"Cuando se hace la historia de un animal, es inútil e imposible tratar de elegir entre el oficio del naturalista y el del compilador: es necesario recoger en una única forma del saber todo lo que ha sido visto y oído, todo lo que ha sido relatado por la naturaleza o por los hombres, por el lenguaje del mundo, de las tradiciones o de los poetas".

Michel Foucault-Las palabras y las cosas


viernes, 23 de mayo de 2014

CABURE (Glaucidium brasilianum) – UN AVE CON DOS CARAS

Escucha tu canto la noche enamorada
sabiendo que la muerte acecha y ama,
sucumbiendo ante tu encanto . . .


El Caburé - Ruben Dario Callejas





Chouette caboure - Strix pumila
 Temminck,C. J.-1838-Nouveau Recueil de Planches Coloriées d’ Oiseaux. 5 vol. Paris. F. G. Levrault









El caburé. Ave mágica. Lechuza mínima. En cuyas plumas mucha gente pone sus esperanzas por una mejor suerte en el juego, en los negocios o en el amor. Así apareció en nuestra cultura.

A principios del siglo XVII Holanda estableció una colonia en el nordeste del Brasil, con centro en Recife. El conde John Maurice, príncipe de Nassau-Siegen, es designado gobernador y se traslada a América con un séquito de científicos y artistas con el propósito de realizar un inventario de la nueva colonia para satisfacción de los banqueros que invertían en realizar estas costosas expediciones para obtener las mayores utilidades posibles.

Uno de los integrantes de esa corte era el naturalista Georg Marcgraf o Marcgrave, quien así como lo hizo con muchas otras especies de la fauna neotropical, también introdujo al caburé en el conocimiento de la ciencia europea. El fue quien registró el nombre local de “caburé brasiliensibus”, o sea “caburé para los brasileños”. Caburé viene del tupí caa, selva, y boré o poré, habitante. Marcgraf lo describió y además nos da estos datos sobre su comportamiento en cautiverio: “Fácilmente domesticado. Puede girar el cuello completamente, de modo que muestra el pico justo en la mitad del dorso.  Juega con la gente como un mono. Hace variadas gracias con su cara y crepita con el pico  (. . ). Vive de carne cruda.” No incluyó en sus manuscritos un dibujo del caburé, pero un contemporáneo suyo, el pintor Albert Eckhout, sí lo hizo. Integrante del grupo que acompañaba al príncipe de Nassau, realizó más de 400 bocetos y pinturas al óleo entre las cuales se encuentra la de nuestra ave que presentamos aquí.




Cabvre brasilian 

Eckhout, Albert. 1655. 






En su descripción Marcgraf decía: “Además puede erguir unas plumas a los lados de la cabeza simulando cuernitos u orejitas”. Pero ocurre que el caburé no tiene “orejas” de plumas como otras aves de la misma familia, por ejemplo el alilicucu común (Otus choliba). Puede haberse confundido con esta última o bien Marcgraf se estaba refiriendo a las plumas laterales de los discos faciales, que sobresalen cundo el ave alisa las plumas de la corona. Este error lo mantuvieron los autores posteriores que no conocían la especie más que por especímenes de museo. Así Latham la llamó Brazilian eared Owl ( = búho orejudo de Brasil) y Buffon lo consideró casi una variedad del autillo europeo (Otus scops). En realidad el nombre del ave que nos ocupa sería caburé-i (= caburé chico), mientras que caburé a secas se aplicaría a las estrígidas algo mayores como el mencionado alilicucu.

Esta información llegó a los zoólogos como Willughby, Ray, Klein, Brisson, y finalmente Gmelin, colaborador de Linneo, que lo ingresó en la nomenclatura científica como Strix brasiliana.

Tenemos que llegar a Azara para encontrar el relato de otro naturalista que haya conocido el ave en su zona de origen: “Dos pollos, que yo mantuve con insectos y pedacitos de carne desde muy pequeños,  llegándome a conocer y a llamar.” Luego aprendieron a comer solos y “se olvidaron de mis beneficios: se enfurecieron al verme (. . .)  me recibieron panza arriba con las uñas, gritando mucho al acercarme”. Por su andar a saltitos deduce que solo vive en el bosque y que “jamás baxa al suelo”.

Y acá surge de nuevo el tema de los cuernos, dice Azara: “Nunca advertí que los tuviesen, ni los he notado en multitud de adultos”, pero un día al sacar sus pollos al sol se ofuscaron por tanta luz y “sentando la pluma de la cabeza, que siempre está bastante erizada, quedaron muy visibles los cuernitos”. Con esto parece reivindicar a Marcgraf, sin embargo más adelante dice que “más de 50 que he visto y criado eran todos mochos” y justifica que Buffon los haya ubicado entre los “cornudos” basado en que el naturalista alemán,  como él mismo, pudo haberlos visto en una situación en que se hacían visibles los “cuernitos”. 



Chouette Rousserolle Strix ferruginea-
-
Temminck,C. J.-1838-Nouveau Recueil de Planches Coloriéesd’ Oiseaux. 5 vol. Paris. F. G. Levrault


Para Azara “no hay páxaro más vigoroso a proporción del volumen, ni más feroz e indomesticable”. Para él Marcgraf había malinterpretado “que los gestos grotescos eran jugarretas con su dueño, quando son en él y en toda la familia insignia de aversión”. Y dice que todos en Paraguay le aseguraron que eran capaces de “introducirse baxo del ala de todos los páxaros, sin excepturar los Yacúes y Caracarás, y de pegárseles y comerles el costado hasta matarlos.”  Así muchos afirmaban que el caburé había  logrado matar dichas aves e incluso a los pavos domésticos a pesar de ser de un tamaño mucho mayor. Entonces Azara hizo la prueba de encerrar a uno, particularmente fiero y hambriento, con un Yacú y una gallina, pero la rapaz no los atacó. Arnaldo Bertoni, refiriéndose a lo señalado por Azara, dice: “Hay una creencia muy antigua, aún muy arraigada, que dice que el Kavuré-í tiene la habilidad de introducirse bajo del ala de los Djakú y otras aves grandes y que, comiéndoles el costado, las hace morir. Yo nunca he visto tal cosa, pero no lo extrañaría en ave tan fuerte y atrevida; además he visto algo parecido: un día, habiendo oído gritar una gallina grande, acudimos y hemos visto á un Kavuré-í sobre ella, que le arrancaba las plumas en ademán de matarla; de muy mala gana abandonó la víctima. Con esto no se extrañará que ataque á los Djakú; pero aquello de degollar á los Venados para chuparles la sangre, debe ser una fábula.”


Otro naturalista que conoció al caburé en su ambiente fue el francés Alcides D’Orbigny que lo vió en Bolivia (Chiquitos y Moxos) y hasta en la Patagonia, aunque aquí seguramente se trataba del caburé grande (Glaucidium nanum). “Durante el día se lo encuentra siempre dormido (...)  se deja balancear a merced de los vientos, durmiendo así sin despertarse con el ruido; porque a menudo, casi tocándolo, mantiene la misma inmovilidad, lo que hay que atribuir a la pesadez de su sueño o a la dificultad que muestra para abrir  los ojos y soportar los rayos del sol a pleno día.”

