"Cuando se hace la historia de un animal, es inútil e imposible tratar de elegir entre el oficio del naturalista y el del compilador: es necesario recoger en una única forma del saber todo lo que ha sido visto y oído, todo lo que ha sido relatado por la naturaleza o por los hombres, por el lenguaje del mundo, de las tradiciones o de los poetas".

Michel Foucault-Las palabras y las cosas


viernes, 17 de junio de 2011

EL PINGÜINO REY (Aptenodytes patagonicus) Y LOS FORSTER

Poderosa es la ley pero mas poderosa es la  necesidad.
                                     Goethe

Pinguine (Aptenodytes pennantii Gray)
(Hesse, Richard & Doflein, Franz. 1910-14. Tierbau und tierleben in ihrem
zusammenhang betrachtet. Vol 1. Leipzig und Berlin : B. G. Teubner)



Corría el año 1771 cuando el famoso capitán James Cook se hallaba en Inglaterra preparando su segundo viaje de circumnavegación, de los cuatro que realizó. Ante la defección de los naturalistas del primer viaje: Joseph Banks y Daniel Solander, enojados porque el  Almirantazgo no quiso acondicionar un buque laboratorio tal como Banks deseaba,  el conde de Sandwich con la aprobación del rey nombró al prusiano John Reinhold Forster para esa tarea. Forster llevaba como ayudante a su hijo Johann Georg, de sólo 17 años, eximio dibujante, que se revelaría después de este viaje como un notable etnólogo.  La remuneración de Forster, fijada por el Parlamento, alcanzaba la exorbitancia de 4000 libras y superaba ampliamente a la del mismo Cook,  quien la calificó de “sueldo muy generoso”.  Forster padre tenia alguna preparación como naturalista y botánico, y ya había hecho un viaje científico con su hijo por las llanuras del Volga llegando a las estepas de Kazajistán, donde realizaron estudios cartográficos y del suelo. Forster  era de carácter hosco  y  quejumbroso y  tuvo una relación difícil con el capitán Cook y su tripulación,  a la que consideraba vulgar y soez.


Aptendodytes patachonica 
(Fitzinger, Leopold Joseph. 1864. Bilder-atlas zur Wissenschaftlich-populären Naturgeschichte
der Vögel in ihren sämmtlichen Hauptformen. Wien : K.K. Hof und Staatsdruckerei)



El 13 de julio de 1772, la expedición partió de Plymouth a bordo de los buques HMS Resolution y  HMS  Adventure.  Se dirigieron primero  al Atlántico Sur, alcanzando el cabo de Buena Esperanza.  Alli Forster logró convencer a Cook de embarcar al botánico sueco  Anders Sparrman, discípulo de Linneo, que se hallaba herborizando en Sudáfrica.  El 14 de diciembre, en aguas cercanas a la isla Crozet, avistaron varios témpanos y los primeros pingüinos.  Avanzaron por el Océano Índico, ingresando a las aguas antárticas, donde vuelven a ver pingüinos. Pasando por el sur de Australia, se dirigieron a Nueva Zelanda y en este trayecto aparecieron numerosos pingüinos, especialmente cerca de la isla de Macquaire. Podrían haber sido pinguinos rey, ya que esta especie tiene criaderos en las islas Prince Edward, Crozet, Kerguelen, Heard y Macquarie, sin embargo Forster, al encontrar más tarde a la especie en las islas Georgias del Sur dice que es el mayor de los pingüinos vistos hasta ese momento, lo cual implicaría que los pingüinos avistados anteriormente eran de otras especies.

Seguidamente deambularon por el Pacífico, explorando las islas Polinesias y llegando hasta la latitud de México. En la isla Huaheine, del archipiélago Sociedad, Sparrman sufrió un ataque por parte de dos nativos mientras herborizaba. Lo dejaron semidesnudo y lo golpearon con su propio sable, afortunadamente sin provocarle heridas.


Aptenodytes patagonica. Dibujo de Henrik Grönvold
(Mathews, Gregory M. 1928.  The birds of Norfolk & Lord Howe Islands and the Australasian South Polar quadrant; with additions to "Birds of Australia. London : H.F. & G. Witherby)



A fines de 1774 pasaron por el estrecho de Drake y exploraron las islas vecinas al cabo de Hornos. Ven muchos pingüinos, aunque no criando. No son éstos los territorios del pingüino rey que sólo ocasionalmente pasa el estrecho hacia el oeste llegando a las costas de Chile. Sin embargo no perdieron ocasión de cazarlos a palos y si bien no les resultó grata su carne, la consumieron con gusto a falta de un plato mejor.

