"Cuando se hace la historia de un animal, es inútil e imposible tratar de elegir entre el oficio del naturalista y el del compilador: es necesario recoger en una única forma del saber todo lo que ha sido visto y oído, todo lo que ha sido relatado por la naturaleza o por los hombres, por el lenguaje del mundo, de las tradiciones o de los poetas".

Michel Foucault-Las palabras y las cosas


domingo, 3 de mayo de 2020

LA LOICA (Leistes loyca): EL PÁJARO SANADOR






"El jilguero chico amigo,
Loica con su pecho rojo,
Tordos y zorzales cantan,
wedwed, carpintero y chucau
no faltan;
Todos están contentos:
Pues ha pasado el mal invierno"

 Primavera - Fray Félix José de Augusta (1910)




Etourneau des Terres Magellaniques
Dibujo de François Martinet (Daubenton, 1765-1783)



EL PÁJARO SOLDADO

Caminaba por las calles del maravilloso pueblo  “El Chaltén” en Santa Cruz (Argentina), regresando de una visita a la mítica montaña, cuando un canto, mezcla de silbidos y ásperos chisporroteos, atrajo mi atención. Sobre un cerco de madera, alborotada por el viento, cantaba una loica.

Unos doscientos cincuenta años antes de este episodio partían de la isla de Saint-Malo (Francia) los buques “Aigle” y “Sphinx”, comandados por el capitán Louis Antoine de Bougainville, con destino a las islas Malvinas, donde habrían de establecer una colonia francesa. Como capellán y naturalista participaba Antoine-Joseph Pernety, un monje benedictino que publicó un relato de ese viaje en 1769. En las islas encontró a la loica y, aunque no conocía su nombre, la describió y la dibujó : «Matamos, en los campos, una especie de estornino, que tiene la parte superior del cuello, la espalda y las alas, marcadas y manchadas con los mismos colores aproximadamente que los de Francia, su pico también está hecho de la misma forma; pero tiene lo inferior del cuello y vientre de un rojo muy bello, que adquiere un poco el color del fuego; este rojo está salpicado de algunos puntos negros. Solo podía imitarlo adecuadamente usando minio claro o plomo quemado». 


Sansonette des Iles Malouines
Estornino de las islas Malvinas
 (Pernety, 1769)



Sin embargo, por razones de política internacional, cuatro años después, el rey Louis XV ordenó a Bougainville desmantelar la colonia y entregar las islas a los españoles. En esa ocasión el naturalista fue Philibert Commerson quien iba acompañado de un misterioso ayudante (ver nuestra nota http://historiaszoologicas.blogspot.com/2011/07/el-misterioso-ayudante-de-commerson.html). En marzo de 1767 llegaron a las Malvinas donde además de cumplir con la orden real, los naturalistas aprovecharon para recorrer el lugar y colectar especímenes. Entre las aves que allí había, Bougainville (1772) señaló lo siguiente: “El otoño se llevó dos especies de estorninos o zorzales; una tercera no nos dejó: se la llamó “pájaro rojo”; su vientre está cubierto de plumas del más hermoso color de fuego, especialmente en invierno podríamos hacer ricas colecciones para guarniciones”. Destacada por su belleza y sus cualidades gastronómicas, así fue considerada por los europeos. Sin duda Commerson preparó ejemplares para llevar al Jardin Royal des Plantes Médicinales de París dirigido entonces por el famoso Georges-Louis Leclerc, el conde de Buffon, quien describió a la loica (1786) dándole el nombre de “Étourneau des terres Magellaniques” (estornino de las tierras magallánicas) y además “Blancheraie” (raya blanca) “debido a una larga franja blanca que, naciendo en cada lado surge cerca de la comisura de las dos partes del pico, parece pasar por debajo del ojo, luego reaparece más allá para descender a lo largo del cuello”. A pesar de que Buffon sospechaba que no era exactamente un estornino (Sturnus) y que por su pico se acercaba más a los trupiales (familia Icteridae, a la que en efecto pertenece), Linneo lo incorporó a la nomenclatura científica como Sturnus militaris, asociando su brillante pecho rojo con un uniforme militar.

Hudson (1974), sin embargo, opinaba que ese nombre “conviene más a la especie pampeana”, es decir a su pariente Leistes defilippii, porque “ningún nombre más feliz que el de militaris podría haber sido inventado para él … y aunque fue dado al ave sólo por su pecho rojo … en este caso describe, en forma accidental, un hábito peculiar de esta ave”.  En efecto, cuando llegaba la época de los fríos, la loica pampeana realizaba migraciones hacia el norte reuniéndose en bandadas de hasta mil individuos que se movían por el suelo en forma coordinada  y “la precisión de sus movimientos y sus pechos escarlatas todos vueltos a un mismo lado, sugiere la idea de un disciplinado ejército en marcha”. Lamentablemente esta notable visión sólo pertenece al pasado, estando hoy la loica pampeana en peligro de extinción debido mayormente a la modificación antrópica de su hábitat.

Pero bastante antes que Pernety, en 1614, el Maestre de Campo Alonso González de Nájera ya mencionaba en el “reino” de Chile “diversos pájaros de varios colores, especialmente unos de tamaño de tordos, a que llaman comendadores, porque tiene todo el pecho de color de un muy encendido carmesí, dañoso para los sembrados”. Alonso de Ovalle (1969, sic) daba a conocer su nombre local: “Los páxaros, que llaman los Indios lloycas son muy célebres entre ellos, en cuyo canto a tal hora, o en tal lugar, y ocasión, hallan grandes misterios, ya se pronostican en él la muerte o propia, o del hijo, o del pariente; ya la enfermedad, u otro mal successo, de que quedan con temor, y recelo. Llaman los españoles estos páxaros pechicolorados, porque no ay grana ni escarlata que llegue a la fineza del rojo de su pecho, las demás plumas del cuerpo y de las alas son pardas”. Y fue el abate Molina (1782) quien introdujo este nombre común en la ciencia como Sturnus loyca, y además registró su reproducción y su uso por parte de los pobladores: “Los huevos son de un color gris variado con marrón, nunca más de tres. Los pone en el primer hoyo que encuentra en el suelo, donde los deja sin cuidarlos mucho. La Loyca se reproduce bien en jaulas y es muy apreciada por la dulzura y armonía de su canto. Cuando disfruta de su libertad, se eleva perpendicularmente en el aire cantando junto con la hembra, y luego baja de la misma manera. Los indios, que hacen muchas observaciones supersticiosas sobre el canto de este pájaro, usan las hermosas plumas de su pecho para embellecer sus diademas”.


Loica cantando
Trupialis militaris (Scott & Sharpe, 1915)



El botánico prusiano Franz Meyen (1834), integrante del viaje de circunnavegación del “Prinzess Louise”, se topó con la loica en Rancagua (Chile): “Era muy temprano cuando continuamos nuestro viaje, por lo que el aire fresco todavía era un poco intenso; pero los miles de pájaros que cantaban al sol de la mañana animaron las copas de los árboles y arbustos de la manera más amena. El Icterus militaris se distingue de todas las demás aves por el hermoso color rojo de su pecho y vientre, de modo que se lo persigue con ahínco por el hecho de que sus plumas, que se utilizan para adornar la ropa de las mujeres, se han convertido en artículos de exportación a Europa; fue encontrado aquí en grandes cantidades”.

Muchos viajeros encontraron loicas en sus recorridos por la Patagonia argentina y chilena, como Darwin, d’Orbigny, Frederick Beechey, Titian Peale, James Melville Gilliss y otros. De entre ellos Friedrich Kittlitz (1858) dejó algo más que una mención: “El magnífico estornino (Sturnus militaris, Linné)  que habita en Chile, como en la mayoría de los países de América del Sur … Está constantemente buscando su comida en el suelo, su canto se puede escuchar en cualquier momento del día. Este canto posee muchas variaciones y suena, en general, algo similar al de nuestro triguero [Miliaria calandra]; se caracteriza particularmente por el chirrido y por un chillido descendente ... A estas aves les gusta estar de a dos y, ocasionalmente, quizás haya muchas juntas, pero no forman bandadas cerradas como otros estorninos”.