Cuando el crepúsculo está avanzado sale a volar siguiendo el borde del bosque y “cazando insectos y pequeños roedores, solamente. Vuela así toda la noche, a menudo haciendo escuchar un canto lúgubre, aunque débil”. D'Orbigny registró los nombres locales que le daban los cayuvava de Moxos: vadzi; los chiquitos: aküch y los morotocos o zamucos: sédzéguè.

Otro naturalista viajero, el príncipe de Wied, encontró al caburé cerca de Bahía (Brasil) “dentro del bosque, y deja escuchar su voz incluso de día . . . Los brasileños lo conocen como Caburé do sertam [sertão].” En su estómago sólo encontró insectos.

Caburé grande - Glaucidium nanum-

Crawshay, R. 1907. The Birds of Tierra del Fuego. London.



EL REY DE LOS PAJAROS


A la distancia sólo se escucha en las espesuras
el áspero un-bút—un-bút del caburé, —ese verdugo
de las selvas— convocando á los pajaritos para
satisfacer sus instintos carniceros.

Recuerdos de la Tierra - Martiniano Leguizamón


Con literaria pluma Holmberg describe el alboroto que produce entre las aves del bosque la presencia del caburé y, de paso, instala otra polémica: ¿caza o no caza pajaritos que atrae con su mirada?

“El bosque, entretanto, se puebla de agudos y penetrantes chillidos. Diríase que una víctima agoniza en medio de la tortura, y que un sacrificio lento, consumado por garras sin piedad, mancha de sangre las pálidas Ipomeas de la noche, húmedas aún con las últimas gotas de rocío. El Rey de los Pajaritos, el temido Caburé, despierta la alarma en el seno de los bosques. Acude presurosa la grey alada (...) Prosigue en tanto el Caburé. No le inquieta el rumor de los vapores lanzados al aire con estruendoso y frecuente latido;  no le acallan los huéspedes de la arboleda congregados al oírle; no le asusta la voz del silbato; no le intimida el estallido de la pólvora.”

“Los pajarillos, cada vez más inquietos, no interrumpen sus vaivenes. Algo anormal tiene que suceder. No grita el rey por gritar; y cuando llama á los versátiles súbditos, será sin duda porque padece el reino.”

“(...) «¡Tiene hambre! » —dicen los cazadores — «y, cuando acuden los pájaros á su llamado, elige el que más le agrada, le echa la garra y se lo come.» (...) Singular afirmación la de los cazadores. He muerto, en repetidas ocasiones, el Glaucidíum ferox y jamás le he hallado despojos que acrediten su extraordinario poder y nunca visto dominio. El inmortal Azara no lo vio tampoco, y la noticia corre, se disfraza de fábula, se infiltra en el credo de todos los viajeros que consignan sin comprobar y lo repiten todos los lectores que tragan sin digerir.”

“Menester es contemplar siquiera una vez la extraordinaria animación del bosque cuando grita el Caburé. De todas partes acuden los pajaritos. Pero ¡rasgo soberanamente animal! ninguno olvida su principal apuro, y no obstante bailarse en asamblea; á pesar de un movimiento que, á nuestros ojos, tiene todo el aspecto dé la alarma; maguer que se quejan con aire doliente, todos comen, todos quieren comer y «con tan fausto motivo» el Benteveo devora una Crísopa que pasa; los Picaflores se agitan tragando cuantos Quirónomos y Mosquitos pueden; y los Pescadores aunque al parecer inquietos, se lanzan sobre la plateada mojarrita  que dio una costalada demasiado cerca de su vigilante verdugo.”

Daniel Granada dice “que su víctima predilecta es el chingolo, que parece el más tímido y cauteloso, y de ahí la frase proverbial en el campo: ‘por desconfiado, mata al chingolo el caburé'.”

White lo encontró en Cosquín, Córdoba (Argentina) y refirió lo siguiente: "Produce gran diversión en el naturalista observar las costumbres de este lindo y pequeño búho, el cual, posado en perfecta inmovilidad sobre una rama, lanza un grito de sirena para atraer pajaritos en grandes cantidades. Se los observa agrupándose a su alrededor, todo el tiempo aleteando con gran excitación, como encantados por algún tipo de fascinación. Tras esperar un poco el búho repentinamente se lanza sobre la más cercana de sus víctimas”. Hudson, comentando a White, dice lo siguiente sobre el caburé grande (Glaucidium nanum): “Yo también observé pajaritos acosándolo [mobbing, en el original], cuando se posaba en un lugar visible durante el día, ya que siempre acosan a las pequeñas rapaces, pero no fui tan afortunado de escuchar el “grito de sirena” con el cual el ave de Córdoba fascinaba a sus víctimas. Uno ha oído antes este relato del "grito de sirena", sobre otras especies, porque es un mito muy común. Parece extraño que a un búho se le acomode ahora el viejo y musical ‘sombrero’; y el Sr. White yerra cuando dice que esta costumbre de nuestra ave ‘produce mucha diversión al naturalista’."

La palabra inglesa “mobbing” se usa en etología para designar a un patrón bien definido de comportamiento en que aves pequeñas (especialmente paseriformes) atacan diversas rapaces acompañándose de vocalizaciones fuertes agudas y fáciles de localizar, de modo que se congregan muchas aves en poco tiempo y logran molestar al predador de tal manera que huye y, en raras ocasiones, hasta puede resultar muerto. Este comportamiento explica el poder de “atracción del caburé” que en realidad sería un fenómeno meramente pasivo.




Sin embargo, Javier Villafañe adhiere al mito y relata que en San Ignacio, Misiones, encerraron un caburé en una jaula junto con un pijuí ceniciento (Synallaxis cinerascens), el cual se arrinconó espantado en un extremo de la jaula. Primero el caburé se posó tranquilo en un palo, pero al esconderse los observadores, se lanzó de golpe sobre el pijuí “y lo comió en un instante”. En libertad “va siempre solo porque no quiere tener testigos de las fechorías que comete a diario. (...) Elige la víctima, la hipnotiza, y, cuando logra el dominio completo de su presa se lanza sobre ella y le devora los sesos. Es muy difícil que se le escapen un ratón, una víbora; es tan certero el primer picotazo que los adormece y termina con ellos en un abrir y cerrar de ojos”.

Un episodio similar se narra en el cuento “La Jaula” de Mujica Láinez donde un joven va a vengar una afrenta hecha a su hermana por un temible anciano. Acechando al viejo, observa como éste entrega un pajarillo a un caburé que tenía enjaulado, quien lo mata de inmediato:  “El caburé se yergue, fascinante, dominador, lo derriba, de un aletazo y le hunde el pico duro como una espuela, en el pecho. Le arranca las entrañas, le destroza el cráneo”.  Ese acto llena de tal espanto al joven que huye sin concretar su venganza.

Quizás sea más lógico pensar en un oportunismo del caburé durante el “mobbing” de que es objeto, tal como lo pinta Marcos Sastre: “El caburé se mantiene impasible e inmóvil, manifestando el mayor desprecio a la turba de cobardes que lo cercan por todas partes y lo asordan con su algazara. El no tiene apetito porque ha hecho una espléndida cena; pero, como se le vienen  a la manos tan buenas presas y la ocasión hace al ladrón, echa sus garras a la que más le place, y allí mismo tranquilamente, en presencia de los parientes y amigos de la víctima, se la trinca y se la come, sin que ninguno le estorbe.”