En enero de 1775 arribaron a las islas Georgias del Sur donde vieron grandes cantidades de pingüinos rey criando y luego descubrieron las islas que Cook bautizó Tierra de Sandwich en honor al Primer Lord del Almirantazgo, John Montagu, IV conde de Sandwich, promotor de la expedicion e inventor de los emparedados que llevan sus nombre y que consumía mientras jugaba a los naipes. En las Georgias lograron capturar algunos ejemplares para llevarlos a Europa, y al mismo tiempo Georg aprovechó para dibujarlos del natural.

El 29  de julio de 1775 los expedicionarios regresaron a Inglaterra y allí comenzó un nuevo capitulo de esta historia que fue la disputa de Cook con los Forster por la publicación de los diarios del viaje. Forster padre aseguraba tener un convenio verbal con Lord Sandwich para ser el relator exclusivo del viaje reservándose las ganancias de la venta del libro y un cargo vitalicio. Lord Sandwich desmintió tal aserto y convino en que Cook redactaría un volumen con el relato del viaje, bajo la supervisión de Forster, y éste escribiría otro volumen con las observaciones científicas.  Cook cumplió su parte enviando su trabajo a Forster, pero este nunca le presentó la obra completa al Almirantazgo. Entonces Cook dijo: “siento que Lord Sandwich se haya tomado tantas molestias para ayudar a un individuo tan indigno”. Finalmente los Forster basándose en la obra de Cook y con la ayuda de un buen redactor presentaron su trabajo algunas semanas antes de que se publicara el relato oficial de la expedición, pese a que el contrato  prohibía expresamente publicar  informes  por  separado. El relato A Voyage round the World in His Britannic Majesty's Sloop Resolution, Commanded by Capt. James Cook, during the Years, 1772, 3, 4, and 5, publicado en 1777 por Georg Forster tuvo gran influencia sobre Goethe, Johann G. von Herder y Alexander von  Humboldt.  Sin embargo, esta obra no perjudicó a la publicación oficial, preparada por Cook con la colaboracion de John Douglas, que fue bien aceptada por el público, y  le rindió cierto beneficio económico a la esposa del capitán.


King Penguin. Acuarela por Georg Forster
(Plate 79, Forster Collection. Photograph by Natural History Museum, London uploaded Jul 29, 2016. https://fineartamerica.com/featured/king-penguin-natural-history-museum-london.html)



En la obra mencionada Forster describió al pingüino rey como el mayor de los que vieron hasta ese momento del viaje, con 39 pulgadas (99 cm) de largo y 40 libras (18 kg) de peso. Dice que tiene un vientre de enorme tamaño, cubierto de gran cantidad de grasa; una mancha oval amarilla o limón bordeada de negro a cada lado de la cabeza, siendo el resto del cuerpo gris negruzco en el dorso, y blanco en la parte anterior y bajo las alas. Los calificó de estúpidos y de andar torpe, de manera que se podía alcanzarlos a la carrera y matarlos a palos. Una vez a bordo se enteró de que estas aves ya habían sido cazadas por Thomas Pennant en las Malvinas en 1768 y que los ingleses los llamaban “pingüinos amarillos” o “pingüinos rey" (King Penguin).



The Patagonian Pinguin. Dibujo de Sidney Parkinson
(Pennant, Thomas. 1768.  Account of the Different Species of the Birds, called Pinguins. Philosophical transactions of the Royal Society of London 58:91-99)



John Frederick Miller, un  ilustrador inglés que ya había redibujado los dibujos de Sydney Parkinson del primer viaje de James Cook, hizo lo mismo con los dibujos de Georg Forster, entre ellos el del pingüino rey.  Miller, autor de los dibujos y grabados,  los publicó en Londres en 1776 en una rara obra, sin título impreso,  conocida como Icones Animalium et Plantarum. En 1796 Miller publicó Cimelia Physica con figuras de cuadrúpedos raros y curiosos, pájaros y algunas plantas raras con descripciones hechas por George Shaw.  



Aptenodytes patagonica. Dibujo de John Frederick Miller
(Miller, JF. 1796. Cimelia Physica : figures of rare and curious guadrupeds, birds, etc., together with several of the most elegant plants / engraved & coloured, from the subjects themselves by John Frederick Miller ; with descriptions by George Shaw. London : T Bensley. https://www.wikigallery.org/wiki/painting_258111/John-Frederick-Miller/Aptenodytes-Patagonica-illustration-from-Cimelia-Physica-Figures-of-rare-and-curious-quadrupeds-birds)




Shaw fue el primero en dar a este pingüino  el nombre especifico científico de patagonicus, en realidad erróneamente,  ya que no hay datos que afirmen que alguna vez haya habitado en la Patagonia continental, aunque quizás podría haber vivido en la región del estrecho de Magallanes. Seguramente Shaw se basó en el nombre que le había dado Pennant,  sin embargo la descripción de Shaw no coincide con esta especie sino que se refiere mas bien al pingüino emperador (Aptendoytes forsteri).