En el río Chubut Henry Durnford (1877, 1878) la halló “una de las aves más comunes del valle, no siendo vista en las lomas”. “De todas las aves (exceptuando por supuesto las acuáticas y las amantes de los juncales) ésta es la más segura indicadora de la presencia de agua en las sedientas planicies de la Patagonia, no encontrándose nunca lejos de ese elemento, y siendo consecuentemente de gran utilidad para los viajeros”.

Pero la loica no sólo brindaba al humano tan interesante dato, Claude Gay (1847) señalaba que “abunda mucho en Chile, donde la llaman Loica; su canto es agradable, y algunos habitantes la guardan en jaula; a pesar de que su carne no tiene mal gusto, se come poco, y prefieren la del zorzal que es mucho más delicada”.



Sturnus militaris – (Gay, 1847)



El ornitólogo alsaciano Christian Ludwig Landbeck (1877) que trabajó con Rudolph Amandus Philippi en el Museo de Santiago de Chile dejó esta información sobre la loica: “Sin duda una de las aves más bellas de Chile ...  principalmente ama las llanuras más grandes con extensos campos frutales, ya que el grano en germinación forma su alimento principal junto con los insectos. Se acerca a las viviendas en otoño cuando las uvas están maduras y no aparece en jardines y arboledas sino rara vez, donde pronto cantará con su canto singularmente fuerte y llamativo, especialmente porque casi siempre se posa en la parte más alta de los árboles. La canción generalmente chirriante, que usualmente termina con su nombre Loyca, es muy diferente en distintas zonas, aunque algunos tonos característicos la hacen reconocible en todas partes. Por ejemplo, en Cartagena, a la orilla del mar, era muy pegadizo y casi todos los machos cantaban lo mismo, en Algarrobo, también junto al mar, pero a unas 4 millas de Cartagena, cantaba mucho más variado y hermoso, similar al tordo [patagónico (Curaeus curaeus)]. Las parejas no parecen separarse incluso en invierno, porque casi siempre se puede ver a machos y hembras moviéndose juntos. Su gran nido consiste en briznas de hierba, ramitas, raíces y sus 4 a 5 huevos tienen muchas manchas marrones sobre una base de color rojizo o verdoso. A menudo se lo mantiene en jaulas, pero no vive tanto en cautiverio como el tordo”.

Y Eugen von Boeck  (1855) coincidía en que “el color rojo brillante de su pecho”, ese pecho que Neruda calificaba de puro y sanguinario, “y su forma estilizada lo convierten en una de las aves más hermosas del país. Lo he visto con frecuencia en mis viajes por el interior, pero siempre en circunstancias en las que no podía cazarlo; aquí en el país se llama Loica y a veces se lo verá en jaula, probablemente más por su belleza que por su voz”. Ambrose Lane (1897), un colector que trabajaba para el Museo Británico en la zona de Concepción (Chile), confirmó estas observaciones: “Esta ave, conocida en Chile como Loica o Loyca, abunda en todas las provincias centrales y se extiende hacia el sur hasta Chiloé y el continente adyacente, donde existan localidades adecuadas … Frecuentan las colinas en el centro de Chile, y en otras localidades prefieren grandes extensiones abiertas de pastizales o distritos agrícolas. Parecen ser, en sus hábitos, más terrestres que arbóreas, y debo decir que se alimentan por completo en el suelo. Son en gran medida insectívoras, aunque también comen varios granos y, según creo, fruta. Nunca encontré el nido de este pájaro, pero me dijeron que está construido como regla en los arbustos dispersos que ocurren con frecuencia en las colinas o llanuras de Chile … En invierno los pájaros van en bandadas”.


Sturnella militaris – (Cassin, 1855-56)


“La Loica, sin duda una de las aves más bellas de nuestra tierra, es mui común en los campos; prefiere los terrenos verdes interrumpidos por matorrales o arbustos; el vuelo, por lo jeneral, no es bajo ni alto, deja acercarse a uno bastante, abandona un arbusto para sentarse un poco más distante encima de otro, volando azota el aire mui seguido con las alas, i cuando se aleja a distancias mayores puede elevarse también a ciertas alturas; reposa en las puntas más altas de los arbustos i árboles, o en ramas secas sobresalientes” (Albert, 1898, sic).

En Argentina Hudson (Sclater & Hudson, 1888) la consideraba como “residente, y observada en pequeños grupos de 4 o 5, o en pequeñas bandadas rara vez superando los 20 o 30 en número. Se alimentan y viven en el suelo, y sólo ocasionalmente es vista posada en un arbusto bajo. Su vuelo es poderoso, y vuela bastante, y usualmente emite su canto en vuelo. Canta todo el año, y se le escucha aún en los días más fríos del invierno; las notas son pocas y no muy melodiosas, pero son alegres y vigorosas. El nido está hecho de pasto seco y raicillas unidos a las matas en suelo húmedo, y colocado junto a o sobre la superficie. Los huevos son cinco, el color de fondo blanco punteado o manchado con pardo rojizo”. Aunque el nido no es fácil de encontrar “debido a la costumbre de la hembra de caminar una cierta distancia antes de hacer el vuelo " (Santiago Venturi, en  Hartert & Venturi, 1909) y como dice Claude Grant (1911): “Solamente he descubierto el nido cabalgando literalmente sobre él, la hembra elevándose bajo los pies del caballo”.

“En la costa de Buenos Aires, esta ave vivía entre las dunas de arena cubiertas parcialmente con vegetación, donde había más o menos refugio de los vientos. En las secciones áridas del norte de la Patagonia, como en General Roca, Río Negro, se encontraba en la vecindad del agua, pero no era reacia a penetrar tierra adentro entre los escasos arbustos que cubrían las laderas de las áridas colinas de grava. A través de la región de las pampas se la encontró en medio de grupos de  matas de pasto duro que cubrían las extensas praderas onduladas. Estos pájaros son habitantes del suelo, donde caminan como los praderos (Sturnella) en medio de la hierba. Cuando se alarmaban, generalmente mostraban sus espaldas marcadas de oscuro al observador, y cuando uno se daba vuelta, el destello rojo brillante en el pecho era una agradable sorpresa en un pájaro aparentemente de coloración simple. Su vuelo es recto y directo, y se acompaña de un destello blanco desde abajo del ala. Su nota de llamada era un bajo pimp, mientras que desde el suelo o de una percha baja, algunos machos cantaban una canción silbada” (Alexander Wetmore, 1926).


Trupialis militaris
Dibujo de John Gerrard 
Keulemans – (Crawshay, 1907).



No varía mucho lo visto en Tierra del Fuego por Crawshay (1907): “Las colinas y valles cubiertos de matorrales y los bordes del bosque son su hábitat. El pecho escarlata es visible a doscientos metros de distancia. La cantidad comúnmente vista es un par, o como máximo cuatro o cinco juntos. Es en gran medida un estornino por sus formas, también por su canción limitada. Corre de aquí para allá por el suelo, asintiendo y balanceándose, alimentándose para vivir. El vuelo es poderoso pero algo pesado. La canción, si se puede llamar canción, es extraordinariamente trabajosa. Por lo general, la pronuncia desde la copa de un árbol o arbusto, especialmente hacia el anochecer, y se puede imitar  inflando los pulmones con aire y expulsándolo a través de los labios apretados como un silbido espirado: W-h-i-i : y-o-o-o. Le toma un poco de esfuerzo al pájaro emitirlo: se puede ver la garganta expandiéndose a treinta metros de distancia”.




Loica

Por qué me muestras cada día
tu corazón ensangrentado?
Qué culpa llevas suspendida
qué beso de sangre indeleble,
qué disparo de cazador?
Por qué corres y buscas y ardes
con ese pecho colorado
mirando sin prisa y sin miedo,
mirando al hombre con tus ojos?
Si buscas juez, por qué resbalas,
con ojos fríos y alas secas,
hacia otra señal del camino
donde otra vez tu corazón
brilla en el sol ensangrentado?

