"Cuando se hace la historia de un animal, es inútil e imposible tratar de elegir entre el oficio del naturalista y el del compilador: es necesario recoger en una única forma del saber todo lo que ha sido visto y oído, todo lo que ha sido relatado por la naturaleza o por los hombres, por el lenguaje del mundo, de las tradiciones o de los poetas".

Michel Foucault-Las palabras y las cosas


domingo, 2 de septiembre de 2012

EL PAJARO FANTASMA: HACEDOR DE LEYENDAS - EL URUTAÚ O KAKUY Nyctibius griseus

Cuenta la gente allá en el pago lo sucedido entre dos hermanos.  
 Cuando el volvía de la jornada agua y comida jamás encontraba.  
 Cansado un día de soportarla la llevó al monte para castigarla.  
 Con triste grito busca a su hermano kakuy se llama y vive penando.  
 Sobre de un árbol ella esperaba mientras el mozo de allí se alejaba.  
 A sus reclamos los llevó el viento y en su garganta quejumbre y lamento.  
 De esta leyenda no hay que olvidarse que los hermanos no dejen de amarse. 
              Hermano Kakuy - Chacarera de Juan Carlos  Carabajal 

               


              “Hija mía: llora al pajarito que me distrajo algunos días en mi soledad, que no pudo resistir a la esclavitud y que murió, sin duda de pena, el mismo día en que debían sacarlo de su país”. 
               Historia de un pajarito. Entre nos – Lucio V. Mansilla.


              Urutáu - Caprimulgus longicaudatus
              Ilustración de Matthias Schmidt (Spix JB. Avium species novae… Tomo II, pl I)
              Monachii :Typis Franc. Seraph. Hübschmanni, 1824-1825



                    Hace unos años acampaba en un relicto de bosque chaqueño al norte de la provincia de Santa Fe, Argentina. Ya era noche plena y desde adentro de la carpa comenzó a escucharse un inquietante lamento. Una serie de notas moduladas, quejidos casi humanos o ¿tal vez sobrehumanos? Salí de la carpa pero en la oscuridad de la noche no pude descubrir quién las producía. Más tarde preguntando a los lugareños supe que se trataba del urutaú.

                   El urutaú de los guaraníes o kacuy de los quechuas, es un ave pariente de los atajacaminos, notable por su coloración críptica, es decir con colores y diseños parecidos al sustrato donde se posa,  lo que la oculta eficazmente a la vista de sus presas y sus enemigos.  A esto suma un comportamiento particular ya que se posa muy erguido y tieso, dirigiendo el pico hacia arriba a la espera de que pase cerca algún insecto que le sirve de alimento, al que captura abriendo su enorme boca.

                   “La vimos junto al río, sentada en la horqueta de un árbol, quieta como una piedra y la mirada lejana” dice una leyenda correntina.

                   Como es de suponer un ave tan extraña y con un canto tan notable (“la música del urutaú”,  según Neruda) dio origen a multitud de leyendas y mitos no sólo en el norte argentino sino en cada punto de Sudamérica donde vive. De la misma manera en cada región le aplican una serie de curiosos nombres comunes que hacen referencia a alguna de sus características.

                   Azara dice que es “de los páxaros mas famosos por las patrañas sin número que de él refieren” y que “se encuentran testigos que las creen como evangelios”.

                   André Thevet, un viajero francés que estuvo en Brasil en el siglo XVI señalaba: "Entre todas las aves de esta tierra, existe una que los salvajes no matarían ni aun lastimarían por nada en este mundo (...) Dicen estas pobres criaturas que ese canto les hace recordar a los seres queridos que fallecieron. Este pájaro seria un enviado de los muertos, trayendo buena suerte para sus amigos que aun viven y desventura para sus enemigos".

                   Ricardo Rojas en “El país de la selva” recrea la leyenda del kacuy: “Vive en la selva un pájaro nocturno que al romper el silencio de las breñas estremece las almas con su lúgubre canto”. La leyenda cuenta la historia de dos hermanos: él, bueno y solícito; ella, glotona (se relaciona con la enorme boca del ave)  y despreciativa. El hermano cansado de soportar sus desplantes, la convence con engaños para subir a buscar miel a un árbol muy alto donde, talando las ramas inferiores,  la abandona a su suerte. Entonces ella empieza a llamarlo: “¡Turay!  ¡Turay!”  (= ¡Hermano! ¡Hermano!) y al no tener respuesta se va  transformando en el ave que pasa las noches llorando y clamando.  Por eso en la región se le dice kacuy a la persona que llora mucho.

                   Otra versión proveniente de los jíbaros de Ecuador y registrada por Lehmann-Nitsche  habla de una muchacha, Aóho, enamorada de una deidad lunar, un hombre, al cual intenta seguir al cielo subiéndose por una liana, pero el hombre corta la liana y la mujer cae convertida en ave que canta desesperada “aishirú, aishirú” [= mi marido, mi marido].

                   Rafael Obligado en su poema “El cacui”  relata en verso la misma historia:

              “... y así te digo, porteño, 
              que en la casa del barranco 
              no hay tal mujer, ni tal padre, 
              pues, lo que es ella, es un pájaro, 
              y el hombre aquel, que allí mora 
              y baja solo, es su hermano, 
              ánima ya, porqué el pobre 
              anda hace un siglo penando; 
              y los gemidos que oíste, 
              no en su aposento, en un árbol, 
              son del cacuí que en la noche 
              va a sollozar a su lado." 


                   La voz urutáu  proviene del tupí  (g)u(y)rá, ave, y táu, fantasma, duende. A diferencia del Brasil en la Argentina la palabra se hizo aguda: urutaú. Estrictamente el Nyctibius griseus, sería el urutaú-i, o urutaú chico.


              El Kakuy- Escultura de Roberto Delgado -   Parque Francisco de Aguirre - Santiago del Estero


                   La leyenda guaraní, de la zona de Iguazú, difiere de la versión quechua. En ésta la hija de un combativo cacique llamada Ñeambuí era cortejada por Cuimaé el joven cacique de una tribu vecina. Su padre queriendo hacer una alianza estratégica para ganar un poderoso aliado, organizó el matrimonio entre ambos. Una noche, durante una de las guerras tribales, Ñeambuí escuchó un extraño lamento. Se trataba de un joven indígena de  la tribu enemiga que, mal herido, pedía ayuda. Decidió ocultarlo y tratar sus heridas para salvar su vida, sin embargo fue descubierto y encerrado prisionero. En medio de los preparativos de la boda, Ñeambuí pudo liberarlo y huyeron juntos al monte, pero Cuimaé los persiguió y los mató a flechazos. En castigo la joven fue transformada en ave que recorre los campos con sus tristes lamentos, llorando a su amado.


