"Cuando se hace la historia de un animal, es inútil e imposible tratar de elegir entre el oficio del naturalista y el del compilador: es necesario recoger en una única forma del saber todo lo que ha sido visto y oído, todo lo que ha sido relatado por la naturaleza o por los hombres, por el lenguaje del mundo, de las tradiciones o de los poetas".

Michel Foucault-Las palabras y las cosas


lunes, 25 de junio de 2012

EL AI-AI O PEREZOSO Bradypus tridactylus, INVENTOR DE LA MÚSICA.


EL AI-AI, INVENTOR DE LA MÚSICA, Y EL PADRE KIRCHER

«Presintiendo sus futuros males
 o herida por un áspid de tristeza
 solloza, inconsolable, la pereza 
sobre los altaneros yagrumales»

Juan España Delgado, Mi Tierra, 1926.

“El perico ligero es el animal más torpe del mundo
Para andar cincuenta pasos necesita un día entero.
Tiene cuatro pies y uñas largas como de ave,
Y una cara casi redonda, como de lechuza
Y ojos pequeños y redondos y la nariz como de un monico,
.....................................................................................................
No muerde ni es ponzoñoso y no hay animal tan feo
Ni que parezca más inútil que éste”

Ernesto Cardenal, “Gonzalo Fernández de Oviedo viene a Castilla - El estrecho dudoso”.


          Athanasius Kircher, jesuita alemán, llegó a ser uno de los científicos más famosos del siglo XVII,  especialmente porque basaba sus investigaciones en el método experimental, desdeñando el saber escolástico que se impartía en aquellas épocas. Dotado de un conocimiento enciclopédico, su campo de acción abarcaba la medicina, la física, la etnografía, la lógica simbólica y la historia entre otras disciplinas. Fue un inquieto inventor y entre otras curiosidades ideó un sistema de proyección en colores, que puede considerarse antecesor del cinematógrafo, un reloj magnético, un megáfono, autómatas, y hasta un “piano de gatos”. En este extraño instrumento los gatos eran colocados en una serie de cajas, y al presionar las teclas un dispositivo les punzaba las colas produciendo un maullido. Afortunadamente Kircher nunca llegó a construir tal torturante piano. 


Portada de Musurgia del Padre Kircher.
Wikipedia

          En 1630 se produjo una terrible erupción del Vesubio, y no dudó en descender con una cuerda al interior del cráter para determinar sus dimensiones y su estructura interna. Sus trabajos de vulcanología los volcó en una conocida obra llamada El mundo subterráneo (1664 - 1665).  En 1650 publicó en Roma la obra Musurgia universalis, sive ars magna consoni et dissoni [Musurgia universal, o gran obra sobre la armonía y la disonancia], en dos volúmenes. Se la considera  una obra fundamental en musicología que  influyó en la escena musical de la época, especialmente sobre  Bach  y Beethoven. En ese trabajo postuló una teoría de los afectos, que confería a la música una dimensión terrena y laica, quitándole todo resabio teológico y destacando su influencia sobre la psique humana. Kircher consideraba que la música refleja las proporciones numéricas que regulaban la armonía del universo y que “la Naturaleza del universo no es otra cosa que Música perfectísima”,  un reflejo de Dios. En esa obra Kircher registró el canto de algunas aves con notación musical, anticipándose así a  la bioacústica. 



En esta lámina de Musurgia puede verse un gallo, una gallina con pollitos, un cuco, una codorniz y un loro diciendo “¡hola!” en griego




          En el capítulo dedicado a las voces de los animales Kircher mencionaba al  ay, pereza, perezoso, animal haut  o pigritia (= pereza, en latín). Describe al animal y lo ilustra con un grabado que obtuvo de un cofrade que había vivido en Brasil. Refiere que deja oír  su voz sólo de noche, la cual suena como “ha, ha, ha, ha, ha, ha!”. Son seis notas que suenan en una escalas ascendente-descendente:  do-re-mi-fa-sol-la-sol-fa-mi-re-do. La voz es emitida a intervalos regulares separados por una breve pausa, y tiene tal tonalidad que los españoles creían que había seres humanos gritando en los bosques de América. Es evidente que tanto este como otros animales vocingleros y nocturnos deben haber dado origen a gran cantidad de mitos y leyendas, tanto entre los indígenas como entre los mismos conquistadores.

          Agregaba Kircher que su grito “es tan conmovedor que mueve a la compasión; también se acompaña de lágrimas, que disuaden a cualquiera de lastimar tan miserable ser”.  También mencionaba que la fuerza de sus garras es tal, que aquello que agarra difícilmente puede ser liberado, así uno de estos perezosos, se agarró con sus patas a un perro y lo mantuvo así 4 dias hasta que el perro murió de hambre. Kircher admiraba esa voz y decía que “si la música se hubiera inventado en América, no dudaría en declarar que derivaría del canto maravilloso de este animal”. Pero veamos de dónde viene esta elogiosa afirmación de Kircher que dudosamente haya escuchado el canto del perezoso. Parece que hubiera leído a Gonzalo Fernández de Oviedo, el cronista mayor de la conquista de América, que ya había descripto minuciosamente al ai-ai, cuyos movimientos eran tan parsimoniosos, que los españoles «así como toparon con este animal le pusieron el nombre al revés de su ser, pues siendo espaciosísimo, le llamaron ligero», y más precisamente «perico o perrillo ligero».

          Y en su relato, recogido por los versos de Ernesto Cardenal que transcribimos al comienzo, asegura: “Yo lo he tenido en mi casa, e lo que supe comprender de aqueste animal es que se debe mantener del aire ... porque nunca se le vido comer cosa alguna, sino volver continuamente la boca hacia la parte que el viento viene”.  Relata que tuvo uno atado con una cuerda a un árbol durante 30 días y entonces hizo que lo  bajaran y no estaba mas flaco que cuando subió al árbol ni tenía ansias para comer. “Ni he visto hasta agora animal tan feo ni que parezca ser tan inútil”. Y entonces describe su voz que ” es muy diferente de todas las de los otros animales, porque de noche solamente suena. Y continuamente de tiempo en tiempo canta seis notas, una más alta que la otra, descendentes de tal forma que la primera es la más alta y las siguientes en un tono más bajo, como si un hombre cantara: “la – sol – fa - mi – re – ut [do]. Aunque la pronunciación todas seis veces sea “ha-ha-ha-ha-ha-ha” y tras una pausa de igual duración que el canto, vuelve a repetirlo y así  pasa la noche toda en esta su música”. Según Oviedo tal canto pudiera servir de inspiración al creador de la música: “oyendo aqueste animal el primero inventor de la música pudiera mejor fundarse para le dar principio”.

          El jesuita Juan Toro, profesor del colegio de Cartagena, repitió el experimento de Oviedo y le comunicó a Kircher, que tras tener un perezoso  atado a un poste durante 40 días sin comer ni beber aun permanecía vivo tras ese período.

          Decía el fraile Antonio Caulín, otro cronista de Indias del siglo XVIII, que «su aspecto es tan triste, y lacrimoso, que mueve à compasión à quien la mira». Observando un perezoso que tuvo en cautiverio determinó que  «se alimenta de hojas, y frutas, y no del ayre, como quieren algunos autores [obviamente se refería a Oviedo]; pues lo he tenido, y mantenido con hojas de yaurúmu [Cecropia peltata],  picháyur, y otros árboles; y lo he visto comer hojas de Tabaco curado».