Lo mismo corrobora Andrés Giai, el gran naturalista y conocedor de nuestra fauna: “Se abalanza sobre el pájaro más próximo, asegurándolo firmemente con sus garras, sin detenerse a considerar si la víctima es más o menos fuerte que él. Suele aventurarse con presas de tamaño dos veces mayor que el suyo, y como no puede reducirlas de inmediato se deja caer al suelo con ellas, sin largarlas, y allí las mantiene hasta que las heridas producidas por las aceradas uñas determinan su muerte”.

Pero, Bertoni no parece haber observado tal cosa: “Entre tanto el Kavuré-í no se mueve y abriendo desmesuradamente sus ojos, jira la cabeza en todo sentido, observando con su extraña mirada á todas las avecillas, como escogiendo su presa; pero no sucede esto, al menos nunca lo he visto cazar en estos casos, á pesar de que le sería sumamente fácil y de que me consta que alimenta a sus hijos con ratones y pajarillos, casi exclusivamente. Algunas veces desaparece con la velocidad del rayo, dejando estupefactos á sus admiradores; otras veces se muda á otro árbol, dejándolos atrás poco á poco; y otras veces no se mueve de su sitio hasta que los pajarillos aburridos le abandonan.”

“Cuando le rodean parece impaciente, menea la cola y gira la cabeza con ligereza ; cuando está así suele desaparecer como un relámpago, llevándose quizá algún pajarillo sin que yo pudiera darme cuenta de ello, porque no será para otra cosa que hace todo esto. Los mismos pájaros no dejan de rodearle siempre que le vean, como si fueran atraídos por los efectos del magnetismo animal.”


La segunda cara del caburé
Foto de Julio Koslowsky-Hornero I – p 230- 1919



La Canción del Caburé de Los Musiqueros Entrerrianos describe bien todas estas costumbres del ave:

En la isla hay un bichito
que es muy diablo ya lo sé
se comía a los pajaritos
lo llaman el caburé
aunque todos lo conocen
todos le han de desconfiar
pero nadie se resiste
con su mágico cantar
Cau cau, cau cau
pregona en un arbolito
y vienen a hacer la ronda
un montón de pajaritos
cau cau, cau cau
embruja con su cantito
y al primero que se arrime
el seso le comerá.

En el pago se preguntan
que misterio ha de tener
que aunque todos lo conocen
todos vuelven a caer
tiene una cara muy buena
con la que te hace confiar
te muestra la cara falsa
cuando te va a hacer sonar
Cau cau, cau cau
dicen que hay que condenarlo
para mi que no es de el la culpa
sino del que va a escucharlo
cau cau, cau cau
no es cosa de hacer locura
y es fácil de combatir
con un poco de cultura.

Ahora que me hice pueblero
veo que el cuento se parece
igualito que en la isla
aquí hay muchos cabureces
mucho bla, bla, compañero
y todo el mundo alrededor
mostrando la cara falsa
pues la autentica es peor
cau cau, cau cau
pregonan desde un banquito
y vienen a hacerle la ronda
un montón de pajaritos
cau cau, cau cau
embrujan con su cantito
y al primero que se arrime
el seso le comerá. 


Es notable que se mencione aquí que el ave “muestra la cara falsa”. La explicación ya la había dado el naturalista y herpetólogo Julio Koslowsky quien compró un caburé vivo a los indios guatós, de Matto Grosso, Brasil, y observó que como otros “representantes del género Glaucidium poseen un dibujo singular en la parte posterior de la cabeza (...) que cuando el plumaje se halla erizado, representa una cara de lechuza.” Se preguntaba si este dibujo serviría para amenazar  a posible predadores o bien para confundir a los pajaritos que molestan al caburé, los que quizás se acercarían a molestarlo por el lado opuesto a su falsa cara, creyéndola verdadera, y encontrándose así con el mortífero pico. De paso, esta supuesta propositividad de la segunda cara del caburé motiva a Koslowsky para desarrollar una breve crítica a la teoría de la evolución de Darwin, que recién empezaba a afirmarse en nuestro ámbito científico.



Little Columbian Owl
Surnia passerinoides
Audubon, J. J. -1827-1838. The Birds of America. London


EL DE LOS OJOS BRILLANTES


En 1826 Friedrich Boie creó el género Glaucidium para separar de las demás lechuzas a estas especies de pequeño tamaño como el mochuelo chico o mochuelo alpino europeo (Glaucidium passerinum). Son búhos pigmeos, los más pequeños de la familia, de unos 16 cm de largo, carecen de penachos auriculares, tienen alas y cola cortas, disco facial imperfecto, pico corto y ancho, tarsos emplumados, y uñas largas, curvas y muy agudas. Boie, que era hijo de un poeta, introdujo en la nomenclatura científica muchos nombres de la mitología griega.  Glaucidium sería la forma latinizada de glaukidion (= lechucita), diminutivo de glaux, nombre que le daban los griegos a la lechuza porque significa “que brilla intensamente”, como los ojos de esas aves cuando reflejan las luces nocturnas.

La diosa griega Pallas Atenea estaba relacionada con las lechuzas. Se la llamaba Glaucopis (= la de los ojos brillantes). Se decía que, como dichas aves, podía ver en la oscuridad para conducir las almas de los guerreros al territorio de los muertos. Si bien más tarde los griegos la ascendieron a diosa de la sabiduría, la guerra y los tejidos, inicialmente era una diosa cruel a la que se inmolaban los cautivos en la guerra, una diosa rapaz de las tinieblas, cuyo símbolo visible era una lechuza, y más precisamente el mochuelo (Athene noctua), ave que sigue frecuentando la Acrópolis de Atenas.