Aptenodytes patagonicus. Dibujo de Charles Reuben Ryley
(Shaw, George. 1792-1796. Musei Leveriani explicatio, anglica et latina. [London] :Impensis Jacobi Parkinson)



Weddell famoso explorador de los mares antáarticos encontró al pingüino rey también en Georgias en 1823. Vio que era muy gregario y que andaba a lo largo de la costa en grandes bandadas, erecto y con torpe caminar. Y le atribuyó tanto orgullo que en ello no son sobrepasados ni por el pavo, al que son apenas inferiores en la belleza del atuendo. En efecto, durante la muda se apartan uno de otro como con vergüenza  debido al aspecto gastado del plumaje, y cuando recuperan su máximo esplendor se reagrupan y no dejan acercarse a ningün otro que no haya completado la muda. A menudo, informaba Weddell,  se miran la parte frontal y los lados para contemplar la perfección de su brillantez y para quitar cualquier mancha. A principios de enero se aparean y ponen huevos. Como no hacen nido el huevo es incubado entre la cola y las patas donde la hembra tiene como una especie de bolsa para tal propósito. Si la hembra sale a comer,  pasa el huevo desde sus patas a las del macho ayudándose con el pico. La hembra cuida las crías casi  durante 12 meses durante los cuales mudan y completan su plumaje, y les enseña a nadar, según Weddell mediante el siguiente artificio: cuando el joven se niega aavanzar, lo convence para pararse en el borde de una roca y luego lo empuja hasta que acepta ir al mar.

Pierre Sonnerat  naturalista y explorador francés, tambiénán había obtenido este pingüino cerca de Nueva Guinea y el mismo fue clasificado por el zoólogo italo-austríaco Giovanni Antonio Scopoli como Aptenodytes longirostris.

Fitz Roy que pasó por las Malvinas hacia 1832 en su segundo viaje, observó que el actualmente extinguido zorro malvinero (Dusicyon australis), se alimentaba de aves, conejos, ratas, ratones, huevos y focas y, acostumbrado a atacar a pingüinos rey y aún focas, se acercaba sin dudar al hombre.



                                               Alex Mouchard


Pingüino rey


REFERENCIAS
Coues, E. 1872. Material for a monograph of the spheniscidae. Proc. Academy Nat. Sci. Philadelphia. Pg 170
FitzRoy, R. 1839. Narrative of the surveying voyages of His Majesty's Ships Adventure and Beagle between the years 1826 and 1836, describing their examination of the southern shores of South America, and the Beagle's circumnavigation of the globe. Proceedings of the second expedition, 1831-36, under the command of Captain Robert Fitz-Roy, R.N. London: Henry Colburn.
Price, AG. 1985. Los viajes del Capitan Cook (1768-1779). Ed del Serbal
Weddell, J. 1825. A voyage towards the South Pole, performed in the years 1822-1824.London.

https://www.biodiversitylibrary.org/

domingo, 22 de mayo de 2011

EL LLUTU (Nothoprocta pentlandii) Y EL AGENTE INGLÉS

Dibujo de Tini Depoiné

"No existen en la naturaleza más que individuos; los géneros, los órdenes y las clasificaciones sólo existen en nuestra imaginación "
                                                                                                        Buffon



    Esta historia se inicia un día de invierno de 1797, en la pequeña ciudad de Ballybofey, a orillas del apacible río Finn, que discurre por el noroeste de Irlanda y la separa de su ciudad melliza, Stranorlar. En una de sus cuidadas casas de planta alta, de ladrillo y piedra, y techos a dos aguas nació aquel año Joseph Barclay Pentland.

    La infancia de este niño debió ser difícil en una época en que se iniciaban turbulentas relaciones con los ingleses debido a los conflictos religiosos. Efectivamente,  Joseph quedó huérfano a muy corta  edad  y fue entregado al cuidado de sus parientes. Afortunadamente pudieron enviarlo a estudiar al  Colegio de Armagh, una prestigiosa y antigua academia fundada por San Patricio, el santo patrono de Irlanda,  donde se impartía una instrucción clásica sobre teología, gramática, retórica, lógica, aritmética, música, geometría y astronomía.