                                                                        Pablo Neruda (1973)




LA LOICA Y LOS HUMANOS

En los relatos de los pueblos originarios y criollos la loica aparece como un personaje que se trenza en lucha con un contrincante y resulta herido en el pecho lo cual explica su brillante color sangre en esa parte de su cuerpo. Así entre los selknam de Tierra del Fuego, la loica era un hombre robusto llamado Shi’ika que lucha con el pequeñito Cheip.  Le aprieta la garganta a su rival para estrangularlo a la vez que le tironea el pelo, y Cheip, para soltarse, le da una trompada en la nariz, haciéndolo sangrar y manchándole el pecho. Al final de la pelea, Cheip se transformó en chingolo, con su garganta lívida por el apretón y su copete levantado, y Shi’ika, en loica, de brillante pecho rojo (Bridges, 2012).

Este argumento se repite en versiones criollas donde incluso la loica pasa de víctima a  victimaria y se aleja con su pecho manchado cantando: “Chío, chío, le corté el cuello con un cuchillo” (Vidal, 1925). Pero en otros cuentos la loica es perseguida por un cazador que se hiere con su propia arma y queda ciego. El pájaro se compadece y le trae agua desde el río y logra avisar a su familia que finalmente lo rescata. Entretanto la cachaña le hace ver a la loica que se ha manchado de sangre del hombre y San Pedro, que había observado todo, la premia otorgándole el color escarlata a su plumaje. (Brunet, 1962). En Cuyo la loica es una muchacha muy hermosa que se disputan entre el cardenal y el chuschín o chingolo. Éste mata al cardenal de una cuchillada y la loica al sostener al moribundo se mancha el pecho y queda cantando “¡Con cuchillo lo han matao!” (Palermo, 1984).

Un cuento de la comunidad pewenche de Cauñicu (Alto Biobío, Chile), recopilado por Queupil Almendra  & Vita (2011) relata un episodio durante un juego de palín o chueca organizado por el cóndor y el jote y donde participan varios pajaritos. En un momento del partido el chuncho (el caburé grande), incapaz de alcanzar a la garza, le quiebra con el palo las piernas. La loica lo increpa y el chuncho la ataca con un cuchillo y la hiere en el pecho, quedando así teñida y cantando: “¡Con cuchillito fue!”


Para los mapuches la loica tiene entidad casi humana, es considerada como un auxiliar del machi o chamán,  trayendo del bosque trozos de canelo o foye  (Drymis winteri), que coloca en el rehue, el tótem ceremonial, en la casa del machi (Rozzi, 2010), quizás porque quiere curar su pecho herido.  También es un anunciador porque avisa cuando van a llegar visitas a la casa como lo muestra Lorenzo   Aillapan (Aillapan & Rozzi, 2004) en su poema “Lloyka (La sanadora)”:


Pájaro dramaturgo retador de la gente, de guata colorada.
Fue a pararse en un árbol nativo y ahora sólo en las plantaciones.
En lenguaje retador, parece enojado, recoge noticias:
“con seguridad se presentan los carabineros”.
Cantando dice: “vendrán visitas y debes limpiar bien tu casa,
debes lavar tu olla y también lavar tu cucharón”.

¡Wichin wichin küpalu piam pu lonko traruuu
wichin wichin küpalu piam lantuuu kangey trekan lantuuu!

De seguro vendrá una viuda quien tiene un andar especial
buscando nuevo pretendiente, que el finado ya no vuelve.
“Esa mujer es una gran bruja /cuidado!”, dice.
“Es un hombre”, ladra como un zorro culpeo,
gran boca, menea y desvía con gran cola:
“¡Están avisados por los Cuatro Ventosos de la Tierra!”.

¡Wichin wang piley ti weda ngürü
wichin wichin kalku müna weda futra kalkutiii!

No tengan miedo Gran Padre y Gran Madre,
yo tendré remedio a tiempo de sobra y bueno.
Por eso me llamo "ser de guata colorada"
y siempre he mejorado a mi gente con pura hierba.
Por eso mi nombre es "sanador de tiempo completo".
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


Si canta de frente, la loica anuncia desgracias y quizás la muerte de algún habitante de la casa. Pero si canta dando la espalda llegarán momentos felices. Y, bajo la influencia del mito de la corneja europea a la que tanta atención prestaba el Cid Campeador, se dice que si  se la ve cruzar hacia la derecha es buena suerte y lo contrario si vuela a la izquierda (Aguas Deumacán & Clavería Pizarro, 2009). El padre Augusta (1910) relata al respecto lo siguiente: “En cierta ocasión que señalábamos a un indígena viejo una bellísima loica, que se había posado cerca del camino donde estábamos conversando, le dio fastidio el lindo pajarito y dijo volviéndose hacia él: Weda kui-af Wekufu (mal espíritu Huecufu). En realidad la loica con el encendido lacre de su pecho tiene para los indígenas relaciones especiales con el demonio”.



Loycas - Mural en la comuna de San Miguel – Santiago de Chile. https://lifestyle.americaeconomia.com/articulos/el-arte-urbano-transforma-uno-de-los-barrios-mas-pobres-de-santiago



Las relaciones de la loica con los criollos parecen haber sido complicadas. “Su canto, aunque corto, es tan agradable como su aspecto i ha sido objeto para mantenerlo en jaula … se alimentan sobre todo de granos, brotes nuebos, hortaliza tierna i también de insectos i gusanos; en tiempo de la siembra son mui perjudiciales porque recojen los granos recién sembrados i arrancan con su pico fuerte las plantitas nuevas cuando se asoman sobre la tierra; cuando la cosecha se acerca se regocijan con los granos que maduran, por eso los dueños de los fundos que conocen el daño que causa esta ave, de adorno del campo, les persiguen estendiendo redes en la tarde, poniendo trampas, i la hacen cazar para la comida, porque su carne es comestible, aunque no en todas partes se acostumbra a comerla, el sabor de ella es parecido al zorzal” (Albert, 1898, sic).

 “Asegura la gente campesina que este hermoso pájaro silvestre acostumbra levantarse en vuelo recto hasta perderse en el azul del cielo, todas las mañanas, a fin de saludar al sol cantando a veces por encima de las nubes y de las cumbres más elevadas de la Cordillera. Se le considera la alondra criolla” (Mercado, 1959).

 En Los Reartes (Córdoba) “la tienen como pronosticadora de los temporales de nieve. Cuando éstos están próximos a presentarse, se agrupan en bandiditas que emitiendo un grito característico buscan refugio en las rocas, crestones y viviendas humanas” (Castellanos, 1934).

La belleza de la loica y su conexión con las tradiciones de los pueblos originarios y criollos es el motivo por el cual aparece en múltiples manifestaciones culturales de la actualidad, como poesías, cuentos, obras de arte, artesanías, logotipos, arte callejero, tatuajes, diseños, marcas comerciales, etc. Como muestra reproducimos, por gentileza de su autora, esta pintura de Carolina Gaete Fischer.



Loyca – Obra de Carolina Gaete Fischer. https://www.carofischer.com/pintura/




La loika

¿Por qué canta la loika?
Si le han cortado el árbol
donde solía cantar.
Tendrá que buscar uno nuevo,
cantando se va.

¿Por qué canta la loika?
Si le han robado la tierra
donde iba a anidar.
Tendrá que buscar tierras nuevas,
cantando se va.

¿Por qué canta la loika
Si no le dejan migajas
para comer,
porque el fruto de sus bosques
se lo robaron en un amanecer,
la loika canta por no comer.

¿Loika por qué cantas,
sólo por trinar?
- Canto por mi árbol, migajas, tierras,
por lo que fue mío ayer.
- Canto por la pena de perderlo...
Y porque loika... un día,
un día se perderán.

Graciela Huinao (2009)



EL NOMBRE DE LA LOICA

Se cree que la voz loyca proviene de la palabra mapudungun loi que significa llaga o herida, refiriéndose al plumaje rojo del ave. Para Aillapan (Aillapan & Rozzi, 2004) proviene de llako: sanar, y lawen: remedio.

