"Cuando se hace la historia de un animal, es inútil e imposible tratar de elegir entre el oficio del naturalista y el del compilador: es necesario recoger en una única forma del saber todo lo que ha sido visto y oído, todo lo que ha sido relatado por la naturaleza o por los hombres, por el lenguaje del mundo, de las tradiciones o de los poetas".

Michel Foucault-Las palabras y las cosas


domingo, 15 de abril de 2012

EL CHANCHO QUIMILERO (Catagonus wagneri) Y LOS WAGNER EN EL INFIERNO VERDE


“Icaño, tierra adoptiva
de sabios inmigrantes
Emilio y Duncan Wagner
dejan sus huellas allá por Mistol Paso”.

Rita Silvina Díaz,  Mi viejo Pueblo de Icaño


Hacia fines de la década de 1920, el paleontólogo Carlos Rusconi se encontraba estudiando unos materiales que le habían remitido los hermanos Émile y Duncan Wagner.  Encontró entre ellos  restos óseos, que consideró  fósiles, pertenecientes a una nueva variedad de pecarí o chancho silvestre que describió  con el nombre de Platygonus (Parachoerus)  carlesi wagneri. Los mismos habían sido hallados junto a urnas y artefactos prehispánicos en los túmulos descubiertos por dichos hermanos en Llajta Mauca, cerca de Melero, en la zona chaqueña de Santiago del Estero. El mismo autor la elevó posteriormente a rango específico con el nombre Platygonus (Parachoerus)  wagneri. Como bien advirtió Alejandro Bordas  los restos no eran de un animal fósil del pleistoceno sino de un animal actual (holoceno) si bien probablemente no contemporáneo, quizás extinguido antes de la conquista.


CHANCHO QUIMILERO por Tini Depoiné



Pasaron 42 años y en 1972, el paleontólogo norteamericano Ralph M. Wetzel, que se encontraba haciendo estudios de fauna en el Chaco Paraguayo, descubrió que el pecarí considerado extinto estaba vivito y coleando en el “infierno verde”, y pertenecía  a la misma especie que el “fósil” de Rusconi, aunque decidió transferirla al género Catagonus, que Ameghino había creado para pecaríes extinguidos de la pampa húmeda.

En realidad hay evidencias de que el animal ya era bien conocido por los pobladores de la región chaqueña tanto paraguaya como argentina y boliviana. Se habla de algún ejemplar taxidermizado por un cazador de la provincia de Santa Fe en 1972 y en Wikipedia se menciona otro obtenido en 1971 por el cazador tucumano Ramón Benito Vidal Borrellas y cuyas fotografías fueron estudiadas en el Instituto Miguel Lillo. Además Elio Massoia y Alejandro Urrutia pudieron estudiar dos cráneos que había colectado Yepes en Dragones, en el Chaco Salteño, en 1936 y que habían pasado desapercibidos para los científicos. Juan Carlos Chebez menciona también la descripción de las tres  especies de pecaríes por el jesuita Florián Paucke en su obra “Hacia allá,(fuimos) amenos y alegres, para acá (volvimos) amargados y entristecidos-Estadía con los indios mocovíes 1749-1767”. Tambien cita al Dr. Esteban Maradona que lo describe como un chancho solitario o poco sociable que sólo sale tímidamente del monte cerrado para beber en las aguadas y comer los frutos de la cactácea quimil (Opuntia quimilo). De allí que recibe los nombres de pecarí o chancho quimilero, aunque consume varias otras especies de cactus y bromelias.

Hoy en día se trata de una especie clasificada como “en peligro” por la IUCN, debido a la destrucción de su hábitat y a la caza de que es objeto. Según los estudios hechos por Andrew Taber en 1993 en el Chaco Paraguayo su situación allí es muy preocupante,  quedando poblaciones aisladas y pequeñas en Argentina y Bolivia.

Se supone que este pecarí quedó confinado probablemente desde el pleistoceno a un reducto de bosque xerófilo de algarrobo-quebracho y palosanto con sotobosque denso y espinoso, el “infierno verde” como lo calificó el escritor Marín Cañas. Este chancho tiene adaptaciones notables para ese tipo de hábitat: el gran desarrollo de la cavidad y senos nasales le sirven para filtrar el polvo y localizar su alimento,  las patas alargadas y el largo y duro pelaje le permiten desplazarse por el matorral espinoso con facilidad.  En Paraguay los indígenas y campesinos conocen desde hace mucho sobre su existencia y comportamiento, y lo cazan para consumir su carne, denominándolo taguá o paguá. También le dicen curé-taguá  y curé-burro (= chancho burro) u orejudo, por el largo de sus orejas. En Bolivia lo llaman solitario, por hallárselo a menudo solo, o a lo sumo en pequeñas piaras, como señalaba Maradona.