ALEX MOUCHARD


REFERENCIAS

-Ambrosetti, Juan B.  1917 – Supersticiones y  Leyendas - La Cultura Argentina. Buenos Aires.
-Azara, F. de (1802)-Apuntamientos para la Historia Natural de los Páxaros del Paraguay y del Río de la Plata. Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología. 1992. Madrid.
-Bertoni, A. de Winkelried – 1901 – Aves nuevas del Paraguay –Talleres Nacionales de H. Kraus. Asunción.
-Buffon, G.L.L. conde de.  -1770 - 1785- Histoire naturelle des oiseaux. 9 vol. Imprimerie Royale. Paris
-Coluccio, F. 2005-Diccionario folklórico de la flora y la fauna de América –Ediciones del Sol. Buenos Aires.
De Kay, G. –1898- Bird Gods. Barnes & Co.  New York.
-del Pino, D. – 2005 – Clemente Onelli. El más criollo de los tanos. Ediciones Turísticas. Bs. Aires.
-Garcia, Rodolpho – 1913 – Nomes de aves em lingua tupi – Rio de Janeiro.
-Giai, A. La pluma del caburé. Selecciones folclóricas 12. Ed. Codex. Bs Aires.
-Granada, Daniel – 1890 - Vocabulario Rioplatense Razonado. 2ª Ed.  Imprenta Rural. Montevideo.
-Holmberg, E.L. – 1887 – Viaje a Misiones.  Boletín de la Academia Nacional de Ciencias en Córdoba (República Argentina). Tomo X - Buenos Aires.
-http://www.biodiversitylibrary.org/
-http://www.folkloretradiciones.com.ar/superstic_leyendas/sup_ley_49.htm
-Koslowsky, J. 1919 – El caburé Glaucidium nanum (King) – Raro caso de mimetismo – El Hornero  1:229 – A. O. P. Buenos Aires.
-Leguizamon, Martiniano -1896- Recuerdos de la Tierra. Félix La Jouane Editor. Buenos Aires.
-Marcgraf, George & Willem Piso -1648- Historia Naturalis Brasiliae... Franciscus Hackium. Lugdun.
-Mujica Lainez, M. – 1995 – Misteriosa Buenos Aires. Sudamericana. Buenos Aires.
-Rodríguez, Adolfo Enrique - Lexicon de voces y locuciones lunfardas, populares, jergales y extranjeras - Todo Tango.
-Sastre, M. El Tempe Argentino.   Kapelusz. 1982. Bs. As.
-Terán, Buenaventura – 1998 - El ciclo de Tokjuaj: y otros mitos de los wichí. Ediciones Del Sol, Buenos Aires.
- Tola, Florencia C. – 2010 - Les conceptions du corps et de la personne dans un contexte amérindien: Indiens toba du Gran Chaco sud-américain. Editions L'Harmattan, Paris.
-Vidal de Battini, B. E. – 1980- Cuentos y leyendas populares de la Argentina. Tomo III. Ediciones Culturales Argentinas. Buenos Aires.
-Villafañe, Javier – 1993 – Historias de Pajaros. Emece. Buenos Aires.
-Volberg, Enrique J. –2007-  Leyendas del Nordeste – El caburé-i. Ed. Dunken. Buenos Aires.
-Wilson, E. O. – 2000- Sociobiology. Belknap Press.


viernes, 25 de abril de 2014

LA HISTORIA DEL AGUARÁ GUAZÚ – Chrysocyon brachyurus




“Un zorro grande,
algo de hiena, algo de perro,
crin en el lomo:
aguará guazú...”

Aguará guazú - Germán Machado


Una temprana referencia es la del jesuita Fernao Cardim quien lo clasificó dentro de los “lobos de agua”  del Brasil con el nombre de jaguaruçu y asegura que “es mayor que cualquier buey, tiene dientes de un palmo de grandes, anda dentro y fuera del agua y mata gente.”

Luego como hemos visto en nuestra entrada anterior tenemos las observaciones hechas por Paucke y especialmente por Félix de Azara, fuente durante muchos años de información sobre este cánido. Es muy interesante para la historia de la veterinaria  la observación del padre Noseda acerca del parasitismo que sufría esta especie por parte del “gusano del riñón” (Dioctophyma renale). Este nematodo afecta actualmente a los perros de las zonas ribereñas que se alimentan de peces de río a través de los cuales se transmite. Realmente son parásitos impresionantes que llegan a 40 cm de largo y parecen pequeñas culebras rojizas.

Así relata Azara lo que le contó Noseda:  “También me participó que habiendo oído a muchos, que esta fiera tenía víboras en los riñones y en el corazón quiso averiguarlo; para lo cual disecó a su hembra, y le encontró que el riñón derecho, aunque en la apariencia no difería del otro, era una bolsa que contenía seis lombrices vivas que se movían, la mayor de 15 pulgadas, y las demás iban a menos en progresión, alimentándose de mucha sangre aguada en que nadaban”. Azara consideraab que estos gusanos provenían de “una generación espontánea irregular”.

Pocos años después (hacia 1815) el príncipe de Wied andando por Brasil   tuvo noticias de la guara o lobo en la zona de Campos Geraes (Minas Gerais), al que por ese motivo designó como Canis campestris.  El guara vivía en áreas abiertas del interior del estado, donde los pobladores aseguraban que no cazaba presas vivas.


En 1820 Anselm Gaëtan Desmarest lo clasificó como Canis jubatus (jubatus = con crin), nombre que persistió bastante tiempo en la nomenclatura, hasta que se retomó el nombre de Illiger (ver entrada anterior del blog).  Desmarest parece basarse mayormente en Azara,  sin embargo aporta alguna nueva información: “No sale de su retiro más que durante la noche; nada fácilmente, y se alimenta de pequeños animales. Caza al rastro y es muy corajudo.”


Le Loup Rouge
Dictionnaire des sciences naturelles,Cuvier, Frédéric - Strasbourg. 1816-30.


El naturalista  suizo Johann Rudolf Rengger estudió los mamíferos del Paraguay en la tormentosa época del dictador Francia. Dice del aguará guazú que “no es muy raro, pero tan tímido y fugaz, que yo nunca pude obtener uno, aunque en mis viajes he visto a varios a la distancia, y por la noche los oí”·

               Por este motivo su información proviene mayormente de su amigo, el malogrado médico inglés Parlet que tuvo un guará en cautiverio durante más de un año.

Veamos el informe de Parlet:
               "Yo tengo un individuo de aproximadamente tres meses de edad, que un campesino había criado con leche durante unas semanas. Aunque el animal era lo suficientemente grande como para poder comer carne, sin embargo continué dandole la misma comida, porque me había asegurado, que el aguará guazú no digiere la carne de vacuno ni de ovino, y la vomita. Más tarde le di caña de azúcar y naranjas, ambas cuales parecía gustarle mucho.”

               Comprendiendo que el animal era esencialmente carnívoro: “Así que le cacé algún Aperea, que le lancé sin que, una vez consumida, hubiera notado el menor efecto nocivo en él. Luego también le di un conejo, ratas y ratones, así como todo tipo de aves, alimentos con los que creció rápido y vigoroso. Después de seis años, hice un intento de hacerle comer carne de res con el fin de convencerme de la verdad o no de la afirmación de su antiguo propietario. Pero vomitó la carne cruda de una hora después de haber la ingerido, sin digerirla, sin embargo toleraba en su estómago pequeñas cantidades bastante bien.”

               “Su forma de comer era la del perro doméstico; también tomaba los líquidos de la misma manera. Como era bien tratado y con frecuencia lo acariciaba, probablemente se amansó, pero nunca se domesticó. Cuando uno se acercaba, se ponía tímido y se agachaba hasta que se le mostraba, mediante algunas caricias, intenciones pacíficas. Mi voz, por cierto, la diferenciaba de la de los demás, y también conocía el nombre que le había dado; incluso si un extraño le llamaba por el mismo, levantaba la cabeza. Nunca lo vi jugar y correr, ya sea con un hombre o con un animal, o incluso con cualquier objeto inanimado. En general, nunca me di cuenta de una expresión de placer en él, ni aunque, estando prisionero y encerrado, lo dejara correr libremente por mi parque. Más tarde rodó por la hierba y comenzó grandes juegos por todo el jardín; pero ni bien uno se acercaba a él, de inmediato trataba de ocultarse. Con el fin de capturarlo, había que sacarlo por medio de un collar de un rincón o debajo de los arbustos, donde se había retirado al acercarse la gente, porque nunca venía por sí mismo ni a mi, que me conocía bien,”

                “Cuando se le hacía cualquier ofensa, o entraban perros extraños en la casa, empezaba a gruñir, erizaba su melena y finalmente estallaba en una especie de ladrido. Con los animales que eran de su casa, fueran perros, gatos, gallinas o patos, era un buen compañero y no les hacía ningún daño.”