                   Cruz Rolla narra una versión similar donde la protagonista se llama Urú y su amado Kfyá. Urú en su exilio es acosada por los brujos de la tribu que tratan de engañarla para que vuelva, informándole de la supuesta muerte de su amante, ante lo cual ocurre la transformación en ave que vaga llorando por los sauces, que también serían seres humanos transformados.


               

               

                   En el cuento “Marta Riquelme”, William Henry Hudson realata la desgraciada historia de una cautiva que tras terribles sufrimientos pierde su condición humana para transformarse en kakuy:

               

                   “Este movimiento pareció enfurecerla; los ojos dementes y desolados, de los cuales había desaparecido toda expresión humana, tornáronse dos bolas ardientes, que parecían despedir chispas de fuego; su corto pelo se erizó hasta que llegó a parecer un enorme cresta sobre la cabeza, y, de repente, bajando sus manos esqueléticas, empujó bruscamente el crucifijo a un lado, prorrumpiendo a la vez en una sucesión de quejidos y gritos, que atravesaron mi corazón de angustia. Y luego, estirando hacia arriba los brazos, prorrumpió en gritos tan terribles, y expresivos de una agonía tap profunda que, abrumado por ellos, me dejé caer al suelo, y me cubrí el rostro. Los otros, que estaban detrás de mí, hicieron lo mismo, porque ningún viviente podía soportar aquellos gritos, cuyo recuerdo, aun ahora, después de tantos años, hace helárseme la sangre de las venas.

               

                   -¡El kakué! ¡El kakue! -exclamó Montero, que estaba detrás, junto a mí.

               

                   Recobrando el sentido, al oír aquellas palabras alcé la vista, para descubrir que Marta ya no estaba allí. Porque en  aquel mismo momento, aquellos horripilantes gritos resonaban en mis oídos, despertando los ecos de las soledades montañosas, habíase verificado la terrible transformación, y Marta había percibido por última vez con vista humana al hombre y la tierra. En otra forma, en aquella extraña forma del kakué, había huido precipitadamente, para siempre, de nuestra vista, a esconderse en aquellos montes tenebrosos, que iban a ser su morada.”

               

               



              EL URUTAÚ EN LA CIENCIA

                   El urutaú aparece en la ciencia de la mano de Gmelin en 1789 como Caprimulgus griseus basándose en el engoulevent gris de Buffon. El nombre francés engoulevent significa “traga viento” y según dice Buffon lo prefirió como nombre genérico antes que otros como chotacabras, sapo volador, o cuervo de noche, porque éstos introducen confusión sobre la verdadera naturaleza de estas aves. En cambio engoulevent con ser un nombre provinciano y algo vulgar describe bien al que con “el gaznate abierto al máximo, vuela con un murmullo sordo al encuentro de los insectos, de los que hace presa y que parece engullir por aspiración.”  

                   “Urutaú, publícalo en el viento” dicen los versos de Esther Osses.

                   Pero los zoólogos enseguida ubicaron a los urutaúes con el nombre de ibijaúes, en una familia aparte (Nyctibiidae), separándolos de los verdaderos engoulevents, atajacaminos o chotacabras (familia Caprimulgidae).

                   Buffon cuenta haber visto en el gabinete de historia natural del físico Antoine Mauduyt, un “tragaviento” de Cayena con un color de fondo más grisáceo, que sería la forma típica de nuestro urutaú.

                   Félix de Azara refirió alguna de sus particularidades. Vive en los bosques altos y se posa sobre un árbol grande y seco, sobre el extremo de alguna rama tronchada con el cuerpo vertical y apoyando la cola de modo que “por su color de corteza y porque pasa allí en quietud todo el día, es muy dificultoso verle.

                   Wetmore lo detectó por casualidad, posado en una rama seca, cerca de Puerto Pinasco (Paraguay), agarrado fuertemente con las uñas, con los ojos cerrados y las plumas de adelante y arriba del ojo erectas como cuernos. De allí que Vieillot, al citar la subespecie paraguaya, le diera el nombre de cornutus (= cornudo).

              Goeldi,  Emilio Augusto – 1900-1906-
              Álbum de Aves Amazônicas



              EL CANTO DEL URUTAÚ

                   Sobre su canto dice Azara que es un “alarido alto, espacioso y muy melancólico, y lo repite con pausas toda la noche; haciendo creer a los bobos, que llora la ausencia del sol, porque comienza cuando éste se pone y acaba quando sale”, pero bien dice que “su canto es de alegría, porque sin sol vive y come”. Recordemos que el nombre del género Nyctibius  (= que vive de noche) le fue dado por Vieillot porque va noctu victum quaerens (= durante la noche, en busca de comida).


                   Sanchez Labrador opina que “el canto y voz lúgubre de estas aves espanta, porque varias veces por la noche levantan su voz triste; parece que forman las voces que entran en composición de su nombre, urutaú, pero en un tono muy pausado” Y menciona el nombre mbayá de nabopenaga naga (= pájaro que sopla) debido a su canto que parece provenir de un instrumento de viento. Algunos incluso lo comparan con un oboe.

                   “Y escuchaba allá en el bosque, el canto triste del urutaú . . .
              (Caboca Di Caxangá, canción de Catulo da Paixão Cearense).

                   "El  urutáu en lo profundo del bosque suelta sus notas graves y sonoras que, reverberando por los amplios claustros vegetales, producen un eco a lo lejos como el toque lento y pausado del angelus” (O guarany. José de Alençar).

                   “Un ô-ô-ô de urutau, muy triste y muy alto” (Grande sertão: Veredas. J. Guimarães Rosa).

                   Para von Ihering su canto, entre melancólico y fúnebre,  es considerado poético, por unos, o agorero por otros y fue la más impresionante voz nocturna que escuchó en la  naturaleza.

                   Dice Cruz Rolla: “Llena el silencio de los montes el eco de sollozos desgarradores que se agudizan en la sombra hasta producir angustiosa desazón”.

              Latham, John -1821-
              A_general_history_of_birds
               



                   Lucio V. Mansilla, que tuvo un urutaú como mascota, afirma que “tiene costumbres extrañas: apenas sale el sol hunde su enorme cabeza en el pescuezo y fija sus redondos ojos en él; unos ojos traslúcidos, amarillentos, como un topacio en bruto, y así permanece horas enteras extático, como magnetizado, cataléptico o deslumbrado.” 