TAGUÁ por Jordi del Bosc




¿QUIENES ERAN LOS HERMANOS WAGNER?

Émile o Emilio Roger Wagner nació en 1868 en Ormiston, Escocia, de padre francés y madre polaca. Cursó el colegio en Fribourg, Suiza y en la Academia Militar en Saint Cyr, Francia egresando como oficial de Dragones. Sul hermano mayor, Duncan Ladislao, había nacido en París en 1864 donde se graduó como Perito en Química Industrial. Emilio era un apasionado de las ciencias naturales, especialmente de la entomología, esta vocación provenía de su abuelo materno, el conde Jan Mickiewicz (hijo del poeta polaco Adam Mickiewicz), el cual frecuentaba a Goethe -otro apasionado de las ciencias naturales- en Weimar,  y a los botánicos del Jardin du Roi, en París. Jan había instalado en Varsovia grandes invernaderos donde cultivaba palmeras, orquídeas y otras plantas tropicales sudamericanas, para las que hacía traer tierra vegetal desde Cuba. El abuelo paterno, Charles R. Wagner, alsaciano, era escultor, esmaltador, orfebre, y coleccionista de antigüedades romanas, griegas y egipcias, las  que despertaron la vocación de sus nietos por la arqueología. Este origen francés llevaba a Émile a negar todo parentesco con el compositor Richard Wagner, manifestando aversión a los alemanes que muchas veces habían incursionado por su patria.

Emilio y Duncan Wagner en el Museo Arcaico, circa 1936. Colección Haydeé Wagner de Costa (R.)


Hacia fines del siglo XIX,  ambos hermanos arribaron a la Argentina con su padre, que venía en misión diplomática. En 1889 recorren Santa Fe, Tucumán, y Santiago del Estero, buscando principalmente material entomológico. Después realizaron varios viajes por Misiones (Argentina), el sur y centro de Brasil y la región del Alto Paraná. En 1898 regresan a Santiago del Estero, donde Emilio decide radicarse.  Adquiere una gran propiedad rural en Mistol Paso, cerca de Icaño, departamento Avellaneda, donde construyó su casa e inició una explotación agropecuaria. Duncan, por su parte, fundó el ingenio Tacuarendí en el  Chaco y luego se radicó en Brasil, trabajando como empresario de usinas de energía eléctrica,  ingenios azucareros y organizando colonias agrícolas.

En 1902 Emilio es nombrado enviado especial del Museo de Historia Natural de París para la Argentina, Brasil y Paraguay.  Fue entonces que inició sus primeras excavaciones arqueológicas en los túmulos del río Salado, en los departamentos Avellaneda, Ibarra y Robles. Allí  obtuvo fragmentos de antiguas vasijas y otros enseres, de altísima calidad estética, que lo llevaron a compararlos con las producciones del neolítico griego, atribuyéndolos a una civilización  que llamó chaco-santiagueña. Envió muestras al Museo de Paris, donde lo alentaron a seguir investigando, aunque sin darle apoyo monetario, sólo apenas otro cargo honorario.

Al comenzar la Primera Guerra Mundial, Emilio partió a Francia para alistarse como oficial voluntario. Confió sus bienes a su amigo, Napoleón Taboada, abogado de Santiago del Estero, pero,  al regresar, comprobó que su ganado había sido llevado a una estancia de los Taboada, en Pinto.  Al parecer un alemán llamado Otto Wulff   reclamaba el pago de alquileres atrasados de un médico amigo de Emilio, a quien éste había salido de garante. Taboada, en vez de llegar a un acuerdo, litigó contra Wulff y ganó el juicio, pero en prenda de sus honorarios  se quedó  con la propiedad y la hacienda. Permitió, sin embargo, que Emilio siguiera habitando la casa, y entonces éste empezó a producir alfalfa y miel, abrió canales de riego y mejoró las instalaciones, aunque nunca pudo recuperar la propiedad para su patrimonio.

