperado, hasta que fui más al sur, donde los encontré mucho más abundantes y bastante numerosos en la selva; a tal punto, en algunos lugares, que esperando en un lugar adecuado, venían decididamente a mi alcance, como atraídos por la curiosidad; pero si ponía el arma al hombro o hacía cualquier movimiento repentino, no importa cuán leve fuera, se desvanecían como si se los tragara la tierra, y era inútil tratar de obtener otro avistaje de ellos”.

“Son los celebrados chucaos de los indios, que creen tanto en ellos, que si en un viaje los oyen gritar a la izquierda, se vuelven antes de enfrentar la desventura que los espera, mientras que si el sonido viene por la derecha siguen adelante, confiados en su buen éxito”.

Hay que señalar que en Argentina, recién fue hallado por primera vez a principios del siglo XX por Julio Koslowsky en el valle del lago Blanco, Chubut.



AGORERO DE VIAJES

Por su habilidad para aparecer y desparecer de la vista velozmente, es lógico que el chucao haya sido considerado por los aborígenes como un ave mágica. Como lo señalaban Lane y Darwin, según el tono y la dirección del canto se dan interpretaciones opuestas al mismo. Así si el macho canta un melódico chiduko, chudek, chirríu o chusi, indica buena suerte, pero si se le escucha un canto áspero, que emitiría la hembra, algo parecido al del pavo, algo así como witreu, huithreu, huithrothroy, es seguro que el viaje será adverso.  En este caso se dice que al viajero “le grita mal el pájaro” y para evitar la desgracia debe insultar al ave, ponerse la ropa al revés y girar en círculo tres veces.

Del mismo modo si el canto viene de la derecha (o por delante)  indica buena fortuna, y lo contrario si viene de la izquierda (o de atrás). Sin embargo, esto parece ser un mito europeo de acuerdo como puede leerse al comienzo del Cantar del Mío Cid cuando éste es desterrado de Castilla: “A la exida de Bivar ovieron la corneja diestra, e entrando a Burgos ovieronla siniestra”


Y lo confirma  Ángel Parra  en su poema “Chucao”:

“Pájaro agorero, chiquito y tosta'o,
cantas escondido, chucao, chucao.
Gritas por la izquierda o por la derecha
y das alegría, o si no, tristeza”.

Su habilidad para esconderse en el bosque le permite ayudar a los pobladores a encontrar a los animales extraviados, y cuando grita sin parar, hay que buscar refugio, porque anuncia tormentas y lluvias con la certeza de un barómetro. Parece que antiguamente, en Chiloé, los matrimonios se consumaban cuando el novio raptaba a la novia y la llevaba al bosque, de donde sólo regresaban cuando el chucao los bendecía con su canto.

Francisco Vidal Gormaz relata durante su exploración del estuario de Reloncaví:  “El bosque no es tampoco más abundante en esta clase de seres; es raro oir resonar en él otra voz que la del triste chucao, cuyo plumaje gris rojizo se confunde con el color de los troncos que constantemente habita; es considerado por los chilotes como agorero en el anuncio del tiempo i de sucesos futuros”.  Y en Yate “reinaba un silencio profundo; solo de cuando en cuando venía a distraernos el chucao, pajarillo gris con plumas rojas en el pecho, que salia a mirarnos curiosamente; éramos los primeros hombres tal vez que íbamos a perturbar el sosiego de su morada”.

El mismo autor señala que en Chiloé  “los madereros le suponían nueve cantos diversos (…) Algunos de sus cantos producen efectos desagradables en el tablero, que los ‘manifiesta’ por medio de imprecisiones súbitas i simultáneas a los ecos del Chucao. Otros son de júbilo, por predecirles felicidad, buen viaje, buen tiempo, etc.; en fin, otros son de indiferencia. No obstante, sus nueve tonos son escuchados por el viajero y el frecuente cantor produce impresiones diversas según el acento que ejercita”.

“Algunos creen que el Chucao tiene tales fuerzas que puede detener a un robusto maderero en medio de la montaña i hasta conducir la carga del viajero; por lo que es común oír decir a aquellas jentes, elojiando la agudeza i poderío de la pequeña avecita: ‘Bien haya el poder que Dios le ha dado’;  ‘EI Chucao canto bien, no hay cuidado, adelante’; ‘Que mal canto el hij..., Tendremos mal viaje o mal tiempo’ “.