                   “Declina, se pone, se oculta completamente el soberbio monarca de los cielos, y el urutaú sale en el acto de su inmovilidad; se agita, se estremece, se encrespa, como un papagayo que siente aproximarse la fresca lluvia en día canicular, y recién comienza y repite, hasta el cansancio, con marcadas intermitencias o intervalos isócronos, sus acentuadas y uniformes modulaciones.” 

                   Al igual que Mansilla, Azara tuvo uno cautivo en su habitación: de día permanecía posado en una silla con los ojos cerrados y el cuerpo vertical, pero de noche volaba dando vueltas por el cuarto. Lo alimentaba con pelotillas de carne picada cruda y al acercársele abría la boca desmesuradamente y emitía un “¡guá!”, pero nunca lo oyó cantar.





              MITOS

              Azara recopiló  algunas de las creencias populares sobre el urutaú:

              - Quebrándole los huesos de las alas y patas a la mañana amanece sano.
              - Al que imita su canto se le quema la ropa en menos de 3 días.
              - El que lleva una de sus plumas atrae las voluntades del sexo opuesto.
              - Cualquier pedido escrito con una de sus plumas se consigue sin falta.
              - Sus plumas y cenizas curan varias dolencias.


              En la Amazonia se creía que su piel preservaba la castidad de las muchachas. Para eso se despellejaba un urutaú y se secaba la piel al sol y sobre ella tenían que sentarse las chicas durante los primeros tres días de la pubertad. Mientras tanto las mujeres de la tribu venían a saludarlas y a aconsejarles ser honestas y mantener la fidelidad en la pareja. Tras ello la chica quedaba inmune ante las pasiones deshonestas. Cuando no se conseguía una piel, las madres barrían debajo de las hamacas de sus hijas con una escoba hecha con las plumas de la cola del urutaú.


              Villafañe y otros mencionan que:

              -las cerdas obtenidas de su nido usadas a modo de tapón calman los dolores de oído. Sin embargo, es una tarea imposible ya que el urutaú no hace nido, sino que deposita un único huevo directamente sobre una rama.

              -el que lleva sus ojos en la mano no se pierde en el monte, ni aún con los ojos vendados.

              -el primero en oír su canto un viernes a la noche se muere en dos meses y su alma se la lleva el diablo. Entonces hay que atrapar un urutaú y encerrarlo en el cuarto y aparece el diablo reclamando a su protegido. A la semana para recuperar el alma, se le entrega el ave dejándola escapar y poniendo incienso.

              -se lo puede cazar con un lacito en la punta de una caña pero, como el demonio lo protege, la operación es sumamente difícil.






              El Kakuy - Escultura de Juan Bejarano -
              Plaza San Martín - Loreto - Santiago del Estero
               
                                           http://jotajozami.files.wordpress.com


              OTROS NOMBRES COMUNES Y MÁS LEYENDAS

              Costa Rica: Pájaro estaca, pájaro palo.

              República Dominicana: Don Juan.

              Haití: Chaut huant (= gato gritón) que es el nombre que en Francia se le da a una lechuza,  el cárabo común (Strix aluco).

              Venezuela, Trinidad y Guyana: Perico ligero (ver nuestra nota EL AI-AI O PEREZOSO Bradypus tridactylus, INVENTOR DE LA MÚSICA) porque creen que sus gritos son proferidos por los perezosos o pericos ligeros.

              Los criollos del norte de Sudamérica le decían po-too, que es onomatopeya de su canto y fue adoptado por los anglosajones.

              Colombia: biempara’o,  estaquero, mirapacielo, marta, perico de pluma. Se cree que sólo cantan en noches de luna y los indios huitoto de la Amazonia colombiana, que lo creen pájaro mágico, dicen que vuelan al atardecer cantando “ma-ru-cú” que significa “¿dónde está mi cabeza?”. Quizá porque con su actitud de parecer un pedazo de rama la cabeza queda desdibujada y parece que no la tuviera.

              En Perú se le conoce como ayaymamá o mamá yayá y se refiere esta leyenda que explica su nombre:

              La madre de dos niños, sufriendo los primeros síntomas de una plaga que aquejaba a su pueblo, los llevó a un monte lejano para salvarlos. Ellos, sintiéndose perdidos, se encomendaron al dios del monte quien los transformó en aves. Así pudieron llegar al pueblo, para comprobar que ya todos habían muerto. Entonces se posaron en lo alto de un árbol, llamando a su madre: "¡ayaymamá... ayaymamá...!"

              En Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) lo llaman guajojó y cuentan que era la bella hija que amaba a un joven el cual termina siendo asesinado por el brujo de la tribu, celoso padre de la chica. Ella entró al bosque para buscarlo y comprendiendo la realidad del crimen volvió al pueblo para denunciarlo, ante lo cual el brujo la convirtió en ave que recorre el monte con su canto melancólico.

              En una leyenda chiriguana, pueblo guaraní que habitó el chaco salteño y boliviano, el urutaú (a veces también el relato se refiere a otra ave, el caburé) era un niño que, recorriendo el monte con sus padres, caciques de la tribu, fue dejado por éstos en las ramas de un chañar, por miedo a extraviarse con él. Cuando regresaron estuvieron buscándolo durante tres días, pero ya entonces le habían crecido alas y ya no pudo bajar más del árbol. Así los dioses castigaron el descuido de los padres.

              Los wichis relatan cómo es que el kakuy llegó a tener una boca tan grande. Parece ser que era un ave que gustaba comer bichos de luz, pero Tokjuaj, el semidiós wichi,  quería las luciérnagas para juntarlas y tener luz por las noches. Entonces tomó una piedra y dotándola de luz se la arrojó al ave, que al intentar atraparla, se desgarró la boca y se le agrandó tal cual la tiene ahora. Compárese con otra etimología tupí: yaru-tahy  (de yaru = boca; y tahy o cai = extendida o partida]. La boca grande da también una asociación con la vulva femenina entre los guaraníes y entre los arawak de Guayana.







              KAKUY
              Escultura de Clara Mouchard

              En Paraguay además de urutaú se lo conoce como güeim-cué (= vieja que fue) o la vieja.

              En Brasil es también velha, urutáu, jurutáu, urutago, dono-da-noite.
              En Mato Grosso es el kúa-kúa o uruvati. Y en Bahía se lo conoce como mãe-da-lua, pai-da-lua, vó-da-lua , pai-de-mata y chora-lua. La mãe da lua
              [= madre de la luna] es una mujer vieja y respetable pero disconforme con la deformación de sus pies y por eso canta: “¡Mis pies tan feos!”.