Emilio se casó con la  joven santiagueña Eladia González, hija de un hachero icañense, con la que tuvo en 1923 una hija, Adela, que falleció de pequeña. Su segunda hija, Haydee, lo sobrevivió y luchó por rescatar su memoria. Ella aprendió quichua y desarrolló el “Método Wagner” para la educación de niños pequeños.

En 1924, con un modesto sueldo, el Gobierno de la Provincia designó a Emilio como director del Museo Arcaico, fundado en 1917 en base a la colección donada por el Dr. Alejandro Gancedo,  que fueron enriquecidas  por las colecciones arqueológicas y entomológicas del propio Emilio. Sin embargo el apoyo estatal era escaso, y sólo a través del hallazgo casual de una ocarina y algunas piezas de alfarería por un leñador del lugar, se despertó el interés de un corresponsal del diario El Liberal  de Santiago del Estero. A raíz de ese reportaje el gobernador Domingo Medina, les otorgó en 1927, un subsidio de mil pesos para realizar trabajos en el terreno. Se estableció un campamento en Llanta Mauca, donde se realizaron excavaciones durante varios años, obteniendo numerosos materiales, entre ellos los restos del chancho quimilero que fue conocido así por la ciencia.
La guerra también afectó los emprendimientos de Duncan, quien, en 1927, regresó a Santiago del Estero, convocado por su hermano para trabajar como vicedirector del Museo de Arqueología. Duncan, que poseía una gran cultura general,  era un pintor y dibujante eximio, gran lector, apasionado por los estudios prehistóricos. Fue el redactor de las notas y conferencias que brindaban, y realizó los croquis y dibujos de las piezas recolectadas.


La selva atlántica. Dibujo de Duncan Wagner. Emilio la denomiaba selva Mauriciana pues le recordaba a las selvas de la isla de Mauricio.




Con gran esfuerzo el museo fue mejorando. Debido a los escasos recursos, se construyeron mesas y armarios con cajones de embalaje, para poder estudiar y guardar el material. Así se logró formar una destacada entidad que en 1948 ya reunía 75.000 piezas. Emilio decía: “He pagado mi deuda de gratitud a este país hospitalario con haber formado este museo.” Actualmente funciona como Museo de Ciencias Antropológicas y Naturales de Santiago del Estero  “Emilio y Duncan Wagner”.

Las principales obras de Emilio Wagner son: La Civilización Chaco-Santiagueña (con su hermano Duncan); L´Allemagne et l´Amerique Latine; A Travers la Forest Brasilienne; La Revanche de la Kultur - La troisième Guerre Punique; y Arqueología comparada (con Olimpia L. Righetti, Buenos Aires, 1946).

Duncan que se había casado con una francesa de nombre Cecilia, falleció en 1937. Emilio murió en Santiago del Estero, siendo Director del Museo Arqueológico, el 21 de septiembre de 1949.



LA TESIS DE LOS WAGNER


En 1934 se publicó la tesis de los Wagner en la obra La Civilización Chaco-Santiagueña, con ilustraciones a color de Olimpia Righetti, su colaboradora y sucesora en la dirección del Museo.

La civilización chaco-santiagueña, de Emile Wagner, Buenos Aires, Impresora argentina, 1934


Según este trabajo habrían existido en tiempos prehistóricos en Santiago del Estero y posiblemente en Catamarca, Tucumán, Salta y Jujuy,  “pueblos de civilización muy adelantada, servidores de una deidad única y trinaría: hombre-ave-serpiente, representada en innumerables efigies estilizadas, pintadas sobre la cerámica o modeladas en medio relieve”. Esta deidad que ellos llamaron  "deidad plañidera" aparece también grabada en las grutas de Para Yacu, en Sumampa.  Aquellos pueblos, eran grandes constructores de túmulos, que se suelen hallar en la selva espinosa y tupida del Chaco, cubriendo centenares de hectáreas. Los hoyos que dejó la construcción de esos túmulos o “bordos”, son llamados por los criollos  “represas” ya que en muchos casos servían para contener las crecientes de los ríos y recoger agua durante las grandes lluvias de verano. Por haber sido habitados durante mucho tiempo, las capas de restos de cocina, de carbón, de huesos fragmentados, de escamas de pescados y de cenizas, pueden tener hasta un metro y medio de espesor y aún más.  Al revisar esos túmulos aparecen cerámicas, hachas de piedra, instrumentos de música hechos en hueso y arcilla, útiles de hilar y tejer, puntas de flechas y pipas que llaman la atención por la fineza y el cuidado de su fabricación. Hay también adornos de metal, estatuillas de la deidad triple y urnas funerarias. Según los Wagner este tipo de material se halla también en las ruinas de la histórica ciudad de Troya o Hissarlick , en el valle del Eufrates, en las islas Pitiusas (Baleares), y en Saint Sernín (neolítico de Francia), adónde habrían llegado estos antiguos habitantes a través de puentes intercontinentales.  Consideraban que esta civilización había desaparecido mucho antes de la llegada de los españoles sin dejar descendientes en América.