    Pero Joseph, que se encontraba mucho más interesado en las ciencias naturales y especialmente en la geología,  se trasladó a Francia donde en la recién creada Facultad de Ciencias de la Univer­sidad de París estudió mineralogía, cristalografía y química  con profesores de gran nivel como el físico Joseph Louis Gay-Lussac y el químico Louis Jacques Thénard. Tras estos estudios se encontraba con la preparación suficiente como para cursar geología en la Ecole des Mines, la cual era una de las más célebres y prestigiosas escuelas de ingeniería de Europa. Ubicada en el Hôtel Vendôme, junto a los Jardines de Luxemburgo, esta escuela contaba con una importante colección paleontológica que despertó el interés de Pentland por esa disciplina, de indudable valor para un geólogo ya que era el medio para identificar y datar las distintas formaciones sedimentarias. Esto era de indudable valor práctico ya que el objetivo era el descubrimiento de yacimientos minerales. No olvidemos que en ese tiempo la industrialización de Inglaterra se encontraba en plena expansión y necesitaba de gran cantidad de combustibles y materias primas para sus fábricas.

    En el tercer y cuarto año de estudios de la escuela, los alumnos debían realizar extensos viajes de hasta 140 días para poner en práctica sus conocimientos, así Joseph pudo recorrer casi 4500 km por el centro y sur de Francia. Pero además Pentland comprendió que para poder avanzar en sus conocimientos paleontológicos era necesario entrenarse en zoología, por lo cual en 1818 comenzó a frecuentar el gabinete del famoso Georges Cuvier en el Museo de Historia Natural de París. Joseph se ganó la confianza de Cuvier y fue no sólo su asistente sino además su amigo y confidente.  Gracias a que aún su familia lo mantenía, Pentland realizó en 1820 un viaje de estudios a Niza y Ceuta, y en 1822 a Italia, donde descubrió, en el Museo de Florencia, un cráneo de oso fósil del Val d'Arno.

    En 1826 Pentland se encontraba en Lima, Perú,  como secretario del vicecónsul británico en esa ciudad. Evidentemente actuaba como un agente inglés especializado en la evaluación de los recursos naturales, como diríamos ahora, dada su formación como geólogo. Su objetivo era determinar la ubicación y valor de los yacimientos minerales.  Sus instrucciones eran recolectar datos económicos y demográficos, realizar mapas topográficos y colectar especímenes para el British Museum.

    En esa época, tras la liberación de Bolivia a manos de Bolívar, los mercaderes e industriales británicos, estaban buscando activamente nuevos mercados de ultramar para exportar sus manufacturas a cambio de obtener materiales para sus fábricas.

    Así entre 1826 y 1827 en compañía de Woodbine Parish, Joseph logró recorrer la región andina boliviana, una zona muy poco visitada hasta entonces por lo europeos. Woodbine Parish era un empleado del Foreign Office británico designado por el primer ministro Canning como cónsul en Buenos Aires en 1823. Se trataba pues de otro agente inglés cuya misión consistía en enviar informes sobre los hombres públicos, la política y el movimiento de la economía en los países del Plata. En medio de esas actividades, Parish logro obtener los restos de un Megatherium que fue estudiado por el famoso paleontólogo inglés William Buckland, con quien Pentland se carteaba habitualmente. 

    Pentland y Parish se encontraron con un país aislado, separado del mar por el extenso desierto de Atacama y con un espectacular paisaje de picos desolados en medio del altiplano. Hacia el norte se extendía un enorme lago, el Titicaca, grande como un mar, colgado a casi 4000m de altura y rodeado de poblaciones de indígenas aymara. En ese país Joseph pudo realizar importantes observaciones geográficas y geológicas. Determinó por primera vez la altura de las nieves eternas, extendiéndose desde los 5100 m  y calculó la altura de las principales montañas: Gualtieri, 6.600 m; Arequipa (El Misti), 5490 m;  Chirquibamba, 6300m;  Illimani, 6390 m y Sorata, 7440 m. Estas cifras fueron mas tarde corregidas, lo cual no invalida estas determinaciones hechas en condiciones tan difíciles. Observó que la mayoría de estos picos eran volcanes extin­guidos o inactivos. También halló a esas alturas rocas sedimentarias con fósiles del Silúrico (a 5100 m)  y calizas del Carbonífero (a 4200 m). Joseph visitó el lago Titicaca y determinó que  drenaba mediante el río Desaguadero, contrariamente a la creencia anterior, que lo  consideraba  afluente del lago. 