"Chucao" de Mariana Vadell



Y para terminar esta reseña nos quedamos con el poético retrato que hizo Pablo Neruda del ave en su ambiente de selva valdiviana:

Ay qué grito en las soledades! 
Voy por los bosques, anchas hojas, 
gotas de lluvias o cantáridas 
y se hunden mis pies en el suelo 
como en una esponja mojada: 
es fría la sombra que cruzo, 
frío el silencio y transparente: 
no pasa nadie por aquí 
por este lado de la tierra, 
por estas páginas del agua: 
no hay pasajeros perdidos 
ni caballos, la selva sola, 
la emanación de la montaña: 
su cabellera triturada: 
sus infinitos ojos verdes 
y el chucao lanza su lanza, 
su largo grito desbordante: 
él rompe con su grito de agua 
en que sólo cayeron hojas 
y las raíces ocuparon 
como invasores este reino. 

Alta tristeza errante, canto, 
campana de las soledades, 
obscura flecha del chucao, 
único trino sobrehumano 
en la humedad enmarañada 
del Golfo de Reloncaví.



LA PLANTA DEL CHUCAO

Los mapuches reconocen a la planta llamada coralito  (Nertera granadensis) como ruca-chucao, es decir pecho de chucao, o quelliquen-chucao:  chucao rojo, debido al color de sus frutos. Se trata de una especie  rastrera  siempre verde, de muy escaso desarrollo, apenas 4-8 cm, que pertenece a la familia de las  rubiáceas.

Coralito
Dibujo de  W.H. Fitch - Curtis’s Botanical Magazine, t. 5748-5812, vol. 95 [ser. 3, vol. 25]: t. 5799 (1869) 




TOPONIMIAS
Chucahué = lugar del chucao, de  chucaw y  we = lugar. Río corto de la isla Guar (Llanquihue) que se vacía en el estero del mismo nombre.
Chucalén = de chucaw y len = ser, haber. Pequeño pueblo al SO del golfo de Quetalmahue en la bahía de Ancud, Archipiélago de Chiloé.





FRIEDRICH WILHELM HEINRICH VON KITTLITZ

ORNITÓLOGO Y EXPLORADOR DE KAMCHATKA


Los viajes de verano en la región superior de Kamchatka.
Dibujo de Kittlitz quien, según un mensaje personal a su familia,  es la persona a la derecha de la imagen.


          Friedrich Wilhelm Heinrich Freiherr von Kittlitz y Ottendorf  nació en 1799  en Wroclaw (Polonia) y desde pequeño mostró gran interés en la pintura así como por las aves a las que dibujaba muy hábilmente y con gran realismo. Al terminar el colegio,  ingresó en el batallón de infantería que comandaba su padre. Se arrepintió más tarde de esta elección que hizo más por tradición que por verdadero interés, ya que su pasión seguían siendo las aves, y lo era de tal forma que llenó el campamento militar en Mainz con las aves que cazaba y cuidaba. Así pudo estudiar la avifauna del país realizando numerosos dibujos y listas de las aves.  Este logro lo indujo a querer investigar la avifauna de zonas lejanas,  como la Siberia oriental y Kamchatka, hasta entonces poco exploradas por los científicos.  En esta etapa publicó en revistas ornitológicas y empezó a preparar una "Historia natural de las aves", que por razones de costo sólo llegó a tres entregas.

          A los 19 años, gracias a los contactos de sus familiares en los círculos políticos rusos, deja el ejército y consigue ingresar a  la Academia Imperial Rusa de Ciencias como naturalista, y más adelante logra ser nombrado ornitólogo de la expedición de circunnavegación rusa que, bajo la dirección del almirante Fedor Petrovich Litke, habría de efectuarse entre los años 1826 y 1829. También fue aceptado como miembro de la Sociedad de Ciencias Naturales Senckenberg, que mantenía un hospital, biblioteca, un museo de historia natural, laboratorio químico y un departamento de anatomía.

          A la espera de la partida, Kittlitz   se dedicó a conocer San Petersburgo, estudiar la lengua rusa y contactarse con  importantes científicos, como el barón Adam Johann von Krusenstern, navegante e hidrógrafo, y el naturalista Johann Friedrich von Eschscholtz, quien había participado de la expedición de Otto von Kotzebue, coleecionando en Brasil, Chile, California, el mar de Bering y Kamchatka.