La civilización chaco-santiagueña, de Emile Wagner, Buenos Aires, Impresora argentina, 1934

La publicación de los Wagner tuvo mucha repercusión, especialmente en el extranjero, y les valió la Legión de Honor  de Francia, en el grado de Caballeros, el Premio Prat (Medalla de Plata) de la Sociedad de Geografía Comercial de París y la Medalla Buffon del Museo de Historia Natural de París. Fueron llamados a dar conferencias en Europa, Brasil, Paraguay, Chile y en varias provincias argentinas.

En la Argentina, pese al apoyo público recibido en su momento de parte de personalidades como Francisco Pascasio Moreno, Juan Bautista Ambrosetti y Florentino Ameghino, la comunidad universitaria argentina no aceptó su tesis.  Cuando en 1938, Francisco de Aparicio asumió la presidencia de la Sociedad Argentina de Antropología organizó un juicio inquisitorial que tuvo lugar el 26 de julio de 1939,  con la participación de los más prestigiosos arqueólogos de la época, cuyo veredicto desvalorizó las conclusiones de los Wagner. Hoy se sabe que efectivamente las culturas chaco-santiagueñas, son mucho más recientes de lo que ellos habían supuesto, y que prosperaron entre los años 800 a 1600 DC, es decir en épocas históricas y contemporáneas incluso con la conquista española.

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REFERENCIAS

Bordas, A. -1940- Síntesis Paleontologica en Los Aborígenes de Santiago del Estero - Relaciones 2 -Sociedad Argentina de Antropología.

Chebez, J. C. – 2008 – Los que se van: Mamíferos. Bs. Aires, Albatros.

Gasparini, G.M. – 2008 - Sistemática, biogeografía, ecología y bioestratigrafía de los tayassuidae (mammalia, artiodactyla) fósiles y actuales de América del Sur, con especial énfasis en las especies fósiles de la provincia de Buenos Aires. Mastozoología Neotropical, Vol. 15 (1): 144-146.

Lorandi , A.M. – 1978 - El desarrollo cultural prehispánico en Santiago del Estero, Argentina. Journal de la Société des Américanistes 65: 63-85.

Maffei, L., Cuéllar,R. L. & Banegas, J. – 2008 - Distribución del solitario (Catagonus wagneri) en Bolivia. Ecología en Bolivia 43 (2).

Maradona, E. L. – 1937 - A Través de la Selva. Buenos Aires.

Ocampo, B. – 2007 -  La interpretación del descubrimiento de la Civilización Chaco-santiagueña de los Hnos Wagner; la temporalidad en la teoría y en la existencia de los sujetos (arqueólogos) - Trabajo y Sociedad 9(IX), Santiago del Estero.

Righetti, O. -1948 - Los Wagner desentrañaron el pasado de Santiago - Libro 50º aniversario del diario El Liberal

Rusconi, C. A. -1930- Las especies fósiles argentinas de pecaríes (Tayassuidae) y sus relaciones con las de Brasil y Norte America. An. Mus. Nac. Hist. Nat “Bernardino Rivadavia”, 36:121-241.

Rusconi, C. A. -1948- Restos de platigonos y malformaciones óseas procedentes de los túmulos indígenas de Santiago del Estero. Rev Mus Hist Nat. Mendoza 2:231-239.

Simpson, G. G. -1984- Mammals and Cryptozoology. Proceedings, American Philosophical Society vol. 128 (1): 6.

Wagner, E. –1919– A travers de la fôret bresilienne – De l’Amazone aux Andes. L.Alcan. Paris.

Wagner, E. -2005- La Arqueologia En Santiago Del Estero. Fundación Cultural Santiago del Estero.