    Desde La Paz, Joseph se extasiaba mirando hacia el sudeste donde de eleva el macizo del Illimani , el “águila dorada” de los aymara, dominando el horizonte. Su corona de nieves, de un blanco resplandeciente, debe haber actuado como un imán sobre su espíritu de aventura. Esa enorme mole levanta sus escarpados picos cubiertos eternamente de hielo, emergiendo de una poderosa base de rocas de casi 3000 km2. La coloración de su copete cambia constantemente desde un blanco inmaculado a crema, o a un encendido color de fuego, debido a las variaciones de la atmósfera y de la incidencia de los rayos solares, mezclados con los vapores que suben desde las húmedas yungas del oriente boliviano.

    Un soleado día de otoño Pentland y Parish decidieron dirigirse a caballo hacia la base del Illimani. Tras dos días de marcha por un terreno muy quebrado llegaron, pasando por el poblado de Unna, a Pinaya que se encuentra a 3850 m de altura.  Alli contrataron mulas y cargadores para ascender hacia el este por amplias praderas con vista al macizo. Tras 4 horas y recorriendo 8 km llegaron a una amplia pradera a orillas de un estero a 4470 m, un lugar llamado Puente Roto, que hoy usan los montañistas como campamento base para el ascenso.

    Esta zona está cubierta por una estepa de altura dominada por gramíneas y arbustos diversos, especialmente de chocho (Lupinus mutabilis) de vistosas flores violáceas, intercalados entre ariscos pedregales. No observaron animales grandes ya que los guanacos ya habían iniciado su migración descendiendo hacia las regiones costeras. En cambio, les llamó la atención una ave pequeña que correteaba entre los arbustos. Se trataba de una perdiz, más propiamente, un inambú (familia Tinamidae) que los indÍgenas conocían como llutu y que Pentland se apuró en cazar suponiéndolo de interés para  los zoólogos. Una vez preparada la piel fue embalada junto con 16 ejemplares más de aves y mamíferos y remitida al British Museum. Debieron pasar unos 40 años hasta el momento que George Robert Gray la dio  a conocer a la ciencia en 1867 con el nombre de  Rhynchotus  pentlandii, homenajeando así a su colector.

                                                                       Alex Mouchard

REFERENCIAS

Larson B. 2004. Trials of nation making: liberalism, race, and the ethnicity in the Andes, 1810-1910. Cambridge UP.

Sarjeant,  W. A. S. & J. B. Delair. 1980 An Irish naturalist in Cuvier's laboratory. The letters of Joseph Pentland 1820-1832. Bulletin of the British Museum (Natural History)- Historical ser., vol 6 Nº 7.  

lunes, 16 de mayo de 2011

Los que se van

Lamentamos el fallecimiento del destacado naturalista argentino Juan Carlos Chebez. Más allá de los datos biográficos y anécdotas que veremos en los medios especializados, recordamos su notable sapiencia sobre el estado de conservación de nuestra flora, fauna y áreas naturales. Conocía además como pocos la historia grande y pequeña del conservacionismo en Argentina. Se ha ido como algunas de las especies sobre cuya desaparición nos alertaba como atento centinela. Nos ha dejado en cambio su obra y un vacío muy difícil de ocupar entre los defensores de la naturaleza.


Alex Mouchard

viernes, 13 de mayo de 2011

UNA HISTORIA DEL ÑANDU - Greater Rhea (Rhea americana)

"No buscamos jamás las cosas, sino la búsqueda de las cosas"

Blas Pascal - "Pensamientos".

     El ñandú (Rhea americana) fue introducido en la nomenclatura científica moderna por Linneo (1) con el nombre de Struthio americanus,  es decir “avestruz americano”.

Foto A. Mouchard

     Según Buffon (2) fue el explorador holandés Jacob Le Maire quien basándose en el aspecto externo lo confundió con el avestruz africano. Evidentemente  Le Maire, que exploró la zona del estrecho de Magallanes,  sólo pudo haber visto al choique (Rhea pennata) ya que el ñandú nunca parece haber llegado mucho más allá del río Negro.