              También le atribuyen una intervención importante en los temas amorosos: “Madre de la luna encantada/dice la creencia popular/ que tus plumas tienen magia/ tu canto trae la luz de luna/ quien tiene tal simpatía /hace al corazón amar.” (Urutáu – Canción de Paulinho Rodrigues)

              Los indios Pataxó del sur del estado de Bahia tienen una leyenda sobre la  Mãe-da-Lua y el Bacuráu o atajacaminos. Este era un muchacho tímido que salía a cazar por las noches. Un día encontró una chica muy bonita, Mãe-da-Lua, a quien propone casamiento. Como era muy pobre debe pedir una pluma a cada pájaro para hacerse un traje. Invitó a todos los animales del bosque al casamiento y el venado ofició de sacerdote. En medio del banquete el mono contó un chiste y Mãe-da-Lua abrió la boca tan grande para reírse que Bacuráu huyó asustado. La novia volvió a su casa en el bosque y desde entonces se la pasa cantando “Juan se fue, fue, fue, fue...”, y él le responde : “Mañana voy, Mañana voy,”. Como no le devolvió las plumas a los otros, ya no sale más de día para evitar que lo persigan.


              Croquis de Emilio Goeldi en su investigación sobre el presunto  
              seguimiento  del recorrido del sol  por parte del urutáu con su mirada.
              Ibis  ser 8 vol 4 – 1904 


              La relación con el Sol y la Luna se explica también en una leyenda mocoví donde el cacique Youma descubre que su novia Marramae lo engaña con un  extranjero a quien da muerte.  En castigo, éste es transformado en Luna, la muchacha en Sol y Youma en urutaú, y desde entonces se pasa el día en las ramas más altas siguiendo con los ojos a su amada que atraviesa el cielo, y cuando desaparece en el horizonte la llama con sus gritos afligidos.

              ALEX MOUCHARD

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              REFERENCIAS

              - Alençar, J. de. -1996- O guarani. 20ª ed., São Paulo.

              - Azara, F. de-(1802)- Apuntamientos para la Historia Natural de los Páxaros del Paraguay y del Río de la Plata. Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología. Madrid, 1992.

              -Buffon, G.L.L. conde de.  -1770 - 1785- Histoire naturelle des oiseaux. Paris.

              -Coluccio, F. -1950- Diccionario folklórico de la flora y la fauna de América. Ed. Del Sol. Bs. Aires.

              -Costa Straube, F. –2004- Urutau: ave-fantasma. Atualidades Ornitológicas 122: 11-12.

              -Cruz Rolla, J –1947- Ñandé Ipiruera Retá – Bs. Aires.

              -Galeano, E. -2007- Memorias del Fuego 1. Los nacimientos. El urutaú. Bs. Aires.

              -Gmelin, J. F. –1789- Systema Naturae.  13ª ed.

              -Guimarães Rosa, J. -1956- Grande Sertão: Veredas.

              -http://palabraria.blogspot.com.ar/2008/05/uruta.html

              -http://www.oni.escuelas.edu.ar/2002/santiago_del_estero/mitosyleyendas

              /mitos.htm

              -Jaramillo de Olarte, L. -1993- Aves de Colombia. Bogotá.              

              -Lehmann-Nitsche, R. -1922- Las aves en el folklore sudamericano. El Hornero 2:276-289.Asoc. Ornitológica del Plata. Bs. Aires.

              -Mansilla, L. V. -1890– Entre nos. Causeries del jueves / Libro IV. 

              -Nomura, H. -1996- Avifauna no folclore. Mossoro, Brazil.

              -Obligado, R. -1906– Poesías. Librería Rivadavia  Bs. Aires.

              -Ortiz, C. El Kakuy, en Teran, B. -1998– El ciclo de Tokjuaj y otros mitos de los wichis.

              -Pérez Bugallo, R. -2007- Mitos chiriguanos: El mundo de los Túnpa. Ediciones Del Sol. Bs. Aires.

              -Rojas, R. -1946- El país de la selva. 2ª ed. Bs. Aires.

              -Sanchez Labrador, J. –(1767)- Peces y aves del Paraguay Natural Ilustrado.  Fabril Editora, Bs As, 1968.

              -Santos, E. 1979. Da ema ao beija-flor. Belo Horizonte, Editora Itatiaia. 396 pp

              -Verissimo, J.-1899- Scenas da vida amazónica.Rio de Janeiro.

              -Villafañe, J. -1957- Historias de pájaros. Emecé. Bs. Aires.

              -Ihering,  H. von –1898- As aves do estado de S. Paulo. Revista do Museu Paulista, vol. III.

              -Wetmore, A. –1926– Observations on the Birds of Argentina, Paraguay, Uruguay,  and Chile –Bulletin 133 – Smithsonian Institution – Washington.

              viernes, 17 de agosto de 2012

              EL ZORRO LOBO DE LAS MALVINAS Dusicyon australis



              Remember me — Oh ! pass not thou my grave
               Without one thought whose relics there recline:
               The only pang my bosom dare not brave,
               Must be to find forgetfulness in thine.

               [Recuérdame Oh! No pases junto a mi tumba
              Sin pensar en aquel cuyos restos allí reposan:
              La única pena que mi corazón no podrá soportar
              Es encontrar en el tuyo el olvido...]

              Lord Byron – El Corsario
              Nota: Lord Byron fue el nieto del comodoro John Byron quien nos dejó su relato sobre el zorro lobo.






              En el lejano Atlántico Sur, a los 52° de  latitud y a escasos 500 kilómetros de la costa de Sudamérica, econtramos el archipiélago de las islas Malvinas o Falkland.  Se trata de dos grandes islas que ocupan el 70% del archipiélago, una ubicada al este y denominada Soledad -  de 6.306 km2-  y la otra, llamada Gran Malvina,  se sitúa al Oeste y posee una superficie de 4.352 km 2.  Hay una distancia de 350 kilómetros entre el Cabo Belgrano de la Isla Gran Malvina y el Cabo San Juan de la Isla de los Estados, que a su vez dista sólo 24 km de la costa de Tierra del Fuego, datos de interés para lo que acá narramos.

              La vida es esas gélidas tierras se manifiesta generosa especialmente en la cantidad de especies de peces e invertebrados marinos, aves y mamíferos marinos. Pero no es tan así con los escasos mamíferos terrestres. Y, para que esta carencia sea mas evidente aún, el destino (o el hombre) se encargaron de extinguir, hace ya más de un siglo, la única especie que fue un cánido, el zorro o perro malvinero (Dusycion australis).

              Despertó la curiosidad de muchos biólogos la presencia de esta especie literalmente aislada, y comenzaron las conjeturas sobre cómo había ido a “parar ahí” este animal confinado por la biogeografía.