               “Al avanzar la jornada, desde las diez de la mañana hasta las cinco en punto de la tarde, en general dormía, al igual que un par de horas después de la medianoche. El resto del tiempo pasaba caminando a grandes zancadas alrededor del poste al que estaba atado, o sentado, como un perro encadenado, erguido y observando atento lo que estaba pasando a su alrededor.”

               “De sus sentidos parecía que el oído y el olfato eran muy finos. En la luz del sol su vista era débil, agudo contraste con el crepúsculo; en las noches oscuras a veces sus ojos brillaban.”

                “Los habitantes de Paraguay matan al aguará guazú, aunque no les causa ningún daño, y todavía utilizan su piel, pero no su carne, sólo cuando lo encuentran de forma aleatoria durante las cacerías. Acaso eso sucede por cierto, no muy a menudo, porque él siente y oye a la gente y los perros desde una gran distancia y los elude escapando rápidamente de su persecución, sin embargo puede suceder que sea sorprendido y rodeado por los perros, y debe defenderse de ellos con sus débiles dientes. “


. . . . . . . . . . .

           El coronel William Henry Sykes, militar y entomólogo británico presentó en 1838 una “hermosa piel” de este animal ante sus pares de la Zoological Society de Londres (Proc.  Zool. Soc., p. 111. – 1838 ). La piel la había adquirido en Cádiz a donde  había llegado desde Buenos Aires.  Curiosamente dice que por su tamaño es un  “zorro de Brobdignag”,  la tierra de los gigantes de los cuentos de Gulliver.  Era una de las pocas pieles existentes en Europa, ya que sólo había dos más: una Paris y otra en Cádiz, lo que lo hacía un animal muy poco conocido.  Sykes pensaba que  “no siendo zorro, perro ni lobo” había que buscar entre los géneros próximos para ubicarlo, y así terminó concluyendo erróneamente que era una especie de hiena.



Le Loup Rouge
The animal kingdom : arranged in conformity with its organization / by the Baron Cuvier.
New York :G. & C. & H. Carvill, 1833.




             En cambio el zoólogo Charles Hamilton Smith, dándose cuenta de que era algo bien distinto,  creó para él un nuevo género:  Chyrsocyon.

              Hermann Burmeister supo de esta especie en Brasil y Argentina hacia mediados del s. XIX. En esa época llegaba hasta el norte de la provincia de Santa Fé (Argentina) donde existía el “Monte del Aguará”, ubicado en la comuna de Aguará Grande del departamento San Cristóbal. El lugar se denominaba así “por la cantidad de animales de esta especie, que poco a poco han sido eliminados”. El sabio alemán confirmaba que “El Aguará-guazú es un animal tímido que no ataca jamás al hombre ni a los animales domésticos. . . se lo caza por el valor de su piel, que sirve de tapiz y sobre todo para poner sobre el colchón de la cama”.




El aguará guazú, según un curioso dibujo de Hermann Burmeister.
Erläuterung zur Fauna brasiliens... Berlin, G. Reimer, 1856.

                En 1872 el botánico francés Emmanuel Liais realizó una expedición científica a Brasil donde escuchó al aguará guazú: “El grito del Guara se oye a una enorme distancia; y en las lindas noches de luna llena, cuando el animal vaga por las praderas, no es raro escuchar los tres fuertes tonos de su ladrido. Es más raro ver a los animales mismos, ya que evitan al hombre cuidadosamente, y se ocultan en los matorrales; ni siquiera atacan a los niños; el perro más pequeño los pone en fuga con apenas un ladrido . . . El Guara caza pequeños mamíferos y gallináceas de las praderas, pero prefiere insectos grandes, y a veces hasta serpientes. Se alimenta especialmente de corteza de árboles y frutos, y particularmente gusta del fruto del Solanum lycocarpum, llamada por los nativos “fruta de lobo”. Este árbol es muy abundante en las extensas praderas abiertas, y a menudo alcanza el tamaño de un gran manzano.” Es conocido en Brasil como lobeira y se dice que forma parte muy importante de la dieta alimenticia del aguará guazú, que dispersa sus semillas.



              Según el zoólogo inglés Philip Lutley Sclater (Proc. Zool. Soc. 1877, p. 806, pl. 81) recién en 1877 llegó un aguará guazú vivo a Europa, adquirido por la Zoological Society a un tal John Thomson Petty, práctico del puerto de Buenos Aires, quien le comunicó que en los muchos años de interesarse por la fauna era el único ejemplar que había visto en cautiverio, Un grabado tomado de este ejemplar en vida puede verse aquí abajo.




The Illustrated London News – 12/ene/1878 p45


             George Mivart cita una intersante observación sobre su cruza con el perro: “Cría con el perro doméstico y el mestizo producido, según el Dr. [Peter Wilhelm] Lund, es un animal excelente para la caza.“  Esta cruza parece algo improbable dado que el aguará guazú tiene 76 cromosomas y el perro, 78, existiendo por lo tanto una incompatibilidad genética.  Sin embargo, hay referencias de que en 1974, al director del zoológico de Buenos Aires,  Dr. Gilberto Lerena Sáenz Peña, le fue donada una hembra híbrida de aguará guazú y galgo criollo, proveniente de Misiones, que al poco tiempo murió envenenada.



Alex Mouchard


%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%

REFERENCIAS

-Azara, F. de – 1802 - Apuntamientos para la historia natural de los quadrúpedos del Paragüay y Río de la Plata. Imprenta de la Viuda de Ibarra, Madrid.

- Burmeister, Hermann; Daireaux, Emile; & Maupas, E. – 1876 - Description physique de la République Argentine.

-Cardim, F –(1580) 1925 - Tratados da Terra e Gente do Brasil. Rio do Janeiro.

- Desmarest, Anselm Gaëtan -1820 - Mammalogie ou description des espèces des Mammifères. Paris :Veuve Agasse.

http://www.voraus.com/adiestramientocanino/modules/smartfaq/faq.php?faqid=251

- Liais,  Emmanuel  - 1872 - Climats, géologie, faune et géographie botanique du Brésil. Paris: Garnier Frères.

- Mivart , George J. – 1890 - Dogs, jackals, wolves, and foxes : a monograph of the Canidae .         

- Smith, Charles Hamilton, & Jardine, W – 1839 - Dogs.  v.1      





lunes, 14 de abril de 2014

EL AGUARÁ GUAZÚ – Chrysocyon brachyurus




“…habrá que temer que el egoísmo y la falsedad extiendan un día
su funesto imperio , inclusive en el interior de esas  selvas y montes,
que actualmente son pacíficas moradas de pobladores aún más pacíficos”

                                                                                      Alcide d’Orbygny (1835)








Maned wolf
Grabado de J. Smith
Proc. Zool. Soc. 1877, p. 806, pl. 81. 