     Linneo, según él mismo indica,  se basó en la descripción de John Ray, tomada a su vez de la obra de Georg Marcgrave (3). Éste había llegado a Brasil desde Alemania en 1638 con Willem Piso por invitación del Conde Johann Mauritz von Nassau-Siegen para realizar una prospección zoológica, botánica y astronómica del país. Marcgrave o Markgraf, en su breve descripción en latín, registró el nombre nativo de “ñanduguazú”, es decir ñandú grande, y el que le daban los portugueses, “ema”,  y señaló que: “tiene alas pequeñas, ineptas para el vuelo, pero que puede elevar una de ellas como una vela, con lo cual produce una carrera rapidísima, en la que pueden superar a los perros de caza... Degluten con gran placer medallas y otros artículos de hierro, pero no las digiere y las elimina enteras por el ano. . . Su carne es buena para comer”. Parece que Marcgrave se inspiró en el relato sobre el avestruz africano de Eliano (4), quien cuenta que “abre sus alas a los lados: el viento da en ellas y las infla como si fueran velas”

     “Ema” derivaría de de una palabra árabe con el significado de "pájaro o ave grande" y fue un nombre usado también por los exploradores portugueses para designar al casuario de Nueva Guinea y como bien señala Buffon, los portugueses también le dieron ese nombre al ñandú por su semejanza con los casuares que ya conocían de antes. Incluso el nombre genérico Rhea, que fue fue usado por primera vez por Moehring (5)  se refiere a una diosa de los  frigios de Asia Menor, que los griegos asimilaron con Cibeles, a la que representaban con una torre  en la cabeza. Pero como bien dice Francisco Javier Muñiz (6) ningún nombre "parece más impropio que el latino Rhea (nombre de Cibeles con  su torre en la cabeza) con relación sin duda  a  un casco como el del Casoar que el ñandú no tiene".
De Historia Naturalis et Medica indiae Occidentalis - Guglielmi Pisonis -Amsterdam, 1658

     Como vimos en la descripción de Marcgrave, el ñandú es famoso por su costumbre de comer objetos metálicos de las mas variada índole. Por ello Pierre Barrère (7) le aplicó el nombre latino de “ferrivora”,  vale decir “comedora de hierro” y, erróneamente, la clasificó como una grulla o garza.

     Buffon analizó la mencionada conducta de levantar un ala para usarla cual vela impulsora y concluyó que la intención del ñandú al actuar así  no quedaba bien aclarada, ya que Nieremberg (8) opinaba que así podía proyectar el viento contra los perros que lo perseguían,  sacándoles ventaja.  Pison y Klein, por su parte, afirmaban que de esa forma lograba cambiar a menudo la dirección de su carrera, a fin de evitar con esos zig-zags las flechas de los nativos, y otros autores llegaban a afirmar que se estimulaba para correr más rápido clavándose una especie de aguijón que posee en las alas. Pero, concluye Buffon, cualquiera que sean sus intenciones, lo cierto es que corre muy rápido, de modo que es difícil que los perros lo alcancen, y los salvajes deben usar trampas para cazarlos.

     Buffon, quizás porque Barrere confundía al ñandú con una garza, se engañó al elegirle como nombre común el de “touyou”, que le dio Brisson9, derivándola de “touyouyou”, designación supuestamente usada en Guayana, donde el ñandú nunca vivió.  Como bien aclara Azara éstos son nombres guaraníes usados para aves de las familia de las cigüeñas, especialmente la cigüeña Mycteria americana.

     Es interesante que al referirse a su distribución geográfica, Buffon señala, con preocupación conservacionista, que, a medida que los hombres se multiplicaron en Sudamérica, mataron una gran cantidad de ñandúes, y el resto se retiró de los lugares poblados.

Foto A. Mouchard

     Nieremberg hizo descripciones bastante atinadas con respecto a la reproducción del ñandú y, como no hizo observaciones originales, debe haber tenido a mano fuentes que ignoramos pero que parecnbe ser bastante precisas. Así  dice que el macho se encarga de empollar y que para eso reune 20 o 30 hembras para que pongan en el mismo nido, tras lo cual las auyenta picotazos para poder incubarlos. Además toma la precaución de dejar dos al costado sin incubar, de modo que al eclosionar los otros, éstos ya están podridos y el macho los casca con lo cual atrae una multitud de moscas y otros insectos de los cuales se alimentan los charabones. Buffon cree que este hecho es puramente casual y que no deben atribuirse con ligereza a los animales intenciones infundadas. De la misma manera duda (aunque esta vez erróneamente) de que los machos incuben y cree que, por error, alguno creyó ver en  alguna hembras incubante, testículos (?) y como una especie de pene (como parece tener la hembra de la especie africana),  confundiéndola con  un macho.

     Pasando a las cualidades gastronómicas, Buffon asegura que la carne de los pichones es buena para comer, pero la de los adultos es dura y tiene mal gusto y aconseja que seria posible mejorar esa carne mediante la cría de tropas de ñandúes jóvenes que tienen disposición para ser domesticados tal como ocurre con los pavos.