Radau, R. -1875- La acústica ó los fenómenos del sonido


          A partir del dibujo que proporciona Kircher , que resulta un tanto antropomórfico y con una posición totalmente antinatural para este animal, podemos deducir sin embargo que se trataba de un perezoso de tres dedos y teniendo en cuenta la procedencia mencionada podemos inferir que se refería al perezoso bayo, que se distribuye por gran parte de Brasil y otros países de Centro y Sudamérica tropical.

          Linné  clasifico al perezoso de tres dedos en el orden Bruta de los mamíferos y lo agrupó junto al oso hormiguero, los armadillos y extrañamente también con los elefantes y manatíes. Lo denominó Bradypus tridactylus, o sea “pies lentos de tres dedos”.  En su estilo telegráfico resume información proporcionada por Oviedo y otros autores: “Se alimenta de hojas tiernas, principalmente de Cecropia; no bebe; teme a las lluvias. Trepa con facilidad, marcha muy lenta y penosamente, con dificultad da en un día 50 pasos; vuelve la cabeza como sorprendido; voz de seis notas ascendentes; un horrendo clamor;  miserables lagrimas”.

          George Marcgrave  fue uno de los primeros que pudo describirlo in situ, en Brasil.  Le da el nombre indigena de ai ,  y menciona el portugués priguiza [=pereza], el latín ignavus   y el alemán lupaert,  que significan "perezoso". “El animal es muy perezoso e inepto para caminar sobre un plano. Se sostiene con mucha fuerza donde quiera que pueda enganchar sus uñas. Cuando trepa pasea su mirada moviendo lentamente la cabeza levantada. Teme a la lluvia incluso a una leve. Las hembras viven aparte, contienen en si fetos de todo punto perfectos. Menciona también  el nombre tupí uná, que también significa “perezoso”.


Marcgrave, G. & Piso, W. – 1648 - Historia Naturalis Brasiliae

          
         Buffon , explica que el nombre brasileño  aï, es una onomatopeya de su grito 
a-i.  El explorador francés Jean de Léry lo registró como hay,  y Nieremberg, como haut. Como buen representante del iluminismo, el zoologo francés tenía una visión particular sobre las características de los animales, a los que otorgaba, vicios y virtudes morales a partir de sus características anatómicas y de comportamiento.  Este es su lapidario juicio sobre el perezoso:

         “La lentitud, una pena continua, y la estupidez son el resultado de esta extraña y torpe constitución (. . .) Todas estas circunstancias indican la miseria de los perezosos, y nos recuerdan a aquellos monstruos defectuosos, esos diseños imperfectos de la Naturaleza, los cuales, habiendo sido apenas dotados con la facultad de la existencia, no pudieron más que subsistir  durante un tiempo, y han sido eliminados de golpe de la lista de seres vivientes. Constituyen los últimos escalones en el orden de los animales provistos de carne y sangre.  Un solo defecto más agregado a los que ya tienen, hubiera impedido por complete su existencia”.  No cabía en las mentes racionalistas que la tan perfecta Naturaleza diera origen a un animal como el perezoso. Pero entonces Buffon, no sin cierta preocupación social, se pregunta: “¿Por qué no podrían algunos animales ser creados para la miseria, si en la propia especie humana, la mayor parte de los individuos están  sujetos al sufrimiento desde que vienen al mundo? Es verdad que el mal procede más de nosotros que de la  Naturaleza. Por cada persona infeliz a causa de haber nacido débil o malformada,  hay millones que se han vuelto miserables debido a la opresión de sus superiores.   La degradada especie de los perezosos  es quizás la única para la cual la Naturaleza ha sido poco amable, y que exhibe un cuadro de miseria innata (. . .) Se puede decir que todos estos seres son miserables, pero no infelices”.

          Por su parte André de Thevet  obtuvo esta información en Brasil: "Esta bestia, para abreviar, es tan deforme que es inimaginable y casi increíble para aquellos que no la hayan visto. La denominan haü, o haüthi, es del tamaño de una gran mona de África, su vientre es muy englobado hacia el suelo. Tiene la cabeza casi parecida a la de un niño, y la cara similar, como se puede ver en la siguiente figura tomada del natural. Al verse atrapada, emite suspiros como los de un niño afligido por el dolor. Su pelaje es ceniciento y peludo como el de un osito. No lleva más que tres uñas en las patas, de cuatro dedos de largo, con la forma de fuertes huesos de carpa, con los cuales trepa a los árboles donde permanece más que en tierra. Su cola es de 3 dedos de largo, teniendo bien poco pelo. Otra cosa digna de mencionar, es que a esta bestia jamás hombre alguno le ha visto comer, ni siquiera los nativos que han tenido mucho tiempo para ver si come, según ellos mismos me han dicho. Cosa que yo no hubiera creído, hasta que un capitán de Normandía, llamado De l'Espiné, y el capitán Mogneuille, nativo de Picardía, recorriendo un día un bosque de alto porte, dispararon un tiro de arcabuz contra dos de esas bestias que estaban arriba de un árbol, con lo cual ambas cayeron a tierra, una muy herida, y la otra solamente aturdida, la cual me regalaron. Cuidándola bien durante un lapso de 26 días, fue entonces que jamás quiso comer o beber; sino que estaba siempre en la misma postura. La misma finalmente fue estrangulada por unos perros que habíamos llevado allí con nosotros. Algunos creen que esta bestia vive solamente de hojas de cierto árbol, llamado amahut. Este árbol se eleva alto sobre todos los otros de este  país, sus hojas son pequeñas y delicadas.  Y porque acostumbran estar en ese árbol le llaman haüt"

          "Además se encariña mucho con el hombre al estar en cautiverio, no buscando más que trepar a sus espaldas, como si su estado natural fuera el de buscar siempre cosas altas, lo cual malamente pueden soportar los nativos, porque están desnudos, y porque estos animales tienen uñas muy agudas y más largas que las del león o la de cualquier otro animal que yo haya visto, tan recias y grandes son".

          Thomas Pennant, copiando a  Buffon,  observaba que si el ai-ai  “no puede encontrar fruta en el suelo, mira hacia arriba buscando un árbol bien cargado, y con gran esfuerzo trepa,: para resolver el problema de descender, arroja la fruta, y haciéndose una bola, se deja caer de las ramas”  donde queda a la merced de sus enemigos. Según Buffon como su carne no es del todo mala, tanto el hombre como los predadores van en su busca.  “Pero, aunque lentos, torpes, y casi incapaces de moverse, son obstinados, fuertes, y tenaces para vivir. El dolor [físico] sufrido por los perezosos, aunque muy intenso, parece no afectarlos realmente, porque su sensibilidad parece estar adormecida”.  Piso,el socio de Marcgraf, hizo al respecto un cruel experimento de vivisección y observó que el corazón, tras ser separado del cuerpo, siguió latiendo, vigoroso, por casi media hora; mientras las patas seguían contrayéndose lentamente.


Imagen evidentemente inspirada en el dibujo de Marcgrave
Carolus Clusius, Exoticorum libri decem  1605.


          Sobre la lentitud del perezoso, el explorador francés de Guyana, Renaud Desmarchais ironizaba diciendo que “no se necesitan galgos para cazarlos; una tortuga es suficiente”.  Y William Bates el naturalista inglés que recorrió el Amazonas,  afirmaba que los habitantes del gran río, tanto indígenas como descendientes de portugueses, consideraban al  ybyrete (= perezoso de tierra firme) como  modelo de pereza. De manera que entre ellos llamaban a los haraganes “bicho do Embauba" (= animal del ambay o Cecropia).


Perezoso de dos dedos o Unau 
Albertus Seba, Locupletissimi rerum naturalium.