              Dibujo del natural coloreado a mano por J.G. Keulemans
                  Mivart, St. - 1890- Dogs, jackals, wolves, and foxes: a monograph of the Canidae.
              London. R.H. Porter 

              Hipótesis sobre su origen

              Se especuló que podría tratarse de alguna de las especies de zorros que habitan el extremo sur de Sudamérica que  hubiera cruzado esos pocos cientos de kilómetros que separan al archipiélago del continente , lo que parece bastante poco probable por tratarse de un bravío y frío océano que separa ambas partes, el Atlántico. Una de las posibilidades más factibles de imaginar sería el traslado por parte del hombre, que de hecho realizó este cruce, pero los yámanas, nombre del pueblo aborigen del sur de Argentina, datan una existencia no mayor a los 12.000 o 14.000 años y se estima que nuestro protagonista zorro malvinero estaría en su tierra desde hace unos 70.000 años; por lo que también fue descartada esta conjetura.

              Giacchino y Cardillo (1998) indican: “Según el mastozoólogo inglés Oldfield Thomas, los zorros que poblaban cada una de las dos grandes  islas del archipiélago malvinense correspondían a dos subespecies distintas: Dusicyon australis australis (Kerr, 1792) que habitaba las isla Gran Malvinas, y Dusicyon australis darwinii (Thomas, 1914) que habitaba la isla Soledad. Para otros autores el zorro malvinero habría sido una especie insular del género Dusicyon que incluiría a otras especies similares de Sudamérica. Berta en 1987, sostiene en cambio que el género Dusicyon debe reservarse exclusivamente para esta especie. Los que sostienen esta última postura suelen emplear el género Pseudalopex para las especies cercanas”.



              Más tarde, en 2009,  con los  análisis genéticos del equipo dirigido por Graham J. Slater, investigador de la Universidad de California, se esclarece bastante la incógnita.  Publicaron sus conclusiones en la revista Current Biology , indicando que el familiar vivo más cercano del zorro lobo de Malvinas es una especie sudamericana, aunque ambos se separaron en América del Norte. Se referían al aguará-guazú o lobo de crin (Chrysocyon brachyurus) que habita desde el centro de Brasil hasta el norte o casi centro de Argentina. Obtuvieron muestras de ADN de cinco ejemplares de museo - probablemente los únicos existentes-,   analizaron las variaciones comparándolo con el ADN de la especie actualmene viviente. Pudieron así construir un árbol filogenético y establecer el momento en que se separaron ambas especies.


              Slater dijo que el estudio reveló que el aguará guazú y el zorro-lobo de Malvinas compartieron un ancestro norteamericano hace algo más 6 millones de años atrás y se habrían separado hace unos 3 millones de años cuando se formaba el Istmo de Panamá, lo que en paleozoogeografía se llamó el gran intercambio biótico americano. No obstante esta postura carece de un aval muy necesario cual sería el hallazgo de fósiles en Norteamérica similares al lobo malvinero. También sostuvo, al descartarse la posibilidad de ser trasladado por el hombre, que los lobos deben haber flotado sobre vegetación o témpanos de hielo para arribar desde el continente a las islas. O sea que habría llegado a las islas Malvinas antes del final de la última edad de hielo, fecha en la que todavía los humanos no habían colonizado América del Sur.



              Orden: Carnivora

              Suborden: Caniformia

              Familia: Canidae

              Género: + Dusicyon

              Especie: Dusicyon australis (Kerr, 1792)

              Localidad tipo: América del Sur, Islas Malvinas (o Falkland)

              Sinónimos:

              - Dusicyon antarticus (Bechstein, 1799)
              - Canis antarticus (Beschstein, 1799)

              Subespecies:

              - Dusicyon australis australis (Kerr, 1792)
              - Dusicyon australis darwin (Thomas, 1914)

              Nombres comunes: zorro malvinero, zorro-lobo malvinero, zorro o lobo malvinense, lobo malvinero, zorro isleño, warra, guará, zorro-lobo de las Malvinas, zorro Antártico (español);, Falkland Islands dog,  Falkland Islands Wolf, Falkland Islands fox or Antarctic wolf (inglés); loup des Malouines, renard des Malouines (francés); lobo-das-ilhas  (portugués).



              Allen, G.M. 1942. Extinct and Vanishing Mammals of the Western Hemisphere. 


              Cómo era el zorro de las Malvinas

              Descripciones hubo varias dado que distintos viajeros lo observaron y  expresaron datos inherentes a sus características físicas, además de los que nos muestran las pieles de los ejemplares  (sólo 4) que se encuentran en los museos más un ejemplar taxidermizado. Nos parece oportuno transcribir la clara descipción del zorro malvinense que realiza Chebez (2008) en su obra “Los que se van”: “Zorro robusto de aspecto semejante al zorro colorado o culpeo (Dusicyon culpaeus) de la Patagonia, con unos 90 cm de largo de cabeza y cuerpo y 30 cm de cola. El pelaje era sumamente tupido y tenía una tonalidad pardo-amarillenta con la punta de los pelos negros  especialmente en el dorso. Las orejas eran internamente grisáceas y externamente bayas y la cola, parda en la base, pasaba luego a negruzca para rematar en una punta blanca, característica que sólo compartía con el aguará guazú (Chrysocyon brachyurus) entre los cánidos sudamericanos”. Otra descripción bastante coincidente con la anterior, la proporcionan Lydekker, Johnston y Ainsworth Davis (1910), diciendo: “El lobo antártico, Canis antarcticus, era bastante más pequeño que los ejemplos más grandes de coyote americano; tenía las patas más cortas y una abultada cola. El tono general de su pelaje era amarillento en la base, con las puntas negras; su garganta, barbilla y márgenes internos de las orejas eran de un tono blanquecino”.

              En cuanto a su comportamiento se sabe que eran animales muy mansos, muy proclives a acercarse a los poblamientos humanos, habitaban asiduamente los grandes pajonales de pasto tussock (Poa flabellata) y su territorio habitual fueron las zonas costeras donde obtenía alimento consistente en carroña, se lo habría visto ingiriendo algunas cría de lobo marino y también un viajero cuenta que lo observó arrojarse al agua para llegar hasta una isla donde había colonias de aves marinas. Los alimentos más comunes habrían sido las avutardas, peces, crías de pingüino, las ovejas y el conejo introducido ya en ese entonces. No se los veía en el interior de las dos grandes islas sino mucho más en las costas y vivían en cuevas o madrigueras que construía entre los pastizales de cierta altura.