Wetzel, R. M., Dubois, R. E., Martin, R. L. & P. Myers. 1975. Catagonus, an ‘extinct’ peccary, alive in Paraguay. Science 189: 379-381.

domingo, 1 de abril de 2012

LAS AGITADAS NOCHES DEL SEÑOR RAFINESQUE O COMO CAZAR MURCIELAGOS CON UN VIOLIN

           
Whatever took a form, must change or mend; Whatever once
began, must have an end

 [Todo lo que tiene una forma, debe cambiar o mejorar; todo lo que alguna vez comenzó, debe tener un fin]

 Constantine Rafinesque – The world or instability (1836) [El mundo o la inestabilidad]
           



Uno de los más curiosos y excéntricos personajes que brindaron las ciencias naturales del siglo XIX fue Constantine Samuel Rafinesque-Schmaltz.

EL EPISODIO AUDUBON

En 1818, al comenzar su segunda estadía norteamericana, Constantine Rafinesque pasó tres semanas como huésped en la casa del naturalista John James Audubon y de su esposa Lucy, en Henderson, Kentucky.  En sus Diarios, éste relata el encuentro: “¡Qué tipo de aspecto tan extraño!  me dije mientras, caminando junto al río, observé un hombre bajando de un bote, con lo que me pareció que era un ramo de tréboles secos a su espalda. ¡Como lo miraban los marineros! Seguro que era bien original”.

El hombre vestía un amplio y largo saco amarillo de algodón que le colgaba como una bolsa, afeado por su desgaste y las manchas del jugo de las plantas. Usaba un chaleco de la misma tela, con enormes bolsillos,  y pantalones ajustados, abotonados hasta los tobillos. Tenía la barba larga y el cabello oscuro y lacio, hasta los hombros. Su frente era ancha y prominente.

El pasajero le dijo que estaba buscando al señor Audubon y al presentarse éste, le entregó una carta de recomendación que decía: “Mi querido Audubon – Te envío un ‘extraño pez’, que habrás de ver que nunca fue descripto y espero que tú lo hagas en tu próxima carta”. Por las dudas Audubon no reveló el nombre del firmante, pero le pregunto al viajero dónde estaba el extraño pez. “Supongo que yo soy ese pez” contestó sonriendo Rafinesque. Al parecer el visitante que venía con su ropa bastante arruinada y las medias con agujeros, no aceptó ropa limpia y a regañadientes se lavó para el almuerzo.
     
     
Audubon relata entonces el curioso episodio con murciélagos ocurrido durante esta estadía. Veamos:

"Era verano y el calor era tan intenso que las ventanas estaban abiertas... Cuando se hizo tarde, le mostré la habitación que había destinado para su estadía, intentando que estuviera confortable, y dejándolo con mucho material de escritura. . . .  Todos nos habíamos retirado a descansar.  Creía que, salvo yo, todos dormían profundamente, cuando de golpe escuché fuertes ruidos en la habitación del  naturalista. Me levanté, y llegué al lugar de inmediato, abrí la puerta, y para mi sorpresa, vi a mi huésped corriendo desnudo por toda la pieza, sosteniendo por  el mástil mi violín favorito, cuyo cuerpo había sido destrozado a golpes contra la pared en el intento de cazar unos murciélagos que habían entrado por la ventana, probablemente atraídos por los insectos que volaban alrededor de las velas. Me quedé parado, pero el continuó dando vueltas saltando y corriendo, hasta que terminó exhausto, entonces me pidió que le consiguiera uno de los animales, ya que estaba convencido de que pertenecían a una nueva especie. Aunque yo creía que no,  tomé el arco de mi destruido Cremona, y le di un golpe certero a cada uno de los murciélagos mientras volaban, obteniendo pronto los especímenes necesarios. La lucha terminó, le deseé de nuevo buenas noches, pero no pude dejar de observar el estado de la habitación. Había plantas, que él había ordenado en grupos, pero que ahora estaban desparramadas por todos lados. 'No se preocupe señor Audubon,' dijo el excéntrico naturalista, 'no se preocupe, enseguida arreglaré todo. Tengo los murciélagos, y con eso me basta’. "