          Alfred Russell Wallace le vió  una expresión triste y melancólica. “ Apenas podía arrastrarse por el suelo, pero parecía muy cómodo sobre una silla, colgándose del respaldo, las patas o los travesaños. Era un animal extremadamente tranquilo e inofensivo que se sometía a cualquier tipo de examen sin otra manifestación de descontento que un gemido melancólico. Dormía colgado con la espalda hacia abajo y la cabeza entre las patas delanteras. Su alimento favorito son las hojas de la Cecropia peltata (. . .) Tras permanecer tres días con nosotros, lo encontramos muerto en el jardín  (. . .)  Apenas había comido nada estando con nosotros, y por lo visto había muerto de hambre (. . .)  Los indios lo guisaron para su cena, y como consideran que su carne es muy delicada, yo la probé, encontrándola tierna y muy agradable”. Mencionó también que eran atacados con frecuencia por el águila harpía.

          Fernao Cardim dice con su particular ingenuidad “son muy feos, y la cara parece de mujer mal arreglada (. . .)  se alimentan de ciertas hojas de higuera y por eso no pueden ir a Portugal, porque como allí les faltan, mueren enseguida”

           
Ay un animalejo en tierra caliente, que llaman Perico ligero, la cosa más torpe que tiene el mundo, del tamaño de un gran gato. Éste anda en los árboles, y para andar una rama ha menester una hora; casi tiene el rostro como de persona; da unos gritos y quexidos de noche que parece una criatura. A este animal le da mal de coraçó, y así las uñas que tiene son buenas para tal mal, porque el se vale dellas quando le da; y en el lado del coraçon de arrimar con fuerza la uña, siempre le tiene llagado, y señalado; desto se tiene mucha experiencia; son muy rezios de morir”.

Vargas Machuca, Bernardo de, 1599. Milicia y descripción de las Indias. En Madrid: en casa de Pedro Madrigal.


          Alex Mouchard

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REFERENCIAS

Bates, H. W. - 1864- The Naturalist on the River Amazons

Buffon, G.L.L. conde de. -1749-1788-   Histoire naturelle, générale et particulière

Cardim, F -1925- [1580] Tratados da Terra e Gente do Brasil. Rio do Janeiro.

Caulín, Fray Antonio – 1779 - Historia Corográfica, Natural y Evangélica de Nueva andalucía, Provincias de Cumaná, Nueva Barcelona, Guayana y Vertientes del río Orinoco. Caracas.

España, Juan - 1988 [1926] - Mi tierra. Empresa El Cojo. Caracas.

Fernández de Oviedo y Valdés, G. -1535- Historia general y natural de las Indias, islas y tierra firme del mar océano.

Labat, J B - 1730- Voyage du Chevalier Des Marchais en Guinée, Isles Voisines, et à Cayenne, fait en 1725, 1726 et 1727.

Linné, C. -1766-Systema Naturae per Regna Tria Naturae, secundum Classes, Ordines, Genera, Species cum characteribus, differentiis, synonymis, locis. 12ª ed.

Marcgrave, G. & Piso, W. – 1648 - Historia Naturalis Brasiliae

Papavero, N., J R Pujol-Luz y J. Llorente-Bousquets- 2007- Historia de la Biología Comparada.

Pennant, T.  -1771- Synopis of quadrupeds

Radau, R. -1875- La acústica ó los fenómenos del sonido. Paris.

Salas, A. – 1968 – Para un bestiario de Indias – Losada, Bs. Aires.

Thevet, André -1878- Les Singularitez de la France Antarctique. Paris :Maisonneuve & Cie.

 Vargas Machuca, B. -1599- Milicia indiana.

 Wallace, A. R. -1889- Travels on the Amazon and Rio Negro

sábado, 26 de mayo de 2012

LA PALOMA AMARGA Patagioenas picazuro


La Picazuró

“Até mesmo o asa branca
 Bateu asas do sertão
           Então eu disse adeus Rosinha

           Guarda contigo meu coração...”
 


[Hasta la misma ala blanca se fue del sertón batiendo las alas, entonces le dije adiós a Rosita: guarda contigo mi corazón.] 


“Asa Branca” - Luiz Gonzaga




        Esta gran paloma que vemos habitualmente en las plazas de la ciudad de Buenos Aires fue introducida a la ciencia por el notable naturalista aragonés Félix de Azara. El mismo explicó su nombre guaraní:  “Picazú es nombre general que dan los Güaranís a toda paloma grande,  y por excelencia a ésta, aunque añaden la última sílaba , que significa amarga; porque lo es cuando ha comido cierta fruta”.

        En el nombre está implícita una de las cualidades de esta paloma, su valor como fuente de proteínas para dicha etnia y también para los colonos europeos, dado su gran tamaño. Ya señalaba Azara su abundancia (“más que otra ninguna”), en bandadas muy numerosas de las que se suele separar “con bastante indiferencia”.  Y relataba que prefiere posarse en lo alto de árboles secos o poco frondosos y no se interna en los bosques, sino que frecuenta las quintas y campos donde come el maíz recién sembrado, otras semillas y frutas y además, cosa curiosa tratándose de una paloma, arranca pedacitos de carne de las reses muertas.

        De su relato nos quedamos sin saber qué fruta provocaba el sabor amargo en su carne. Sin embargo Du Tertre, viajero francés que supo andar por las Antillas, menciona el caso de otra paloma que tenía la misma particularidad: “Cuando comen granos buenos, se ponen gordas y de gusto tan bueno como las de Europa; pero las que se alimentan de granos amargos como los de las acomas, son amargos como el hollín”.  Realmente nunca se me ocurrió probar el hollín pero habrá que darle la razón a Du Tertre. De todas maneras y a diferencia de lo que creía Azara la especie descripta por el francés no era la picazuró que no llega a esos parajes. La acoma, acomat o caracolillo Homalium racemosum es un árbol de la zona antillana al cual, curiosamente, se lo llama “corazón de paloma” en la República Dominicana.



Dibujo de H. Grünvold en -Brabourne, L. & Ch. Chubb – 1912 – The Birds of South America.


       Hablando de palomas amargas, Amédée-François Frézier, un ingeniero militar, como Azara, pero de origen francés, que llegó en papel de espía a Concepción, Chile, describió allí también unas palomas torcaces amargas que no serían picazuró ya que tampoco llega la especie hasta ese país.

       William Dampier, bucanero y corsario  inglés, y muy buen observador de la naturaleza, la vio en la Bahía de Todos los Santos (Brasil):  “ hay tan grandes bandadas después del mes de mayo y hasta septiembre,  que un solo hombre puede matar 9 a 10 docenas en una sola mañana, cuando el cielo está cubierto de nieblas y ellas vienen a comer las bayas que crecen en los bosques”.

        Varios otros autores mencionan este comportamiento de las picazuros a congregarse en grandes bandadas durante el invierno en procura de algún alimento estacional.

          O. Cresswell que, estando en Barbados, adquirió a unos marineros un ejemplar traído como mascota desde Brasil,  refiere que “era la criatura más dócil y amable posible, generosa en sus afectos a los seres humanos y le agradaba descansar su cabeza en mi mano”.