              Darwin, C. R. ed. 1838. The zoology of the voyage of H.M.S. Beagle. Mammalia.

              Algo de historia

              Según dicen Cabrera y Yepes (1962) “las primeras noticias acerca de éstos cánidos de las Malvinas se deben a Richard Simson, autor del relato del viaje que a las islas hizo en 1689 el barco inglés Welfare. En dicho relato, cuyo manuscrito se conserva en el Museo Británico, se habla de “zorros dos veces tan grandes como en Inglaterra”, y el cronista dice acerca de ellos: “ Agarramos uno joven vivo, que tuvimos a bordo, varios meses, pero en el primer combate que sostuvimos, al disparar los cañones, se asustó y se arrojó por la borda. Era de una familia muy antigua y astuta. En cuanto a su antigüedad, desde el momento que no puede volar, ni nadar tanta distancia, o ha habido dos creaciones distintas, o América y estas islas han sido formadas del mismo continente, que es lo más probable”.

              “Cuando Bougainville visitó las Malvinas con ánimo de colonizarlas, en 1764, también encontró estos cánidos, que su gente bautizó con el nombre de zorros-lobos, o lobos-zorros. Al año siguiente estuvo ahí el inglés Byron, y de su relato parece deducirse que dichos animales constituían entonces una verdadera plaga, a menos que aquél no sea una de aquellas exageraciones en que con tanta facilidad incurrían los viajeros de la época.”

              Luego Byron relata un suceso que contradice la muy comentada mansedumbre de este animal. Cuenta que habiendo enviado a su contramaestre a inspeccionar un área, al regresar narró que se había topado con cuatro zorros malvineros que se lanzaron con ferocidad al agua y se dirigieron hacia los botes pretendiendo atacar a sus tripulantes y debieron llevar el bote de inmediato adonde había más profundidad.

               Sin lugar a dudas el testimonio de Darwin, al visitar las islas el 1 de marzo de 1833 y otra vez el 16 de marzo de 1834, sea tal vez por la agudeza de sus observaciones y la experiencia que ya tenía como naturalista, el más valioso. En su libro “Diario del viaje de un naturalista alredededor del mundo” nos narra: “El único cuadrúpedo originario de la isla es un zorro grande parecido al lobo (Canis antarticus), que es común a las dos islas Falkland, la oriental y la occidental. No dudo que es una especie peculiar y confinada a este archipiélago, porque muchos cazadores de focas, gauchos e indios que han visitado estas islas sostienen unánimes que no se halla semejante animal en ninguna parte de Sudamérica. Molina, fundándose en la semejanza de hábitos, creyó que este zorro era el mismo animal que su Culpeo; pero los he visto a ambos y son enteramente distintos. Estos zorros alobados son bien conocidos por las noticias que de su domesticidad y afición a husmear todo que da Byron; los marinos que los vieron  por vez primera tomaron  por  muestras de ferocidad las cualidades anteriores. Hasta la fecha sus costumbres siguen siendo las mismas. Se le ha visto entrar en una tienda y sacar la carne que había debajo de la cabeza de un marinero dormido. Los gauchos, además, los han matado frecuentemente, por la noche, alargándoles un pedazo de carne con una mano y empuñando en la otra el cuchillo para clavárselo. No creo que haya otro ejemplo en ninguna parte del mundo de que una pequeña masa de tierra, distante de un continente, posea un cuadrúpedo aborigen tan grande y peculiar de la misma”.

              Y continúa diciendo proféticamente el gran naturalista: “Su número ha decrecido rápidamente, y han desaparecido ya de la mitad de la isla, situada al este de la lengua de tierra entre la bahía de San Salvador y Berkeley Sound. A los pocos años de estar colonizadas estas islas, el zorro de referencia tendrá que ser clasificado con el Dodo, animal que ha desaparecido de la superficie de la tierra”.

              Obsérvese la firmeza de las conclusiones a las que arriba Darwin con sólo dos visitas a las islas, diciendo por un lado sin dudarlo que el zorro malvinero es autóctono del archipiélago; desdiciendo a Molina indicando que no se parece en nada al Culpeo; que sin dudarlo era manso y que la observación de los marineros de Byron era errónea confundiendo su afán de acercarse amistosamente con ferocidad y por último ve clarísimo que se va a extinguir… sorprende realmente.


              Ejemplar hembra taxidermizado
              http://www.arkive.org/falkland-island-wolf/dusicyon-australis/


              Su destino

              Como hemos leído precedentemente todos los cronistas que mencionan en sus escritos al lobo malvinero, a excepción de Byron, dan cuenta de la mansedumbre del cánido. Es muy probable que este comportamiento haya contribuido a su extinción.   Lo que sí sabemos en que los poseedores de hacienda ovina realizaron una campaña para cazarlo debido a que aseguraban que atacaba a las ovejas y sus crías.

              En 1839 sufrieron una intensa persecución por parte de norteamericanos especializados en su caza, y su piel era vendida a buen precio en Nueva York por la compañía de un tal John J. Astor, según consta en un documento.

              También otro relato da cuenta que para cazarlos se prendía fuego a los pastizales para concentrarlos en un lugar determinado y así poder ultimarlos fácilmente. Darwin al respecto expresaba “Los colonos consideraban a este lobo como una amenaza para sus ovejas, al que combatieron con intoxicaciones organizadas y disparos a escala masiva. La ausencia de bosques llevó al éxito rápido de esta campaña de exterminio, que se vio facilitada por la mansedumbre del animal, como es común en las especies que habitan la insularidad, debido a la ausencia de depredadores”


              En otro documento consta que las autoridades de las islas, para colaborar con los ganaderos, ofrecían dinero por cada ejemplar muerto. El hecho lamentable es que en el año 1876 fue visto el último ejemplar, en la isla del oeste, del que fuera el único mamífero nativo del archipiélago austral. Se trata de la primera extinción conocida de un cánido en tiempos históricos.

              Por lo menos cuatro ejemplares fueron exhibidos en el Zoo de Londres y eran propiedad de la Sociedad Zoológica de Londres, pero nunca se tuvo una pareja para intentar su reproducción en cautiverio; condición a la que no de adaptaba bien. En la Argentina no quedó ningún animal embalsamado ni restos corporales de ninguna índole. En 1989 se encontró otro ejemplar embalsamado en Europa y por gestión del curador del museo de las islas fue trasladado a Malvinas ese mismo año. Actualmente quedan 11 ejemplares disecados, alguna piel, cráneos y mandíbulas en los siguientes museos del mundo: : el British Museum of Natural History, Naturhistoriska Riksmuseet (Stockoholm), el Institute Royal des Sciences Naturelles de Belgique (Bruselas), la Academy of Natural Sciences (Philadelphia), el Rijksmuseum van Naturlijke Historie (Leiden) y el Museum of Royal College of Surgeons (Londres) y con respecto a los restos que encontraban en el Museo de Historia Natural de París al parecer se han extraviado (Giacchino y Cardillo, op.cit.).