Digamos que, para disgusto de Audubon,  Rafinesque había descubierto en su casa una nueva especie de murciélago para la ciencia: el murciélago orejudo de Rafinesque (Plecotus rafinesquii) , una especie escasa, que habita en el sudeste de Estados Unidos. En venganza por haber destrozado su apreciado violín, Audubon le jugó una broma, inspirado tal vez por aquella carta de recomendación. Le mostró dibujos y notas, que él mismo había preprado, sobre un imaginario pez del río Ohio, que denominaba  "Devil Jack Diamond Fish" [pez diamante diablo Jack], y que supuestamente medía entre 1,20 y 3 m de largo con un peso de 200 kg. Se afirmaba que sus escamas eran tan duras que las balas rebotaban en ellas. Rafinesque se tragó el anzuelo y, basándose en la fantasiosa descripción de Audubon y en su propia inclinación a crear nuevas especies, lo publicó en 1820 con su correspondiente nombre científico.

Acostumbrados a estas rarezas, Audubon y su familia finalmente encontraron en Rafinesque una agradable e inteligente compañía. Pero una tarde, cuando lo esperaban con el  té servido, el huésped no apareció: sus herbarios y demás objetos ya no estaban en su habitación. Pasaron toda la noche buscándolo en la vecindad, pensando que se había ahogado en un pantano o que había sido muerto por un oso. Pero no encontraron nada. Hasta que unas semanas más tarde llegó una carta suya agradeciendo las atenciones recibidas.

El otro protagonista de esta historia, el famoso violín de Cremona fue adquirido en  1899 a los herederos de Audubon por la familia Durrett, de Louisville, quienes lo hicieron reparar y ocasionalmente autorizan su exhibición en el Museo de la Audubon Society.


¿QUIEN ERA RAFINESQUE?


Nacido en 1783 en  Estambul (actual Turquía) de padre francés y madre alemana, cuando tenía un año de edad, viajaron  a Marsella, donde el niño pasó sus primeros años. Cuando tenía diez años, falleció su padre de fiebre amarilla durante uno de sus viajes comerciales. Era la tumultuosa época de la Revolución Francesa, y por ello  la familia hubo de exiliarse en la casa de unos parientes en Legorno, en la Toscana italiana.  Constantine no tuvo educación formal, pero su madre le procuró maestros particulares, y por medio de copiosas lecturas devino en un capacitado naturalista. A los 12 años sabía latín, había formado un herbario, un pequeño jardín botánico y ya había leído más de mil libros de la biblioteca pública del lugar. Sobre su sensibilidad hacia la naturaleza, confesaba: “Empecé a cazar, pero el primer pájaro al que disparé era un pobre Parus [herrerillo], cuya muerte me pareció una crueldad, y nunca llegué a transformarme en un cazador insensible”.


Retrato de Rafinesque en el frontispicio de su obra Analyse de la Nature (1815).


A los 18 años se trasladó con su hermano a Filadelfia, Estados Unidos, donde se dedicó al comercio, pero sobre todo a viajar y a coleccionar especímenes botánicos a los que dedicaba largas descripciones y un nombre científico,  ignorando que muchos de ellos ya habían sido clasificados antes. De vuelta en Europa, se radicó en Sicilia donde se dedicó a la venta de plantas medicinales, de brandy, y al estudio de los peces que enviaban los pescadores al mercado de Palermo. Allí Constantine conoció a Josephine Vacarro, mujer católica con la que las leyes le impidieron casarse pues él era protestante. Con ella tuvo dos hijos: Charles Linnaeus, que falleció al año de edad, y Emilia. Entonces decide probar suerte nuevamente en Estados Unidos, pero el barco en el que viajaba naufragó cerca de las costas norteamericanas y así perdió su biblioteca, sus escritos, una importante colección de caracoles de 60.000 ejemplares, y hasta su ropa. Empero, sus infortunios no terminaron allí, pues su mujer, al enterarse del naufragio, vendió la propiedad cuyo cuidado él le había confiado y se fue con con el comediante siciliano Giovanni Pizzarrone.  Encima se negó a enviarle a Emilia a Estados Unidos, ya que la muchacha, que había tenido que emplearse como cantante en el Teatro de Palermo, le ayudaba a mantener el hogar. Tras estos eventos, así opinaba Rafinesque “Sicilia ofrece un suelo fructífero, clima delicioso, excelentes productos, hombres pérfidos y mujeres infieles.”