        Goeldi  registra otros nombres para esta paloma. “Aza branca” ( = ala blanca) es el que le dan en la zona pernambucana debido a la media luna blanca que se ve en el ala al volar. Esta marca le ha valido entre nosotros el nombre de “paloma turca” por analogía con la media luna de la bandera de Turquía, aunque otros hacen derivar “turca” de “torcaza”, ya que los españoles de la época colonial  la llamaban “torcaza grande”.  En efecto, en Aragón, la patria de Azara, a la paloma torcaz europea se la llama también “turca”. Otras denominaciones son: “jacaçú”, “pomba trocal o  trocaz” (una deformación de torcaza), “pomba verdadeira” (nombre registrado por Wied en Bahía), “pomba legítima” y "pomba-carijó" (en Rio Grande do Sul). 

        William H. Hudson señalaba que “su canto resuena en los bosques, y, cuando se lo oye por primera vez, maravilla al oyente, tan extrañamente humana es la tonalidad de sus largas y quejumbrosas notas.”

         Venturi describe un curioso nido de esta especie. Parece ser que a raíz de la gran crecida del Paraná en 1905 fueron destruidas algunas instalaciones rurales, quedando dispersos muchos trozos de alambre , de los cuales se aprovechó una pareja de picazuros para hacer un nido metálico sumamente sólido que pesaba unos 200 gramos.

       Sobre su alimentación en la zona de General Lavalle (Provincia de Buenos Aires), informa Ernest Gibson que en los meses de de junio y julio cuando el chamico (Datura stramonium) produce sus oleosas semillas, proporciona alimento a estas palomas que se congregan en grandes bandadas de hasta 100 ejemplares. Más tarde a fines de agosto se alimentaban de hojas del trébol de olor o trébol carretilla (Melilotus),  además en estos meses de invierno frecuentaban los desechos de los mataderos, como señalaba Azara. Muchas veces las observó en las  reses ovinas recién cuereadas, antes de la llegada de los caranchos y chimangos.

       Son notables estas observaciones de Gibson porque el chamico contiene en sus hojas y semillas poderosos alcaloides tóxicos y tiene un olor desagradable que hace que el ganado no la consuma, sin embargo, no parece afectar a  las palomas, aunque es probable que transmita a su carne un sabor desagrdable. De la misma manera tampoco son afectadas por los tréboles de olor que tienen compuestos cumarínicos que les dan su característico olor dulce y actúan como antivitamina K afectando la coagulación y provocando hemorragias.


Sello del Correo Oficial de la República Argentina – Año 2000


La picazuró suele acercarse a las viviendas humanas, pero es algo arisca y Aplin que la conoció en Uruguay supone que cuando bajan a comer dejan una de centinela en la cerca, para avisar a la bandada cuando ser acercan extraños. Gibson dice  que es un ave bastante tímida y prefiere, en general, la tranquilidad de los bosques, por eso Hudson la llama “Argentine Wood-Pigeon” es decir “paloma de bosque argentina”, porque en la época reproductiva se concentra en los bosques para anidar. Sin embargo se ha valido de las poblaciones humanas para expandirse por las pampas hacia el sur, aprovechando las arboledas artificiales. Raúl Carman   explica que en los partidos del sudeste bonaerense, González Chaves y San Cayetano, apareció recién hacia 1968 y que antes no se la conocía en la zona, pocos años después ya era abundante y anidaba allí. Hoy en día llega hasta el valle del río Negro.






-Aplin, OV – 1894 – On the Birds of Uruguay – Ibis 22.
-Azara, F. de-(1802)- Apuntamientos para la Historia Natural de los Páxaros del Paraguay y del Río de la Plata. Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología. 1992.
-Carman, R.L. -1973- De la fauna boanerense. Bs. Aires.
-Cresswell, O.  -1898-1899- Notes on my doves in 1898- The Avicultural magazine. 5.
-Dampier, W. -1697- A New Voyage Round the World.
-Du Tertre , Jean-Baptiste -1658 - Histoire naturelle et morale des îles Antilles de l'Amérique avec un vocabulaire caraïbe
-Frézier, A.F. -1714-Relation du voyage de la mer du Sud, aux côtes du Chili, du Pérou et de Brésil, fait pendant les années 1712, 1713, et 1714. Paris. 
-Gibson, E. -1880-Ornithological Notes from the Neighbourhood of Cape San Antonio, Buenos Ayres. The Ibis 4ª ser vol 13:1.
-Goeldi, Emilio Augusto-1894-Aves do Brasil.
-Hartert,  E. y S. Venturi – 1909- notes sur les Oiseaux  de la République Argentine – Novitates Zoologicae 16(2):159.
-Sclater, PL & Hudson, WH –1888- Argentine Ornithology

domingo, 15 de abril de 2012

EL CHANCHO QUIMILERO (Catagonus wagneri) Y LOS WAGNER EN EL INFIERNO VERDE


“Icaño, tierra adoptiva
de sabios inmigrantes
Emilio y Duncan Wagner
dejan sus huellas allá por Mistol Paso”.

Rita Silvina Díaz,  Mi viejo Pueblo de Icaño


Hacia fines de la década de 1920, el paleontólogo Carlos Rusconi se encontraba estudiando unos materiales que le habían remitido los hermanos Émile y Duncan Wagner.  Encontró entre ellos  restos óseos, que consideró  fósiles, pertenecientes a una nueva variedad de pecarí o chancho silvestre que describió  con el nombre de Platygonus (Parachoerus)  carlesi wagneri. Los mismos habían sido hallados junto a urnas y artefactos prehispánicos en los túmulos descubiertos por dichos hermanos en Llajta Mauca, cerca de Melero, en la zona chaqueña de Santiago del Estero. El mismo autor la elevó posteriormente a rango específico con el nombre Platygonus (Parachoerus)  wagneri. Como bien advirtió Alejandro Bordas  los restos no eran de un animal fósil del pleistoceno sino de un animal actual (holoceno) si bien probablemente no contemporáneo, quizás extinguido antes de la conquista.


CHANCHO QUIMILERO por Tini Depoiné



Pasaron 42 años y en 1972, el paleontólogo norteamericano Ralph M. Wetzel, que se encontraba haciendo estudios de fauna en el Chaco Paraguayo, descubrió que el pecarí considerado extinto estaba vivito y coleando en el “infierno verde”, y pertenecía  a la misma especie que el “fósil” de Rusconi, aunque decidió transferirla al género Catagonus, que Ameghino había creado para pecaríes extinguidos de la pampa húmeda.

En realidad hay evidencias de que el animal ya era bien conocido por los pobladores de la región chaqueña tanto paraguaya como argentina y boliviana. Se habla de algún ejemplar taxidermizado por un cazador de la provincia de Santa Fe en 1972 y en Wikipedia se menciona otro obtenido en 1971 por el cazador tucumano Ramón Benito Vidal Borrellas y cuyas fotografías fueron estudiadas en el Instituto Miguel Lillo. Además Elio Massoia y Alejandro Urrutia pudieron estudiar dos cráneos que había colectado Yepes en Dragones, en el Chaco Salteño, en 1936 y que habían pasado desapercibidos para los científicos. Juan Carlos Chebez menciona también la descripción de las tres  especies de pecaríes por el jesuita Florián Paucke en su obra “Hacia allá,(fuimos) amenos y alegres, para acá (volvimos) amargados y entristecidos-Estadía con los indios mocovíes 1749-1767”. Tambien cita al Dr. Esteban Maradona que lo describe como un chancho solitario o poco sociable que sólo sale tímidamente del monte cerrado para beber en las aguadas y comer los frutos de la cactácea quimil (Opuntia quimilo). De allí que recibe los nombres de pecarí o chancho quimilero, aunque consume varias otras especies de cactus y bromelias.