La distribución de los seres en la actual configuración de los continentes fue generosa en el aporte de cánidos a la región neotropical, siendo Sudamérica la tierra con mayor variedad de géneros de cánidos vivientes. A la mayoría de estos carnívoros se los debe incluir en lo que comúnmente conocemos como “zorros”, con una fisonomía bastante característica que no ofrece grandes variantes entre las distintas especies, incluida una extinta a mediados del siglo XIX que habitaba las islas Malvinas (Ver nuestra entrada EL ZORRO LOBO DE LAS MALVINAS Dusicyon australis, del 17 Ago 2012)
.

Pero esta tipificación  presenta una excepción que es Chrysocyon brachyurus, una especie con aspecto de perro  muy alejada del tipo fisonómico de los zorros y que tal vez por sus características de comportamiento es muy poco conocido por la gente, a excepción del hombre de campo que habita en su rango de distribución.  Tan es así que el médico veterinario Marcelo Beccaceci narra en su ameno libro “Soldados de Noé” que en oportunidad de iniciar hacia 1985 un relevamiento de la especie, realizó un censo ante 100 habitantes de la Capital Federal (Argentina) preguntando sobre el aguará guazú. Dice: “El 75% no supo qué era, el resto arriesgaba: ¿un río?, ¿un pez?”.


Tampoco a nivel científico  se conocía  demasiado. Es a partir de la década de 1980 cuando comienzan distintos estudios, intensificándose hasta el día de hoy tanto en la Argentina como en los otros países  donde habita este cánido.

Cabrera y Yepes (1940) establecen esta curiosa comparación: “En general, y aparte del color, que recuerda el de los zorros del norte de Europa, el aspecto del animal tiene a la vez algo de lobo europeo y de galgo ruso”.

Por otra parte interpretando su nombre técnico obtenemos algunos datos de sus caracteres. En el trabajo “Significado y origen de los nombres científicos de los mamíferos de Argentina” (Mouchard, 2012), el autor  descifra claramente  las palabras del nombre científico latinizado: Chrysocyon: perro dorado; del griego ‘ khrysos’= oro, cubierto de oro o dorado, y ‘kyon’= perro. Por su parte el nombre específico  brachyurus, se forma de ‘brachys’ (también del griego) que significa corto o breve y ‘oura’ significa cola, o sea cola corta. O sea que este extravagante apodo nos dice que es semejante a un perro, de tono dorado y con la cola corta. Faltaría mencionar que las patas y orejas son muy largas y ya tendríamos una aproximación satisfactoria.

Félix de Azara fue el primer naturalista que lo describió, y lo denominó con la voz indígena aouara gouazou, de donde es probable que haya derivado la voz “aguará guazú”. El naturalista alemán Johann Karl Illiger ( 1775 -1813), que estudió bajo la supervisión del prestigioso entomólogo Johann Hellwig,  publicó el trabajo titulado  “Prodromus Systematis Mammalium et Avium”  en 1811  sobre taxonomía y en él hace mención del aguará guazú basándose en la información recabada in situ por Azara en su viaje a América del Sur . Lo denomina Canis brachyurus, luego fue cambiando de género hasta que se llegó a la denominación actual.


Como sucede con toda especie silvestre la gente sugiere nombres, algunos “prenden” y en esa región se lo llama de esa manera  y  a un centenar de kilómetros ya puede cambiar el nombre que le da la gente del lugar. En territorio argentino se lo llama aguará-guazú (lo que significa zorro grande en la lengua guaraní), doradillo (por la semejanza con el color del pelaje de los caballos así denominados), aguará grande, lobo de crin (en referencia a los pelos alzados del cuello), lobo rojo (es el tono que aparece a primer golpe de vista), zorro colorado,  lobo de los esteros (habita estos ambientes), zorro potrillo (por su gran estatura), caalac – así lo menciona Paucke en lengua mocoví-, wawó (lengua de los vilelas), borochi lo llaman en Bolivia, lobo-guará, guará o lobo-vermelho en Brasil, mbuaravachú  en partes de Paraguay y  “maned wolf “ (= lobo de crin) en la nomenclatura estandarizada de nombres comunes en inglés.

Como sucede con el nombre latino algunos de estos nombres hacen referencia a las características externas que muy sucintamente describimos, como un perro de patas muy largas, cola corta en relación al resto del cuerpo, parece más alto que largo, orejas grandes, coloración predominante del anaranjado virando a rojizo, los extremos de las patas son negros y luce en el cuello una vistosa crin  también de pelos negros. Se ha especulado mucho sobre los porqués de tan inusual aparato de locomoción en un componente de una familia que se caracteriza por poseer patas cortas y robustas.

Don Félix de Azara (1809) en tal sentido decía: “Resulta que es tan grande como un perro de la más alta talla y mayor que un lobo, y no cede a ninguno de estos animales en la ligereza de su carrera ni en la fuerza de sus dientes”. Efectivamente es muy veloz en la carrera pero su resistencia no es tanta.

Se arribó a la conclusión que el desarrollo de sus patas sería una adaptación que le otorga considerable elevación para deambular en pastizales -uno de sus hábitat preferidos- y poder observar  sobre ellos para  cazar u otras funciones vitales. También es una ventaja para deambular en terrenos anegados, otro de los hábitat que frecuenta.



Maned Wolf
Dogs, jackals, wolves, and foxes : a monograph of the Canidae - George Mivart- 1890 


Sabemos que la cacería de fauna silvestre es un medio de subsistencia para comunidades rurales de algunos lugares que aún permanecen aislados y ajenos a otras formas vida. No son muchos los sitios en la Argentina donde se da esta situación, pero son suficientes como para que este motivo sume más bajas en las poblaciones del lobo de crin. Pero en estas zonas se lo caza más que nada por considerarlo un competidor del hombre  al  depredar sobre las presas que más busca aquél.

También se lo comercializa como mascota, siendo sus cachorros los más ofrecidos a la venta.  En el libro “Mamíferos de la provincia de Santa Fe” (A. Pautasso, 2008) se muestra una foto de una hembra enjaulada ofrecida a la venta en plena calle de la localidad santafecina de Avellaneda.


Otro conflicto con el hombre se suscita cuando incursiona en gallineros, los cuales ejercen una atracción especial sobre nuestro lobo y, a la vez, es víctima frecuente de atropellamiento en rutas asfaltadas donde se circula con velocidad, dado que aparentemente queda encandilado por los faros de los autos. En los últimos tiempos estos episodios pasaron a ser alarmantes por la cantidad de casos y sucede lo mismo con otras especies emblemáticas para la conservación. Si tomamos como referencia las noticias periodísticas habría más muertes del aguará que de las otras especies que sufren este problema.

Señala Pautasso, recientemente mencionado, refiriéndose específicamente al norte santafecino, que en general los “nutrieros”, es decir los que se dedican a cazar el coipo o nutria, tienen una visión negativa del aguará guazú porque algunas veces éste come las nutrias entrampadas antes de la llegada de los cazadores o las traslada, con trampa incluida, a lugares de muy difícil acceso para el hombre por la intrincada vegetación. Parecería que el lobo de crin es atraído por los chillidos de los coipos al quedar atrapados, y esto hace que se convierta en mayor enemigo aún de estos cazadores que lo matan ni bien se cruza un ejemplar en su camino. A veces se lo ultima con armas de fuego, enlazándolo o simplemente largándole varios perros.