 En América siguió dedicándose a la botánica y al estudio de los peces, colectando abundante material en diversos viajes de exploración, que le valieron el apelativo del “Daniel Boone de la ciencia norteamericana ". Llegó a Lexington, Kentucky, donde se lo nombra profesor de botánica en la Universidad de Transilvania. Era el típico “profesor distraído”, de extraña vestimenta, desaliñado, excéntrico y víctima de las bromas del alumnado que lo apodaba “Rafy”. Solía faltar más a clase que sus alumnos y sus teóricas abarcaban temas que generalmente los estudiantes no estaban en condiciones de comprender. Peor aún,  Rafinesque, que se publicitaba para dar clases privadas de idiomas a las damas, tuvo una relación sospechosa con la mujer del Dr. Holley, rector de la Universidad. Al parecer la señora Holley había tomado a su cuidado como si fuera un niño a este desaliñado  hombrecito, lo cual despertó los celos de su marido, por lo cual terminó desparramando sus efectos personales y echándolo de la cátedra. Rafinesque se despidió dirigiéndole estas palabras: "Maldito seas tú y tu escuela con estas maldiciones que te hecho encima!”, lo que se cumplió al año siguiente, cuando el rector murió de fiebre amarilla, y años después, cuando se quemó totalmente el edificio del rectorado.  

La tradición de los estudiantes señala que la maldición se renueva cada siete años. En 1924, al enterarse de que su humilde tumba en Filadelfia iba a quedar bajo un parque deportivo, algunos  ex-alumnos de la secta llamada  Hemlock Society, desenterraron sus restos, los hicieron cremar y entregaron la urna con sus cenizas  a la Universidad para depositarla allí.  En 1969, cuando se volvió a incendiar el rectorado de la Universidad, todas las dependencias quedaron destruidas por el fuego salvo el recinto bajo las escaleras, donde se conserva su urna con una lápida que lleva este epitafio, “Honor to whom honor is overdue" [Honor a quien se le debe honor], tomado de su autobiografía   “A Life of Travels”  [Una vida de viajes]. Aún hoy en día  hasta la parilla de la Universidad lleva su nombre (!) y los estudiantes celebran la semana de Rafinesque, justo antes de Halloween, organizando un sorteo cuyo afortunado ganador debe pasar la noche junto a la tumba del naturalista.


Nuevamente en Filadelfia y sin trabajo, su inventiva le permitió vivir dando conferencias públicas, comercializando sus especímenes y libros, especialmente su obra Medical flora, que fue un texto fundamental para la medicina de su época y cuya primera edición hoy cotiza a 5000 USD el ejemplar, algo que su autor nunca hubiera soñado. Además desarrolló un medicamento para la tuberculosis que llamó Pulmel, propuso la construcción del canal de Panamá, ideó sistemas para cultivar perlas y para construir barcos y casas a prueba de fuego; desarrollo también un proyecto de banco de préstamos para obreros.

En sus publicaciones designó miles de nuevas especies -se calcula que fueron unas 6.700- de las que actualmente sólo se aceptan apenas poco más de un centenar. Esa tendencia a crear especies nuevas en forma compulsiva, confusa e indiscriminada le valió la crítica y finalmente la indiferencia de la comunidad científica, especialmente de parte de Cuvier, Joseph Hooker y Asa Gray. Por ese mismo  motivo cayó víctima de una pesada broma del naturalista  John James Audubon, como veremos más adelante.

Las revistas científicas se negaban a publicar sus trabajos por lo que se vio obligado a crear sus propias publicaciones: Annals of Nature y AtlanticJournal and Friend of Knowledge. Se cuentan más de 400 trabajos de su autoría, entre artículos, libros, panfletos y ensayos, no solo de historia natural, sino también de muchas otras disciplinas como filosofía, poesía,  etnografía, arqueología, meteorología y lingüística. En 1836 publicó un documento llamado Walam Olum,  que aseguraba haber traducido de un escrito grabado sobre corteza de abedul por los primeros indios delaware. Pero, a fines del siglo XX, se demostró que era sólo una farsa que probablemente había escrito para ganar prestigio y algo de dinero.  