Hoy en día se trata de una especie clasificada como “en peligro” por la IUCN, debido a la destrucción de su hábitat y a la caza de que es objeto. Según los estudios hechos por Andrew Taber en 1993 en el Chaco Paraguayo su situación allí es muy preocupante,  quedando poblaciones aisladas y pequeñas en Argentina y Bolivia.

Se supone que este pecarí quedó confinado probablemente desde el pleistoceno a un reducto de bosque xerófilo de algarrobo-quebracho y palosanto con sotobosque denso y espinoso, el “infierno verde” como lo calificó el escritor Marín Cañas. Este chancho tiene adaptaciones notables para ese tipo de hábitat: el gran desarrollo de la cavidad y senos nasales le sirven para filtrar el polvo y localizar su alimento,  las patas alargadas y el largo y duro pelaje le permiten desplazarse por el matorral espinoso con facilidad.  En Paraguay los indígenas y campesinos conocen desde hace mucho sobre su existencia y comportamiento, y lo cazan para consumir su carne, denominándolo taguá o paguá. También le dicen curé-taguá  y curé-burro (= chancho burro) u orejudo, por el largo de sus orejas. En Bolivia lo llaman solitario, por hallárselo a menudo solo, o a lo sumo en pequeñas piaras, como señalaba Maradona.


TAGUÁ por Jordi del Bosc




¿QUIENES ERAN LOS HERMANOS WAGNER?

Émile o Emilio Roger Wagner nació en 1868 en Ormiston, Escocia, de padre francés y madre polaca. Cursó el colegio en Fribourg, Suiza y en la Academia Militar en Saint Cyr, Francia egresando como oficial de Dragones. Sul hermano mayor, Duncan Ladislao, había nacido en París en 1864 donde se graduó como Perito en Química Industrial. Emilio era un apasionado de las ciencias naturales, especialmente de la entomología, esta vocación provenía de su abuelo materno, el conde Jan Mickiewicz (hijo del poeta polaco Adam Mickiewicz), el cual frecuentaba a Goethe -otro apasionado de las ciencias naturales- en Weimar,  y a los botánicos del Jardin du Roi, en París. Jan había instalado en Varsovia grandes invernaderos donde cultivaba palmeras, orquídeas y otras plantas tropicales sudamericanas, para las que hacía traer tierra vegetal desde Cuba. El abuelo paterno, Charles R. Wagner, alsaciano, era escultor, esmaltador, orfebre, y coleccionista de antigüedades romanas, griegas y egipcias, las  que despertaron la vocación de sus nietos por la arqueología. Este origen francés llevaba a Émile a negar todo parentesco con el compositor Richard Wagner, manifestando aversión a los alemanes que muchas veces habían incursionado por su patria.

Emilio y Duncan Wagner en el Museo Arcaico, circa 1936. Colección Haydeé Wagner de Costa (R.)


Hacia fines del siglo XIX,  ambos hermanos arribaron a la Argentina con su padre, que venía en misión diplomática. En 1889 recorren Santa Fe, Tucumán, y Santiago del Estero, buscando principalmente material entomológico. Después realizaron varios viajes por Misiones (Argentina), el sur y centro de Brasil y la región del Alto Paraná. En 1898 regresan a Santiago del Estero, donde Emilio decide radicarse.  Adquiere una gran propiedad rural en Mistol Paso, cerca de Icaño, departamento Avellaneda, donde construyó su casa e inició una explotación agropecuaria. Duncan, por su parte, fundó el ingenio Tacuarendí en el  Chaco y luego se radicó en Brasil, trabajando como empresario de usinas de energía eléctrica,  ingenios azucareros y organizando colonias agrícolas.

En 1902 Emilio es nombrado enviado especial del Museo de Historia Natural de París para la Argentina, Brasil y Paraguay.  Fue entonces que inició sus primeras excavaciones arqueológicas en los túmulos del río Salado, en los departamentos Avellaneda, Ibarra y Robles. Allí  obtuvo fragmentos de antiguas vasijas y otros enseres, de altísima calidad estética, que lo llevaron a compararlos con las producciones del neolítico griego, atribuyéndolos a una civilización  que llamó chaco-santiagueña. Envió muestras al Museo de Paris, donde lo alentaron a seguir investigando, aunque sin darle apoyo monetario, sólo apenas otro cargo honorario.

Al comenzar la Primera Guerra Mundial, Emilio partió a Francia para alistarse como oficial voluntario. Confió sus bienes a su amigo, Napoleón Taboada, abogado de Santiago del Estero, pero,  al regresar, comprobó que su ganado había sido llevado a una estancia de los Taboada, en Pinto.  Al parecer un alemán llamado Otto Wulff   reclamaba el pago de alquileres atrasados de un médico amigo de Emilio, a quien éste había salido de garante. Taboada, en vez de llegar a un acuerdo, litigó contra Wulff y ganó el juicio, pero en prenda de sus honorarios  se quedó  con la propiedad y la hacienda. Permitió, sin embargo, que Emilio siguiera habitando la casa, y entonces éste empezó a producir alfalfa y miel, abrió canales de riego y mejoró las instalaciones, aunque nunca pudo recuperar la propiedad para su patrimonio.

Emilio se casó con la  joven santiagueña Eladia González, hija de un hachero icañense, con la que tuvo en 1923 una hija, Adela, que falleció de pequeña. Su segunda hija, Haydee, lo sobrevivió y luchó por rescatar su memoria. Ella aprendió quichua y desarrolló el “Método Wagner” para la educación de niños pequeños.

En 1924, con un modesto sueldo, el Gobierno de la Provincia designó a Emilio como director del Museo Arcaico, fundado en 1917 en base a la colección donada por el Dr. Alejandro Gancedo,  que fueron enriquecidas  por las colecciones arqueológicas y entomológicas del propio Emilio. Sin embargo el apoyo estatal era escaso, y sólo a través del hallazgo casual de una ocarina y algunas piezas de alfarería por un leñador del lugar, se despertó el interés de un corresponsal del diario El Liberal  de Santiago del Estero. A raíz de ese reportaje el gobernador Domingo Medina, les otorgó en 1927, un subsidio de mil pesos para realizar trabajos en el terreno. Se estableció un campamento en Llanta Mauca, donde se realizaron excavaciones durante varios años, obteniendo numerosos materiales, entre ellos los restos del chancho quimilero que fue conocido así por la ciencia.
La guerra también afectó los emprendimientos de Duncan, quien, en 1927, regresó a Santiago del Estero, convocado por su hermano para trabajar como vicedirector del Museo de Arqueología. Duncan, que poseía una gran cultura general,  era un pintor y dibujante eximio, gran lector, apasionado por los estudios prehistóricos. Fue el redactor de las notas y conferencias que brindaban, y realizó los croquis y dibujos de las piezas recolectadas.


La selva atlántica. Dibujo de Duncan Wagner. Emilio la denomiaba selva Mauriciana pues le recordaba a las selvas de la isla de Mauricio.




Con gran esfuerzo el museo fue mejorando. Debido a los escasos recursos, se construyeron mesas y armarios con cajones de embalaje, para poder estudiar y guardar el material. Así se logró formar una destacada entidad que en 1948 ya reunía 75.000 piezas. Emilio decía: “He pagado mi deuda de gratitud a este país hospitalario con haber formado este museo.” Actualmente funciona como Museo de Ciencias Antropológicas y Naturales de Santiago del Estero  “Emilio y Duncan Wagner”.

Las principales obras de Emilio Wagner son: La Civilización Chaco-Santiagueña (con su hermano Duncan); L´Allemagne et l´Amerique Latine; A Travers la Forest Brasilienne; La Revanche de la Kultur - La troisième Guerre Punique; y Arqueología comparada (con Olimpia L. Righetti, Buenos Aires, 1946).