          Finalmente, en agosto de 1826, parte a bordo del "Senjawin"  desde el puerto de San Petersburgo. La expedición constaba de dos corbetas fabricadas especialmente para este viaje: la "Senjawin" y la "Moller".  También participaba  el médico y botánico Dr. Karl Heinrich Mertens y el dibujante y mineralogista Alexander Postel .  El entusiasmo inicial de Kittlitz pronto se vió menguado por un mareo pronunciado,  que ya no habría de dejarlo durante toda la expedición.

          El recorrido incluyó Tenerife (Islas Canarias), Río de Janeiro, el cabo de Hornos, Valparaíso, el océano Pacífico, la bahía de Sitka (Alaska) y  las Aleutianas. En septiembre de 1827 desembarcó en Petropavlovsk (Kamchatka) donde, separándose del resto de los integrantes,  inició su exploración terrestre  a través de la península. En las primeras salidas ornitológicas  observó que en la región  había  "un misterioso silencio de muerte"  que contrastaba con  la diversidad de aves de Europa y su llamativa polifonía. Como posible causa Kittlitz menciona el número inimaginablemente grande de mosquitos "sedientos de sangre", de los cuales los pichones no podían defenderse. Poco a poco el naturalista va descubriendo la notable avifauna del lugar. Así el avistaje de la famosa águila o pigargo gigante (Haliaeetus pelagicus) hace que decida quedarse más tiempo de lo previsto en Kamchatka.  Pero la tristeza y melancolía del clima y el paisaje, y la soledad al separarse de sus compañeros afectaron su mente y el resultado de su trabajo, que fue más pobre de lo deseado.

          También llegó a la isla Starichkov donde anidan en cuevas los frailecillos (Fratercula arctica)  y, con ayuda de los pobladores, pudo  capturar una buen cantidad y recolectar sus huevos.   Kittlitz  lamentó que esa caza despiadada de frailecillos afectaba principalmente a las hembras con cría, ya que los machos se encontraban en esa época el mar buscando comida.

          Posteriormente recorrió los  bosques de coníferas de Kamchatka central. Siendo verano podía viajar a pie, a caballo o en canoa con sus ocasionales acompañantes. Avanzando hacia la costa occidental de la península, cada vez más es aquejado  de agotamiento,  se desanima al encontrar menor variedad de fauna y enfrentar un clima cada vez más tormentoso y frío. Entonces decide reembarcarse en el "Senjawin"  sin realizar el proyectado viaje a las islas  Kuriles para estudiar la colonia de focas (Phoca vitulina).  El viaje de vuelta se hizo por las Filipinas, Santa Elena y las Azores, desembarcando en junio de 1829 en Le Havre para viajar por tierra a San Petersburgo.

          Las tareas que consumieron sus fuerzas durante esta exploración son impresionantes.  Observó, y describió las aves, tratando de encontrar sus nidos y huevos.  Según Litke: “Era el barón Kittlitz quien se ocupaba de esta parte; él mismo trabajaba en la preparación de las pieles, y de dibujar las aves que no habían sido descriptas suficientemente, o que eran desconocidas por completo”.  También obtuvo pieles de mamíferos; realizó dibujos de peces, herborizó y clasificó plantas, registrando los sitios donde crecían, los nombres locales y los usos que le daban los pobladores.  Así obtuvo una descripción general de la flora de Kamchatka con las principales  especies y comunidades de plantas.

          Kittlitz regresó de su expedición con una rica colección de 750 pieles de aves, pertenecientes a 300 especies diferentes, muchas de las cuales se describían por primera vez. Además objetos etnográficos recogidos por los tres naturalistas y carpetas de dibujos, de los cuales 700 eran de Postel, 200 de Kittlitz y unos 300 de Mertens, La mayor parte de estos especímenes fue depositada en el Museo de la Academia de Ciencias de San Petersburgo.  Además 77 ejemplares de mamíferos y 44 de aves fueron donados al Museo Senckenberg. Con esteos materiales publicó numerosos trabajos ornitológicos en las Memorias de la Academia Imperial de Ciencias de Rusia, y también en la revista del Museo Senckenbergiano, describiendo nuevas especies de aves y peces.