Mapudungun: Loica, lloica, lloyka, loyka.
Yagan: Wichóa, wicoa.
Selk'nam: Síica.

Otros nombres son: pecho colorado grande (Buenos Aires, Mendoza, Córdoba), pechorrojo (Mendoza, San Juan), pitirrojo, milico, tordo militar, fueguero (La Rioja).

A su vez la loica ha dado su nombre a algunas localidades:

-Loyca Arriba, provincia de Melipilla, Región Metropolitana, Chile.
-Loica Abajo, San Pedro de Melipilla, Región Metropolitana, Chile.
-Las Loicas, Malargüe, Mendoza, Argentina.








“Canta la loica,  
canta el zorzal  
y es tanta mi pena  
que quiero llorar”  

Carrerito - Buenaventura Luna  



Alex Mouchard





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Wetmore, A. – 1926 – Observations on the Birds of Argentina, Paraguay, Uruguay,  and Chile –Bulletin 133 – Smithsonian Institution – Washington.



viernes, 1 de mayo de 2020

EL TUCÁN GRANDE (Ramphastos toco) Y SU EXTRAÑA LENGUA






“Es una copia burda, exagerada, de su propia y feliz caricatura” Juan Burghi





Ramphastos toco – Dibujo de Edward Lear (Gould, 1834)




A fines de 1720 Claude Guillouet, señor de Orvilliers, gobernador de la Guyana o Francia Equinoccial (actual Guayana Francesa), se dirigió desde esta colonia a la capital, París, para solicitar que le enviaran un botánico ya que había registrado una cantidad de plantas útiles para la medicina de esa época en que no existía prácticamente otra fuente de remedios. El duque de Orleans, regente de la corona, acudió al famoso botánico y médico Antoine de Jussieu, director del Jardin des Plantes, quien recomendó a un desconocido médico de Perpignan, Pierre Barrère.  El joven doctor recibió el título de “médico-botánico del rey en Cayena”, la capital de Guyana, y además un interesante sueldo de 2000 libras por año.

Una vez llegado a la colonia comenzó a recorrer las zonas costeras y el interior del país colectando no sólo plantas, sino también animales y toda otra cosa rara y curiosa.  A pesar de que su cargo incluía la atención de enfermos de la marina y del hospital, Barrère se rehusaba hacerlo a menos que sus pacientes le pagaran la consulta. Este hecho quizás provocó su rápido regreso a Francia, tras dos años de estadía. Su labor como naturalista, sus observaciones y los materiales que obtuvo, fueron en cambio, bien valoradas por personajes como de Jussieu y Buffon que autorizaron la publicación de su tardía obra “Essai sur l'histoire naturelle de la France équinoxiale, ou Dénombrement des plantes, des animaux & des minéraux qui se trouvent dans l'isle de Cayenne, les isles de Remire, sur les côtes de la mer et dans le continent de la Guyane” (1741).  Además de otras obras sobre Guyana, Barrère publicó trabajos sobre ornitología de la provincia francesa de Roussillon  (“Ornithologiae Specimen Novum”, 1745), sobre anatomía humana y sobre fósiles. Poco antes de morir en 1755 fue designado decano de la facultad de Perpignan.

Entre las numerosas aves que mencionaba en su trabajo sobre Guyana (las descripciones son muy breves) se encuentra la Pica Brasilica o TouKan, que merece este comentario “La lengua del TouKan es de una forma bastante singular; es una pluma bien delicada, que mide aproximadamente medio pie [unos 16 cm] de largo”. Es decir que este rasgo anatómico fue lo que más le llamó la atención de la extravagante ave.



Toucan de Cayenne o Toco
Dibujo de François Nicolas Martinet (Daubenton, 1765-1783)
 



A través de los comentarios de viajeros como Barrère y otros, Buffon (1770-1785) elaboró un retrato de los tucanes donde, como era su costumbre, les atribuía algunos rasgos morales opinando que, a diferencia de las aves más “normales” que tienen una “fisionomía fina y agradable y casi espiritual”, las hay, como los tucanes, que “tienen un pico tan grande como una cabeza, se presentan con un aire estúpido, rara vez contradicho por sus hábitos naturales”.  Algo con lo cual no estaba de acuerdo Humboldt, como ya veremos. Para Buffon ese monstruoso pico, que le recordaba una máscara para asustar niños, “delgado y débil, lejos de ser útil, solo hace daño al pájaro que, de hecho, no puede agarrar nada, desgarrar nada, trozar nada; y que para comer está obligado a tragar su comida entera sin triturarla ni incluso desmenuzarla. Además, este pico lejos de ser un instrumento útil, un arma o incluso un contrapeso, por el contrario, es sólo una masa como palanca, que dificulta el vuelo del pájaro y le da un aspecto como medio caedizo, que parece arrastrarlo al suelo, incluso cuando quiere elevarse”.


The Toco – (Latham, 1781-1802)


Obsérvese como a partir de su aspecto y sus prejuicios Buffon construyó un erróneo concepto de un ave que es producto de millones de años de evolución, los que pudo atravesar gracias a las ventajas adaptativas que, entre otras cosas, le brinda su pico. Pero la teoría de Darwin aún estaba lejos y Buffon seguía enumerando los “errores o caprichos” de la Naturaleza: “el pico excesivo e inútil del tucán contiene una lengua aún más inútil, cuya estructura es muy extraordinaria; no es un órgano carnoso o cartilaginoso como la lengua de todos los animales u otras aves, es una verdadera pluma, mal ubicada, como podemos ver, y encerrada dentro del pico como en un estuche”.  Pico que el viajero Lery (1578) consideró monstruoso y denominó “pico de picos”, y a cuyo portador otro viajero, Guillaume Dampier (1723), llamó “todo-pico”. Y no se privaba el sabio francés de ahondar en la psicología de estas aves: “la vivacidad de sus movimientos no resta valor a su grave aire, porque este pico grande les da una fisionomía triste y seria que sus grandes ojos suaves y sin fuego aún aumentan más; de modo que, aunque son muy animados y muy inquietos, solo parecen más torpes y poco alegres”.




Pica brasillica - Los dedos están mal dibujados: tres hacia delante y uno hacia atrás, en vez de dos y dos  (Gessner, 1560)


A partir de la descripción del toco, nombre que le dio Buffon “para distinguirla de las demás”, Philipp Statius Müller en 1776  creó el nombre científico que conserva hasta la actualidad: Ramphastos toco. Gessner (1560) había descripto al tucán para el que propuso el nombre latino Ramphestes, que, alterado por Aldrovandi, dio Ramphastos, adoptado por Linné para designar al género. Esta palabra significa “que tiene pico (grande)”, y viene del griego ramphos: pico ganchudo de ave de rapiña, pico en general, y astes: poseedor.





Pica bressilica - Obviamente copiado de Gessner como se puede ver por los dedos dibujados erróneamente (Aldrovandi, 1560) 


El tucán ya era conocido en Europa muchos años antes de los trabajos de Buffon. Quizás las primeras noticias las aportó Fernández de Oviedo (1526): “La ave que ay en tierra firme que los cristianos llaman picudo, y tiene un pico muy grande, según la pequeñez del cuerpo, el qual pico pesa mucho más que todo el cuerpo. Este pájaro no es mayor que una Codorniz, o poco más, pero el bulto es muy mayor, porque tiene mucha más pluma que carne. Su plumaje es muy lindo y de muchos colores, y el pico es tan grande como un xeme [unos 15 cm], o más, rebuelto para abaxo, y al principio a par de la cabeça tan ancho como tres dedos o quasi; y la lengua que tiene, es una pluma, y da grandes silvos, y haze agujeros con el pico en los arvoles, por donde se mete y cría allí dentro; y cierto es ave muy estraña, y para ver, porque es muy diferente de todas quantas aves yo he visto, assí por la lengua, que como es dicho, es una pluma, como por su vista y desproporción del gran pico respeto del cuerpo. Ninguna ave ay que quando cría este más segura y sin temor de los gatos, assí porque ellos no pueden entrar a tomarles los huevos o los hijos por la manera del nido; como porque en sintiendo que ay gatos se meten en su nido y tienen el pico hazia fuera, y dan tales picadas que el gato ha por bien de no curar dellos”. Aclaremos que los españoles de esa época llamaban gatos a los monos.




