"Cuando se hace la historia de un animal, es inútil e imposible tratar de elegir entre el oficio del naturalista y el del compilador: es necesario recoger en una única forma del saber todo lo que ha sido visto y oído, todo lo que ha sido relatado por la naturaleza o por los hombres, por el lenguaje del mundo, de las tradiciones o de los poetas".

Michel Foucault-Las palabras y las cosas


sábado, 26 de mayo de 2012

LA PALOMA AMARGA Patagioenas picazuro


La Picazuró

“Até mesmo o asa branca
 Bateu asas do sertão
           Então eu disse adeus Rosinha

           Guarda contigo meu coração...”
 


[Hasta la misma ala blanca se fue del sertón batiendo las alas, entonces le dije adiós a Rosita: guarda contigo mi corazón.] 


“Asa Branca” - Luiz Gonzaga




        Esta gran paloma que vemos habitualmente en las plazas de la ciudad de Buenos Aires fue introducida a la ciencia por el notable naturalista aragonés Félix de Azara. El mismo explicó su nombre guaraní:  “Picazú es nombre general que dan los Güaranís a toda paloma grande,  y por excelencia a ésta, aunque añaden la última sílaba , que significa amarga; porque lo es cuando ha comido cierta fruta”.

        En el nombre está implícita una de las cualidades de esta paloma, su valor como fuente de proteínas para dicha etnia y también para los colonos europeos, dado su gran tamaño. Ya señalaba Azara su abundancia (“más que otra ninguna”), en bandadas muy numerosas de las que se suele separar “con bastante indiferencia”.  Y relataba que prefiere posarse en lo alto de árboles secos o poco frondosos y no se interna en los bosques, sino que frecuenta las quintas y campos donde come el maíz recién sembrado, otras semillas y frutas y además, cosa curiosa tratándose de una paloma, arranca pedacitos de carne de las reses muertas.

        De su relato nos quedamos sin saber qué fruta provocaba el sabor amargo en su carne. Sin embargo Du Tertre, viajero francés que supo andar por las Antillas, menciona el caso de otra paloma que tenía la misma particularidad: “Cuando comen granos buenos, se ponen gordas y de gusto tan bueno como las de Europa; pero las que se alimentan de granos amargos como los de las acomas, son amargos como el hollín”.  Realmente nunca se me ocurrió probar el hollín pero habrá que darle la razón a Du Tertre. De todas maneras y a diferencia de lo que creía Azara la especie descripta por el francés no era la picazuró que no llega a esos parajes. La acoma, acomat o caracolillo Homalium racemosum es un árbol de la zona antillana al cual, curiosamente, se lo llama “corazón de paloma” en la República Dominicana.



Dibujo de H. Grünvold en -Brabourne, L. & Ch. Chubb – 1912 – The Birds of South America.


       Hablando de palomas amargas, Amédée-François Frézier, un ingeniero militar, como Azara, pero de origen francés, que llegó en papel de espía a Concepción, Chile, describió allí también unas palomas torcaces amargas que no serían picazuró ya que tampoco llega la especie hasta ese país.

       William Dampier, bucanero y corsario  inglés, y muy buen observador de la naturaleza, la vio en la Bahía de Todos los Santos (Brasil):  “ hay tan grandes bandadas después del mes de mayo y hasta septiembre,  que un solo hombre puede matar 9 a 10 docenas en una sola mañana, cuando el cielo está cubierto de nieblas y ellas vienen a comer las bayas que crecen en los bosques”.

        Varios otros autores mencionan este comportamiento de las picazuros a congregarse en grandes bandadas durante el invierno en procura de algún alimento estacional.

          O. Cresswell que, estando en Barbados, adquirió a unos marineros un ejemplar traído como mascota desde Brasil,  refiere que “era la criatura más dócil y amable posible, generosa en sus afectos a los seres humanos y le agradaba descansar su cabeza en mi mano”.

        Goeldi  registra otros nombres para esta paloma. “Aza branca” ( = ala blanca) es el que le dan en la zona pernambucana debido a la media luna blanca que se ve en el ala al volar. Esta marca le ha valido entre nosotros el nombre de “paloma turca” por analogía con la media luna de la bandera de Turquía, aunque otros hacen derivar “turca” de “torcaza”, ya que los españoles de la época colonial  la llamaban “torcaza grande”.  En efecto, en Aragón, la patria de Azara, a la paloma torcaz europea se la llama también “turca”. Otras denominaciones son: “jacaçú”, “pomba trocal o  trocaz” (una deformación de torcaza), “pomba verdadeira” (nombre registrado por Wied en Bahía), “pomba legítima” y "pomba-carijó" (en Rio Grande do Sul). 