              MAMIFEROS EXTINGUIDOS

              Según la UICN, al menos 76 especies de mamíferos y 7 subespecies de mamíferos se han extinguido desde el año 1500. Sin embargo, la situación real podría ser mucho peor, ya que 836 especies tienen un número insuficiente de parejas para hacer viable su supervivencia. Conforme la información avanza, más mamíferos aparecen en situación de peligro de extinción o están extinguidos ya. También hay que destacar los programas realizados con éxito para salvar de extinción a varias especies, en distintas partes del mundo. En la Argentina ello sucede con el ciervo o venado de las pampas cuyas poblaciones en la provincia de Corrientes, principalmente, se están restableciendo significativamente y con mayor resultado aún se logró quitar la amenaza que pesaba sobre las  exiguas poblaciones de vicuña, hoy considerada fuera de peligro.



              Gabriel Rodríguez
                  naturalista

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              REFERENCIAS


              Berta, A. 1987. Origin, diversification, and zoogeography of the South American Canidae. Fieldiana: Zoology, 39: 455–471

              Bertonatti, C. 1993. “El zorro-lobo malvinero. La especie perdida. Revista Vida  Silvestre 31: 18-21. FVSA. Buenos Aires.

              Bougainville, L. A. 1921. Viaje alrededor del Mundo. Fragata del Rey “La Boudese” y la fusta  “Estrella”, en 1767,1768 y 1769. Tomo I. Espasa. Madrid.

              Byron, J. 1964. Byron's journal of his circumnavigation 1764-1766, edited by Robert E. Gallagher. Cambridge
              Cabrera, A y  J. Yepes. 1960. Mamíferos de Sud América. EDIAR . Buenos Aires.

              Chebez. J. C. 2008. Los que se van. Fauna Argentina amenazada. Tomo 1. Editorial Albatros. Buenos Aires.

              Clutton-Brock, J., Corbet, G.G., and Hills, M. 1976. A review of the family Canidae, with a classification by numerical methods. Bull. Brit. Mus. Nat. Hist. 29: 119–199.



              Darwin, Ch. R. 1997. Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo en el navío de S.M., “Beagle”. Ediciones Elefante Blanco. Buenos Aires

              Giacchino, A. y M. Cardillo. 1998. Los vertebrados extintos por acción del hombre y el ejemplo en nuestra fauna del zorro lobo malvinero. Algunos vertebrados extintos. Eurekaya.com.

              Gorham, S. W. 1985. Collecting zoological specimens and observations on wildlife in the Falkland Islands. The Falkland Islands Journal (1967 /1971): 48-53.

              Libermann, J., 1947. La tragedia biológica del zorro malvinero. Pieles y peleterias 18: 217. Buenos Aires

              Llaras Samatier, M., 1987. El extinguido zorro malvinero. Revista Patagónica, 7 (33): 35-40. Buenos Aires.

              Lydekker, J. y A. Davis, 1910. Harmsworth Historia Natural.

              Rapaport, E.H., 1997. Vida en extinción. Ciencia Hoy, 2 (10): 26-35. Buenos Aires

              Slater, G. J. et al. 2009. Evolutionary history of the Falklands wolf. Current Biology 19 (20):  937-938.

              Wilson, E.  & D. M. Reeder (Eds) 2005. Mammal Species of the World. A Taxonomic and Geographic Reference, 3rd ed. Baltimore: Johns Hopkins University Press, 2 vols. 2142 pp..


              Wozencraft, W. C. 2005. "Order Carnivora (pp. 532–628)", in Wilson, E., & D. M. Reeder, (Eds.). Mammal Species of the World: A Taxonomic and Geographic Reference. 3rd ed. Baltimore: Johns Hopkins University Press, 2 vols. 2142 pp..

              www.petermaas.nl/extinct/speciesinfo/falklandwolf.htm

              www.thewebsiteofeverything.com/animals/mammals/Carnivora/Canidae/Dusicyon/Dusicyon-australis.html


              jueves, 9 de agosto de 2012

              LA REINA MORA, Cyanoloxia brissonii, ¿UNA REINA AFRICANA?





              “Vai, Azulão, Azulão, companheiro, vai!
              Vai ver minha ingrata,
              Diz que sem ela
              O sertão não é mais sertão!
              Ai! Võa Azulão,
              Vai contar companheiro, vai!”

              [¡Ve, Azulón, Azulón, compañero, ve!
              Ve a ver a mi ingrata,
              dile que sin ella
              el sertão ya no es sertão!
              ¡Ay! Vuela Azulón,
              ve a contarle compañero, ve!]
                  
                   Manuel Bandeira - Azulão

              En el otoño de 1747 un rebelde joven francés, llamado Mathurin Jacques Brisson,  se encontraba a punto de recibir la ordenes sacerdotales. Siguiendo los consejos y deseos familiares había cursado la carrera eclesiástica, pero de improviso, en medio de la ceremonia de su ordenación, abandonó la capilla de San Sulpicio, ante el desconcierto de los sacerdotes y compañeros.

              No conocemos la causa de su drástica decisión, pero dos años más tarde, Mathurin, fue a visitar al sabio  René Antoine Ferchault de Réaumur, famoso físico y entomólogo, en su residencia rural de  La Bermondière . Había un cierto parentesco entre ellos porque la cuñada de Réaumur era tía de Mathurin, y siendo que recientemente había fallecido su asistente, el abate Menon, Mathurin le solicitó ocupar dicho puesto. Réaumur aceptó y como recientemente había donado su colección de ciencias naturales a la Academia Real de Ciencias, pidió y obtuvo un cargo de botánico adjunto para Mathurin con una pensión de 600 libras. La mencionada colección constituía uno de los más grandes "gabinetes de curiosidades " de historia natural de la época, sólo superado por el del británico Sir Hans Sloane. Estos gabinetes fueron los precursores de los actuales museos de ciencias naturales. 

              En 1760 Brisson sorprendió a la comunidad científica con la publicación de la obra “Ornithologia” donde describía minuciosamente unas 1500 especies de aves. Su gran obra antecedió en 10 años a la famosa “Histoire Naturelle des Oiseaux” de Buffon. Se ganó asi la franca enemistad de éste y de sus colegas, Daubenton, Guéneau de Montbéliard, el abate Bexon y Sonnini de Manoncourt.