Pico de un ave traída de las tierras nuevas (Belon, 1555)


“Los primeros naturalistas, habiendo visto sólo el pico del tucán, que los virtuosos de los siglos XVI y XVI estimaron como una producción maravillosa, concluyeron que el ave debe haber pertenecido al orden acuático y de patas palmeadas, ya que éste contiene muchas especies con desarrollo notable del pico, adaptado para capturar peces. Algunos viajeros también relataron historias fabulosas de tucanes que recurrían a las orillas de los ríos para alimentarse de peces” (Bates, 1910). Será por eso que los españoles le daban el nombre de alcatraz, asimilándolo al pelícano, y creyendo que se alimentaba de pescado. Aunque ya Thevet (1558) señalaba “Algunos podrían pensar que era acuático, lo que no es muy probable, como lo he visto por experiencia”.




Pica brasilica (Jonston, 1657)



Si bien en cautiverio aceptaba cualquier alimento, en libertad era considerado como un frugívoro casi absoluto. Así  Thevet (1575) señalaba: “Además, esta ave no vive de otra cosa en los bosques donde tiene su residencia, y come también cierto pimiento largo y rojo …  además vive de un fruto llamado ierauna, que crece en cierto árbol, a manera de una ciruela verde, fruta que es toda redonda”. La dieta del tucán provocó no poca controversia entre los naturalistas. Los autores que lo conocieron en las Guayanas, como Waterton (1879) afirmaban que se alimentaban enteramente de frutas de la selva y que nunca mataban los pichones de otras aves ni tocaban la carroña. 



Tucán con un ratoncito en el pico mostrando que no sólo se alimenta de frutas (Rennie, 1835)



Schomburgk (1922-1923) informaba además que su dieta consistía principalmente de los frutos de diversas especies de pimientos (Capsicum) y de allí su nombre alemán de Pfefferfresser (comedor de pimienta).  En Brasil, Wied (1832) observaba: “Todas las mañanas y las tardes estos tucanes andaban por el bosque y volaban hacia los árboles de guayaba, de cuyos frutos eran ávidos. Cuando las naranjas maduran, se dice que se acercan mucho a las viviendas”. 




Toucan (Paré, 1585)




En cambio, Azara (1992), señalaba a los tucanes como temidos depredadores de huevos y pichones, porque son “páxaros avicidas y perjudiciales, no obstante que la naturaleza parece se propuso juntar en ellos todas las apariencias y formas opuestas al exercicio cruel y carnicero … Los tucanos, a pesar de todo destruyen a muchos páxaros; porque con su voluminoso y estravagante pico imponen respeto y miedo a todas las aves, y las embisten y ahuyentan de sus nidos, y a su misma vista tragan enteros los huevos y los pollos, que sacan aún de los agujeros con el pico o desbaratan los nidos si es menester … Aún el nido fuerte del Hornero, contra quien no puede el tiempo ni otros enemigos, no es resguardo suficiente contra los tucanos, porque esperan que la lluvia humedezca el barro, y le desbaratan a picotazos para comer los huevos y los pollos”.  Y estas observaciones las corrobora Juan Pedro Larraburu (1944) con un tucán grande que tenía su familia en semicautiverio: “algunas veces, mientras estaba filosofando posado en su percha, después de haber engullido alguna naranja, pasaba en vuelo en ese momento, cerca de él, un pilincho [Guira guira] de mi colección, y en el preciso instante que lo enfrentaba, el Tucano, con veloz y certero movimiento, alargaba el cuello y lo apresaba con el pico por el medio del cuerpo como a una mariposa”.



Resulta muy interesante la observación ecológica que da el jesuita Dobrizhoffer (1822) sobre el tucán grande: “Se alimenta con las semillas maduras del árbol caà [la yerba mate, Ilex paraguariensis], pero como esas semillas son muy glutinosas para ser digeridas, las vomita enteras, y ellas producen nuevos árboles, para gran beneficio de los pobladores”. Por eso se lamentaba Paucke (2010) ante sus infructuosos intentos de cultivar la yerba mate: “¡Oh! cuántas veces pensé entre mí: el ave Tucán hace en un solo silbido lo que yo no puedo conseguir durante meses”.




Tunca (Paucke, 2010)



Es notable la destreza que tiene el tucán para comer aún objetos tan pequeños como una semilla de cáñamo que, según Brehm (1965),  toma con verdadera delicadeza con las puntas del pico, lo levanta verticalmente y lo deja caer en las  fauces. Según Humboldt (1907): “El tucán se asemeja al cuervo en conducta e inteligencia. Es un animal valiente, pero fácilmente domesticable. Su pico largo y robusto sirve para defenderlo a distancia. Se hace dueño de la casa, roba todo lo que puede encontrar y le encanta bañarse a menudo y pescar a orillas del río. El tucán que habíamos comprado era muy joven; sin embargo, durante todo el viaje, se deleitó en burlarse de los cusicusis, o monos nocturnos, que son melancólicos e irritables. No observé lo que se ha relacionado en algunas obras de historia natural, que el tucán se ve obligado, debido a la estructura de su pico, a tragar su comida tras arrojarla al aire. De hecho, la levanta con cierta dificultad del suelo, pero, una vez que la ha agarrado con la punta de su enorme pico, solo tiene que levantarla tirando la cabeza hacia atrás y manteniéndola vertical mientras está tragando. Esta ave hace gestos extraordinarios cuando se prepara para beber. Los monjes dicen que hace la señal de la cruz sobre el agua; y esta creencia popular le ha conseguido al tucán, de parte de los criollos, el nombre singular de diostedé”. Sin embargo, el tucán no parece beber en forma distinta al resto de las aves: “En una ocasión, uno descendió a posarse en la raíz de un árbol a unos 40 cm sobre la oscura agua de un arroyo de tierras bajas para beber. Se inclinó con cautela, dudando varias veces antes de sumergir la punta del pico en el agua, una precaución debida a la presencia de peces feroces y yacarés (caimanes). Cuando aseguró unas gotas de agua, echó la cabeza hacia atrás y se tragó el líquido” (Wetmore, 1926).





Dibujos anatómicos del pico, lengua y pies del tucán (Gould, 1834)





Cabeza y lengua de tucan (Rennie, 1835)

  
Volviendo al tema de la lengua el anatomista Blumenbach (1827) opinaba:  “La lengua del tucán (Ramphastos) tiene a veces varias pulgadas de largo, pero apenas dos líneas de ancho en su raíz. Tiene el aspecto, toda ella de una ballena de cetáceo; y sus márgenes son fibrosos”.  Feuillé (1714) decía al respecto: “Su lengua, casi tan larga como el pico, está compuesta por una membrana blanca muy tenue, escotada profundamente a cada lado, y tan delicada, que parece una pluma”. Una descripción más detallada la proporciona John Gould (1834): “El filo posterior o proceso proyectado hacia atrás, es ancho y con una estrecha muesca; estaba ubicado a 4 líneas [8,5 mm] de la glotis. Por delante de este proceso la lengua es suave y con diminutas papilas por una extensión de 4 líneas [8,5 mm], y aquí es donde más probablemente reside el sentido del gusto; el resto del órgano consiste en una lámina córnea trasparente, aplanada horizontalmente y soportada por el proceso anterior del hueso hioides, que forma un filo a lo largo de la línea media de su superficie inferior. A casi 4 pulgadas [10 cm] del extremo de la lámina córnea los márgenes muestran escotaduras oblicuas, y estas escotaduras, haciéndose más profundas y apretadas hacia la extremidad, producen el aspecto de barbillas a cada lado de la lengua. Estas barbillas, observa el Sr. Vigors, eran aplicadas generalmente, antes de ser tragados, a los trozos de alimento sostenidos entre las mandíbulas”.