     Latham (10) fue uno de los primeros en mencionar la técnica de cazarlos con boleadoras o a tiros, y destacando su extrema velocidad por lo que sólo podía alcanzárselos a caballo.

     El padre Jose Sanchez Labrador (11) se refirió extensamente al ñandú con algunas informaciones certeras, aunque también repitió errores e incluyó muchos datos, obtenidos de la literatura zoológica clásica,  que sólo se aplican  al avestruz africano. Sobre el nombre de “ñandú” dice que es usado también por los guaraníes para las arañas, por sus zancas largas,  y que también lo llaman “churi”. Pero este último es probablemente originado en “suri” que es el nombre quichua de la subespecie norteña del choique, Rhea pennata garleppi.  Exagera su altura que equipara a  la de un jinete montado y con respecto a sus dotes para la carrera repite lo dicho por Marcgrave casi textualmente, sin embargo se ve que duda del uso de las alas, porque mas abajo aclara que “más hacen oficio de bandera de navío que de vela”,  porque observa sagazmente que difieren de las plumas de otros pajaros cuyas barbillas se entretejen “formando un cuerpo continuo capaz de herir el aire”.

     Confirma que  los avestruces del Paraguay no poseen ningún agujón en la punta de las alas, pero usan a éstas para defenderse de los perros y “a veces los hacen gritar a la vehemencia del azotazo”. Descarta que el ñandú tenga la costumbre de ocultar la cabeza entre matorrales cuando se ve perseguido. También considera falso que abandonen sus huevos para que se incuben sobre la arena al sol como lo aseguran sabios de la talla de Geoffroy St. Hilaire (12), copiando observaciones erróneas sobre huevos “guachos”, hechas en el viaje de circumnavegación de Dampier.

      Pero con respecto a la incubación asegura que macho y hembra comparten la tarea, lo mismo que con la alimentación de los polluelos. Cuenta Sanchez Labarador que los indios mbayás recogen la grasa que almacena el ñandú en lo alto del pecho y que la usaban para cocinar frijoles y otros granos y aunque se enrancie la comen “sin ascos y como relamiendose”, pero el mejor bocado es el corazón que reservan para sus capitanes y caciques. Finalmente indica que la grasa del tuétano de los huesos era usada por los médicos jesuitas para ablandar “bellamente las almorranas para poderlas reventar facilmente”.

Dibujo original de Edmundo Guerra

     Félix de Azara (13), notable por la exactitud de sus descripciones, destaca la mansedumbre del ñandú que, donde no lo persiguen, se acerca a hasta los corrales de las casas de campo y no se asusta al ver gente, pero si ven que se les quiere atrapar corren muy veloces de manera que solo los caballos sobresalientes con buenos jinetes pueden alcanzarlos. Azara cree que las alas le sirven para cambiar de dirección abruptamente  ya que al abrirlas el viento les ayuda a dar vuelta, descalificando otras interpretaciones por arbitrarias. Describe la cacería mediante boleadoras y hace un aciago anuncio: “desaparecerá del mundo luego que esto se pueble”, especialmente porque observa que la gente recoge en abundancia huevos y pichones para comer. Describe también los mugidos del macho durante la época de celo que tanto sorprendieran a Hudson. Haciéndose eco de lo dicho por los pobladores confirma que varias hembras ponen en el mismo nido y que un solo macho se encarga de incubarlos y cuidar a los pichones. Y atinadamente supone que por no poder cubrir el macho a todos los huevos algunos de éstos quedan sin incubar y, rotos por accidente, atraen moscas, descartando que el padre realice toda la operación adrede.

     Con respecto a su utilidad describe la bolsa que se hace con el cuero de su cuello llamada “chuspa” y que se usa como faltriquera. Ya era importante entonces la fabricación de plumeros con sus plumas.

     Hacia medidos del siglo XIX Francisco Javer Muñiz (6) publicó una notable monografía sobre el ñandú. Con buenos conocimientos anatómicos y fisiológicos hace una descripción minuciosa de la anatomía externa e interna y de la alimentación, mencionando el parasitismo por lombrices intestinales. Hace una descripción del cortejo y cópula que observara en Arroyo Grande (Uruguay), así como del proceso de nidificación, y allí menciona que en algunos nidos se ve un huevo mas pequeño en el centro de la nidada que la gente de campo llama “huevo de la fortuna” y dándole un carácter sagrado no lo comen sino que lo conservan como amuleto.