              Brisson utilizó como fuente para su trabajo la magnífica colección de Réaumur, y al fallecer éste como consecuencia de una caída del caballo, Buffon logró apropiarse de la misma trasladándola al Cabinet du Roi, que él dirigía. Ante este hecho Brisson abandonó la biología para dedicarse a la física.

              Entre la enorme cantidad de aves que revisó Brisson se encontraba un hermoso pájaro procedente del Brasil que Madame Salvador le había regalado a Réaumur. El ave en cuestión era nuestra conocida reina mora grande que lleva el nombre científico de Cyanoloxia brissonii en honor del naturalista.

              Brisson le otorgó el nombre de “Le Bouvreuil bleu du Brésil”, porque lo comparaba con el bouvreuil o camachuelo europeo (Pyrrhula pyrrhula) que es un pinzón de pico grueso y aspecto robusto, de ahí su nombre inglés de bull finch [= pinzón toro]. El nombre común francés, bouvreuil, que aparece en el siglo XVIII es un diminutivo de bouvier o boverz: boyero, es decir que podríamos traducirla como boyerito.

              El nombre latino que eligió Brisson fue Pyrrhula Brasiliensis cœrulea donde indicaba su semejanza con los otros pinzones de pico grueso y su locación de origen: Brasil. ‘Caerulea’ es un adjetivo latino que significaba originalmente ‘azul de cielo' (coelum = cielo), pero después pasó a significar también un color azul oscuro. Decía Brisson: “todo su cuerpo... es de un azul muy oscuro”.

              Brisson, M. J. -1760-1763- Ornithologie


              Finalmente en 1823 el zoólogo Martin Heinrich Carl Lichtenstein fue quien le dio el nombre de Fringilla Brissonii homenajeando así a aquel joven rebelde que la describiera con tanto detalle.


              Diez años antes de la publicación de Brisson, otro naturalista, George Edwards,  había descripto un “Blue Grosbeak” [= picogordo azul] al cual consideraba se debía ubicar en el mismo género que el picogordo europeo (Coccothraustes coccothraustes).

              Señalaba que “esta ave fue traída junto con varias otras vivas de Lisboa, por un tal Paul Martyn, un caballero que había estado en las colonias portuguesas. Mientras estuvo en Londres se alojó en la casa de Mr. Goodchild, un ferretero de Cannon Street, donde me obsequió con la vista de sus curiosas aves, de las que hice unos bocetos. Y fue tan gentil como para escribir unas notas sobre ellas para informarme mejor de su naturaleza. Sobre ésta [especie] escribió lo siguiente. “Los portugueses lo llaman Azulam [compárese este nombre con el actual brasileño de “azulão”]; esta ave solo se consigue en la costa de Angola, en África, una colonia perteneciente a los portugueses; es muy estimada por su mansedumbre y color”. Edwards no encontró nada sobre este pájaro en la bibliografía disponible por lo cual consideró que no estaba descripto. Nos da una bella lámina pero allí la reina mora se posa en una exótico cerezo, aunque aclara el autor que lo puso debido al contraste de color y que lo acompaña con una mariposa inglesa.


              Edwards, G. –1751- A natural history of birds. London


              Como bien señaló Hellmayr, en esa época había un tráfico regular entre las colonias portuguesas de Brasil y las de la costa occidental de África, y es probable que algunas aves capturadas como mascotas pasaran por los puertos africanos en su viaje a Europa, de modo que su origen resultaba confuso. Además no se pudo referir la descripción de Edwards a ninguna especie africana.

              De la misma manera el charlatán Oryzoborus angolensis fue anotado por Linneo  basándose en “The Black Gros-Beak” de Edwards  creyéndolo originario de Angola, a pesar de ser totalmente americano.

              Forbes registró el nombre brasileño de “azulin” y señala que en Pernambuco vive en el arbustal y se lo ve solo o en parejas. Ihering anotó el nombre tupí de “gurundi azul”, lo cual es una redundancia pues ‘gurundi’ ya significa pájaro azul o negro (viene de ‘guirá’: pájaro, y ‘undi’: negrito, negruzco, azulado).

              Azara lo conoció en Paraguay y lo llamó “pico grueso azulejo: “es escaso, no feo”, sino que es “azul bellísimo”. Al pico le vio un perfil “carneruno” quizás por su convexidad que recuerda a la cara de un carnero. Parece que no va en bandadas sino con su amada por los matorrales y según su asistente, el cura Noseda, canta muy bien. A diferencia de lo que anotó para otras especies, no pone ninguna referencia de Buffon, y en verdad éste dice poco ya que a su “Gros-bec bleu d’Amérique” (= picogordo azul de América) ni siquiera le da un nombre especial porque no está seguro que sea especie diferente al europeo al que se parece en aspecto y talla y solo difiere en color del plumaje por lo que para él podría tratarse de una variedad debida al clima.

              Wied que lo encontró a menudo en los arbustales del interior de Bahía (Brasil) confirma lo dicho por Noseda: para él es uno de los mejores cantores de la familia de los granívoros ( o fringílidos).

              Y Russ, el primero que logró que criara en cautiverio, señaló a propósito de su canto que es “monótono, pero dulce y armonioso... su voz, aunque a veces se eleva, nunca es demasiado fuerte”.


              Alex Mouchard

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              REFERENCIAS


              -Azara, F. de –1802- Apuntamientos para la Historia Natural de los Páxaros del Paraguay y del Río de la Plata. Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología (1992).

              -Brisson, M. J. -1760-1763- Ornithologie.

              -Buffon, G.L.L. conde de -1770-1785- Histoire naturelle des oiseaux.

              -Edwards, G. –1750- A natural history of birds. Vol 3. London

              -Hellmayr, C. -1908- Novitates Zoologicae  XV, 32.

              -Ihering, H. von –1898- As aves do estado de S. Paulo. Revista do     Museu Paulista, vol. III.

              -Lichtenstein, M. H. –1823– Verz. Doubl. Berliner Mus.

              -Russ, K. –1899-  Die fremdländischen Stubenvögel

              -Wied-Neuwied ,Alexander Philipp Maximilian von -1825-1833- Beiträge zur Naturgeschichte von Brasilien.


              EL VENCEJO DE COLLAR (Streptoprocne zonaris), EL PREDICADOR Y LAS FANTÁSTICAS GOWRIES

                  Este huésped del verano, el pequeño vencejo que vive en los templos, testimonia aquí, junto a su amada mansión, que el aliento del cie...