Tucano (Sanchez Labrador, 1968)


Siendo una mascota apreciada por los nativos y los colonos, muchos naturalistas tuvieron oportunidad de observar y comunicar el comportamiento de los tucanes en cautiverio, aunque tal práctica no dejaba de tener sus inconvenientes como lo sufría el padre Sánchez Labrador (1968):  “Es pájaro, por ventura, el más singular de los que pueblan el aire del Paraguay … En su hermoso pico une el tunca la belleza que los picaflores, y el restante vulgo de las aves, ostenta en sus matizadas plumas … Se compone el pico de una sustancia delicada, de hueso muy esponjoso por dentro; y por fuera de una como escama o cortecita muy sutil … Mantuve en mi aposento tal cual unos días, pero le eché afuera, porque no es un ave para quien gusta del aseo. Por todas partes excreta y lo ensucia todo”. Refiere además que “mientras otras aves duermen en las ramas bajas él desde una rama alerta vigila y produce un murmullo con su lengua como de palabras mal pronunciadas. Esparce hacia todos lados este rumor con el fin de que duerman sin zozobra de ser sorprendidas”. Buffon, quizás refiriéndose a otra especie, dice que emite un extraño silbido durante bastante tiempo por lo que recibe el nombre de ave predicadora.




                                Pica brasiliensis – (Ray & Willughby, 1678)




Como vemos, Sánchez Labrador, también describía la estructura del extraño pico y en Ray & Willughby (1678) leemos sobre el desmesurado pico lo siguiente: “Es de una sustancia muy delgada como el pergamino, pero huesuda, brillante, muy ligera, hueca e internamente capaz de almacenar una gran cantidad de aire: por lo que creo que, a diferencia de otras aves, no necesita narinas: siendo tan delgado el pico que el aire puede penetrarlo fácilmente. Y si la Naturaleza hubiera hecho alguna abertura en él, lo habría hecho propenso a la fractura. Por lo tanto, también es posible que lo haya provisto con algunos dientes, para que el pico no pueda cerrarse herméticamente, para admitir fácilmente la entrada de aire”. Como hace notar Smith (2007), si analizamos las figuras de Thevet que aquí se reproducen veremos que en la primera le coloca malamente las narinas a mitad del pico y en la segunda, prudentemente, las elimina del todo, ya que en realidad son pequeñas y están ocultas bajo las plumas de la base del pico. Esta delicadeza del pico hacía dudar a Faber sobre las cualidades de carpintero que le atribuía Oviedo.




TouKan – Obsérvese la posición de las narinas en la mitad del pico (Thevet, 1558)


TouKan – Las narinas ya no aparecen (Thevet, 1575)



“Ningún ser humano, aun el de la nariz más grande puede aparecer tan disforme y contrahecho como esta ave con su pico colosal” (Paucke, 2010). La función de semejante pico no acababa de comprenderse, aún en pleno siglo XIX.  “No podrás conjeturar con qué fines la naturaleza ha sobrecargado la cabeza de esta ave con un pico tan enorme. No puede ser para la ofensiva, ya que no tiene necesidad de hacer la guerra con ninguna de las tribus de la naturaleza animal; porque su alimento son frutas y semillas, y están en superabundancia durante todo el año en las regiones donde se encuentra el tucán. Difícilmente puede ser para la defensiva, ya que el tucán no es cazado por ningún ave en América del Sur, y si estuviera obligado a estar en guerra, la textura del pico no está bien adaptada para dar o recibir golpes” (Waterton, 1926). Para Bates (1910) el pico sirve “para permitirle al Tucán alcanzar y devorar la fruta estando posado y, por lo tanto, contrarrestará la desventaja que su cuerpo pesado y su apetito glotón le darían en la competencia con grupos similares de aves”. Darwin (1871) supuso que "los tucanes pueden deber el enorme tamaño de sus picos a la selección sexual, por mostrar las rayas diversificadas y vívidas de color con el que se adornan estos órganos". Los investigadores modernos (Tattersall, 2009) parecen inclinarse más bien por una función termorreguladora, aunque ello no explica el notable colorido.


 

LA METAFÍSICA DEL TUCÁN

 

“¡Qué asombrosos son los fenómenos y fantasías de la naturaleza! ¿Con qué propósito, decimos, existe un pájaro en los bosques de Cayena, con un pico de un metro de largo, que hace un ruido como el de un cachorro atragantado y pone huevos en huecos de árboles ? Los Tucanes, sin duda, podrían replicar: ¿con qué propósito fueron creados los caballeros de Bond Street? ¿Con qué propósito fueron creados ciertos parlamentarios tontos y parlanchines que molestan en la Cámara de los Comunes con su ignorancia y locura, impidiendo los asuntos del país. No hay respuesta para tales preguntas. Entonces no entraremos en la metafísica del tucán”

 

Charles Waterton, 1879

 



La voz del tucán grande dista de ser melodiosa. Azara dice que se limita a un rac. Y sin embargo Eurico Santos (1938) nos relata sus conciertos que “tienen lugar entre las sombras del amanecer o el crepúsculo de la tarde. En el día señalado, no falta nadie. El centro de la reunión siempre está bien elegido, con un árbol gigantesco y ramoso, al borde del bosque, con vistas a la vegetación circundante. Después de que todos se posan, se escuchan los primeros compases. La corriente principal de la armonía enciende el fusible y todo canta; a veces puedes ver al solista y al coro, luego hay verdaderos duetos y, finalmente, una falta de armonía generalizada. Mientras cantan, parece que se entusiasman, y es una alegría verlos acompañar sus discordancias con la cola, con la cabeza y, cautivados por el encanto de sus propias voces, lanzar por ahí la partitura. Parece que aprecian realmente estos conciertos, hasta el punto de que, cuando están ejecutándolos, se desentienden de todo lo que los rodea. Los campesinos, los cazadores y las personas que a menudo van al bosque, dicen que cuando los tucanes y los arasarís castañetean el pico y hacen barullo en el bosque, el tiempo va a cambiar. Aquí en el estado de Río corre el dicho; "Tucán en las sierras, lluvia en el suelo"”.




Le toco
Dibujo de Jacques 
Barraband (Levaillant, 1801-1806) 







VESTIDOS, ADORNOS, MEDICINAS, COMIDA

La belleza del plumaje de los tucanes fue apreciada en mucho por los nativos, y no sólo por ellos. Sus plumas adornaban también los vestidos de las damas de la realeza europea del siglo XVI. Como se puede ver en la pintura de Jean Baptiste Debret, el emperador Pedro I de Brasil vistió para la ceremonia de su coronación una capa con plumas de pecho de tucán. 





The coronation of Emperor Pedro I of Brazil in 1822. Jean Baptiste Debret. Fuente: História Viva 59. https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Coroa%C3%A7ao_pedro_I_001.jpg



Cuenta Thevet (1575): “Los salvajes tienen una buena técnica para desollar estas aves, y de la misma forma donde está este plumaje amarillo, lo acomodan para hacer adornos para la suerte según su moda, y algunos vestidos y sombreros, y muchas otras cosas para su placer. Traje a Francia un sombrero rico y muy bello, hecho de ese plumaje, el cual obsequié al rey llamado Enrique Segundo, como cosa rara y singular, digna de admiración, por la calidad de la obra, donde estos salvajes hicieron un entretejido de plumas muy bello con hilos de corteza de árbol”.

Lery (1578) dice que el pecho del tucán “una vez despellejado por los salvajes, les sirve además tanto para cubrir y adornar las mejillas, como otras partes más de sus cuerpos,  lo que suelen usar cuando bailan llamándolo Toucan-tabouracé, es decir pluma para bailar, lo cual estiman mucho: toda vez que poseyéndolas en gran cantidad muchos de ellos no tienen ninguna dificultad para regalarlas o cambiarlas por las mercancías que les llevan los franceses y portugueses que comercian por allá … Se adhieren a cada una de sus mejillas, con una cera que llaman Yrayetic, una pechuga de pájaro cubierta con pequeñas y sutiles plumas amarillas. Este adorno es largo y ancho de unos tres dedos, es llamado por ellos Toucan, del nombre del ave que lo lleva, que como describí en su lugar, no solo tiene todo el resto del cuerpo tan negro como un cuervo, sino que también tiene el pico excesivamente grueso y monstruoso”.