Para nuestra sorpresa, se sabe que una de las cargas que pesa más sobre la vida del aguará-guazú es el ser considerado por mucha gente supersticiosa como representación del lobisón, esa creencia de antigua data que supone que el séptimo hijo varón se convierte por las noches en lobo y deambula por el monte. Aunque pueda parecer extraño, aún en algunos lugares es perseguido por esta razón y, ni bien se presta el momento, lo matan.

A esto hay que agregar su desagradable aullido que influye en la creencia de malos presagios. Cabrera y Yepes, ya citados, al respecto dicen: “Suena una voz como un  ¡ guaaa… ¡ lastimero, o más bien diríamos macabro, que se oye de muy lejos y que no se olvida si se ha oído una vez”.


También, lamentablemente, la presencia de cazador furtivo es bastante frecuente en muchas regiones. Principalmente se lo vende por su cuero, se realiza venta de ejemplares vivos a zoológicos (esto es favorecido por su “rareza”),  tanto los adultos como cachorros también se comercializan  como mascotas y para ser taxidermizados. Según afirman no es de poca significación el último destino mencionado. En los últimos tiempos hubo referencias sobre ejemplares matados por jaurías de perros cimarrones.

Su retroceso poblacional es muy marcado  y viene ocurriendo desde hace varias décadas en gran parte de su distribución. El impacto que más influyó en la merma de las poblaciones del aguará-guazú - como sucedió con gran parte de los animales silvestres- fue la drástica  disminución de su hábitat  por el avance de las actividades agropecuarias. Este fenómeno ocurrió en todos los países que habita, a saber: “Desde el río Paranaiba, el sur de los estados de Pará y Maranhao por el centro y sur de Brasil y Paraguay, extremo oriental de Bolivia y nordeste de la Argentina” (Chebez, 2008). En este último país actualmente mantiene poblaciones en el este de la provincias de Formosa y Chaco, norte de Santa Fe y Corrientes, sur de Misiones, extremo nordeste de Córdoba y parte oriental de Santiago del Estero. También  González y Lanfranco (2010) lo mencionan para el norte del Uruguay con registros confirmados en los departamentos Río Negro, Rocha y Cerro Lago, y una serie de otras menciones que deben ser confirmadas. Por otra parte es habitante conspicuo del Santuario Nacional Pampas del Heath, creado en junio de 1983 en el sudeste del Perú, casi límite con Bolivia, por lo que si bien es la única área peruana donde habita, podría incluirse a esta Nación en la lista de distribución. Este parque nacional peruano que lo alberga es una zona de altos pastizales con palmeras que se inunda durante varios mese al año. Por lo que es hábitat ideal para la especie tratada.

Hacia 2009 se observó, unificando  datos de al menos tres encuestas  realizadas a pobladores (alguna también incluyó al yaguareté y al ciervo de las pampas) y otros avistajes, que la distribución de la especies en la provincia de Santa Fe estaría expandiéndose hacia el sur. Esto sería cíclico y podría responder a las mayores lluvias que se vienen registrando en los últimos tiempos. Por el contrario durante la gran sequía de 1999 habrían disminuido las citas de la especie en la zona. También se especula  que las cañadas podrían estar actuando como espacios para la dispersión.


La distribución histórica incluía además de las provincias citadas precedentemente a  las de Buenos Aires, La Pampa, San Juan, La Rioja, Catamarca,  San Luís y San Juan. En relación a la presencia en las últimas dos provincias acota Chebez (2008) que uno de los testimonios tenidos en cuenta para esa afirmación es el de un indígena avezado en cuestiones de fauna  de San Luis que fuera entrevistado en 1923 e indicó su presencia en la zona de las lagunas de Guanacache, lo que incluiría también a la provincia de Mendoza. Este información además fue suministrada por Burmeister en 1885 en su trabajo “Ueber den schadel von Canis jubatus,  Sit-Zungsberichte Der Gesell” en Natur.  Freunde N°4.



Maned Aguara
                                                                 Dogs - Smith, C. H. - Jardine, W. - 1839- v.1                                                                                                               




Las distintas culturas nativas tuvieron sus propias  formas de contacto con el lobo de crin. Sabemos que los abipones chaqueños lo cazaban para utilizar su piel en la confección de prendas de vestir, aunque hay versiones que señalan, por el contrario, que algunas comunidades desdeñaban su piel por el fuerte olor que posee. Sí  coincidían en atribuir a la piel del aguará  propiedades  curativas que casi perduraron hasta nuestros días. Se afirmaba que los sobrepuestos o cojinillos – pieza que integra la montura del caballo – hechos con esta piel tenían la propiedad curar y prevenir las hemorroides y además era excelente alivio para los dolores del tipo de la  artritis, para lo cual había que cubrirse con ella a modo de cobija. Dice el antropólogo M. Palermo (1984) que los mocovíes hacían puntas de flecha con los huesos de las patas y cita al jesuita Florian Paucke, quien vivió con esa cultura y cuenta haber visto que los mocovíes colgaban los cadáveres del aguará  en ramas de árboles y ejecutaban ritos que semejaban burlas. En otros lugares suponen que la ralladura de los huesos de las patas tiene propiedad para apurar los partos transfiriendo la rapidez del animal a la parturienta.

También comenta el último autor mencionado que hubo extrañas creencias, no tan alejadas en el tiempo, por parte de los habitantes de Corrientes quienes decían que los que llevaban las tabas de este animal huían más fácilmente de la policía cuando eran perseguidos por ésta. Y en territorio de esta misma provincia,  los guaraníes suponían que era la encarnación de un ser maléfico y se les escuchaba el siguiente relato o leyenda: el yaguareté quiso una vez devorar al ciervo, pero éste iba como compañero del aguará guazú que, en realidad, era el mismo diablo (aná, en lengua guaraní) bajo tal forma. Esperando una buena oportunidad para llevar a cabo sus propósitos, el felino simuló amistad con los dos y acordaron turnarse para conseguir comida. El primer día  salió de caza al aguará guazú y volvió con un ratón, ante el enojo del tigre. El cazador le contestó que si no estaba conforme, fuera él a ver qué conseguía: nada sería, le dijo, porque tenía las patas demasiado cortas. Furioso, el yaguareté se le abalanzó pero él huyó junto con su amigo el venado. Buenos corredores los dos, mantuvieron sin problemas las distancias hasta llegar al río; el aguará guazú se tiró al agua y cruzó nadando pero el ciervo no sabía nadar y fue alcanzado por el perseguidor. Aquí se manifestó su compañero como Diablo (añá): lo convirtió en una piedra y cuando el yaguareté trató de morderlo se rompió un colmillo. Entonces el aguará guazú empezó a reírse del tigre hasta que éste, exasperado, le arrojó la piedra al llegar a la otra orilla, y  Añá la convirtió otra vez en el ciervo, burlándose de nuevo del frustrado yaguareté.

Hay testimonios de que en la actualidad, los tobas en la provincia de Formosa utilizan su piel para confeccionar un tipo de calzado.

Por la merma de sus poblaciones en las provincias de Corrientes, Santa Fe, Misiones y Chaco fue declarado Monumento Provincial. En Argentina se asigna la categoría  “En Peligro; en Brasil “Vulnerable”, en Perú también “Vulnerable” y en Bolivia “En Peligro/ Vulnerable”.