     Describe los pichones que por su color amarillo oscuro con rayitas o listas negras, son llamados por la gente de campo “vestidito de santiagueño”.  Muñiz logra un notable y completo relato de la campería o cacería de ñandúes en el desierto explicando la técnica del boleo de los mismos.También indica las variadas formas de consumir su carne y huevos, y el uso del cuero y de las plumas. Considerar la posibilidad de domesticación de la especie y con criterio conservacionista recuerda que en los campos de Juan Manuel de Rosas gracias a que se prohibía su caza era posible observar numerosas bandadas, y si se tomaran similares medidas en otras estancias se repoblarían los campos.

     A la voz del ñandú la describe como alta, hueca, de sonoridad obtusa, similar al sonido producido por el aire al pasar sobre la boca de un barril vacío, voz que tanto maravilló a Hudson quien la calificó de bramido ventrílocuo, retumbante y similar al viento

     Entre los autores brasileños, Goeldi (14) no aporta muchas novedades, insiste en la presencia en la punta del ala de un largo espolón en forma de espina con el cual se acicatearían durante la carrera para aumentar la velocidad, en verdad, una curiosa conducta masoquista. Señala el respeto que tienen los cazadores y los perros por los arañazos que propinan con sus patas y a su vez el temor  que muestran los ñandúes por los hombres montados, cosa que no ocurre con los peatones a los que no prestan demasiada atención. Y hace una interesante cita de Pero de Magallaes de Gandavo, que hacia 1576 ya utilizaba el nombre común de “ema” y describía el uso de las plumas en los gorros y sombreros de “las personas galantes y que profesan el arte militar”.


     También desde Brasil el príncipe Maximilian von Wied (15) informa que los habitantes del sertao en Minas, Bahía, curten la piel del ñandú y, tiñéndola de negro, fabrican calzas y usan la cascara de huevos vacíos como jarros.

     Ihering (16), por su parte,  destaca la utilidad de esta ave “cuya destruccion debe ser prohibida” y consigna el nombre de “guaripé” que le aplicaban los guaraníes de Rio Verde, en San Pablo.

     Y para concluir esta reseña llegamos a fines del s. XIX hasta William Hudson (17) quien señaló una falla en la adaptación del ñandú a la pampa y es que cuando corre entre los pastos altos, al estar estos entretejidos por los tallos de otras plantas, suele enredarse en ellos y caer al suelo donde queda a merced de las boleadoras. Hudson, nuestro naturalista más sensible, añora la majestad y la curiosa gracia de las formas primitivas de esta notable ave,  que hace que sea muy doloroso pensar en su desaparición.

                                                                       Alex Mouchard

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REFERENCIAS

1-       Linnæus, C. 1758. Systema naturæ per regna tria naturæ, secundum classes, ordines, genera, species, cum 
          characteribus, differentiis, synonymis, locis. Ed. 10, p.
2-       Buffon, G.L.L. conde de.  1770 - 1785 . Histoire naturelle des oiseaux.
3-       Marcgrave Georg- 1648-Historiæ rervm natvarlivm Brasiliæ.
4-       Eliano- s.II-III--De Natura animalium
5-       Möhring, Paul --1753-- Avium Genera
6-       Muñiz, F. J. 1916. El ñandú o avestruz americano.Escritos cientificos. La cultura argentina.
7-      Barrère, Pierre-1745-  Ornithologiae Specimen Novum, sive Series Avium in Ruscinone, Pyrenaeis Montibus,               atque   in  Galliâ Aequinoctiali Observatarum, in Classes, genera & species, novâ methodo, digesta.
8-       Nieremberg y Otin, Juan Eusebio -1634- - Historia naturae, maxime peregrinae (Amberes).
9-       Brisson, Mathurin Jacques- 1760-1763- Ornithologie.
10-    Latham, John -1822--A general history of birds
11-    Sanchez Labrador, Jose -1767- Peces y aves del Paraguay Natural Ilustrado.  Fabril Editora, Bs As, 1968.
12-    Geoffroy St. Hilaire, Étienne-1741. Tractatus de Materia Medica.
13-    Azara, F. de. (1802). Apuntamientos para la Historia Natural de los Páxaros del Paraguay y del Río de la Plata.
          Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología. España. 1992.
14-   Goeldi, Emilio Augusto-1894- Aves do Brasil.
15-   Wied-Neuwied ,Alexander Philipp Maximilian von -1825-1833-Beiträge zur Naturgeschichte von Brasilien.
16-   Ihering, H. von –1898- As aves do estado de S. Paulo. Revista do Museu Paulista, vol. III
17-   Sclater, PL & Hudson, WH -1888-– Argentine Ornithology

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