Duncan que se había casado con una francesa de nombre Cecilia, falleció en 1937. Emilio murió en Santiago del Estero, siendo Director del Museo Arqueológico, el 21 de septiembre de 1949.



LA TESIS DE LOS WAGNER


En 1934 se publicó la tesis de los Wagner en la obra La Civilización Chaco-Santiagueña, con ilustraciones a color de Olimpia Righetti, su colaboradora y sucesora en la dirección del Museo.

La civilización chaco-santiagueña, de Emile Wagner, Buenos Aires, Impresora argentina, 1934


Según este trabajo habrían existido en tiempos prehistóricos en Santiago del Estero y posiblemente en Catamarca, Tucumán, Salta y Jujuy,  “pueblos de civilización muy adelantada, servidores de una deidad única y trinaría: hombre-ave-serpiente, representada en innumerables efigies estilizadas, pintadas sobre la cerámica o modeladas en medio relieve”. Esta deidad que ellos llamaron  "deidad plañidera" aparece también grabada en las grutas de Para Yacu, en Sumampa.  Aquellos pueblos, eran grandes constructores de túmulos, que se suelen hallar en la selva espinosa y tupida del Chaco, cubriendo centenares de hectáreas. Los hoyos que dejó la construcción de esos túmulos o “bordos”, son llamados por los criollos  “represas” ya que en muchos casos servían para contener las crecientes de los ríos y recoger agua durante las grandes lluvias de verano. Por haber sido habitados durante mucho tiempo, las capas de restos de cocina, de carbón, de huesos fragmentados, de escamas de pescados y de cenizas, pueden tener hasta un metro y medio de espesor y aún más.  Al revisar esos túmulos aparecen cerámicas, hachas de piedra, instrumentos de música hechos en hueso y arcilla, útiles de hilar y tejer, puntas de flechas y pipas que llaman la atención por la fineza y el cuidado de su fabricación. Hay también adornos de metal, estatuillas de la deidad triple y urnas funerarias. Según los Wagner este tipo de material se halla también en las ruinas de la histórica ciudad de Troya o Hissarlick , en el valle del Eufrates, en las islas Pitiusas (Baleares), y en Saint Sernín (neolítico de Francia), adónde habrían llegado estos antiguos habitantes a través de puentes intercontinentales.  Consideraban que esta civilización había desaparecido mucho antes de la llegada de los españoles sin dejar descendientes en América.

La civilización chaco-santiagueña, de Emile Wagner, Buenos Aires, Impresora argentina, 1934

La publicación de los Wagner tuvo mucha repercusión, especialmente en el extranjero, y les valió la Legión de Honor  de Francia, en el grado de Caballeros, el Premio Prat (Medalla de Plata) de la Sociedad de Geografía Comercial de París y la Medalla Buffon del Museo de Historia Natural de París. Fueron llamados a dar conferencias en Europa, Brasil, Paraguay, Chile y en varias provincias argentinas.

En la Argentina, pese al apoyo público recibido en su momento de parte de personalidades como Francisco Pascasio Moreno, Juan Bautista Ambrosetti y Florentino Ameghino, la comunidad universitaria argentina no aceptó su tesis.  Cuando en 1938, Francisco de Aparicio asumió la presidencia de la Sociedad Argentina de Antropología organizó un juicio inquisitorial que tuvo lugar el 26 de julio de 1939,  con la participación de los más prestigiosos arqueólogos de la época, cuyo veredicto desvalorizó las conclusiones de los Wagner. Hoy se sabe que efectivamente las culturas chaco-santiagueñas, son mucho más recientes de lo que ellos habían supuesto, y que prosperaron entre los años 800 a 1600 DC, es decir en épocas históricas y contemporáneas incluso con la conquista española.

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REFERENCIAS

Bordas, A. -1940- Síntesis Paleontologica en Los Aborígenes de Santiago del Estero - Relaciones 2 -Sociedad Argentina de Antropología.

Chebez, J. C. – 2008 – Los que se van: Mamíferos. Bs. Aires, Albatros.

Gasparini, G.M. – 2008 - Sistemática, biogeografía, ecología y bioestratigrafía de los tayassuidae (mammalia, artiodactyla) fósiles y actuales de América del Sur, con especial énfasis en las especies fósiles de la provincia de Buenos Aires. Mastozoología Neotropical, Vol. 15 (1): 144-146.

Lorandi , A.M. – 1978 - El desarrollo cultural prehispánico en Santiago del Estero, Argentina. Journal de la Société des Américanistes 65: 63-85.

Maffei, L., Cuéllar,R. L. & Banegas, J. – 2008 - Distribución del solitario (Catagonus wagneri) en Bolivia. Ecología en Bolivia 43 (2).

Maradona, E. L. – 1937 - A Través de la Selva. Buenos Aires.

Ocampo, B. – 2007 -  La interpretación del descubrimiento de la Civilización Chaco-santiagueña de los Hnos Wagner; la temporalidad en la teoría y en la existencia de los sujetos (arqueólogos) - Trabajo y Sociedad 9(IX), Santiago del Estero.

Righetti, O. -1948 - Los Wagner desentrañaron el pasado de Santiago - Libro 50º aniversario del diario El Liberal

Rusconi, C. A. -1930- Las especies fósiles argentinas de pecaríes (Tayassuidae) y sus relaciones con las de Brasil y Norte America. An. Mus. Nac. Hist. Nat “Bernardino Rivadavia”, 36:121-241.

Rusconi, C. A. -1948- Restos de platigonos y malformaciones óseas procedentes de los túmulos indígenas de Santiago del Estero. Rev Mus Hist Nat. Mendoza 2:231-239.

Simpson, G. G. -1984- Mammals and Cryptozoology. Proceedings, American Philosophical Society vol. 128 (1): 6.

Wagner, E. –1919– A travers de la fôret bresilienne – De l’Amazone aux Andes. L.Alcan. Paris.

Wagner, E. -2005- La Arqueologia En Santiago Del Estero. Fundación Cultural Santiago del Estero.

Wetzel, R. M., Dubois, R. E., Martin, R. L. & P. Myers. 1975. Catagonus, an ‘extinct’ peccary, alive in Paraguay. Science 189: 379-381.

domingo, 1 de abril de 2012

LAS AGITADAS NOCHES DEL SEÑOR RAFINESQUE O COMO CAZAR MURCIELAGOS CON UN VIOLIN

           
Whatever took a form, must change or mend; Whatever once
began, must have an end

 [Todo lo que tiene una forma, debe cambiar o mejorar; todo lo que alguna vez comenzó, debe tener un fin]

 Constantine Rafinesque – The world or instability (1836) [El mundo o la inestabilidad]
           



Uno de los más curiosos y excéntricos personajes que brindaron las ciencias naturales del siglo XIX fue Constantine Samuel Rafinesque-Schmaltz.

EL EPISODIO AUDUBON

En 1818, al comenzar su segunda estadía norteamericana, Constantine Rafinesque pasó tres semanas como huésped en la casa del naturalista John James Audubon y de su esposa Lucy, en Henderson, Kentucky.  En sus Diarios, éste relata el encuentro: “¡Qué tipo de aspecto tan extraño!  me dije mientras, caminando junto al río, observé un hombre bajando de un bote, con lo que me pareció que era un ramo de tréboles secos a su espalda. ¡Como lo miraban los marineros! Seguro que era bien original”.