        William H. Hudson señalaba que “su canto resuena en los bosques, y, cuando se lo oye por primera vez, maravilla al oyente, tan extrañamente humana es la tonalidad de sus largas y quejumbrosas notas.”

         Venturi describe un curioso nido de esta especie. Parece ser que a raíz de la gran crecida del Paraná en 1905 fueron destruidas algunas instalaciones rurales, quedando dispersos muchos trozos de alambre , de los cuales se aprovechó una pareja de picazuros para hacer un nido metálico sumamente sólido que pesaba unos 200 gramos.

       Sobre su alimentación en la zona de General Lavalle (Provincia de Buenos Aires), informa Ernest Gibson que en los meses de de junio y julio cuando el chamico (Datura stramonium) produce sus oleosas semillas, proporciona alimento a estas palomas que se congregan en grandes bandadas de hasta 100 ejemplares. Más tarde a fines de agosto se alimentaban de hojas del trébol de olor o trébol carretilla (Melilotus),  además en estos meses de invierno frecuentaban los desechos de los mataderos, como señalaba Azara. Muchas veces las observó en las  reses ovinas recién cuereadas, antes de la llegada de los caranchos y chimangos.

       Son notables estas observaciones de Gibson porque el chamico contiene en sus hojas y semillas poderosos alcaloides tóxicos y tiene un olor desagradable que hace que el ganado no la consuma, sin embargo, no parece afectar a  las palomas, aunque es probable que transmita a su carne un sabor desagrdable. De la misma manera tampoco son afectadas por los tréboles de olor que tienen compuestos cumarínicos que les dan su característico olor dulce y actúan como antivitamina K afectando la coagulación y provocando hemorragias.


Sello del Correo Oficial de la República Argentina – Año 2000


La picazuró suele acercarse a las viviendas humanas, pero es algo arisca y Aplin que la conoció en Uruguay supone que cuando bajan a comer dejan una de centinela en la cerca, para avisar a la bandada cuando ser acercan extraños. Gibson dice  que es un ave bastante tímida y prefiere, en general, la tranquilidad de los bosques, por eso Hudson la llama “Argentine Wood-Pigeon” es decir “paloma de bosque argentina”, porque en la época reproductiva se concentra en los bosques para anidar. Sin embargo se ha valido de las poblaciones humanas para expandirse por las pampas hacia el sur, aprovechando las arboledas artificiales. Raúl Carman   explica que en los partidos del sudeste bonaerense, González Chaves y San Cayetano, apareció recién hacia 1968 y que antes no se la conocía en la zona, pocos años después ya era abundante y anidaba allí. Hoy en día llega hasta el valle del río Negro.






-Aplin, OV – 1894 – On the Birds of Uruguay – Ibis 22.
-Azara, F. de-(1802)- Apuntamientos para la Historia Natural de los Páxaros del Paraguay y del Río de la Plata. Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología. 1992.
-Carman, R.L. -1973- De la fauna boanerense. Bs. Aires.
-Cresswell, O.  -1898-1899- Notes on my doves in 1898- The Avicultural magazine. 5.
-Dampier, W. -1697- A New Voyage Round the World.
-Du Tertre , Jean-Baptiste -1658 - Histoire naturelle et morale des îles Antilles de l'Amérique avec un vocabulaire caraïbe
-Frézier, A.F. -1714-Relation du voyage de la mer du Sud, aux côtes du Chili, du Pérou et de Brésil, fait pendant les années 1712, 1713, et 1714. Paris. 
-Gibson, E. -1880-Ornithological Notes from the Neighbourhood of Cape San Antonio, Buenos Ayres. The Ibis 4ª ser vol 13:1.
-Goeldi, Emilio Augusto-1894-Aves do Brasil.
-Hartert,  E. y S. Venturi – 1909- notes sur les Oiseaux  de la République Argentine – Novitates Zoologicae 16(2):159.
-Sclater, PL & Hudson, WH –1888- Argentine Ornithology

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