Es nuestro anhelo que los lectores hayan conocido mejor y apreciado al aguara guazú a través de estas líneas. Creemos válida aquella expresión que dice que no se puede querer lo que no se conoce. Al informarnos y ver su estampa y su rostro seguramente se generará la simpatía y esto se puede transformar en acciones concretas para sumarse a la causa de evitar por todos los medios posibles su extinción.

Algunas de las instituciones que más bregan por la supervivencia de aguará guazú son la Fundación Temaiken, la Fundación Huellas, el Proyecto Aguará Guazú (http://aguaraguazu.blogspot.com.ar/), el Grupo Argentino Aguará Guazú de la Sociedad Argentina para el Estudio de los Mamíferos (SAREM), Plan de Acción para la Conservación del Aguará Guazú en Santa Fe, y Museo Provincial de Ciencias Naturales “Florentino Ameghino” (referente Andrés Pautasso). En sus respectivos sitios en Internet hay información sobre lo que se está haciendo.









EL AGUARÁ GUAZÚ EN LA PRENSA


La mansedumbre del lobo de crin puede ser reafirmada por las múltiples apariciones de ejemplares en zonas pobladas. He aquí una reseña de algunas notas periodísticas que dan cuenta de este fenómeno




Diario Corrientes Hoy

Rescatan un aguará guazú que apareció en el Barrio Laguna Seca

El día lunes 9 de Diciembre del 2013, por la noche, la Dirección de Recursos Naturales, rescató un ejemplar de Aguará Guazú en el Bº Laguna Seca. Producto de una llamada telefónica realizada por una vecina de la zona, se procedió al operativo de rescate, en un procedimiento conjunto con efectivos de la Policía de la Provincia y el Cuerpo de Bomberos, los cuales cercaron toda la zona donde se encontraba el animal.



Diario La  Capital


Lunes, 04 de junio de 2012   | ROSARIO

Hallaron un aguará guazú en un garaje de Fisherton

Una hembra joven de aguará guazú (zorro grande en guaraní, ver aparte) fue rescatada ayer al mediodía sana y salva en Fisherton, después de que una asustada familia la descubriera.    




ARGENTINAadiario.com.ar

HABRIA NADADO DURANTE HORAS

Ejemplar de Aguará Guazú apareció en la costanera correntina

10/03/2012
El pequeño animal de pelaje rojizo que corre peligro de extinción apareció cansado en un local de la costanera. Fue capturado y llevado para el control.




Ministerio Producción y Ambiente. Gobierno de Formosa
Rescate De Un Aguará Guazú


Centros De Rescates
El ejemplar de aguará guazú que actualmente se encuentra en la Reserva de Animales Silvestres Guaycolec, fue rescatado el día 06 de junio de 2009 en una zona periurbana de la ciudad de Formosa, por personal de la Subsecretaría de Recursos Naturales, Ordenamiento y Calidad Ambiental conjuntamente con la Unidad especial de Policía Ecológica.


Diario La Opinión de Rafaela
Provincia de Santa Fe.

08 /09/2008

Apareció un aguará guazú en zona de quintas de la ciudad

La presencia del animal oriundo del norte del país, que se encuentra en vías de extinción, fue advertida en calle Los Cedros, en la zona de quintas al sur de la planta urbana. Logró ser capturado tras un arduo trabajo, siendo enlazado por un experto en esas tareas, puestero de un campo de Presidente Roca. Ahora está en el Refugio Municipal, esperando por su destino, que puede ser la granja "La Esmeralda" de Santa Fe o bien enviarlo a Formosa.





Esperanza, Santa Fe


08/07/2013

Intensa búsqueda de un Aguará Guazú por la ciudad


Pasadas las tres de la madrugada llamaron al guardafauna Martín Mastropaolo para comunicarle que por las calles de Esperanza caminaba un Aguará Guazú (zorro). El ejemplar fue visto por última vez en Planta 2, ubicada en 1° de Mayo y 9 de julio. Colabora con la búsqueda el Comando Radioeléctrico.


INFOVERA. Noticias del Norte Santafesino

Insólito: hallaron un aguará guazú en una casa de Suardi

26/07/12  

Aguara
Mediante un llamado telefónico  a Los Pumas, una persona de apellido Ramírez manifestó que al hacerse presente en su domicilio ubicado en zona rural de Suardi, en una de las habitaciones se encontró con un aguará guazú.
De inmediato, personal de la policía rural se constituyó en el predio “La Esperanza”, donde en una habitación de la vivienda ubicada allí se comprobó la presencia del animal, procediéndose a la captura del mismo.
Posteriormente, previa consulta con autoridades de la Granja “La Esmeralda”, se trasladó el aguará guazú hacia ese lugar para su resguardo.






Gabriel Rodríguez

00000000000000000000000000000000000000000000000000000000000

REFERENCIAS

Chebez, J. C. 2008 . Los que se van, Tomo 3 “Mamíferos”. Editorial Albatros. Buenos Aires.

González, E. y Martínez Lanfranco. 2010. Mamíferos del Uruguay. Guía de campo e introducción a su estudio y conservación. Ed. Banda Oriental. Montevideo.

Palermo, M. 1984. Fauna argentina. “Aguará-guazú”. Centro Editor de América Latina. Buenos Aires.


Guara
Brehm's Life of animals  Volume 1, Mammalia - 1895




EL AGUARÁ GUAZÚ EN LA CANCIÓN


.
EL AGUARÁ GUAZÚ

La noche aúlla como una sombra
partida en dos.
Viernes en vela,
es luna nueva …
¿Será un aullido de lobizón?
La noche aúlla y entre los ranchos de la comarca
pasan la voz:
Una guarida en los pastizales…
¿será guarida de un lobizón?

La noche aúlla como si un perro,
como si un árbol, como si tú,
tiembla que tiembla,
nada supieras
de la leyenda
del agua-ra-guá
aguará guazú.
Un zorro grande,
algo de hiena, algo de perro,
crin en el lomo:
aguará guazú;
cuenta un paisano en el fogón
tu vieja historia de luna nueva,
séptimo hermano,
hijo varón …

                                                       Germán Machado

.



Aguará Guazú
-Chamamé-

Ventea tu cara pequeña
en la brisa del alba
la flor del olvido,
patitas de junco costero
pelito de ciervo
vení que te quiero.
Es triste pensarte aterido
ojitos de estrella
que muere en el río
queremos salvarte chamigo
gurises del pago.
¡ofrézcanle abrigo!

Aguará Guazú
luz del pajonal
sol del invierno frío
Aguará Guazú
che yaguá de miel
quiero darte abrigo.
virgen de Itatí
bendecile angá
es un correntino
que no tiene paz
Aguará Guazú
¡Quiero darte un nido!

.¡Ah del que niegue el pasado!
ánima en pena su canto
anda sin ser por el mundo
frío y reseco su llanto.


                                                    Antonio Tarragó Ros







En nuestra próxima entrega:     "EL AGUARÁ GUAZÚ Y LA CIENCIA"



EL VENCEJO DE COLLAR (Streptoprocne zonaris), EL PREDICADOR Y LAS FANTÁSTICAS GOWRIES

    Este huésped del verano, el pequeño vencejo que vive en los templos, testimonia aquí, junto a su amada mansión, que el aliento del cie...