El hombre vestía un amplio y largo saco amarillo de algodón que le colgaba como una bolsa, afeado por su desgaste y las manchas del jugo de las plantas. Usaba un chaleco de la misma tela, con enormes bolsillos,  y pantalones ajustados, abotonados hasta los tobillos. Tenía la barba larga y el cabello oscuro y lacio, hasta los hombros. Su frente era ancha y prominente.

El pasajero le dijo que estaba buscando al señor Audubon y al presentarse éste, le entregó una carta de recomendación que decía: “Mi querido Audubon – Te envío un ‘extraño pez’, que habrás de ver que nunca fue descripto y espero que tú lo hagas en tu próxima carta”. Por las dudas Audubon no reveló el nombre del firmante, pero le pregunto al viajero dónde estaba el extraño pez. “Supongo que yo soy ese pez” contestó sonriendo Rafinesque. Al parecer el visitante que venía con su ropa bastante arruinada y las medias con agujeros, no aceptó ropa limpia y a regañadientes se lavó para el almuerzo.
     
     
Audubon relata entonces el curioso episodio con murciélagos ocurrido durante esta estadía. Veamos:

"Era verano y el calor era tan intenso que las ventanas estaban abiertas... Cuando se hizo tarde, le mostré la habitación que había destinado para su estadía, intentando que estuviera confortable, y dejándolo con mucho material de escritura. . . .  Todos nos habíamos retirado a descansar.  Creía que, salvo yo, todos dormían profundamente, cuando de golpe escuché fuertes ruidos en la habitación del  naturalista. Me levanté, y llegué al lugar de inmediato, abrí la puerta, y para mi sorpresa, vi a mi huésped corriendo desnudo por toda la pieza, sosteniendo por  el mástil mi violín favorito, cuyo cuerpo había sido destrozado a golpes contra la pared en el intento de cazar unos murciélagos que habían entrado por la ventana, probablemente atraídos por los insectos que volaban alrededor de las velas. Me quedé parado, pero el continuó dando vueltas saltando y corriendo, hasta que terminó exhausto, entonces me pidió que le consiguiera uno de los animales, ya que estaba convencido de que pertenecían a una nueva especie. Aunque yo creía que no,  tomé el arco de mi destruido Cremona, y le di un golpe certero a cada uno de los murciélagos mientras volaban, obteniendo pronto los especímenes necesarios. La lucha terminó, le deseé de nuevo buenas noches, pero no pude dejar de observar el estado de la habitación. Había plantas, que él había ordenado en grupos, pero que ahora estaban desparramadas por todos lados. 'No se preocupe señor Audubon,' dijo el excéntrico naturalista, 'no se preocupe, enseguida arreglaré todo. Tengo los murciélagos, y con eso me basta’. "


Digamos que, para disgusto de Audubon,  Rafinesque había descubierto en su casa una nueva especie de murciélago para la ciencia: el murciélago orejudo de Rafinesque (Plecotus rafinesquii) , una especie escasa, que habita en el sudeste de Estados Unidos. En venganza por haber destrozado su apreciado violín, Audubon le jugó una broma, inspirado tal vez por aquella carta de recomendación. Le mostró dibujos y notas, que él mismo había preprado, sobre un imaginario pez del río Ohio, que denominaba  "Devil Jack Diamond Fish" [pez diamante diablo Jack], y que supuestamente medía entre 1,20 y 3 m de largo con un peso de 200 kg. Se afirmaba que sus escamas eran tan duras que las balas rebotaban en ellas. Rafinesque se tragó el anzuelo y, basándose en la fantasiosa descripción de Audubon y en su propia inclinación a crear nuevas especies, lo publicó en 1820 con su correspondiente nombre científico.

Acostumbrados a estas rarezas, Audubon y su familia finalmente encontraron en Rafinesque una agradable e inteligente compañía. Pero una tarde, cuando lo esperaban con el  té servido, el huésped no apareció: sus herbarios y demás objetos ya no estaban en su habitación. Pasaron toda la noche buscándolo en la vecindad, pensando que se había ahogado en un pantano o que había sido muerto por un oso. Pero no encontraron nada. Hasta que unas semanas más tarde llegó una carta suya agradeciendo las atenciones recibidas.

El otro protagonista de esta historia, el famoso violín de Cremona fue adquirido en  1899 a los herederos de Audubon por la familia Durrett, de Louisville, quienes lo hicieron reparar y ocasionalmente autorizan su exhibición en el Museo de la Audubon Society.


¿QUIEN ERA RAFINESQUE?


Nacido en 1783 en  Estambul (actual Turquía) de padre francés y madre alemana, cuando tenía un año de edad, viajaron  a Marsella, donde el niño pasó sus primeros años. Cuando tenía diez años, falleció su padre de fiebre amarilla durante uno de sus viajes comerciales. Era la tumultuosa época de la Revolución Francesa, y por ello  la familia hubo de exiliarse en la casa de unos parientes en Legorno, en la Toscana italiana.  Constantine no tuvo educación formal, pero su madre le procuró maestros particulares, y por medio de copiosas lecturas devino en un capacitado naturalista. A los 12 años sabía latín, había formado un herbario, un pequeño jardín botánico y ya había leído más de mil libros de la biblioteca pública del lugar. Sobre su sensibilidad hacia la naturaleza, confesaba: “Empecé a cazar, pero el primer pájaro al que disparé era un pobre Parus [herrerillo], cuya muerte me pareció una crueldad, y nunca llegué a transformarme en un cazador insensible”.


Retrato de Rafinesque en el frontispicio de su obra Analyse de la Nature (1815).


A los 18 años se trasladó con su hermano a Filadelfia, Estados Unidos, donde se dedicó al comercio, pero sobre todo a viajar y a coleccionar especímenes botánicos a los que dedicaba largas descripciones y un nombre científico,  ignorando que muchos de ellos ya habían sido clasificados antes. De vuelta en Europa, se radicó en Sicilia donde se dedicó a la venta de plantas medicinales, de brandy, y al estudio de los peces que enviaban los pescadores al mercado de Palermo. Allí Constantine conoció a Josephine Vacarro, mujer católica con la que las leyes le impidieron casarse pues él era protestante. Con ella tuvo dos hijos: Charles Linnaeus, que falleció al año de edad, y Emilia. Entonces decide probar suerte nuevamente en Estados Unidos, pero el barco en el que viajaba naufragó cerca de las costas norteamericanas y así perdió su biblioteca, sus escritos, una importante colección de caracoles de 60.000 ejemplares, y hasta su ropa. Empero, sus infortunios no terminaron allí, pues su mujer, al enterarse del naufragio, vendió la propiedad cuyo cuidado él le había confiado y se fue con con el comediante siciliano Giovanni Pizzarrone.  Encima se negó a enviarle a Emilia a Estados Unidos, ya que la muchacha, que había tenido que emplearse como cantante en el Teatro de Palermo, le ayudaba a mantener el hogar. Tras estos eventos, así opinaba Rafinesque “Sicilia ofrece un suelo fructífero, clima delicioso, excelentes productos, hombres pérfidos y mujeres infieles.”