Sin embargo muchos de sus trabajos de historia natural eran de buen nivel, especialmente sus estudios sobre los peces y moluscos del río Ohio. Incluso desarrolló una versión pre-darwiniana de la teoría de la evolución y un sistema propio de clasificación de las especies, con el que pretendía completar la obra de su admirado Linneo. El mismo Darwin lo cita en el prefacio de su 3ª edición de El Origen de las Especies: “Rafinesque, en su New Flora of North America, publicada en 1836, escribió (p. 6) lo que sigue:- 'Todas las especies pueden haber sido variedades alguna vez, y muchas variedades gradualmente se van transformando en especies asumiendo caracteres constantes y peculiares'. “

Retrato al oleo sobre una tabla de nogal negro por Matthew Harris Jouett (1787-1827)


En sus últimos años, habiendo gastado sus ahorros en publicaciones y el mantenimiento de sus colecciones, Rafinesque vivió muy pobremente, desdeñando toda  compañía. Murió en 1840 de cáncer de estómago, en el desván donde vivía. El propietario de la casa, para resarcirse de los alquileres adeudados, encerró su cuerpo bajo llave para venderlo a la facultad de medicina. Afortunadamente, sus conocidos lograron sustraer el cadáver, el cual tuvo que ser bajado por la ventana del segundo piso mediante una soga. Fue enterrado en el cementerio Ronaldson de Filadelfia con una lápida de madera con las iniciales “C.S.R.”. Lo extraño es que en esa época debido a la falta de espacio se solía enterrar un cuerpo sobre otro. En la tumba de Rafinesque parece ser que había enterradas ya dos personas, y sobre su ataúd,  se inhumaron tres personas más. De manera que aquellos alumnos de la Universidad que recuperaron sus restos, ignorando esto finalmente se llevaron por error los despojos de otra persona, una tal Mary Passimore,  que ocupa actualmente la tumba del sabio en la Universidad de Transilvania. Hoy en día el cementerio Ronaldson es un campo deportivo, y en definitiva no se sabe si sus restos aún permanecen allí bajo tierra o fueron removidos con otros y llevados al cercano cementerio de Forest Hills.

Los libros y parte de sus numerosos manuscritos se vendieron en subasta pública y fueron adquiridos por el United States National Museum; parte de los herbarios fueron adquiridos por Elias Durand para la Academy of Natural Sciences de Filadelfia.; el resto, almacenado en un establo, fue afectado por el moho, los ratones y la humedad, y finalmente se destruyó. La pérdida  de sus colecciones es una verdadera tragedia, ya que, al no disponer de los tipos de las especies que creó Rafinesque, es muy difícil, sino imposible, determinar a qué animales o plantas se refería en sus descripciones. Durand en sus últimos años tuvo una disputa con la Academia y termino vendiendo las colecciones al Jardin des Plants de Paris, donde hoy pueden verse algunos de los especímenes de Rafinesque, aunque sin rotular.

En su testamento, que es un poco la síntesis de su vida, Rafinesque escribió: “Entrego mi alma inmortal al Creador y guardián del Universo, el Supremo Rector de Millones de mundos que se mueven por el espacio, para que la envíe a cualquier a de esos mundos que considere apropiado, de acuerdo a sus sabias leyes”.


Miniatura al esmalte atribuida a William Birch (1755-1834) conservada en la Universidad de Transilvania. http://www.lewis-clark.org






REFERENCIAS

Audubon, J. J. -1940- America. Ed. Donald Culross Peattie. Houghton Mifflin Company.

Call., R. E. -1895- The Life and Writings of Rafinesque - Filson Club Publications No. 10 - Louisville, Kentucky - John P. Morton And Co.

Endersby, J. -2009- ‘The vagaries of a Ra?nesque’: imagining and classifying American nature.  Studies in History and Philosophy of Biological and Biomedical Sciences 40: 168–178.

Gillispie, C.C. (Ed) -1975-  Dictionary of Scientific Biography, Vol. XI, pp 262.  Charles Schribner's Sons.

Jenkins, J. -2010- Sweet music: Did Audubon once play violin on display at museum? - http://www.courierpress.com/news/2010/jul/08/sweet-music/?partner=RSS

Spruling, R. G.  A Short Biographical Sketch of Rafinesque- http://www.innominatesociety.com/Articles/Biographical%20Sketch%20of%20Rafinesque.htm.

EL VENCEJO DE COLLAR (Streptoprocne zonaris), EL PREDICADOR Y LAS FANTÁSTICAS GOWRIES

    Este huésped del verano, el pequeño vencejo que vive en los templos, testimonia aquí, junto a su amada mansión, que el aliento del cie...