Gorro con pico de tucán – Indios mocovíes
(Paucke, 
https://pueblosoriginarios.com/recursos/colecciones/ paucke/content/large/indumentaria_mocovi.jpg)


En la provincia de Goyaz, Castelnau (1850) pudo ver entre los indios xambioás, varios tocados de plumas que provocaron su admiración. Eran guardados en una cabaña sagrada, y si por desgracia una mujer hubiera tratado de admirarlos o simplemente verlos, le esperaba una muerte inmediata por tal sacrilegio”. Bates compró a un jefe de los mundurucus “dos hermosos cetros de plumas, con sus estuches de bambú. Son de forma cilíndrica, de aproximadamente tres pies de largo y tres pulgadas de diámetro, y están hechas pegando con cera finas plumas blancas y amarillas del pecho del tucán en varillas gruesas, y la parte superior está adornada con largas plumas de las colas de loros, trogones y otras aves. Los Mundurucus son considerados los más expertos trabajadores en plumas de todas las tribus sudamericanas. Sin embargo, es muy difícil lograr que se separen de esos artículos, ya que parecen tener una especie de respeto supersticioso por ellos. Fabrican tocados, fajas y túnicas, además de cetros; las plumas las eligen con un buen ojo para dar un contraste adecuado de colores, y los cañones se insertan en fuertes redes de algodón, tejidas con palitos de tejer, en la forma requerida. Los vestidos se usan solo durante sus festivales”.




Cabezal qom con pico de tucán  (Catálogo Toba-Qom, Museo Etnográfico Juan B. Ambrosetti. FFyL - UBA) http://raicestobaslp.blogspot.com/2012/04/presentacion-de-nuestras-qom-loonatac.html




Los guaraníes también confeccionaban capas, coronas, tocados y pulseras con plumas de diversas aves, entre ellas los tucanes. Los mantos de plumas eran usados por los hechiceros y caciques.




Indígena toba-pilagá con tocado con pico de tucán (Arnott, 1934)


Schomburgk (1922-1923) comenta que los macuxis usan grandes pompones de plumas de tucán y en un encuentro con los maiongkong aprende el uso que le daban a esas plumas, que denominaban tshaoko en su lengua. “Las elegantes decoraciones de plumas de los hombres consistían en la mayor parte de gruesos filetes de cabeza de las plumas rojas y amarillas que en los Rhamphastos erythrorhynchus [Ramphastos tucanus] y R. vitellinus crecen inmediatamente por encima de la raíz de la cola. Como los Guinaus, Uaupes y Pauixanas, así como los Maiongkongs fabrican sus tocados y mantos comunes con estas plumas, ambas especies de Rhamphastidae pronto serían exterminadas si no se tomara una precaución extremadamente astuta para evitar esta destrucción de estos proveedores de vestuario. Con este fin, solo emplean una flecha muy pequeña untada con veneno extremadamente débil, con el resultado de que la herida infligida por tal arma es demasiado insignificante para ser mortal, mientras que la poca potencia del urari sólo hace que el pájaro pierda los sentidos: se cae, las plumas requeridas se le sacan y, después de un corto tiempo, se recupera para que tal vez le disparen y le roben en otra oportunidad”.

         
                 Para estas vestimentas y adornos se prefería generalmente las plumas pectorales de vibrante color amarillo del tucán ariel (Ramphastos ariel) y del tucán pico verde (Ramphastos dicolorus), porque como aclara Descourtilz (1854-1856), el tucán grande es “mucho menos buscado que los dos anteriores, contra los que se libraba una guerra cruel, dado que los adornos confeccionados con el parche colorido de sus gargantas estaban de moda y constituían un objeto de comercio: el tucán grande escapó de la destrucción, sin embargo, los cazadores nativos a veces lo sacrifican, porque hacen recipientes para pólvora con su pico superior, sin agregarle más que un tapón en el extremo pequeño, que cortan, y reservando, para formar la parte inferior, la placa ósea de donde surge”.




                          Ramphastos megarhynchus – Dibujo de Adrien Taunay        (https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Adrien_Taunay_Ramphastos_1826.jpg)



También comenta Schomburgk que, entre los warrau, la entrada de los niños en el mundo de los hombres no es tan simple: tienen que someterse a varias pruebas para demostrar su fuerza y valor. Éstas consisten en su mayor parte en heridas dolorosas que se cortan en el pecho y los brazos con los colmillos del jabalí o la punta del pico del tucán”. Antiguamente los caciques qom usaban un pico de tucán, al que denominaban doqo’to ‘poleo o ‘mayo le’ta#, para adornar la diadema que llevaban en tiempos de guerra (Arenas & Porini, 2009). ‘poleo y le’ta# dan idea de grande o monstruoso quizás en referencia al pico del ave o al tamaño de ésta. Dobrizhoffer (1822) conoció un indígena “yaaucaniga abipón quien, al ir a combatir, siempre se ataba un gigantesco pico de tunca en su nariz, para hacerse más terrible al enemigo”.

Otro uso del pico del tucán entre los indígenas del río Napo (Ecuador) era a manera de cuchara para inhalar por la nariz una infusión de tabaco (Orton, 1870). Ya en el terreno medicinal en Paraguay y Argentina se usaba el pico de tucán en polvo en una taza de mate cocido para detener hemorragias, y para tratar el mal caduco o epilepsia. En este caso debía estar acompañado de la lengua para surtir efecto. “Los salvajes también atribuyen grandes virtudes a esta lengua de plumas, y la usan como remedio en varias enfermedades” (Buffon). Su pico con la lengua incluida se utilizaba en la colonia para tratar el mal caduco o epilepsia (Sánchez Labrador, 1968).

La carne del tucán es despreciada por algunas etnias pero otras como los mbyá-guaraníes y cainguáes de Misiones lo consumían en guisos. Bates observaba que en los meses de junio y julio los indígenas de la zona de Ega (Amazonas) cazaban en gran cantidad los tucanes que se concentraban en los bosques secos, alejándose del igapó inundado por el río. Lo consumían estofado o asado y era un ítem importante en su dieta en esos meses. La mayoría de los naturalistas europeos consideraban al tucán muy difícil de cazar por ser ave muy desconfiada y sigilosa. Los nativos usaban flechas de punta roma para evitar perforar la piel y ensuciar las preciadas plumas con sangre.




Ramphastos toco - Tucano de papo branco  (Descourtilz, 1854-1856)




EL TUCAN EN MITOS, LEYENDAS, CUENTOS Y POESIAS

Pese a ser ave tan llamativa el tucán está pobremente representado en los mitos y leyendas nativas. En cambió es un habitué de los cuentos, canciones y poesías infantiles modernos. Quizás porque como decía d’Orbigny (1835-1847): “El tucán, con un pico tan grande como él mismo, parece ser el bufón de los anfitriones del bosque, por su aire almidonado, por la ridiculez de sus gestos, cuando hace oír su voz desagradable”. Y corrobora Paucke (2010): “Ningún ser humano, aún el de la nariz más grande puede aparecer tan disforme y contrahecho que esta ave con su pico colosal”. Es esa mezcla entre la seriedad de su traje, la alegría de sus colores y el aire pasayesco que le da su gran “nariz” la que atrae la atención de los más chicos, en cuyos dibujos es frecuente que aparezca. Aunque también aparece en la poesía y las canciones de los adultos como veremos.

Para los awajaun de la Amazonía peruana los tucanes eran antiguamente hombres que Etsa, el Sol, creador del mundo, transformó en aves (Mayor Aparicio & Bodmer, 2009). En la región xingú los mellizos Keri, el sol y Kame, la luna estaban cubiertos de plumas: el sol, de tucán y arará rojo; la luna, de yapú, y la aurora, de plumas de tucán.