 En América siguió dedicándose a la botánica y al estudio de los peces, colectando abundante material en diversos viajes de exploración, que le valieron el apelativo del “Daniel Boone de la ciencia norteamericana ". Llegó a Lexington, Kentucky, donde se lo nombra profesor de botánica en la Universidad de Transilvania. Era el típico “profesor distraído”, de extraña vestimenta, desaliñado, excéntrico y víctima de las bromas del alumnado que lo apodaba “Rafy”. Solía faltar más a clase que sus alumnos y sus teóricas abarcaban temas que generalmente los estudiantes no estaban en condiciones de comprender. Peor aún,  Rafinesque, que se publicitaba para dar clases privadas de idiomas a las damas, tuvo una relación sospechosa con la mujer del Dr. Holley, rector de la Universidad. Al parecer la señora Holley había tomado a su cuidado como si fuera un niño a este desaliñado  hombrecito, lo cual despertó los celos de su marido, por lo cual terminó desparramando sus efectos personales y echándolo de la cátedra. Rafinesque se despidió dirigiéndole estas palabras: "Maldito seas tú y tu escuela con estas maldiciones que te hecho encima!”, lo que se cumplió al año siguiente, cuando el rector murió de fiebre amarilla, y años después, cuando se quemó totalmente el edificio del rectorado.  

La tradición de los estudiantes señala que la maldición se renueva cada siete años. En 1924, al enterarse de que su humilde tumba en Filadelfia iba a quedar bajo un parque deportivo, algunos  ex-alumnos de la secta llamada  Hemlock Society, desenterraron sus restos, los hicieron cremar y entregaron la urna con sus cenizas  a la Universidad para depositarla allí.  En 1969, cuando se volvió a incendiar el rectorado de la Universidad, todas las dependencias quedaron destruidas por el fuego salvo el recinto bajo las escaleras, donde se conserva su urna con una lápida que lleva este epitafio, “Honor to whom honor is overdue" [Honor a quien se le debe honor], tomado de su autobiografía   “A Life of Travels”  [Una vida de viajes]. Aún hoy en día  hasta la parilla de la Universidad lleva su nombre (!) y los estudiantes celebran la semana de Rafinesque, justo antes de Halloween, organizando un sorteo cuyo afortunado ganador debe pasar la noche junto a la tumba del naturalista.


Nuevamente en Filadelfia y sin trabajo, su inventiva le permitió vivir dando conferencias públicas, comercializando sus especímenes y libros, especialmente su obra Medical flora, que fue un texto fundamental para la medicina de su época y cuya primera edición hoy cotiza a 5000 USD el ejemplar, algo que su autor nunca hubiera soñado. Además desarrolló un medicamento para la tuberculosis que llamó Pulmel, propuso la construcción del canal de Panamá, ideó sistemas para cultivar perlas y para construir barcos y casas a prueba de fuego; desarrollo también un proyecto de banco de préstamos para obreros.

En sus publicaciones designó miles de nuevas especies -se calcula que fueron unas 6.700- de las que actualmente sólo se aceptan apenas poco más de un centenar. Esa tendencia a crear especies nuevas en forma compulsiva, confusa e indiscriminada le valió la crítica y finalmente la indiferencia de la comunidad científica, especialmente de parte de Cuvier, Joseph Hooker y Asa Gray. Por ese mismo  motivo cayó víctima de una pesada broma del naturalista  John James Audubon, como veremos más adelante.

Las revistas científicas se negaban a publicar sus trabajos por lo que se vio obligado a crear sus propias publicaciones: Annals of Nature y AtlanticJournal and Friend of Knowledge. Se cuentan más de 400 trabajos de su autoría, entre artículos, libros, panfletos y ensayos, no solo de historia natural, sino también de muchas otras disciplinas como filosofía, poesía,  etnografía, arqueología, meteorología y lingüística. En 1836 publicó un documento llamado Walam Olum,  que aseguraba haber traducido de un escrito grabado sobre corteza de abedul por los primeros indios delaware. Pero, a fines del siglo XX, se demostró que era sólo una farsa que probablemente había escrito para ganar prestigio y algo de dinero.  


Sin embargo muchos de sus trabajos de historia natural eran de buen nivel, especialmente sus estudios sobre los peces y moluscos del río Ohio. Incluso desarrolló una versión pre-darwiniana de la teoría de la evolución y un sistema propio de clasificación de las especies, con el que pretendía completar la obra de su admirado Linneo. El mismo Darwin lo cita en el prefacio de su 3ª edición de El Origen de las Especies: “Rafinesque, en su New Flora of North America, publicada en 1836, escribió (p. 6) lo que sigue:- 'Todas las especies pueden haber sido variedades alguna vez, y muchas variedades gradualmente se van transformando en especies asumiendo caracteres constantes y peculiares'. “

Retrato al oleo sobre una tabla de nogal negro por Matthew Harris Jouett (1787-1827)


En sus últimos años, habiendo gastado sus ahorros en publicaciones y el mantenimiento de sus colecciones, Rafinesque vivió muy pobremente, desdeñando toda  compañía. Murió en 1840 de cáncer de estómago, en el desván donde vivía. El propietario de la casa, para resarcirse de los alquileres adeudados, encerró su cuerpo bajo llave para venderlo a la facultad de medicina. Afortunadamente, sus conocidos lograron sustraer el cadáver, el cual tuvo que ser bajado por la ventana del segundo piso mediante una soga. Fue enterrado en el cementerio Ronaldson de Filadelfia con una lápida de madera con las iniciales “C.S.R.”. Lo extraño es que en esa época debido a la falta de espacio se solía enterrar un cuerpo sobre otro. En la tumba de Rafinesque parece ser que había enterradas ya dos personas, y sobre su ataúd,  se inhumaron tres personas más. De manera que aquellos alumnos de la Universidad que recuperaron sus restos, ignorando esto finalmente se llevaron por error los despojos de otra persona, una tal Mary Passimore,  que ocupa actualmente la tumba del sabio en la Universidad de Transilvania. Hoy en día el cementerio Ronaldson es un campo deportivo, y en definitiva no se sabe si sus restos aún permanecen allí bajo tierra o fueron removidos con otros y llevados al cercano cementerio de Forest Hills.

Los libros y parte de sus numerosos manuscritos se vendieron en subasta pública y fueron adquiridos por el United States National Museum; parte de los herbarios fueron adquiridos por Elias Durand para la Academy of Natural Sciences de Filadelfia.; el resto, almacenado en un establo, fue afectado por el moho, los ratones y la humedad, y finalmente se destruyó. La pérdida  de sus colecciones es una verdadera tragedia, ya que, al no disponer de los tipos de las especies que creó Rafinesque, es muy difícil, sino imposible, determinar a qué animales o plantas se refería en sus descripciones. Durand en sus últimos años tuvo una disputa con la Academia y termino vendiendo las colecciones al Jardin des Plants de Paris, donde hoy pueden verse algunos de los especímenes de Rafinesque, aunque sin rotular.

En su testamento, que es un poco la síntesis de su vida, Rafinesque escribió: “Entrego mi alma inmortal al Creador y guardián del Universo, el Supremo Rector de Millones de mundos que se mueven por el espacio, para que la envíe a cualquier a de esos mundos que considere apropiado, de acuerdo a sus sabias leyes”.


Miniatura al esmalte atribuida a William Birch (1755-1834) conservada en la Universidad de Transilvania. http://www.lewis-clark.org






REFERENCIAS

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Call., R. E. -1895- The Life and Writings of Rafinesque - Filson Club Publications No. 10 - Louisville, Kentucky - John P. Morton And Co.

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Spruling, R. G.  A Short Biographical Sketch of Rafinesque- http://www.innominatesociety.com/Articles/Biographical%20Sketch%20of%20Rafinesque.htm.

EL VENCEJO DE COLLAR (Streptoprocne zonaris), EL PREDICADOR Y LAS FANTÁSTICAS GOWRIES

    Este huésped del verano, el pequeño vencejo que vive en los templos, testimonia aquí, junto a su amada mansión, que el aliento del cie...