          Kittlitz llevó también un minucioso diario, que muchos años más tarde, en 1858,  sirvió  para publicar sus " Memorias de un viaje a la América rusa, a Micronesia y Kamchatka”, en dos volúmenes.   Su plan original, que era  ilustrar la obra con una gran cantidad de grabados, se frustró debido a los altos costos y al tiempo que se requería. La aparición tardía de este libro se debía en parte a la mala salud del autor y también a que las pruebas no lograban la calidad que pretendía. Las descripciones tienen gran detalle y precisión, con un estilo muy coloquial mucho más atractivo que la ceremoniosa prosa que se utilizaba entonces. La obra contiene información sobre la fauna y la flora, incluyendo las listas de las aves observadas y recibió el más alto reconocimiento entre los círculos profesionales de la época, especialmente de parte de Alexander von Humboldt y Jacob Schleiden. En la obra se reproducen sus relatos sobre Kamchatka ilustrados sus bocetos de paisajes ("puntos de vista de la vegetación") y sus acuarelas, que  se publicaban aquí por primera vez. En un tiempo en que los viajes implicaban enormes esfuerzos, riesgos, y costos  y la fotografía todavía no estaba disponible, el valor de estos dibujos, tan detallados, era incalculable.  El mismo quiso realizar las placas de cobre para sus láminas, para lo cual aprendió a grabar  en cobre. Es posible que aún haya en San Petersburgo otros dibujos suyos no publicados, pero se desconoce su paradero. Sin embargo, como las imágenes no están firmadas, no hay seguridad sobre su autoría.  Algunos de esos dibujos integran una de sus obras más conocidas: “24 vistas de vegetación de costas e islas del Pacífico” (1844).



          En 1844 Kittlitz se casó con la viuda Julia Schulz, con la que tuvo  una hija y dos hijos.  Durante sus últimos años, se dedicó a la estética y a los estudios filosóficos. Su última obra publicada (1873) contiene su credo filosófico, en el que considera a la filosofía como la rama de la ciencia que estudia lo que no puede ser percibido por los sentidos.  Publicó “Fundamentos psicológicos de una nueva filosofía del arte "(1863) y "Conclusiones del alma humana con el alma del mundo "(1873).

         En soledad, habiendo perdido a su esposa y su hija, el gran naturalista falleció de neumonía a los 75 años.




Alex Mouchard

REFERENCIAS

Augusta, Félix José de – 1910 – Lecturas araucanas. Valdivia.

Cárdenas Álvarez, Renato -2005-   El Libro de la Mitología de Chiloé. Santiago : Editorial Poetas Antiimperialistas de América.   

Darwin, CR ed. -1838- The zoology of the voyage of H.M.S. Beagle. Birds by John Gould. London: Smith Elder and Co.


Housse, Rafael -1945- Las aves de Chile. Ediciones de la Univ. de Chile. Santiago.

http://www.biodiversitylibrary.org/

Kittlitz, F. H. von -1830-1831- Ueber einige Vogel von Chili, beobachtet im Marz und Anfang April 1827.  Mémoires présentés à l'Académie impériale des Sciences de St. Petersbourg par divers Savans et dans ses assemblées. 1: 174.

Lane, A. A. –1897– Field-Notes on the Birds of Chili – Ibis, pg8.

Litke, Fedor Petrovich 1836. Voyage autour du Monde fait par ordre de Sa Majeste l’ Empereur Nicolas Ier. sur la Corvette Le Seniavine, pendant des annees 1826, 1827, 1828 & 1829, Sous le Commandement de Frederic Lutke. Partie Historique. Atlas. Lithographie d’apres les dessins originaux d’ Alexandre Postels, Professeur Adjoint de l’ Universite Imperiale de St. Petersbourg, et du baron Kittlitz. 3 Bde, Atlas. Paris: Didot.

Moya, Ismael  -1958–  Aves mágicas. La Plata.

Strecker, Lisa – 2011 - Friedrich Heinrich Freiherr von Kittlitz: ein deutscher Adeliger Erforscht im Dienste der Kaiserlich Russischen Akademie der Wissenschaften di e Halbinsel Kamchatka. En Friedrich Heinrich von Kittlitz - Denkwürdigkeiten einer Reise nach dem russischen Amerika, nach Mikronesien und durch Kamtschatka.  Verlag der Kulturstiftung Sibirien - SEC Publications

Vidal Gormaz, Francisco -1871- Esploración de la costa de Llanquihue i archipiélago de Chiloé. Santiago de Chile.






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