Un relato guaraní explica el origen del gran pico del tucán. El Tatú Tunpa (el dios Tatú) se encontraba enemistado con el joven Tukan, y cuando llega la fiesta de su casamiento no lo invita. Tukan se cuela y cuando Tatú Tunpa lo descubre le pide a la novia que lo convide  con chicha servida en una calabaza alargada. Cuando Tukan comenzaba a beber, Tatú Tunpa le envió un conjuro y el recipiente se le pegó en la cara sin que se lo pudiera sacar, por lo cual se alejó volando convertido en tucán. Para los chiriguanos el protagonista era el zorro, el Aguará Tunpa, aunque el resto del cuento es similar.



Artesanía qom - Obra de Eduardo Custodio. http://raicestobaslp.blogspot.com/2012/04/presentacion-de-nuestras-qom-loonatac.html




En la mitología wichi, el héroe Tokjuaj, transformado en vampiro es perseguido por un tucán. Tokjuaj se esconde en el hueco de un árbol y el tucán picotea el tronco hasta que parte la cabeza del héroe que queda muerto en el piso con figura de murciélago (Carlos Ortiz, en Terán, 1998)

Más allá de las cosmologías de los pueblos originarios la modernidad homenajeó al Tucán con una constelación. Según el padre jesuita José Guevara (1836) es “el tunca, más afortunado que los demás, pues ha subido a ser una de las constelaciones del mar del sur”. En efecto hacia 1595 los navegantes holandeses Pieter Keyser y Frederick de Houtman designaron con el nombre de Tucana a una constelación del hemisferio sur.


Constelación del Tucán - Johann Bayer's Uranometria (1661 edition)


Luego hay una serie de creencias que lo sindican como anunciador, sobre todo de lluvias. Dicen los qom que si pasan volando dos tucanes, seguro llueve. Lo mismo pasa si se cambian de una isla de monte a otra. Entre los Qom de Formosa el tucán grande o coto’ lta’a  “cuando aparece en una comunidad, vuela o cruza o queda en algunos árboles anuncia algo, peste grande, como que abarca toda la gente, viene peste de toda la comunidad” (relato de Félix Suárez, en Medrano (2017)).  Pero, en cambio en Perú, si se toma agua del bebedero donde lo hizo el diostedé, estará uno a salvo de enfermedades.





Tunca o Cotaá
Dibujo de Florian Paucke - (Calvo & Benzi, s/f)


La siguiente poesía está dedicada por el poeta paraguayo Carlos Villagra Marsal al tukâ hovy o arasarí chico (Selenidera maculirostris) y la consignamos porque tiene algunas observaciones sobre su comportamiento:

La ambiciosa jornada del tukâ hovy

De bucanero y artista exorbitante
te vamos a calificar:
lúcido saltimbanqui,
voluptuoso rapaz,
entre volantines empinas la garganta
y sobrevienes y saqueas y te vas
del goce purpúreo
de un guayabal
a los riesgosos pichones
de karakará,
del huevo sagrado
de la perdiz tataupá
al cauteloso pimpollo
de la canela montaraz,
y se malicia
que hasta sabes volar
sin alas, mascando la semilla soltadora
del kurupa'y itá.

Un breve espejo recamado
es para ti la aurora enhiesta del palmar;
en ella te contemplas,
cónyuge de la luz ungido ya,
desde tu grácil bañadera:
la corola intensa del ñandypá.
Pero el resplandor embiste
y es menester aparejar
-pirata de párpado pelado,
polícromo capitán tu
navegación
de bandera negra y azafrán,
de verde espolón
descomunal.

Así empieza y ocurre el abordaje
de las presas que aliña tu afán;
sin embargo, apenas anochece
por la oscilante ramazón, estribas el gran
pico en la espalda
y además
le cobijas con tu cola;
ahora bien, arduo tucán:
ese cumbreño anclaje en el silencio
tampoco te saciará.




                                            Ramphastos toco  
                               Dibujo de Jean Gabriel Prêtre (Lesson, 1831)




Y un par de ejemplos más de la lírica tucanesca:

Tucán lunero

Te vi con tus negras plumas
Pájaro Tucán, tucán lunero
subido en las ramas de la luna
una noche, comiendo luceros.

Te he visto, tucán
con tu ojos rendondos
alegre y triunfal
con el cielo de fondo.

Tucán lunero, tucán lunerito
nunca pensé que volaras tanto,
he descubierto  que tu inmenso pico
es tan liviano, como el algodón blanco.


Alejandro J. Díaz Valero
(https://www.poemas-del-alma.com/blog/mostrar-poema-156351)



A un Tucán

Qué me intentas decir con tu graznido,
del gorjeo primitivo de tu celo,
parloteo ruidoso de un modelo
que empieza y que termina sin sentido.

De vuestro alfange curvo y colorido,
largo como ninguno, hay en tu vuelo
un torpe salto que te lleva al suelo,
grávido de la guerra y del herido.

Monógama ave tierna y cariñosa,
de patas cortas, fuertes, y saltona;
detallista, romántica y galante.

A dónde vas de fiesta, y elegante,
con ese smoking y esa blanca rosa
que en tu bolsillo y traje... no me entona.?

Andi Del Alba
(http://www.mundopoesia.com/foros/temas/a-un-tucan.630780/)







LOS TANTOS NOMBRES DEL TUCAN

Parece que el primero en registrar el nombre fue Thevet (1558): “En la costa marina, la mercancía más frecuente es el plumaje de un pájaro que llaman en su idioma toucan".  Buffon, basándose en Lery, dice que “el mismo nombre de tucán significa pluma en el idioma brasileño”. Almeida Nogueira (1879) supone con dudas ti: pico, y cang: óseo, y propone túb-cáb: quiebra huevos. Otras fuentes lo consideran onompatopéyico, como proveniente de su grito toucaraca. Bates señala que sus gritos “tienen una vaga semejanza a las sílabas Tocano, Tocano, de allí el nombre indígena de este género de aves”. “Tucano, tucano, viene ruidosamente de un árbol cubierto de frutas, donde los grandes tucanes alborotan” (Edwards, 1861). Richard Schomburgk, por su parte,  dice que “su peculiar nota, que imita el tintineo de las sílabas pia-po-o-co, por lo que los venezolanos llaman al pájaro Piapoco, resuena en el bosque todo el día”. ¿Habrá salido de allí el toco buffoniano?

Y acá va parte de la prolífica ornitonimia del tucán:

Guyana: Gros bec (= pico grueso), witstuit
Surinam: banane beck (=pico de banana) o koejakee (o kouïakey)  gramman, es decir, gobernador o jefe de los tucanes.
Caribe: toukousia o touko
Macuxi (Guyana, Brasil): bouradi o curauwui, que significa nariz.
Warrau (delta del Orinoco): harietia o haritya
Chamacoco (Chaco boreal) = ho
Mbya=  (c)atodi
Mbya-guaraní: tukanguachu
Guaraní: tunca
Brasil = Tucan uçú, Tucano assú
Misiones (Argentina): Tucano
Corrientes, Chaco (Argentina): Tucá
Wichi: tuk
Qom: Qoýo lta`a (ave grande, padre de las aves)
Mocoví: Cotaá
Jíbaro (Perú): tsukanga o tsukagká

Ecuador, Perú: lo llaman predicador, porque mueve la cabeza como un sacerdote y parece decir: "Dios te dé", apelativo que también le dan. También en el nordeste argentino le decían predicador por su vestimenta negra y porque con su barullo parece sermonear a las otras aves.
  
Perú: tulcan, pisiti, tuca, cuaja, pinsha. Durante la época colonial los españoles los llamaban carpenteros (carpinteros) o taca-tacas en el idioma peruano, creyendo que también golpean los árboles. También alcatraz (creyéndolo ave marina) lo que persistió también en Tucumán y Salta (Argentina)
Bolivia: tucu-tucu.


Alex Mouchard








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EL VENCEJO DE COLLAR (Streptoprocne zonaris), EL PREDICADOR Y LAS FANTÁSTICAS GOWRIES

    Este huésped del verano, el pequeño vencejo que vive en los templos, testimonia aquí, junto a su amada mansión, que el aliento del cie...